1. SUGERENCIAS PARA LA FAMILIA 2
La familia cumple una función importante en la aparición y el ritmo del desarrollo del lenguaje verbal del
niño. Si el niño se siente emocionalmente seguro y es estimulado lingüísticamente, su desarrollo será
normal y óptimo, superando las dificultades de las distintas etapas. Lo que le rodea, su ambiente, los
estímulos que recibe van a favorecer su riqueza de vocabulario. Si la familia no favorece la comunicación
verbal con el niño, se obstaculizará y retardará su evolución y, muchas veces con consecuencias negativas
para su comportamiento posterior.
Las fases en la evolución del lenguaje suelen ser las mismas en cada niño, pero cada uno tiene su propio
ritmo de comprensión y expresión y hay que respetarlo.
El lenguaje con el que nos dirigimos al niño debe ser claro, usando un tono normal y acompañado de
gestos y expresiones para que el niño perciba la situación de alegría, enfado, emoción…en cada
momento.
Hacia los dos años el niño posee un vocabulario aproximado de trescientas palabras. En sus expresiones
suele observarse el inicio de la utilización de los pronombres personales yo y tú, los posesivos mi y mio.
En esta edad el niño tiene capacidad de representar mentalmente las cosas y evocarlas sin necesidad de
que estén presentes. Esto se denomina función simbólica, lo que le permite cada vez más hacer referencia
a realidades más abstractas, facilitándole el desarrollo del lenguaje verbal, manifestando interés por
escuchar cuentos sobre sí mismo o sobre su familia, en los cuales va captando el sentido de las palabras y
oraciones de las narraciones que los padres le brindan.
A esta edad comienza a utilizar el lenguaje de forma funcional, canalizando sus deseos a través del
lenguaje.
Pide lo que desea acercándose al objeto y nombrándolo.
Es capaz de entender más de lo que puede expresar.
A través del lenguaje comienza a explicar lo que puede o no hacer, lo que quiere o no, lo que es
suyo o no….
El lenguaje impregna todas las actividades del día en la Escuela Infantil, pero es en la asamblea,
donde se trabaja específicamente, a través de cuentos y vocabulario nuevo, favoreciendo el desarrollo
de la comunicación y la expresión, permitiendo el turno de palabra y aprendiendo a escuchar.
Otras actividades que favorecen el desarrollo del lenguaje son los cuentos, las canciones, sobre todo
con movimiento que desarrollan su expresión corporal y la comunicación en actividades cotidianas:
saludos y despedidas, durante el aseo y la comida, en juegos diversos en los que se le explica lo que
está haciendo…
Para estimular el desarrollo del lenguaje, se pueden aprovechar diferentes momentos y actividades:
Aprendizaje de palabras a través de la presentación de objetos, con cuentos y canciones,
gestos, marionetas…
Con lenguaje gestual (adiós, hola, si, no, palmas, besitos..)
Durante la comida, con la masticación. Hay que favorecerla, no solo por su importancia en
cuanto a la alimentación, sino también porque sirve para desarrollar los órganos
fonoarticulatorios que más tarde facilitarán una buena articulación de fonemas.
Mediante las rutinas: hay que trabajarlas y respetarlas porque sirven al niño para anticipar
acontecimientos y darle seguridad y equilibrio, desarrollando la inteligencia emocional.