Este documento ofrece recomendaciones sobre la adaptación de niños de 3 años a nuevos hábitos y rutinas relacionadas con la alimentación, el control de esfínteres, el lenguaje, la higiene y la salud. Se enfatiza la importancia de establecer rutinas positivas mediante el refuerzo, la paciencia y evitando regaños.
2. Nuevos hábitos y rutinas
Cambios relacionados con las normas, rutinas, hábitos
alimentarios, hábitos de sueño, horarios…
Hábitos mínimos de autonomía personal (control de
esfínteres, uso autónomo del WC, quitarse el abrigo…), de
socialización e inclusión, que tenga un lenguaje adecuado a
su edad y que pueda hacerse entender.
Eliminar hábitos inadecuados
3.
4. 1.- La adaptación al centro.
La entrada en el colegio supone un
cambio importante y una
“separación” que afecta tanto al niño
como a los padres.
Puede llegar a vivir esta situación
como un “abandono”. Ya que aún no
le es fácil distinguir entre un
abandono temporal y otro definitivo.
Es lógico que use todos sus recursos para oponerse a este
hecho, de una manera consciente o inconsciente.
Los retrocesos evolutivos pueden ser reacciones normales ante
esta situación “amenazante”.
5. Cómo ayudarle a afrontar más
fácilmente el periodo de adaptación:
Transmitirle interés e ilusión por el colegio
haciendo referencias positivas al centro.
Debe percibir vuestra confianza.
Evitar frases negativas tales como: “verás
cuando vayas al colegio”, “en el colegio te
enterarás”…
Evitar mostrar miedo o desconfianza.
Evitar prolongar y dramatizar las despedidas
en el colegio. También al recogerlo debemos
mostrarnos con naturalidad y tranquilidad.
Dar importancia a lo que hace en el colegio,
así como al personal que le atiende.
6. Demostrarle en todo momento que su
profesor o profesora es una persona de
nuestra entera confianza (amable,
afectuosa, tierna, ingeniosa…).
Coordinarse constantemente con el
colegio. El tutor o tutora es el referente.
Toda la información debe pasar por él de
manera directa.
Entender que la incorporación al centro no supone un
abandono, ni una quiebra afectiva para los niños. No
culparse por las llamadas de atención del niño.
Consensuar las expectativas y nivel de exigencia más
acorde a las características del niño.
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8. 2.- El lenguaje
Características del lenguaje a la edad de 3 años:
Dice su nombre completo.
3 palabras por frase.
Vocabulario: 1.000 palabras.
Distingue entre “uno” y “muchos”.
Edad de las paradojas: “nene guapo, perro feo”.
Formula preguntas retóricas, sin necesidad de respuesta.
La pronunciación es clara y comprensible.
Comprende las preguntas y responde con una sola palabra o dos. (¿Qué
haces cuando tienes frío? – Sueño)
Adquiere la noción de 2 y 1.
Comprende y realiza dos órdenes sucesivas.
Explica acciones representadas en láminas.
Muestra interés por el “por qué” y “para qué” de las cosas.
Suele contar historias mezclando realidad y ficción.
9. En esta temprana edad es muy importante estimular el lenguaje
Para hablar hace falta oír, respirar y mover
de forma adecuada los órganos
fonoarticulatorios.
Atención a las otitis de repetición, pueden
causar déficit auditivo.
Enseñarle a limpiar bien su nariz, para evitar
respiración bucal.
Vigilar los problemas de vegetaciones.
Ejercitar los órganos fonadores: enseñarle a
masticar, evitar el uso del biberón y
chupete.
10. Pautas educativas a seguir para estimular el lenguaje:
Hablarle a con frecuencia, hacerle participar en conversaciones,
usar libros de imágenes o vocabulario, comentar las ilustraciones de
los cuentos...
Al hablarles, captar su atención dirigiéndose a ellos de cerca,
manteniendo contacto ocular. Evitar los gritos a larga distancia.
Hablarle con un tono adecuado, despacio y pronunciando y
entonando con claridad. Evite los diminutivos y el lenguaje
infantilizado.
Usar frases no muy largas y complejas, pero sí bien construidas; enfatizando un
poco los sonidos y palabras que el niño está intentando dominar en ese
momento evolutivo.
Usar un vocabulario variado y específico para referirse a cada cosa, evitar las
palabras genéricas o las muletillas (flores, caliente, hacer…)
No interrumpirle cuando cuente algo, no intentar completarle las palabras o
frases; escucharle de una manera activa. Enseñarle también a escuchar, a mirar
a los ojos de la persona que le habla o a la que él habla, a no interrumpir a los
demás mientras hablan.
11. Ponerse al nivel del niño, pero un tanto por encima de él, para que pueda
aprender; repetirle correctamente las frases o palabras que él ha intentado
decir, repetírselas varias veces, aprovechando diferentes momentos o
circunstancias, con un tono distendido, como descuidadamente, no de
recriminación (Técnica de expansión).
No reírle los errores ni reforzárselos, ofrecerle de manera tranquila y
amable la pauta correcta, haciendo que poco a poco la use de modelo para
rectificar la suya.
No corregir de forma directa, sino indirecta. Si le decimos repetidamente
“así no se dice”, puede dejar de hablar o decir determinadas palabras.
Cuando diga algo mal, se le dará el buen ejemplo pronunciándoselo bien
para que lo vaya cogiendo.
Enseñarle el esquema corporal, los nombres
de las partes que lo integran, sus funciones.
12. Utilizar el juego como mecanismo de aprendizaje: veo-veo, buscar
determinados objetos, imitar sonidos (ej. La moto), asociaciones de palabras
(cosas de la habitación, del jardín, palabras que empiecen por una determinada
letra o sílaba… distinguir y nombrar sonidos del entorno, canciones, retahílas,
adivinanzas, jugar a hacer movimientos con los órganos articulatorios, usar
silbatos, imitar sonidos…
Dislalias evolutivas. Los últimos fonemas que se adquieren
son la R y los grupos consonánticos (BR, PR, DR, TR, CR), es
necesario actuar con paciencia ante estos defectos de
pronunciación.
No hay que preocuparse por los tartamudeos en estas
edades, son evolutivos. Si les trasmite preocupación o
impaciencia sólo conseguirá agravar el problema o alargarlo
en el tiempo.
Los niños aprenden por imitación, por tanto, procurarles un
buen ejemplo de habla es la mejor enseñanza.
13. Para el alumnado cuya lengua materna no sea el español:
Facilitar que se relacione con niños españoles
Buscar situaciones en las que tenga que hablar español: recados, pequeñas
compras…
Ver programas de televisión en español.
Potenciar el uso de material audiovisual en español: canciones, videos,
cuentos…
Facilitar la participación en actividades
extraescolares.
Participar durante el verano en actividades
con alumnado español: campamentos,
escuelas de verano…
Cumplir el calendario escolar, intentando
programar los viajes en época vacacional.
Mantener contacto con el profesorado del
colegio.
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15. 3.- Alimentación
Características evolutivas:
Derrama poco cuando come. No necesita ayuda.
Le gusta poner la mesa.
Se levanta permanentemente de la mesa.
Pautas educativas:
No comer entre-comidas.
Respetar el orden en las comidas: primer plato, segundo, postre.
Desayunar adecuadamente antes de ir al colegio.
No comer muchas chucherías o productos azucarados.
Masticar despacio y con la boca cerrada.
No hablar cuando se come.
Hábitos de higiene en la comida: Lavarse las manos antes y después
de comer, usar los cubiertos y la servilleta.
16. Ayudar en la recogida y limpieza de la
mesa.
Diferenciar sabores e identificar sabores.
No ser rápidos en poner etiquetas sobre
gustos y preferencias en comidas; debe
comer de todo; como los miedos, la mejor
manera de perpetuar las “manías” es
prestarles atención y recordárselas al niño y
personas que con él conviven (etiquetar).
Dieta equilibrada. Deberían comer de todo, y no de forma selectiva sólo
lo que les gusta en un principio; peor sin obligarles, con paciencia, habilidad
y mano izquierda.
Favorecer el consumo de frutas y verduras
Limitar: embutidos, bollería industrial, y la influencia de la publicidad.
No dejen que se levanten o se distraigan con otras actividades durante
las comidas.
17. Hacer el desayuno en casa y llevar un
complemento para el colegio,
preferiblemente una fruta.
Se les suele dar de comer aunque ya sepan;
si pueden, déjenlos que intenten hacerlo
solos.
El uso del biberón puede dar lugar a
deformaciones en la boca, dientes,
paladar… y a posteriores problemas en el
habla.
Introducir el uso del tenedor y la cuchara
en las comidas, así como texturas gruesas
en comidas.
Hacer condimentaciones sencillas, no
abusando del dulce o salado.
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19. 4.- Control de esfínteres
A los 18 meses se puede empezar a controlar esfínteres, pero, el
mejor de los casos, el niño sólo empieza a intentar controlarlo
hacia los 2 años. A los tres años de edad, es un proceso que la
mayoría de los niños domina. El control nocturno se suele
retrasar hasta los 4 o 5 años de edad.
Lo normal es que se controle antes la caca que la orina.
Los “accidentes” o fallos en el control suelen ser frecuentes, no le
des importancia, que no sean sentidos por el niño como una
manera eficaz de llamar tu atención y demandar tus atenciones
Suelen producirse “escapes” cuando el niño está nervioso,
estresado o excesivamente distraído, en las mudanzas de cama o
casa o de aconteceres familiares, celos de un hermano recién
venido (regresiones), cuando tiene pesadillas…
A veces, el miedo a la oscuridad, el frío… o la pereza propicia el
“accidente”.
20. Factores que influyen:
Grado de madurez (nervios, músculos…)
Expectativas y pautas familiares.
Hábitos intestinales (estreñimiento…)
Se pueden producir regresiones (nuevos hermanos,
separaciones…)
Cómo actuar para facilitar el proceso:
Aprende a detectar los indicios: expresiones faciales, gestos y actuaciones, si permanece
seco durante más de dos horas durante el día, o después de la siesta, si se puede desvestir
y vestir para ir al baño, está incómodo con el pañal sucio y pide el cambio, le gusta usar
ropa interior de mayores…
Ponle ropa fácil de desabrochar o bajar.
Elógialo cuando muestre algún progreso.
Ponlo a hacer pipí antes de dormir, de ir al colegio, de salir… Cuando exprese interés o
indicios de querer orinar llévelo hasta el baño y manténgalo unos minutos sentado en el
orinal o en el retrete.
Pregúntale frecuentemente si quiere hacer pipí.
21. Debe ser un proceso natural
Mejor época de inicio del aprendizaje
para el control: buen tiempo.
Pérdida del miedo ante el uso del
inodoro
No regañar ni castigar.
No forzarle a estar en el inodoro (adaptador).
No comparar.
No ridiculizarle, y menos en público.
22. Control de orina diurno:
Retirarle el pañal durante el día.
Ponerlo 5 minutos cada dos horas,
hablándole para que verbalice lo
que está haciendo.
Ir alargando los intervalos de
tiempo a medida que lo vaya
consiguiendo.
Premiarle cada vez que lo intente y
lo consiga.
Ir retirando los refuerzos a medida
que lo vaya consiguiendo.
23. Control de orina nocturno:
Empezar una vez conseguido el diurno.
Limitar líquidos, dulces y salados al final del día.
Ponerle antes de acostarse y al levantarse.
Alabar los logros y no regañarle.
Una vez quitado el pañal, es para siempre.
Al principio, si se moja, despertarle.
No despertarle si es a causa de rabietas; que ayude a paliar
las consecuencias: hacer la cama, llevar la ropa mojada…
Jugar durante el día a soltar-retener el pis en el inodoro.
24. Una vez conseguido:
Levantar y bajar la tapa del inodoro.
Cerrar la puerta.
Orinar y defecar sin mancharse. Usar el papel
higiénico sin mancharse.
Usar la cisterna al terminar.
Lavarse las manos antes y después.
El control del pipí y la caca es un LOGRO, nunca
un TRAUMA.
Los padres y madres debemos ser: pacientes y
perseverantes, ir paso a paso, con sentido del
humor.
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26. 5.- Hábitos de higiene y salud.
Establecer rutinas para el aseo de manos, cara,
dientes, bañarse o ducharse, peinarse el pelo...
Plantearlos como hábitos de obligado cumplimiento.
Avisar al niño con tiempo, de manera que estos
hábitos no interrumpan alguna otra actividad
placentera.
Hacerlos agradables: canciones, juegos en el baño,
elogios…
Implícales en la tarea, haz que se sientan partícipes.
Supervisa y verbaliza las actuaciones, dirígelas,
procurando que el éxito se produzca.
Usa un taburete para que el niño tenga fácil acceso al
lavabo.
27. Pon siempre una alfombra antideslizante en el baño y en la
bañera.
Imitan lo que ven. Lávate los dientes, la cara, las manos,
péinate el pelo… en su presencia y siguiendo los hábitos y
pautas establecidas.
Aprender a usar la papelera, el papel higiénico, la cisterna,
el jabón y la pastilla; dejar el aseo limpio.
Sonarse la nariz. Usar el pañuelo, no la mano o los dedos
para limpiársela, y hacerlo, a ser posible, en el aseo.
Taparse la boca o girar al toser.
No llevarse las cosas a la boca. No morder lápices, gomas,
juguetes…
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29. 6.- El vestido
No le pongas a elegir, no sabe. Permítele elegir sólo
algunas variantes sobre lo tú le presentas como posible
elección. (¿Te quieres poner la camiseta roja o azul?)
Prepara la ropa la noche anterior, si le comentas al niño
qué se va a poner por la mañana y para qué, mejor que
mejor.
Tómate tiempo para vestirle. La precipitación, las prisas te pondrán a ti y
al niño de mal humor.
Implícalo en el proceso. Verbaliza lo que haces o quieres que haga el niño
(Ahora metemos la cabecita por el cuello del jersey…)
Haz que participe, realizando aquello que pueda hacer, dirigiéndole la
tarea, procurando el éxito y elogiándole frecuentemente. No distingue
bien entre el anverso o reverso, la parte trasera o delantera; se pone las
cosas del revés.
30. Es más fácil aprender a desvestirse que a vestirse, aunque
con más o menos supervisión, estos procesos deben
enseñarse paralelamente, prestando atención a la adquisición
de unos buenos hábitos desde el principio: colocar la ropa en
un lugar adecuado, los zapatos en el zapatero… Aún no se
viste solo, pero colabora.
Hacer del proceso un juego o un momento divertido.
No querer vestirse o hacerlo con excesiva lentitud es una
estrategia para evitar la actividad siguiente, no te dejes
manipular.
No dejes que se produzcan manías en el vestir; es más fácil
prevenir que curar.
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32. 6.- El sueño
A estas edades, deben dormir al menos unas 10 horas. De lo
contrario se pueden mostrar irritables, nerviosos y cansados,
teniendo un bajo rendimiento en la escuela.
Evitar permanecer viendo la tele hasta altas horas de la
noche, jugando, charlando…
Desarrollar desde un principio hábitos de sueño
adecuados,ej.: dormir en su propia cama.
•Sueño: Empieza a desaparecer la siesta.
•Exige para ir a la cama un complicado ritual que debe ser
respetado. No le hace falta llevarse juguetes a la cama.
•Empieza a dormir toda la noche sin despertarse o tener que
levantarse.
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34. 7.- Socialización
Reciente superación del periodo de rabietas. Edad de la gracia.
Respetar a los demás. Época de extrema sociabilidad: “¿Está bien
así?”.
Respetar las normas establecidas. Esperar el turno. Pedir permiso.
Aprender a usar los saludos y despedidas.
Pedir las cosas “por favor” y dar las “gracias”.
No mentir.
Ordenar las cosas que se usan: cuentos, lápices… Usar las perchas, las
papeleras…
Colaborar en actividades grupales.
Le gusta compartir sus juguetes y
esperar turno en los juegos
35. Las rabietas y problemas de comportamiento
Es a padres y madres a quienes corresponde
fundamentalmente poner límites y normas.
Los niños que consiguen lo que quieren a través de una
rabieta, continuarán pidiendo las cosas del mismo modo, pues
la estrategia les ha sido válida.
Marcar unas normas claras desde un primer momento y
hacerlas respetar es la base de una buena conducta.
Evitar gritos, insultos, castigos físicos,
comparaciones, etiquetas…
Para fomentar conductas deseables es necesario
prestar más atención a éstas que a las no deseadas.
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37. Uso inapropiado de televisión, consolas,
ordenadores…
El exceso de horas ante estos aparatos dará lugar a:
Problemas en la visión, por forzar en exceso la vista.
Dolores de cabeza
Falta de descanso, con las consecuencias derivadas de
ello.
Sobrepeso, debido al sedentarismo.
Falta de ejercicio y de imaginación.
Falta de interacción con las personas y lo real.
38. Falta de motivación ante el
aprendizaje y otras actividades.
Actitud pasiva.
Falta de atención,
concentración y persistencia
en las tareas.
Falta de socialización,
habilidades sociales, juego…
Violencia, agresividad,
miedos…
39. El juego
El juego para el niño es un aprendizaje, una
“experimentación” para desarrollarse,
aprender habilidades, socializarse.
A través del juego se relaciona con sus
iguales; aprendiendo habilidades sociales
básicas: compartir, cooperar, mediar,
dialogar, defender sus derechos y respetar
los ajenos.
Hacia los 3 años aparece el juego simbólico,
también llamado el “juego de ficción”, “hacer
como si”
Pueden jugar solos durante cortos periodos
de tiempo, pero necesitan que alguien les
ayude a desarrollar su juego.
40. Los juegos simbólicos que practican espontáneamente los
niños de 3 años al comenzar el año tienen las siguientes
características:
1- Se realizan en forma individual (juego solitario) o al lado
del otro pero sin interacción (juego paralelo).
2- No hay juego organizado ni socializado (cada uno actúa
separadamente, como en un "monólogo colectivo")
3- Cada uno utiliza sus propios símbolos (cada uno
representa las cosas de la realidad con símbolos
distintos).
4- Los roles son casi siempre los mismos (todos
hacen de "mamás" o "papás“, médicos…).
5- No hay coherencia, orden ni sucesión lógica y
secuencias de las acciones.
6- No existe intencionalidad (actúa por la satisfacción
de jugar, sin interesarse por el resultado).
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42. Resumen
Establecer horarios y rutinas.
Desarrollar la comunicación y
socialización.
Desarrollar hábitos de autonomía
(uso del wc, ropa…)
Limitar el tiempo de las comidas.
Limitar el tiempo de sueño.
Quitar pañales, biberón, chupete…
Enseñar a tolerar la frustración.