Este documento describe la teoría de la complejidad y el paradigma del caos. Explica que vivimos en una época de especialización donde el conocimiento se ha fragmentado en dominios separados. También describe cómo el conocimiento científico opera a través de la selección y el rechazo de datos, la separación y la jerarquización. Finalmente, argumenta que debemos reconocer la complejidad del mundo y los fenómenos inexplicables como la libertad y la creatividad, en lugar de reducirlos a conceptos simples.
2. La posible confluencia del conocimiento parece lejana y llena de
obstáculos.
Vivimos un período de especialización en el que estipular un
dominio general para las ciencias, las artes y la sabiduría aparece
como una labor a la que la propia filosofía renunció hace tiempo.
3. Hoy día el especialista científico sabe cada vez más y
más de menos y menos:
Los hechos remplazaron a la comprensión y la
conocimiento explotó en fragmentos que no generan
sabiduría, tenemos que contentarnos, en el mejor de
los casos, con la expertez.
La brecha entre la vida y el conocimiento se hizo cada
vez más honda, de tal manera que en medio de un
aprendizaje inmenso floreció la ignorancia.
4. Vivimos bajo el imperio de los principios de:
Disyunción
Reducción
Abstracción
5. Todo conocimiento científico opera mediante la
selección de datos significativos y rechazo de lo
“insignificante”
Separa (distingue o desarticula)
y asocia e identifica (nombra y agrupa)
Jerarquiza (lo principal, lo secundario)
y centraliza (en función de un núcleo de nociones
maestras)
6. La manera de remediar la disyunción fue a través de
la simplificación: la reducción de lo complejo a lo
simple (de lo biológico a lo físico, de lo humano a lo
biológico): La hiperespecialización.
Tal conocimiento fundaría su rigor y su
operacionalidad, sobre la medida y el calculo; pero la
matematización y la formalización han desintegrado
la realidad.
7. Así llegamos a la inteligencia ciega.
La inteligencia ciega destruye lo junto y las
totalidades, aísla todos los objetos de sus ambientes.
No puede concebir el lazo inseparable entre el
observador y lo observado.
8. La complejidad es un tejido (complexus: lo que está tejido
en conjunto) de constituyentes heterogéneos
inseparablemente asociados: presenta la paradoja de lo
uno y lo múltiple.
9. Es complejo aquello que no puede resumirse en una
palabra maestra, aquello que no puede retrotraerse a
una ley, aquello que no puede reducirse a una idea
simple.
10. La complejidad es, efectivamente, el tejido de eventos,
acciones, interacciones, retroacciones, determinaciones,
azares, que constituyen nuestro mundo fenoménico.
Así es que la complejidad se presenta con los rasgos
inquietantes de lo enredado, de lo inextricable, del
desorden, la ambigüedad, la incertidumbre...
11. Hay que reconocer fenómenos inexplicables, como la
libertad o la creatividad, inexplicables…
Tratemos de ir, no de lo simple a lo complejo, sino de
la complejidad hacia aún más complejidad. Lo
simple, repitámoslo, no es más que un momento, un
aspecto entre muchas complejidades (microfísica,
biológica, psíquica, social).
12. LA ACCIÓN SUPONE COMPLEJIDAD,
ES DECIR, ELEMENTOS ALEATORIOS,
AZAR, INICIATIVA, DECISIÓN,
CONCIENCIA DE LAS DERIVAS Y DE
LAS TRANSFORMACIONES.
13. La complejidad no es una receta para conocer lo
inesperado. Pero nos vuelve prudentes, atentos, no nos
deja en la mecánica y la trivialidad aparentes de los
determinismos.
Nos muestra que no debemos encerrarnos en la creencia
de que lo que sucede ahora va a continuar
indefinidamente.