2. Es muy importante tener en cuenta el control de
estímulos, para ello es fundamental:
Ubicación del alumno dentro del aula, cerca de la mesa
del profesor, facilitando además el contacto visual.
Disminuir los estímulos irrelevantes, por ejemplo
colocarlo a su espalda ,además de evitar que este cerca
de ventanas u otros elementos como papelera,
armario..
Poner la información de manera explícita, utilizando
recursos que puedan servir como pistas, señales (post-it,
listas…)
3. Utilizar marcadores de tiempo para la realización de
actividades, utilizando un reloj con alarma para fijar
tiempos.
Hacerle participe en la explicación, como ejemplo,
repartiendo el material.
Hacerle preguntas fáciles para que se anime y vea que
puede participar.
4. Si observamos que está perdiendo el hilo, acercarnos a
su mesa para continuar con la explicación.
Implantar rutinas, rutinas y rutinas.
Avisar con tiempo los cambios que se produzcan en las
rutinas.
Podemos contar con un compañero guía que le ayude a
supervisar sus tareas, importante que sean
compañeros tranquilos y organizados.
Dividir las tareas en pequeños pasos para que puedan
hacer aprendizajes breves
5. Planificar sus acciones como por ejemplo tener
organizado su trabajo y sus descansos para que poco a
poco sea él quién planifique sus tareas.
Proporcionarle actividades que no le resulten
monótonas ni aburridas.
Buscar recompensas en el entorno inmediato: nota
positiva en la agenda.
Que acuda a la mesa del profesor para mostrar su
tarea.
6. Programar la realización de tareas que requieran un
esfuerzo mental después de períodos de movimiento
intenso.
Y un sinfín de pautas e indicadores que nos permitirán
una organización con respecto al aula y la tareas de
clase.