1. Al ver la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se acercaron a el. Entonces tomo la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo. Las bienaventuranzas
2. 1- Felices los que tiene alma de pobres, porque a ellos les pertenece el reino de los cielos. 2-Felices los afligidos, porque serán consolados 3-Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia. 4-Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados. 5-Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia. 6-Felices los que tiene el corazón puro, porque verán a Dios 7-Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios 8-Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. 9-Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mi. 10- Alégrense y regocíjense, entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron.
3. Bienaventurados son aquellos que se levantan contentos cada mañana, Agradecidos simplemente por vivir un nuevo día, nuestro camino hacia Ti, oh Dios, Bienaventurados son aquellos que se perdonan a si mismos sus faltas de atención, sus errores y caídas, abriéndose a tu divino perdón. Bienaventurados son aquellos que tienen ojos para ver la simple belleza de una margarita, el esplendor de una puesta de sol, la majestad de una montaña y te alaban en esas maravillosas manifestaciones. Bienaventurados son aquellos que poseen oídos para escuchar el sonido de la lluvia cayendo, los momentos íntimos de sus propios corazones, las risas de los niños al jugar, Tu voz dentro de todas las voces. Bienaventurados son aquellos cuyos corazones acogen el amor y el cariño de otros, sin sentir la necesidad de ganárselos, recordando que en el amor de los demás conocemos el poder de Tu amor por nosotros. Bienaventurados son aquellos que confían y creen que este viaje humano es un viaje sagrado, y que Tú, oh Dios, estás encontrándonos una y otra vez en nuestro caminar. Amén
4. Según el C.A.T.I.C 1717 Las bienaventuranzas dibujan el rostro de Jesucristo y describen su caridad; expresan la vocación de los fieles asociados a la gloria de su Pasión y de su Resurrección; iluminan las acciones y las actitudes características de la vida cristiana; son promesas paradójicas que sostienen la esperanza en las tribulaciones; anuncian a los discípulos las bendiciones y las recompensas ya incoadas; quedan inauguradas en la vida de la Virgen María y de todos los santos. 1716 Las bienaventuranzas están en el centro de la predicación de Jesús. Con ellas Jesús recoge las promesas hechas al pueblo elegido desde Abraham; pero las perfecciona ordenándolas no sólo a la posesión de una tierra, sino al Reino de los cielos:
5. Las Bienaventuranzas son el prólogo o el exordio del Sermón de la Montaña. Son promesas de felicidad y al mismo tiempo enigmas. Encienden nuestro deseo y despiertan nuestra intriga. Ellas son también, en cierta manera, como el resumen y la esencia cifrada de todo lo que Jesús enseña en el Sermón de la Montaña . Son promesas de que a los que vivan como Jesús, el padre les dará lo mismo que dio a Jesús "El que quiera ser mi discípulo niéguese a sí mismo cargue su cruz y sígame... quien pierda su vida por mí y por el evangelio, ese la salvará." (Marcos 9, 34-35) San Ignacio de Loyola propone la invitación de Jesús a seguirlo en estos términos "Quien quisiere venir conmigo ha de trabajar conmigo, porque siguiéndome en la pena también me siga en la gloria."
7. El Sermón de la Montaña sería una moral inaplicable y un ideal imposible si solamente nos ofreciera una ley como las demás: un texto, un código de conducta, una serie de mandamientos. Pero las Bienaventuranzas son principalmente promesas, ofertas, invitaciones. Promesas de la acción del Espíritu santo en el corazón del hombre. Lo que tienen que hacer los que aspiran a vivir como hijos, es, antes que nada, creer en las promesas del Padre, cumplidas en Jesús y que Jesús nos hace en la Bienaventuranzas. Las Bienaventuranzas contienen las promesas y la revelación de lo que el Espíritu Santo quiere llevar a cabo en nuestras vidas, si nos prestamos a su acción por la fe y la caridad: hacernos vivir como Hijos del Padre. Para los hombres es imposible, pero para Dios todo es posible. "El Sermón de la Montaña – y dentro de él las Bienaventuranzas - es el retrato más fiel de Jesucristo que podamos tener y, en consecuencia, es el modelo de vida más exacto que él mismo nos haya propuesto. Y también nos revela los rasgos que el Espíritu Santo quiere reproducir en nosotros. A fin de modelarnos y con-formarnos con la imagen y semejanza del Hijo de Dios."