La ética formal de Kant y el imperativo categórico
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LA FUNDAMENTACIÓN DE LA MORAL (Crítica de la razón práctica.)
Kant desarrolla su filosofía moral en dos grandes obras: la primera, de
1785, Fundamentación de una metafísica de las costumbres, es la
primera piedra (cimentación) del edificio moral que está diseñando. La
segunda, de 1788, Crítica de la razón práctica es la culminación del
citado edificio de la moral.
a) Comparación entre razón pura y razón práctica
Razón pura (ciencia) Razón práctica (moral)
- trata del conocer - trata del querer, de la voluntad
- trata de lo que es - trata de lo que debe ser
- limitada por la experiencia - usa mandatos e imperativos
- trata de lo fenoménico - trasciende la experiencia
- condiciona a priori el valor - condiciona a priori el valor del
del conocimiento científico acto moral (universal y necesario)
b) Crítica a las morales materiales
una moral es material si atiende más a la materia del acto moral (a su
contenido, lo que hacemos u omitimos) que a la forma del acto
(intención o voluntad con la que lo hacemos).
Características de las éticas materiales :
-son éticas heterónomas (o teónomas): el mandato les llega de
instancias ajenas o externas al individuo o de Dios. Por el contrario, la
ética kantiana pretende ser autónoma porque el ser humano es tan
digno que no puede obedecerse más que a sí mismo.
-se basan en un fin o bien a conseguir.
-se basan en imperativos o mandatos condicionados o hipotéticos del
tipo: “si quieres p, debes hacer q”.
-son interesadas e indignas de un ser racional.
-son a posteriori y se basan en la experiencia y la sensibilidad.
c) Distintos principios de acción moral.
Kant distingue con nitidez tres clases de principios de acción moral:
c1) máximas morales (consilia): principios de acción moral de carácter
subjetivo y particular. No mandan ni prohíben, sólo aconsejan.
Expresan cómo obramos de hecho, no cómo debemos obrar. Se dirigen
a mi voluntad, no a toda voluntad.
c2) imperativos o mandatos (preceptos): principios de acción moral de
carácter objetivo. Mandan o prohíben, no aconsejan. Explican cómo
debemos actuar. Afectan a toda voluntad. Hay de dos tipos:
imperativos condicionados: hipotéticos, relativos, en los que la
voluntad se subordina a un fin o bien a conseguir. Presentan
la forma condicional: “Si quieres p, debes hacer q”. Son típicos
de las morales materiales.
Imperativos incondicionales, categóricos o absolutos: son
mandatos sin condicional, afectan a toda voluntad y
manifiestan la autonomía del deber moral.
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d) La moral formal, del deber puro
d1) EL DEBER
El deber es la categoría clave de la moral formal (es decir, de aquella
moral que centra en la intención y la voluntad el valor moral de la
misma).
Este deber debe ser autónomo, no subordinado a nada externo al
individuo.
También debe ser a priori, es decir, independiente a toda experiencia (o
resultado concreto de cada acción). Necesita independizarse de la
sensibilidad y de la experiencia.
El deber será desinteresado.
Será puro y formal, no encerrará contenido concreto alguno; sólo
incluirá la necesidad de que mi voluntad obedezca a mi razón (de ahí
surge el deber).
Según esto habrá tres clases de acciones:
1) acciones contrarias al deber
2) acciones conformes al deber, en las que se ajusta mi acción con la
letra de la ley (legalidad)
3) acciones por deber, en las que se ajusta mi voluntad con la ley y
con la acción (moralidad) “Quiero lo que hago”.
d2) LA NORMA MORAL DE KANT: EL IMPERATIVO CATEGÓRICO
La moral formal del deber puro de Kant incluye un único mandato, el
imperativo o mandato categórico que a modo de juicio sintético a priori
no contiene nada concreto, indeterminado, sino sólo la necesidad de
ajustar o adecuar la máxima de mi acción como ley moral universal
válida para todo individuo (si consigo ajustar esa máxima sin
contradicciones, obro bien; y si me repugna ese ajuste, obro mal).
El imperativo categórico, único contenido moral se presenta bajo varias
formulaciones:
obra de tal manera que la máxima de tu acción manifiesta la
autonomía de tu voluntad.
Obra de tal manera que la máxima de tu voluntad (razón
práctica) pueda convertirse sin contradicción en ley legisladora
y universal.
Obra de tal manera que tomes siempre a la humanidad (en ti
mismo y en los demás) como fin y nunca como medio.
e) Los postulados de la moralidad
-Lo que Kant rechaza como conocimiento efectivo en el ámbito de la
razón pura, del conocimiento (alma, libertad, existencia divina), lo
acepta como postulado, requisito o condición del orden moral, en la
razón práctica, de la voluntad.
-Estos requisitos son supuestos teóricos sin los cuales es imposible dar
sentido al orden moral. Tales postulados o requisitos ya no giran
alrededor de lo fenoménico y por ello la voluntad (que es la razón
práctica) camina libre por el orden moral.
-Los citados postulados son tres:
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el postulado de la libertad: el deber moral exige poder elegir
entre varias opciones; es decir, exige la libertad de decisión.
El postulado de la inmortalidad del alma: el orden moral exige
una duración ilimitada del alma, más allá de la vida terrenal;
en efecto, en esta vida es común que la virtud no tenga premio
ni el vicio castigo; si ocurriera así de forma definitiva, el orden
moral se resquebrajaría. Para que la virtud genere mérito y
premio y el vicio demérito y castigo debe existir otra vida en la
que ese ideal se realice.
El postulado de la existencia de Dios como remunerador del
orden moral: la existencia de un ser transcendente al mundo
como garantía de que la virtud será premiada es condición que
da sentido último al orden moral. Ese ser trascendente no
legisla el orden moral (eso lo hace cada individuo con su razón
práctica); sólo lo remunera (premia o castiga).