2. El 13 de enero, entre las palabras que pronunció en su
discurso de comienzos del año dijo:
- «la fraternidad se empieza a aprender en el seno de la
familia», que «por vocación, debería contagiar al
mundo con su amor» y contribuir a que madure ese
espíritu de servicio y participación que construye la
paz. Nos lo señala el pesebre, donde no vemos a la
Sagrada Familia sola y aislada del mundo, sino rodeada
de los pastores y los magos, es decir de una comunidad
abierta, en la que hay lugar para todos, pobres y ricos,
3. -Los ancianos son considerados como un peso,
mientras que los jóvenes no ven ante ellos
perspectivas ciertas para su vida. Ancianos y
jóvenes,
por el contrario, son la esperanza de la
humanidad.
Los primeros aportan la sabiduría de la
experiencia;
los segundos nos abren al futuro, evitando que
nos encerremos en nosotros mismos.
4. Es sabio no marginar a los ancianos en la
vida social para mantener viva la memoria
de un pueblo.
Igualmente, es bueno invertir en los
jóvenes, con iniciativas adecuadas que les
ayuden a encontrar trabajo y a fundar un
hogar. ¡No hay que apagar su entusiasmo!
5. Por desgracia, objeto de descarte no es
sólo el alimento o los bienes superfluos,
sino con frecuencia los mismos seres
humanos,
que vienen «descartados»
como si fueran «cosas no necesarias».
Por ejemplo, suscita horror sólo el pensar
en los niños que no podrán ver nunca la
luz,
6. o en los que son utilizados como
soldados,
violentados o asesinados en los conflictos
armados,
o hechos objeto de mercadeo en esa
tremenda forma de esclavitud moderna que
es la trata de seres humanos,
7. En fin, deseo mencionar otra herida a la paz,
que surge de la ávida explotación de los recursos
ambientales.
Si bien «la naturaleza está a nuestra disposición»,
con frecuencia «no la respetamos, no la
consideramos un don gratuito que tenemos que
cuidar y poner al servicio de los hermanos, también
de las generaciones futuras».
También en este caso hay que apelar a la
responsabilidad de cada uno para que, con espíritu
fraterno,
se persigan políticas respetuosas de nuestra tierra,
8. El 13 de enero dijo:
“Es precisamente de Dios, del amor de Dios”,
“preparar los caminos… preparar nuestras
vidas,
para cada uno de nosotros.
Él no nos hace cristianos por generación
espontánea:
¡Él prepara! Prepara nuestro camino,
9. “cuando las cosas no van bien, Él se
implica en la historia y ajusta la situación y
va adelante con nosotros. Pero pensemos
en la genealogía de Jesucristo, en aquella
lista: éste genera a éste,
éste genera a éste, éste genera a éste… En
aquella lista de historia hay pecadores y
10. ¿Pero cómo ha hecho el Señor? Se ha implicado,
ha corregido el camino, ha regulado las cosas.
Pensemos en el gran David,
un gran pecador y después un gran santo.
¡El Señor sabe! Cuando el Señor nos dice
‘Con amor eterno, Yo te he amado’ se refiere a
esto.
Desde tantas generaciones el Señor ha pensado
en nosotros,
¡en cada uno de nosotros!”.
11. “Me agrada pensar que el Señor tenga los
sentimientos de la pareja que está en espera
de un hijo: lo espera. Nos espera siempre en
esta historia y después nos acompaña durante
la historia.
¡Éste es el amor eterno del Señor;
eterno, pero concreto!
12. También un amor artesanal, porque Él va
haciendo la historia, va preparando el
camino a cada uno de nosotros. ¡Y éste es el
amor de Dios”
que “nos ama desde siempre y jamás nos
abandona! Oremos al Señor para conocer
esta ternura de su corazón”.
13. Y esto, es “un acto de fe” y no es fácil creer
esto.
No es sencillo hacer esto “porque nuestro
racionalismo dice: ‘¿Cómo el Señor, con tantas
personas que tiene, piensa en mí? ¡Pero me ha
preparado el camino a mí! Con nuestras mamás,
nuestras abuelas, nuestros padres, nuestros
abuelos y bisabuelos… El Señor hace así. Es éste
14. “Pidamos esta gracia de
comprender el amor de
Dios.
¡Pero no se lo comprende
jamás!
Se siente, se llora,
pero entenderlo desde
acá,
no se lo entiende.
También esto nos dice
cuán grande es este amor.
El Señor que nos prepara
desde hace tiempo,
camina con nosotros,
preparando a los demás.
¡Está siempre con
nosotros! Pidamos la
gracia de entender con el
15. El 14 de enero el Papa Francisco dijo:
El Evangelio, nos dice cuál era
"la actitud de Jesús en su catequesis",
"enseñaba como quien tiene autoridad,
y no como los escribas".
Estos últimos, enseñaban, predicaban, pero
ataban a la gente con muchas cosas pesadas
sobre los hombros,
y la pobre gente no podía continuar".
16. “Y Jesús mismo les dice
que ellos no movían estas
cosas ni con un dedo, ¿no?
Y después, dirá a la gente:
‘¡Hagan lo que dicen pero
no lo que hacen!’.
Gente incoherente…
Pero siempre estos
escribas, estos fariseos, es
como si dieran bastonadas
a la gente, ¿no?
‘Deben hacer esto, esto y
esto’,
a la pobre gente…
17. Y Jesús dice: ‘Pero así cierran –¡se lo dice a
ellos!–
la puerta del Reino de los Cielos.
¡No dejan entrar, y ustedes tampoco
entran!’.
Es una manera, un modo de predicar, de
enseñar, de dar testimonio de la propia fe…
Y así, cuantos hay que creen que la fe es
18. Elí, “un pobre sacerdote, débil, tibio” que
“dejaba hacer muchas cosas malas a sus hijos”.
Elí estaba sentado ante la puerta del Templo del
Señor y mira a Ana,
una señora “que rezaba a su manera, pidiendo un
hijo”.
19. Esta mujer, “rezaba como reza la gente humilde:
sencillamente, pero desde su corazón, con
angustia”.
Ana “movía los labios”, como hacen “tantas
buenas mujeres” “en nuestras iglesias, en nuestros
santuarios”. Rezaba así “y pedía un milagro”. Y el
anciano Elí la miraba y decía: “¡Pero, esta está
bebida!” y “la despreció”.
Él, “era el representante de la fe, el dirigente de
la fe,
pero su corazón no sentía bien y despreció a esta
20. “Cuantas veces el pueblo de Dios se siente no
querido por aquellos que deben dar testimonio:
por los cristianos,
por los laicos cristianos, por los sacerdotes,
por los obispos… ‘Pero, pobre gente, no entiende
nada... Debe hacer un curso de teología para
entender bien’.
21. Pero, ¿por qué tengo
cierta simpatía por este
hombre? Porque en el
corazón aún tenía la
unción, porque cuando
la mujer le explica su
situación, Elí le dice:
‘Vete en paz, y que el
Dios de Israel te conceda
lo que le has pedido.
Sale la unción
sacerdotal: pobre
hombre, la había
escondido dentro y su
pereza… es un tibio.
Y después acaba mal,
22. Sus hijos, eran los que gestionaban el Templo,
“eran ladrones”. “Eran sacerdotes, pero
ladrones”.
“Iban detrás del poder, detrás del dinero,
explotaban a la gente, se aprovechaban de las
limosnas, de los regalos” y “el Señor les castiga
fuerte”.
23. Esta, “es la figura del cristiano corrupto”,
“del laico corrupto, del sacerdote corrupto, del
obispo corrupto, que se aprovecha de su
situación, de su privilegio de la fe, de ser
cristiano” y “su corazón acaba corrupto”, como
sucede a Judas. De un corazón corrupto, sale
“la traición”. Judas “traiciona a Jesús”.
Los hijos de Elí son por tanto el tercer modelo de
creyente.
24. “Este enseña como uno
que tiene autoridad:
esta es una enseñanza
nueva” ¿Pero dónde está
la novedad?,
Es “el poder de la
santidad”,
“la novedad de Jesús es
que trae consigo la
Palabra de Dios, el
mensaje de Dios,
es decir el amor de Dios
por cada uno de
nosotros”.
Jesús,
“acerca a Dios a la gente
y para hacerlo se acerca
Él: está cerca de los
25. Jesús, perdona a la adúltera,
“habla de teología con la Samaritana,
que no era un angelito”.
Jesús, “busca el corazón de las personas,
Jesús se acerca al corazón herido de las personas.
A Jesús sólo le interesa la persona, y Dios”.
26. Jesús,
“quiere que la gente se
acerque,
que le busque y se siente
conmovido cuando la ve
como oveja sin pastor”.
Y toda esta actitud,
“es por lo que la gente
dice:
‘¡Pero, esta es una
enseñanza nueva!’”. No,
“no es una enseñanza
nueva: es la manera de
hacerlo, nueva.
Es la transparencia
evangélica”.
27. “Pidamos al Señor que cada uno en su lugar.
A no ser legalistas puros, hipócritas como los
escribas y los fariseos. A no ser corruptos como
los hijos de Elí.
A no ser tibios como Elí, sino a ser como Jesús,
con ese celo de buscar a la gente, de curar a la
gente,
de amar a la gente y con esto decirle:
‘¡Pero si yo hago esto así, piensa cómo te ama
Dios,
cómo es tu Padre!’. Esta es la enseñanza nueva
28. El 15 de enero en su catequesis sobre los
Sacramentos acerca del Bautismo dijo:
"El Bautismo constituye la entrada al Pueblo
de Dios, que hace discípulo y misionero a
quien lo recibe, encargado de llevar la fe
por el mundo “como un río que irriga la
tierra”.
29. “así como de generación en generación se
transmite la vida, del mismo modo también de
generación en generación, a través del
renacimiento de la fuente bautismal, se transmite
la gracia, y con esta gracia el Pueblo cristiano
camina en el tiempo, como un río que irriga la
tierra y difunde en el mundo la bendición de
Dios”.
“cada bautizado, cualquiera sea su función en la
Iglesia
y el grado de instrucción de su fe, es un sujeto
30. La nueva evangelización debe implicar un
nuevo protagonismo de todos, de todo el
Pueblo de Dios, un nuevo protagonismo de
los bautizados,
de cada uno de los bautizados”.
“El Pueblo de Dios es un Pueblo discípulo,
porque recibe la fe, y misionero, porque
transmite la fe.
31. Esto lo hace el Bautismo en nosotros:
hace recibir la gracia. Y la fe es transmitir
la fe.
" Todos en la Iglesia somos discípulos y lo
somos siempre, por toda la vida; y todos
somos misioneros, cada uno en el puesto
que el Señor le ha asignado”.
32. “Todos: el más pequeño es también misionero y
aquel que parece más grande es discípulo. “
"Pero algunos de ustedes dirán: ‘Padre, los
obispos no son discípulos, los obispos saben todo.
El Papa sabe todo,
no es discípulo”
" Eh, también los obispos y el Papa deben ser
discípulos, porque si no son discípulos,
no hacen el bien, no pueden ser misioneros,
no pueden transmitir la fe ¿entendido?
¿Han entendido esto? Es importante, ¿eh? Todos
nosotros:
33. “nadie se salva solo. Esto es importante.
Nadie se salva solo. Somos comunidad de
creyentes,
y en esta comunidad experimentamos la
belleza de compartir la experiencia de un
amor que nos precede a todos, pero que al
mismo tiempo nos pide que seamos ‘canales’
de la gracia los unos por los otros,
no obstante nuestros límites y nuestros
34. Acerca de la historia de la comunidad cristiana
en Japón, que fue duramente perseguida a
comienzos del siglo XVII: “Fueron numerosos los
mártires, los miembros del clero fueron
expulsados y millares de fieles fueron
asesinados. No quedó en Japón ningún
sacerdote,
todos fueron expulsados.
Entonces la comunidad se retiró a la
clandestinidad, conservando la fe y la oración
35. el papá o la mamá lo
bautizaban, porque todos
los fieles pueden bautizar
en circunstancias
particulares. Cuando
después de
aproximadamente dos siglos
y medio –250 años
después– los misioneros
volvieron a Japón, millares
de cristianos salieron a la
luz y la Iglesia pudo
reflorecer.
¡Habían sobrevivido con la
gracia de su Bautismo!
Pero esto es grande, ¿eh?
El Pueblo de Dios transmite
la fe, bautiza sus hijos y va
36. “un fuerte espíritu comunitario, porque el
Bautismo los había hecho transformar en un sólo
cuerpo en Cristo: estaban aislados y escondidos,
pero eran siempre miembros de la Iglesia.
¡Podemos aprender tanto de esta historia!
¡Gracias!”
37. El 16 de enero dijo en el mensaje que envió por
la próxima 51 Jornada Mundial de Oración por
las Vocaciones:
1. El Evangelio relata que "Jesús recorría todas las
ciudades y aldeas... Al ver a las muchedumbres, se
compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y
abandonadas
“como ovejas que no tienen pastor”.
Entonces dice a sus discípulos: "La mies es
abundante,
pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al
Señor de la mies que mande trabajadores a su
38.
Estas palabras nos sorprenden, porque todos
sabemos que primero es necesario arar, sembrar y
cultivar para poder luego, a su debido tiempo,
cosechar una mies abundante. Jesús, en cambio,
afirma que "la mies es abundante".
39. ¿Pero quién ha trabajado para que el resultado
fuese así?
La respuesta es una sola: Dios.
Evidentemente el campo del cual habla Jesús es la
humanidad, somos nosotros. Y la acción eficaz
que es causa del "mucho fruto" es la gracia de
Dios, la comunión con él.
40. Por tanto, la oración que Jesús pide a la Iglesia
se refiere a la petición de incrementar el número
de quienes están al servicio de su Reino. San
Pablo, que fue uno de estos "colaboradores de
Dios", se prodigó incansablemente por la causa
del Evangelio y de la Iglesia.
41. Con la conciencia de quien ha experimentado
personalmente hasta qué punto es inescrutable la
voluntad salvífica de Dios, y que la iniciativa de la
gracia es el origen de toda vocación,
el Apóstol
recuerda a los cristianos de Corinto: "Vosotros sois
campo de Dios".
42. Así, primero nace dentro de nuestro corazón el
asombro por una mies abundante que sólo Dios
puede dar; luego,
la gratitud por un amor que siempre nos
precede;
por último, la adoración por la obra que él ha
hecho
y que requiere nuestro libre compromiso de
actuar con él y por él.
43. Muchas veces hemos rezado con las palabras del
salmista: "Él nos hizo y somos suyos, su pueblo y
ovejas de su rebaño" ; o también: "El Señor se
escogió a Jacob, a Israel en posesión suya" . Pues
bien, nosotros somos "propiedad" de Dios no en
el sentido de la posesión que hace esclavos, sino
de un vínculo fuerte que nos une a Dios y entre
nosotros, según un pacto de alianza que
permanece eternamente "porque su amor es para
siempre".
44. En el relato de la vocación del profeta Jeremías,
por ejemplo, Dios recuerda que él vela
continuamente sobre cada uno para que se cumpla
su Palabra en nosotros. La imagen elegida es la
rama de almendro, el primero en florecer,
anunciando el renacer de la vida en primavera.
45. Todo procede de él y es
don suyo: el mundo, la
vida,
la muerte, el presente, el
futuro, pero -asegura el
Apóstol- "vosotros sois de
Cristo y Cristo de Dios" .
He aquí explicado el modo
de pertenecer a Dios:
a través de la relación
única y personal con Jesús,
que nos confirió el
Bautismo desde el inicio de
nuestro nacimiento a la
vida nueva.
46.
Es Cristo, por lo tanto,
quien continuamente nos
interpela con su Palabra
para que confiemos en él,
amándole
"con todo el corazón,
con todo el entendimiento
y con todo el ser" .
47. Por eso, toda vocación, no obstante la
pluralidad de los caminos, requiere siempre un
éxodo de sí mismos para centrar la propia
existencia en Cristo y en su Evangelio. Tanto en
la vida conyugal, como en las formas de
consagración religiosa y en la vida sacerdotal, es
necesario superar los modos de pensar y de
actuar no concordes con la voluntad de Dios.
Es un "éxodo que nos conduce a un camino de
adoración al Señor y de servicio a él en los
hermanos y hermanas".
48. Por eso, todos estamos llamados a adorar a
Cristo en nuestro corazón para dejarnos alcanzar
por el impulso de la gracia que anida en la semilla
de la Palabra,
que debe crecer en nosotros y transformarse en
servicio concreto al prójimo.
49. No debemos tener miedo:
Dios sigue con pasión y maestría la obra fruto de
sus manos en cada etapa de la vida.
Jamás nos abandona.
Le interesa que se cumpla su proyecto en nosotros,
pero quiere conseguirlo con nuestro asentimiento
y nuestra colaboración.
50. También hoy Jesús vive y
camina en nuestras
realidades de la vida
ordinaria para acercarse a
todos, comenzando por los
últimos,
y curarnos de nuestros males
y enfermedades.
Me dirijo ahora a aquellos
que están bien dispuestos a
ponerse a la escucha de la
voz de Cristo que resuena en
la Iglesia,
para comprender cuál es la
propia vocación.
51. Los invito a escuchar y seguir a Jesús,
a dejarse transformar interiormente por sus
palabras que "son espíritu y vida" María, Madre
de Jesús y nuestra,
nos repite también a nosotros: "Haced lo que él
os diga" . Les hará bien participar con confianza
en un camino comunitario que sepa despertar en
vosotros y en torno a vosotros las mejores
energías.
52. La vocación es un fruto que madura en el campo
bien cultivado del amor recíproco que se hace
servicio mutuo, en el contexto de una auténtica
vida eclesial.
Ninguna vocación nace por sí misma o vive por sí
misma. La vocación surge del corazón de Dios y
brota en la tierra buena del pueblo fiel, en la
experiencia del amor fraterno. ¿Acaso no dijo
Jesús: "En esto conocerán todos que sois
53. Vivir este “alto grado” de la vida cristiana
ordinaria, significa algunas veces ir a
contracorriente, y comporta también encontrarse
con obstáculos, fuera y dentro de nosotros. Jesús
mismo nos advierte: La buena semilla de la
Palabra de Dios a menudo es robada por el
Maligno, bloqueada por las tribulaciones,
ahogada por preocupaciones y seducciones
mundanas.
54.
Todas estas dificultades
podrían desalentarnos,
replegándonos por
sendas aparentemente
más cómodas. Pero la
verdadera alegría de los
llamados consiste en
creer y experimentar
que él, el Señor, es fiel,
y con él podemos
caminar, ser discípulos
y testigos del amor de
Dios, abrir el corazón a
grandes ideales, a cosas
grandes.
55. "Los cristianos no hemos sido elegidos
por el Señor para pequeñeces.
Id siempre más allá, hacia las cosas
grandes.
Poned en juego vuestra vida por los
grandes ideales".
56. Dispongamos por tanto nuestro corazón a
ser "terreno bueno" para escuchar, acoger y
vivir la Palabra y dar así fruto.
Cuanto más nos unamos a Jesús con la
oración,
la Sagrada Escritura, la Eucaristía,
los Sacramentos celebrados y vividos en la
Iglesia, con la fraternidad vivida,
57. tanto más crecerá en nosotros la alegría de
colaborar con Dios al servicio del Reino de
misericordia y de verdad,
de justicia y de paz. Y la cosecha será abundante y
en la medida de la gracia que sabremos acoger
con docilidad en nosotros. Con este deseo, y
pidiéndoles que recéis por mí, imparto de corazón
a todos la Bendición Apostólica”.
58. El 16 de enero dijo:
Cuando los sacerdotes son corruptos, los que
sufren son los fieles:
“¡Pobre gente! ¡Pobre gente! No damos de comer
el pan de la vida; no damos de comer - en
aquellos casos –
¡la verdad! Y hasta damos de comer comida
envenenada, tantas veces! ‘¡Despiértate, porque
59. ¡Que ésta sea nuestra
oración! ‘¡Despierta!
¡No nos rechaces para
siempre! ¿Por qué
escondes tu rostro? ¿Por
qué olvidas nuestra
miseria y opresión?’.
Pidamos al Señor no
olvidar jamás la Palabra
de Dios, que es viva, que
entre en nuestro corazón
y no olvidar jamás al
santo pueblo fiel de Dios,
¡que nos pide un alimento
fuerte!”.
60. “¿Cómo es nuestra relación con Dios,
con la Palabra de Dios: ¿es una relación formal?
¿Es una relación lejana?
La Palabra de Dios entra en nuestro corazón,
cambia nuestro corazón, tiene este poder o no,
es una relación formal, ¿todo bien?”
61. ¡Pero el corazón está cerrado a aquella Palabra!
Y nos lleva a pensar en tantas cosas de la Iglesia,
en tantas derrotas del pueblo de Dios simplemente
porque no siente al Señor, no busca al Señor,
¡no se deja buscar por el Señor! Y luego después de
la tragedia, la oración:
‘Pero, Señor, ¿qué ha pasado? Nos haces el escarnio
de nuestros vecinos, todos en derredor se burlan y
se ríen. Servimos de escarmiento a las naciones, y
los pueblos menean la cabeza”.
62. “Pero ¿nos avergonzamos?
Tantos escándalos que no quiero mencionar
individualmente, pero que todos conocemos…
¡Sabemos cuáles! Escándalos, algunos que han
costado tanto: ¡está bien! Se debe hacer así….
¡La vergüenza de la Iglesia!
¿Pero nos hemos avergonzado de aquellos
escándalos,
de aquellas derrotas de sacerdotes, de obispos, de
laicos?”
63. “La Palabra de Dios en aquellos escándalos
era una cosa rara; en aquellos hombres y en
aquellas mujeres la Palabra de Dios ¡era rara!
¡No tenían un lazo con Dios!
Tenían una posición en la Iglesia, una
posición de poder, también de comodidad.
¡Pero no la Palabra de Dios!
64. El 17 de enero dijo:
“La fidelidad del cristiano no se puede
“vender”
por un mal entendido sentido de
“normalidad”,
que induce a lo mundano y a olvidar
la Palabra de Dios y a vivir como si Él no
65. La tentación de querer ser “normales”,
cuando en cambio se es hijo de Dios.
Que en esencia quiere decir ignorar la Palabra del
Padre
y seguir sólo la humana, la “palabra del propio
deseo”, escogiendo en cierto modo “vender”
el don de una predilección para sumergirse en una
“uniformidad mundana”.
66. Esta tentación el pueblo judío del Antiguo
Testamento la experimentó más de una vez, me
detengo en el episodio propuesto por el pasaje del
primer Libro de Samuel. En él, los jefes del pueblo
piden al mismo Samuel, ya viejo, establecer para
ellos un nuevo rey, de hecho pretendiendo
autogobernarse. En aquel momento,
“el pueblo rechaza a Dios: no sólo no escucha la
Palabra de Dios, sino que la rechaza”.
67. La frase reveladora de
este desapego,
es aquella proferida por
los ancianos de Israel:
queremos un “rey juez”,
porque así
“también nosotros
seremos como todos los
pueblos”.
O sea,
“rechazan al Señor del
amor,
rechazan la elección y
buscan el camino de la
mundanidad”,
de forma parecida a
tantos cristianos de hoy.
68. “La normalidad de la vida exige del cristiano
fidelidad a su elección y no venderla para ir hacia
una uniformidad mundana. Esta es la tentación del
pueblo
y también la nuestra. Tantas veces,
olvidamos la Palabra de Dios, aquello que nos dice
el Señor, y tomamos la palabra que está de moda”
69. “ ¿No?, también aquella de la telenovela está de
moda, tomemos esa, ¡es más divertida!
La apostasía es precisamente el pecado de la
ruptura con el Señor, pero es clara: la apostasía se
ve claramente.
Esto es más peligroso, la mundanidad, porque es
más sutil”.
70. “Es verdad que el
cristiano debe ser
normal,
como son normales las
personas”,
“pero existen valores
que el cristiano no
puede tomar para sí. El
cristiano debe retener
sobre él la Palabra de
Dios que le dice:
‘tú eres mi hijo,
tú eres elegido,
yo estoy contigo,
yo camino contigo’”.
71. Por lo tanto resistiendo a
la tentación –como en el
episodio de la Biblia – de
considerarse víctimas de
“un cierto complejo de
inferioridad”,
de no sentirse un
“pueblo normal”.
“La tentación viene y
endurece el corazón y
cuando el corazón es duro,
cuando el corazón no está
abierto, la Palabra de Dios
no puede entrar.
Jesús decía a los de Emaús:
‘¡Necios y lentos de
corazón!’.”
72. “ Tenían el corazón duro,
no podían entender la
Palabra de Dios. Y la
mundanidad ablanda el
corazón, pero mal: un
corazón blando
¡jamás es una cosa buena!
El bueno es el corazón
abierto
a la Palabra de Dios,
que la recibe.
Como la Virgen,
que meditaba todas estas
cosas en su corazón,
dice el Evangelio.
Recibir la Palabra de Dios
para no alejarse de la
73. Pidamos, entonces
“la gracia de superar nuestros egoísmos:
el egoísmo de querer hacer de las mías, como yo
quiero”.
74. “Pidamos la gracia de superarlos y pidamos la
gracia de la docilidad espiritual, o sea abrir el
corazón a la Palabra de Dios y no hacer como han
hecho estos nuestros hermanos,
que cerraron el corazón porque se alejaron de Dios
y desde hacía tiempo no sentían y no entendían la
Palabra de Dios. Que el Señor nos de la gracia de un
corazón abierto para recibir la Palabra de Dios y
para meditarla siempre.
Y de ahí tomar el verdadero camino”.
75. El 19 de enero antes del rezo del Angelus dijo:
“el Bautista ve a Jesús que avanza entre la
multitud e, inspirado del alto,
reconoce en Él al enviado de Dios, por esto lo
indica con estas palabras:
‘¡Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado
del mundo!’”.
76. El verbo que viene traducido con ‘quitar’,
significa literalmente ‘levantar’, ‘tomar sobre sí’.
Jesús ha venido al mundo con una misión precisa:
liberarlo de la esclavitud del pecado,
cargándose las culpas de la humanidad.
¿De qué manera? Amando.
No hay otro modo de vencer el mal y el pecado que
con el amor que empuja al don de la propia vida
por los demás”.
77. “En el testimonio de Juan el Bautista, Jesús tiene
las características del Siervo del Señor, que
‘soportó nuestros sufrimientos, y aguantó
nuestros dolores’, hasta morir sobre la cruz. Él es
el verdadero cordero pascual, que se sumerge en
el rio de nuestro pecado, para purificarnos”.
78. “El Bautista ve ante sí a un hombre que se pone
en fila con los pecadores para hacerse bautizar,
si bien no teniendo necesidad.
Un hombre que Dios ha enviado al mundo como
cordero inmolado”.
79. “En el Nuevo Testamento la palabra ‘cordero’ se
repite varias veces y siempre en referencia a Jesús.
Esta imagen del cordero podría sorprender; de
hecho, es un animal que no se caracteriza
ciertamente por su fuerza y robustez y se carga un
peso tan oprimente.
80. La enorme masa del
mal viene quitada y
llevada por una
creatura débil y frágil,
símbolo de obediencia,
docilidad y de amor
indefenso, que llega
hasta el sacrificio de sí
misma. El cordero no es
dominador, sino dócil;
no es agresivo,
sino pacifico; no
muestra las garras o los
dientes frente a
cualquier ataque, sino
soporta y es remisivo”.
81. “¿Qué cosa significa para la Iglesia, para nosotros,
hoy,
ser discípulos de Jesús Cordero de Dios?
Significa poner en el lugar de la malicia la
inocencia,
en el lugar de la fuerza el amor, en el lugar de la
soberbia la humildad, en el lugar del prestigio el
82. “ser discípulos del Cordero significa no vivir
como una ‘ciudadela asediada’,
sino como una ciudad colocada sobre el monte,
abierta, acogedora y solidaria.
Quiere decir no asumir actitudes de cerrazón,
sino proponer el Evangelio a todos,
testimoniando con nuestra vida que seguir a Jesús
nos hace más libres y más alegres”.
83. En twitter dijo:
El Señor llama a la
puerta de nuestro
corazón.
¿Quizás hemos
colocado un pequeño
cartel que dice:
“No molestar”?
84. Pidamos por la paz, y busquemos
construirla, comenzando desde
casa.
85. Las guerras destrozan muchas
vidas. Pienso especialmente en los
niños a los que les han robado su
infancia.
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