Sanidad Interior y Liberacion libro de ayuda espiritual y emocional
San Vicente de Paúl: el Sr. Vicente en el gobierno
1. JOSÉ María Román, SanVicente de Paúl (I Biografía),
BAC, Madrid, 1981, pp. 543-560.
2. Al día siguiente de la muerte de Luis XIII, el Parlamento de París,
anulando, en parte, el testamento real, concedía a la reina madre "el
cuidado de la educación y alimentación del rey y la administración
absoluta, plena y entera de los asuntos del reino" durante la minoría
del nuevo monarca, que tenía entonces cuatro años y ocho meses.
Al día siguiente de la muerte de Luis XIII, el Parlamento de París,
anulando, en parte, el testamento real, concedía a la reina madre "el
cuidado de la educación y alimentación del rey y la administración
absoluta, plena y entera de los asuntos del reino" durante la minoría
del nuevo monarca, que tenía entonces cuatro años y ocho meses.
La carrera política de Mazarino (de origen
italiano) había empezado con su intervención
como miembro de la delegación pontificia en la
paz de Cherasco (1631), en cuyas negociaciones
tomó decididamente el partido de Francia.
Richelieu reparó en la habilidad del joven
diplomático y lo tomó bajo su protección.
Mazarino renunció al servicio pontificio y se
nacionalizó francés. En los años inmediatos
fue un fiel servidor de Richelieu, quien
consiguió para él el capelo cardenalicio y se lo
recomendó a Luis XIII como su sucesor.
La carrera política de Mazarino (de origen
italiano) había empezado con su intervención
como miembro de la delegación pontificia en la
paz de Cherasco (1631), en cuyas negociaciones
tomó decididamente el partido de Francia.
Richelieu reparó en la habilidad del joven
diplomático y lo tomó bajo su protección.
Mazarino renunció al servicio pontificio y se
nacionalizó francés. En los años inmediatos
fue un fiel servidor de Richelieu, quien
consiguió para él el capelo cardenalicio y se lo
recomendó a Luis XIII como su sucesor.
3. Al mismo tiempo que ponía en manos
de Mazarino la administración del
reino, Ana de Austria confió la
dirección de su alma a Vicente de
Paúl y asoció a los dos hombres en la
dirección de los asuntos eclesiásticos
en el Consejo de Conciencia.
Al mismo tiempo que ponía en manos
de Mazarino la administración del
reino, Ana de Austria confió la
dirección de su alma a Vicente de
Paúl y asoció a los dos hombres en la
dirección de los asuntos eclesiásticos
en el Consejo de Conciencia.
El consejo de conciencia era
una reducida junta de
personajes cuya función
era asesorar a la reina en
las cuestiones públicas
que pudieran interesar su
conciencia.
El consejo de conciencia era
una reducida junta de
personajes cuya función
era asesorar a la reina en
las cuestiones públicas
que pudieran interesar su
conciencia.
4. Vicente acudía con frecuencia a la corte para confesar a su
regia penitente o para asistir a las sesiones del Consejo.
Pero nunca fue un cortesano. Por lo pronto, se resistió
cuanto pudo a aceptar ambos oficios y, una vez nombrado,
no dejó de rezar para verse libre de ellos.
La presencia del humilde sacerdote en palacio se hizo notar
pronto. Su raída sotana contrastaba con los relucientes
hábitos de los abates y monseñores que la frecuentaban.
"Las costumbres y la vida
son las que ennoblecen al hombre.“
-príncipe de Condé-
Vicente acudía con frecuencia a la corte para confesar a su
regia penitente o para asistir a las sesiones del Consejo.
Pero nunca fue un cortesano. Por lo pronto, se resistió
cuanto pudo a aceptar ambos oficios y, una vez nombrado,
no dejó de rezar para verse libre de ellos.
La presencia del humilde sacerdote en palacio se hizo notar
pronto. Su raída sotana contrastaba con los relucientes
hábitos de los abates y monseñores que la frecuentaban.
"Las costumbres y la vida
son las que ennoblecen al hombre.“
-príncipe de Condé-
5. Sin ser presidente del Consejo, tal oficio
correspondía al propio Mazarino, Vicente era la
pieza clave de su funcionamiento. Ana de
Austria quería oír la voz de su conciencia, y ésa
no podía representarla nadie sino Vicente de
Paúl. Para eso había sido nombrado.
Sin ser presidente del Consejo, tal oficio
correspondía al propio Mazarino, Vicente era la
pieza clave de su funcionamiento. Ana de
Austria quería oír la voz de su conciencia, y ésa
no podía representarla nadie sino Vicente de
Paúl. Para eso había sido nombrado.
6. La primera
preocupación de
Vicente fue definir
con precisión los
criterios a que
debía ajustarse la
provisión de
cargos. Apenas
nombrado, propuso
a la aprobación del
Consejo un
conjunto de normas
en ese sentido:
La primera
preocupación de
Vicente fue definir
con precisión los
criterios a que
debía ajustarse la
provisión de
cargos. Apenas
nombrado, propuso
a la aprobación del
Consejo un
conjunto de normas
en ese sentido:
7. La acción de Vicente en el Consejo de
Conciencia tuvo una influencia muy
considerable en la renovación de la
Iglesia francesa.
La influencia de Vicente sobre el
episcopado perduraba después de
los nombramientos.
Vicente trabajó día a día por la
elección de buenas prioras y
abadesas, la supresión de
escándalos, la eliminación de
abusos y la reimplantación de la
primitiva observancia.
La acción de Vicente en el Consejo de
Conciencia tuvo una influencia muy
considerable en la renovación de la
Iglesia francesa.
La influencia de Vicente sobre el
episcopado perduraba después de
los nombramientos.
Vicente trabajó día a día por la
elección de buenas prioras y
abadesas, la supresión de
escándalos, la eliminación de
abusos y la reimplantación de la
primitiva observancia.
8. Vicente fue el superior eclesiástico del primer
monasterio de la Visitación en París por 38 años.
Las tareas del superior eran múltiples. Le
correspondía presidir el capítulo mensual, pasar la
visita canónica, dirigir las pláticas o conferencias
espirituales, asistir a las elecciones, profesiones y
tomas de hábito, celebrar las solemnidades de la
Orden, nombrar a los confesores, aceptar las
nuevas fundaciones y nombrar a las religiosas que
habían de constituirlas.
Vicente se sentía incómodo en aquel cargo, porque las
Reglas prohibían a los misioneros la dirección de
religiosas.
Vicente fue el superior eclesiástico del primer
monasterio de la Visitación en París por 38 años.
Las tareas del superior eran múltiples. Le
correspondía presidir el capítulo mensual, pasar la
visita canónica, dirigir las pláticas o conferencias
espirituales, asistir a las elecciones, profesiones y
tomas de hábito, celebrar las solemnidades de la
Orden, nombrar a los confesores, aceptar las
nuevas fundaciones y nombrar a las religiosas que
habían de constituirlas.
Vicente se sentía incómodo en aquel cargo, porque las
Reglas prohibían a los misioneros la dirección de
religiosas.
9. Con todo cabe señalar
que la entrada de
Vicente en el Consejo
de Conciencia es la
culminación lógica de
su vocación
reformadora. La Misión
y la Caridad, los dos
cauces de una misma
llamada a la
transformación interior
de la Iglesia de Francia,
desembocaron
necesariamente en el
cambio de estructuras y
de las personas que las
encarnaban: cambio del
clero, que no sería
posible si no llegaba al
estrato dirigente, es
decir, al episcopado.
Con todo cabe señalar
que la entrada de
Vicente en el Consejo
de Conciencia es la
culminación lógica de
su vocación
reformadora. La Misión
y la Caridad, los dos
cauces de una misma
llamada a la
transformación interior
de la Iglesia de Francia,
desembocaron
necesariamente en el
cambio de estructuras y
de las personas que las
encarnaban: cambio del
clero, que no sería
posible si no llegaba al
estrato dirigente, es
decir, al episcopado.
10. Con todo cabe señalar
que la entrada de
Vicente en el Consejo
de Conciencia es la
culminación lógica de
su vocación
reformadora. La Misión
y la Caridad, los dos
cauces de una misma
llamada a la
transformación interior
de la Iglesia de Francia,
desembocaron
necesariamente en el
cambio de estructuras y
de las personas que las
encarnaban: cambio del
clero, que no sería
posible si no llegaba al
estrato dirigente, es
decir, al episcopado.
Con todo cabe señalar
que la entrada de
Vicente en el Consejo
de Conciencia es la
culminación lógica de
su vocación
reformadora. La Misión
y la Caridad, los dos
cauces de una misma
llamada a la
transformación interior
de la Iglesia de Francia,
desembocaron
necesariamente en el
cambio de estructuras y
de las personas que las
encarnaban: cambio del
clero, que no sería
posible si no llegaba al
estrato dirigente, es
decir, al episcopado.