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UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA EQUINOCCIAL
SISTEMA DE EDUCACIÓN A DISTANCIA
SISTEMA DE EDUCACIÓN A DISTANCIA
MODULO DE ETICA PROFESIONAL
TEXTO BASE
AUTOR:
Mauro Avilés Salvador
Quito, 2013
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DATOS INFORMATIVOS:
DEL TUTOR:
- Nombre: Mauro Avilés Salvador
- Correo Electrónico: maviles@ute.edu.ec
- Horario semanal
de tutoría presencial Martes, de 17:30 a 19:30.
Viernes, de 14:30 a 15:30.
- Número Telefónico: 096186393 - 087279697
DE LA ASIGNATURA:
- Materia: Ética
- Área: Departamento de Ética
- Sistema de Educación a Distancia
- Texto Base: Recopilación de documentos de diversos autores.
- Número de horas programadas para el estudio de la materia: 3 h/sem.
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INFORMACIÓN SOBRE LA ASIGNATURA DE ETICA PROFESIONAL EN EL SED - UTE
1. Utilidad practica de la asignatura
Existe una dimensión que es fundamental en la existencia humana, esta es la dimensión de la razón. El
hombre es un ser racional por excelencia y, la Ética es precisamente ello: una reflexión filosófica sobre lo
más paradójico del ser humano; su pregunta por la moralidad, por lo bueno y lo malo de sus acciones.
Desde esta perspectiva es la más humana de las acciones humanas: reflexiona sobre lo más humano del
ser humano: su libertad, su conciencia, etc., es decir, la pregunta por la naturaleza misma de él mismo.
La utilidad de esta asignatura está dada por el mismo hombre, por cada uno y por la sociedad: cuanto más
se encuentre apegada la vida del hombre a juicios éticos que orienten su pensar y proceder, más humano
será. Una vida ética, en el plano individual y social, es la garantía de un ser humano y sociedades mejores.
2. Objetivo general:
Al concluir el curso, el estudiante estará en capacidad de:
Analizar con profundidad la “cuestión moral” implícita en la profesión y su ejercicio, con el fin de
motivar el que se asuma una gestión profesional de excelencia con responsabilidad moral.
3. Objetivos específicos:
- Instruccional: El estudiante estará en capacidad de comprender un marco teórico que servirá de
referencia sobre contenidos básicos de Ética profesional.
- Procedimental: El estudiante estará en capacidad de analizar, relacionar, justificar y aplicar los
elementos de la Ética Profesional al ejercicio de la Profesión en una determinada realidad
histórica y social concreta.
- Actitudinal: El estudiante asumirá con responsabilidad moral el sentido social de su profesión y
del ejercicio de la misma.
4. Diagrama de la Asignatura:
Ética
Profesional
Ética Social
Ética Personal
Contextualización y
Fundamentación de la Ética
5. Estructura del Texto Guía:
El presente programa tiene una característica particular: busca responder al estudio de la Ética desde una
toma de postura concreta, la misma que responde al Área de Ética de la Universidad Tecnológica
Equinoccial:
Algunas de sus características son:
- Parte de proponer un fundamento antropológico de la Ética.- El hombre constituye el punto de
encuentro común de todos los seres humanos, por tanto, el fundamento último de este curso se
centra en el Humanismo que ha guiado a occidente desde su nacimiento hasta la actualidad.
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- Es una propuesta que permite la reflexión ética profunda.- Construida sobre un edificio ético cuyo
cimiento es el hombre y su columna vertebral la sociedad, el ejercicio profesional es analizado
desde una reflexión profunda.
Por esta razón, han sido seleccionados capítulos de algunas obras y textos que nos permitan proponer la
Ética Profesional desde la perspectiva descrita anteriormente.
Algunos de los autores y textos propuestos son los siguientes:
Pérez Esclarín, Antonio, Educar en el Tercer Milenio
Santacruz Paz, Efrén, La Antropología fundamenta la Ética
Nota Importante: Los textos se encuentran presentados en orden de aparición, de acuerdo a los trabajos
indicados en las guías. El estudiante, fuera de las lecturas propuestas como obligatorias dentro de las
“Actividades”, no tiene que adquirir ningún documento adicional. Las lecturas obligatorias el estudiante
puede adquirirlas en librerías, en Internet, bibliotecas o, solicitarlas vía correo electrónico al docente.
PROGRAMA DE ESTUDIOS
UNIDAD 1
Capítulo I: Presentación y Contextualización de la Ética Profesional en la realidad ecuatoriana
1.1. Introducción al estudio de la Ética.
1.2. Definición de términos y categorías
1.3. Métodos de Estudio de la Ética
1.4. Las doctrinas Éticas. La Ética civil.
1.5. Caminos para la construcción de una Ética Profesional
Capítulo II: Dimensión Personal de la Ética Profesional
2.1. La Persona.- Dimensiones y Dignidad de la misma.
2.2. Elementos de la vida moral: la conciencia, la libertad, los valores, el deber, la ley moral.
2.3. Ética y autoestima: de la valoración personal a la aceptación del otro.
2.4. La conducta humana y su valoración.
UNIDAD 2:
Capítulo III: Dimensión Global y Social de la Ética Profesional
3.1. La dimensión social de la Ética
3.2. Los ámbitos de la Ética social: político-jurídico, económico y socio-cultural.
3.3. Valoración ética de los Derechos Humanos.
3.4. Principios éticos de la vida social: bien común, justicia social, corresponsabilidad, subsidiaridad,
solidaridad.
Capítulo IV: Ética Aplicada a la Gestión Humana y Empresarial
4.1. Profesión y profesionalidad
4.2. El sentido personal, familiar y social de la profesión
4.3. Principios éticos de la gestión profesional: competencia, secreto, legalidad, fidelidad, buena fe,
responsabilidad.
4.4. Códigos éticos: organizacionales y profesional
5
BIBLIOGRAFÍA
Básica
Cortina, Adela, 10 palabras claves en Ética, Estella, Ed. Verbo Divino, 1994
Cortina, Adela, El mundo de los valores, Bogotá, Ed. El búho, 1998
Fernández, José Luis, Ética para empresarios uy directivos, Segunda edición, Madrid, Ed. Esic,
1996
Gastaldi, Italo, El hombre, un misterio, Tercera Edición, Quito, Ed. Don Bosco, 1993
Gonzáles Álvarez, Luis, Ética, Tercera Edición, Bogotá, Ed. El Búho, 1998
Pérez Esclarín, Antonio, Educar en el Tercer Milenio, Ed. San Pablo, Venezuela, 2000
Rodríguez Lozano, V., et. al, Ética, Addison Wesley Longman de México, S.A:,de C.V. (Pearson
Education), México, 1998
Santacruz Paz, Efrén, La Antropología fundamenta la Ética, Ed. Fundación “Tierra Nueva”, Quito
(Ecuador), 2001
Sen, Amartya, Ética y Economía, Ed. Patria S.A. de C.V., México, 1991
Vallés, Carlos, Al andar se hace camino, Bogotá, Ed. San Pablo, 1997
Vidal, Marciano; Santidrian, Pedro, Ética 1: Personal, Ética 2: Comunitaria, Ética 3, Social y
Política, Quinta Edición, Madrid, Ed. Paulinas, Verbo Divino, 1981
Vidal, Marciano, La ética civil y la moral cristiana, Madrid, San Pablo, 1995
Lecturas Recomendadas
Buscaglia, Leo, Vivir, Amar, Aprender
Fromm, Erich, El Arte de Amar
Martín Descalzo, José Luis, Razones para la esperanza,
Saltos, Napoleón, Ética y Corrupción, Estudio de Casos, Quito, Ed. Silva, 2000
Savater, Fernando, Etica para Amador, Barcelona, Ed. Ariel, 1991
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UNIDAD 1: PRELIMINARES
1.1. Aproximación al fenómeno ético:
El ser humano, desde el momento en que tenemos rasgos de su existencia, ha realizado sobre las cosas que le
rodean, una valoración ética, esto es, ha calificado o valorado como bueno o malo, útil o inútil tal o cual
elemento o hecho con el cual ha tenido relación en un espacio determinado de su vida.
A su vez, esta valoración ha venido con la aceptación o rechazo por parte de la comunidad en la cual vive o
pertenece. Por ello, consideramos al contexto como un elemento fundamental dentro de la toma de decisiones
de carácter ético.
El ser humano realiza este proceso de valoración gracias a su razón. La valoración ética es de carácter
racional, pero involucra a todo el individuo. Gracias a su valoración racional, el ser humano ha podido
identificar, reconocer, transmitir y valorar el aprendizaje logrado, Por ello, consideramos a la ética como una
disciplina tan antigua como el hombre y, como la herramienta o medio gracias a la cual el ser humano será
cada vez más humano.
Como actividad humana la ética es tan antigua como el ser humano, pero será una actividad plenamente
racional gracias al aporte y reflexión que sobre ella realicen los filósofos griegos. Es más, ubicaron a la Ética
dentro del grupo de disciplinas que las llamaron Filosofía Práctica.
1.2. Algunas definiciones de Ética
Proponemos a continuación algunas definiciones que nos permitan acercarnos a una comprensión de la Ética
“La ética es una ciencia, en primer lugar, tiene un carácter netamente científico. El hombre se eleva por
encima de los conocimientos puramente empíricos y alcanza el nivel científico cada vez que sabe dar la causa
de lo que conoce, cada vez que puede explicar el porqué del fenómeno o hecho de que se trata, cada vez que
conoce la razón de lo estudiado.”
La palabra ética, confirmada por diccionarios y academias con el sentido de parte de la filosofía que trata de
la moral y de las obligaciones del hombre, no es tan preciso en el significado como la palabra moral. Ética
profesional o moral suele definirse como la “ciencia normativa que estudia los deberes y derechos de los
profesionistas en cuanto tales.”
La palabra ética tiene su origen etimológico en el griego “ethos” que significa “costumbre” pero una
costumbre más firme que denota un modo habitual de actuar del hombre; así pues a la ética se la considera
como el estudio de las costumbres humanas. La traducción latina de “ethos” es “mos” cuyo plural “mores”
da origen al derivado castellano “moral.
La ética considera las acciones humanas en su relación con el modo de ser (ethos) que la persona adquiere a
través de ellas. Se la puede definir como una disciplina filosófica que estudia su objeto propio es decir la
vida moral desde una perspectiva de totalidad con el fin de sacar a la luz sus aspectos más profundos y
universales.
Ética viene del griego “ethikos” y se la considera como parte de la filosofía que trata de la moral y de las
obligaciones del hombre.
Definición etimológica de Ética.- En nuestra vida adoptamos formas de actuar que responden a ciertos
principios o a nuestra interpretación de la realidad y, nos preguntamos si nuestras acciones son buenas o
malas.
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Cada grupo humano establece las formas de actuar de sus miembros, de acuerdo a sus costumbres y normas.
Los actos contrarios a lo establecido son rechazados y sancionados. Los actos acordes son aceptados y
reconocidos.
En la pregunta sobre la conducta humana, los griegos establecieron leyes de la conducta humana y,
fundamentaron a esta en la libertad del hombre.
Ética: Del Griego ETHOS, costumbre. En latín, MORAL. Costumbre: No es una manera particular de ser o
vivir, sino ciertos comportamientos (costumbres) sociales fundamentales, ej. El trabajo, la justicia, el derecho.
Concepto de Ética: Parte de la filosofía que trata de la moral y de las obligaciones del hombre. (DRAE)
MORAL: Perteneciente o relativo a las acciones o caracteres de las personas, desde el punto de vista de la
bondad o malicia. Que no pertenece al orden jurídico sino al fuero interno o al respeto humano. Ciencia que
trata del bien en general, y de las acciones humanas en orden a su bondad o malicia.
La Moral es el objeto de estudio de la Ética como disciplina filosófica. Se fundamenta como un conjunto de
normas que tienen como propósito regular la conducta del hombre en la sociedad. Las acciones del hombre
deben ser realizadas en forma consciente y libre y ser asumidas por el individuo.
De esta forma, bien podemos entender a la Ética como la disciplina filosófica que estudia el comportamiento
humano, tanto individual como en sociedad y busca orientar sus acciones hacia el bien.
1.3. Objeto de estudio de la Ética.- Es el conocimiento de lo que está bien y de lo que está mal en al conducta
HUMANA (Fagothey).
Así, podemos calificar, juzgar y sancionar los actos humanos.
Los actos humanos pueden ser:
Imperativos u obligatorios (debería hacer).
Prohibitivos (no debe hacer).
Permisivos (puede hacer o dejar de hacer).
Los juicios que la sociedad emite con respecto a determinadas actuaciones son la base para el estudio de la
Ética, por lo que es la encargada de investigar si dichas valoraciones son ciertas, por qué se considera un acto
bueno o malo.
La materia de estudio de la Ética es la conducta humana, entendida como las actuaciones de las personas
realizadas con plena conciencia y voluntad.
1.4. Contextos para una Ética.- El hombre es un ser con múltiples dimensiones, es un ser-en- relación, así:
Dimensión Económica: Una economía orientada a la productividad y al individualismo, maximiza la
producción, la ganancia y la rentabilidad,
en la que el mercado es el único regulador y la lógica imperante es la dominación y la de un individualismo
feroz,
una economía que acrecienta más las desigualdades, la pobreza y la exclusión de la mayoría a una vida digna
(educación, salud, vivienda),
Una economía que nos vuelve insensibles a la pobreza.
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Dimensión Política: La economía impera sobre la política, donde la participación se reduce al ejercicio
electoral para elegir gobernantes de turno. El Estado se convierte en el garante de un status quo.
Se trata de una democracia sin contenido, sin verdaderos ciudadanos.
Dimensión Cultural: Un creciente dominio de la cultura postmoderna, caracterizada por un profundo
antropocentrismo.
Surge de un gran desencanto al palpar los efectos deshumnanizadores de la ciencia y el progreso.
Solo existe el presente, no hay compromisos definitivos. Es inútil preocuparse por el futuro y, no existe el
pasado.
El cuerpo es un capital físico que hay que cuidar, perfeccionar y disfrutar.
La postmodernidad es profundamente religiosa, pero de una religiosidad regida por las leyes del mercado,
una religión intimista y sin compromiso.
1.5. La Ética como Ciencia y su relación con otras ciencias.
Ciencia: Es un conjunto de principios y conocimientos sistematizados que tienen un método y un objeto de
estudio.
La Ética explica, investiga, interpreta y establece conclusiones sobre los actos humanos desde el punto de
vista moral. Son métodos de la Ética: inductivo, deductivo y filosófico (fenomenológico, crítico
trascendental, dialéctico).
La Ética apoya su estudio en otras ciencias que, desde diversos puntos de vista, analizan al hombre y a la
sociedad. “El carácter científico se lo determina a través del proceso de investigación de los actos humanos
formulando hipótesis, teorías y principios generales. Sin olvidar el carácter científico de la Ética, ésta es
además práctica cuando se aplica al individuo con el objeto de capacitarlo para “actuar y vivir como es
debido”.
La Ética, gracias al apoyo de otras ciencias
Ética y Psicología: La Psicología investiga el origen de los actos humanos en el inconsciente. En todo acto
moral participan factores de índole psicológica (motivaciones, temores, represiones, sentimientos, impulsos,
etc.).
La Psicología aporta a la Ética con las leyes que rigen las motivaciones internas de la conducta y con la
estructura psíquica del carácter y la personalidad.
Ética y Sociología: La Sociología estudia los grupos que constituyen una sociedad, las causas y efectos de los
hechos sociales. El establecimiento y la construcción de los grupos morales es el resultado de la práctica de
un grupo social y del individuo.
Ética y Antropología: La Antropología se encarga del estudio del individuo dentro de una estructura social.
Estudia la evolución y el desarrollo de la humanidad. La Ética, con su apoyo, busca un conocimiento objetivo
sobre el fenómeno social a partir de las experiencias y testimonios de los pueblos y de la historia de las
diferentes culturas.
Ética y Derecho: Se encargan de estudiar y analizar las normas. La Ética se encarga de estudiar las normas
morales y el Derecho las normas jurídicas. Las primeras son aceptadas libremente por las personas; las
segundas son de carácter obligatorio, coactivo e impuestas por medio de la fuerza legítima del Estado. Las
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normas morales que están vinculadas al acto moral son de naturaleza autónoma, tienen como fundamento la
libertad del hombre. Las normas jurídicas son de tipo heterónomo, es decir, por una fuerza social externa.
Ética y Economía: La historia de la moral nos muestra como los principios morales son establecidos desde la
postura de una clase económica poderosa. Debido a intereses económicos se justifica la explotación del
hombre por el hombre.
1.6. El ser humano y la ética
La Ética, como disciplina filosófica, busca estudiar el comportamiento humano, pero no desde un punto de
vista psicológico. Ella lo hace desde el estudio de la bondad y la maldad en las acciones humanas. La
pregunta ética es, necesariamente, una pregunta por el hombre y su capacidad de ser mejor. Es un ser que en
sí mismo lleva una orientación continua hacia la perfectibilidad: nunca está conforme consigo mismo.
Pues bien, la afirmación que acabamos de formular parte de una concepción de ser humano. La ciencia que
estudia al ser humano, desde una visión integral, tratando de responder a las preguntas más totalizadoras e
integradoras del ser humano, será la Antropología Filosófica. Vamos a realizar algunos pincelazos a partir del
cual nos aproximaremos hacia ese fenómeno tan particular que llamamos ser humano.
La ciencia que se ocupa de indagar la esencia del hombre es la Antropología Filosófica, la misma que
pretende abarcarlo en su totalidad. Según Samuel Ramos, filósofo mexicano, “casi hay tantas concepciones
del hombre como elementos constituyen su existencia. Cada una de esas concepciones toma una parte y
pretende erigirla en el todo de la existencia humana, la cual resulta mutilada por la unilateralidad de la visión.
El hombre es concebido como razón, como voluntad, como sentimiento, como instinto, etc. Tales ideas
provienen de tres fuentes: la religión, la Filosofía y la ciencia natural”.
Son diversos los enfoques o criterios que han utilizado los autores para explicar la naturaleza del hombre, por
ejemplo:
Criterio trascendentalista: El hombre es producto de la creación divina y su destino consiste en trascender o
superar su vida terrenal e imperfecta orientándose a un mundo metafísico. Ejemplo: el platonismo.
Criterio inmanentista: El hombre es un producto de la naturaleza o de la historia. Considera que más allá del
hombre no hay Dios ni dioses. Ejemplo: el evolucionismo.
1.7.1 La conciencia moral.- Es una función que cumple el intelecto. Juzga un acto concreto realizado por el
individuo en el espacio moral, como bueno o malo.
La conciencia la constituyen los juicios prácticos que nos da la razón con respecto a un acto individual, como
bueno para que lo ejecutemos y como malo para evitarlo. La conciencia puede ordenar, prohibir, persuadir o
permitir.
La conciencia es el propio intelecto cumpliendo otra función, la de juzgar acerca de la bondad o la maldad
de nuestros actos individuales.
La conciencia responde a la condición humana, por ello no es perfecta. “Puesto que el juicio de la conciencia
es un juicio del intelecto y que el intelecto puede equivocarse, ya sea adoptando falsas premisas o extrayendo
una conclusión ilógica, la conciencia podrá ser también correcta o errónea”.
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La conciencia moral se diferencia de la conciencia psicológica en que la primera es un juicio en orden a la
acción, se orienta a la realización concreta del yo. La conciencia moral añade a la psicológica el carácter de
obligación que compromete al yo.
1.7.2. La voluntad.- Un acto sólo es un acto humano en la medida en que es conocido. Pero no basta que esté
dirigido por el conocimiento, además ha de ser intencional. Así, la unión de conocimiento y voluntad es lo
que hace voluntario a un acto. Un acto voluntario es un acto querido, es un acto en el que el ejecutante sabe lo
que está haciendo y quiere hacerlo.
El acto voluntario es una manifestación real del dominio del individuo sobre la conducta. Aunque el acto
esté realizado y consumado, sigue siendo referido a su autor como su acto.
1.7.3. La responsabilidad moral.- Requiere la ausencia de coacción exterior o interior. Esta ausencia de
coacción implica en el individuo la posibilidad de optar o elegir libremente entre diferentes posibilidades.
Esto implica que la persona debe asumir las consecuencias de los actos realizados con plena conciencia y
voluntad.
La responsabilidad moral presupone libertad para elegir, voluntad para ejecutar el acto y conocimiento para
saber lo que se hace.
Es necesario considerar que la libertad necesaria para asumir la responsabilidad de nuestros actos está
circunscrita en un marco de interacciones con “el otro”. Además de esta limitación, existe un mundo interno,
el cual de alguna manera está determinado.
En relación con la conciencia y la voluntad, existen algunos elementos que modifican el grado de
responsabilidad, y son:
La ignorancia o desconocimiento,
La pasión entendida como exceso de emociones que alteran al individuo y reducen el autocontrol, como la
ira, vergüenza, etc.
El miedo como temor a un peligro;
La fuerza como intervención violenta que obligue a realizar un acto en contra de la voluntad;
Enajenamiento por dependencia de drogas.
Kohlberg ha distinguido tres niveles de desarrollo moral del individuo:
Preconvencional.- El sujeto orienta su conducta motivado principalmente por el temor al castigo físico o a la
desaprobación social.
Convencional.- La persona asume como suyos los valores, costumbres y usos vigentes en un grupo.
Postconvencional.- El sujeto alcanza la autonomía y plena conciencia de sus actos, es responsable y puede
iniciar una progresiva moralización de los valores reconocidos en la sociedad, a la luz de nuevas condiciones.
Es necesario señalar que, si existiese desacuerdo con los valores morales vigentes, aunque haya presión
social, y condicionamientos, existe la posibilidad de elegir entre aceptarlos u oponerse, conociendo que
existen consecuencias desagradables como la marginación, persecución o desaprobación.
La Sanción.- Es el premio o castigo que recibe una persona por el cumplimiento o la violación de la ley.
Existen dos tipos de sanción:
Interna: Es una consecuencia natural de la misma conducta humana. La propia conciencia da la satisfacción o
el reproche.
Externa: Es el premio o castigo expresamente manifestado en la sociedad por autoridades o miembros del
grupo social, aparte de la sanción natural.
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La sanción correcta tiene como finalidad inclinar a los hombres hacia el bien y alejarlos del mal. . En este
sentido tiene una función preventiva y de corregir al que ejecuta actos deshonestos. Para que la sanción
cumpla con su papel, esta se debe ejecutar de acuerdo con lo que en realidad merece el sujeto, en
correspondencia con lo que en realidad merece el sujeto por violar u observar una ley.
Los remordimientos de la conciencia son considerados beneficiosos para el individuo en la medida en que lo
estimulan a reformar y perfeccionar su actividad moral. No se debe confundir el remordimiento con el
sentimiento de culpa.
Para que el remordimiento sea moral, es necesario:
Que sea proporcional a la falta.
Se duele del pasado pero proyecta la reforma al futuro.
La Sanción Previene: Induce a las personas a observar la ley.
Es consecuente: en cuanto recompone el orden de la justicia.
La observancia de la ley moral desarrolla la armonía entre los actos humanos y la naturaleza Pero, la no
observancia de la ley moral produce en el individuo un malestar en su conciencia, el rechazo de la sociedad y
otras sanciones a nivel interno y externo.
II. ÉTICA PERSONAL
La valoración de los actos humanos parte del individuo. Es en la conciencia de cada persona donde radica el
juicio sobre la moralidad de los actos. Para ello, necesitamos partir de una concepción de ser humano.
Podemos intentar algunos caminos para comprender al ser humano. No obstante cualquier camino que
sigamos debe procurar comprenderlo desde su integralidad, esto es, desde la multidimensionalidad en que se
nos manifiesta.
Quizá una de las aproximaciones más sencillas del hombre, a partir del un acercamiento orientado por la
Antropología Filosófica, es aquel en que nos presenta al ser humano como un ser psico somático, es decir,
desde aquellas manifestaciones de su “psiqué” (alma) y de su “soma” (cuerpo). Pero, con la finalidad de ir
más allá, vamos a proponer una comprensión del hombre desde una concepción aún más integral; bien
podríamos entonces definir al ser humano como una realidad bio-psico-social y espiritual.
1) En cuanto biológica, encontramos dos perspectivas que nos ayudan a comprender al hombre:
la primera, de orden genético, no invita a descubrir en el hombre aquellos factores que “marcarán” al ser
humano para el resto de su vida. Factores como la estatura, color de la piel, del cabello o de los ojos y, demás
elementos que constan en el mapa genético, incidirán de forma decisiva, no absoluta, en el ser humano.
La segunda perspectiva la encontramos en el plano físico en cuanto tal. El ser humano encuentra en su
realidad físico - corporal el medio idóneo para su adaptabilidad social y, la afección o falta de algún elemento
(pérdida de algún sentido, mutilación de algún miembro, etc.), con toda seguridad provocará la alteración
psicológica del mismo.
En cuanto psicológica, el ser humano expresa mediante sus emociones, afectos, sensaciones y sentimientos su
forma de estar en el mundo. Es tan palpable esta dimensión que, muchas de las veces esta incide en el
individuo afectando sus otras dimensiones: el sufrimiento, la tensión nerviosa previo un examen, suelen
expresarse a través de distintas somatizaciones: migrañas, alteraciones en el sistema digestivo, contracciones
fisiológicas provocadas por el sistema nervioso, etc.
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3) La dimensión social permite la realización misma del ser humano. No podemos concebir al ser humano
desintegrado de su esfera social. No basta entender al hombre desde su ámbito psico - físico. Su naturaleza
social, no solo gregaria, será el ámbito necesario para lograr madurar en su proceso de personificación, esto
es, en su continua “hacerse ser humano”, tarea en la cual cada individuo se siente incompleto y siempre
perfectible.
2.1. Conceptos del ser humano: El hombre como objeto de estudio ha sido abordado por diversas ciencias y,
todas estas ciencias nos proporcionan datos valiosos sobre la naturaleza del hombre. La Antropología
Filosófica aspira a darnos una visión integral del ser humano. Para Sheler “es una ciencia fundamental de la
esencia y de la estructura esencial del hombre; de su relación con los reinos de la naturaleza y con el
fundamento de todas las cosas; de su origen metafísico y de su comienzo físico, psíquico y espiritual en el
mundo”
Teoría clásica del hombre: Define al hombre como un animal racional. Se basa en lo llamado “género
próximo y diferencia específica”. La razón es lo que permite separar al hombre del animal. (Sócrates, Platón,
Aristóteles, Descartes).
Teoría del homo faber: Define al hombre como un ser práctico y se desarrolla en teorías naturalistas, en el
positivismo y en el pragmatismo, fundamentalmente. Según esta teoría, no hay una diferencia esencial entre
el ser humano y el animal; entre ambos sólo encontramos diferencias de grado: en el hombre se dan los
mismos elementos que en los demás seres vivos, pero de una forma más compleja y desarrollada (Demócrito,
Epicuro, Bacon, Hume, Comte y Spencer, Darwin).
Concepto del hombre como animal simbólico: Para definir al hombre se pueden establecer dos criterios:
Caracterizar al hombre a partir de sus estados psicológicos (pasiones, ideas, etc.)
Centrar la atención no en lo que piensa, quiere o siente el hombre, sino en su obra. Para Cassirer, de acuerdo
al segundo criterio, el hombre es un “animal simbólico: esto es, un ser que construye un universo simbólico
formado por el mito, el arte, la religión y todos los demás productos culturales. Así, el hombre no se enfrenta
con la realidad en una forma directa, sino a través de sus propias creaciones.
La diferencia entre el lenguaje proposicional (signos) y lenguaje emotivo representa la verdadera frontera
entre el mundo humano y el animal.
Concepto marxista del hombre: Según K. Marx, el hombre es el protagonista de la historia. La antropología
marxista hace hincapié en el carácter transformador del hombre. El hombre es un ser productor,
transformador y creador. Mediante su trabajo transforma la naturaleza exterior, se plasma en ella, creando un
mundo a su medida.
2.2. Los actos humanos
Los actos son humanos cuando derivan de la voluntad. Al hablar de voluntad hacemos referencia a las
facultades en las que se evidencia nuestra libertad. En este sentido somos reconocidos como responsables.
Por este reconocimiento, nuestros actos son conscientes y deliberadamente ejecutados. La responsabilidad de
los actos humanos hace que el hombre se diferencie de los animales irracionales.
El hombre es dueño de sus actos mediante la razón y la voluntad. La voluntad libre se define como la facultad
de la voluntad y la razón. El intelecto y la razón no realizan un acto humano sino que son facultades mediante
las cuales la persona actúa.
Actos voluntarios o actos humanos.- Son aquellos que el hombre domina, que controla conscientemente y
quiere deliberadamente ejecutar. Es completamente responsable de ellos.
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2) Actos involuntarios o acto de un hombre.- Son los actos realizados por un hombre sin que este sea dueño
de los mismos, por lo cual no es tenido como responsable. Estos actos son realizados en la infancia, la locura,
el delirio o la distracción. Los actos no son voluntarios cuando su motivo es la ignorancia o la coacción.
En caso de que los pensamientos de un hombre carezcan de una dirección consciente y, que estos deriven en
actos, no reproducirían un acto humano en su totalidad sino que se enmarcarían en actos de un hombre.
2.3. La Persona1
2.1. PERSONA Y SUS CONTEXTOS
Desde el punto anterior se ha tomado una referencia fundamental para la antropología filosófica aquí
expuesta. Es una referencia necesaria que a la hora de concretar un proyecto antropológico, axiológico y ético
es determinante. Esta referencia es tomar al hombre como persona.
Para indicar el verdadero significado del yo, distinguiéndolo de la dimensión biológica (sujeto biológico), de
las funciones sociales (yo social), de la personalidad (yo psicológico) y del aspecto epistemológico (sujeto del
conocimiento), se usa preferentemente el término "persona", aunque se reconoce que este término no carece
de equívocos.
Esto ya está indicando la gran importancia que ha tenido desde siempre el término persona. Pero más que
esto, es la justa apreciación del hombre como sujeto personal en el cual se descubren "contextos" que son
absolutamente humanos y que no pueden olvidarse ni mermarse. La persona es el más noble término bajo el
cual podemos ver y descubrir todas las riquezas y posibilidades de esta realidad humana. En otra parte el
primer punto he dicho qué es el tránsito de ser hombre a ser persona. Quizás esta manera de decir las cosas no
gusta a muchos que ya por el solo hecho de decir "hombre,' se está diciendo inmediatamente "persona". En
esta exposición se pretende ir más allá. Creo que al señalar al hombre concreto con su singularidad se está
señalando el merecimiento del hombre de "persona".
2.1.1 El primer contexto de la persona es su propia "unicidad". No es la simple categoría humana, no es la
simple visión de individuo. Decir la 2
unicidad es afirmar que es un ser singular, inconfundible e insustituible,
único. A primera vista son formas de pensamiento abstractas, pero no.
La unicidad de la persona está orientada al mismo ser del hombre pero que lo abre a los otros, a las
demás personas como manera de contextualizar la existencia. La persona como unicidad no es un ser
cerrado, de tal manera que solamente se entienda como isla difícil de descubrir. Su unicidad lo hace "ser"
de comunión. La comunión "interpersonal" por la que es capaz de entrar irremediablemente en encuentro
con las demás' personas, le hace descubrirse descubrir su unicidad dentro de si mismo. No le viene desde
afuera. Es su propia llamada y su propia respuesta. Es la expresión de sí mismo. Es la relación concreta con
los demás que parte de su interioridad.
2.1.2. Si la unicidad es el primer contexto de la persona, el segundo es la alteridad. Alteridad que
llama al reconocimiento del otro; es encontrarse frente al otro como una exigencia de la existencia
humana. La individualidad tiene sentido en la relación con el otro. No solamente con el "otro" hombre si-
no con todo lo que pide relación: la naturaleza, la historia, la cultura, la estética, la política, la educación,
la economía, lo divino.
En el contexto de alteridad se manifiesta el carácter metafísico o transcendente de la persona. Esto
significa que la persona no solamente dispone de su alteridad. No es un medio para usarla, sino que debe
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Este texto corresponde al libro “La Antropología fundamenta la Ética”, del Dr. Efrén Santacruz Paz
2
Joseph Gevaert, op. cit., p. 54.
14
tomarse como don de comunión. Su alteridad se presenta como la plena capacidad del hombre-persona para
orientarse a los demás de manera personal; es gracias a las demás personas y juntamente con ellas que se va
realizando la historia humana, que es historia de personas.
2.1.3. La alteridad lleva al contexto dialogal de la persona. El diálogo propiamente tal solo es
posible entre los humanos. Ningún otro ser puede dialogar como el hombre, porque solamente el hombre
es "responsorial".
Este hecho fundamental del diálogo parte de su estructura corpórea. La existencia corpórea del
hombre lleva a descubrir el verdadero "significado" del cuerpo en la visión personalista que estoy
mencionando en este trabajo. No se trata del cuerpo en una manera meramente orgánica, como algo
objetivo que se puede confundir con otras cosas. El cuerpo orgánico es una primera verdad que me Incluye
en el mundo de los vivientes, pero que no realiza plenamente a la persona ni la toma como unicidad e
interioridad. El cuerpo orgánico es un aspecto del cuerpo del hombre que exige otro nivel de corporeidad.
El cuerpo "humano" es porque es la persona misma..
Las dimensiones dialógicas del cuerpo están revelando a la persona como pluralidad de
manifestaciones que no agotan su unicidad ni su alteridad sino que la realizan. Con el cuerpo humano la
persona está de manera humana, expresándose y realizándose en el diálogo entre "cuerpos", es decir,
entre personas que no solamente "tienen" cuerpo sino que "son" cuerpo.
Hay que decir más bien que yo soy mi cuerpo, que soy corpóreo. El cuerpo es vivido desde
dentro como yo mismo. No es la mano la que toma unos objetos; los tomo yo. No es el ojo el que
ve, veo yo. No es el cuerpo el que siente; siento yo. En la palabra, en la mirada, en la acción estoy
presente yo en persona, en carne y hueso.... El cuerpo "humano", "mi cuerpo" puede indicar también
el conjunto de relaciones y de realizaciones que una persona ha elaborado en su existencia28
.
Esta categoría dialogal de mi cuerpo humano se manifiesta en distintas dimensiones que
ennoblecen y hacen exigente la respetabilidad del cuerpo. Cuando hablamos de "dignidad humana"
estamos hablando irremediablemente de la dignidad del cuerpo y su respeto. Todo atentado al cuerpo
humano es atentado a la intimidad de la persona. Las realizaciones (valores) que continuamente está
buscando la persona favorecen su "corporeidad", porque al entender el cuerpo como "cuerpo humano" es
la totalidad de la persona, de su yo, de su existencia en el mundo, con el mundo y con los otros29
. Por todo
esto, el cuerpo tiene significados humanos que lo manifiestan y que lo diferencian del "cuerpo" del animal
y del "cuerpo" (extensión) de las cosas.
Los significados humanos fundamentales del cuerpo a la luz de esta totalidad de la existencia
humana serán sustancialmente tres:
a) Respecto a la persona concreta que tiene que vivir su propia existencia en el cuerpo y a
través del cuerpo, el significado fundamental del cuerpo- es el dé ser el campo expresivo del
hombre, el lugar primero donde el hombre tiene que realizar su propia existencia;
b) Respecto a los demás hombres, hacia los que la persona está constitutivamente
orientada, al cuerpo tiene como significado fundamental el ser para los demás. Y esto desde un triple
punto de vista; el cuerpo es fundamentalmente presencia en el mundo, es lugar de la comunicación
con el otro y es medio de reconocimiento del otro;
c) Respecto al mundo material y humano, al que pertenece toda persona, el cuerpo es
fundamentalmente la fuente de la intervención humanizante en el mundo, el origen de la
instrumentalidad y de la cultura3
.
3
Joseph Gevaert, op. cit., pp. 92-93.
15
Estos contextos de la persona han mostrado que la persona está encarnada, es decir, que no tiene
una ausencia con el mundo y con los otros. No es una porción del mundo, de lo orgánico y de lo social.
No es una soledad a la manera de una isla, sino que muestra un dinamismo original que siempre está
abierto a los innumerables encuentros en los que da cuenta del en si de su existencia, de su estabilidad
interior y, al mismo tiempo, del en-sí de sus semejantes4
.
2.2. ELEMENTOS CONSTITUTIVOS DE LA PERSONA
Con sus contextos, se pudiera decir que está abordado el tema de la persona. Pero no. Es necesario
que ahora intente decir una palabrita de lo que yo he querido llamar "elementos constitutivos". Se puede
pensar que hay tantos elementos constitutivos que deben abordarse (el carácter de ser único; interioridad;
dialogicidad; trascendencia, etc.), que sin ellos difícilmente habría una visión completa de persona.
Aquí y bajo este numeral, solo pretendo tomar tres elementos que considero constitutivos y que
ocuparán mi atención: la conciencia, la libertad, la historia.
2.2.1 LA CONCIENCIA
En sentido etiológico y no menos simple se puede decir que la conciencia dice sobre el "saber"
relacionado con la existencia propia y los estados en los que ella se encuentra. La persona es el único ser
que "sabe" de su existencia. Y no solamente sabe de su existencia sino que la "vive"; la vive con "con-
ciencia", es decir, sabe de sus vivencias, de sus posibilidades, de sus maneras de ser, de sus encuentros, de
sus relaciones, de sus búsquedas.
Su vivencia de persona, por la conciencia, le pertenece. La atención que la persona tiene de sus
vivencias, le hace poseer su propio yo, su "sujeto" de actos y vivencias. El "conocimiento" existencial y
verdadero (no con distancia de su sujeto porque seria simplemente un conocimiento epistemológico), es
lo que llamamos autoconciencia. Porque ella se traduce en el acontecer diario y rela-cional es propiedad
del espíritu humano poder saber y poseer por sí mismo. Así se va dando la "posesión" de los contenidos
de conciencia por los cuales los hechos de conciencia son del propio "yo" como unidad y como propia
comprensión5
.
La conciencia tiene su propia intención: abrirse a sí misma, y eso le da el carácter de "conciencia
personal". La conciencia personal es la atracción del proyecto ideal que se va dando en el significado de su
presencia en el "mundo"; de su presencia con los otros; de su presencia en la historia, personal y social; su
presencia frente a Dios. La conciencia personal me permite la apertura hacia las cosas, hacia el mundo,
hacia los otros como mediación humana y ámbito en el se afirma mi ser personal6
.
2.2.2 LA LIBERTAD
Quizás uno de los constitutivos más espinosos al abordar el problema del hombre. La intención que
tengo al tomar la libertad humana es dar sus principales rasgos, como manera de ser de la persona.
"La libertad, conviene precisarlo, no es un ser, es el ser del hombre. El hombre es siempre y
enteramente libre, o no es"7
.
4
Lucien Jerhagron, ¿Qué es la persona humana? 2da. edición, Barcelona, NovaTerra, 1969, pp.121-122.
5
Cfr. Walter Brugger. op. cit.p. 124.
6
Cfr. Eudoro Rodríguez, op. cit.
7
Cfr. Eudoro Rodríguez, op. cit.
16
Por tanto, la libertad es la realización de la persona. No se puede tomar como algo externo. Es la
misma manera de esenciabilidad es la experiencia de nuestro ser y que hacer donde comprobamos su
existencia y su calidad de capacidad humana. Es la libertad de realización personal en la que el proyecto
que soy como persona se desenvuelve como tarea y que va orientado mi tensión del "deber ser". Esta
libertad es la autorrealización humana porque no es una facultad más sino la afirmación del carácter
absoluto de la persona.
La libertad no puede enmarcarse como la capacidad de elección o de decisión porque se pierde su
carácter "situado". Toda búsqueda del hombre de todos los tiempos ha estado inspirada en nombre de la
libertad, como la suprema aspiración del hombre8
.
La libertad situada llama al hombre a la relación interpersonal. Así como afirmamos la urgencia de la
autocomunicación (y de hecho continuamente, a diario, nos estamos comunicando -autocomunicándonos-),
como manera del desenvolvimiento o desvelamiento de la persona, así reconocemos que la libertad se da
en el obrar humano con otros. Vivimos en libertad comunitaria porque en ella se despliega la interioridad
libre9
.
Hablar de la libertad no puede llevarnos a sentir la "absoluta" libertad. Bajo esta visión estaría de acuerdo
con aquellos que niegan la libertad humana porque afirmaría que en todo obrar humano hay condi-
cionamientos10
. La libertad no puede concebirse fuera de la manera "concreta" que existe y por la que se
hace real. No es la pura subjetividad o interioridad del ser libre; es la "opción", encarnada de la libertad la
que se realiza y se hace presente.
"La libertad humana, la que nos hace capaces de elegir los valores 'que realizan una buena vida humana', esa,
es una conquista"11
.
Finalmente, no se puede dejar de mencionar que la libertad tiene distintas formas. Son
formas las que se ha querido explicar la existencia de la libertad y su ejercicio existencial. No se
trata aquí de dar tales explicaciones sino advertir que la persona es "constitutivamente" libertad.
Todas las maneras de explorarla no le hacen ninguna incisión a la persona porque: "....la libertad
del hombre se concibe como apertura capaz de autodeterminar su modo de unidad"
2.2.3. LA HISTORIA
Cuando tenemos conciencia de nuestro "yo" personal y comunitario asumimos nuestra "experiencia
histórica" de estar en este mundo con: todas las dimensiones humanas de las que somos capaces.
Somos personas porque estamos y somos "sujetos" de nuestra "propia" historia, es decir:
La existencia humana es fundamentalmente histórica. La historia, es la intensidad de la vivencia, la
autoconciencia de la existencia, ámbito de despliegue del ser que somos y que aspiramos ser. La vida es
temporal y, como tal, histórica. Sólo en el devenir de la vida. La temporalidad del devenir se hace
materialidad en el pasado, el presente y el futuro. La existencia, de otro lado, está marcada entre dos polos
fundamentales: transcurre entre el nacimiento y la muerte. Por ello la existencia es finita y su único
8
Cfr. Eudoro Rodríguez, op. cit.
9
El tema de los condicionamientos o determinaciones de la libertad tiene hoy gran despliegue e importancia. El Profesor Gastaldi los señala en cinco aspectos: el mundo
material la condición corpórea; dinamismos involuntarios; condiciones culturales y la historia personal (pp.-141-142).
También encontramos en Verneaux, Verges, Rodríguez, etc. op. cit. Con todos ellos se puede concluir que la libertad no puede ser absolutamente libre, sino "relativa-
mente" libre ya que esta condicionada por motivaciones internas o extemas y, por lo tanto, en el obrar humano no están carentes.
10
El tema de los condicionamientos o determinaciones de la libertad tiene hoy gran despliegue e importancia. El Profesor Gastaldi los señala en cinco
aspectos: el mundo material la condición corpórea; dinamismos involuntarios; condiciones culturales y la historia personal (pp.-141-142). También
encontramos en Verneaux, Verges, Rodríguez, etc. op. cit. Con todos ellos se puede concluir que la libertad no puede ser absolutamente libre, sino
"relativamente" libre ya que esta condicionada por motivaciones internas o extemas y, por lo tanto, en el obrar humano no están carentes.
11
Julio César Labake, El hombre, la libertad v los valores. Buenos Aires, Editorial Bonum, 1989, p. 81.
17
horizonte de posibilidad es la historia, en la cual se despliega como proyecto siempre in-acabado,
incumplido. La insatisfacción, en tal sentido, es la esencia histórica del ser del hombre12
.
Solamente es posible hablar de historia desde el hombre. El es sujeto de la historia y no hay historia sin
sujeto humano, sin persona. Decir historia es decir hombre. La historia está hecha a partir del hombre y él le
da sentido. Al mismo tiempo que la historia le da sentido al "ser" del hombre y su quehacer cotidiano. El
tiempo se concibe de esta manera, es de un sujeto temporal. Con Kant, Hüsserl y Heidegger es posible
descubrir que sin el aspecto "filosófico" (antropológico) del yo no puede darse un concepto de tiempo.
La historia, como rasgo fundamental de la vida humana, es la dinámica de la persona como ser encarnado
(espíritu viviente) que nos hace descubrir la dimensión temporal de "ser-en-el-mundo" con otros y para
otros. La historia tiene su realización en el móvil social e interpersonal. No como simple suma de historias
sino como la plena dimensión histórica de la existencia humana; la existencia de los humanos que "son" y
que "hacen" historia.
Esta dimensión histórica del hombre nos llama a superar el sentido cronológico de la palabra historia. Es
decir, el hombre no solo transcurre en el tiempo sino que su tiempo tiene sentido. El sentido de la historia
está dado por la conciencia y la libertad. La historia es el lugar donde la conciencia y la libertad se hacen
libertad. La historia es el lugar donde la conciencia y la libertad se hacen presentes. Al mismo tiempo la
libertad y la conciencia son el lugar donde la situación humana se transforma en historia (el hombre es
"ser-histórico" porque tiene conciencia y libertad) y por ello la persona consigue ser responsable frente al
pasado y al futuro. Y este es el verdadero "sentido histórico" del dinamismo humano13
. Todo lo que es
fundamentalmente humano es histórico, porque él mismo en su ser es "tiempo"; tiempo no como una
dimensión exterior donde se desarrolla. La temporalidad del hombre (pasado, presente, futuro) es el hilo
que conduce una existencia abierta, consciente y libre que se sitúa en circunstancias concretas (espacio y
tiempo)14
.
Para el filósofo Dilthey15
la vida en devenir es la generadora de la historia, constitutivo fundamental de la
existencia humana, de tal manera que tenga un significado y se detalle en plenitud como realidad16
. Nada
que tenga que ver con el hombre deja de estar participando de su ser histórico. La misma aspiración del
hombre a lo sagrado está irremediablemente afectado por el tiempo, por "su" historia personal y
comunitaria. La historia estructura la vida humana entre el ser y el deber-ser.
La constitución histórica del hombre está motivada y dinamizada desde el pasado que se orienta al futuro
como la "tensión" propia del tiempo que se vive. No hay un agotamiento en el presente, porque el deber-ser
humano es motivacional y nos implemente duración intemporal y movimientos sin tiempo49
.
¿Qué es, pues, el tiempo? Si nadie me lo pregunta lo sé; pero si tengo que explicárselo a alguien que me
interroga, no lo sé. Pese a lo cual, afirmo lleno de auto confianza, que sabría que no existía ningún pasado si
el tiempo no corriera, y ningún futuro sí nada sucede y ningún presente, si no hubiera nada presente.
12
Luis José González, Antropología. Perspectiva Latinoamericana, op. cit., p. 191.
13
Cfr. Joseph Gevaert, op. cit.
Cfr. ítalo Gastaldí, op. cit.
14
Cfr. Eudoro Rodríguez, op. cit.
15
Cfr. W. Dilthey, Obras Completas. Vol VI-VII, México, F.C.E:, 1978. Dilthey ha hecho un gran aporte a la "Hermenéutica" histórica del hombre; el
problema del conocimiento histórico y la teoría de la historia.
16
Cfr. Amo Anzenbacher, op. cit.
18
2.3. HORIZONTES DE LA PERSONA
Cuando enfrento el problema del hombre como persona, he intentado adentrarme en el
maravilloso mundo de la existencia humana, como un ser
dinámico y lleno de múltiples e insospechadas posibilidades, con ayuda de la filosofía (y por ello de la
razón y de la misma experiencia humana). He procurado dar una visión de la persona y sus contextos
(numeral 2.1); sus elementos constitutivos (numeral 2.2). Ahora intento abordar sus "horizontes". Es
decir, sus confines o sus perspectivas. Y éstas, según este pequeño esbozo, pueden ser: la comunicación, el
amor y la trascendencia. Los horizontes de la persona son su autorrealización. Precisamente al hablar de la
autorrealización es posible darse cuenta que el hombre puede "deshumanizarse" o "despersonalizarse".
Estas llegan a ser, negativamente, maneras de horizontes humanos.
2.3.1. COMUNICACIÓN
En repetidas ocasiones he tomado este aspecto fundamental y constitutivo de la persona: la
comunicación con el mundo y con los otros. La persona, como ser que se va haciendo, está abierta a
distintas maneras de encuentro o comunicación. La comunicación no es algo accidental en la vida y en la
existencia humana. De cierta manera está dicho cuando se abordó la conciencia (conciencia de su "yo"
personal y, por lo tanto, dialógico), la libertad (ser libre es estar con otros, es una libertad interpersonal,
confrontada con los demás) y la historia (el ser histórico se encarna en una dimensión social e
interpersonal -cultural-).
Aquí se trata de precisar este aspecto de la existencia humana como horizonte en el cual la persona
se autorrealiza. Este primer horizonte, he dicho, es la comunicación viva y permanente que realiza la
persona con los demás. No se trata de ver la comunicación como puede ser tomada por la sicología o por
las nuevas ciencias de la comunicación social. Aquí es su manera de compartir el primer dato ontológico
de la existencia humana. El hombre "es" con los demás y para los demás.
La comunicación interpersonal surge, como primera instancia, en el reconocimiento del "otro". En
la medida que se reconozca al otro, se está reconociendo el propio yo personal. Creo que esto marca
fundamentalmente los aportes de la filosofía contemporánea desde el vitalismo de Bergson y Nietzsche, pa-
sando por el ontologismo (filosofía de la existencia) de Heidegger; y por el exis-tencialismo, de distintas
tendencias, de Kierkegaard, Jaspers, Sartre hasta el personalismo de Blondel, Buber, Mounier y filosofías
como las de Ortega y Gas-set, Unamuno, latinoamericanos como Dussel, Zea y otros. Es un amplio pano-
rama para descubrir que la filosofía del hombre parte de su "existencia", quizás problemático pero siempre
en el marco de situación relacional.
Para Buber la comunicación se da inicio en la comunicación con el mundo de la naturaleza porque
allí el hombre descubre su primer ser "cósmico1
'.
Hoy es muy importante abordar el encuentro o comunicación con la naturaleza por el despertar "ecológico"
de la sociedad.
La relación de la ecología con la vida es evidente. Los problemas ecológicos son problemas que afectan
directamente a la vida... El hecho que el hombre posea una forma de vida superior no lo libera de su
pertenencia a la naturaleza... De ningún modo podemos pensar nuestra vida con independencia de la
naturaleza... Desde el punto de vista axiológico, hemos de considerar la ecología como valor al servicio de
la vida17
».
Por tanto la comunicación con la naturaleza se impone como manera de situación en el mundo
natural. El hombre se comunica, según Buber, en formas de pensamiento y de actuación, y luego, la
comunicación del yo con los demás, subrayando la intención verbal de la comunicación interpersonal18
.
17
Luis José González, Etica ecológica para América Latina. 2da. edición, Bogotá, Editorial El Buho, 1991, pp. 13, 16,24.
18
Cfr. M. Buber, YovTú , Buenos Aires, Nueva Visión, 1967.
19
La comunicación siempre implica la apertura del yo al tú. Es la manera de hacer existencial una
comunicación que exige la reciprocidad de los otros. Jaspers diría que la comunicación es la conjunción
del "ser-si-mismo" con "otros-si-mismos" porque la persona no es una realidad aislada. La persona no
existe (como conciencia del si-mismo) como auténtico yo personal sí no es en relación con el 'otro" yo
personal, para una mutua autorrealización.
"La comunicación entra así en la existencia de la propia persona, como un momento interno de la
misma"19
.
"....la responsabilidad del para-sí se extiende al mundo entero como mundo-poblado"20
.
Esto nos da a entender que la comunicación me llama a volver mi mirada a mi ser personal con los
otros y comunicarme con un mundo poblado de personas con quienes se hace la historia.
La comunicación no es la tragedia humana ni la simple diferencia con las bestias. Es el encuentro
personal que implica la "palabra":
La dimensión interpersonal del hombre queda subrayada más en concreto por la palabra activa o
palabra parlante. Para pensar o desarrollarse humanamente no solo es necesario oír la palabra de los demás
iluminando y manifestando los significados del mundo. También es necesario expresarse en palabras,
dirigir la palabra a los demás. De forma general puede afirmarse que el pensar activo y dinámico no es
posible sin la palabra21
.
La palabra siempre nos pone en atención a la apertura del tú. Las personas se comunican a través
del inmenso mundo del lenguaje o de la palabra. La palabra como expresión humana de la existencia
implica el coexistir de los hombres en relaciones concretas de comunicación.
"La verdad más profunda del hombre es su relación con los otros"22
.
De estas palabras se puede percibir que la comunicación se da en la medida que hay hombres.
Solamente eso: ser hombre. Nada más. Y de ninguna manera se puede vivir solo, sin comunicación sin los
demás.
Finalmente, ya que para Mounier la experiencia fundamental de la persona, que contradice la reserva
circunspecta y la separación, es la comunicación, ésta debe entenderse así:
1. Salir de sí, la persona es una existencia capaz de separarse de sí misma, de desposeerse, de
descentrarse para llegar a ser disponible para otros. Para la tradición personalista (particularmente la
cristiana), la ascesis de la desposesión es la ascesis central de la vida personal; solo libera a los otros o
al mundo aquel que primero se ha liberado a si mismo. Los antiguos hablaban de luchar contra el amor
propio: hoy día nosotros lo llamamos egocentrismo, narcisismo, individualismo.
2. Comprender, dejar de colocarme en mi propio punto de vista para situarme en el punto de
vista de otro. No buscarme en algún otro elegido semejante a mi, no conocer a los otros con un saber
general (el gusto por la psicología no es interés por el otro), sino abrazar su singularidad con mi
singularidad, en un acto de acogimiento y un esfuerzo de concentración. Ser todo para todos sin dejar de
ser, y de ser yo, pues hay una manera de comprenderlo todo que equivale a no amar nada y a no ser ya
19
Salvador Vergés, op. cit. p. 183.
20
Jean Pau! Sartre, El ser y la Nada. 2da. Edición, Buenos Aires, Losada, 1968, p. 679.
21
Joseph Gevaert, op. cit., p. 50.
22
Italo Gastaldi, op. cit., p. 90.
20
nada; disolución en los otros, no compresión de los otros.
3. Tomar sobre si, asumir el destino, la pena, la alegría, la tarea de los otros, "sentir dolor en el
pecho".
4. Dar, la fuerza viva del impulso personal no es ni la reivindicación (individualismo pequeño
burgués), ni la lucha a muerte (existencialismo), sino la generosidad o la gratuidad, es decir, en última
instancia, el don sin medida y sin esperanza de devolución. La economía de la persona es una economía
de don y no de compensación o cálculo. La generosidad disuelve la opacidad y anula la soledad del sujeto,
aun cuando no reciba respuesta; contra el orden estrecho de los instintos, de los intereses, de los
razonamientos, es, estrictamente, hablando, perturbadora. Desarma el rechazo ofreciendo al otro un valor
que es eminente ante sus propios ojos, en el momento en que podía esperar ser rechazado como un objeto
indócil, y lo arrastra en su contagio; de ahí el valor liberador del perdón, de la confianza. Sólo fracasa ante
ciertos odios más misteriosos que el interés, y que parecen dirigidos contra el desinterés mismo.
5. Ser fiel, la aventura de la persona es una aventura continua desde el nacimiento hasta la
muerte. Así, pues, la consagración a la persona, el amor, la amistad, solo son perfectos en la continuidad.
Esta no es un despliegue, una repetición uniforme como los de la materia o de la generalidad lógica, sino
un continuo resurgir. La fidelidad personal es una fidelidad creadora23
.
2.3.2. AMOR
"Cualquier teoría del amor debe comenzar con una teoría del hombre, de la existencia humana"24
.
Creo que es muy importante que tomemos la significación de estas palabras. El tema del amor es
eminentemente antropológico. No puede descubrirse sino a partir del hombre concreto que está situado
en el mundo que comparte con otros hombres.
No se trata aquí se una aproximación sicológica del amor. Es la manera como lo entiende la
antropología filosófica que ve en él la forma máxima de los horizontes humanos. Es la necesidad de
descubrir el amor, la experiencia humana, de alteridad, de encuentro, de comunicación y de realización de
las aspiraciones felices de cada uno y de todos. El amor, así, no es el solo sentimiento de atracción de una
persona por otra. Es la visión antropológica de la existencia del amor como fuerza impulsadora para la
creación de un mundo humanizado.
Cuando hablaba de la comunicación decía que había que "descubrir" al otro, ahora, por el amor, no
solamente se trata de descubrirlo y relacionarme (comunicarme) como si lo hiciera por necesidad
accidental, sino llegar plena y conscientemente hasta "su" persona:
"El amor es la penetración activa en la otra persona"25
.
Esto significa que hay la intencionalidad de "persona a persona" en la reciprocidad alegre de lo
compartido. Y lo compartido es la vida como existencia humana llena de sentido. El sentido de la
existencia humana está en el desarrollo y realización de todas las potencialidades humanas que tienen
satisfacción en lo social, artístico, económico, epistemológico, vital, religioso, ético, etc (mundo de los
valores). Pero lo que inspira esa satisfacción y ese sentido es el amor. Se pudiera decir que el amor es la
cristalización del sentido de la existencia humana y por él se puede reconocer a la persona26
.
23
Emmanuel Mounier, El personalismo. 14ta. Edición, Buenos Aires, Editorial Universitaria de Buenos Aires, 1987, p. 21.
24
Erich Fromm, El Arte de Amar, Buenos Aires, Paidos, 1977, p. 19.
25
lbid, p. 44.
26
José Ortega y Gasset, Estudios sobre el amor. Revista de Occidente en Alianza Editorial, Madrid, 1984.
21
Ya nos dice Ortega y Gasset: "La mayor parte de la gente es torpe en su percepción de las personas,
que son el objeto más complicado y más sutil del universo"27
.
Por ello, se insiste en que el descubrimiento del misterio de la persona sólo se puede dar con y por
el amor. De otra manera no hay la posibilidad de procurar verdaderas relaciones personales que lleguen
hasta las realidades más profundas del ser humano. No solamente entrar en el mundo de lo sentimental; no
es el deseo. El amor mismo, como tal, no es solamente deseos.
Con el vocablo "amor", tan sencillo y de tan pocas letras, se denominan innumerables fenómenos...
amar algo no es simplemente "estar", sino actuar hacía lo amado... el amor es de suyo, constitutivamente,
un acto transitivo en que nos afanamos hacia lo que amamos28
.
Este amor significa que es activo en las búsquedas permanentes del, hombre. Esos afanes son la
cotidianidad, de los esfuerzos y fatigas corrientes de la existencia humana. No hay manera de alejarse de
ellas, pero sí hay manera de enfrentarlas y asumirlas personal y socialmente. Lo extraordinario de la vida
humana no es lo sobresaliente sino lo ordinario (cotidiano) que está vivido con amor.
El amor, así descrito, rescata a la persona y a las personas en quienes se encuentra, el hecho de su
absoluto valor. No es la apariencia de "un" valor sino el valor por excelencia. Y ese descubrimiento y
exaltación de la persona se hace posible en relaciones amorosas. No permitiendo que nos suceda lo que dice
Nietzsche:
Incluso sucede a veces -cosa elevada y sublime- que aprendamos a despreciar lo que
amamos, y sobre todo lo que más amamos; pero todo esto inconscientemente, sin ruido y sin
aparatos; con ese pudor y esa discreción de la bondad que hiela en los labios las palabras solemnes
y las fórmulas virtuosas2963
.
Muchos autores dedican buena parte de sus esfuerzos, en describir, explicar y distinguir las formas
de amor. Este no es mi objetivo. Es un horizonte de la persona. Eso importa aquí. Por ello, cada vez que
hablamos de amor, en nuestro diario vivir,, reconocemos la "oportunidad" humana de dar bien, desin-
teresadamente, pero que hace posible la realización de la persona, capaz de "personalizarse" en el
encuentro del tú. No es la espera de la apertura del tú; es la, iniciativa que se da en el mismo amor. Esta es
la dinámica del amor: como lo que anima nuestra existencia "el amor actúa como un polo de atracción del
comportamiento humano, en todos los niveles".
Aún en el nivel de la amistad -esta presente el amor, de su manera más desinteresada, como forma
de entregarse- y de ofrendarse, despertando, por lo tanto, las simpatías; al mismo tiempo que no se
pueden olvidar los propios misterios de la amistad:
La amistad nace cuando se tiene a otro en gran estima, más grande que la estima que se tiene de
si, cuando, a más, se le ama, pero menos que a-sí mismo, y cuando en fin, para facilitar las relaciones se
establece un tinte de intimidad, guardándose sabiamente, al mismo tiempo, de la intimidad verdadera y
de la confusión del yo y de! tú30
.
La dimensión del amor, pues, está dada por su misma capacidad de alteridad que atrae a la persona
para el equilibrio humano. Independientemente de condiciones, intereses, posesiones, etc., el amor es
fidelidad a la persona por ser tal. Y allí se afirma y se promueve la dignidad humana; en el verdadero
amor humano. No es posible ni hay cabida a la indiferencia existencial; estamos 31
impulsados al
amor, al reconocimiento del otro. No se puede ocultar que junto al amor está también el conflicto de la
27
ibíd, p. 37.
28
ibíd, PP- 38-39.
29
F. Nietzsche. Más allá del bien y del mal. Madrid, EDAF, 1985, p. 145.
30
F. Nietzsche, Opiniones y Sentencias Diversas. México, Editores Mexicanos. Unidos, S.A., 1982, p. 110.
31
Salvador Vergés, op. cit. p. 224.
22
comunicación interpersonal, pero precisamente allí se actualiza el amor: "No se inventa la necesidad de
amor"32
.
Por lo tanto, estamos exigidos al amor; la exigencia nace de la misma configuración consciente y
libre, única e irrepetible, interior y comunicativa de la persona:
La estructura interpersonal resalta con mayor claridad cuando se considera la función del amor en la
existencia humana. Tanto el amor que un ser humano recibe de los demás, como el amor que les da a los
otros ilustran la misma dimensión interpersonal de la existencia.
El amor recibido de los demás es uno de los factores más determinantes para el desarrollo y el
equilibrio de la persona. El hecho de tomar conciencia de si como ser "humano", esto es, como persona,
como centro de dignidad, de bondad, de valor insustituible y único, de dignidad y creatividad... no es un
acto espontáneo que se verifica en un determinado punto del desarrollo.
En conformidad con la estructura intencional de la conciencia humana, de la que hemos tenido
ocasión de hablar anteriormente, el hombre se percibe a si mismo al salir fuera de si, en el contacto con el
otro. Por eso se percibe a si mismo como persona, como ser de bondad y libertad, cuando el otro lo trata co-
mo tal. A través de la palabra de amor y del lenguaje de amor de otra persona para con él, el hombre toma
conciencia de si y de su propia dignidad humana33
.
Finalmente, hay que decir que por el amor se disipa toda la desconfianza en el hombre y en el
mundo. Se lucha para que el amor sea realmente una experiencia personal y agradable: "transformar sus
relaciones con los otros en un manjar delicado"34
. Esto nos impulsa al deber-ser al que toda persona aspira:
"El amor auténtico es el que no se contenta con los valores reales en la persona amada sino que la empuja a
su ideal aún no conseguido"35
.
2.3.3. TRASCENDENCIA
El tercer horizonte que me he propuesto en este trabajo es el hecho humano de la trascendencia.
Aquí no se trata de "demostrar" la trascendencia del hombre. Más bien, constatamos el hecho. Ya lo he
mencionado implícitamente al dar los rasgos fundamentales de la persona. Quizás todo lo que se pueda decir
de la persona constituye su hecho trascendente, la posibilidad de ir "más allá". Y esto es la persona. Ser que
puede ir más allá de su subjetividad; es la posibilidad como infinitud del horizonte de "ser" que siempre está
presente, como apertura, en toda persona que asume su finitud36
.
Son muchas las acepciones que puede tener esta palabra. Pero fundamentalmente la que aquí interesa
es la de las múltiples maneras de apertura y alteri-dad que tiene la persona. Esto afecta sustancialmente la
existencia humana. Continua e inexorablemente nos vamos revelando como trascendentes en el encuentro
permanente con el mundo, con los otros, con lo divino.
Este hecho trascendente de la persona no es solamente con lo que lo circunda, es también con lo que
está "radicalmente" más allá37
.
32
Julio César Labake, op. cit., p. 134.
33
Joseph Gevaert, op. cit., pp. 53-54.
34
F.Nietzsche, op. cit, p. 136.
35
Max Scheler, De lo eterno en el hombre. Revista de Occidente, Madrid, 1940, p. 228.
36
Cfr. Walter Brugger, op. cit, p. 549.
37
La cuestión de Dios y su existencia está aquí asumida como hecho. El método de la teología tiene su diferencia con 'la filosofía, por tanto, no voy a
entrar en él. Aquí está ausente el problema de la revelación y de la fe, que son fundamentales para una aproximación teológica de la trascenden cia en el
cristianismo.
23
Esto precisamente hace posible reconocer que el hombre no es un ser acabado, cerrado o establecido
sin más en el mundo. Tiene muchas alternativas que lo llevan a estar en un constante "hacia" fuera.
También está en "hacia" de lo infinito (esto no implica olvidar su finitud o su situación espacio-temporal;
tal vez necesita de esto para confirmar su apertura al infinito):
La trascendencia se abre en últimas al valor fundante por excelencia del ser personal, que en el marco
del cristianismo es el ser absolutamente Persona: Dios.
La experiencia de la trascendencia es fruto de la plenitud de la vida personal. No es cuestión
entonces de ponerla a prueba, de afirmarla o negarla. De hecho, si hemos hablado del ser personal como
horizonte de posibilidades, éste no se puede cerrar en el marco del mundo material, sino que tiene que
afrontar nuevas realidades.... Sin embargo, hay que estar alerta a combatir las afectaciones que suelen aflorar
en el intento de una comprensión real de la trascendencia, falsos idealismos y espiritualismos que niegan y
deforman de igual manera la dimensión real de la trascendencia38
.
Esto me lleva a afirmar, una vez más, que la trascendencia no es olvido del mundo y, más aún,
negación. Precisamente lo contrario, es la afirmación de todas las realidades humanas a partir del hombre
como ser personal (realidad integral).
Si cabe anotar que el horizonte fundamental del "hacia donde de la trascendencia" es el totalmente
"otro"39
.
Allí está la tensión humana de la trascendencia. No es solamente buscar salir de uno mismo para
llegar al encuentro con los otros iguales. Es también la llegada al encuentro con lo infinito, lo divino, lo
distinto al hombre y al mundo, pero dependientes de él:"... la intelección de Dios ha sido la de el
absolutamente Persona, de quien debemos vivenciar su ser personal a partir de mediaciones
impersonales, en este caso los valores"40
.
Toda dimensión humana está captada por la trascendencia. Es toda la persona que se abre al
horizonte de lo infinito. Es la persona, sus relaciones interpersonales, su historia, su mundo, los que
están abiertos a la trascendencia. No hay trascendencia al mismo hombre, porque quedaría limitada y
caería en su propio absurdo. Y en la medida en que se tome en serio esta trascendencia, la persona
"asume" una manera de vivir, esto es, sus valores y sus actitudes (ética) tendrán un tinte particular.
No hay en el hombre ninguna clase de determinismos, ni cabida al fatalismo. Es el ser personal que
trasciende toda vida sensitiva y toda materialidad. No es la negación de Dios, al estilo Nietzsche o
Sartre, donde el hombre se va a liberar de determinismos o fatalismo. El hombre, con conciencia y
liberad, está llamado a una tarea que le abra nuevos caminos; aquellos que lo personalizan y hacen un
mundo humano. No hay determinismos ni fatalismo en un ser ricamente teleológico.
Finalmente la búsqueda del hombre por su "fin" trascendente, en el que descubre que es "alguien",
para otro, no es sino la afirmación de la existencia de Dios41
. Una existencia que no niega de ninguna
manera la existencia humana sino que, antropológicamente, está aseverada. Pero para que la existencia
de Dios afirme la existencia humana es necesario distinguir la verdadera realidad divina. No es una
proyección humana, ni un invento desesperado para justificar los anhelos humanos. En toda mi
formación de la realidad divina está el fracaso de la palabra "Dios", porque llega a distinto de lo humano
o mundano y que se presenta totalmente irreal. No puede volverse irreal cuando no es existencia Personal
38
José Luis González y otros, Antropología. Perspectiva Latinoamericana ,op. cit., p. 237.
39
Cfr. E. Dussel, Filosofía de la Liberación. Bogotá, Universidad de Santo Tomás de Aquino, 1980, pp. 121-125.
40
Luis José González y otros, op. cit., p. 237
41
Dejo de lado el estudio de la existencia de Dios y su demostración. Tampoco se trata de profundizar la llegada del hombre hasta Dios y su relación con
él (religión). Para el objetivo del trabajo solo nos basta reconocer la trascendencia humana, que tiene su "fin" y su realización en lo infinito.
24
que llama a otros seres personales a un encuentro que compromete y responsabiliza. De no ser así es un
Dios muerto (Nietzsche):
No habéis oído hablar de aquel hombre loco que en pleno día encendió una linterna y se puso a
recorrer la plaza pública gritando sin cesar: -Busco a Dios! busco a Dios! -Como había allí muchos de los
que no creían en Dios, su grito provocó una gran hilaridad. ¿Es que se ha perdido? decía uno. ¿Es que se ha
extraviado como un niño? preguntaba el otro. ¿O es que se., ha escondido? ¿Tiene miedo de nosotros? ¿Se ha
embarcado? ¿Ha emigrado? Así gritaban y reían en algarabía. El loco saltó en medio de ellos y los traspasó
con su mirada. Dónde se ha ido Dios! exclamó, Voy a decíroslo! Lo hemos matado nosotros y yo! Todos
nosotros somos sus asesinos! Pero, ¿cómo hemos dicho esto? ¿Cómo hemos podido vaciar la mar? ¿Quién
nos ha dado la esponja para borrar el horizonte? ¿Qué henos hecho cuando hemos desatado esta tierra de la
cadena de su sol? ¿Hacia donde la conducen ahora sus movimientos? ¿Lejos de todos los soles? ¿No
estamos cayendo sin cesar? ¿Hacia adelante, hacia atrás, de lado, de todos lados? ¿Hay todavía una arriba y
una abajo? ¿No erramos a través de una nada infinita? ¿El vacío no nos persigue con su aliento? ¿No hace
más frío? ¿No veis venir sin cesar la noche, más noche? ¿No hace falta encender las lámparas antes del
mediodía? ¿No oímos aún el ruido de los enterradores que entierran a Dios? ¿No olemos nada aún de la
descomposición divina? Los dioses también se descomponen! Dios ha Muerto! Dios está muerto! Y somos
nosotros quienes lo hemos matado! ¿Cómo nos consolaremos nosotros, los asesinos de los asesinos? Lo que
el mundo ha poseído hasta ahora de más sagrado y más poderoso se ha perdido bajo nuestro cuchillo, ¿quién
borrará de nosotros esta sangre? ¿Con qué agua nos purificaremos? ¿Qué expiaciones, qué fuego sagrado
tendremos por fuerza que inventar? ¿La grandeza de este acto no es demasiado grande para nosotros? ¿No,
estamos obligados a volvernos nosotros mismos dioses para por lo menos parecer dignos de los dioses? No
hubo jamás acción más grandiosa, y los que nazcan tras nosotros pertenecerán, por obra de esta acción, a una
historia más alta que ninguna otra historia, jamás. Aquí, el insensato, se calló y miró de nuevo a sus oyentes:
ellos también se callaron y le miraron de hito en hito con asombro. Por último, arrojó su linterna al suelo, de
forma que se rompió y se apagó. Llegó demasiado pronto, dijo entonces, mi tiempo no está aún cumplido.
Este acontecimiento enorme está todavía en marcha, camina, y no ha llegado aún hasta el oído de los
hombres. Hace falta tiempo al relámpago y al trueno, hace falta tiempo a la luz de los astros, hace falta
tiempo a las acciones, aún habiendo sido cumplidas, para ser vistas y entendidas. Este acto está más lejos de
ellos que el astro más lejano, y no obstante son ellos quienes lo han cumplido. Se cuenta aún que aquel loco
había entrado el mismo día en diferentes iglesias y cantando su Réquiem aeternam Deo. Expulsado e
interrogado, no cesaba de responder la misma cosa ¿De qué sirven estas Iglesias, si no son las tumbas y los
monumentos de Dios?42
.
Lo que hay que preguntar ahora es "Cuál Dios ha muerto? (E. Dussel), porque allí está realmente la
problemática de Dios. Qué tipo de Dios es el que tiene el hombre:
La muerte de Dios, que Nietzsche fue el primero en proclamar, se refiere precisamente al Dios
antropomórfico, al Dios en cuanto postulado moral, al Dios de la con-miseración humanitaria. Un Dios
reducido a ser el sello de la cruda facticidad, seria un accesorio superfluo de la misma43
.
Así queda la verdadera existencia del verdadero Dios. Cercano y comprometido con el hombre, "el
futuro-presente que nos llama. El sentido final de todo este peregrinaje de la vida"44
. Esta es la esperanza
que inspira todo acontecimiento humano, sobre todo la muerte45
.
Pretendo finalizar este aparte de los horizontes, constatando que hay ciertas maneras de la
existencia humana que no personalizan ni humanizan. Es un movimiento de despersonalización y de
42
F. Nietzsche, Obras Inmortales , Tomo II, Barcelona, Teorema, S.A. 1985, pp. 995-996.
43
Hans Jurgen Schultz, Es esto Dios. Herder, Barcelona, 1973, p. 61.
44
Julio César Labake, op. cit. p. 99.
45
Cfr. ítalo Gastaldi, op. cit. pp. 343.
25
deshumanización al que el hombre está enfrentado y que crea los conflictos propios del existir humano, en
un mundo hostil y difícil.
El hombre continuamente se está enfrentando a las situaciones límites de su existencia: enfermedad,
sufrimiento, mal y muerte. Pero cuando ellas se asumen en la dinámica de la superación y de su carácter
existencial, no deshumanizan sino que hacen parte de todo el complejísimo camino de la personalización y
de la búsqueda de los ideales humanos. No se trata de dar una valoración negativa a los acontecimientos
humanos sino enfrentar las situaciones límites como maneras en las que deben estar presentes la
conciencia y la libertad.
La "condición" humana debe exaltarse con fuerza y profundidad46
ya que está por encima de
cualquier situación. Negarla sería echar una sombra imborrable a los privilegios (derechos y deberes) de
cada persona, y su encuentro con los demás.
"El hecho fundamental de la existencia humana es el hombre con el hombre... Únicamente en la
relación viva podemos reconocer inmediatamente la esencia peculiar del hombre"47
.
Todos los rasgos fundamentales del ser persona y sus horizontes, que aquí se han escrito,
necesitan ser vivenciados y actualizados entre los hombres que se encuentran para buscar juntos su
plena realización humana, para producir auténticas personas y fundar comunidades humanas auténticas.
La persona, a través de un libre proyecto vital, tiene que tender a una personalización cada vez más
vigorosa. Decir "el hombre es persona" es formular su tarea esencial: encaminarse hacia la auto posesión
y hacia la personalización. El hombre se va poseyendo y realizando en los actos sucesivos de su libertad
en relación a los otros y al mundo48
.
La no autenticidad de la personalización del sujeto personal es su permanente despersonalización,
que equivale a decir la desvaloración de la persona (valor en si mismo), como manera de
deshumanización49
. En esta desvaloración o negación de las satisfacciones a las necesidades humanas,
está concretada la despersonalización como ausencia o enajenación de lo humano: lo vital, lo intelectual,
lo estético, lo social, lo ético, lo espiritual, lo religioso, etc. Alejar al hombre de su derecho a una vida
auténtica, de su encuentro con los demás, de su encuentro con el mundo físico, de su encuentro con
Dios, es matar la dignidad, y por lo tanto, su autorrealización.
El hombre en el mundo y el mundo del hombre50
son perspectivas para descubrir las múltiples
posibilidades de existencia humana. No son posibilidades que se suplican sino que se poseen para vivir
dignamente.
En la verificación de nuestros hechos históricos contemplamos las tantas formas como se van dando
los procesos de deshumanización. La problemática actual de todo tipo de relaciones humanas
(interpersonales, sociales, mundiales) nos abren los ojos ante el espeluznante panorama de la soledad y de
la funcionalidad a las que está llegando el hombre y su comunicación humana.
"La despersonalización de las relaciones humanas va acompañada de una inmensa soledad, que se
acentúa en la medida en que el hombre va entrando en los engranajes de la funcionalidad"51
.
46
Simone Nicolás, Para comprender filosofía, Navarra, Editorial Verbo Divino, 1985, p. 79.
47
Martín Buber, Qué es el hombre. México, Fondo de Cultura Económica, 1977, p. 75.
49
Ítalo Gastaldi, op. cit. p. 160.
50
Cfr. Saturino Alvarez T., op. cit
26
Suena terrible pero así es. El existir humano que debe estar dinamizado por todos los valores y los
horizontes, está orientado por una concepción de ser desechable. Esto es, que fácilmente se convierte en
desperdicio, residuo y escoria; como también de una forma de experimentación y ensayo; la vida humana
también se puede encoger y reducir, manejar y manipular, permitir y destruir. Y esto es lo que se llama
despersonalización o deshumanización52
.
En efecto, nunca antes tuvo el hombre tantas posibilidades de aumentar la producción, y sin
embargo, poblaciones enteras se ven sometidas al flagelo del hambre y la desnutrición; nunca el hombre
tuvo tantas formas de comunicación, y sin embargo, aumenta la soledad, el analfabetismo; nunca como en
otra época ha aumentado el sentido agudo de la liberación, pero a su vez surgen formas nuevas y sutiles de
colonialismo y explotación; nunca la historia fue realmente una y mundial, y empero subsisten las grandes
diferencias económicas, políticas, sociales, ideológicas, raciales; el progreso técnico y científico aumenta
en todos los campos, y aumenta a su vez la posibilidad de una destrucción total, mientras que el desarrollo
moral y espiritual no conoce una medida equivalente53
».
3. CONCLUSIÓN: A MANERA DE MIS PENSAMIENTOS
3.1. UBICACIÓN: UNA CONSTANTE HISTÓRICA
Los textos aducidos a través de la historia de la filosofía bastarían para convencernos de que la
pregunta por el hombre, de una u otra manera, viene rebotando de siglo en siglo a lo largo de la historia y a
lo ancho del mundo. Como no son suficientes, además, para mostrarnos cómo la cuestión del hombre no es
una causa perdida ni resuelta, sino una cuestión pendiente y de plena actualidad.
En efecto, todas las preguntas, filosofías, religiones y mitos primitivos suponen o implican la
pretensión de dar una respuesta a la pregunta por el hombre. De la misma manera, todas las ciencias y
búsquedas del hombre suponen o implican la cuestión humana, que hacen suya, sobre todo, los pensadores
y filósofos desde la más remota antigüedad hasta nuestros días. Es también la cuestión que descubren y
delatan plásticamente todas las obras del hombre, principalmente a través de los recursos artísticos. Y es
que la historia entera no es más que la conciencia de la evolución de esa pregunta. Cada momento ha dado
o supuesto una respuesta. Pero cada época posterior, ha vuelto a replantear de nuevo la cuestión. Pues sí
la historia es el testimonio de lo que ha sido el hombre, no es capaz de decir lo que es, porque no puede
anticipar lo que será.
3.2. MAS ALLÁ DE TODA RESPUESTA
No hay duda alguna de que la ciencia ha contribuido notablemente a esclarecer la pregunta por el
hombre. Sus resultados deben ser tenidos muy en cuenta, sobre todo para eliminar los prejuicios y llenar
ciertas lagunas. Pero ni cada una de las ciencias, ni todas juntas, pueden resolver el problema del hombre.
Sus logros son siempre fragmentarios, parciales y provisionales, hasta el punto de que cualquier
descubrimiento científico no es sino un nuevo replanteamiento de la pregunta. ¿Hasta dónde pueden llegar
las ciencias? ¿Pueden llegar a conocerlo todo? ¿Qué puede saber el hombre?
También los filósofos y pensadores se han prodigado generosamente en esclarecer lo que es el
hombre. La evolución del pensamiento humano, si no resulta ya espectacular como los resultados,
obtenidos por las ciencias, sé es mucho más importante para concentrar toda la enorme dispersión de los
científicos y frenar sus abusivas pretensiones. Sobre todo, porque la filosofía no persigue un
51
Joseph Gevaert. op. cit., p. 63.
52
Cfr. Eudoro Rodríguez, Antropología op. cit. pp. 27-34.
El proceso de deshumanización está claramente tratado en su obra bajo las formas de: Fenómeno de Masificación, Proceso de Cosificación. y
Proceso de Opresión.
53
Ibid, pp. 27-28.
27
conocimiento útil del hombre, sino sapiencial, es decir, ordenado a la vida misma. La pregunta filosófica
por el hombre no termina en el conocimiento, sino en la acción. ¿Qué es el hombre? es decir ¿cómo debe
ser? ¿qué debe hacer?
Tampoco deben orillarse, sin más, las aportaciones de las teologías. Su noble intento de prestar
ayuda al hombre para hacerse cargo de su respuesta tiene la enorme ventaja de contar con la revelación, lo
cual no sólo no elimina la responsabilidad humana, sino que la hace más posible. De otra parte, las religio-
nes cuentan con elementos utópicos que enmarcan la cuestión del hombre de cara al futuro, ¿Qué hay detrás
de la muerte? ¿Cuál es el sentido de la vida? ¿Qué nos cabe esperar?
3.3. EL HOMBRE ES LA PREGUNTA
Hay que contar con todas las aportaciones, con la ciencia, con la filosofía, con la teología. El
hombre es realmente el cadáver que analiza la anatomía, es el homo sapiens que investigan los
paleontólogos, el animal racional de la filosofía, el animal social o político de la sociología, el creyente de la
religión; como es también el consumidor de la economía, el voto de la política y la víctima de la violencia.
Pero el hombre es asimismo el poeta, el héroe, el santo, el místico. Y hombres son el anatomista, el
paleontólogo, el filósofo, el sociólogo, el economista, el político y el terrorista. Hombre es el que pregunta
por el hombre.
En realidad, la pregunta por el hombre es una cuestión urgente, acuciante, insoslayable, porque esa
pregunta somos cada uno de nosotros. El hombre es problema para sí mismo. El hombre, es decir, tú, yo,
ése, el de más allá, todos los hombres. Y la vida misma, la vida humana, no es sino la apropiación y ac-
tualización de cada uno de la pregunta ¿qué es el hombre? ¿qué soy yo? Aunque hay que reconocer que
podemos escamotear la pregunta y vivir distraídamente.
3.3.1 COMO ES EL HOMBRE
3.3.1.1 LA ESTRUCTURA EXISTENCIAL
Cualquiera que sea la interpretación que se haga del fenómeno humano, cualquiera que sea la
respuesta que se dé a la pregunta por el hombre en teoría antropológica, en la vida cotidiana o en la opción
personal de cada uno, todos podemos afirmar de común acuerdo lo siguiente: que los hombres estamos
aquí, en medio de nuestro mundo.
Los filósofos han desarrollado la habilidad de preguntar por lo que no suele preguntarse y de
cuestionar lo que parece incuestionable. De ahí les viene la atención que prestan a las preguntas, y no del
simple gusto por la discusión o del ánimo de embrollaría todo, pues están convencidos de que las grandes
simplezas pueden encubrir grandes verdades y lo que la gente da por sabido es precisamente lo más
olvidado. La filosofía no es en buena parte otra cosa que el intento saludable de recuperar el significado de
las preguntas interpretándolas o desentrañándolas que plantea ¿quién es el hombre?
Para llevar a cabo lo que nos proponemos, esto es, hacer una descripción de lo que constituye la
estructura fundamental de la existencia o del modo de ser del hombre, analizaré e interpretaré lo que todos
afirmamos al decir que nosotros estamos aquí, en medio de nuestro mundo. Procederé por pasos, fijando
la atención en cada uno de los extremos de esa frase.
a) Nosotros estamos aquí
¿Qué significa "nosotros estamos"? Porque las cosas y los animales también están ahí, en algún
lugar de nuestro mundo. Es cierto, pero el hombre está aquí de manera distinta. Escribe Pascal:
El hombre no es más que una caña, pero es una caña que piensa. No hace falta que el universo
entero se arme contra él para aplastarlo: un vapor, una gota de agua basta para matarlo. Pero aun cuando el
28
universo entero lo aplastare, el hombre sería más noble que él, ya que sabe que muere y conoce lo que le
mata y la fuerza que tiene el universo sobre él; pero el universo no sabe nada de esto54
.
El hombre es capaz de pensar y de conocer todas las cosas porque se conoce a si mismo. Por eso es
la conciencia del universo. Pero si esto sólo lo eleva por encima de todas las cosas, le crea también
muchos problemas. En efecto, si el hombre está en relación consigo por el conocimiento es porque tiene
que habérselas con su existencia. Porque tiene que realizarse y elegirse a si mismo en cada situación y
decidir dentro de un mundo de infinitas posibilidades.
El hombre no está en el mundo como los árboles, que están ahí y se acabó; ni como los animales
que van de un lugar a otro guiados siempre por sus instintos y adaptados a un medio ecológico
determinado. El hombre no existe como tal cosa pues frente a todo lo que hay simplemente, el hombre ha
de existir no sin riesgos y problemas. El hombre es el único en el mundo que existe a sabiendas. Y esto es
un modo tan peculiar de existir que parece justificado, que los filósofos reserven la palabra "existencia"
(= exsistencia, estar en si mismo y fuera de las cosas comunes) para hablar del hombre.
Podemos decir que las cosas, al menos en cuanto a ellas se refiere, están ya acabadas y que los
animales tienen su camino trazado de antemano. En cambio, el hombre está por hacer, tiene que
proyectarse y realizarse a si mismo. Para el hombre, esta es la cuestión: ser o no ser. Si el hombre se
desentiende de ella y vive como si tal cosa fuera, es como si no existiera en el mundo; pero existe, y lo sabe.
Estar en el mundo es para el hombre tener que entender de sí mismo, incluso cuando se desentiende. Las
cosas y los animales no tienen esa preocupación, no están ahí para entenderse o para desentenderse a sí
mismos.
a.l) Estamos aquí: Aquí es el lugar en el mundo y, en este sentido, también las cosas están aquí y
no en todas partes a la vez. Pero aquí, para el hombre, es la situación concreta en la que se halla para
realizarse sí mismo, con todas sus posibilidades y limitaciones. Estar aquí, auténticamente, es decir, como
uno mismo y no como si tal cosa, es hacerse cargo de la situación y enfrentarse con el problema de la
existencia. Lo contrario es "estar en babia" o "estar en la higuera", lo que no deja de ser también un modo
de estar específicamente humano pero auténtico. Ni las cosas ni los animales pueden "estar en la higuera".
Cuando el hombre elige ser él mismo o uno de tantos, elige necesariamente aquí. Porque éste es el
lugar de la responsabilidad. Por eso a la gente se la encuentra en todas partes menos aquí, menos allí
donde hay que decidir personalmente y sin evasiones. Aquí y ahora (no es posible lo uno sin lo otro) de-
terminan la situación de la existencia en el mundo.
Al hombre qué está en su lugar, que está auténticamente aquí, se le puede encontrar; pero ¿dónde
encontrar a la gente cuando hace falta? Pues la gente está aquí por demás y como si no estuviera. Cuando
se la necesita, la gente se pone a silbar y se hace la distraída. Porque la gente no está para nada ni para na-
die, al no estar auténticamente aquí.
Estar en su lugar es para el hombre estar en lo que hace y, a la vez, en todo y aún para todos. La
forma más auténtica de estar aquí, en donde a uno de corresponde, es estar como uno mismo para los
otros. Sólo el que está en su lugar de esta manera puede ponerse en el lugar del otro para comprenderlo y
para ayudarlo.
a.2) En medio de nuestro mundo: El mundo es nuestro, las cosas y los animales no tienen
mundo. Para tener mundo es preciso experimentarlo y conocerlo, es preciso tener la capacidad de juzgarlo.
Y esto presupone una cierta distancia frente al mundo y a una superioridad. Sólo el hombre como sujeto
que se conoce y se posee a sí mismo, alcanza esa distancia y esa superioridad que le permite conocer y
54
Pascal, Pensamientos. No. 347.
29
poseer al mundo. Sólo el hombre, al estar en si mismo, está en medio de su mundo rodeado por todas las
cosas como un pastor en medio de sus ovejas.
Todo lo demás, al no pertenecerse a sí mismo, no puede distanciarse del resto del mundo y es una
parte de ese mundo.
Pero ese mundo, que tiene el hombre, es originariamente nuestro mundo. Lo reconozcamos o no, es
siempre un mundo compartido por otros hombres, y sólo porque ya es nuestro mundo puede ser mío en
cada caso. Estar aquí en medio de nuestro mundo es, por tanto, poder y tener que preocuparse de todo y
procurarse medios de vida, pero advirtiendo la presencia de otros no sin cuidado, y respetándola. Es estar
a sabiendas de que los otros pueden y tienen que ser también ellos mismos, sujetos libres y nunca objetos
a nuestra disposición.
a.3) A lo largo de este análisis, he ido distinguiendo entre dos formas concretas de realizarse
el hombre en el mundo: la autenticidad y la in autenticidad. Como quiera se comporte y se realice de
hecho cada hombre, su existencia conserva siempre la misma estructura fundamental y aparece con los
mismos existenciales o modos generales de existir. Como veré a continuación, el hombre existe en el
cuidado, en la preocupación, en la angustia, en la esperanza..., pero esto no quiere decir que todos los
hombres acepten su existencia tal cual es o que existan auténticamente.
a.4) La persona y la gente: Cuando hablamos de la gente, nos referimos a los demás. Yo, por
ejemplo, que estoy escribiendo estas páginas, pertenezco a la gente de la que hablan los que se van a
leerlas cuando dicen que la gente trabaja, se enrolla, se divierte, se explica... De modo que en ese sentido
todos somos gente, porque todos somos los demás de los demás. Desde semejante punto de vista, se abre
una perspectiva en la que no pueden apreciarse las personas, en la que no puede uno percatarse de que
entre la gente cada uno es el otro de los demás, en la que no se toma en consideración la auténtica digni-
dad de cada cual. Esta falta de apreciaciones en muchos casos inevitable, dado que no es posible convertir
todos los contactos que tenemos en auténticos encuentros personales y las relaciones públicas que
mantenemos en relaciones profundamente humanas. Esta es una de las grandes limitaciones que debemos
asumir en la vida cotidiana.
Todos nos vemos obligados a vivir como la gente en múltiples ocasiones y en este sentido, somos
gente. Pero uno es gente y nada más que eso cuando lo es en todas partes y acepta por mimetismo el
comportamiento y las opiniones
del público en general, cuando se desentiende de sí mismo hasta el extremo de convertirse en uno
cualquiera. Si a ese tal le preguntan entonces cómo vive, deberá responder, y seguramente responderá, que
"se vive" o que se va viviendo". Porque ya no es él el que vive, sino que la gente le está viviendo su vía.
Si llamamos persona auténtica al que es él mismo para si y para los otros, la gente es la misma
inautenticidad. Es el Vicente del refrán: "¿Dónde va Vicente? Donde va la gente".
En el lenguaje ordinario o coloquial decimos que algo es auténtico cuando es realmente lo que
aparenta; por ejemplo, un vino auténtico es el que no lleva agua ni química que altere su naturaleza. Pero, si
bien se mira, las cosas son siempre lo que son y no pueden aparentar lo que no son. Porque en ellas no hay
intimidad y, en principio, están al descubierto del conocimiento humano. Por eso, hablar de autenticidad y
de inautenticidad de las cosas o de los animales no pasa de una licencia literaria y de un puro
antropomorfismo. Sólo el hombre puede ser auténtico o inauténtico. En cierto modo, lo más íntimo del
hombre es lo que tiene que ser todavía. Como ser inacabado y en busca de su definición, el hombre más que
ser es un tener que ser. Claro que ese "tener que ser" es ser en el mundo, pero un ser que consiste
precisamente en tener que ser todavía. Porque el hombre se trasciende a sí mismo y, como decía Pascal,
supera infinitamente al hombre. Es verdad que el hombre vive, pero tiene que vivir su vida; es verdad que
el hombre es, y no obstante tiene que ser él mismo. De ahí que sea un hombre auténtico el que, sabiendo
que tiene que ser, se realiza constantemente a sí mismo desde su libertad y responsabilidad. Máximas como
ésta de "vive tu vida" o "sé lo que eres" sólo tienen sentido para el hombre. El que realiza ese sentido va
reconciliando su realidad objetiva -lo que ya ha llegado a ser- con su #más profunda intimidad -lo que tiene
30
que ser todavía-, y en todo lo que hace y experimenta se va encontrando consigo mismo. Máximas como
éstas son como llamadas que sólo puede escuchar el hombre. Pero, ¿quién es el que llama? ¿o acaso no
llama nadie y no es más que el eco que produce el impulso de nuestra libertad o trascendencia al estrellarse
contra la nada? ¿Es el hombre un producto de si mismo, pura expresión ante el vacío, o respuesta
provocada y lenta por el otro que le llama? Sea lo que fuere, es de todos modos el que existe en tensión
entre lo que ya es y lo que tiene que ser todavía. De ahí que, en última instancia, el hombre auténtico será
el hombre plenamente realizado.
Si en algún momento de la vida sentimos la urgencia de tener que ser lo que somos, nosotros
mismos, ese momento o situación se da cuando nos hallamos delante de la persona a quien amamos.
Porque es aquí, ante el que se presenta como persona y nos llama, donde hay que responder personalmente.
Aquí, en el lugar de la responsabilidad, no se puede estar como cualquiera, sino sólo cómo yo mismo en
cada caso. Para que "tú" y "yo" seamos "nosotros". En el diálogo del amor se revela un sentido y se pone
en marcha un dinamismo hacia la fraternidad universal, hacia la reconciliación del hombre consigo
mismo y con los otros hombres para constituir un nosotros en medio de un mundo disponible para todos.
¿Es esto posible? ¿es posible un nosotros de todos los hombres sin un "tú" para todos los hombres?
b)
Los existenciales
b.l) La preocupación: Estar en el mundo en el sentido anteriormente expuesto es una gran
preocupación, pues no se trata de estar ahí, en algún lugar, y se acabó, sino de estar aquí teniendo en cuenta
que hay que vivir responsablemente. Lo cual significa hallarse en el mundo preocupado.
Para cubrir sus necesidades, el hombre ha de cabilar mucho, investigar, trabajar, elegir en cada
situación lo más conveniente, resolver problemas urgentes, proyectar a corto y a largo plazo.... Pero todas
estas preocupaciones de la vida ocultan y manifiestan a la vez la gran preocupación a la que nos referimos
ahora: la preocupación que es el hombre para sí mismo por el simple hecho de estar en el mundo.
Tanto el exceso de preocupaciones como la ausencia de ellas pueden ocultar la huida de la realidad
y de uno mismo. Si decíamos que el pensador puede perderse entre sus pensamientos, hay que decir
también que el hombre de acción puede perderse entre sus actividades. Hay hombres que no tienen tiempo
para nada; o lo que es igual, que tienen tiempo para muchas cosas menos para si mismos. La prisa en que se
vive es un síntoma de la huida. Si cada vez tenemos más prisa es porque no acabamos de huir, porque no
podemos huir nunca del todo de nosotros mismos.
b.2) Soledad y compañía: Estar en el mundo quiere decir también, como he indicado, estar con
otros en un mundo compartido. Existir es siempre coexistir. Para bien o para mal, el hombre ha de contar
con los demás. Pero sí ha de contar con otros es que puede no tomarlos en cuenta y pasar de largo ante
ellos? Lo que no deja de ser el otro modo de coexistir, el inauténtico. Sobre la base ineludible de la
coexistencia, el hombre puede estar en el mundo en soledad o en compañía.
Una butaca no puede estar ni sola ni acompañada. Un hongo tampoco. Una butaca, un hongo y todo
lo que no sea un hombre está simplemente ahí. Pero un hombre está solo o acompañado según el tipo de
relaciones que mantenga con otras personas y no según tenga o no gente alrededor. Estar solo y estar
acompañado no son hechos físicos, como estar ahí dos objetos juntos o separados en el espacio. Son modos
específicamente humanos de existir. Hay muchas maneras de estar solo, tantas como de estar acompañado;
pero no hay forma de encontrarse solo si no es sobre la base de estar en el mundo con los demás.
Hay quien está solo porque ha abandonado a los otros o porque ha sido abandonado por otros: son
dos modos deficientes de coexistir que llamamos dis-tanciamiento y marginación respectivamente. A veces,
uno se encuentra solo porque no comprende más intereses que los propios y egoístas y se desentiende los
otros, a no ser que se preocupe de ellos para utilizarlos y esquilmarlos. Puede suceder también que uno se
crea autosuficiente y que, por esa razón, se quede solo. De muy diversa manera se encuentra solo el hombre
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Unidad de estudios de etica 2013

  • 1. 1 UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA EQUINOCCIAL SISTEMA DE EDUCACIÓN A DISTANCIA SISTEMA DE EDUCACIÓN A DISTANCIA MODULO DE ETICA PROFESIONAL TEXTO BASE AUTOR: Mauro Avilés Salvador Quito, 2013
  • 2. 2 DATOS INFORMATIVOS: DEL TUTOR: - Nombre: Mauro Avilés Salvador - Correo Electrónico: maviles@ute.edu.ec - Horario semanal de tutoría presencial Martes, de 17:30 a 19:30. Viernes, de 14:30 a 15:30. - Número Telefónico: 096186393 - 087279697 DE LA ASIGNATURA: - Materia: Ética - Área: Departamento de Ética - Sistema de Educación a Distancia - Texto Base: Recopilación de documentos de diversos autores. - Número de horas programadas para el estudio de la materia: 3 h/sem.
  • 3. 3 INFORMACIÓN SOBRE LA ASIGNATURA DE ETICA PROFESIONAL EN EL SED - UTE 1. Utilidad practica de la asignatura Existe una dimensión que es fundamental en la existencia humana, esta es la dimensión de la razón. El hombre es un ser racional por excelencia y, la Ética es precisamente ello: una reflexión filosófica sobre lo más paradójico del ser humano; su pregunta por la moralidad, por lo bueno y lo malo de sus acciones. Desde esta perspectiva es la más humana de las acciones humanas: reflexiona sobre lo más humano del ser humano: su libertad, su conciencia, etc., es decir, la pregunta por la naturaleza misma de él mismo. La utilidad de esta asignatura está dada por el mismo hombre, por cada uno y por la sociedad: cuanto más se encuentre apegada la vida del hombre a juicios éticos que orienten su pensar y proceder, más humano será. Una vida ética, en el plano individual y social, es la garantía de un ser humano y sociedades mejores. 2. Objetivo general: Al concluir el curso, el estudiante estará en capacidad de: Analizar con profundidad la “cuestión moral” implícita en la profesión y su ejercicio, con el fin de motivar el que se asuma una gestión profesional de excelencia con responsabilidad moral. 3. Objetivos específicos: - Instruccional: El estudiante estará en capacidad de comprender un marco teórico que servirá de referencia sobre contenidos básicos de Ética profesional. - Procedimental: El estudiante estará en capacidad de analizar, relacionar, justificar y aplicar los elementos de la Ética Profesional al ejercicio de la Profesión en una determinada realidad histórica y social concreta. - Actitudinal: El estudiante asumirá con responsabilidad moral el sentido social de su profesión y del ejercicio de la misma. 4. Diagrama de la Asignatura: Ética Profesional Ética Social Ética Personal Contextualización y Fundamentación de la Ética 5. Estructura del Texto Guía: El presente programa tiene una característica particular: busca responder al estudio de la Ética desde una toma de postura concreta, la misma que responde al Área de Ética de la Universidad Tecnológica Equinoccial: Algunas de sus características son: - Parte de proponer un fundamento antropológico de la Ética.- El hombre constituye el punto de encuentro común de todos los seres humanos, por tanto, el fundamento último de este curso se centra en el Humanismo que ha guiado a occidente desde su nacimiento hasta la actualidad.
  • 4. 4 - Es una propuesta que permite la reflexión ética profunda.- Construida sobre un edificio ético cuyo cimiento es el hombre y su columna vertebral la sociedad, el ejercicio profesional es analizado desde una reflexión profunda. Por esta razón, han sido seleccionados capítulos de algunas obras y textos que nos permitan proponer la Ética Profesional desde la perspectiva descrita anteriormente. Algunos de los autores y textos propuestos son los siguientes: Pérez Esclarín, Antonio, Educar en el Tercer Milenio Santacruz Paz, Efrén, La Antropología fundamenta la Ética Nota Importante: Los textos se encuentran presentados en orden de aparición, de acuerdo a los trabajos indicados en las guías. El estudiante, fuera de las lecturas propuestas como obligatorias dentro de las “Actividades”, no tiene que adquirir ningún documento adicional. Las lecturas obligatorias el estudiante puede adquirirlas en librerías, en Internet, bibliotecas o, solicitarlas vía correo electrónico al docente. PROGRAMA DE ESTUDIOS UNIDAD 1 Capítulo I: Presentación y Contextualización de la Ética Profesional en la realidad ecuatoriana 1.1. Introducción al estudio de la Ética. 1.2. Definición de términos y categorías 1.3. Métodos de Estudio de la Ética 1.4. Las doctrinas Éticas. La Ética civil. 1.5. Caminos para la construcción de una Ética Profesional Capítulo II: Dimensión Personal de la Ética Profesional 2.1. La Persona.- Dimensiones y Dignidad de la misma. 2.2. Elementos de la vida moral: la conciencia, la libertad, los valores, el deber, la ley moral. 2.3. Ética y autoestima: de la valoración personal a la aceptación del otro. 2.4. La conducta humana y su valoración. UNIDAD 2: Capítulo III: Dimensión Global y Social de la Ética Profesional 3.1. La dimensión social de la Ética 3.2. Los ámbitos de la Ética social: político-jurídico, económico y socio-cultural. 3.3. Valoración ética de los Derechos Humanos. 3.4. Principios éticos de la vida social: bien común, justicia social, corresponsabilidad, subsidiaridad, solidaridad. Capítulo IV: Ética Aplicada a la Gestión Humana y Empresarial 4.1. Profesión y profesionalidad 4.2. El sentido personal, familiar y social de la profesión 4.3. Principios éticos de la gestión profesional: competencia, secreto, legalidad, fidelidad, buena fe, responsabilidad. 4.4. Códigos éticos: organizacionales y profesional
  • 5. 5 BIBLIOGRAFÍA Básica Cortina, Adela, 10 palabras claves en Ética, Estella, Ed. Verbo Divino, 1994 Cortina, Adela, El mundo de los valores, Bogotá, Ed. El búho, 1998 Fernández, José Luis, Ética para empresarios uy directivos, Segunda edición, Madrid, Ed. Esic, 1996 Gastaldi, Italo, El hombre, un misterio, Tercera Edición, Quito, Ed. Don Bosco, 1993 Gonzáles Álvarez, Luis, Ética, Tercera Edición, Bogotá, Ed. El Búho, 1998 Pérez Esclarín, Antonio, Educar en el Tercer Milenio, Ed. San Pablo, Venezuela, 2000 Rodríguez Lozano, V., et. al, Ética, Addison Wesley Longman de México, S.A:,de C.V. (Pearson Education), México, 1998 Santacruz Paz, Efrén, La Antropología fundamenta la Ética, Ed. Fundación “Tierra Nueva”, Quito (Ecuador), 2001 Sen, Amartya, Ética y Economía, Ed. Patria S.A. de C.V., México, 1991 Vallés, Carlos, Al andar se hace camino, Bogotá, Ed. San Pablo, 1997 Vidal, Marciano; Santidrian, Pedro, Ética 1: Personal, Ética 2: Comunitaria, Ética 3, Social y Política, Quinta Edición, Madrid, Ed. Paulinas, Verbo Divino, 1981 Vidal, Marciano, La ética civil y la moral cristiana, Madrid, San Pablo, 1995 Lecturas Recomendadas Buscaglia, Leo, Vivir, Amar, Aprender Fromm, Erich, El Arte de Amar Martín Descalzo, José Luis, Razones para la esperanza, Saltos, Napoleón, Ética y Corrupción, Estudio de Casos, Quito, Ed. Silva, 2000 Savater, Fernando, Etica para Amador, Barcelona, Ed. Ariel, 1991
  • 6. 6 UNIDAD 1: PRELIMINARES 1.1. Aproximación al fenómeno ético: El ser humano, desde el momento en que tenemos rasgos de su existencia, ha realizado sobre las cosas que le rodean, una valoración ética, esto es, ha calificado o valorado como bueno o malo, útil o inútil tal o cual elemento o hecho con el cual ha tenido relación en un espacio determinado de su vida. A su vez, esta valoración ha venido con la aceptación o rechazo por parte de la comunidad en la cual vive o pertenece. Por ello, consideramos al contexto como un elemento fundamental dentro de la toma de decisiones de carácter ético. El ser humano realiza este proceso de valoración gracias a su razón. La valoración ética es de carácter racional, pero involucra a todo el individuo. Gracias a su valoración racional, el ser humano ha podido identificar, reconocer, transmitir y valorar el aprendizaje logrado, Por ello, consideramos a la ética como una disciplina tan antigua como el hombre y, como la herramienta o medio gracias a la cual el ser humano será cada vez más humano. Como actividad humana la ética es tan antigua como el ser humano, pero será una actividad plenamente racional gracias al aporte y reflexión que sobre ella realicen los filósofos griegos. Es más, ubicaron a la Ética dentro del grupo de disciplinas que las llamaron Filosofía Práctica. 1.2. Algunas definiciones de Ética Proponemos a continuación algunas definiciones que nos permitan acercarnos a una comprensión de la Ética “La ética es una ciencia, en primer lugar, tiene un carácter netamente científico. El hombre se eleva por encima de los conocimientos puramente empíricos y alcanza el nivel científico cada vez que sabe dar la causa de lo que conoce, cada vez que puede explicar el porqué del fenómeno o hecho de que se trata, cada vez que conoce la razón de lo estudiado.” La palabra ética, confirmada por diccionarios y academias con el sentido de parte de la filosofía que trata de la moral y de las obligaciones del hombre, no es tan preciso en el significado como la palabra moral. Ética profesional o moral suele definirse como la “ciencia normativa que estudia los deberes y derechos de los profesionistas en cuanto tales.” La palabra ética tiene su origen etimológico en el griego “ethos” que significa “costumbre” pero una costumbre más firme que denota un modo habitual de actuar del hombre; así pues a la ética se la considera como el estudio de las costumbres humanas. La traducción latina de “ethos” es “mos” cuyo plural “mores” da origen al derivado castellano “moral. La ética considera las acciones humanas en su relación con el modo de ser (ethos) que la persona adquiere a través de ellas. Se la puede definir como una disciplina filosófica que estudia su objeto propio es decir la vida moral desde una perspectiva de totalidad con el fin de sacar a la luz sus aspectos más profundos y universales. Ética viene del griego “ethikos” y se la considera como parte de la filosofía que trata de la moral y de las obligaciones del hombre. Definición etimológica de Ética.- En nuestra vida adoptamos formas de actuar que responden a ciertos principios o a nuestra interpretación de la realidad y, nos preguntamos si nuestras acciones son buenas o malas.
  • 7. 7 Cada grupo humano establece las formas de actuar de sus miembros, de acuerdo a sus costumbres y normas. Los actos contrarios a lo establecido son rechazados y sancionados. Los actos acordes son aceptados y reconocidos. En la pregunta sobre la conducta humana, los griegos establecieron leyes de la conducta humana y, fundamentaron a esta en la libertad del hombre. Ética: Del Griego ETHOS, costumbre. En latín, MORAL. Costumbre: No es una manera particular de ser o vivir, sino ciertos comportamientos (costumbres) sociales fundamentales, ej. El trabajo, la justicia, el derecho. Concepto de Ética: Parte de la filosofía que trata de la moral y de las obligaciones del hombre. (DRAE) MORAL: Perteneciente o relativo a las acciones o caracteres de las personas, desde el punto de vista de la bondad o malicia. Que no pertenece al orden jurídico sino al fuero interno o al respeto humano. Ciencia que trata del bien en general, y de las acciones humanas en orden a su bondad o malicia. La Moral es el objeto de estudio de la Ética como disciplina filosófica. Se fundamenta como un conjunto de normas que tienen como propósito regular la conducta del hombre en la sociedad. Las acciones del hombre deben ser realizadas en forma consciente y libre y ser asumidas por el individuo. De esta forma, bien podemos entender a la Ética como la disciplina filosófica que estudia el comportamiento humano, tanto individual como en sociedad y busca orientar sus acciones hacia el bien. 1.3. Objeto de estudio de la Ética.- Es el conocimiento de lo que está bien y de lo que está mal en al conducta HUMANA (Fagothey). Así, podemos calificar, juzgar y sancionar los actos humanos. Los actos humanos pueden ser: Imperativos u obligatorios (debería hacer). Prohibitivos (no debe hacer). Permisivos (puede hacer o dejar de hacer). Los juicios que la sociedad emite con respecto a determinadas actuaciones son la base para el estudio de la Ética, por lo que es la encargada de investigar si dichas valoraciones son ciertas, por qué se considera un acto bueno o malo. La materia de estudio de la Ética es la conducta humana, entendida como las actuaciones de las personas realizadas con plena conciencia y voluntad. 1.4. Contextos para una Ética.- El hombre es un ser con múltiples dimensiones, es un ser-en- relación, así: Dimensión Económica: Una economía orientada a la productividad y al individualismo, maximiza la producción, la ganancia y la rentabilidad, en la que el mercado es el único regulador y la lógica imperante es la dominación y la de un individualismo feroz, una economía que acrecienta más las desigualdades, la pobreza y la exclusión de la mayoría a una vida digna (educación, salud, vivienda), Una economía que nos vuelve insensibles a la pobreza.
  • 8. 8 Dimensión Política: La economía impera sobre la política, donde la participación se reduce al ejercicio electoral para elegir gobernantes de turno. El Estado se convierte en el garante de un status quo. Se trata de una democracia sin contenido, sin verdaderos ciudadanos. Dimensión Cultural: Un creciente dominio de la cultura postmoderna, caracterizada por un profundo antropocentrismo. Surge de un gran desencanto al palpar los efectos deshumnanizadores de la ciencia y el progreso. Solo existe el presente, no hay compromisos definitivos. Es inútil preocuparse por el futuro y, no existe el pasado. El cuerpo es un capital físico que hay que cuidar, perfeccionar y disfrutar. La postmodernidad es profundamente religiosa, pero de una religiosidad regida por las leyes del mercado, una religión intimista y sin compromiso. 1.5. La Ética como Ciencia y su relación con otras ciencias. Ciencia: Es un conjunto de principios y conocimientos sistematizados que tienen un método y un objeto de estudio. La Ética explica, investiga, interpreta y establece conclusiones sobre los actos humanos desde el punto de vista moral. Son métodos de la Ética: inductivo, deductivo y filosófico (fenomenológico, crítico trascendental, dialéctico). La Ética apoya su estudio en otras ciencias que, desde diversos puntos de vista, analizan al hombre y a la sociedad. “El carácter científico se lo determina a través del proceso de investigación de los actos humanos formulando hipótesis, teorías y principios generales. Sin olvidar el carácter científico de la Ética, ésta es además práctica cuando se aplica al individuo con el objeto de capacitarlo para “actuar y vivir como es debido”. La Ética, gracias al apoyo de otras ciencias Ética y Psicología: La Psicología investiga el origen de los actos humanos en el inconsciente. En todo acto moral participan factores de índole psicológica (motivaciones, temores, represiones, sentimientos, impulsos, etc.). La Psicología aporta a la Ética con las leyes que rigen las motivaciones internas de la conducta y con la estructura psíquica del carácter y la personalidad. Ética y Sociología: La Sociología estudia los grupos que constituyen una sociedad, las causas y efectos de los hechos sociales. El establecimiento y la construcción de los grupos morales es el resultado de la práctica de un grupo social y del individuo. Ética y Antropología: La Antropología se encarga del estudio del individuo dentro de una estructura social. Estudia la evolución y el desarrollo de la humanidad. La Ética, con su apoyo, busca un conocimiento objetivo sobre el fenómeno social a partir de las experiencias y testimonios de los pueblos y de la historia de las diferentes culturas. Ética y Derecho: Se encargan de estudiar y analizar las normas. La Ética se encarga de estudiar las normas morales y el Derecho las normas jurídicas. Las primeras son aceptadas libremente por las personas; las segundas son de carácter obligatorio, coactivo e impuestas por medio de la fuerza legítima del Estado. Las
  • 9. 9 normas morales que están vinculadas al acto moral son de naturaleza autónoma, tienen como fundamento la libertad del hombre. Las normas jurídicas son de tipo heterónomo, es decir, por una fuerza social externa. Ética y Economía: La historia de la moral nos muestra como los principios morales son establecidos desde la postura de una clase económica poderosa. Debido a intereses económicos se justifica la explotación del hombre por el hombre. 1.6. El ser humano y la ética La Ética, como disciplina filosófica, busca estudiar el comportamiento humano, pero no desde un punto de vista psicológico. Ella lo hace desde el estudio de la bondad y la maldad en las acciones humanas. La pregunta ética es, necesariamente, una pregunta por el hombre y su capacidad de ser mejor. Es un ser que en sí mismo lleva una orientación continua hacia la perfectibilidad: nunca está conforme consigo mismo. Pues bien, la afirmación que acabamos de formular parte de una concepción de ser humano. La ciencia que estudia al ser humano, desde una visión integral, tratando de responder a las preguntas más totalizadoras e integradoras del ser humano, será la Antropología Filosófica. Vamos a realizar algunos pincelazos a partir del cual nos aproximaremos hacia ese fenómeno tan particular que llamamos ser humano. La ciencia que se ocupa de indagar la esencia del hombre es la Antropología Filosófica, la misma que pretende abarcarlo en su totalidad. Según Samuel Ramos, filósofo mexicano, “casi hay tantas concepciones del hombre como elementos constituyen su existencia. Cada una de esas concepciones toma una parte y pretende erigirla en el todo de la existencia humana, la cual resulta mutilada por la unilateralidad de la visión. El hombre es concebido como razón, como voluntad, como sentimiento, como instinto, etc. Tales ideas provienen de tres fuentes: la religión, la Filosofía y la ciencia natural”. Son diversos los enfoques o criterios que han utilizado los autores para explicar la naturaleza del hombre, por ejemplo: Criterio trascendentalista: El hombre es producto de la creación divina y su destino consiste en trascender o superar su vida terrenal e imperfecta orientándose a un mundo metafísico. Ejemplo: el platonismo. Criterio inmanentista: El hombre es un producto de la naturaleza o de la historia. Considera que más allá del hombre no hay Dios ni dioses. Ejemplo: el evolucionismo. 1.7.1 La conciencia moral.- Es una función que cumple el intelecto. Juzga un acto concreto realizado por el individuo en el espacio moral, como bueno o malo. La conciencia la constituyen los juicios prácticos que nos da la razón con respecto a un acto individual, como bueno para que lo ejecutemos y como malo para evitarlo. La conciencia puede ordenar, prohibir, persuadir o permitir. La conciencia es el propio intelecto cumpliendo otra función, la de juzgar acerca de la bondad o la maldad de nuestros actos individuales. La conciencia responde a la condición humana, por ello no es perfecta. “Puesto que el juicio de la conciencia es un juicio del intelecto y que el intelecto puede equivocarse, ya sea adoptando falsas premisas o extrayendo una conclusión ilógica, la conciencia podrá ser también correcta o errónea”.
  • 10. 10 La conciencia moral se diferencia de la conciencia psicológica en que la primera es un juicio en orden a la acción, se orienta a la realización concreta del yo. La conciencia moral añade a la psicológica el carácter de obligación que compromete al yo. 1.7.2. La voluntad.- Un acto sólo es un acto humano en la medida en que es conocido. Pero no basta que esté dirigido por el conocimiento, además ha de ser intencional. Así, la unión de conocimiento y voluntad es lo que hace voluntario a un acto. Un acto voluntario es un acto querido, es un acto en el que el ejecutante sabe lo que está haciendo y quiere hacerlo. El acto voluntario es una manifestación real del dominio del individuo sobre la conducta. Aunque el acto esté realizado y consumado, sigue siendo referido a su autor como su acto. 1.7.3. La responsabilidad moral.- Requiere la ausencia de coacción exterior o interior. Esta ausencia de coacción implica en el individuo la posibilidad de optar o elegir libremente entre diferentes posibilidades. Esto implica que la persona debe asumir las consecuencias de los actos realizados con plena conciencia y voluntad. La responsabilidad moral presupone libertad para elegir, voluntad para ejecutar el acto y conocimiento para saber lo que se hace. Es necesario considerar que la libertad necesaria para asumir la responsabilidad de nuestros actos está circunscrita en un marco de interacciones con “el otro”. Además de esta limitación, existe un mundo interno, el cual de alguna manera está determinado. En relación con la conciencia y la voluntad, existen algunos elementos que modifican el grado de responsabilidad, y son: La ignorancia o desconocimiento, La pasión entendida como exceso de emociones que alteran al individuo y reducen el autocontrol, como la ira, vergüenza, etc. El miedo como temor a un peligro; La fuerza como intervención violenta que obligue a realizar un acto en contra de la voluntad; Enajenamiento por dependencia de drogas. Kohlberg ha distinguido tres niveles de desarrollo moral del individuo: Preconvencional.- El sujeto orienta su conducta motivado principalmente por el temor al castigo físico o a la desaprobación social. Convencional.- La persona asume como suyos los valores, costumbres y usos vigentes en un grupo. Postconvencional.- El sujeto alcanza la autonomía y plena conciencia de sus actos, es responsable y puede iniciar una progresiva moralización de los valores reconocidos en la sociedad, a la luz de nuevas condiciones. Es necesario señalar que, si existiese desacuerdo con los valores morales vigentes, aunque haya presión social, y condicionamientos, existe la posibilidad de elegir entre aceptarlos u oponerse, conociendo que existen consecuencias desagradables como la marginación, persecución o desaprobación. La Sanción.- Es el premio o castigo que recibe una persona por el cumplimiento o la violación de la ley. Existen dos tipos de sanción: Interna: Es una consecuencia natural de la misma conducta humana. La propia conciencia da la satisfacción o el reproche. Externa: Es el premio o castigo expresamente manifestado en la sociedad por autoridades o miembros del grupo social, aparte de la sanción natural.
  • 11. 11 La sanción correcta tiene como finalidad inclinar a los hombres hacia el bien y alejarlos del mal. . En este sentido tiene una función preventiva y de corregir al que ejecuta actos deshonestos. Para que la sanción cumpla con su papel, esta se debe ejecutar de acuerdo con lo que en realidad merece el sujeto, en correspondencia con lo que en realidad merece el sujeto por violar u observar una ley. Los remordimientos de la conciencia son considerados beneficiosos para el individuo en la medida en que lo estimulan a reformar y perfeccionar su actividad moral. No se debe confundir el remordimiento con el sentimiento de culpa. Para que el remordimiento sea moral, es necesario: Que sea proporcional a la falta. Se duele del pasado pero proyecta la reforma al futuro. La Sanción Previene: Induce a las personas a observar la ley. Es consecuente: en cuanto recompone el orden de la justicia. La observancia de la ley moral desarrolla la armonía entre los actos humanos y la naturaleza Pero, la no observancia de la ley moral produce en el individuo un malestar en su conciencia, el rechazo de la sociedad y otras sanciones a nivel interno y externo. II. ÉTICA PERSONAL La valoración de los actos humanos parte del individuo. Es en la conciencia de cada persona donde radica el juicio sobre la moralidad de los actos. Para ello, necesitamos partir de una concepción de ser humano. Podemos intentar algunos caminos para comprender al ser humano. No obstante cualquier camino que sigamos debe procurar comprenderlo desde su integralidad, esto es, desde la multidimensionalidad en que se nos manifiesta. Quizá una de las aproximaciones más sencillas del hombre, a partir del un acercamiento orientado por la Antropología Filosófica, es aquel en que nos presenta al ser humano como un ser psico somático, es decir, desde aquellas manifestaciones de su “psiqué” (alma) y de su “soma” (cuerpo). Pero, con la finalidad de ir más allá, vamos a proponer una comprensión del hombre desde una concepción aún más integral; bien podríamos entonces definir al ser humano como una realidad bio-psico-social y espiritual. 1) En cuanto biológica, encontramos dos perspectivas que nos ayudan a comprender al hombre: la primera, de orden genético, no invita a descubrir en el hombre aquellos factores que “marcarán” al ser humano para el resto de su vida. Factores como la estatura, color de la piel, del cabello o de los ojos y, demás elementos que constan en el mapa genético, incidirán de forma decisiva, no absoluta, en el ser humano. La segunda perspectiva la encontramos en el plano físico en cuanto tal. El ser humano encuentra en su realidad físico - corporal el medio idóneo para su adaptabilidad social y, la afección o falta de algún elemento (pérdida de algún sentido, mutilación de algún miembro, etc.), con toda seguridad provocará la alteración psicológica del mismo. En cuanto psicológica, el ser humano expresa mediante sus emociones, afectos, sensaciones y sentimientos su forma de estar en el mundo. Es tan palpable esta dimensión que, muchas de las veces esta incide en el individuo afectando sus otras dimensiones: el sufrimiento, la tensión nerviosa previo un examen, suelen expresarse a través de distintas somatizaciones: migrañas, alteraciones en el sistema digestivo, contracciones fisiológicas provocadas por el sistema nervioso, etc.
  • 12. 12 3) La dimensión social permite la realización misma del ser humano. No podemos concebir al ser humano desintegrado de su esfera social. No basta entender al hombre desde su ámbito psico - físico. Su naturaleza social, no solo gregaria, será el ámbito necesario para lograr madurar en su proceso de personificación, esto es, en su continua “hacerse ser humano”, tarea en la cual cada individuo se siente incompleto y siempre perfectible. 2.1. Conceptos del ser humano: El hombre como objeto de estudio ha sido abordado por diversas ciencias y, todas estas ciencias nos proporcionan datos valiosos sobre la naturaleza del hombre. La Antropología Filosófica aspira a darnos una visión integral del ser humano. Para Sheler “es una ciencia fundamental de la esencia y de la estructura esencial del hombre; de su relación con los reinos de la naturaleza y con el fundamento de todas las cosas; de su origen metafísico y de su comienzo físico, psíquico y espiritual en el mundo” Teoría clásica del hombre: Define al hombre como un animal racional. Se basa en lo llamado “género próximo y diferencia específica”. La razón es lo que permite separar al hombre del animal. (Sócrates, Platón, Aristóteles, Descartes). Teoría del homo faber: Define al hombre como un ser práctico y se desarrolla en teorías naturalistas, en el positivismo y en el pragmatismo, fundamentalmente. Según esta teoría, no hay una diferencia esencial entre el ser humano y el animal; entre ambos sólo encontramos diferencias de grado: en el hombre se dan los mismos elementos que en los demás seres vivos, pero de una forma más compleja y desarrollada (Demócrito, Epicuro, Bacon, Hume, Comte y Spencer, Darwin). Concepto del hombre como animal simbólico: Para definir al hombre se pueden establecer dos criterios: Caracterizar al hombre a partir de sus estados psicológicos (pasiones, ideas, etc.) Centrar la atención no en lo que piensa, quiere o siente el hombre, sino en su obra. Para Cassirer, de acuerdo al segundo criterio, el hombre es un “animal simbólico: esto es, un ser que construye un universo simbólico formado por el mito, el arte, la religión y todos los demás productos culturales. Así, el hombre no se enfrenta con la realidad en una forma directa, sino a través de sus propias creaciones. La diferencia entre el lenguaje proposicional (signos) y lenguaje emotivo representa la verdadera frontera entre el mundo humano y el animal. Concepto marxista del hombre: Según K. Marx, el hombre es el protagonista de la historia. La antropología marxista hace hincapié en el carácter transformador del hombre. El hombre es un ser productor, transformador y creador. Mediante su trabajo transforma la naturaleza exterior, se plasma en ella, creando un mundo a su medida. 2.2. Los actos humanos Los actos son humanos cuando derivan de la voluntad. Al hablar de voluntad hacemos referencia a las facultades en las que se evidencia nuestra libertad. En este sentido somos reconocidos como responsables. Por este reconocimiento, nuestros actos son conscientes y deliberadamente ejecutados. La responsabilidad de los actos humanos hace que el hombre se diferencie de los animales irracionales. El hombre es dueño de sus actos mediante la razón y la voluntad. La voluntad libre se define como la facultad de la voluntad y la razón. El intelecto y la razón no realizan un acto humano sino que son facultades mediante las cuales la persona actúa. Actos voluntarios o actos humanos.- Son aquellos que el hombre domina, que controla conscientemente y quiere deliberadamente ejecutar. Es completamente responsable de ellos.
  • 13. 13 2) Actos involuntarios o acto de un hombre.- Son los actos realizados por un hombre sin que este sea dueño de los mismos, por lo cual no es tenido como responsable. Estos actos son realizados en la infancia, la locura, el delirio o la distracción. Los actos no son voluntarios cuando su motivo es la ignorancia o la coacción. En caso de que los pensamientos de un hombre carezcan de una dirección consciente y, que estos deriven en actos, no reproducirían un acto humano en su totalidad sino que se enmarcarían en actos de un hombre. 2.3. La Persona1 2.1. PERSONA Y SUS CONTEXTOS Desde el punto anterior se ha tomado una referencia fundamental para la antropología filosófica aquí expuesta. Es una referencia necesaria que a la hora de concretar un proyecto antropológico, axiológico y ético es determinante. Esta referencia es tomar al hombre como persona. Para indicar el verdadero significado del yo, distinguiéndolo de la dimensión biológica (sujeto biológico), de las funciones sociales (yo social), de la personalidad (yo psicológico) y del aspecto epistemológico (sujeto del conocimiento), se usa preferentemente el término "persona", aunque se reconoce que este término no carece de equívocos. Esto ya está indicando la gran importancia que ha tenido desde siempre el término persona. Pero más que esto, es la justa apreciación del hombre como sujeto personal en el cual se descubren "contextos" que son absolutamente humanos y que no pueden olvidarse ni mermarse. La persona es el más noble término bajo el cual podemos ver y descubrir todas las riquezas y posibilidades de esta realidad humana. En otra parte el primer punto he dicho qué es el tránsito de ser hombre a ser persona. Quizás esta manera de decir las cosas no gusta a muchos que ya por el solo hecho de decir "hombre,' se está diciendo inmediatamente "persona". En esta exposición se pretende ir más allá. Creo que al señalar al hombre concreto con su singularidad se está señalando el merecimiento del hombre de "persona". 2.1.1 El primer contexto de la persona es su propia "unicidad". No es la simple categoría humana, no es la simple visión de individuo. Decir la 2 unicidad es afirmar que es un ser singular, inconfundible e insustituible, único. A primera vista son formas de pensamiento abstractas, pero no. La unicidad de la persona está orientada al mismo ser del hombre pero que lo abre a los otros, a las demás personas como manera de contextualizar la existencia. La persona como unicidad no es un ser cerrado, de tal manera que solamente se entienda como isla difícil de descubrir. Su unicidad lo hace "ser" de comunión. La comunión "interpersonal" por la que es capaz de entrar irremediablemente en encuentro con las demás' personas, le hace descubrirse descubrir su unicidad dentro de si mismo. No le viene desde afuera. Es su propia llamada y su propia respuesta. Es la expresión de sí mismo. Es la relación concreta con los demás que parte de su interioridad. 2.1.2. Si la unicidad es el primer contexto de la persona, el segundo es la alteridad. Alteridad que llama al reconocimiento del otro; es encontrarse frente al otro como una exigencia de la existencia humana. La individualidad tiene sentido en la relación con el otro. No solamente con el "otro" hombre si- no con todo lo que pide relación: la naturaleza, la historia, la cultura, la estética, la política, la educación, la economía, lo divino. En el contexto de alteridad se manifiesta el carácter metafísico o transcendente de la persona. Esto significa que la persona no solamente dispone de su alteridad. No es un medio para usarla, sino que debe 1 Este texto corresponde al libro “La Antropología fundamenta la Ética”, del Dr. Efrén Santacruz Paz 2 Joseph Gevaert, op. cit., p. 54.
  • 14. 14 tomarse como don de comunión. Su alteridad se presenta como la plena capacidad del hombre-persona para orientarse a los demás de manera personal; es gracias a las demás personas y juntamente con ellas que se va realizando la historia humana, que es historia de personas. 2.1.3. La alteridad lleva al contexto dialogal de la persona. El diálogo propiamente tal solo es posible entre los humanos. Ningún otro ser puede dialogar como el hombre, porque solamente el hombre es "responsorial". Este hecho fundamental del diálogo parte de su estructura corpórea. La existencia corpórea del hombre lleva a descubrir el verdadero "significado" del cuerpo en la visión personalista que estoy mencionando en este trabajo. No se trata del cuerpo en una manera meramente orgánica, como algo objetivo que se puede confundir con otras cosas. El cuerpo orgánico es una primera verdad que me Incluye en el mundo de los vivientes, pero que no realiza plenamente a la persona ni la toma como unicidad e interioridad. El cuerpo orgánico es un aspecto del cuerpo del hombre que exige otro nivel de corporeidad. El cuerpo "humano" es porque es la persona misma.. Las dimensiones dialógicas del cuerpo están revelando a la persona como pluralidad de manifestaciones que no agotan su unicidad ni su alteridad sino que la realizan. Con el cuerpo humano la persona está de manera humana, expresándose y realizándose en el diálogo entre "cuerpos", es decir, entre personas que no solamente "tienen" cuerpo sino que "son" cuerpo. Hay que decir más bien que yo soy mi cuerpo, que soy corpóreo. El cuerpo es vivido desde dentro como yo mismo. No es la mano la que toma unos objetos; los tomo yo. No es el ojo el que ve, veo yo. No es el cuerpo el que siente; siento yo. En la palabra, en la mirada, en la acción estoy presente yo en persona, en carne y hueso.... El cuerpo "humano", "mi cuerpo" puede indicar también el conjunto de relaciones y de realizaciones que una persona ha elaborado en su existencia28 . Esta categoría dialogal de mi cuerpo humano se manifiesta en distintas dimensiones que ennoblecen y hacen exigente la respetabilidad del cuerpo. Cuando hablamos de "dignidad humana" estamos hablando irremediablemente de la dignidad del cuerpo y su respeto. Todo atentado al cuerpo humano es atentado a la intimidad de la persona. Las realizaciones (valores) que continuamente está buscando la persona favorecen su "corporeidad", porque al entender el cuerpo como "cuerpo humano" es la totalidad de la persona, de su yo, de su existencia en el mundo, con el mundo y con los otros29 . Por todo esto, el cuerpo tiene significados humanos que lo manifiestan y que lo diferencian del "cuerpo" del animal y del "cuerpo" (extensión) de las cosas. Los significados humanos fundamentales del cuerpo a la luz de esta totalidad de la existencia humana serán sustancialmente tres: a) Respecto a la persona concreta que tiene que vivir su propia existencia en el cuerpo y a través del cuerpo, el significado fundamental del cuerpo- es el dé ser el campo expresivo del hombre, el lugar primero donde el hombre tiene que realizar su propia existencia; b) Respecto a los demás hombres, hacia los que la persona está constitutivamente orientada, al cuerpo tiene como significado fundamental el ser para los demás. Y esto desde un triple punto de vista; el cuerpo es fundamentalmente presencia en el mundo, es lugar de la comunicación con el otro y es medio de reconocimiento del otro; c) Respecto al mundo material y humano, al que pertenece toda persona, el cuerpo es fundamentalmente la fuente de la intervención humanizante en el mundo, el origen de la instrumentalidad y de la cultura3 . 3 Joseph Gevaert, op. cit., pp. 92-93.
  • 15. 15 Estos contextos de la persona han mostrado que la persona está encarnada, es decir, que no tiene una ausencia con el mundo y con los otros. No es una porción del mundo, de lo orgánico y de lo social. No es una soledad a la manera de una isla, sino que muestra un dinamismo original que siempre está abierto a los innumerables encuentros en los que da cuenta del en si de su existencia, de su estabilidad interior y, al mismo tiempo, del en-sí de sus semejantes4 . 2.2. ELEMENTOS CONSTITUTIVOS DE LA PERSONA Con sus contextos, se pudiera decir que está abordado el tema de la persona. Pero no. Es necesario que ahora intente decir una palabrita de lo que yo he querido llamar "elementos constitutivos". Se puede pensar que hay tantos elementos constitutivos que deben abordarse (el carácter de ser único; interioridad; dialogicidad; trascendencia, etc.), que sin ellos difícilmente habría una visión completa de persona. Aquí y bajo este numeral, solo pretendo tomar tres elementos que considero constitutivos y que ocuparán mi atención: la conciencia, la libertad, la historia. 2.2.1 LA CONCIENCIA En sentido etiológico y no menos simple se puede decir que la conciencia dice sobre el "saber" relacionado con la existencia propia y los estados en los que ella se encuentra. La persona es el único ser que "sabe" de su existencia. Y no solamente sabe de su existencia sino que la "vive"; la vive con "con- ciencia", es decir, sabe de sus vivencias, de sus posibilidades, de sus maneras de ser, de sus encuentros, de sus relaciones, de sus búsquedas. Su vivencia de persona, por la conciencia, le pertenece. La atención que la persona tiene de sus vivencias, le hace poseer su propio yo, su "sujeto" de actos y vivencias. El "conocimiento" existencial y verdadero (no con distancia de su sujeto porque seria simplemente un conocimiento epistemológico), es lo que llamamos autoconciencia. Porque ella se traduce en el acontecer diario y rela-cional es propiedad del espíritu humano poder saber y poseer por sí mismo. Así se va dando la "posesión" de los contenidos de conciencia por los cuales los hechos de conciencia son del propio "yo" como unidad y como propia comprensión5 . La conciencia tiene su propia intención: abrirse a sí misma, y eso le da el carácter de "conciencia personal". La conciencia personal es la atracción del proyecto ideal que se va dando en el significado de su presencia en el "mundo"; de su presencia con los otros; de su presencia en la historia, personal y social; su presencia frente a Dios. La conciencia personal me permite la apertura hacia las cosas, hacia el mundo, hacia los otros como mediación humana y ámbito en el se afirma mi ser personal6 . 2.2.2 LA LIBERTAD Quizás uno de los constitutivos más espinosos al abordar el problema del hombre. La intención que tengo al tomar la libertad humana es dar sus principales rasgos, como manera de ser de la persona. "La libertad, conviene precisarlo, no es un ser, es el ser del hombre. El hombre es siempre y enteramente libre, o no es"7 . 4 Lucien Jerhagron, ¿Qué es la persona humana? 2da. edición, Barcelona, NovaTerra, 1969, pp.121-122. 5 Cfr. Walter Brugger. op. cit.p. 124. 6 Cfr. Eudoro Rodríguez, op. cit. 7 Cfr. Eudoro Rodríguez, op. cit.
  • 16. 16 Por tanto, la libertad es la realización de la persona. No se puede tomar como algo externo. Es la misma manera de esenciabilidad es la experiencia de nuestro ser y que hacer donde comprobamos su existencia y su calidad de capacidad humana. Es la libertad de realización personal en la que el proyecto que soy como persona se desenvuelve como tarea y que va orientado mi tensión del "deber ser". Esta libertad es la autorrealización humana porque no es una facultad más sino la afirmación del carácter absoluto de la persona. La libertad no puede enmarcarse como la capacidad de elección o de decisión porque se pierde su carácter "situado". Toda búsqueda del hombre de todos los tiempos ha estado inspirada en nombre de la libertad, como la suprema aspiración del hombre8 . La libertad situada llama al hombre a la relación interpersonal. Así como afirmamos la urgencia de la autocomunicación (y de hecho continuamente, a diario, nos estamos comunicando -autocomunicándonos-), como manera del desenvolvimiento o desvelamiento de la persona, así reconocemos que la libertad se da en el obrar humano con otros. Vivimos en libertad comunitaria porque en ella se despliega la interioridad libre9 . Hablar de la libertad no puede llevarnos a sentir la "absoluta" libertad. Bajo esta visión estaría de acuerdo con aquellos que niegan la libertad humana porque afirmaría que en todo obrar humano hay condi- cionamientos10 . La libertad no puede concebirse fuera de la manera "concreta" que existe y por la que se hace real. No es la pura subjetividad o interioridad del ser libre; es la "opción", encarnada de la libertad la que se realiza y se hace presente. "La libertad humana, la que nos hace capaces de elegir los valores 'que realizan una buena vida humana', esa, es una conquista"11 . Finalmente, no se puede dejar de mencionar que la libertad tiene distintas formas. Son formas las que se ha querido explicar la existencia de la libertad y su ejercicio existencial. No se trata aquí de dar tales explicaciones sino advertir que la persona es "constitutivamente" libertad. Todas las maneras de explorarla no le hacen ninguna incisión a la persona porque: "....la libertad del hombre se concibe como apertura capaz de autodeterminar su modo de unidad" 2.2.3. LA HISTORIA Cuando tenemos conciencia de nuestro "yo" personal y comunitario asumimos nuestra "experiencia histórica" de estar en este mundo con: todas las dimensiones humanas de las que somos capaces. Somos personas porque estamos y somos "sujetos" de nuestra "propia" historia, es decir: La existencia humana es fundamentalmente histórica. La historia, es la intensidad de la vivencia, la autoconciencia de la existencia, ámbito de despliegue del ser que somos y que aspiramos ser. La vida es temporal y, como tal, histórica. Sólo en el devenir de la vida. La temporalidad del devenir se hace materialidad en el pasado, el presente y el futuro. La existencia, de otro lado, está marcada entre dos polos fundamentales: transcurre entre el nacimiento y la muerte. Por ello la existencia es finita y su único 8 Cfr. Eudoro Rodríguez, op. cit. 9 El tema de los condicionamientos o determinaciones de la libertad tiene hoy gran despliegue e importancia. El Profesor Gastaldi los señala en cinco aspectos: el mundo material la condición corpórea; dinamismos involuntarios; condiciones culturales y la historia personal (pp.-141-142). También encontramos en Verneaux, Verges, Rodríguez, etc. op. cit. Con todos ellos se puede concluir que la libertad no puede ser absolutamente libre, sino "relativa- mente" libre ya que esta condicionada por motivaciones internas o extemas y, por lo tanto, en el obrar humano no están carentes. 10 El tema de los condicionamientos o determinaciones de la libertad tiene hoy gran despliegue e importancia. El Profesor Gastaldi los señala en cinco aspectos: el mundo material la condición corpórea; dinamismos involuntarios; condiciones culturales y la historia personal (pp.-141-142). También encontramos en Verneaux, Verges, Rodríguez, etc. op. cit. Con todos ellos se puede concluir que la libertad no puede ser absolutamente libre, sino "relativamente" libre ya que esta condicionada por motivaciones internas o extemas y, por lo tanto, en el obrar humano no están carentes. 11 Julio César Labake, El hombre, la libertad v los valores. Buenos Aires, Editorial Bonum, 1989, p. 81.
  • 17. 17 horizonte de posibilidad es la historia, en la cual se despliega como proyecto siempre in-acabado, incumplido. La insatisfacción, en tal sentido, es la esencia histórica del ser del hombre12 . Solamente es posible hablar de historia desde el hombre. El es sujeto de la historia y no hay historia sin sujeto humano, sin persona. Decir historia es decir hombre. La historia está hecha a partir del hombre y él le da sentido. Al mismo tiempo que la historia le da sentido al "ser" del hombre y su quehacer cotidiano. El tiempo se concibe de esta manera, es de un sujeto temporal. Con Kant, Hüsserl y Heidegger es posible descubrir que sin el aspecto "filosófico" (antropológico) del yo no puede darse un concepto de tiempo. La historia, como rasgo fundamental de la vida humana, es la dinámica de la persona como ser encarnado (espíritu viviente) que nos hace descubrir la dimensión temporal de "ser-en-el-mundo" con otros y para otros. La historia tiene su realización en el móvil social e interpersonal. No como simple suma de historias sino como la plena dimensión histórica de la existencia humana; la existencia de los humanos que "son" y que "hacen" historia. Esta dimensión histórica del hombre nos llama a superar el sentido cronológico de la palabra historia. Es decir, el hombre no solo transcurre en el tiempo sino que su tiempo tiene sentido. El sentido de la historia está dado por la conciencia y la libertad. La historia es el lugar donde la conciencia y la libertad se hacen libertad. La historia es el lugar donde la conciencia y la libertad se hacen presentes. Al mismo tiempo la libertad y la conciencia son el lugar donde la situación humana se transforma en historia (el hombre es "ser-histórico" porque tiene conciencia y libertad) y por ello la persona consigue ser responsable frente al pasado y al futuro. Y este es el verdadero "sentido histórico" del dinamismo humano13 . Todo lo que es fundamentalmente humano es histórico, porque él mismo en su ser es "tiempo"; tiempo no como una dimensión exterior donde se desarrolla. La temporalidad del hombre (pasado, presente, futuro) es el hilo que conduce una existencia abierta, consciente y libre que se sitúa en circunstancias concretas (espacio y tiempo)14 . Para el filósofo Dilthey15 la vida en devenir es la generadora de la historia, constitutivo fundamental de la existencia humana, de tal manera que tenga un significado y se detalle en plenitud como realidad16 . Nada que tenga que ver con el hombre deja de estar participando de su ser histórico. La misma aspiración del hombre a lo sagrado está irremediablemente afectado por el tiempo, por "su" historia personal y comunitaria. La historia estructura la vida humana entre el ser y el deber-ser. La constitución histórica del hombre está motivada y dinamizada desde el pasado que se orienta al futuro como la "tensión" propia del tiempo que se vive. No hay un agotamiento en el presente, porque el deber-ser humano es motivacional y nos implemente duración intemporal y movimientos sin tiempo49 . ¿Qué es, pues, el tiempo? Si nadie me lo pregunta lo sé; pero si tengo que explicárselo a alguien que me interroga, no lo sé. Pese a lo cual, afirmo lleno de auto confianza, que sabría que no existía ningún pasado si el tiempo no corriera, y ningún futuro sí nada sucede y ningún presente, si no hubiera nada presente. 12 Luis José González, Antropología. Perspectiva Latinoamericana, op. cit., p. 191. 13 Cfr. Joseph Gevaert, op. cit. Cfr. ítalo Gastaldí, op. cit. 14 Cfr. Eudoro Rodríguez, op. cit. 15 Cfr. W. Dilthey, Obras Completas. Vol VI-VII, México, F.C.E:, 1978. Dilthey ha hecho un gran aporte a la "Hermenéutica" histórica del hombre; el problema del conocimiento histórico y la teoría de la historia. 16 Cfr. Amo Anzenbacher, op. cit.
  • 18. 18 2.3. HORIZONTES DE LA PERSONA Cuando enfrento el problema del hombre como persona, he intentado adentrarme en el maravilloso mundo de la existencia humana, como un ser dinámico y lleno de múltiples e insospechadas posibilidades, con ayuda de la filosofía (y por ello de la razón y de la misma experiencia humana). He procurado dar una visión de la persona y sus contextos (numeral 2.1); sus elementos constitutivos (numeral 2.2). Ahora intento abordar sus "horizontes". Es decir, sus confines o sus perspectivas. Y éstas, según este pequeño esbozo, pueden ser: la comunicación, el amor y la trascendencia. Los horizontes de la persona son su autorrealización. Precisamente al hablar de la autorrealización es posible darse cuenta que el hombre puede "deshumanizarse" o "despersonalizarse". Estas llegan a ser, negativamente, maneras de horizontes humanos. 2.3.1. COMUNICACIÓN En repetidas ocasiones he tomado este aspecto fundamental y constitutivo de la persona: la comunicación con el mundo y con los otros. La persona, como ser que se va haciendo, está abierta a distintas maneras de encuentro o comunicación. La comunicación no es algo accidental en la vida y en la existencia humana. De cierta manera está dicho cuando se abordó la conciencia (conciencia de su "yo" personal y, por lo tanto, dialógico), la libertad (ser libre es estar con otros, es una libertad interpersonal, confrontada con los demás) y la historia (el ser histórico se encarna en una dimensión social e interpersonal -cultural-). Aquí se trata de precisar este aspecto de la existencia humana como horizonte en el cual la persona se autorrealiza. Este primer horizonte, he dicho, es la comunicación viva y permanente que realiza la persona con los demás. No se trata de ver la comunicación como puede ser tomada por la sicología o por las nuevas ciencias de la comunicación social. Aquí es su manera de compartir el primer dato ontológico de la existencia humana. El hombre "es" con los demás y para los demás. La comunicación interpersonal surge, como primera instancia, en el reconocimiento del "otro". En la medida que se reconozca al otro, se está reconociendo el propio yo personal. Creo que esto marca fundamentalmente los aportes de la filosofía contemporánea desde el vitalismo de Bergson y Nietzsche, pa- sando por el ontologismo (filosofía de la existencia) de Heidegger; y por el exis-tencialismo, de distintas tendencias, de Kierkegaard, Jaspers, Sartre hasta el personalismo de Blondel, Buber, Mounier y filosofías como las de Ortega y Gas-set, Unamuno, latinoamericanos como Dussel, Zea y otros. Es un amplio pano- rama para descubrir que la filosofía del hombre parte de su "existencia", quizás problemático pero siempre en el marco de situación relacional. Para Buber la comunicación se da inicio en la comunicación con el mundo de la naturaleza porque allí el hombre descubre su primer ser "cósmico1 '. Hoy es muy importante abordar el encuentro o comunicación con la naturaleza por el despertar "ecológico" de la sociedad. La relación de la ecología con la vida es evidente. Los problemas ecológicos son problemas que afectan directamente a la vida... El hecho que el hombre posea una forma de vida superior no lo libera de su pertenencia a la naturaleza... De ningún modo podemos pensar nuestra vida con independencia de la naturaleza... Desde el punto de vista axiológico, hemos de considerar la ecología como valor al servicio de la vida17 ». Por tanto la comunicación con la naturaleza se impone como manera de situación en el mundo natural. El hombre se comunica, según Buber, en formas de pensamiento y de actuación, y luego, la comunicación del yo con los demás, subrayando la intención verbal de la comunicación interpersonal18 . 17 Luis José González, Etica ecológica para América Latina. 2da. edición, Bogotá, Editorial El Buho, 1991, pp. 13, 16,24. 18 Cfr. M. Buber, YovTú , Buenos Aires, Nueva Visión, 1967.
  • 19. 19 La comunicación siempre implica la apertura del yo al tú. Es la manera de hacer existencial una comunicación que exige la reciprocidad de los otros. Jaspers diría que la comunicación es la conjunción del "ser-si-mismo" con "otros-si-mismos" porque la persona no es una realidad aislada. La persona no existe (como conciencia del si-mismo) como auténtico yo personal sí no es en relación con el 'otro" yo personal, para una mutua autorrealización. "La comunicación entra así en la existencia de la propia persona, como un momento interno de la misma"19 . "....la responsabilidad del para-sí se extiende al mundo entero como mundo-poblado"20 . Esto nos da a entender que la comunicación me llama a volver mi mirada a mi ser personal con los otros y comunicarme con un mundo poblado de personas con quienes se hace la historia. La comunicación no es la tragedia humana ni la simple diferencia con las bestias. Es el encuentro personal que implica la "palabra": La dimensión interpersonal del hombre queda subrayada más en concreto por la palabra activa o palabra parlante. Para pensar o desarrollarse humanamente no solo es necesario oír la palabra de los demás iluminando y manifestando los significados del mundo. También es necesario expresarse en palabras, dirigir la palabra a los demás. De forma general puede afirmarse que el pensar activo y dinámico no es posible sin la palabra21 . La palabra siempre nos pone en atención a la apertura del tú. Las personas se comunican a través del inmenso mundo del lenguaje o de la palabra. La palabra como expresión humana de la existencia implica el coexistir de los hombres en relaciones concretas de comunicación. "La verdad más profunda del hombre es su relación con los otros"22 . De estas palabras se puede percibir que la comunicación se da en la medida que hay hombres. Solamente eso: ser hombre. Nada más. Y de ninguna manera se puede vivir solo, sin comunicación sin los demás. Finalmente, ya que para Mounier la experiencia fundamental de la persona, que contradice la reserva circunspecta y la separación, es la comunicación, ésta debe entenderse así: 1. Salir de sí, la persona es una existencia capaz de separarse de sí misma, de desposeerse, de descentrarse para llegar a ser disponible para otros. Para la tradición personalista (particularmente la cristiana), la ascesis de la desposesión es la ascesis central de la vida personal; solo libera a los otros o al mundo aquel que primero se ha liberado a si mismo. Los antiguos hablaban de luchar contra el amor propio: hoy día nosotros lo llamamos egocentrismo, narcisismo, individualismo. 2. Comprender, dejar de colocarme en mi propio punto de vista para situarme en el punto de vista de otro. No buscarme en algún otro elegido semejante a mi, no conocer a los otros con un saber general (el gusto por la psicología no es interés por el otro), sino abrazar su singularidad con mi singularidad, en un acto de acogimiento y un esfuerzo de concentración. Ser todo para todos sin dejar de ser, y de ser yo, pues hay una manera de comprenderlo todo que equivale a no amar nada y a no ser ya 19 Salvador Vergés, op. cit. p. 183. 20 Jean Pau! Sartre, El ser y la Nada. 2da. Edición, Buenos Aires, Losada, 1968, p. 679. 21 Joseph Gevaert, op. cit., p. 50. 22 Italo Gastaldi, op. cit., p. 90.
  • 20. 20 nada; disolución en los otros, no compresión de los otros. 3. Tomar sobre si, asumir el destino, la pena, la alegría, la tarea de los otros, "sentir dolor en el pecho". 4. Dar, la fuerza viva del impulso personal no es ni la reivindicación (individualismo pequeño burgués), ni la lucha a muerte (existencialismo), sino la generosidad o la gratuidad, es decir, en última instancia, el don sin medida y sin esperanza de devolución. La economía de la persona es una economía de don y no de compensación o cálculo. La generosidad disuelve la opacidad y anula la soledad del sujeto, aun cuando no reciba respuesta; contra el orden estrecho de los instintos, de los intereses, de los razonamientos, es, estrictamente, hablando, perturbadora. Desarma el rechazo ofreciendo al otro un valor que es eminente ante sus propios ojos, en el momento en que podía esperar ser rechazado como un objeto indócil, y lo arrastra en su contagio; de ahí el valor liberador del perdón, de la confianza. Sólo fracasa ante ciertos odios más misteriosos que el interés, y que parecen dirigidos contra el desinterés mismo. 5. Ser fiel, la aventura de la persona es una aventura continua desde el nacimiento hasta la muerte. Así, pues, la consagración a la persona, el amor, la amistad, solo son perfectos en la continuidad. Esta no es un despliegue, una repetición uniforme como los de la materia o de la generalidad lógica, sino un continuo resurgir. La fidelidad personal es una fidelidad creadora23 . 2.3.2. AMOR "Cualquier teoría del amor debe comenzar con una teoría del hombre, de la existencia humana"24 . Creo que es muy importante que tomemos la significación de estas palabras. El tema del amor es eminentemente antropológico. No puede descubrirse sino a partir del hombre concreto que está situado en el mundo que comparte con otros hombres. No se trata aquí se una aproximación sicológica del amor. Es la manera como lo entiende la antropología filosófica que ve en él la forma máxima de los horizontes humanos. Es la necesidad de descubrir el amor, la experiencia humana, de alteridad, de encuentro, de comunicación y de realización de las aspiraciones felices de cada uno y de todos. El amor, así, no es el solo sentimiento de atracción de una persona por otra. Es la visión antropológica de la existencia del amor como fuerza impulsadora para la creación de un mundo humanizado. Cuando hablaba de la comunicación decía que había que "descubrir" al otro, ahora, por el amor, no solamente se trata de descubrirlo y relacionarme (comunicarme) como si lo hiciera por necesidad accidental, sino llegar plena y conscientemente hasta "su" persona: "El amor es la penetración activa en la otra persona"25 . Esto significa que hay la intencionalidad de "persona a persona" en la reciprocidad alegre de lo compartido. Y lo compartido es la vida como existencia humana llena de sentido. El sentido de la existencia humana está en el desarrollo y realización de todas las potencialidades humanas que tienen satisfacción en lo social, artístico, económico, epistemológico, vital, religioso, ético, etc (mundo de los valores). Pero lo que inspira esa satisfacción y ese sentido es el amor. Se pudiera decir que el amor es la cristalización del sentido de la existencia humana y por él se puede reconocer a la persona26 . 23 Emmanuel Mounier, El personalismo. 14ta. Edición, Buenos Aires, Editorial Universitaria de Buenos Aires, 1987, p. 21. 24 Erich Fromm, El Arte de Amar, Buenos Aires, Paidos, 1977, p. 19. 25 lbid, p. 44. 26 José Ortega y Gasset, Estudios sobre el amor. Revista de Occidente en Alianza Editorial, Madrid, 1984.
  • 21. 21 Ya nos dice Ortega y Gasset: "La mayor parte de la gente es torpe en su percepción de las personas, que son el objeto más complicado y más sutil del universo"27 . Por ello, se insiste en que el descubrimiento del misterio de la persona sólo se puede dar con y por el amor. De otra manera no hay la posibilidad de procurar verdaderas relaciones personales que lleguen hasta las realidades más profundas del ser humano. No solamente entrar en el mundo de lo sentimental; no es el deseo. El amor mismo, como tal, no es solamente deseos. Con el vocablo "amor", tan sencillo y de tan pocas letras, se denominan innumerables fenómenos... amar algo no es simplemente "estar", sino actuar hacía lo amado... el amor es de suyo, constitutivamente, un acto transitivo en que nos afanamos hacia lo que amamos28 . Este amor significa que es activo en las búsquedas permanentes del, hombre. Esos afanes son la cotidianidad, de los esfuerzos y fatigas corrientes de la existencia humana. No hay manera de alejarse de ellas, pero sí hay manera de enfrentarlas y asumirlas personal y socialmente. Lo extraordinario de la vida humana no es lo sobresaliente sino lo ordinario (cotidiano) que está vivido con amor. El amor, así descrito, rescata a la persona y a las personas en quienes se encuentra, el hecho de su absoluto valor. No es la apariencia de "un" valor sino el valor por excelencia. Y ese descubrimiento y exaltación de la persona se hace posible en relaciones amorosas. No permitiendo que nos suceda lo que dice Nietzsche: Incluso sucede a veces -cosa elevada y sublime- que aprendamos a despreciar lo que amamos, y sobre todo lo que más amamos; pero todo esto inconscientemente, sin ruido y sin aparatos; con ese pudor y esa discreción de la bondad que hiela en los labios las palabras solemnes y las fórmulas virtuosas2963 . Muchos autores dedican buena parte de sus esfuerzos, en describir, explicar y distinguir las formas de amor. Este no es mi objetivo. Es un horizonte de la persona. Eso importa aquí. Por ello, cada vez que hablamos de amor, en nuestro diario vivir,, reconocemos la "oportunidad" humana de dar bien, desin- teresadamente, pero que hace posible la realización de la persona, capaz de "personalizarse" en el encuentro del tú. No es la espera de la apertura del tú; es la, iniciativa que se da en el mismo amor. Esta es la dinámica del amor: como lo que anima nuestra existencia "el amor actúa como un polo de atracción del comportamiento humano, en todos los niveles". Aún en el nivel de la amistad -esta presente el amor, de su manera más desinteresada, como forma de entregarse- y de ofrendarse, despertando, por lo tanto, las simpatías; al mismo tiempo que no se pueden olvidar los propios misterios de la amistad: La amistad nace cuando se tiene a otro en gran estima, más grande que la estima que se tiene de si, cuando, a más, se le ama, pero menos que a-sí mismo, y cuando en fin, para facilitar las relaciones se establece un tinte de intimidad, guardándose sabiamente, al mismo tiempo, de la intimidad verdadera y de la confusión del yo y de! tú30 . La dimensión del amor, pues, está dada por su misma capacidad de alteridad que atrae a la persona para el equilibrio humano. Independientemente de condiciones, intereses, posesiones, etc., el amor es fidelidad a la persona por ser tal. Y allí se afirma y se promueve la dignidad humana; en el verdadero amor humano. No es posible ni hay cabida a la indiferencia existencial; estamos 31 impulsados al amor, al reconocimiento del otro. No se puede ocultar que junto al amor está también el conflicto de la 27 ibíd, p. 37. 28 ibíd, PP- 38-39. 29 F. Nietzsche. Más allá del bien y del mal. Madrid, EDAF, 1985, p. 145. 30 F. Nietzsche, Opiniones y Sentencias Diversas. México, Editores Mexicanos. Unidos, S.A., 1982, p. 110. 31 Salvador Vergés, op. cit. p. 224.
  • 22. 22 comunicación interpersonal, pero precisamente allí se actualiza el amor: "No se inventa la necesidad de amor"32 . Por lo tanto, estamos exigidos al amor; la exigencia nace de la misma configuración consciente y libre, única e irrepetible, interior y comunicativa de la persona: La estructura interpersonal resalta con mayor claridad cuando se considera la función del amor en la existencia humana. Tanto el amor que un ser humano recibe de los demás, como el amor que les da a los otros ilustran la misma dimensión interpersonal de la existencia. El amor recibido de los demás es uno de los factores más determinantes para el desarrollo y el equilibrio de la persona. El hecho de tomar conciencia de si como ser "humano", esto es, como persona, como centro de dignidad, de bondad, de valor insustituible y único, de dignidad y creatividad... no es un acto espontáneo que se verifica en un determinado punto del desarrollo. En conformidad con la estructura intencional de la conciencia humana, de la que hemos tenido ocasión de hablar anteriormente, el hombre se percibe a si mismo al salir fuera de si, en el contacto con el otro. Por eso se percibe a si mismo como persona, como ser de bondad y libertad, cuando el otro lo trata co- mo tal. A través de la palabra de amor y del lenguaje de amor de otra persona para con él, el hombre toma conciencia de si y de su propia dignidad humana33 . Finalmente, hay que decir que por el amor se disipa toda la desconfianza en el hombre y en el mundo. Se lucha para que el amor sea realmente una experiencia personal y agradable: "transformar sus relaciones con los otros en un manjar delicado"34 . Esto nos impulsa al deber-ser al que toda persona aspira: "El amor auténtico es el que no se contenta con los valores reales en la persona amada sino que la empuja a su ideal aún no conseguido"35 . 2.3.3. TRASCENDENCIA El tercer horizonte que me he propuesto en este trabajo es el hecho humano de la trascendencia. Aquí no se trata de "demostrar" la trascendencia del hombre. Más bien, constatamos el hecho. Ya lo he mencionado implícitamente al dar los rasgos fundamentales de la persona. Quizás todo lo que se pueda decir de la persona constituye su hecho trascendente, la posibilidad de ir "más allá". Y esto es la persona. Ser que puede ir más allá de su subjetividad; es la posibilidad como infinitud del horizonte de "ser" que siempre está presente, como apertura, en toda persona que asume su finitud36 . Son muchas las acepciones que puede tener esta palabra. Pero fundamentalmente la que aquí interesa es la de las múltiples maneras de apertura y alteri-dad que tiene la persona. Esto afecta sustancialmente la existencia humana. Continua e inexorablemente nos vamos revelando como trascendentes en el encuentro permanente con el mundo, con los otros, con lo divino. Este hecho trascendente de la persona no es solamente con lo que lo circunda, es también con lo que está "radicalmente" más allá37 . 32 Julio César Labake, op. cit., p. 134. 33 Joseph Gevaert, op. cit., pp. 53-54. 34 F.Nietzsche, op. cit, p. 136. 35 Max Scheler, De lo eterno en el hombre. Revista de Occidente, Madrid, 1940, p. 228. 36 Cfr. Walter Brugger, op. cit, p. 549. 37 La cuestión de Dios y su existencia está aquí asumida como hecho. El método de la teología tiene su diferencia con 'la filosofía, por tanto, no voy a entrar en él. Aquí está ausente el problema de la revelación y de la fe, que son fundamentales para una aproximación teológica de la trascenden cia en el cristianismo.
  • 23. 23 Esto precisamente hace posible reconocer que el hombre no es un ser acabado, cerrado o establecido sin más en el mundo. Tiene muchas alternativas que lo llevan a estar en un constante "hacia" fuera. También está en "hacia" de lo infinito (esto no implica olvidar su finitud o su situación espacio-temporal; tal vez necesita de esto para confirmar su apertura al infinito): La trascendencia se abre en últimas al valor fundante por excelencia del ser personal, que en el marco del cristianismo es el ser absolutamente Persona: Dios. La experiencia de la trascendencia es fruto de la plenitud de la vida personal. No es cuestión entonces de ponerla a prueba, de afirmarla o negarla. De hecho, si hemos hablado del ser personal como horizonte de posibilidades, éste no se puede cerrar en el marco del mundo material, sino que tiene que afrontar nuevas realidades.... Sin embargo, hay que estar alerta a combatir las afectaciones que suelen aflorar en el intento de una comprensión real de la trascendencia, falsos idealismos y espiritualismos que niegan y deforman de igual manera la dimensión real de la trascendencia38 . Esto me lleva a afirmar, una vez más, que la trascendencia no es olvido del mundo y, más aún, negación. Precisamente lo contrario, es la afirmación de todas las realidades humanas a partir del hombre como ser personal (realidad integral). Si cabe anotar que el horizonte fundamental del "hacia donde de la trascendencia" es el totalmente "otro"39 . Allí está la tensión humana de la trascendencia. No es solamente buscar salir de uno mismo para llegar al encuentro con los otros iguales. Es también la llegada al encuentro con lo infinito, lo divino, lo distinto al hombre y al mundo, pero dependientes de él:"... la intelección de Dios ha sido la de el absolutamente Persona, de quien debemos vivenciar su ser personal a partir de mediaciones impersonales, en este caso los valores"40 . Toda dimensión humana está captada por la trascendencia. Es toda la persona que se abre al horizonte de lo infinito. Es la persona, sus relaciones interpersonales, su historia, su mundo, los que están abiertos a la trascendencia. No hay trascendencia al mismo hombre, porque quedaría limitada y caería en su propio absurdo. Y en la medida en que se tome en serio esta trascendencia, la persona "asume" una manera de vivir, esto es, sus valores y sus actitudes (ética) tendrán un tinte particular. No hay en el hombre ninguna clase de determinismos, ni cabida al fatalismo. Es el ser personal que trasciende toda vida sensitiva y toda materialidad. No es la negación de Dios, al estilo Nietzsche o Sartre, donde el hombre se va a liberar de determinismos o fatalismo. El hombre, con conciencia y liberad, está llamado a una tarea que le abra nuevos caminos; aquellos que lo personalizan y hacen un mundo humano. No hay determinismos ni fatalismo en un ser ricamente teleológico. Finalmente la búsqueda del hombre por su "fin" trascendente, en el que descubre que es "alguien", para otro, no es sino la afirmación de la existencia de Dios41 . Una existencia que no niega de ninguna manera la existencia humana sino que, antropológicamente, está aseverada. Pero para que la existencia de Dios afirme la existencia humana es necesario distinguir la verdadera realidad divina. No es una proyección humana, ni un invento desesperado para justificar los anhelos humanos. En toda mi formación de la realidad divina está el fracaso de la palabra "Dios", porque llega a distinto de lo humano o mundano y que se presenta totalmente irreal. No puede volverse irreal cuando no es existencia Personal 38 José Luis González y otros, Antropología. Perspectiva Latinoamericana ,op. cit., p. 237. 39 Cfr. E. Dussel, Filosofía de la Liberación. Bogotá, Universidad de Santo Tomás de Aquino, 1980, pp. 121-125. 40 Luis José González y otros, op. cit., p. 237 41 Dejo de lado el estudio de la existencia de Dios y su demostración. Tampoco se trata de profundizar la llegada del hombre hasta Dios y su relación con él (religión). Para el objetivo del trabajo solo nos basta reconocer la trascendencia humana, que tiene su "fin" y su realización en lo infinito.
  • 24. 24 que llama a otros seres personales a un encuentro que compromete y responsabiliza. De no ser así es un Dios muerto (Nietzsche): No habéis oído hablar de aquel hombre loco que en pleno día encendió una linterna y se puso a recorrer la plaza pública gritando sin cesar: -Busco a Dios! busco a Dios! -Como había allí muchos de los que no creían en Dios, su grito provocó una gran hilaridad. ¿Es que se ha perdido? decía uno. ¿Es que se ha extraviado como un niño? preguntaba el otro. ¿O es que se., ha escondido? ¿Tiene miedo de nosotros? ¿Se ha embarcado? ¿Ha emigrado? Así gritaban y reían en algarabía. El loco saltó en medio de ellos y los traspasó con su mirada. Dónde se ha ido Dios! exclamó, Voy a decíroslo! Lo hemos matado nosotros y yo! Todos nosotros somos sus asesinos! Pero, ¿cómo hemos dicho esto? ¿Cómo hemos podido vaciar la mar? ¿Quién nos ha dado la esponja para borrar el horizonte? ¿Qué henos hecho cuando hemos desatado esta tierra de la cadena de su sol? ¿Hacia donde la conducen ahora sus movimientos? ¿Lejos de todos los soles? ¿No estamos cayendo sin cesar? ¿Hacia adelante, hacia atrás, de lado, de todos lados? ¿Hay todavía una arriba y una abajo? ¿No erramos a través de una nada infinita? ¿El vacío no nos persigue con su aliento? ¿No hace más frío? ¿No veis venir sin cesar la noche, más noche? ¿No hace falta encender las lámparas antes del mediodía? ¿No oímos aún el ruido de los enterradores que entierran a Dios? ¿No olemos nada aún de la descomposición divina? Los dioses también se descomponen! Dios ha Muerto! Dios está muerto! Y somos nosotros quienes lo hemos matado! ¿Cómo nos consolaremos nosotros, los asesinos de los asesinos? Lo que el mundo ha poseído hasta ahora de más sagrado y más poderoso se ha perdido bajo nuestro cuchillo, ¿quién borrará de nosotros esta sangre? ¿Con qué agua nos purificaremos? ¿Qué expiaciones, qué fuego sagrado tendremos por fuerza que inventar? ¿La grandeza de este acto no es demasiado grande para nosotros? ¿No, estamos obligados a volvernos nosotros mismos dioses para por lo menos parecer dignos de los dioses? No hubo jamás acción más grandiosa, y los que nazcan tras nosotros pertenecerán, por obra de esta acción, a una historia más alta que ninguna otra historia, jamás. Aquí, el insensato, se calló y miró de nuevo a sus oyentes: ellos también se callaron y le miraron de hito en hito con asombro. Por último, arrojó su linterna al suelo, de forma que se rompió y se apagó. Llegó demasiado pronto, dijo entonces, mi tiempo no está aún cumplido. Este acontecimiento enorme está todavía en marcha, camina, y no ha llegado aún hasta el oído de los hombres. Hace falta tiempo al relámpago y al trueno, hace falta tiempo a la luz de los astros, hace falta tiempo a las acciones, aún habiendo sido cumplidas, para ser vistas y entendidas. Este acto está más lejos de ellos que el astro más lejano, y no obstante son ellos quienes lo han cumplido. Se cuenta aún que aquel loco había entrado el mismo día en diferentes iglesias y cantando su Réquiem aeternam Deo. Expulsado e interrogado, no cesaba de responder la misma cosa ¿De qué sirven estas Iglesias, si no son las tumbas y los monumentos de Dios?42 . Lo que hay que preguntar ahora es "Cuál Dios ha muerto? (E. Dussel), porque allí está realmente la problemática de Dios. Qué tipo de Dios es el que tiene el hombre: La muerte de Dios, que Nietzsche fue el primero en proclamar, se refiere precisamente al Dios antropomórfico, al Dios en cuanto postulado moral, al Dios de la con-miseración humanitaria. Un Dios reducido a ser el sello de la cruda facticidad, seria un accesorio superfluo de la misma43 . Así queda la verdadera existencia del verdadero Dios. Cercano y comprometido con el hombre, "el futuro-presente que nos llama. El sentido final de todo este peregrinaje de la vida"44 . Esta es la esperanza que inspira todo acontecimiento humano, sobre todo la muerte45 . Pretendo finalizar este aparte de los horizontes, constatando que hay ciertas maneras de la existencia humana que no personalizan ni humanizan. Es un movimiento de despersonalización y de 42 F. Nietzsche, Obras Inmortales , Tomo II, Barcelona, Teorema, S.A. 1985, pp. 995-996. 43 Hans Jurgen Schultz, Es esto Dios. Herder, Barcelona, 1973, p. 61. 44 Julio César Labake, op. cit. p. 99. 45 Cfr. ítalo Gastaldi, op. cit. pp. 343.
  • 25. 25 deshumanización al que el hombre está enfrentado y que crea los conflictos propios del existir humano, en un mundo hostil y difícil. El hombre continuamente se está enfrentando a las situaciones límites de su existencia: enfermedad, sufrimiento, mal y muerte. Pero cuando ellas se asumen en la dinámica de la superación y de su carácter existencial, no deshumanizan sino que hacen parte de todo el complejísimo camino de la personalización y de la búsqueda de los ideales humanos. No se trata de dar una valoración negativa a los acontecimientos humanos sino enfrentar las situaciones límites como maneras en las que deben estar presentes la conciencia y la libertad. La "condición" humana debe exaltarse con fuerza y profundidad46 ya que está por encima de cualquier situación. Negarla sería echar una sombra imborrable a los privilegios (derechos y deberes) de cada persona, y su encuentro con los demás. "El hecho fundamental de la existencia humana es el hombre con el hombre... Únicamente en la relación viva podemos reconocer inmediatamente la esencia peculiar del hombre"47 . Todos los rasgos fundamentales del ser persona y sus horizontes, que aquí se han escrito, necesitan ser vivenciados y actualizados entre los hombres que se encuentran para buscar juntos su plena realización humana, para producir auténticas personas y fundar comunidades humanas auténticas. La persona, a través de un libre proyecto vital, tiene que tender a una personalización cada vez más vigorosa. Decir "el hombre es persona" es formular su tarea esencial: encaminarse hacia la auto posesión y hacia la personalización. El hombre se va poseyendo y realizando en los actos sucesivos de su libertad en relación a los otros y al mundo48 . La no autenticidad de la personalización del sujeto personal es su permanente despersonalización, que equivale a decir la desvaloración de la persona (valor en si mismo), como manera de deshumanización49 . En esta desvaloración o negación de las satisfacciones a las necesidades humanas, está concretada la despersonalización como ausencia o enajenación de lo humano: lo vital, lo intelectual, lo estético, lo social, lo ético, lo espiritual, lo religioso, etc. Alejar al hombre de su derecho a una vida auténtica, de su encuentro con los demás, de su encuentro con el mundo físico, de su encuentro con Dios, es matar la dignidad, y por lo tanto, su autorrealización. El hombre en el mundo y el mundo del hombre50 son perspectivas para descubrir las múltiples posibilidades de existencia humana. No son posibilidades que se suplican sino que se poseen para vivir dignamente. En la verificación de nuestros hechos históricos contemplamos las tantas formas como se van dando los procesos de deshumanización. La problemática actual de todo tipo de relaciones humanas (interpersonales, sociales, mundiales) nos abren los ojos ante el espeluznante panorama de la soledad y de la funcionalidad a las que está llegando el hombre y su comunicación humana. "La despersonalización de las relaciones humanas va acompañada de una inmensa soledad, que se acentúa en la medida en que el hombre va entrando en los engranajes de la funcionalidad"51 . 46 Simone Nicolás, Para comprender filosofía, Navarra, Editorial Verbo Divino, 1985, p. 79. 47 Martín Buber, Qué es el hombre. México, Fondo de Cultura Económica, 1977, p. 75. 49 Ítalo Gastaldi, op. cit. p. 160. 50 Cfr. Saturino Alvarez T., op. cit
  • 26. 26 Suena terrible pero así es. El existir humano que debe estar dinamizado por todos los valores y los horizontes, está orientado por una concepción de ser desechable. Esto es, que fácilmente se convierte en desperdicio, residuo y escoria; como también de una forma de experimentación y ensayo; la vida humana también se puede encoger y reducir, manejar y manipular, permitir y destruir. Y esto es lo que se llama despersonalización o deshumanización52 . En efecto, nunca antes tuvo el hombre tantas posibilidades de aumentar la producción, y sin embargo, poblaciones enteras se ven sometidas al flagelo del hambre y la desnutrición; nunca el hombre tuvo tantas formas de comunicación, y sin embargo, aumenta la soledad, el analfabetismo; nunca como en otra época ha aumentado el sentido agudo de la liberación, pero a su vez surgen formas nuevas y sutiles de colonialismo y explotación; nunca la historia fue realmente una y mundial, y empero subsisten las grandes diferencias económicas, políticas, sociales, ideológicas, raciales; el progreso técnico y científico aumenta en todos los campos, y aumenta a su vez la posibilidad de una destrucción total, mientras que el desarrollo moral y espiritual no conoce una medida equivalente53 ». 3. CONCLUSIÓN: A MANERA DE MIS PENSAMIENTOS 3.1. UBICACIÓN: UNA CONSTANTE HISTÓRICA Los textos aducidos a través de la historia de la filosofía bastarían para convencernos de que la pregunta por el hombre, de una u otra manera, viene rebotando de siglo en siglo a lo largo de la historia y a lo ancho del mundo. Como no son suficientes, además, para mostrarnos cómo la cuestión del hombre no es una causa perdida ni resuelta, sino una cuestión pendiente y de plena actualidad. En efecto, todas las preguntas, filosofías, religiones y mitos primitivos suponen o implican la pretensión de dar una respuesta a la pregunta por el hombre. De la misma manera, todas las ciencias y búsquedas del hombre suponen o implican la cuestión humana, que hacen suya, sobre todo, los pensadores y filósofos desde la más remota antigüedad hasta nuestros días. Es también la cuestión que descubren y delatan plásticamente todas las obras del hombre, principalmente a través de los recursos artísticos. Y es que la historia entera no es más que la conciencia de la evolución de esa pregunta. Cada momento ha dado o supuesto una respuesta. Pero cada época posterior, ha vuelto a replantear de nuevo la cuestión. Pues sí la historia es el testimonio de lo que ha sido el hombre, no es capaz de decir lo que es, porque no puede anticipar lo que será. 3.2. MAS ALLÁ DE TODA RESPUESTA No hay duda alguna de que la ciencia ha contribuido notablemente a esclarecer la pregunta por el hombre. Sus resultados deben ser tenidos muy en cuenta, sobre todo para eliminar los prejuicios y llenar ciertas lagunas. Pero ni cada una de las ciencias, ni todas juntas, pueden resolver el problema del hombre. Sus logros son siempre fragmentarios, parciales y provisionales, hasta el punto de que cualquier descubrimiento científico no es sino un nuevo replanteamiento de la pregunta. ¿Hasta dónde pueden llegar las ciencias? ¿Pueden llegar a conocerlo todo? ¿Qué puede saber el hombre? También los filósofos y pensadores se han prodigado generosamente en esclarecer lo que es el hombre. La evolución del pensamiento humano, si no resulta ya espectacular como los resultados, obtenidos por las ciencias, sé es mucho más importante para concentrar toda la enorme dispersión de los científicos y frenar sus abusivas pretensiones. Sobre todo, porque la filosofía no persigue un 51 Joseph Gevaert. op. cit., p. 63. 52 Cfr. Eudoro Rodríguez, Antropología op. cit. pp. 27-34. El proceso de deshumanización está claramente tratado en su obra bajo las formas de: Fenómeno de Masificación, Proceso de Cosificación. y Proceso de Opresión. 53 Ibid, pp. 27-28.
  • 27. 27 conocimiento útil del hombre, sino sapiencial, es decir, ordenado a la vida misma. La pregunta filosófica por el hombre no termina en el conocimiento, sino en la acción. ¿Qué es el hombre? es decir ¿cómo debe ser? ¿qué debe hacer? Tampoco deben orillarse, sin más, las aportaciones de las teologías. Su noble intento de prestar ayuda al hombre para hacerse cargo de su respuesta tiene la enorme ventaja de contar con la revelación, lo cual no sólo no elimina la responsabilidad humana, sino que la hace más posible. De otra parte, las religio- nes cuentan con elementos utópicos que enmarcan la cuestión del hombre de cara al futuro, ¿Qué hay detrás de la muerte? ¿Cuál es el sentido de la vida? ¿Qué nos cabe esperar? 3.3. EL HOMBRE ES LA PREGUNTA Hay que contar con todas las aportaciones, con la ciencia, con la filosofía, con la teología. El hombre es realmente el cadáver que analiza la anatomía, es el homo sapiens que investigan los paleontólogos, el animal racional de la filosofía, el animal social o político de la sociología, el creyente de la religión; como es también el consumidor de la economía, el voto de la política y la víctima de la violencia. Pero el hombre es asimismo el poeta, el héroe, el santo, el místico. Y hombres son el anatomista, el paleontólogo, el filósofo, el sociólogo, el economista, el político y el terrorista. Hombre es el que pregunta por el hombre. En realidad, la pregunta por el hombre es una cuestión urgente, acuciante, insoslayable, porque esa pregunta somos cada uno de nosotros. El hombre es problema para sí mismo. El hombre, es decir, tú, yo, ése, el de más allá, todos los hombres. Y la vida misma, la vida humana, no es sino la apropiación y ac- tualización de cada uno de la pregunta ¿qué es el hombre? ¿qué soy yo? Aunque hay que reconocer que podemos escamotear la pregunta y vivir distraídamente. 3.3.1 COMO ES EL HOMBRE 3.3.1.1 LA ESTRUCTURA EXISTENCIAL Cualquiera que sea la interpretación que se haga del fenómeno humano, cualquiera que sea la respuesta que se dé a la pregunta por el hombre en teoría antropológica, en la vida cotidiana o en la opción personal de cada uno, todos podemos afirmar de común acuerdo lo siguiente: que los hombres estamos aquí, en medio de nuestro mundo. Los filósofos han desarrollado la habilidad de preguntar por lo que no suele preguntarse y de cuestionar lo que parece incuestionable. De ahí les viene la atención que prestan a las preguntas, y no del simple gusto por la discusión o del ánimo de embrollaría todo, pues están convencidos de que las grandes simplezas pueden encubrir grandes verdades y lo que la gente da por sabido es precisamente lo más olvidado. La filosofía no es en buena parte otra cosa que el intento saludable de recuperar el significado de las preguntas interpretándolas o desentrañándolas que plantea ¿quién es el hombre? Para llevar a cabo lo que nos proponemos, esto es, hacer una descripción de lo que constituye la estructura fundamental de la existencia o del modo de ser del hombre, analizaré e interpretaré lo que todos afirmamos al decir que nosotros estamos aquí, en medio de nuestro mundo. Procederé por pasos, fijando la atención en cada uno de los extremos de esa frase. a) Nosotros estamos aquí ¿Qué significa "nosotros estamos"? Porque las cosas y los animales también están ahí, en algún lugar de nuestro mundo. Es cierto, pero el hombre está aquí de manera distinta. Escribe Pascal: El hombre no es más que una caña, pero es una caña que piensa. No hace falta que el universo entero se arme contra él para aplastarlo: un vapor, una gota de agua basta para matarlo. Pero aun cuando el
  • 28. 28 universo entero lo aplastare, el hombre sería más noble que él, ya que sabe que muere y conoce lo que le mata y la fuerza que tiene el universo sobre él; pero el universo no sabe nada de esto54 . El hombre es capaz de pensar y de conocer todas las cosas porque se conoce a si mismo. Por eso es la conciencia del universo. Pero si esto sólo lo eleva por encima de todas las cosas, le crea también muchos problemas. En efecto, si el hombre está en relación consigo por el conocimiento es porque tiene que habérselas con su existencia. Porque tiene que realizarse y elegirse a si mismo en cada situación y decidir dentro de un mundo de infinitas posibilidades. El hombre no está en el mundo como los árboles, que están ahí y se acabó; ni como los animales que van de un lugar a otro guiados siempre por sus instintos y adaptados a un medio ecológico determinado. El hombre no existe como tal cosa pues frente a todo lo que hay simplemente, el hombre ha de existir no sin riesgos y problemas. El hombre es el único en el mundo que existe a sabiendas. Y esto es un modo tan peculiar de existir que parece justificado, que los filósofos reserven la palabra "existencia" (= exsistencia, estar en si mismo y fuera de las cosas comunes) para hablar del hombre. Podemos decir que las cosas, al menos en cuanto a ellas se refiere, están ya acabadas y que los animales tienen su camino trazado de antemano. En cambio, el hombre está por hacer, tiene que proyectarse y realizarse a si mismo. Para el hombre, esta es la cuestión: ser o no ser. Si el hombre se desentiende de ella y vive como si tal cosa fuera, es como si no existiera en el mundo; pero existe, y lo sabe. Estar en el mundo es para el hombre tener que entender de sí mismo, incluso cuando se desentiende. Las cosas y los animales no tienen esa preocupación, no están ahí para entenderse o para desentenderse a sí mismos. a.l) Estamos aquí: Aquí es el lugar en el mundo y, en este sentido, también las cosas están aquí y no en todas partes a la vez. Pero aquí, para el hombre, es la situación concreta en la que se halla para realizarse sí mismo, con todas sus posibilidades y limitaciones. Estar aquí, auténticamente, es decir, como uno mismo y no como si tal cosa, es hacerse cargo de la situación y enfrentarse con el problema de la existencia. Lo contrario es "estar en babia" o "estar en la higuera", lo que no deja de ser también un modo de estar específicamente humano pero auténtico. Ni las cosas ni los animales pueden "estar en la higuera". Cuando el hombre elige ser él mismo o uno de tantos, elige necesariamente aquí. Porque éste es el lugar de la responsabilidad. Por eso a la gente se la encuentra en todas partes menos aquí, menos allí donde hay que decidir personalmente y sin evasiones. Aquí y ahora (no es posible lo uno sin lo otro) de- terminan la situación de la existencia en el mundo. Al hombre qué está en su lugar, que está auténticamente aquí, se le puede encontrar; pero ¿dónde encontrar a la gente cuando hace falta? Pues la gente está aquí por demás y como si no estuviera. Cuando se la necesita, la gente se pone a silbar y se hace la distraída. Porque la gente no está para nada ni para na- die, al no estar auténticamente aquí. Estar en su lugar es para el hombre estar en lo que hace y, a la vez, en todo y aún para todos. La forma más auténtica de estar aquí, en donde a uno de corresponde, es estar como uno mismo para los otros. Sólo el que está en su lugar de esta manera puede ponerse en el lugar del otro para comprenderlo y para ayudarlo. a.2) En medio de nuestro mundo: El mundo es nuestro, las cosas y los animales no tienen mundo. Para tener mundo es preciso experimentarlo y conocerlo, es preciso tener la capacidad de juzgarlo. Y esto presupone una cierta distancia frente al mundo y a una superioridad. Sólo el hombre como sujeto que se conoce y se posee a sí mismo, alcanza esa distancia y esa superioridad que le permite conocer y 54 Pascal, Pensamientos. No. 347.
  • 29. 29 poseer al mundo. Sólo el hombre, al estar en si mismo, está en medio de su mundo rodeado por todas las cosas como un pastor en medio de sus ovejas. Todo lo demás, al no pertenecerse a sí mismo, no puede distanciarse del resto del mundo y es una parte de ese mundo. Pero ese mundo, que tiene el hombre, es originariamente nuestro mundo. Lo reconozcamos o no, es siempre un mundo compartido por otros hombres, y sólo porque ya es nuestro mundo puede ser mío en cada caso. Estar aquí en medio de nuestro mundo es, por tanto, poder y tener que preocuparse de todo y procurarse medios de vida, pero advirtiendo la presencia de otros no sin cuidado, y respetándola. Es estar a sabiendas de que los otros pueden y tienen que ser también ellos mismos, sujetos libres y nunca objetos a nuestra disposición. a.3) A lo largo de este análisis, he ido distinguiendo entre dos formas concretas de realizarse el hombre en el mundo: la autenticidad y la in autenticidad. Como quiera se comporte y se realice de hecho cada hombre, su existencia conserva siempre la misma estructura fundamental y aparece con los mismos existenciales o modos generales de existir. Como veré a continuación, el hombre existe en el cuidado, en la preocupación, en la angustia, en la esperanza..., pero esto no quiere decir que todos los hombres acepten su existencia tal cual es o que existan auténticamente. a.4) La persona y la gente: Cuando hablamos de la gente, nos referimos a los demás. Yo, por ejemplo, que estoy escribiendo estas páginas, pertenezco a la gente de la que hablan los que se van a leerlas cuando dicen que la gente trabaja, se enrolla, se divierte, se explica... De modo que en ese sentido todos somos gente, porque todos somos los demás de los demás. Desde semejante punto de vista, se abre una perspectiva en la que no pueden apreciarse las personas, en la que no puede uno percatarse de que entre la gente cada uno es el otro de los demás, en la que no se toma en consideración la auténtica digni- dad de cada cual. Esta falta de apreciaciones en muchos casos inevitable, dado que no es posible convertir todos los contactos que tenemos en auténticos encuentros personales y las relaciones públicas que mantenemos en relaciones profundamente humanas. Esta es una de las grandes limitaciones que debemos asumir en la vida cotidiana. Todos nos vemos obligados a vivir como la gente en múltiples ocasiones y en este sentido, somos gente. Pero uno es gente y nada más que eso cuando lo es en todas partes y acepta por mimetismo el comportamiento y las opiniones del público en general, cuando se desentiende de sí mismo hasta el extremo de convertirse en uno cualquiera. Si a ese tal le preguntan entonces cómo vive, deberá responder, y seguramente responderá, que "se vive" o que se va viviendo". Porque ya no es él el que vive, sino que la gente le está viviendo su vía. Si llamamos persona auténtica al que es él mismo para si y para los otros, la gente es la misma inautenticidad. Es el Vicente del refrán: "¿Dónde va Vicente? Donde va la gente". En el lenguaje ordinario o coloquial decimos que algo es auténtico cuando es realmente lo que aparenta; por ejemplo, un vino auténtico es el que no lleva agua ni química que altere su naturaleza. Pero, si bien se mira, las cosas son siempre lo que son y no pueden aparentar lo que no son. Porque en ellas no hay intimidad y, en principio, están al descubierto del conocimiento humano. Por eso, hablar de autenticidad y de inautenticidad de las cosas o de los animales no pasa de una licencia literaria y de un puro antropomorfismo. Sólo el hombre puede ser auténtico o inauténtico. En cierto modo, lo más íntimo del hombre es lo que tiene que ser todavía. Como ser inacabado y en busca de su definición, el hombre más que ser es un tener que ser. Claro que ese "tener que ser" es ser en el mundo, pero un ser que consiste precisamente en tener que ser todavía. Porque el hombre se trasciende a sí mismo y, como decía Pascal, supera infinitamente al hombre. Es verdad que el hombre vive, pero tiene que vivir su vida; es verdad que el hombre es, y no obstante tiene que ser él mismo. De ahí que sea un hombre auténtico el que, sabiendo que tiene que ser, se realiza constantemente a sí mismo desde su libertad y responsabilidad. Máximas como ésta de "vive tu vida" o "sé lo que eres" sólo tienen sentido para el hombre. El que realiza ese sentido va reconciliando su realidad objetiva -lo que ya ha llegado a ser- con su #más profunda intimidad -lo que tiene
  • 30. 30 que ser todavía-, y en todo lo que hace y experimenta se va encontrando consigo mismo. Máximas como éstas son como llamadas que sólo puede escuchar el hombre. Pero, ¿quién es el que llama? ¿o acaso no llama nadie y no es más que el eco que produce el impulso de nuestra libertad o trascendencia al estrellarse contra la nada? ¿Es el hombre un producto de si mismo, pura expresión ante el vacío, o respuesta provocada y lenta por el otro que le llama? Sea lo que fuere, es de todos modos el que existe en tensión entre lo que ya es y lo que tiene que ser todavía. De ahí que, en última instancia, el hombre auténtico será el hombre plenamente realizado. Si en algún momento de la vida sentimos la urgencia de tener que ser lo que somos, nosotros mismos, ese momento o situación se da cuando nos hallamos delante de la persona a quien amamos. Porque es aquí, ante el que se presenta como persona y nos llama, donde hay que responder personalmente. Aquí, en el lugar de la responsabilidad, no se puede estar como cualquiera, sino sólo cómo yo mismo en cada caso. Para que "tú" y "yo" seamos "nosotros". En el diálogo del amor se revela un sentido y se pone en marcha un dinamismo hacia la fraternidad universal, hacia la reconciliación del hombre consigo mismo y con los otros hombres para constituir un nosotros en medio de un mundo disponible para todos. ¿Es esto posible? ¿es posible un nosotros de todos los hombres sin un "tú" para todos los hombres? b) Los existenciales b.l) La preocupación: Estar en el mundo en el sentido anteriormente expuesto es una gran preocupación, pues no se trata de estar ahí, en algún lugar, y se acabó, sino de estar aquí teniendo en cuenta que hay que vivir responsablemente. Lo cual significa hallarse en el mundo preocupado. Para cubrir sus necesidades, el hombre ha de cabilar mucho, investigar, trabajar, elegir en cada situación lo más conveniente, resolver problemas urgentes, proyectar a corto y a largo plazo.... Pero todas estas preocupaciones de la vida ocultan y manifiestan a la vez la gran preocupación a la que nos referimos ahora: la preocupación que es el hombre para sí mismo por el simple hecho de estar en el mundo. Tanto el exceso de preocupaciones como la ausencia de ellas pueden ocultar la huida de la realidad y de uno mismo. Si decíamos que el pensador puede perderse entre sus pensamientos, hay que decir también que el hombre de acción puede perderse entre sus actividades. Hay hombres que no tienen tiempo para nada; o lo que es igual, que tienen tiempo para muchas cosas menos para si mismos. La prisa en que se vive es un síntoma de la huida. Si cada vez tenemos más prisa es porque no acabamos de huir, porque no podemos huir nunca del todo de nosotros mismos. b.2) Soledad y compañía: Estar en el mundo quiere decir también, como he indicado, estar con otros en un mundo compartido. Existir es siempre coexistir. Para bien o para mal, el hombre ha de contar con los demás. Pero sí ha de contar con otros es que puede no tomarlos en cuenta y pasar de largo ante ellos? Lo que no deja de ser el otro modo de coexistir, el inauténtico. Sobre la base ineludible de la coexistencia, el hombre puede estar en el mundo en soledad o en compañía. Una butaca no puede estar ni sola ni acompañada. Un hongo tampoco. Una butaca, un hongo y todo lo que no sea un hombre está simplemente ahí. Pero un hombre está solo o acompañado según el tipo de relaciones que mantenga con otras personas y no según tenga o no gente alrededor. Estar solo y estar acompañado no son hechos físicos, como estar ahí dos objetos juntos o separados en el espacio. Son modos específicamente humanos de existir. Hay muchas maneras de estar solo, tantas como de estar acompañado; pero no hay forma de encontrarse solo si no es sobre la base de estar en el mundo con los demás. Hay quien está solo porque ha abandonado a los otros o porque ha sido abandonado por otros: son dos modos deficientes de coexistir que llamamos dis-tanciamiento y marginación respectivamente. A veces, uno se encuentra solo porque no comprende más intereses que los propios y egoístas y se desentiende los otros, a no ser que se preocupe de ellos para utilizarlos y esquilmarlos. Puede suceder también que uno se crea autosuficiente y que, por esa razón, se quede solo. De muy diversa manera se encuentra solo el hombre