2. La opinión pública se puede definir como la opinión
generalizada de los individuos que forman parte de una
comunidad o sociedad sobre un asunto o tema de interés
general y que tiene la pretensión de influir.
3. • Platón identifica la doxa (opinión) con el saber del
vulgo, frente al auténtico conocimiento de la ciencia
(episteme) reservado a una minoría, los filósofos.
• Para Aristóteles la doxa es una vía más de acceso
al conocimiento de la verdad.
• Paralelamente, los sofistas la equiparan con
reputación, fama o notoriedad.
GRECIA
• Opinión pública: conjunto de sentimientos y
creencias de una comunidad que se expresa en el
ámbito público (ius publicum).
• La opinión pública suele ser equivalente a
apariencia, a fama. Se refiere a la imagen que
proyecta uno a los demás, a la buena o mala
imagen que los demás tienen de uno.
ROMA
4. En la Antigüedad la opinión
pública se remitía
simplemente al diálogo que
establecían los notables, es
decir, sólo aquellos que no
dependían económicamente
de otros. Los demás, no
podían opinar y dialogar
sobre las cuestiones de la
polis, ya que sólo eran aptos
para trabajos manuales.
Consecuentemente, imperaba
la marginalidad en el espacio
público y no existía el diálogo
sobre los asuntos públicos
Posteriormente, esa situación empezó a
cambiar. Se conceptualizaba entonces
como la opinión "del pueblo". Durante
el siglo XVIII español, el concepto de
opinión pública equivalía a “opinión de
la multitud”, normalmente expresada a
través de una reunión masiva. A finales
de este siglo, sin embargo, empieza a
adquirir connotaciones cualitativas y
adquiere las notas propias que le
otorgaría el liberalismo, como
instrumento de guía y control del
gobernante.
Se podría alegar que esa concepción
correspondía a la del despotismo
ilustrado y se refleja en dichos
comunes en esa época: "todo para el
pueblo, pero sin el pueblo" (José II) "La
6. Con el surgimiento de la cultura de masas y la expansión
técnica, productiva del modelo fordista y expansión de la
burocracia, comienza un progresivo ensanchamiento del
término hasta que a fines del siglo XX el ciudadano es la
población misma, ahora transformado en "el público".
En el presente el concepto esta íntimamente ligado con los
"muestreos de opinión pública", aproximación que se basa en
la necesidad y habilidad de organizaciones estatales,
empresariales y educativas que comenzaron a desarrollar
métodos que permitían la selección relativamente imparcial
de participantes y la recogida sistemática de datos entre un
amplio y variado sector del público. Esto ocurrió entre la
década del 30 y el 40 del siglo XX. Entre los pioneros en este
sector se encuentra el analista estadounidense George
Horace Gallup, inventor del sondeo que lleva su nombre.
Desde la década de los 50 comenzó el criterio estadístico,
cuya mayor crítica ha sido el grado de representatividad,
cuestión contenida en las teorías de estadística social.
8. TRANSFORMACIONES
SOCIALES
Descomposición del
feudalismo y ascenso de la
burguesía; renacimiento de
las ciudades
TRANSFORMACIONES
ECONÓMICAS
Capitalismo mercantil
TRANSFORMACIONES
POLÍTICAS
Poder del rey y nuevas
instituciones políticas
TRANSFORMACIONES
CULTURALES
Universidad, avances
técnicos y científicos
9. TRANSFORMACIONE
S SOCIALES
Auge de la vida urbana,
aumento de la
población y ascenso de
la burguesía.
TRANSFORMACIONE
S ECONÓMICAS
Auge del sector
comercial, nuevos
mercados,
descubrimiento de
América
TRANSFORMACIONE
S POLÍTICAS
Nuevos Estados
Modernos.
El Príncipe de
Maquiavelo (1513)
TRANSFORMACIONE
S CULTURALES
Imprenta, humanismo,
Reforma y
Contrarreforma
10. Para la profesora alemana la opinión
pública debe ser explicada como un
hecho social, desprovista de categorías
normativas que la analizan a partir de lo
que debería ser y no de lo que
realmente es.
El esfuerzo debería centrarse en
describir y analizar a la opinión
pública tal y como se presenta, sin
pretender asociarla a ningún tipo de
valoración, por más justa que ésta
parezca o pretenda ser.
Ella considera a la opinión
pública como un conjunto de
comportamientos que constituyen
la expresión de las mentalidades y
actitudes de las colectividades
sobre temas de cualquier índole.
Elisabeth Noelle-Neumann:
Así las opiniones están ligadas a tradiciones,
valores, prejuicios o modas antes que
posturas racionales ligadas a los aspectos
político-institucionales. En su teoría del Espiral
del Silencio señala que las personas están
atentas a las opiniones de su entorno para
construir la suya.
De alguna manera, ésta se
encuentra dependiente de
aquella, basada en el profundo
temor al aislamiento, es decir,
sometidos a la presión social. Dicho
mecanismo sicosocial está
presente en el ambiente social del
que no puede escapar el individuo.
Los que se encuentran en minoría,
en relación a sus opiniones, las
silenciarán antes de recibir el
rechazo y la sanción social. La
investigadora analizó
empíricamente este
comportamiento a partir de
sondeos de opinión por muchos
años en su Institut für Demoskopie,
en la ciudad alemana de
Allensbach.
11. Desde los inicios del hombre, éste se ha organizado en torno a la división en clases sociales, las cuales,
han ido evolucionando a lo largo de los años desde la básica estamentación en clase alta y baja de
las sociedades feudales, pasando por la aparición de la clase media en la revolución industrial, hasta
el concepto de sociedad del bienestar y el surgimiento, según Pierre Bourdieu, de la clase popular. La
aparición de esta cuarta clase media-baja, se debió a la afluencia de trabajadores especializados y
técnicos medios con la extensión del sector de servicios públicos y la denominada sociedad de
consumo.
Análisis de las variables: empleo, educación y patrimonio. Su incidencia en la pertenencia a las clases
sociales y en la opinión:
Para analizar la incidencia de la situación de la persona en la determinación de la pertenencia del
individuo a una clase social, partimos de que este concepto de estatus social se compone de tres
variables: La variable inicial que consiste en la situación de empleo/ingresos/renta, más las añadidas
por Pierre Bourdieu que son el nivel educativo y el patrimonio o herencia patrimonial.
La relación o proporción con la que funcionarían estas dos últimas al respecto de la clasificación social
y su relación con la opinión sería la siguiente:
A mayor nivel de estudios, la disposición es tener una mente más abierta combinada con una
mayor independencia económica.
12. En cuanto a la influencia de la situación de empleo o el nivel de ingresos del individuo, la historia la
explica desde que Karl Marx definió al trabajador asalariado en su posición de lucha y conflicto frente
al propietario o dueño. Con el paso de los años, la crisis industrial de los años setenta significó la división
de los mercados laborales, según los tres tipos de contextos en los que realizaban su actividad, los
cuales produjeron a su vez, distintas mentalidades políticas:
En los mercados de trabajo independiente-empresa grande o grandes cargos de
la Administración Pública-, gracias a la seguridad, buen salario y nivel tecnológico, la mentalidad del
trabajador puede priorizar aspectos tales como la calidad de vida compaginada con la
preocupación por el medio ambiente y, el aumento de su movilidad.
En el mercado secundario o subordinado -medianas o pequeñas empresas frecuentemente
subcontratas de las grandes-, al carecer de estabilidad en el trabajo, al tener un bajo nivel de salario y
tecnológico, la mentalidad política es desarrollista asociando este concepto al crecimiento
económico en relación directa con el aumento de sus salarios. Es decir, asume una preocupación
económica respecto a su calidad de vida.
En el mercado de trabajo precario, el trabajador no cualificado, con un bajo nivel tecnológico, sin
contrato -economía sumergida- y cuyo sueldo se calcula según rendimiento, se posiciona con
una mentalidad socio-política en la que es esencial la defensa y la lucha por conseguir subsidios
públicos y buscar la protección estatal. Es decir, prima la supervivencia y preocupación por el respeto
a los derechos básicos constitucionales de la persona.
13. Influencia de la clase social en el estatus de la persona y en la formación de la opinión pública.
Debemos partir de la idea de que pertenecer a una misma clase social no es sinónimo de poseer una identidad
compartida. Es decir, no significa que todos los integrantes de la clase alta posean la misma ideología, los mismos
valores y las mismas tendencias. Aunque, no obstante, la clase social suele determinar, de forma contundente, ciertos
aspectos como el comportamiento social, las ideas político-económicas o sus valores ético-morales en su filosofía de
vida ya que, al fin y al cabo, comparten una mismo espacio geográfico-social característico, en función del rol
derivado del estatus otorgado por la sociedad.
En conclusión, se ha demostrado que el bienestar socio-económico derivado del resultado de las variables que
determinan la clase social y el estatus, condicionan determinantemente o influencian la opinión del individuo según el
principio formación exógena –que viene del exterior hacia el interior- en la que, la concepción y el entendimiento
personal se crea a partir de dos hechos relacionados: la percepción selectiva de los hechos en función de las
implicaciones afectivas y sentimentales (impulso afectivo), y la que está en base a nuestras experiencias vitales
desarrolladas en grupo, es decir, que las tenemos en sociedad porque el hombre, es un animal social. Así, aunque la
opinión pública no está formada por la suma de las opiniones individuales, ni es el resultado de la opinión de la mayoría,
si analizamos su definición operativa: «Por opinión pública se entiende la valoración realizada o expresada –un
pronunciamiento sobre un posicionamiento- por determinada comunidad social, acerca de un evento, oportunidad,
problema, reto o expectativa que llega a su conocimiento», es innegable en ella, que las clases o estatus y, por lo tanto,
el contexto social en el que se desenvuelve el individuo, realizan una influencia explícita en la tendencia o rumbo de
dicha opinión colectiva.
14. La opinión es “pública”, en dos sentidos. En primer lugar por ser la “opinión compartida”, la opinión de la
mayoría y en segundo lugar, por ser una “opinión publicada”, gracias a que se publica.
Para aclarar este punto es quizá necesario distinguir, entre opinión pública y opinión privada. Mientras que la
primera incide en los temas de interés público, la segunda hace referencia a las opiniones de los
particulares. De esta manera, así un particular tenga una relevancia política o social (ej. un columnista de
prensa) y publique sus opiniones, éstas no pasan a ser la opinión pública. Lo que sí puede representar es una
corriente de opinión, aunque no toda opinión publicada es representativa de una corriente de opinión. A la
inversa, no todas las corrientes de opinión de una sociedad se tienen que ver necesariamente reflejadas en
opiniones publicadas en los medios de comunicación. Por lo tanto, el agregado de las coincidencias de las
opiniones privadas no son equivalentes a la preocupación colectiva. Pero, en general los temas sobre los
que se crean corrientes de opinión relativamente firmes, presentan una doble condición de repercusión
personal y colectiva (medidas de protección y seguridad, control de la natalidad, p.ej.), en la que un
individuo opina como ciudadano, como padre de familia, miembro de una organización política o religiosa.
De tal manera que en algunas oportunidades una persona tiene opiniones duales, cuando lo hace en
consonancia con un grupo y cuando lo hace a partir de defender sus intereses particulares.
El sistema democrático requiere de la opinión pública en la medida que es un elemento importante en la
supervivencia del sistema. Por esto algunos autores consideraban como una de sus funciones la vigilancia y
control de la vida política. Por lo tanto, la democracia y la opinión pública se necesitan y complementan
mutuamente.
15. HABERMAS, J.(1994): Historia y crítica de la opinión pública. Barcelona: Gustavo Gili.
MONZON, C. (1990): La opinión pública, Teorías, concepto y métodos. Madrid: Tecnos.
MONZÓN, C. (2006): Opinión pública, comunicación y política, Madrid: Tecnos.
MUÑOZ ALONSO, A., MONZÓN, C., ROSPIR, J. I. Y DADER, J. L. (1990): Opinión pública
y comunicación política. Madrid: Eudema.
CAPÍTULO 1. Génesis y aparición del concepto de opinión pública.
CAPÍTULO 3. Revisión y crítica del concepto clásico.
RUIZ SAN ROMÁN, J. A. (1997). Introducción a la tradición clásica de la opinión pública.
Madrid: Tecnos.
http://iris.cnice.mec.es/kairos/ensenanzas/eso/media/media.html
http://www.librosvivos.net/smtc/PagPorFormulario.asp?idIdioma=ES&TemaClave=1213&es
t=0
http://briocense.blogspot.com.es/2011/11/vida-y-sociedad-en-la-
ciudad-medieval.html
http://historiaeuropa.wordpress.com/2011/12/27/tema-4-la-baja-
edad-media/