Rescate de Gomez Centurion tras las lineas enemigas, malvinas 1982

1. RESCATE TRAS LAS LÍNEAS ENEMIGAS
¿Quién puede ser tan loco de entrar a campo enemigo de noche a buscar a uno de sus soldados
heridos? Solamente UN HOMBRE DE PALABRA. En un enfrentamiento entre la Sección del Subteniente
Gómez Centurión con un grupo de paracaidistas ingleses, éste es superado netamente y se encuentra en
posición de ser arrasado cuando un británico agita un casco solicitando un alto el fuego. Cruzando un
alambrado, seguido por otros dos, se acerca a los argentinos. Gómez Centurión le ordenó al sargento
Sergio Ismael García que se quedara a cargo de la Sección y que nadie abriera fuego, cruzó a su vez el
alambrado y comenzó a descender hacía el inglés. (…) llegó a unos quince metros del paracaidista
enemigo, una persona de gran tamaño, enmascarado y con radio. ¿Habla inglés? le preguntó aquel.
Ante la respuesta afirmativa, el británico le dijo que era el jefe de los paracaidistas, que todo había
terminado, que habían peleado muy bien y que, si entregaba el armamento de sus hombres, le
aseguraba que todos saldrían vivos.
(…) ¿Qué está diciendo?, le contestó Gómez Centurión con muestras de incredulidad. Tras un breve
dialogo en el no faltó un insulto de Gómez Centurión, este le dijo al inglés “ (…) que no hablaría más y
que en dos minutos abriría fuego” y dándose vuelta se alejo hacía su fracción. (…) De pronto, cuando al
subteniente le faltaban unos metros para llegar al lugar donde estaba el grupo de García, una
ametralladora enemiga abrió el fuego desde las elevaciones del lado izquierdo de las posiciones
argentinas; la ráfaga paso sobre algunos soldados e hirió a dos. Gómez Centurión se dio vuelta en forma
instintiva y vio al inglés que había sido su interlocutor al lado del alambrado; desde unos ochenta o
noventa metros con una rodilla en tierra disparó sobre él y el paracaidista enemigo cayó sobre los hilos”.
El oficial muerto era el Teniente James Barry (…) en varias obras británicas se denomina a esta acción
como “el incidente de la bandera blanca” atribuyendo la apertura anticipada del fuego a las tropas
argentinas (…) sin embargo el periodista Robert Fox, quien se encontraba en el lugar de los hechos,
corroboró los testimonios argentinos al informar que “una ametralladora abrió fuego desde la derecha
en las líneas británicas. Otra le respondió desde el campo argentino y el teniente Barry y los dos
suboficiales que lo acompañaban murieron”. La artimaña inglesa dio resultados y mientras se
desarrollaba el alto el fuego reubicaron sus armas sobre todo una ametralladora que disparaba desde el
flanco izquierdo y tenía un campo de tiro privilegiado. “La ametralladora inglesa, apoyada por cuatro o
cinco tiradores continuaba con su fuego mortal. Gómez Centurión ordenó al sargento García que tratara
de silenciarla o distrajera su accionar (…) García junto a los soldados Ricardo Austin y José Luis Allende
se dispusieron a cumplir con la directiva, para lo cual debían cruzar el alambrado que tenían a su
izquierda, por detrás de la pequeña loma desde la que combatía la sección, tratarían de llegar lo más
cerca posible del arma enemiga y contrarrestar sus efectos. Cuando García estaba intentando
transponer la línea de alambre fue observado por los británicos y batido con una serie de disparos.
Herido, cayó al suelo; a pocos pasos suyos, los dos soldados que lo acompañaban también cayeron
alcanzados por varios impactos y murieron prácticamente en el acto. El Sargento Sergio Ismael García
era entrerriano y le fue conferida, Post Mortem, la condecoración “Al valor en Combate”. Tras el
repliegue, Gómez Centurión dejó escondido en un pozo y bajo un poncho al Cabo Fernández, herido y
sin posibilidades de ser evacuado, con la promesa de que volvería a buscarlo.

2. Por la noche, ya con la zona bajo dominio inglés, Gómez Centurión, acompañado por los soldados José
Luis Aguerrebengoa y José Carobbio, fueron en su búsqueda. Solo Gómez Centurión iría armado y en
caso de combate él se quedaría y los soldados se replegarían. Finalmente, tras ardua búsqueda en la que
varias veces pasaron junto a los ingleses lo encontraron y recuperaron. El Cabo Fernández sufrió la
amputación de algunos dedos de un pie y el acortamiento del fémur pero salvó su vida. Gómez
Centurión fue condecorado con la Cruz “La Nación Argentina al Heroico Valor en Combate” entre otros
considerandos “por la ejecución de un contraataque al frente de su sección, la continuación del combate
pese a intimársele rendición, la evacuación de un soldado herido con peligro para su vida durante un
repliegue bajo fuego y la recuperación de un suboficial herido durante la oscuridad, dentro de la línea
enemiga”. Pero quizás la mayor recompensa que obtuvo fue cuando al retirar el poncho que cubría a
Fernández este, casi congelado y pálido por la pérdida de sangre, al borde del desmayo y entre lágrimas
le dijo: “SABÍA QUE USTED NO ME PODÍA FALLAR".