La metodología catequística es importante porque es multidisciplinaria y se adapta a cada catequista y contexto. Un buen método requiere reflexión sobre aspectos como el aprendizaje, el arte y la producción. Además, la metodología catequística se centra en facilitar el encuentro con Dios y se basa en la experiencia del catequista para transmitir el Evangelio de manera efectiva.