Más de Lilly Soto Vásquez. Universidad Pontificia de Salamanca, Universidad Galileo; Universidad Rafael Landívar y Universidad de San Carlos de Guatemala , Universidad Mariano Gálvez
Más de Lilly Soto Vásquez. Universidad Pontificia de Salamanca, Universidad Galileo; Universidad Rafael Landívar y Universidad de San Carlos de Guatemala , Universidad Mariano Gálvez (20)
25 aniversario de la promocion 1986 de la Escuela de periodismo de la unan-managua
1. La Escuela no puede irse de nosotros ni nosotros de ella
25 aniversario de la promoción de Periodistas de 1986
de la Escuela de Periodismo de la Universidad Centroamericana (UCA)
Dr. Vicente Baca Lagos
Madrid, 14 de octubre de 2011
Estimados amigos de la Graduación de 1986 de la Escuela de Periodismo, cuyo 25 aniversario cele-
bramos hoy:
Les agradezco profundamente que me hayan invitado a compartir la alegría y el orgullo que
hoy nos ha reunido, física o espiritualmente, en esta querida casa de estudios donde recibieron su
acreditación universitaria de Periodistas.
Lamento muchísimo no poder estar junto a ustedes, como hace 25 años, para estrecharles la
mano, para darles un abrazo, para conocer a sus hijos y para celebrar junto a la mesa y con la músi-
ca de los años juveniles todo lo que hemos visto, lo que hemos realizado y aprendido en este buen
trecho de 25 años de camino periodístico, ciudadano y personal.
Me honra mucho la petición de dirigirles estas palabras en mi condición de ex Director de la
Escuela de Periodismo, pero, como este honor me parece excesivo, quiero compartirlo con otros
queridos y admirados compañeros que también fueron sus profesores en la carrera y Directores de
la Escuela durante algunos años:
• Manuel Pinell (ya fallecido), quien les enseñó Periodismo Gráfico;
• Arnoldo Quintanilla, Periodismo de Opinión;
• Mario Fulvio Espinoza (Periodismo I y II, los fundamentos de la redacción), quien también
fue Director y fundador de la Escuela de Periodismo de la Universidad Nacional Autónoma de
Honduras.
También me gustaría agregar a esta nómina a:
• Enrique Alvarado Martínez, quien era director de la Escuela de Comunicación Social de la
UCA, cuando las Facultades de Humanidades de la UNAN-Managua y la UCA se fusionaron en
1983, bajo la rectoría de la comunidad jesuita. Enrique también había sido Vicerrector de la UCA.
• Francisco Guzmán, quien había sido Director de la Escuela de Periodismo en la Universi-
dad Nacional Autónoma de El Salvador;
• Elías Barahona, quien había sido Director de la Escuela de Periodismo en la Universidad
de San Carlos de Guatemala; y, finalmente,
• Gustavo A. Montalván, nuestro querido Profesor, uno de los fundadores de nuestra Escuela
de Periodismo, pero también pionero en otros campos de la información pública en Nicaragua: es-
tuvo en los inicios de la prensa escrita moderna, junto a Pedro Joaquín Chamorro Cardenal; en los
primeros radioperiódicos y telediarios, y su último gran servicio a nuestra profesión: fue el Primer
Director de Radio Universidad (con la colaboración de nuestro querido Luis López); fue la primera
radio universitaria en la historia de nuestro país, que Mario Fulvio Espinoza y yo tuvimos el privile-
gio de fundar, con la ayuda inestimable de Enrique Alvarado y de Bayardo Altamirano, y de la soli-
daridad internacional de unos jóvenes ingenieros alemanes, con quienes negociamos en Berlín la
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2. donación de los equipos de transmisión y la instalación de los mismos, en el Recinto Ricardo Mora-
les Avilés (RURMA). El Profesor Montalván murió al «pie del cañón», pendiente siempre de sus
alumnos que le esperaban cada mañana en la redacción de Radio Universidad.
Aunque no he recibido delegación expresa, me parece justo dirigirles estas palabras de afecto
y orgullo por este 25 Aniversario teniendo presente también la contribución a su formación de pe-
riodistas de otros queridos profesores de nuestra histórica Escuela:
• Juan Molina Palacios: influyente, una referencia profesional para sus alumnos, siempre cer-
cano y rebosante de amistad. Fue el primer Director de la Cátedra Abierta que nuestra Escuela de Pe-
riodismo creó a principios de 1985, para celebrar el 25 aniversario de su fundación: por ella pasaron
los principales representantes de la política, la economía y la cultura del país, quienes se reunía con
nuestros alumnos al aire libre en la plazoleta del RURMA, en un ambiente de respeto y libertad de
expresión.
• Oria de Castro: brillante, apasionada y meticulosa en la docencia; su trágica muerte nos
dejó un gran vacío y mucho pesar; la contribución de Oria fue muy valiosa en la fundación de nues-
tra revista Cuadernos de Periodismo, de la que logramos publicar 8 números, en una época en la que
carecíamos hasta de papel.
• Carlos Mohs: nuestro filósofo y especialista en cine, ex director de la Cinemateca de Nica-
ragua; con una sólida formación académica, tan impresionante como su humildad, sus firmes prin-
cipios y su generosa amistad.
• Marvin Saballos: responsable y metódico, aportó la perspectiva de la Psicología Social a
nuestros estudios, así como su Maestría en Comunicación realizada en la Universidad para la Paz,
de la Naciones Unidas, con sede en San José, Costa Rica.
• Francisco Arellano: culto, discreto, un ejemplo de universitario; cuidadoso y amante de
nuestra lengua castellana como pocos, ahora miembro de la Academia Nicaragüense de la Lengua;
• Frank Bojorge: el teacher de inglés: dedicación, compromiso, proximidad y mucha humani-
dad; sus alumnos le echan mucho de menos.
• Juan Escobar: imaginativo y creativo por excelencia; lo suyo era comunicar con imágenes y
símbolos que era capaz de concebir hasta en los más mínimos detalles de su textura y de la tempera-
tura de sus colores.
• Carlos Alves Müller: brasileño de Florianópolis que reclutó para la causa Mario Fulvio Es-
pinoza; comunicólogo de sólida formación teórica, con muchísimo talento y espíritu crítico; tenía
una enorme voluntad de ayudar en la formación de los alumnos y de colaborar con sus compañe-
ros.
• Penny O’Donnell: nos llegó desde Australia, gracias al apoyo del padre César Jerez.
Aprendió español con sus estudiantes y sus compañeros profesores, mientras enseñaba Radio en el
aula, en los estudios de Radio Universidad y en los cafetales de Las Segovias durante las campañas de
recolección. Feminista militante, alentó la emancipación de la mujer entre sus alumnas. Realizó su
Maestría en Comunicación en la Universidad Iberoamericana de México con un tesis sobre la Ense-
ñanza-aprendizaje de la Comunicación en Nicaragua en los años 80. Buena parte de la memoria de nuestra
Escuela se conserva en esa tesis. La Dra. Penny O’Donnell enseña ahora en la Universidad de
Sydney, Australia.
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3. • Alina Guerrero, Orietta Martínez, Julio Guerrero, José Molina, Yadira Miranda: tan jóve-
nes y prometedores, en aquellos años cuando empezaban su carrera docente. Todos apreciaron sus
valiosos aportes a la Escuela de Periodismo, hasta su desaparición institucional.
• Las profesoras y profesores españoles Rosario de Mateo, Carmen Piqué, Carmen Ochan-
do, Carmen Garnacho, Lidia Vilalta y Javier Gimeno Perelló; los holandeses Marc Lammerink y
Marc Waanders. Todos ellos colaboraron con nuestra Escuela con un reconfortante espíritu de soli-
daridad académica internacional. Asimismo lo hicieron varios profesores latinoamericanos de reco-
nocido prestigio que nos acompañaron en congresos y seminarios, tales como los mexicanos Javier
Esteinou, Raúl Fuentes, Pablo Casares, Carlos Núñez; Regina Festa (Brasil), Amparo Cadavid y So-
nia Muñoz (Colombia), Oscar Jara (Perú), Ricardo Sol (CSUCA), Mauricio Brunner (Venezuela),
Juan Acevedo (Perú), Denis García (Ecuador), Arturo Matute (OREAL-UNESCO).
• Nuestros amigos de la Compañía de Jesús, que llegaron a acompañar nuestros esfuerzos,
gracias al apoyo de los Rectores Miguel Ángel Ruiz y César Jerez:
– Victoriano Castillo González: graduado en Ciencias de la Comunicación en la Universi-
dad Nacional Autónoma de México (UNAM); fue Director del Centro de Estudios y Capacitación
en Comunicación (CECCOM) que fundamos en nuestra Escuela. Victoriano (Vico) abrió el campo
de la investigación-acción participativa en comunicación, en el Barrio San Judas de Managua, en
1985; esa experiencia hizo posible la transformación del Plan de Estudios de Periodismo de 1987 y
nuestra homologación académica entre las propuestas más avanzadas en la formación de los perio-
distas en América Latina.
– Manuel Robla Riesco (Manolo): un buen castellano viejo y periodista; reflexivo y conmo-
vedoramente respetuoso con todos, alumnos y profesores; a pesar de su paso fugaz, siempre se le
recuerda con cariño y respeto.
– José (Pep) Ricart: graduado en Periodismo en la Universidad Autónoma de Bellaterra
(Barcelona); pletórico de un entusiasmo contagioso; afabilidad mediterránea, catalana. Inició en la
Escuela una reflexión sobre la historia de periodismo, sobre nuevas bases teóricas y metodológicas.
– Raúl Mora Lomelí: gran humanista, filósofo, apasionado del cine y la literatura; reportero
de la importante revista mexicana Proceso, articulista de reconocido prestigio. Hizo su Doctorado en
Letras en La Sorbona de París, en la que fue testigo del Mayo 68 francés; fue Rector del Instituto Tec-
nológico de Estudios Superiores (ITESO), en su Guadalajara natal, entre 1970-72; fue subdirector
del Instituto Histórico Centroamericano de la UCA, en Managua. Raúl fue un gran maestro de va-
rias generaciones de jesuitas, filósofos y comunicadores; su clase de Literatura en la Escuela de Pe-
riodismo se convirtió en un excepcional taller de experiencias literarias, en el que todos aprendimos
a descubrir algunas claves de la Semiología y de El Nombre de la Rosa, entre otras obras. Su muerte, el
13 de enero de 2010, fue una pérdida irreparable.
Estos son algunos nombres que ahora emergen de mi memoria, que algunas veces se me au-
senta sin preaviso, pero en el recuerdo de cada uno de ustedes estarán muy presentes los que aquí no
he mencionado involuntariamente.
Me ha parecido necesaria esta relación de profesores, de compañeros y amigos, para hacerles
un acto de justicia a ellos y a ustedes, sus alumnos, porque a lo largo de sus 30 años de existencia
(1960-1990), nuestra querida Escuela de Periodismo recibió muchas e inmerecidas críticas, que po-
cas veces se correspondían con la realidad y que casi nunca venían acompañadas con la voluntad de
colaborar y de apoyar, por parte de sus críticos.
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4. ¿Quién se acuerda ahora que, durante sus primeros años de existencia, el presupuesto de la
Escuela de Periodismo era tan exiguo que no había para pagar las clases de los profesores y que al-
gunos de ellos trabajaron gratis durante varios años?
¿Quién se acuerda ahora que los estudiantes de la Escuela, en esos mismos años, realizaban
rifas, fiestas o que vendían chicha con vigorón en el Parque Central de Managua para conseguir
fondos para los gastos corrientes de la institución?
¿Quién se acuerda ahora que los estudiantes del turno diurno de la Escuela de Periodismo,
del año académico 1985, estuvieron al borde de abandonar masivamente sus estudios porque no
tenían para pagar su almuerzo en el modesto comedor del RURMA, dada la gravedad de la crisis
económica que sufría el país? El drama se pudo resolver gracias a la solidaridad de la querida profe-
sora Rosario de Mateo, profesora de Economía de la Comunicación de la Universidad Autónoma
de Bellaterra, quien asumió personalmente el pago de los gastos de comedor de todos los alumnos
durante todo el año académico.
¿Quién se acuerda ahora de los enormes sacrificios que tuvieron que realizar nuestros estu-
diantes, ustedes mismos, que trabajaban durante el día y estudiaban durante la noche en la Escuela
de Periodismo, y que tenían que tomar un autobús desbordado de pasajeros, o bajo grandes aguace-
ros, para regresar a sus casas en Masaya o Granada, o para intentarlo, porque algunas veces no se
podía tomar el autobús o cualquier otro vehículo y había que irse caminando o quedarse a dormir
en una banca, en algún sitio?
Por todas estas razones y más, me siento muy complacido de dirigirme a ustedes para reco-
nocerles y agradecerles en mi nombre y en el de todos los profesores de nuestra desaparecida Escue-
la, todos sus esfuerzos, sacrificios y dedicación para terminar sus carreras y por el ejercicio que han
hecho de ella durante estos 25 años. No existe mayor satisfacción y orgullo para un profesor que ver
a sus alumnos conseguir sus metas más elevadas y servir a la sociedad desde el ejercicio de su profe-
sión. Algunos de ustedes entenderán ahora mejor estos sentimientos porque también han seguido el
camino de la docencia.
Les agradezco todas sus expresiones de afecto a nuestra Escuela, porque ahora estoy recor-
dando las emocionadas palabras de despedida de la periodista Esperanza Bermúdez de Morales,
pronunciadas en 1965, durante el acto de graduación de la Segunda Promoción de nuestra Escuela
(fue la promoción de Manuel Eugarrios, Eligio Álvarez Montalván, Agustín Fuentes y Ofelia Mora-
les, entre otros); en esa ocasión dijo Esperanza:
“La Escuela no puede irse de nosotros ni nosotros de ella. Somos parte de ella y ella está dentro de nosotros. Y
todo lo que hagamos en el futuro a través de nuestra profesión de periodistas, bueno o malo, la Escuela lo recibirá”.
¡Cuánta razón tenía Esperanza!
Estoy seguro que durante estos 25 años de ejercicio del Periodismo, ustedes habrán podido
aprender muchas experiencias nuevas de la profesión y comprobar algunas de las enseñanzas en las
que tanto insistíamos sus viejos profesores, por ejemplo, aquella que sostiene que «el Periodismo es
una profesión muy difícil de ejercer y que requiere la máxima responsabilidad»:
– Porque exige unos conocimientos en ciencias sociales que permitan entender el sentido de los
aconteceres que tienen lugar en nuestras sociedades y en el contexto de las relaciones internaciona-
les, y cómo afectan esos aconteceres a las vidas de nuestros ciudadanos. Esta tarea se ha vuelto cada
vez más compleja con el desarrollo de las nuevas tecnologías y del mundo globalizado de nuestro
tiempo.
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5. – Porque exige unas capacidades expresivas especiales, propias de los buenos escritores, para
contarle a nuestras audiencias lo que ocurre en el mundo y en qué les concierne, de un modo senci-
llo, profundo, coherente y emotivo, si es necesario.
– Porque reclama el conocimiento y la sensibilidad de los antropólogos y de los psicólogos para
poder conseguir la empatía necesaria con una audiencia diversa, por su género, su edad, su origen y
situación social, su nivel educativo y su identidad cultural. Esta empatía es un enorme reto para con-
seguir una comunicación significativa.
– Porque reclama grandes sacrificios personales y familiares, puesto que hay que dedicarle mucho
tiempo y esfuerzo (hay que ser periodista las 24 horas del día), que apenas se ven compensados eco-
nómicamente para llevar una vida digna y a salvo de las presiones procedentes de diferentes sectores
que pretenden poner a los periodistas a su servicio. En esta carrera nadie se hará rico y algunos no
llegaron ni llegaran a cobrar una jubilación. Por esta razón, siempre hemos dicho que esta es una
«profesión noble», porque es una profesión fundamentalmente de servicio a los ciudadanos.
– Porque, en ocasiones, hay que soportar con entereza las amenazas de muerte, personales o a la
familia, hay que llorar amargamente marchando al exilio o perder hasta la vida por el desempeño
honesto y riguroso de la profesión.
Hay que pagar un alto precio para ejercer con honradez esta profesión. Sin embargo, estoy seguro que
casi todos ustedes se sienten orgullosos de haber tomado la decisión de estudiar Periodismo y de
ejercerlo con responsabilidad; estoy seguro que casi la mayoría de ustedes apoyaría a sus hijos para
estudiar esta carrera si llegaran a elegirla.
Por eso decimos que esta es una «profesión noble», porque nuestra mayor aspiración es ser-
vir a nuestra sociedad mediante el ejercicio del derecho a la información pública y de la libertad de
expresión, que son vías fundamentales para defender todos los demás derechos democráticos.
Leonardo Lacayo Ocampo, un reportero clásico del periodismo nicaragüense y uno de los
profesores fundadores de nuestra Escuela, escribió una vez:
“El periodismo no sólo exige mentes jóvenes, pensamientos vigorosos, inteligencias claras, sino que demanda
acción, agilidad, rapidez. Todo ello inspira eterna juventud a quienes, sin pensar en su edad, ejercen con todo entusias-
mo la más noble y emocionante de las profesiones, que supera a las mejores cuando se coloca al servicio de la honesti-
dad, la justicia y la libertad”.
Esta misma juventud les deseo para los próximos 25 años de ejercicio del periodismo: ¡Que se
mantengan siempre activos y creativos, jóvenes de pensamiento, firmes en sus principios democráti-
cos y en su voluntad de servir a nuestro país!
Por si les puede ser útil, tengo para mí cinco ejemplos admirables de lo que significa seguir
siendo joven en la madurez, en Nicaragua, pueden comprobarlo ustedes mismos, tales son: mis queri-
dos y admirados maestros, Carlos Tünnermann Berheim y Alejandro Serrano Caldera; y mis ami-
gos y fraternales compañeros, Mario Fulvio Espinoza, Enrique Alvarado Martínez y Jesús Miguel
(Chuno) Blandón, quien generosamente me representa en este acto.
Les llamo la atención sobre la importancia de la juventud en la madurez, porque los próximos 25
años serán más difíciles o más gratificantes que los que ahora celebramos, dependiendo de las me-
didas que ustedes tomen en adelante y de su oportunidad. Por ejemplo:
– Les ruego que no dejen solo o en el olvido a ningún compañero: con la madurez llegan
muchos quebrantos en la vida y nada gratifica y alienta más que el cariño de la familia y de los ami-
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6. gos, aunque vivamos agobiados por la pobreza. Les animo a que mantengan activa la comunicación
en el grupo de Facebook que le ha servido para reencontrase y planificar esta celebración.
– Les invito a explorar la posibilidad de elaborar un proyecto profesional conjunto, que les
permita colaborar, potenciar las competencias propias y el prestigio que cada uno ha logrado en su
especialidad. Ese proyecto puede ser un complemento al trabajo actual y un seguro para los tiempos
difíciles que nos pueda deparar el futuro.
¡Y vamos a brindar por la alegría de encontrarnos después de 25 años de nuestra gradua-
ción, ahora acompañados de nuestros padres, parejas e hijos!
– Vamos a brindar por Normita Valladares y Nery José García, quienes no llegaron a termi-
nar sus carreras porque atropellaron sus sueños de juventud.
– Vamos a brindar por Félix Pedro Obregón y por todos los amigos de la Escuela que hemos
ido perdiendo en el camino, entre ellos a nuestro bondadoso y sabio Rector, el padre César Jerez,
quien presidió el acto de graduación hace 25 años.
– Vamos a brindar por los compañeros que han tenido que marcharse lejos de sus hogares,
de su familia y de su patria, en busca de un futuro mejor para sus hijos, pero que nos han acompa-
ñado en la preparación de esta celebración.
– Y vamos a brindar porque todos podamos volver a encontrarnos en el 50 Aniversario, aun-
que probablemente algunos ya no podremos asistir a esa cita.
– Brindemos porque la vida nos puso juntos en este camino, en el que hemos aprendido mu-
cho los unos de los otros, nos hemos respetado, tolerado y apoyado mutuamente, y hemos logrado
forjar una larga y fecunda amistad que todavía conservamos.
¡Salud y un gran abrazo a todos!
Madrid, 14 de octubre de 2011
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