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Tomado de: !
Anthony Giddens Modernidad e identidad del yo
El yo y l* socicdad en Ia ópocr contemporáner
Editorial Península, Barcelort, 1994
Los contclrnos dc la lnodet'niclad rccicntc
tar lrasta qué purrto sus nriernbros el'an in[E];;Es c eslar.art desespe-
rados rnientras vi.víarr juntos.
Cuanto nrá.s tiernpo ttayarr conv'iviCo j: . f e'scl'las, t¡tlto nlás
ticlldc ¿l' pr'()lorrgarsc cl ¡lcl'íorlo <lc rlr¡':ln, í-ll rlrc.'iu rlt:liv¡r tlc l¡r ¡rúr'-
dida clc los pluccrcs y cx¡)u'icnci¿rs cunlpi.irtidas, ¿tdctttas clc I¿r t'c-
nuncia obligada a las esperanzas puestas en otro tiernpo en la rela-
ción. Donde no se clé un proceso cle Cuellc, e! resultado suele ser la
pcrsislcrrcia prolorrgndn dc sortiruicntr,c hctidos quc llevat'árl quizá
a la desesperaciórr y al hundinrientc psicológico. De hecho, para la
mayoría de lns personas los sentirnicnl¡s generados por el tlivorcio
f'niciaré ¡ni arrírlisis cxporricnclu ulgun¿ls t;oltclusiottcs tlc ulr csttl-
I clio sociológico concreto tourado con cierta arbitrariedad de un
ár'ea cle investigaciórr particular. La obra Sccotul Cltattces. de ltr-
clith Waller"stein y Sanclra Illakeslee, es un estudio'sobt'e cl clivor'-
cio y el subsiguiente nlatrirnonio. I El libro de.scribe los efectos de
la ruptura matrirnonial a lo largo cle un per'íodo de unos diez años
en sesenta conjuntos de paclres e hijos. El divorcio, señalan las au-
toras, es una crisis en la vida personal de los individuos qLlc daña
su seguriclacl y su sentinliellto clc biencstar, pel'o quc tatttbión ofrc-
ce nueva*s oportuniclacles de clesarrollcl personal y lutura lclicillad.
La separación y el clivorcio, con todas sus consecuencias, pueden
provocar anguitias y trastornos psicológicos duracleros; pero, al
mismo tiempo, los canrbios generados por la disolución del nlatt'i-
rnonio proporcionan, según inclican las autoras, posibilidacles de
..clesarrollarse entocionalinente>>, de .,establecer nuevas a pti tudcs y
una nueva suficienciao y de (consolidar relacioncs írttirlras llrás ¿rll¿i
de lo que atlteriot'tllente se el'a capaz)).
La iepar.ación rnarital. cliccn Wallcrsteirt r'[Jl¿rkeslcc. cs u11 lrittr
que ncongela ciertas irnágenes que ennlarcan la actlr idaC poste'
.1o.. En la nranera como el nratrirnonio llegó a sepal'at'se at'r'aiga a
mcnuclo la cólera, que se alirnenta de aquélla: uno de los rnic¡ll-
bros cle la pareja ha descubierto de pronto que ci olrur ticlic u n
asunto con el mejor antigo de ambos; uno deja al cttc une Fl--¡lr
por la que le informa, sln previo aviso, que el rTiatr"ln-:;ric eqli
nruerto: uno rJe los paclres se rnarcha de repente cctr ll;s n,'l ñc'5 si¡
clejar una clirección...rr. El nlatrimonio rotc se Cepl¡r¡ sli:r il"l:p'¡¡-
22
¡o pat.ecetl desapal'ecer del todo collel paso de los años; ciertos su-
cesos posteriores, como el nuevo matrinlonio cle la anterior parcja,
los apuros económicos o las clisputas sobre la eclucación de los hi-
jos pueclen revivirlos viotcntamente. E,n los casos ell que uno cle
los dos continúa estando muy implicado emocionalmente con el
otr.o. ¡unque seacle fonna decididanretrte desfavorable, el resultaclo
tiende a ser en tales situacio¡es un rebrote de amargura.
El paso por una fase de duelo es, según Wallerstein y Blakes-
lee, la tlaue para (recuperarseD tras el divorcio. Todo aquel que se
udespar.ejau b* su arrterior esposo o esposa afronta la tarea de esta-
blecer un (nuevo sentido del yo>, un (nuevo sentido de identi-
dado, En un matrimonio cluradero, el sentido de identidad de cacla
uno de sus conrponentes se vincula al de la otra personfl Y, descle
luego, al nratriritonio misrno. A raíz de la ruptura matrirnonial,
cada uno cle los dos deberá <rr€fflontarse a su experiencia arrterior y
encontr.ar otras irnágenes y raíces para su inclependcncia, para scr
capa z de vivir sola y huc.rse cargo de la seguncla oportunidacl que
les ofrece el divorcio'>.
Una persona separada o divociada necesta coraje moral para
i¡rte¡rtar establecer ilueuar relaciones y encotrtrar ott'os itrtereses.
Muc¡a gente pierde en tales circunstancias la confianza en sus
propios iuicios y capacidades y puede llegar a sentir que lo vale a
p*nu hacer planes para el futuro. oAdvie¡ten que
-la
vida asesta
golpes ¿uros'y es funclanrentalmente irnpredecible, llcgan u lu cotl-
óluiiOn de quá los planes mejor trazados fracasan y no se animan a
proponerse objetivs a largo ni sir¡uiera a corttt plaz.o y tlluclro lllc-
nor'u trabajar pa ra alcanzarlos,u La superaciórr de esos sentimien-
tos r.equier.e co¡starrcia frente a los t'eveses y volurltacl para nloclili-
..1. z ¡
car caracter.ísticas o costu¡nbrcs persoalcs establecidas.' Ltls hijos
de padr.es cJivorciados, qre sufren a nrenuclo profurt¿arnénte.poi la
clisoluciórr clcl hogar farniliar,qreccsitan también poseer cualidacles
sirrrilir.cs. ,,l.ps l,i¡.,s rlcl tlivtrrcio --rlicc¡t V¿rllt't'stcirr y lll¡rkcs-
lcc- sc c'l'rcrrtan a ur1¿r t:rrc¿r rrrirs dil'icil c¡trc ltls ttiñt¡s (ltlc lt¿ttt dc
lamentar la muerte de un paclre. La muerte es ineludible, pero el
clivorcio se cla entre personas vivas que puedcn canlbiar de fornra
clc pcnsar. E,n lo hontJo clc sus alrnas, los niños escuchan irnagina-
rias llanradas a la reconciliación...y puede ser que no logren supe-
ral. esas fantasías hasta que ellos mismos so aparten, finalmente,
cle sus paclrcs y abanclonctl el hogar.o2
Los problemas pcrson¿rlcs, los juicios y las ct'isis pcrsonalcs. l¿ts
relacion.r-f.rsonai...... ¿,quó nos diccn y qué expresan acerca clcl
paisaje ,o.inl dc ln rnodri i.ridacl'/ Algunos sc scrltir'án irrclirriltlos ¿l
mantener que no mucho. pues no há1'duda de que los sentirrticn-
t's e irrtereses dc las personas son bastante similares cn cualquicr
rienrpo y'iu;;;. podríanrus aceptar.que la llegada de la modernidad
prccJuce .oirbios irnpbrtantes Ln el entorno social extelno del indi-
,n
iduo y uf..tu al it'tatrinronio y a la familia así como a otras insti-
ru:rcnes: pero los inclividuos cargan con su vicla personal como
s ie rr p re lc hicieron, arreglándose lo mejor que pueden con los
;a'n¡i,.,s sc,ciaies en que se ven envueltos" Pero. ¿no será nrás bien
lr,. ;crirreil.ic,? En efecio. las circunstancias sociales no están separa-
des de [a vrCa p,ersonal ni constituyen un meclio externo a ella' Al
'lu;l:ar con sus prcblernas ínti*ot, los indiniduos ayudan activa'
¡11¡rnrc a rccurnqt rLirN- cl universo clc activiclacl social qtrc los ¡odca'
[[ mundu Ce iu nrc.Cerniclacl rcciente se extiencle. sin cluda. lllu-
cho rnás allá del medio' de las actividades individuales y de los
cor¡pronrisos personales. Se trata de un mundo repleto de riesgos
y p*iigtor al que se aplica clc moclo part,icular la palabre acrisi.Eu,
no como una mera interrupción sino como un estado de co$a$ más
o menos continuo. Pero taiubién se introduce profundantente en cl
co¡azón cle la iderrtidad del .yo y de los sentimientos personales. El
(nuevo sentir¡ie¡to cle identirlatl" que Wallersteirr y lllakcslec
mencionan como algo necesario tras el divorcio es una versiÓn
ag¡cliz.acla clc urr lr'occso clc (encontrnrsc a sí tttisttton itnptrcsttl a
24:
cada urro de nosotros por las corrcliciottes sociales de la ttloclerni-
dacl; u¡ proceso de irrtlrverrciórr y traltsforrlraciótr activas.
Wallcrstein y lllakeslce resr*.r't los rcsultaclos cle su ittvcstiga-
ción en url capíiulo titulaclo <<Peligro y oportunicladn. Por nlás tri'
llacla que ioi*r.a, la f¡'ase se aplicá r'r,l sólo al ttt¿ttritnc¡nitl y sus di-
ficultacles sino al munclo cle la nroclerniclatl en conjttnto. E'l árnbito
' ;;j; q* hoy hernos llegado a denominar urelaciones personalesn
nos ofrece oiortunicladei de intirnidad y expresión clel yo que fal-
taban en otros medios rlrucho más tradicionales. Al nrisnro tienlpo,
esas relaciones resultan ser en cierto senticlo arriesgadas y pcligro-
sas. Los mclclos de comportanlientcl y sentimiento asociados B la
vida sexual y nrarital se han convertido en algo movedizo, i¡resta-
ble y uabicrioo. Flay en ellos rnuch'que ga'ar; perg talnbió'nos
encorltr-anros aquí en un territorio aún por cartograliar y con nue-
vos peligros que correr. n .
pensemos, por ejernplo, €fl rrn fenómeno arnplianrente analiza-
do por. Walle,.rt.i,., i, Bfot.rlce: la ttatut'aleza tttuclable de aquellas
fariilias uigunos .t.'"i,y,r, r::*rrb',s *o son cons¿lttguíneos' Mu-
clras pcr.sonns. nl¿ryor'cs y nillus.  rviri lroy crr.dí¿r cll cstc ti¡ru tic
far'ilias qu.,por lt general, r'ro se han foimado, conlo en épocas
anter.ior.es. a conr..uincia cle la rnuerte de un cónyuge, sino por la
r.eestructur.ación de los lazos rnatrirnoniales tras tltl divorcio' El
niño con u¡ padrastro o nradrastra pucde tetter clos paclrcs o dos
madr.es, dos series de hermanos y hármanas, además de otros ne-
xos de parentela complejos, a corsecuencia clc los rnúltiplcs matri-
monios J. lus paclres . La nrisrna terminología olrece ya clificulta'
des: ¿debería ei niño llarnar (maclre>) a su nládrastra o nlás bien di-
rigirse a ella por su nonlbre? La dilucidación de estos problenlas
pucde llcgar.a ser ar.dua y suponc'un coste psicológico pata tocjas
las par.tesl pero tar*biéri existe, desde luego, la .oportunidad
de
nuevas for.r*as de r.elación satisfactoria. Algo de lo que pgcerncs
estar.seguros es que los canrbios que esto ir'plica no scn sól'exte'
riores al i¡clividuo. Los encargaclos de establecer estas fcrfi]as nue-
vaSdelazosfamiliaresextenJosdeberánSerlasnnism@s
<t cl'ad¿ls erl cllrrs"
La angustia es e! cor.r'elato natural de cualquier tipo cle peligro'
Está cauü¿u por circurrstancias pc!'turbaclr¡ras o por la alllenaza
de que Se pr-ocluzcan. pero a)'ucla iu*lbrex..[ a Car respuestas aclapta-
21
tivas y tonrar iniciativas nuevas. Las autoras de Second Chances
utilizan repeticlamente expresiones como dolor, preocupación y
cluclo. Ircr.o tarrrbiún los tór'nrinus corajc y rcsoluciún. Ls vid¿l ürc¿l
problc¡ras personales clc mancra a pa rcn temente arbitraria y, al
vcrlo así. nlgurras pcr-sonas sc rclugiarr c11 utla cspccic clc pariilisis
resignada. Sin embargo, muchos son también capaces de atrapar
con senticlo lnás práctico las nuevas oporturridades que se les pre-
sentan cuarrdo han caducado los nlodos de comportamiento prees-
tablecidos y de cambiarse a sí mismos. ¿;Hasta qué punto son nue-
vas cst¡s angu.stius. pcligros y oportunitlatlcs? ¿lirr quó scntitlu
están influidas de nianera clara por las instituciones de la moderni-
dad? Éstas son las cuestiones a las que intentaró responder en las
págirtas siguielttes.
Serorrá Chances es una obra de sociología. pero no deberían
lcerla sólo ft-rs sociólogos. Los psicoterapcutas, los cotrscjcros f¿tttli-
liares, los asistcrrtcs suciales y otros profesionales interesados vol-
vg.árr pr-obablcurcnlc sus páginas. Es pcr'fccta¡nctrtc posiblc qtrc cl
público profano, sobrc todo quicnes se hayan divorciado rccicntc-
nlelrte, lea¡ el libro y relacionen sus ideas y conclusiones con las
circunstarrcias de sus propias vidas. Las autoras son plenantcnte
cor.rscicntes de esta posibilidacl. Aunque el libro está escrito como
Ll¡ cstuclig rlc invcstignciirrr quc pl'cscllt¿t utla scric linrit:rtl¿r tlc utttl-
clusiones, nunlerosos pasajes diseminados por el texto proponen
respuestas prácticas y lírrcas cle actuación quc pucdcn scguir los rc-
cién separ-aclt-rs o clivorciaclos. lls incluclable que sólo ul'los pot:os li-
bros ejlrcen gran jnlluencia en el cornportamiento social general.
Second Clrunces es una pequeña aportaciórt a un yasto
{ujo nrás o
tI1enoSc0ntinuocIeescritostócnicosopopulares@del
matrimon; tl;" ttlui-i e
ot-á---lt;idlsóC ial itue t ratan 9__a Ra -
qatlruar -I t- . , "r:--'1..-^---r
lfÁ1 Cünlquiera qu. observe e[ rnatrinronio en su Ernla?ctual o
sé entrente a una situación de ruptura de un matrimonio o una re-
l¿rción ílrtilllit dur'¿rclcl'¿r s¿rbc nluclro (ntl sicrtlprc ctt cl pllrrtl tlc lil
corlcicncia ctiscursiva) sobrc nlo que está ocurrienclo> en la palcs-
tra social clcl nratrinlo¡rio y cl clivorcio. E,stc tipo dc corlocirtticlltt-l
no es inciclentat para lo que realnrente ocul're, sino constitutivo (y
26
lo tttisnlo pueclc dccirse de tcldas l¿rs circunslancias dc la vida so-
cial ell condiciones de nrodenticlad).
Pero las cosas no se lintitan a esto: todos sornos conscicntes de
la naturaleza refieja de la actividad social moderna y de las impli-
caciones que ello tiene para la vicJa de cualquier h<¡rnbrc o rrujcr.
La iclentidad del vo cotlstituv€ Dfll'a ficrsntrf rs ulla /rr¿)'eclr.Uia,a tr.a-
nstitucionales cJc llloclernidacl a lcr
expresiórr que se_eiusta con ntuch :ontextos.
-norñcffiTquea]osmocJernos.Cadaunocjenoscltrosnosólo
vive untTiogra f ía re flej a m e n te organ izada en
iur.ciin cJe los flujos cle la inlorrnación social ,v psicológica accrca
üe 1¡s FCIsibles modos de vida, La modernidad es un orclen postra-,
ii:jCnJl ,3' cl '.lUc a la cue.stión n¿,Có'lo llc tjc vivir'lrr,lr'y (l*c rcs-
ñ'/1'i"Jo- - ^ '''r Jec;sit-lnes tclrnadas cad a día sobre cónlo conlportarse,f-'-' | -¿- --l
qr.ró ,, estir. lué üLrlner
-y ntuchas otras cosas-; adellrás, tol cucs-
tión se ha Cc inlcrprctar en el cJcsplicguc de la identiclad dcl yo en
e I tiem pc.
Pasenlos al:,;r¡ jel plarro de las vidas pel'sonales a otro más
institucional. Pnrn:resentar el tclón de [cndo de estc estuclio
cL,i:i-r t¡tl tuclo dcL'.l:ri-'s cir cccr Lntü cAractcr iz.aciúrr cle cse fcnónlc-
¡r(J tu'Lrador y' turb;l::t¡ eue es la nrcdernidaC,
La nrodertúdad: algunas cortsíderaciones generales
E,n este librr¡ utilizo la palabra ..nloclernitlad> en un sgllticlo
nruy treneral para referjrnle á las instituciones y modos de cotnPor .
t'Edi;ñiqj$prestos primerarnente en Ia Europa posterior al-fg-uda-
lisrno, p¡;g--quq crr cl siglo
-xI ltan ido aclquiricrrclu
ryt'.qys
glcclos
utr.ca':ásigl:.lii'ió'icornundial.-Eilé.''¡
It eiPresión ur'u'{51
industrializador>. lllteñTras se acepte que t Se
rcctuce unicarnerrte a su aspecto irrstituciortal.l Utilizo la palab¡'a
l-, ',
t.,
'¡
inclustrialización para rcferirmc a las rclacioncs socialcs que llcva
Coniigo el empleo generali zado de blue v:jí¡i* J. !a maquinaria ,
e, los proóórár'd*=pi',iclüc¿iéñl nnTuanto 1g.l, -ei .upo'sle lolgics-
insttrúeibriales cle la nioclerrríilacl. Óir'ó d.'suí-hlsp?ilqt,T g!-Tpitl-
27
ik .¿*ot¡i¡i¿;r;'dr'produffi,*c-
t
nlercanclas que conrprcncle t rcs
lüéicaricía dc la [uerza
-
ffi*lasinstitucionesdeuigilancia.fundamentodelct.eci-
miento masivo clel poder organ izaiivo ligado a la aparición de la
vida social moderni" La vigiiancia5e rcfiere al control supervisor
dc las poblacioncs sclrrrüJiclis, t¿rnto si cstc control atlopta la fut"ttt¿t
cle su pL rui sión nvisi bl_.il.qr'r elleÍit ¡ dó clado- por'Foucault' .como s L
sc tr-irt¿r .lri'ürirplco cl; l¿i'irrf'oi,tt,i.iórr p¿tl,¿l coot'tltltgJi,: .u.tividu-
des sociates. Uite aspecto puede'tlistirigriirse a su vez del control
cle los meclir¡s cl*.ná.ción en las condiciones de la ninclustrializa-
ción ,jc la i. .i,,. Lr !,tL.,lcnridarl ltcs introCucc el] ui13 et': tlc
(guerra total>), €n la que el pocler destructivo de las arrnas, al que
nos hemos refericlo untes al hablar de la existencia del arrnamento
nuclear. es innlenso.
La rnoderniclacl genera ciertas formas socialcs dilcrenciadas, la
,."e, á. MstadlñáElónáT. lJnt¡Sserva-
cióntrivial,cIesdeluego,hastaqntadeIaten-
clencia generalizacla d; la sociológía a gentrarse en la (sociedad"
como su materia propia. La (socicáad,, de los sociÓlogos. al t]lcll.os
*r ss lplic¿rcitir.t ut ¡lLr'íorlo clc l¿r ¡rrudcrnicl¿tcl, cs utt list¿rtlu tt¿teitt-
nal, pero esto es una equivalencia rnás bien itnplícita quc explicita'
rlerrte tenratizacla. E,l dstaclo nacional. e¡t cuanto entiCad sccioPo-
lítica, contrasta funclarnental¡nente con la ma]'oría de los tipcs ciei
orclep tradicit¡nal y nace sólo corno partc clc un sistcnne aJc lislaCo
nacional rnás urnpiio (que en la actualicJed tierte canácter I11!"!11''l rell'
por*" formas muy espé.ilicas de territorialicad ]"cepe;i'dad cc t'i-
gilancia y nlonopoliza eficazrnente el ccntroI scbre lcs nledios dc
coacciórr.a En la literatura especializaCa scbl e neleciones interna-
cionales, los E,stados nacionales se tratan a n:nenuCc como <acto-
28:
t-esD --{olno (agerttes>> lnás bien que cc}nc *<estructurasD- y exis-
te para ello una neta justificación. En eiccto, los Estadtls nloclcrnos
son sistemas refiejalnente controlacJos que, si bierr no (actúarrD en
el selltido estrictsdel térrnillo, persiguerr unos propósitos y planes
coordinados a e$cala geopolítica, En cuanto talcs, son un ejerrrplo
' i i',
!
r."ogrtífico cle un rasgo rr¡ás general cle ta ¡lrodernidad, cl augc cle la
orgunizaciútt. Lo que disf irrgue a las orgflnizaciones llrtxlet'nfls llo
es tanto su tanraño o su caráctcr burt¡crírticcl, cu$trto el conlrol re-
flejo concentraclo que anrbos aspectos permiten e imponen' Quien
hable clc moclcrniclad, no hablará dc organizacioncs sitlo clc orga-
nización (del control reglado cle las relaciones sociales a lo largo
de extensiones inclefinidas clc espacio y tiempo).
. Las instituciones nrotlenias no guarclan cort thtuidud, en varios
aspectos clave, con ta ganla cle las cultut'as y rnoclos de vida pt'c-
m<lclernos. tjna cle las Características rnás cviclcrttcs quc scpat'alt l¿t
época moderna de cualquier otro período precedente es el extrenlo
dinamismo de la mocleiniclacl. Et mundo nrorJerno es un <nlundo
clesbocaclor: no sólo el ¡raso al que avallza el catllbio social es lllu-
c¡o rrrás rápitlo quc el clc todos ios sisternas antet'iot'es; tatttbiórr ltl
son sus ,rrito, y iu profiudidad con que afecta a las prácjicas so-
cialcs y n ¡rs rrirrclt,i cló conl¡rot'tnnticltlo atttc's cxistcrrtcs.5
¿Clat es la exPlicación ¿!l t
lu ul a? @ o conjuntos de elementos
ffiranaquíenconsicIeración,ycadaunodeelloseS
[unclarnental para tos argurnen!.os expucstos en cste tibro. Ul pri-
mero es lo que llarno n W1io'-Toda{
lasculturashanposeído,porsupuesro,deffiio-rTTárnlodost
de calcular el tiempo así como formas de situarse en el espacio. No
existe sociedad .uyor individuos no tengatt un selrtido del futurt¡,
el presente y el pasaclo. TorJa culturu posee algún tipo de nlarcado-
,., *rpaciales rormalizados que indican una particular conciencia
clc la localiznciórr. Sip crrrbargo. en c()rrrliciottcs clc ¡rt'ctttoclcl'llitlfltl' ¿
el tienrpg y cl cspacio se viricul¿rbarr medíuttlc la situaciórl de ull
luga t'.
. Las cultur.as prenrodernas cle rnayor envergadura desarrollaroll
*rétodos de cálcllo del ti'ernpo y ordenación del espacio nlás for-
?9
males ---{orno calendarios y mapas rudimentarios (por compara-
ción corl las exigencias nrodernas)-. En realidad, toclo ello eran
requisitos p¿u'a el odistancia¡tricnto> crt el ticnrpo y el espacio cxi-
giclo por la aparición de fonrtas nlits amplias de sistemas sociales.
Pero en las épocas premodernas el tiempo y el espacio siguieron
escncialnlerrte trabaclos por la localización para la rnayoría de las
pcrsonas y en la nlayor parte de las actividades ordinarias cle la
vid¡r ce¡tidi¿rna. l,os lrilcls cJcl ((cu¿irtrlo> ¡¡s cst¡tbn¡l cotlcctados pl'c'
cisarrrentc con cl "cJórflc"
de la cclttclucta socisl sino con la sustan-
,ci¡t clc l¡r co¡lclucta
"ri!lll¡1.
L,a scparaciórr clc ticllrpo y csp¿rcio supuso, sobrc toclu, cl clcs¿r-
¡.r.ollo de una dirnensión cle tiempo ovacían, que fue la palanca
p¡irrcipal c¡uc irprartó t¿rrrrbiclrr cl cspacitl clc la ltxaliz¿rciótt. El irr-
i'.,rto y cliiusión clcl reloj ¡necánico se suele considerar accrtada-
¡rcntc conro la exprcsión principal de este procese, pero es inrpor-
tarrtc no irrtcrpretar tal fcnónlcllo cJe una nlanera de¡nasiadtl supcl'-
flcial. La expansión del uso de los aparatos de medición mesánica
clcl ticrrrpxl lrizt-l posiblcs. pero tarrrbiórr dio por supuestos. catttbios
cstructuralcs profundos en el tcjiclo de la vida de cada dia (cam-
bios que no podían ser sólo locales sino que, inevitablemente. tu-
vicro¡i influencias univcrsalizadoras). Un mundo con un sistcma
dc clat¿¡ció¡r univcrsal y con zonüs normaliz;ilas püra terda la ticrra,
como lo es el nuestro, es social y experiencialmente distinto del de
toclas las épocas anteriorei. El nrapamundi, en el que no existe un
lug¡r priviicgiado (urrn proyccciórr univcrsnl). c$ cl cort'clnlo sittt'
UOiico clel reioj en el uvaciarnicrrto* del espaciü. No es tan sólu urr
modo de representar (lo que siempre ha estado ahín
-la
geografía
cle la ticrra-, sino un elenrento co¡stitutivo de transformaciones
absolutanrente funclarnentales de lai relaciones sociales.'
El vacianriento del tienrpo y el espacio no es en absoluto un
proceso unilineal sino que se desarrolla de manera dialéctica. En
iur .ircunstancias sociales estructuradas por la separación de espa-
ci9 y ticrrrprl son []ositrlcs nruultns lbrrrr¿ts clc c<tictttpo vivi'Juo. tlii-*
aún, ta cliiociación entre tiernpo y espacio no significa que desde
ese tnomento anrbos se conviertarl en aspectos mutuamente extt'a-
ños de la organización social. Al contrario: esta situaciÓn propor-
ciona el ftrnáarnento nrisrno de su recombinación según nrótodos
que coorclinan las activi<Jades sociales sin la obligacla referettcia a
JU
las par.ticutar.iclades de la localización. Las ot'ganizaciotles y la or-
gn,lirución tan características dc la ttrodernidacl son inconcebibles
iin la reintegración del espacio y el tiernpo disociados. La organi-
zació¡ socialr¡oderna supone ln coortlinaciórr precisa de las accio-
nes cle nruchos scrcs hurnnnos físicantcntc auscntcs ctttrc sí: cl
(cuánclou cle estas acciones está directamente virrculado al oclón-
den, pero ño, como en las épocas premocJernas, por la nrecliación
del lugar.
Todos nosotros podernos aclvertir hasta qué punto es furltla-
¡rerrtal la separación entre ticnrpo y espacio para el dirranlisnto
r¡asivo que la rnodernidad introduce ert los asuntos sociales hullla-
,.,o.s Este fenó,.'!cr,o universaliza c! ,{c'T'rnlco dc la histtiria parit }rn'
ccr historia,,, tan illtrínscco ¿t los pr'occsos quc lillcr¿ln l¿r vitlir so-
cial rnoderna cle las trabas cle la tradición. E,sta historicidad se
mundiati za en su fonna con la creación de un (pasaclo)) nortllaliza-
Jn i url ,,futur.o> univcrsalrnc¡rle aplicablc: ut'tít fcclta colllo la tlcl
<año 2000r) se convierte en ul't lrito reconocible para tocla la hultla-
nidad. '
[,] pr.oceso cle vaciarnicnto del tiernpo y el cspacio es furlda-
¡rerltal par.a la segurrda influencia irnportante qtte experitnenta el
rlirrarnisirro cle la rlroderrriclatl. el desettclat'c clc líls itlstil,t,'iotJqs t'-''-
qiales.lJljgje.Itglálqr? dtld;*i;t iór'r cle¡ibera-
<rzl-eont¿pi;'cie üiieie por lós so-
,iáL"gos para oponer los sistemas premodernos a los modernos. La
cliferenciación inrplica imágenes de sepa@n progresiva cle fun-
cio'es; los nrodos de activüad ' ";
pre-
t rcr:i-
SoS COn e e
es íones ntodcr-
r con el
m"p," clc desenclave, que explica la tremetlda aceleración del
clistanciamiento en el tierripo y el espacio introduciclo por la lno'
derrriclacl.
Los nrecarrisnrr:s cle desenblave son cJe clos ti¡los que dcntltrtino
<señalcs sir¡bglicas> y <sistctllíts expct'tos)). Al rcfc|il'tlle a cllcls en
í-) r.
 --' i
ll
I.
conjunto, lrablaré de sisfernas abstractos. Las señales sirnbólicas
sorl meclios cle carnbio'cle'vatü-fiIáild:il por lanto, intercambia-
bles en una pluualidad de circunstancias. El ejemplo por excelen-
cia, y el rnás irnportante por su omnipresencia, es el dinero. Aun-
(luc todns lns f'ot'ttt¿ts prirrcip:rlcs clcl sistcttta sociul prc¡lloclcnttr
clesarrollaron el intercarnbio tnonetario de una u otra forma, la
econornía del dinero se hace muchísimo más compleja y abstracla
con la aparición y rnacluración de la rrtoderuidacl. El dinero dcja cn
suspenso el tiernpo (pucs es un medio dc cródito) y el espacio (ya
que el valor nortnalizado permite transacciones entre una multipli-
cidad de indivicluos que nunca se encuentran físicamentc). l-os sis-
tsna s cx pc rt os rlcj a rr e n s!!,! Dgnsug! -il-qi-nng-y*g!-Smffiignl"cnrplcar
IlI0-{9!-ti.cltictrcuyi|vr1ti1lc7:ll0dc¡lcrrdctlu.qttiu..
n.i los iláCtióair y-dé lG Cliérilcs que lo9. utilizan. Talcs sistctttas
irnpregllan virtuahireriió trtdos los aspectos de la vicla sttcial ell
cclndicioncs dc nroclo'¡rklatJ (lt¡.s alinlento.s que comctnos, l¿ts mc-
clicinas que tornarnos, los edificios que habitamos, las formas de
transporte cle que nos servirnos y una multiplicidad de otros fenó-
nlenos). Los sistemas expcrtos no quedan confinados a áreas dc
pericia tecnológica. Se extienden a las mismas retaciones sociales y
a la intinridacl clcl yo. El módico, el asistentc social y cl psicotcra-
peuta son personas clave en los sisternas expertos de la moclerni-
dad , al igual que el científico, el técnico o el ingeniero.
Anrbos tipos de sisternas expertos dependen de forma esencial
de la cot$atrzü, noción que, según señalatnos, tiene una importan-
éia prirrrorcJial en este libro. La cotlflanza diliere de aquella fonna
dc fi¿rbiliclacl quc Gcorg Sirnntcl rlcttottrinó (coll(xinricrrtu irrcltrcti-
vo dei:iln que se da en las transaccicne; fortnales.o Ciertas decisio'
nes de la vicla se basan en conclusiones inductivas derivadas de
tendencias previas c¡ de una experiencia anterior y a las quc se atri-
buye en cierto nloclo una credibilida,l pura el presente. Este tipo de
fiabilidacl puecle ser un cornponcnte de la corlliaw.u pero no basta
por sí nrisnla para definir una relación confiada. La confianza su-
pone an'ojarse a la entt'egla. irnplica una cualidad de ofe, irreduci-
ble. Se relaciona espccíficanlente con la ausencia cn el ticnlpo y el
32
cspircio. ASí conro corr cl clcsct-lnocirrricttto. No llccesitarrlos coltf i¿rr'
elt alguien a quien sielnpre tenenlos ante truestros ojos y cuyas ac-
tiviclicles pueclen ser directanrente cotrtrolaclas. Así, por ejenrplo,
los trabajos lnonóto¡ros o ingratos y escasarnente pagados, ell los
cuales es debil la rnotivación para realizar la tarea a collciettcia,
suelen ser posiciones de "baja confianzan. Los puestos de oelevada
con fianza>rsor1 aqucllos quc sc ocup¿ul cn gr¿ln llrcclicl¿r lcjos clc l¿r
prescncia dcl cquip.r direcl.ivcl o supervisor.T De lnattera sirttilat',
no se requiere con fianza cuando url inclivicluo particular conoce
rnás o mcnos un sistcma tócnico. llespecto a los sistctnas expet'tos,
la confianza cleja en suspenso el conocirniento técnico lirnitacltl
que pcsee la máyoría cle la gente sobre la inlormación codificada
que afecta habitualmente a sus viclas.
La conflarrza. de val'ios tipcls y nivetes, sustenta una nlultitud
de decisiones cle ca<Ja clía tonraclas por todos nosott'os aI orierltar
nuestras activiclades. Pero el hecho de confiar no es siempre. en
absoluto, el rcsultado cle decisiolrcs acloptadas conscictltctlrelrtcl sc
trata más a menuclo de una actitud mental generalizacla que las
fundamenta. algo que hunde sus raíces en la relaciórl entre con-
fianza y desarrollo de la personalidad. Tatnbién po denras tomar la
deternrinación de confihr, un fenómeno cuyo carácter común se
debe al tercer elemento que está en la base de la model'nidad
(rnencionado ya, pero analizado con nrás detalle en páginas poste-
riores): su r*fl**iuiclad intrínseca. Siñ embargo, la fe que inrpli-
ca la confi an7;a tiende también a oponerse a esta decisión calcula-
dora.
Las actitudcs cle conf ia nza err relación con situaciones, pet'sollas
o sistenlas concretos y en otros niveles más generales, están clirecta-
mente vinculadas a la seguridad psicológica de irrdividuos y grupos.
Confianzr y seguridad. riesgo y pelip¡r'o, existen err cornbittacitttlcs
divc¡sas e histói'icallrente sirrgularcs en condiciones de tttoderniclad'
Los fflecanisrnos de desenclave, por ejernplo, loglan establecer ex-
tensas zonas de relativa seguridad en la actividad social diaria. Las
1l
personas que viven en los países inclustrializados, y actualmentc cn
cualquier parte, están por lo gerrcral protegidos hasta cierto punto
cle algunoJ d. los peligros que había que afrontar habitualmente en
épocás prernodernas (iomo los derivados de las inclemencias de la
naturaleza).Por otro lado, los nlismos mecanismos de desenclave
generan nuevos riesgos y peligros que pueden ser locales o mundia'
i.r. l.fls nratcrius nlirncrrl¿rri¿rs t¡btcrridas por rtrcdios artifici¿rlcs pttc'
den tener características tóxicas que no aparecían en los alimentos
ntás tr-acliciorrales; los pcligros nredioarnbierrtalcs pueden anlenazilr
a todos los ecosistemas de la tierra.
La rnorlc_d ,
-^t'ldicionrl. [.a
icfnr,,l^r-ión rle tiemno v eioacio. uñida a los mecanismos clc
tos y práctic idas. E,sta éi la circunstancia en que aparece
ffiffi,idad generalizad?, el tercer elemento a'
+nera rrnDortante en elEarnisrno de las instituciones nlotlenlas.
Laffita lcontrolrc-
flejo de la acción, inherente a cualquier actividad humana. La re-
neiiuiclacl cle la modernidad se refiere al hecho de que. la mayoría
de los aspectos cle la actividad social y de las relaciones materialcs
zde
nu o-
ci las instituciones rnodernas sino
c<¡nstitutivo cle ellas (un fenómeno contplicado, debido a las l'llu-
chas posibiliclacles de pensar en la reflexividad existentes en las
concliciones sociales dc la nro,Srniclad). 'l'al cotrlo inclicaba cl arrá-
lisis de Sec ond Chances, las ciencias sociales desempeñan un papel
fundanrental en la reflexiviclad de la modernidad, pues no se lirni-
tan sinlplerncntc a (acurnular conocimiento>, como Io hacen las
ciertcias cJe la naturaleza.
ESOUeUn l. EI dinumisttto de la nrcdertúdad
Sapu rucititt de
articulación cle las
ticrnpo y esPacio,
es¡r¿c'i(, .y lit,rrr¡ttt: cs [n corrcliCiiin fiarfi la
rclaciotres socialcs ctt árnbitos extensos dc
hasta llegar a incluir sistemas universales.
34
illecanis¡ros de desenclal'c: constan cle señales sintbólicas
y sistenlas expertos (alrrbos en conjuttto = sistetnas abstrac-
tos). Los mecanismos de desenclave disocian Ia interacción
de las peculiariclades de lo local.
Refiexit idad ínstif u'cíonal: utilización regularizada del co-
nocimiento de las circunstancias de la vida social en cuanto
elemento constituyente cle su organización y transfortnación.
llespecto at conocirrriento cientí[ico, tarrto social corllo natural,
la refleiividad de la rnoderniclad contradice las expectativas cJel
pensalllicnto ilustrado (aun sicndo cl proclucto clc csc pclls¿llttictl-
io). Los pr.inreros paclres de la ciencia y la filosofía ntodernas
creían estar prcparanclo et c¿rmino para un conocinliento cotr [un-
¿anrcntos seguros accrc¿r de los rnundos tratut'al y social: las pl'c'
tensiones de razón eran oportunas para superar los dogmas cle la
traclición. al ofrecer un sentirnicnto de cerLeza etr sustitución del
car.ácter ar-bitrario de los usos y las costunlbres. Pero la-¡s[lgxiui-
dacldelantoclernidadmina,€[reali.l@udelconoci.
@.-r.,o c¡ incluctiva de prue-
Uls, sino e¡ el principio nretodológico cle la duda. Cualquier
opinión científica es susceptible de revisión
-o deberá ser clesc-
cñacla plcnanrcnte- a la luz dc nucvas iclcas () dcscubrirrlicntos,
sin qu; inrporte lo apreciada que fuera 9lo bierr establecida que
aparentenrcnte estuui.ru . La relación plcna cntt'c nloclcrnid¿rcl .
y
cluda raclical es una sucstión quc, una vezexpucsta, llo sóltl supó-
¡e u¡ tr.asto¡ng para tos filósofos sino que es cxis tencialnrcnte tur-
badora pat'a el individuo común.
Lo local, Io nntttdial y la lransfonnación de Ia vída cotidiatta
Las tenclencias urriversalizantes de la moclerltidacl sotl inherell-
tes a las influencias dinárlicas que acabamos de esbozar- La reol'-
gan ización dcl ticrnpo y el espacio, los ntccanisttlos clc dcsctlcl¿tvc
i lo reflexiviclacl cJe la nrodenridad suponen propiedades universali-
35
zacJor.as que explican la natura leza expansiva e irradiante de la
vicla social nloderna cuancJo se topa con prácticas cstablcciclas por
la tradición. La universalización de la actividad social, que Ia mo-
clernidacl ha generado. es cle alguna manera un proceso de desarro-
llt¡ dc ¡cxos !.rtuirrlnrcntc rrrurrcli¿rlcs (cottto los qttc itttplica cl sis-
rerna de t,stüur nacionalcs o ta clivisión intentacional del trabajo).
Sin embargo, en un senticlo general, el concepto de universaliza-
ciórr se.,.,rT!ndc rrrcjor si se considcra quc cxpresa aspectos furrda-
mentales c1e clistanriunriento espaciotetnporal. kr universalización
atañc a la intcrsccción cle prcsencia y ausencia. al entrclazanticrrto
cle acontecirrricntos y relaciotlcs sociales oa clistancia* con los con-
textos locales. Deberíamos cntencler la clifusión mundial de la mo'
rlcr.rrid¿rtl ell fr¡¡re iúrr clu un¿t rcl¿tciórr cutlsttttltr: ctttt"u'dist¿rtteiit-
rniente y mutabilicla<l crónica dc circunstancias y comPromisos,lo'
cales. Al igual que cualc¡uiera dc los otros procesos lnenclolraoos
más arribi la univcrsalización se ha dc entender como un fenónrc-
""
¿irf¿.ti* en el que los sucesos que se prulucen en un polo <Ie
una relación clistante pfovocatl a tltenudo situaciones divergcntcs
á in"lu*o contrarias en el otro. la dialéctíca de Io (ocal y lo utti- ,a-
urirol .r un encarecirniento de los argumentos utilizados en este
libro."-
ün¡urrsulización sigrrifica que nadie puede o<lesentenderse¡r de
las transfor¡naciones gineraclai por la
'rodernidad
en cuanto a las
.onr..u"n"¡as cle, al ñ..nor, algünos de los mecanisnlos de desen-
clavc: así octtrre. por eicrnplo. con los ricsgos rntlndinles de una
guerra nuclcar o tlc una catástrofc ccr'rló8ica' Muchos otros as'
iectos clc las inslituciolrcs r'¡roclcrtras. incluitlos los quc aclúan a
b.qu.no cscala. afcclalr a pcrson¿ls t¡ue-vivctr cn ántbitos tttós trl'
áL-i;;;i.r, fuera de las paitcs del nrundo más decidid¿¡¡1g¡ls cde-
sairolla,laso. No obstante, en esos sectores desarrollados, la cone-
*iO" ,nt* lo local y lo universal está vinculada a un conjunto de
cambios profundos en la naturaleza de la vida cotidiana'
-- po¿emos entender estos cambios directamente en función de
los efectos de los mecanisnros de desenclave que automatizan mu-
.i.,o, urp..,os de las activida<les de cada día. Esta autornatización.
qu. pr"r.in,te de tas habilidades del individuo, t?o es sitnplenrente
u,., prua"ao cn el que cl conocirnicnto cotitliatto qucdc cl'l tl'lflllos
á, J*p.,:,o, y
"rp.iiulirtas
técnicos (pues en sus c¿¡tltpos pr'fcsio'
36
nales se producen con mucha frecuencia imponderables o se dalr
;s-páüt que son objeto de acaloradas discusiones); tantpoco se
trala de un proceso unilateral, pues at ser p.arle cJc la rcflcxiviclacl
de la ¡no<Jernitlad, los agelltes prof'anos en la lnateria se aproplalr
."ri""ti"t""nte, de unu",' oi'o i"on"'o' ¿e la iltfornlaciólt espccia-
lizaúa. Esras <lbservacitn"s vaten para los escritos de los sociólo-
sos tanto conlo para los de algunos otros especialistas: ya hentos
;;i;;;; rt ¿rüt de libros lom'¿ sccond chances son suscepti-
Ui., ¿i fi¡rarsc n los nreclios cl<ln¿e las pcrsonas tolllall decisiones
.n ,r*i.ti, de relación, mut'inlonio y divorcio' La confianza en los
;;;;;jt;.t cl" ,l"senclave no
"t
tólu cosa dc los profanos'.pues
nadie puede ser experto más que en una míni¡tla parte de los diver'
il;rñ;* J. lo u¡¿o s<.rciali'oclcrrra, condiciorrada por sistctrras
il,rrili.
-C;ofq"i.ru
qu. uiu.n.c¡r c.ttdici.nes tlc rrt.clcrnicl¡ttl sc
vcrá al.ccta¿o por u¡ra ,r*ltitu.J ctc sisicnlas ¿rbslr¿tctos y sólo ¡'rrxlrít
t.¡btcncr.cttcllttciorclelosc¿tsos,ultconocitllicttttrsuperl.icialde
sus tecnicistltos'
La conciencia de la lragilitlad y los lírnitcs de los sistetrras abs-
tractos no se liurita a ius eipecialistas tócnicos. Son pocas las per-
sonas que nrantienen uiu
"J"f¡unza
sin desvíos en tos sisternas del
.lio"¡l"i.nto técnico lue les afectan y to<los' consciente o incons-
.i'u.iii.,.,,., elegirnás'entre las diveisas posibilidades. de acción
;;;ft*";'esos"sistemas
(o el <lesentendimiento de ellos)' A me-
iuáo fu confianza se mezcla con una aceptaci.ón práctica: se trata
;;;;;;p.cie cle <contrato a tarea' que él indiuiduo pacta con las
iJl;ü"s de la moderniclad. con una confianza en los otros
que se da poruupu*ü pueclen coexistir diversas actitucles de es-
:;;¡""tr;r.,o u host¡l¡dacl'lracia algurros siste¡rras abstracros. una
;:i;;';ü;'lü;;;;v r"¡"'. ior ejemplo' en su propósito tle
no consumir alimenios con aclitivo.s pcro, si no cuttiva lo quc co-
nle, cleberá confiar necesariatttettte en los proveedores de <alitnen-
tos naturaleso en lo referente al suministro de procluctos de cali-
dad. Una persona puede recurrir a la rnedicina holística tras haber
sufrido un clesencanto con la profesión méclica ortodoxa, pero lo
que se da en tal caso es, pCIr supuesto, un carnbio de [e. Una per-
$ona enferma puede sentirse tan escéptico frente a tas pretensiones
de cualquier forma de pericia psicoterapéutica que evitará elttrar
en contacto con cualquier profesional de Ia medicina, sitt que le
37
irnporte la evolución de su enfennedad. Pero, incluso a alguien
que se desentiencla cle manera tan radical, podría resultarle virtual-
mcrrtc irrrposible esc¿rpar clcl toclo de la influencia de los sistcttlas
nredicinales y clc la investigación tnédica, pues repercuten en mu-
clros as¡rcctos dcl <<cntot'¡ro clc ceno(:irrricntos>, así conlo e¡r aspcc-
tos concretos de la vida cotidiana. Por ejernplo, influyen en las
norrnas que regulan la producción de alimentos (tanto si son de
caráctcr natural como artificial).
La metlíación cle Ia ex¡terietrciu
I)r'áctican'tcntc tod¿t expcricncia hu¡llana es utra cxpcricnci¿¡ tttc-
cliacl¿r (por la .soci¿rlizaciórr y. cn c.spccial, por la adqui.sición dcl
lurguiric). l,:l lcrrguljc y lir nrcnrori¿r cslírlr irttt'íttsccÍl¡llctt¡g gc)tlcct:t-
dos ta¡rto en la renrcnrorasión individual conlo en la institucir:nali-
zación de la experiencia colectiva.s Para la vida humana el lengua-
jc es el rncdi,l prinrorclial y original de distanciatuicnto cspaciotcnt-
porat, pucs elcva la activiclad hurnana por encima de la inmecliatez
cle la experiencia anirnal.e El lenguaje, según dice Lévi-Strauss, es
una máquina del tiempo que pennite Ia repetición de las prácticas
sociales a lo largo de generaciones, al tiempo que hace también
posible la cliferenciación entre pasado, presente y futuro.r0 La pala-
bra hablada es un meclio, una huella, cuyo desvanecimiento en el
tiernpo y el espacio es conrpatible con la prescrvación dcl sigrriflca-
rJo a lo largo del espacio y el tiempo gracias al dominio humano de
las características estructurales del lenguaje. Oralidad y traclición
están írrtinlanlcnte rctacion¿lcJas erttre sí de fontta inevitable. Según
señala Walter Ong en su estudio del lenguaje y la escritura, las cul-
turas oralcs ((se ilrtu'cs¿nl considcrablctrtctrte pot' cl pasado. quc
cleja sus lruellas en sus instituciones altanlente conservadoras y en
sus realizaciones verbales y pt'ocesos poéticos.que son de carácter
l8
folnrulal'io, relativarnerrte irrvariables c iclcados pat'a preservar cl
ccnocirrrierrto penosarnente obtenidcl. r'cc(rgido dc la expcriencia
pesada ),que, al no corrtar con un registt'o esct'ito, poclría per-
Cgr.se"r.ll
.{unque Lévi-Strauss y otros autores lran investigado compe-
telltenrente la relación entre la escritura y la apariciÓrr dc sistetrlas
socialcs ucáiiclos,r, clinánriccls, sólo lnnis y McLuh¿rn, siguicnclo los
pnsos ¡el prirner'o. han teorizado cle fonna cornpleja el irnpacto de
ios nr.dios de conrunicación en el desarrollo social y en especial en
relaciórr con el adveninriento cle la moclernicJad.'? Atnbos atttores
hacerr hi¡capié en los nexos entre tipos clominantes de medios y
transfornracignes espacioternporfiles. El grado ell que un rnedio
sirve para modificar las relaciones espaciotemporales no depencle
pri,nrlrclialrnente clcl con{.cnido dc lus ({nlensajcstt quc traltsnritc,
sino de su fonna y sus moclos de reproducción. Innis señala, por
ejenrplo, que la introducción del papiro como soporte de Ia escri-
türa anrptiO en gran medida el árnbito de los sistentas adtninistrati-
vos, pues era mucho rnás fácil de transportar, altnacenar y repro-
ducii que los materiales anteriormente utilizados.
La r¡oderrridad es irrseparable de sus upropiosn lttedios, el tex-
to impreso y, más tarde, la señal electrónica. El desarrollo y la ex-
pa¡sibn de ias irrstituciones rnocletltas van directametltc ligados al
énor,r,. irrcrenrento de la rnecliatización de la expericncia que irn-
plican estas fornras de comunicación. Cuando los libros se elabora-
-ba,l
a nrarlo, la lectura era secuencial: el libro debía pasar de Yna
persona a otra. Los libros y tcxtos clc la.s civilizacioncs prctngcJcr-
no, estaban socialme¡rte ligados a la transmisión cle las tracliciottes,
y eran casi sienrpre dc caiácter cscncinlnlcnte,.clásicor>. E,l rrralcl
,iot ir¡pre.so atraviesa el espacio con la tltistlla facilitlacl que cl
ticrrrp.r: pucs puctlc scr distribuido ¿r tttucttos lcctorcs cle lllítllcra
más o nrenos..sirnultánea.rr Sólo medio siglo después de la apari-
ción de la Biblia cle Cutenberg brotaron en todas las ciudades. cle
jt)
Duropa cientos clc inrprentas. t k:y cn 9ío
lÍ, palabra-imprcsa,:l?::svr
-rr4
ocupanclo el ccntro,ir la nlockrniclacl y de sus recles nlundiales.
. I f l^---vvvrs..t-v
I)r.ácticamcntc toclas las lcnguas conociclas dc la humanirjacl han
siclo pucstas por.cscrito y cl rnatcri¿rl itttpt'eso y la gapaciclad parn
producir.lo e interpretarlo es ur1 nlcclio indisperrs,obl. de coordirra-
ción aclnrinistrativa y social, incluso cn las sociedades con un bajo
irivcl d- ¡;,,-,, , t.,., lctr'.¡Ja. Scgu¡r cilculus, la cnrltitlnrl clc lllIlt':ri'tl
impreso produciclo en toclo J rnunclo se ha itlo dupticando cada
quina" ,ñot desde la época de Gutenberg'tn . .- !-.^^-a^a,a¡
que contri
ffiionesPre@ oficlact:pe@t-
a¿ recienlg,-b imPortancia re-
!', "ff
impre.sos Y coln na idea ha-
circulación nlasiva de ma-
teriales impresos pertenece a una época anterior a la de los mensa-
ies electrónicos. b,sta opinión ha ri¿o sostenida en especial por
McLu¡a', que contrapoire de manera radical unos y otros. Desde
e[ pu'to de vista cle la pura sucesión cronológica, es cierto quc cl
.j;plo por excelencia cle material impreso masivo
-la prensa p€-
riódica- inició su existencia alreclcclor de un siglo antes del adve-
ni'rierrto de la tclevisión. Sin embargo, es cornpletamente equivo-
cado co¡siclerar la prinrera corrlo unisintple fase anterior a la apa-
rición de la segun,la; la c<tntunicación eleótrónica ha sido ya desde
nluy pronto uñ clcrr',.ni,, vital para cl clc.sarrolltl dc los tncdio's clc
cor'unicación inrpresos. Aurxluc la invcnciór'r tlcl tclógrafo tuvo lu-
;;;,rtgo clespués {*l prirncr ilorecirrliento cle los diarios y las re-
uirtnr, ru* escncial para la fonnaciórr dc lo que conoccrnos collto
publicacigncs pcrióclicas c inclu.so para la itJca misma clc e+not'i'
cia,r. I-a comunicación telófonica y por radio amplió aún más estos
víncutos'
..r.-.^..A^ "u,,,.r^o ,lo n^r inins f v r rr rgclacl clg rgvis'
Los p¡irtreros clia¡ios cle nolicias (.v ttna gran varl
tas y p;blicaciones periódicas) fueron tlc inrportancia principal
;;; licua, a térrnino la separación entre el espacio y el tiempo,
40
pero este proceso sólo se convirtió en fettórtteno universal por la
i¡tegració¡ de nreclios irnpresos y electrónicos. Este hecho queda
fácilmente clemr¡strarlo pór el cllsarrollo de la prensa modcrrlÍl'
Así, Susan llrooker-Crors ha exar¡rinaclo los cambios en el alcance
espaciotemporul cle dicha prensa y clescubielto quejas-nttreslTt
li;
;ffi;;";;;i" ;;' ;.;dr¿l$ norream"icuno de mecliqüls 9.1
de la Drensa actual.rs
Rrooker-Cross ha'clcnrostraclo quc ¿ultcs dc l¡r np¿lriciórr clcl tc-
lógrafo las noticias cJcscribían sucesos rccientes y al alca¡tce de los
lectores; cuarrto nrás alejado estuviera un acontecirrliento particu-
lar, tanto rnás se clemoraría su fecha de aparición. Las noticias
prove'ientes de lugares lejarros llegaban gn fornra de lo que esta
autora denornina upaquetes geográficosrr. Los tnateriales europeos,
ou, ejemplo. se transportabin literalrnenlc en paqtrctes plt barco
y se pr-ese¡taban en la forrna ell que la prensa los encolrtraba: <Es-
tas son las noticias traíclas por un barco llegado de Londres.>) E'n
otru, palabras, los canales db comunicación y la presión provocada
por las cliferencias espaciotemporales contiguraban_directatnente
lapresentaciónclelaspáginasi*preSasdenoticias.@la
introducción det tel¿gr&X, {4s lur4g-dcl telófone y olles medios
ffiFf¿croffi-detErrñlñaría la inclusión cle un suceso
;
cle nluáor privilegiadou respecto a su propia ubicaciórr ---<lancto así
pr.eferincia a las noticias locales-, pero sólo por contraste con la
pr..*inencia atribuida al suceso'r6
Las irnágenes visuales presentadas pot' la televisión, el .ttti;
los vícjeos crcan, sin cluda, retlcs cle expcriencia mediatla inalcgn'
zables para la palabra impresa. Sin embargo, estos T*dios,
al igual
quc ln prcnsa. las rcvistas. las publicaciones periódicas y otros ti'
pot clc material inrpreso, son tanto ntedios de expres-ión de las ten'
i.,.,.ias al clesencláve y la nrundialización de la modernidad como
irrstr.ur¡cntos clc cliclras tendcncias. Las serttejanzas entre nrcdios
irnpresos y electrónicos son lnás importantes que sus diferencias
puiu la fornlaciórr de las irrstituciones modernas. Así ocuffe col'¡
bor rasgos básicos cle la experiencia mediada en coJdiciones de
-;u¿.*Trra. mae- el suce-{
ffieguiclc¡impclncrScnrfficonrpletamcntcalalo-t
cali zación, i; presenlación que de él hacen los medios adopta la
fur rrr¿r cJc un¿t v.uxtnptrsición clc rclatos v lrrateriaLeq quc c,orllP:1l'tctl
tan sólo su carácter (cronológico" y secuencial. La página dc un
son ejemPlos
igualnren,. rigrrificativos del .f."to collage. ¿Podría este efecto ser i
un indicio cle la clesaparición del relato i, quirá, de la disociación I
entre sigrros y referentes, como han tug..í.lo algunos?rt Segura- l
¡rcrlte no. U¡i cctllug,c no cs, por cJcllnición, ur relato; pero ta coe-
xistepcia cle clif-erentes nrateiialcs en los ¡neclios de comunicación
po constituye ur'r revohijo caótico de signos. l,as ahistoriaso sepa-
t
radas yuxtapuestas una al lado cle otra expresan, más bien, ciertos
ordenanrientos y una secuerrcialidacl' típica de un entorno espacio'
tenrporal modificado en el que se ha desvanecido en gran rnedida
el predominio de lo local. No se suman, por supuesto. para consti-
tuir un único relato, siuo que clepertdert de urridaclcs dc pcrls¿t-
nliento y conciencia y las expresar, en cierto sentido.
''
La experiencia nrediada de los tiernpos modernos se caracteriza
por un segundo lasgo importante: la introntísiott de sucesos dis-
tanrcl -
se tengd de ellos. Así, Por
ejemplo, ciertas personas puecJen sentir como algo ajeno y remoto
rnuclros de los sucesos referidos en las noticias; pero muchos otros
penetran igualmente de manera habitual en la actividad de cada
día. La [anriliaridad gertcrada por la experiencia mediada puede
42
nov,rcar.,
q,ri-á. bastante a lrrenudo .scrrtirnierrtos cle- oiYel'I-ón ,4c 2
fu;altropezal.noScollellos'elobjetoyelsuceSorealesi
parecen tener una existencia nrenos concreta que sus representa- i
.ion., err los nredi<ls de conlunicación. Más aún, ntuchas experiett-
cias que podrían ser raras en la vida coticliana (corno el contacto
clirecto con la r¡uerte) se nos rnucstratt not'nlaltttcnte en las reprc-
sentaciones de los nledios; sin embargo, el encuentt'o con esos [e-
nór¡e¡os en su realiclacl nrisnra es psicológicatttetltc problctttátict¡.
Nlás adelante nre extenderé en la col'tsideraciórl de este hecho. En
resumen, ,n l", ,oncliciones cle modernidacl, los mecliot no ttfléíun
glie"s
ñ;J;r rJffii.,.'irür-J--fiñi@i '-.-*J
La a[irrnación de que la moctcrniclacl fragrncnta y clisocia se ha
co¡verticlo ya en un tépico. Algunos autores hatt supucstct irlcluso
que esta frag*entación señala ia aparición cle una tlueva fase elt el
desarrollo social, nrás allá cle la rnoclerrriclacl (una el'a posttloder-
rua). Si¡ ernbargo, los rasgos unilicadores de las instituciones mo-
clenras sor-r tan eserrciales para la moclet'nidacl --cll especial cn la
fase de la ruodenliclad t...l.ute- conlo los disgregadores. E[ (va-
ciamiento> cle tiernpo y espacio ha puesto cn marcha procesos que
han instaurado url ((mundoo único allí donde anteriormente no
existía. En la mayoría de las culturas prernodernas, incluida la Eu-
ropa medieval, tiempo y espacio se fundían con el nlundo de los
clioses y los espíritus ; con la (prcrrogativ¿t clacla a la lucaliz'¿t-
cióno.rB E,n g*n*ral, los nlúltiples moclos cle cultura y cotlcicttcia
característicos de los usisternas del munclo> pretnodernos forllla-
ba. u¡ conjurrto auténticarnente fragmentado cte cotnunidades so-
ciales hurnarl¿ls. En canlbio, la rnodet'rridad tardía procluce una
situación e¡r la que el género hurnano se convicrte el1 ciertos aspcc-
tos en un <<nosotros> que se enfrenta con problernas y posibilicla-
des donde no existen los <<otrosD
43
La nrcdertúdacl recienle y $¿rs parantetros e,uístenciales
La modet'niclad reciente se caracteriza por un escepticismo ge-
neralizado respecto a las rnzones providenciales ligado al reconoci-
rnicnto de que la ciencia y la tecnotogía tiene un doble filo y crean
nuevos parátnctros de riesgo y pcligro, al tiempo que ofrccen posi-
bilidades beneficiosas para la hunlaniclacl. Este escepticismo no sc
lirnita sólo a lc¡s escritos y valoraciones de filósofos e intetectuales:
ya ltetnos visto que la conciencia de los parámetros existcnciales
cJe la reflexividad fonna ¡l?rrte en buena medida de'la reflexividad
lnisnlÍt. Vivir cn cl ((nrutt<lo' gc¡lcr'Írrkr por la rrrork'rrriclad rccicnlc
es corllo c¿rbalgar a ltonrbt't¡s clc urta tlivinidatl dcstructur¿l.lu.Nu st:
trata sólo de que se produzcan procósos de cambio más o menos
continuos y prolundos sitto. tttás bien, de que el carnbio no se ajus-
te ni a las expectativas hurnanas ni al control del homhre. La pre-
visión de que el nredio social y natural se vería crecientemente so-
nretido a un ordenatniento racional no ha resultado válida. La rc-
flexiviclad de la nrodernidad está vinculada a este fenómeno de
manera inmediata . La inclusión constante clel conocimiento en las
circunstancias cle la acción que analiza o dc.scribc crea una seric clc
inseguridacles que se suman al carácter circular y falible de las pre-
tensiones de conocinriento postradicionales.
La razón providencial
-la idea de que una comprensión de Ia
natu raleza de las cosas crecientemente secularizacla conduciría de
rnancra intrínseca a unA cxistencia nlás segura y gratificante pflra
los scrcs hunlíulos- conscrva l'estos clc concepciorrcs fatalistas dc-
rivadas de épocas pretnodentas. Las nociones de destino puedcn
tener, por supuesto, un aspecto sombrío, pero siempre implican
cierto preordenamiento dc los sucesos, E¡ condiciones de moder-
rn- .I
do._per.oenSutnayoríanocollcucrda-nconu@en
,"G; -
nos ha
sido irnpuesta por los sistelltas abstractos de la llroclerniclad"€ggi-
vale a reconocer que nirrgún aspecto de nuestras actividades se
-ü16 de verse.afectadcls por suc'qsos contingcntes. lln este scnticlo
ffi ajustado omo hace Ulrich
'Beck, de <sociedad cle riesgo,r,2O expresión que se refiere a algo
lllás que al hecho de que la vida social moderna introduce nuevas
fornlas de peligro que debe aft'orttar la humanidad. Vivir en la oso-
cieclad de riesgoo significa vivir con una actitud de cálculo hacia
nuestras posibilidades de acción. tarrto favorables como desfavora-
bles, con las que nos enfrentamos de continuo en nuestra existen-
cia social contemporánea irrdiviclual y colectivamente.
Debido a su clinanrisnlo reflejarnente activado
-aunque
intrín-
secamente erráticr-r-, la activirjad s<lcial lnulerna tiene un carác-
ter esencialmente contrafáctico. En un universo social postradicio-
nal, individuos y colectiviclades disponen en cualquier nromento de
una serie indefinida de actuaciones potenciales (con sus corres-
pondientes riesgos). La elección entre esas alternativas es siernpre
utr asuntb de ncorno si>>, ult problema de selecciÓrr etttre (munclos
porifrlo$r. l-a ureior nlalleru t,l* ettteucler la vida en circunstancias
de modernidad es consiclerarla materia cle apreciación rutinaria de
condicionales contrafácticos y no un tnero cambio de rumbo que
po,ti*ra de una norientación ñacia el pasadou, característica de las
culturas traclicionales, y se clirigiese a una <orientación hacia el [u-
tu l'o>>.
Dada la extrema reflexiviclad cle la nlodernidad tarclía, el ftrturo
no co¡rsiste-sinrplenrente en la expectativa de sucesos por venir'
Los ufuturos> están refrejamente organizados en el presente en
iunción clel fiujo cor.rtinuó de conocimiento hacia las circurrstatt-
.io, quc lg lrnri gcrrer.ado (el nrisrno pr'oceso que, de nlanera apa-
rente¡le¡te puruiOjica, suele contrariar las expectativas a las que
da fonlla,ese conocittriento). La popularidad de la futurología.en el
sisterna de la rnoderniclad reciente no es una preocupaciórl qt ex-
céntricos. ur-r equivalerrte contemporáneo de los alrtiguos echaclo-
r.es de suer.tes: irrdica el recono.ítt'tiento de que la atención a las
4i
posibiliclacles contrafácticas es intrínseca a la reflexividacl en el tc'
rreno cle la estirnaciórr y evaluación de riesgos. No hay duda de
que, €n cierto senticlo, .rtu opinión se ha introducido en las insti-
tucioncs nlodc.nas. Los seguros. por ejernplo. se harr virrculado ya
clesde muy pronto, no sólo a los riesgos que irnplican los mercados
capitalistas, sino a los [utu'os potcniir,l.t de trn amplio abanico dc
características inclividuil.r y colectivas. El cálculo de futuros por
par.te de las compañías de seguros es en sí mismo una empresa
arriesgacla, pero es posibte ¿ári¡nitai algunos aspectos clave clcl
riesgJcie unu forma que no se'ia posible en la ntayoría de las si-
tuaciones prácticas de la acción. Ei cálculo del riesgo por parte de
las cornpaniu, cle seguros es actuarial y su actitud típica es la de in-
te*tar elirninar.aspJctos o fornras de riesgo que no se aju-stan al
cálculo de probabiti¿o,l.s cle nluestras anrplias: es decir, los <actos
46 ..
lante clc ln ficr.r'a. pet'o srlbrc loclt) pat'Ít qtricttcs vivctl ell las'7.ollils
geogr'á{icas del corazórr cle la tltoderlriclad.
Ál .ornparar los sistemas premodernos y rnodernos, la clifererr-
cia de relaciones entre conocirniento trácnico y profano se refiere a
la posibiliclad tlc acccsu clc los agcntcs prulbnos a la dcstrc7.it c irr-
fonnación cle los expertos. El conocitniento profesiona{ de las cul-
turas prernodcrnas ticnde a dcpordcr tlc proccdirnicntos y ft¡rtttits
SinffiopollenauttacocIificaciónexplícita.[rrloscasoS
en que este conocimierrto esté codificado, ño estará a disposición
dc inclivicluos rro cxpcrtos, pucs la insl.rucciórr cs utl tllollopolio dc
una rrrinoría celosainente guarclaclo. La salvagtrarcla .t*l-g3.tgt
esgtérico det congcinrientó espccializ.ado, sobrc todo allí tlonrlc
este aspec dcstrc r.a y cl arte>, es proba-
blemente la base principal cle cualquier rango distintivo alcanzado
por tos expertos. Én los sistenlas modernos, los aspec:tos esotéricos
¿* la pr.ofesionaliclad tiencrr poco o nnda que ver con su incfabili-
dad y'd.p*rrclen de una conlbinación de entrenattliento y especiali-
zacié¡ prolongada (aunque no hay ducla cle qrte algunos expcrtos
-colllo
los sociólogos- suelerr nluy a tttettudo levatrtal' ull llluro
, de jerga y ritual paia proteger sus pretensiones de diferenciación
técnica). La mp*.ializáción es en realidad la clave del carácter cle
lossisternds.mocle¡nosabstrac,tos.r|Wconterlidoen
las fortttat ¿. O."gtionalización nrocleñT está en
Wt
ffialquiera oles
A toclo cuanto
- L
tirse en exPerto en uno o clos
-h-__
Una pefs()na pUgLla IUE,IAf bUal LLrllvsl I'll )s t'/r-¡ ,/alrur tv v". -'r¡r ¡'
.
pcqucñ<.rs írrlrbitos clc i,rs sislon¿ls dc conocirlricttto ttttxlct'll(!s. sil¡-
nifiro que los sistemas abstractc.ls son opacos para la tttayoría. Su
cualidacl cle opaciclad +l elemento que fundamenta la expansión
cle la confianz.a en el contcxto de los ntecanisrnos cle deserlclave-
pr.ovicrrc cle la irrtensiclad nrisnta cle especialización que lo! siste-
rnas abstt'acto o tiemP
os con tribu-
ye clir.ectarnente al carácter errático y desbocado de la moderniclad.
La activación cle esa pericia nrodet'n0, a diferencia cle la mayoría
cle sus forr¡as prernodernas, es de car'ácter altarnettte rcflejo y se
oricnta, por lo general, lracia un pcrfcccionanrictrto intct'no tl clica-
cia co¡ t irruos. Los esfucrzos clc los expet'tos ell la resoluciórt clc
47
¡lrublcn'rils tiultlcn a nlctirsc lnuy a n.rcnudtt por su capacidad para
definir las cuestiorres con gran clariclad o precisión (cualidades que
a su vez tienen el efecto de producir una progresiva especializa-
ción). Sin embargo. cuanto nlayor es la precisión con que se en[o-
ca un problcrrra, t¿rrrto nl¿is cor'r[usas rcsultarr para los irrtlividuos
afectados las zonas de conocirniento que lo rodean y menos proba-
bilirl¿rcl hay clc c¡uc óstos scnn cnpaccs clc prcvcr l¿rs co¡lsccttcttci¿ts
de su aportación más allá de la eslera concreta de su aplicación.
Aunque la pericia se organiza erl el seno de sistemas de mai'or abs-
tracciórr, ,ú pro¡rio *,,ü¡uc rcsult¿r cad¿r vez rttás lillritado y puctlc
llegar a provocar resultados no pretendidos, imprevistos e incon-
trol¡rhlcs ( n n() .sct' quc los cx¡rct'los tlcs¡trrollt'tt ttll¡t, pt'riciit ntitt
mayor, FCpiticrtdo así cl tltisltto l'enórrlctlo).¡r
Esta cornhirraci(rn dc_ pey!_qln .esptciolito{q -}i .9.9,ggggge.ldnS- irr}=
preu-ii ias
-co¡gii$y_{
y'g. _qg-
lap J usr.¡res--sliñ¡ipales de por qué cl
lrens¿illltcnto c0ntrafácticO, unitlo al caráctcr ccntral dcl conc-e3lq
üed es sff
'
es ttr tr n l p g l
i¿qlq E[üf iblü's i slt-es]g-gd é liii d a d' E n
las-cr¡lturarprcritxlérnas, (pens¿ir de uniintoño;tigti fí.ca h¡.bí:
tuahnente utilizar inductivamente Ia experiencia acumulada o bien
consultar a un vidente. Las cosechas se han cle sembrar, po{ eiem-
plo, previendo las futuras necesicrades y pensando en el cambio es-
tacior.ral. pa'a virrcular ras necesidaelei presentes a los resultados
futuros se utilizarían métodos de explotación agrícola tradiciona'
les, acompañaclos qu izá de conseios p{gfesionales de carácter má-
gico. En la vicla roóiol moclcrrra los irxlividuos puctlen ser capaccs
de salir aclcl¿rrrtc clurarrtc cicrtos pcríotlos dc tiemptl ctlnthinn¡ttltr
lrírltitos cstillllccirlus c(lt.t c()nsult¡r.* il cx¡rct'tos clr iit'crts csptlcílic¿rs
para (repar.acioncs generales> y en caso de accidentes inesperados.
Los expertos mismos --que, insisto una vez, más, ilo forman un es'
tr.ato claranlenre clistingüible en el seno de la población- pueclen
actuar en su trabajo téJnico centránclose resueltamente en un área
de especialización reducida y prestando poca atención a tas col]se-
cuencias o irnplicacioncs d; mayor alcance. En tales ci¡cunstan-
cias, la evaluaóion del riesgo qu*áa bastante bien (sepultadao d.en-
tro de fornras de hacer lasiosás nrás o menos sólidarnente estable-
48
cidas. Pero, en cualquier nrornento. estas prácticas pueclen queclar
cle pronto caducas o verse sorneticlas a transformaciones bastatrte
profundas.
El conocinliento de los expertos no crea áreas tle carácter irr-
ductivo y estable; el resultado inevitable cle la difusión de los siste-
mas abstractos es la apariciórt de ciertas situaciones y sucesos nue-
vos e intrínsecamente inconstantes" Flay aclernás peligros genera-
cJos fuera de los ámbitos de acción penetrados por la reflexividad
(como los procedentes, por ejemplo, de terremotos o catástrofes
naturales),pero la mayoría Ce ellos pasan pur: el íiltro cle esas esl'c-
ras de as:ión o hasta cicrto punto cstán producidos activ¿ttttctrtc
por ellas. Con frecuencia pensarnos en los riesgos en función cle
parámetros de probabiliclad que pueden ser evaluadtls con preci-
iiOn (de forrna rnuy parecida a los cálculos de las cotnpañías cle se-
guros). Pero, €fl las condiciones de la tnodernidacl tardía, lnuchas
ior*us de riesgo no adrniten una evaluación clara dcbiclo al meclio
¡ru{ablc cle .ot,ocinrierrtos (lue k;s ennral'ca: e incluso las valot'a-
ciones del riesgo en situaciones relativamente delirnitaclas sólo son
a nlenudo válidas <hasta nuevo avisot>.
EI ¡torqué de Ia nrcdernidad y de Ia identidad personal
En mi opinión, las translornraciones en la iclerlticlacl clel yo y la
muñdialización son los dos polos de la dialéctica de lo local y lo
universal en las condiciones de moderniclacl recicnte. En otras pala-
bras, los cambiqs e..=--raspectos írrtinros de la vida personal e.stán di-
rectam.nt t''-
.termedios(porejemplo,entreentidadeslocalesy
]-,
, oiganizaciones estatales). Pero el grado de distanciarniento espacio-
i turitooral intruducido por la nrocle n-
x
la-sr-oc¡ed@errela
varios los
factorcs que inüuycn clc n]ancra dirccta en la rclación entt'c la
identidact clel yo y las irrstituciones nroclet'nas. Segútr hemos subra-
vado en las págirlas anteriores. la rn<¡clerniclad introcluce un elirra-
nlisrno elen'lental en lt¡s ssuntos humanos ligaclo a cambios cn los
mecsnismos de confianza y en los entornos de r{esgo. No creo que
sea cierto, óomo han sugericlo algunos, que la Edad Moclerna $ea
específicarnente una época de angustia, por contraste con épocas
anteriores. La angustia y la inseguridad, han torturado a otros pe-
ríodos además del nuestro y probablemente hay pocos motivos
para suponer, co¡no sc ha hccho algunas veces, que la vids cn cul-
turas más reducidas y tradicionales fue más equilibrada que la de
hoy. No hay duda, sin e¡nbargo, de que el contenido y la fonna
cle las angustias do¡ninantes ltan cambiado.
t,¡r rclicxivitl¿rtl clc l¡r tntrlcrrrirl¡rd ¡rlcnnzir nl cot'¿tr.útt ctcl yo. Di-
cho cle otra nlanera, etr el contexto de un orden postradicit¡rral. cl
leWrcnvi Las tmnsiciones en las vidas
inclivicluales han exigido siemprc una rcorganización psíquica, algo
que en las culturas tradicionales solía quedar ritualizado en forma
,i. rilos de paso. Pero en tales culturas, donde las cosas se nrante-
nían más o menos inlnutables generación tras generación en lo co-
lectivo, los cambios en la identidacl queclaban claramente marcados
(como en el paso del individuo de la adolescencia a la edad adulta).
En cambio, én las circunstancias de la modernidad, el yo alterado
deberá ser explorado y construido corno parte de un proceso reflejo
para vincular el cambio personal y el social. En el estudio de Wal-
iersteirr y lllakeslee se insiste claranrente en ello y su obra no es sólo
urr clocunrcnto sobre ese pr'oceso sino que cotrstituyc tanrbión utla
contribución al rnismo. El (nuevo sentido del yo)> que, como dicen
lasautoras,clebellcultivarparacióntttar.ital.
se construye como parte de un proceso de introducción de fonnas
sociales inrrovadoras, conro las que irnplica la moderna paternali-
dad no consanguínea (el nrisrno térnrino de (parentalidad> fparen'
tingl es una invención relativamente reciente que ha ayudado a la
constitución de Io que ahora describe), El proceso de (remontarse a
las expcriencias tcmpranas de uno mismo>, analizado por Wallers'
tein y Blakeslee, forma parte precisamente de una activación refle'
xiva de Ia identidad del yo; no está limitado a los momentos críticos
de la vicla. sino que es un rasgo general de la actividad social mo-
clcnra cn rclación cotl la organizaciórr psíquica.
En semejantes circunstarrcias, los sistenlas abstractos intervie-
nen de manera crucial no sólo en el orden institucional de la mo-
i0
clcnridad sirro tanrbién en la forruación y continuidad del yo. La
tcrnprana socializaciórr de lcls niños, por e.icrn¡rlo, tiencle a clcpcrr-
rlcr cacla vez lllás del consejo y la irrstt'ucción clc expet'tos (peclia-
tras )'educadores), lnás que dc la illiciaciírn directa de un¿t gcnc-
ración por la otra (y csc conscio e instrucciórr resportdcrt a su vcz
r cf.lcjillllcntc a la invcstigaciirlr continua). l.a sociokrgía y la psic:o-
logíar cst¿in ¿rsí ligerclas dc n'tÍrnct'¿r dit'ccl¿t. cn cu¿rttto disci¡rlin¿rs
acadénlicas, a la reflexividad cJel yo. I)ero la vittculación tnás dis-
tintiva entr"e los sistemas abstractc¡s y el yo se lta de hallar en la
aparici(rn cle tcrdo tipo de [ot'tnas de psicotet'apia y asesot'anliettto.
Unn rlraner'ír cJe itttet:pt'etar el desarrollo de la psicotct'ílpia es clc r¡r-
dell pu ralnente negativo, en cuanto rcspuesta a los efectos clebilita-
dores Ce las instituciones tnodenras en la expericncia clel yo y en
las ert''ociolrcs. f)odr'ía clccirsc (lue l¿r nrodcrniclad quicbra cl tt¡ilrco
rlrotcctor cle la pequcña conlurrirl¿rcl y dc la tracliciÓrl, stlstittl)'óltclo-
ln, ,ro,. orgn¡izaciones rrrás arrrplias e itnpersott*les. El irrdividuo sc
h¡.tite dcspojado y solo err un nrurxlo dorrde cat'ece cle los apoyos
[ . r. . '
psrcorogrcos y ¿er sentirniento de segul'idad que le procurabart
otr.os anrbie,',i*, ntás traclicionnles. F,l psicoterapeuta oft'ece la po-
sibilitlatl tlc tcllet.n alguicrr a quicrr rlirigirsc. tltla vct'sió¡l scculat'
del cott fesolla rio.
No pretendo decir que este punto cle vista se deba abarrdonar
prJr. .orirpleto, pues irrcluclablcnlcnte contiene clctrtentos válidos'
itr,.u hay bucnHs rflzoncs par'¿l suponcr (luc ctl csctlcifl no es aclccua-
clo. [.a it.l*t'tti,lq,l ,l*l.l'. *
.,..
o l l
,,n+n¡anr,.irilue C,liiLl ,,st;r ciirr l;rs rcltrciolrcs clllt'c yo y sjlclc(lil(l cll
cir-currsta¡cias ¡rás traclicionalcs; srilc go, tlo tlos lral-lamos sólo
a tatnpoco que los
tlit,elcsclcatlgtrstialrayanclccreCel.neces¿tr.iattlcnte.I.W
¡() c.s si¡r¡rlcrrrgrtc un rrrctlio rlc lurccl' f rurtc ¿l ttttcvÍts ¡tttgtlstl¿ts.
,'U tlto ctt
s trlás anrPlias cle la llto-
der.¡idacl, eq¡ilibra las oportuniclades y las posibles catástrofcs).
[:n los capítulo.s siguicntes arrrpliarcntos esta afjrlrlaciórl pcl'o,
antes cle erteildct'nos er"' talcs cuestiones. ltabt'etttos cle aborcl¿tr al-
g¡¡os pr.oblernas generalcs relativos al yo y su identidacl. [,stas coll-
siclel.aciones. jurrtó con las icleas ex¡ruestas hasta aquí. cotlstituir"áll
up tr.asfrlpdo corlceptual general par'¿l el estudio en cotrjunto.
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Frankiurt, Suhrkantp, '^ '6.
2l . Sobre csta cttesliún, véase Zygrntrnt llnuttnN. rt,foclenútv u¡td Ambiyol¿ttte.
Can¡bridge , Pt-rlity, t990.

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Anthony Giddens

  • 1. Tomado de: ! Anthony Giddens Modernidad e identidad del yo El yo y l* socicdad en Ia ópocr contemporáner Editorial Península, Barcelort, 1994 Los contclrnos dc la lnodet'niclad rccicntc tar lrasta qué purrto sus nriernbros el'an in[E];;Es c eslar.art desespe- rados rnientras vi.víarr juntos. Cuanto nrá.s tiernpo ttayarr conv'iviCo j: . f e'scl'las, t¡tlto nlás ticlldc ¿l' pr'()lorrgarsc cl ¡lcl'íorlo <lc rlr¡':ln, í-ll rlrc.'iu rlt:liv¡r tlc l¡r ¡rúr'- dida clc los pluccrcs y cx¡)u'icnci¿rs cunlpi.irtidas, ¿tdctttas clc I¿r t'c- nuncia obligada a las esperanzas puestas en otro tiernpo en la rela- ción. Donde no se clé un proceso cle Cuellc, e! resultado suele ser la pcrsislcrrcia prolorrgndn dc sortiruicntr,c hctidos quc llevat'árl quizá a la desesperaciórr y al hundinrientc psicológico. De hecho, para la mayoría de lns personas los sentirnicnl¡s generados por el tlivorcio f'niciaré ¡ni arrírlisis cxporricnclu ulgun¿ls t;oltclusiottcs tlc ulr csttl- I clio sociológico concreto tourado con cierta arbitrariedad de un ár'ea cle investigaciórr particular. La obra Sccotul Cltattces. de ltr- clith Waller"stein y Sanclra Illakeslee, es un estudio'sobt'e cl clivor'- cio y el subsiguiente nlatrirnonio. I El libro de.scribe los efectos de la ruptura matrirnonial a lo largo cle un per'íodo de unos diez años en sesenta conjuntos de paclres e hijos. El divorcio, señalan las au- toras, es una crisis en la vida personal de los individuos qLlc daña su seguriclacl y su sentinliellto clc biencstar, pel'o quc tatttbión ofrc- ce nueva*s oportuniclacles de clesarrollcl personal y lutura lclicillad. La separación y el clivorcio, con todas sus consecuencias, pueden provocar anguitias y trastornos psicológicos duracleros; pero, al mismo tiempo, los canrbios generados por la disolución del nlatt'i- rnonio proporcionan, según inclican las autoras, posibilidacles de ..clesarrollarse entocionalinente>>, de .,establecer nuevas a pti tudcs y una nueva suficienciao y de (consolidar relacioncs írttirlras llrás ¿rll¿i de lo que atlteriot'tllente se el'a capaz)). La iepar.ación rnarital. cliccn Wallcrsteirt r'[Jl¿rkeslcc. cs u11 lrittr que ncongela ciertas irnágenes que ennlarcan la actlr idaC poste' .1o.. En la nranera como el nratrirnonio llegó a sepal'at'se at'r'aiga a mcnuclo la cólera, que se alirnenta de aquélla: uno de los rnic¡ll- bros cle la pareja ha descubierto de pronto que ci olrur ticlic u n asunto con el mejor antigo de ambos; uno deja al cttc une Fl--¡lr por la que le informa, sln previo aviso, que el rTiatr"ln-:;ric eqli nruerto: uno rJe los paclres se rnarcha de repente cctr ll;s n,'l ñc'5 si¡ clejar una clirección...rr. El nlatrimonio rotc se Cepl¡r¡ sli:r il"l:p'¡¡- 22
  • 2. ¡o pat.ecetl desapal'ecer del todo collel paso de los años; ciertos su- cesos posteriores, como el nuevo matrinlonio cle la anterior parcja, los apuros económicos o las clisputas sobre la eclucación de los hi- jos pueclen revivirlos viotcntamente. E,n los casos ell que uno cle los dos continúa estando muy implicado emocionalmente con el otr.o. ¡unque seacle fonna decididanretrte desfavorable, el resultaclo tiende a ser en tales situacio¡es un rebrote de amargura. El paso por una fase de duelo es, según Wallerstein y Blakes- lee, la tlaue para (recuperarseD tras el divorcio. Todo aquel que se udespar.ejau b* su arrterior esposo o esposa afronta la tarea de esta- blecer un (nuevo sentido del yo>, un (nuevo sentido de identi- dado, En un matrimonio cluradero, el sentido de identidad de cacla uno de sus conrponentes se vincula al de la otra personfl Y, descle luego, al nratriritonio misrno. A raíz de la ruptura matrirnonial, cada uno cle los dos deberá <rr€fflontarse a su experiencia arrterior y encontr.ar otras irnágenes y raíces para su inclependcncia, para scr capa z de vivir sola y huc.rse cargo de la seguncla oportunidacl que les ofrece el divorcio'>. Una persona separada o divociada necesta coraje moral para i¡rte¡rtar establecer ilueuar relaciones y encotrtrar ott'os itrtereses. Muc¡a gente pierde en tales circunstancias la confianza en sus propios iuicios y capacidades y puede llegar a sentir que lo vale a p*nu hacer planes para el futuro. oAdvie¡ten que -la vida asesta golpes ¿uros'y es funclanrentalmente irnpredecible, llcgan u lu cotl- óluiiOn de quá los planes mejor trazados fracasan y no se animan a proponerse objetivs a largo ni sir¡uiera a corttt plaz.o y tlluclro lllc- nor'u trabajar pa ra alcanzarlos,u La superaciórr de esos sentimien- tos r.equier.e co¡starrcia frente a los t'eveses y volurltacl para nloclili- ..1. z ¡ car caracter.ísticas o costu¡nbrcs persoalcs establecidas.' Ltls hijos de padr.es cJivorciados, qre sufren a nrenuclo profurt¿arnénte.poi la clisoluciórr clcl hogar farniliar,qreccsitan también poseer cualidacles sirrrilir.cs. ,,l.ps l,i¡.,s rlcl tlivtrrcio --rlicc¡t V¿rllt't'stcirr y lll¡rkcs- lcc- sc c'l'rcrrtan a ur1¿r t:rrc¿r rrrirs dil'icil c¡trc ltls ttiñt¡s (ltlc lt¿ttt dc lamentar la muerte de un paclre. La muerte es ineludible, pero el clivorcio se cla entre personas vivas que puedcn canlbiar de fornra clc pcnsar. E,n lo hontJo clc sus alrnas, los niños escuchan irnagina- rias llanradas a la reconciliación...y puede ser que no logren supe- ral. esas fantasías hasta que ellos mismos so aparten, finalmente, cle sus paclrcs y abanclonctl el hogar.o2 Los problemas pcrson¿rlcs, los juicios y las ct'isis pcrsonalcs. l¿ts relacion.r-f.rsonai...... ¿,quó nos diccn y qué expresan acerca clcl paisaje ,o.inl dc ln rnodri i.ridacl'/ Algunos sc scrltir'án irrclirriltlos ¿l mantener que no mucho. pues no há1'duda de que los sentirrticn- t's e irrtereses dc las personas son bastante similares cn cualquicr rienrpo y'iu;;;. podríanrus aceptar.que la llegada de la modernidad prccJuce .oirbios irnpbrtantes Ln el entorno social extelno del indi- ,n iduo y uf..tu al it'tatrinronio y a la familia así como a otras insti- ru:rcnes: pero los inclividuos cargan con su vicla personal como s ie rr p re lc hicieron, arreglándose lo mejor que pueden con los ;a'n¡i,.,s sc,ciaies en que se ven envueltos" Pero. ¿no será nrás bien lr,. ;crirreil.ic,? En efecio. las circunstancias sociales no están separa- des de [a vrCa p,ersonal ni constituyen un meclio externo a ella' Al 'lu;l:ar con sus prcblernas ínti*ot, los indiniduos ayudan activa' ¡11¡rnrc a rccurnqt rLirN- cl universo clc activiclacl social qtrc los ¡odca' [[ mundu Ce iu nrc.Cerniclacl rcciente se extiencle. sin cluda. lllu-
  • 3. cho rnás allá del medio' de las actividades individuales y de los cor¡pronrisos personales. Se trata de un mundo repleto de riesgos y p*iigtor al que se aplica clc moclo part,icular la palabre acrisi.Eu, no como una mera interrupción sino como un estado de co$a$ más o menos continuo. Pero taiubién se introduce profundantente en cl co¡azón cle la iderrtidad del .yo y de los sentimientos personales. El (nuevo sentir¡ie¡to cle identirlatl" que Wallersteirr y lllakcslec mencionan como algo necesario tras el divorcio es una versiÓn ag¡cliz.acla clc urr lr'occso clc (encontrnrsc a sí tttisttton itnptrcsttl a 24: cada urro de nosotros por las corrcliciottes sociales de la ttloclerni- dacl; u¡ proceso de irrtlrverrciórr y traltsforrlraciótr activas. Wallcrstein y lllakeslce resr*.r't los rcsultaclos cle su ittvcstiga- ción en url capíiulo titulaclo <<Peligro y oportunicladn. Por nlás tri' llacla que ioi*r.a, la f¡'ase se aplicá r'r,l sólo al ttt¿ttritnc¡nitl y sus di- ficultacles sino al munclo cle la nroclerniclatl en conjttnto. E'l árnbito ' ;;j; q* hoy hernos llegado a denominar urelaciones personalesn nos ofrece oiortunicladei de intirnidad y expresión clel yo que fal- taban en otros medios rlrucho más tradicionales. Al nrisnro tienlpo, esas relaciones resultan ser en cierto senticlo arriesgadas y pcligro- sas. Los mclclos de comportanlientcl y sentimiento asociados B la vida sexual y nrarital se han convertido en algo movedizo, i¡resta- ble y uabicrioo. Flay en ellos rnuch'que ga'ar; perg talnbió'nos encorltr-anros aquí en un territorio aún por cartograliar y con nue- vos peligros que correr. n . pensemos, por ejernplo, €fl rrn fenómeno arnplianrente analiza- do por. Walle,.rt.i,., i, Bfot.rlce: la ttatut'aleza tttuclable de aquellas fariilias uigunos .t.'"i,y,r, r::*rrb',s *o son cons¿lttguíneos' Mu- clras pcr.sonns. nl¿ryor'cs y nillus. rviri lroy crr.dí¿r cll cstc ti¡ru tic far'ilias qu.,por lt general, r'ro se han foimado, conlo en épocas anter.ior.es. a conr..uincia cle la rnuerte de un cónyuge, sino por la r.eestructur.ación de los lazos rnatrirnoniales tras tltl divorcio' El niño con u¡ padrastro o nradrastra pucde tetter clos paclrcs o dos madr.es, dos series de hermanos y hármanas, además de otros ne- xos de parentela complejos, a corsecuencia clc los rnúltiplcs matri- monios J. lus paclres . La nrisrna terminología olrece ya clificulta' des: ¿debería ei niño llarnar (maclre>) a su nládrastra o nlás bien di- rigirse a ella por su nonlbre? La dilucidación de estos problenlas pucde llcgar.a ser ar.dua y suponc'un coste psicológico pata tocjas las par.tesl pero tar*biéri existe, desde luego, la .oportunidad de nuevas for.r*as de r.elación satisfactoria. Algo de lo que pgcerncs estar.seguros es que los canrbios que esto ir'plica no scn sól'exte' riores al i¡clividuo. Los encargaclos de establecer estas fcrfi]as nue- vaSdelazosfamiliaresextenJosdeberánSerlasnnism@s <t cl'ad¿ls erl cllrrs" La angustia es e! cor.r'elato natural de cualquier tipo cle peligro' Está cauü¿u por circurrstancias pc!'turbaclr¡ras o por la alllenaza de que Se pr-ocluzcan. pero a)'ucla iu*lbrex..[ a Car respuestas aclapta- 21 tivas y tonrar iniciativas nuevas. Las autoras de Second Chances utilizan repeticlamente expresiones como dolor, preocupación y cluclo. Ircr.o tarrrbiún los tór'nrinus corajc y rcsoluciún. Ls vid¿l ürc¿l problc¡ras personales clc mancra a pa rcn temente arbitraria y, al vcrlo así. nlgurras pcr-sonas sc rclugiarr c11 utla cspccic clc pariilisis
  • 4. resignada. Sin embargo, muchos son también capaces de atrapar con senticlo lnás práctico las nuevas oporturridades que se les pre- sentan cuarrdo han caducado los nlodos de comportamiento prees- tablecidos y de cambiarse a sí mismos. ¿;Hasta qué punto son nue- vas cst¡s angu.stius. pcligros y oportunitlatlcs? ¿lirr quó scntitlu están influidas de nianera clara por las instituciones de la moderni- dad? Éstas son las cuestiones a las que intentaró responder en las págirtas siguielttes. Serorrá Chances es una obra de sociología. pero no deberían lcerla sólo ft-rs sociólogos. Los psicoterapcutas, los cotrscjcros f¿tttli- liares, los asistcrrtcs suciales y otros profesionales interesados vol- vg.árr pr-obablcurcnlc sus páginas. Es pcr'fccta¡nctrtc posiblc qtrc cl público profano, sobrc todo quicnes se hayan divorciado rccicntc- nlelrte, lea¡ el libro y relacionen sus ideas y conclusiones con las circunstarrcias de sus propias vidas. Las autoras son plenantcnte cor.rscicntes de esta posibilidacl. Aunque el libro está escrito como Ll¡ cstuclig rlc invcstignciirrr quc pl'cscllt¿t utla scric linrit:rtl¿r tlc utttl- clusiones, nunlerosos pasajes diseminados por el texto proponen respuestas prácticas y lírrcas cle actuación quc pucdcn scguir los rc- cién separ-aclt-rs o clivorciaclos. lls incluclable que sólo ul'los pot:os li- bros ejlrcen gran jnlluencia en el cornportamiento social general. Second Clrunces es una pequeña aportaciórt a un yasto {ujo nrás o tI1enoSc0ntinuocIeescritostócnicosopopulares@del matrimon; tl;" ttlui-i e ot-á---lt;idlsóC ial itue t ratan 9__a Ra - qatlruar -I t- . , "r:--'1..-^---r lfÁ1 Cünlquiera qu. observe e[ rnatrinronio en su Ernla?ctual o sé entrente a una situación de ruptura de un matrimonio o una re- l¿rción ílrtilllit dur'¿rclcl'¿r s¿rbc nluclro (ntl sicrtlprc ctt cl pllrrtl tlc lil corlcicncia ctiscursiva) sobrc nlo que está ocurrienclo> en la palcs- tra social clcl nratrinlo¡rio y cl clivorcio. E,stc tipo dc corlocirtticlltt-l no es inciclentat para lo que realnrente ocul're, sino constitutivo (y 26 lo tttisnlo pueclc dccirse de tcldas l¿rs circunslancias dc la vida so- cial ell condiciones de nrodenticlad). Pero las cosas no se lintitan a esto: todos sornos conscicntes de la naturaleza refieja de la actividad social moderna y de las impli- caciones que ello tiene para la vicJa de cualquier h<¡rnbrc o rrujcr. La iclentidad del vo cotlstituv€ Dfll'a ficrsntrf rs ulla /rr¿)'eclr.Uia,a tr.a- nstitucionales cJc llloclernidacl a lcr expresiórr que se_eiusta con ntuch :ontextos. -norñcffiTquea]osmocJernos.Cadaunocjenoscltrosnosólo vive untTiogra f ía re flej a m e n te organ izada en iur.ciin cJe los flujos cle la inlorrnación social ,v psicológica accrca üe 1¡s FCIsibles modos de vida, La modernidad es un orclen postra-, ii:jCnJl ,3' cl '.lUc a la cue.stión n¿,Có'lo llc tjc vivir'lrr,lr'y (l*c rcs- ñ'/1'i"Jo- - ^ '''r Jec;sit-lnes tclrnadas cad a día sobre cónlo conlportarse,f-'-' | -¿- --l qr.ró ,, estir. lué üLrlner -y ntuchas otras cosas-; adellrás, tol cucs- tión se ha Cc inlcrprctar en el cJcsplicguc de la identiclad dcl yo en e I tiem pc. Pasenlos al:,;r¡ jel plarro de las vidas pel'sonales a otro más institucional. Pnrn:resentar el tclón de [cndo de estc estuclio cL,i:i-r t¡tl tuclo dcL'.l:ri-'s cir cccr Lntü cAractcr iz.aciúrr cle cse fcnónlc- ¡r(J tu'Lrador y' turb;l::t¡ eue es la nrcdernidaC,
  • 5. La nrodertúdad: algunas cortsíderaciones generales E,n este librr¡ utilizo la palabra ..nloclernitlad> en un sgllticlo nruy treneral para referjrnle á las instituciones y modos de cotnPor . t'Edi;ñiqj$prestos primerarnente en Ia Europa posterior al-fg-uda- lisrno, p¡;g--quq crr cl siglo -xI ltan ido aclquiricrrclu ryt'.qys glcclos utr.ca':ásigl:.lii'ió'icornundial.-Eilé.''¡ It eiPresión ur'u'{51 industrializador>. lllteñTras se acepte que t Se rcctuce unicarnerrte a su aspecto irrstituciortal.l Utilizo la palab¡'a l-, ', t., '¡ inclustrialización para rcferirmc a las rclacioncs socialcs que llcva Coniigo el empleo generali zado de blue v:jí¡i* J. !a maquinaria , e, los proóórár'd*=pi',iclüc¿iéñl nnTuanto 1g.l, -ei .upo'sle lolgics- insttrúeibriales cle la nioclerrríilacl. Óir'ó d.'suí-hlsp?ilqt,T g!-Tpitl- 27 ik .¿*ot¡i¡i¿;r;'dr'produffi,*c- t nlercanclas que conrprcncle t rcs lüéicaricía dc la [uerza - ffi*lasinstitucionesdeuigilancia.fundamentodelct.eci- miento masivo clel poder organ izaiivo ligado a la aparición de la vida social moderni" La vigiiancia5e rcfiere al control supervisor dc las poblacioncs sclrrrüJiclis, t¿rnto si cstc control atlopta la fut"ttt¿t cle su pL rui sión nvisi bl_.il.qr'r elleÍit ¡ dó clado- por'Foucault' .como s L sc tr-irt¿r .lri'ürirplco cl; l¿i'irrf'oi,tt,i.iórr p¿tl,¿l coot'tltltgJi,: .u.tividu- des sociates. Uite aspecto puede'tlistirigriirse a su vez del control cle los meclir¡s cl*.ná.ción en las condiciones de la ninclustrializa- ción ,jc la i. .i,,. Lr !,tL.,lcnridarl ltcs introCucc el] ui13 et': tlc (guerra total>), €n la que el pocler destructivo de las arrnas, al que nos hemos refericlo untes al hablar de la existencia del arrnamento nuclear. es innlenso. La rnoderniclacl genera ciertas formas socialcs dilcrenciadas, la ,."e, á. MstadlñáElónáT. lJnt¡Sserva- cióntrivial,cIesdeluego,hastaqntadeIaten- clencia generalizacla d; la sociológía a gentrarse en la (sociedad" como su materia propia. La (socicáad,, de los sociÓlogos. al t]lcll.os *r ss lplic¿rcitir.t ut ¡lLr'íorlo clc l¿r ¡rrudcrnicl¿tcl, cs utt list¿rtlu tt¿teitt- nal, pero esto es una equivalencia rnás bien itnplícita quc explicita' rlerrte tenratizacla. E,l dstaclo nacional. e¡t cuanto entiCad sccioPo- lítica, contrasta funclarnental¡nente con la ma]'oría de los tipcs ciei orclep tradicit¡nal y nace sólo corno partc clc un sistcnne aJc lislaCo nacional rnás urnpiio (que en la actualicJed tierte canácter I11!"!11''l rell' por*" formas muy espé.ilicas de territorialicad ]"cepe;i'dad cc t'i- gilancia y nlonopoliza eficazrnente el ccntroI scbre lcs nledios dc coacciórr.a En la literatura especializaCa scbl e neleciones interna- cionales, los E,stados nacionales se tratan a n:nenuCc como <acto- 28: t-esD --{olno (agerttes>> lnás bien que cc}nc *<estructurasD- y exis- te para ello una neta justificación. En eiccto, los Estadtls nloclcrnos son sistemas refiejalnente controlacJos que, si bierr no (actúarrD en el selltido estrictsdel térrnillo, persiguerr unos propósitos y planes coordinados a e$cala geopolítica, En cuanto talcs, son un ejerrrplo ' i i',
  • 6. ! r."ogrtífico cle un rasgo rr¡ás general cle ta ¡lrodernidad, cl augc cle la orgunizaciútt. Lo que disf irrgue a las orgflnizaciones llrtxlet'nfls llo es tanto su tanraño o su caráctcr burt¡crírticcl, cu$trto el conlrol re- flejo concentraclo que anrbos aspectos permiten e imponen' Quien hable clc moclcrniclad, no hablará dc organizacioncs sitlo clc orga- nización (del control reglado cle las relaciones sociales a lo largo de extensiones inclefinidas clc espacio y tiempo). . Las instituciones nrotlenias no guarclan cort thtuidud, en varios aspectos clave, con ta ganla cle las cultut'as y rnoclos de vida pt'c- m<lclernos. tjna cle las Características rnás cviclcrttcs quc scpat'alt l¿t época moderna de cualquier otro período precedente es el extrenlo dinamismo de la mocleiniclacl. Et mundo nrorJerno es un <nlundo clesbocaclor: no sólo el ¡raso al que avallza el catllbio social es lllu- c¡o rrrás rápitlo quc el clc todos ios sisternas antet'iot'es; tatttbiórr ltl son sus ,rrito, y iu profiudidad con que afecta a las prácjicas so- cialcs y n ¡rs rrirrclt,i cló conl¡rot'tnnticltlo atttc's cxistcrrtcs.5 ¿Clat es la exPlicación ¿!l t lu ul a? @ o conjuntos de elementos ffiranaquíenconsicIeración,ycadaunodeelloseS [unclarnental para tos argurnen!.os expucstos en cste tibro. Ul pri- mero es lo que llarno n W1io'-Toda{ lasculturashanposeído,porsupuesro,deffiio-rTTárnlodost de calcular el tiempo así como formas de situarse en el espacio. No existe sociedad .uyor individuos no tengatt un selrtido del futurt¡, el presente y el pasaclo. TorJa culturu posee algún tipo de nlarcado- ,., *rpaciales rormalizados que indican una particular conciencia clc la localiznciórr. Sip crrrbargo. en c()rrrliciottcs clc ¡rt'ctttoclcl'llitlfltl' ¿ el tienrpg y cl cspacio se viricul¿rbarr medíuttlc la situaciórl de ull luga t'. . Las cultur.as prenrodernas cle rnayor envergadura desarrollaroll *rétodos de cálcllo del ti'ernpo y ordenación del espacio nlás for- ?9 males ---{orno calendarios y mapas rudimentarios (por compara- ción corl las exigencias nrodernas)-. En realidad, toclo ello eran requisitos p¿u'a el odistancia¡tricnto> crt el ticnrpo y el espacio cxi- giclo por la aparición de fonrtas nlits amplias de sistemas sociales. Pero en las épocas premodernas el tiempo y el espacio siguieron escncialnlerrte trabaclos por la localización para la rnayoría de las pcrsonas y en la nlayor parte de las actividades ordinarias cle la vid¡r ce¡tidi¿rna. l,os lrilcls cJcl ((cu¿irtrlo> ¡¡s cst¡tbn¡l cotlcctados pl'c' cisarrrentc con cl "cJórflc" de la cclttclucta socisl sino con la sustan- ,ci¡t clc l¡r co¡lclucta "ri!lll¡1. L,a scparaciórr clc ticllrpo y csp¿rcio supuso, sobrc toclu, cl clcs¿r- ¡.r.ollo de una dirnensión cle tiempo ovacían, que fue la palanca p¡irrcipal c¡uc irprartó t¿rrrrbiclrr cl cspacitl clc la ltxaliz¿rciótt. El irr- i'.,rto y cliiusión clcl reloj ¡necánico se suele considerar accrtada- ¡rcntc conro la exprcsión principal de este procese, pero es inrpor- tarrtc no irrtcrpretar tal fcnónlcllo cJe una nlanera de¡nasiadtl supcl'- flcial. La expansión del uso de los aparatos de medición mesánica clcl ticrrrpxl lrizt-l posiblcs. pero tarrrbiórr dio por supuestos. catttbios cstructuralcs profundos en el tcjiclo de la vida de cada dia (cam- bios que no podían ser sólo locales sino que, inevitablemente. tu- vicro¡i influencias univcrsalizadoras). Un mundo con un sistcma dc clat¿¡ció¡r univcrsal y con zonüs normaliz;ilas püra terda la ticrra, como lo es el nuestro, es social y experiencialmente distinto del de
  • 7. toclas las épocas anteriorei. El nrapamundi, en el que no existe un lug¡r priviicgiado (urrn proyccciórr univcrsnl). c$ cl cort'clnlo sittt' UOiico clel reioj en el uvaciarnicrrto* del espaciü. No es tan sólu urr modo de representar (lo que siempre ha estado ahín -la geografía cle la ticrra-, sino un elenrento co¡stitutivo de transformaciones absolutanrente funclarnentales de lai relaciones sociales.' El vacianriento del tienrpo y el espacio no es en absoluto un proceso unilineal sino que se desarrolla de manera dialéctica. En iur .ircunstancias sociales estructuradas por la separación de espa- ci9 y ticrrrprl son []ositrlcs nruultns lbrrrr¿ts clc c<tictttpo vivi'Juo. tlii-* aún, ta cliiociación entre tiernpo y espacio no significa que desde ese tnomento anrbos se conviertarl en aspectos mutuamente extt'a- ños de la organización social. Al contrario: esta situaciÓn propor- ciona el ftrnáarnento nrisrno de su recombinación según nrótodos que coorclinan las activi<Jades sociales sin la obligacla referettcia a JU las par.ticutar.iclades de la localización. Las ot'ganizaciotles y la or- gn,lirución tan características dc la ttrodernidacl son inconcebibles iin la reintegración del espacio y el tiernpo disociados. La organi- zació¡ socialr¡oderna supone ln coortlinaciórr precisa de las accio- nes cle nruchos scrcs hurnnnos físicantcntc auscntcs ctttrc sí: cl (cuánclou cle estas acciones está directamente virrculado al oclón- den, pero ño, como en las épocas premocJernas, por la nrecliación del lugar. Todos nosotros podernos aclvertir hasta qué punto es furltla- ¡rerrtal la separación entre ticnrpo y espacio para el dirranlisnto r¡asivo que la rnodernidad introduce ert los asuntos sociales hullla- ,.,o.s Este fenó,.'!cr,o universaliza c! ,{c'T'rnlco dc la histtiria parit }rn' ccr historia,,, tan illtrínscco ¿t los pr'occsos quc lillcr¿ln l¿r vitlir so- cial rnoderna cle las trabas cle la tradición. E,sta historicidad se mundiati za en su fonna con la creación de un (pasaclo)) nortllaliza- Jn i url ,,futur.o> univcrsalrnc¡rle aplicablc: ut'tít fcclta colllo la tlcl <año 2000r) se convierte en ul't lrito reconocible para tocla la hultla- nidad. ' [,] pr.oceso cle vaciarnicnto del tiernpo y el cspacio es furlda- ¡rerltal par.a la segurrda influencia irnportante qtte experitnenta el rlirrarnisirro cle la rlroderrriclatl. el desettclat'c clc líls itlstil,t,'iotJqs t'-''- qiales.lJljgje.Itglálqr? dtld;*i;t iór'r cle¡ibera- <rzl-eont¿pi;'cie üiieie por lós so- ,iáL"gos para oponer los sistemas premodernos a los modernos. La cliferenciación inrplica imágenes de sepa@n progresiva cle fun- cio'es; los nrodos de activüad ' "; pre- t rcr:i- SoS COn e e es íones ntodcr- r con el m"p," clc desenclave, que explica la tremetlda aceleración del clistanciamiento en el tierripo y el espacio introduciclo por la lno' derrriclacl. Los nrecarrisnrr:s cle desenblave son cJe clos ti¡los que dcntltrtino <señalcs sir¡bglicas> y <sistctllíts expct'tos)). Al rcfc|il'tlle a cllcls en í-) r. --' i
  • 8. ll I. conjunto, lrablaré de sisfernas abstractos. Las señales sirnbólicas sorl meclios cle carnbio'cle'vatü-fiIáild:il por lanto, intercambia- bles en una pluualidad de circunstancias. El ejemplo por excelen- cia, y el rnás irnportante por su omnipresencia, es el dinero. Aun- (luc todns lns f'ot'ttt¿ts prirrcip:rlcs clcl sistcttta sociul prc¡lloclcnttr clesarrollaron el intercarnbio tnonetario de una u otra forma, la econornía del dinero se hace muchísimo más compleja y abstracla con la aparición y rnacluración de la rrtoderuidacl. El dinero dcja cn suspenso el tiernpo (pucs es un medio dc cródito) y el espacio (ya que el valor nortnalizado permite transacciones entre una multipli- cidad de indivicluos que nunca se encuentran físicamentc). l-os sis- tsna s cx pc rt os rlcj a rr e n s!!,! Dgnsug! -il-qi-nng-y*g!-Smffiignl"cnrplcar IlI0-{9!-ti.cltictrcuyi|vr1ti1lc7:ll0dc¡lcrrdctlu.qttiu.. n.i los iláCtióair y-dé lG Cliérilcs que lo9. utilizan. Talcs sistctttas irnpregllan virtuahireriió trtdos los aspectos de la vicla sttcial ell cclndicioncs dc nroclo'¡rklatJ (lt¡.s alinlento.s que comctnos, l¿ts mc- clicinas que tornarnos, los edificios que habitamos, las formas de transporte cle que nos servirnos y una multiplicidad de otros fenó- nlenos). Los sistemas expcrtos no quedan confinados a áreas dc pericia tecnológica. Se extienden a las mismas retaciones sociales y a la intinridacl clcl yo. El módico, el asistentc social y cl psicotcra- peuta son personas clave en los sisternas expertos de la moclerni- dad , al igual que el científico, el técnico o el ingeniero. Anrbos tipos de sisternas expertos dependen de forma esencial de la cot$atrzü, noción que, según señalatnos, tiene una importan- éia prirrrorcJial en este libro. La cotlflanza diliere de aquella fonna dc fi¿rbiliclacl quc Gcorg Sirnntcl rlcttottrinó (coll(xinricrrtu irrcltrcti- vo dei:iln que se da en las transaccicne; fortnales.o Ciertas decisio' nes de la vicla se basan en conclusiones inductivas derivadas de tendencias previas c¡ de una experiencia anterior y a las quc se atri- buye en cierto nloclo una credibilida,l pura el presente. Este tipo de fiabilidacl puecle ser un cornponcnte de la corlliaw.u pero no basta por sí nrisnla para definir una relación confiada. La confianza su- pone an'ojarse a la entt'egla. irnplica una cualidad de ofe, irreduci- ble. Se relaciona espccíficanlente con la ausencia cn el ticnlpo y el 32 cspircio. ASí conro corr cl clcsct-lnocirrricttto. No llccesitarrlos coltf i¿rr' elt alguien a quien sielnpre tenenlos ante truestros ojos y cuyas ac- tiviclicles pueclen ser directanrente cotrtrolaclas. Así, por ejenrplo, los trabajos lnonóto¡ros o ingratos y escasarnente pagados, ell los cuales es debil la rnotivación para realizar la tarea a collciettcia, suelen ser posiciones de "baja confianzan. Los puestos de oelevada con fianza>rsor1 aqucllos quc sc ocup¿ul cn gr¿ln llrcclicl¿r lcjos clc l¿r prescncia dcl cquip.r direcl.ivcl o supervisor.T De lnattera sirttilat', no se requiere con fianza cuando url inclivicluo particular conoce rnás o mcnos un sistcma tócnico. llespecto a los sistctnas expet'tos, la confianza cleja en suspenso el conocirniento técnico lirnitacltl que pcsee la máyoría cle la gente sobre la inlormación codificada que afecta habitualmente a sus viclas. La conflarrza. de val'ios tipcls y nivetes, sustenta una nlultitud de decisiones cle ca<Ja clía tonraclas por todos nosott'os aI orierltar nuestras activiclades. Pero el hecho de confiar no es siempre. en absoluto, el rcsultado cle decisiolrcs acloptadas conscictltctlrelrtcl sc trata más a menuclo de una actitud mental generalizacla que las fundamenta. algo que hunde sus raíces en la relaciórl entre con-
  • 9. fianza y desarrollo de la personalidad. Tatnbién po denras tomar la deternrinación de confihr, un fenómeno cuyo carácter común se debe al tercer elemento que está en la base de la model'nidad (rnencionado ya, pero analizado con nrás detalle en páginas poste- riores): su r*fl**iuiclad intrínseca. Siñ embargo, la fe que inrpli- ca la confi an7;a tiende también a oponerse a esta decisión calcula- dora. Las actitudcs cle conf ia nza err relación con situaciones, pet'sollas o sistenlas concretos y en otros niveles más generales, están clirecta- mente vinculadas a la seguridad psicológica de irrdividuos y grupos. Confianzr y seguridad. riesgo y pelip¡r'o, existen err cornbittacitttlcs divc¡sas e histói'icallrente sirrgularcs en condiciones de tttoderniclad' Los fflecanisrnos de desenclave, por ejernplo, loglan establecer ex- tensas zonas de relativa seguridad en la actividad social diaria. Las 1l personas que viven en los países inclustrializados, y actualmentc cn cualquier parte, están por lo gerrcral protegidos hasta cierto punto cle algunoJ d. los peligros que había que afrontar habitualmente en épocás prernodernas (iomo los derivados de las inclemencias de la naturaleza).Por otro lado, los nlismos mecanismos de desenclave generan nuevos riesgos y peligros que pueden ser locales o mundia' i.r. l.fls nratcrius nlirncrrl¿rri¿rs t¡btcrridas por rtrcdios artifici¿rlcs pttc' den tener características tóxicas que no aparecían en los alimentos ntás tr-acliciorrales; los pcligros nredioarnbierrtalcs pueden anlenazilr a todos los ecosistemas de la tierra. La rnorlc_d , -^t'ldicionrl. [.a icfnr,,l^r-ión rle tiemno v eioacio. uñida a los mecanismos clc tos y práctic idas. E,sta éi la circunstancia en que aparece ffiffi,idad generalizad?, el tercer elemento a' +nera rrnDortante en elEarnisrno de las instituciones nlotlenlas. Laffita lcontrolrc- flejo de la acción, inherente a cualquier actividad humana. La re- neiiuiclacl cle la modernidad se refiere al hecho de que. la mayoría de los aspectos cle la actividad social y de las relaciones materialcs zde nu o- ci las instituciones rnodernas sino c<¡nstitutivo cle ellas (un fenómeno contplicado, debido a las l'llu- chas posibiliclacles de pensar en la reflexividad existentes en las concliciones sociales dc la nro,Srniclad). 'l'al cotrlo inclicaba cl arrá- lisis de Sec ond Chances, las ciencias sociales desempeñan un papel fundanrental en la reflexiviclad de la modernidad, pues no se lirni- tan sinlplerncntc a (acurnular conocimiento>, como Io hacen las ciertcias cJe la naturaleza. ESOUeUn l. EI dinumisttto de la nrcdertúdad Sapu rucititt de articulación cle las ticrnpo y esPacio, es¡r¿c'i(, .y lit,rrr¡ttt: cs [n corrcliCiiin fiarfi la rclaciotres socialcs ctt árnbitos extensos dc hasta llegar a incluir sistemas universales.
  • 10. 34 illecanis¡ros de desenclal'c: constan cle señales sintbólicas y sistenlas expertos (alrrbos en conjuttto = sistetnas abstrac- tos). Los mecanismos de desenclave disocian Ia interacción de las peculiariclades de lo local. Refiexit idad ínstif u'cíonal: utilización regularizada del co- nocimiento de las circunstancias de la vida social en cuanto elemento constituyente cle su organización y transfortnación. llespecto at conocirrriento cientí[ico, tarrto social corllo natural, la refleiividad de la rnoderniclad contradice las expectativas cJel pensalllicnto ilustrado (aun sicndo cl proclucto clc csc pclls¿llttictl- io). Los pr.inreros paclres de la ciencia y la filosofía ntodernas creían estar prcparanclo et c¿rmino para un conocinliento cotr [un- ¿anrcntos seguros accrc¿r de los rnundos tratut'al y social: las pl'c' tensiones de razón eran oportunas para superar los dogmas cle la traclición. al ofrecer un sentirnicnto de cerLeza etr sustitución del car.ácter ar-bitrario de los usos y las costunlbres. Pero la-¡s[lgxiui- dacldelantoclernidadmina,€[reali.l@udelconoci. @.-r.,o c¡ incluctiva de prue- Uls, sino e¡ el principio nretodológico cle la duda. Cualquier opinión científica es susceptible de revisión -o deberá ser clesc- cñacla plcnanrcnte- a la luz dc nucvas iclcas () dcscubrirrlicntos, sin qu; inrporte lo apreciada que fuera 9lo bierr establecida que aparentenrcnte estuui.ru . La relación plcna cntt'c nloclcrnid¿rcl . y cluda raclical es una sucstión quc, una vezexpucsta, llo sóltl supó- ¡e u¡ tr.asto¡ng para tos filósofos sino que es cxis tencialnrcnte tur- badora pat'a el individuo común. Lo local, Io nntttdial y la lransfonnación de Ia vída cotidiatta Las tenclencias urriversalizantes de la moclerltidacl sotl inherell- tes a las influencias dinárlicas que acabamos de esbozar- La reol'- gan ización dcl ticrnpo y el espacio, los ntccanisttlos clc dcsctlcl¿tvc i lo reflexiviclacl cJe la nrodenridad suponen propiedades universali- 35 zacJor.as que explican la natura leza expansiva e irradiante de la vicla social nloderna cuancJo se topa con prácticas cstablcciclas por la tradición. La universalización de la actividad social, que Ia mo- clernidacl ha generado. es cle alguna manera un proceso de desarro- llt¡ dc ¡cxos !.rtuirrlnrcntc rrrurrcli¿rlcs (cottto los qttc itttplica cl sis- rerna de t,stüur nacionalcs o ta clivisión intentacional del trabajo). Sin embargo, en un senticlo general, el concepto de universaliza- ciórr se.,.,rT!ndc rrrcjor si se considcra quc cxpresa aspectos furrda- mentales c1e clistanriunriento espaciotetnporal. kr universalización atañc a la intcrsccción cle prcsencia y ausencia. al entrclazanticrrto cle acontecirrricntos y relaciotlcs sociales oa clistancia* con los con- textos locales. Deberíamos cntencler la clifusión mundial de la mo' rlcr.rrid¿rtl ell fr¡¡re iúrr clu un¿t rcl¿tciórr cutlsttttltr: ctttt"u'dist¿rtteiit-
  • 11. rniente y mutabilicla<l crónica dc circunstancias y comPromisos,lo' cales. Al igual que cualc¡uiera dc los otros procesos lnenclolraoos más arribi la univcrsalización se ha dc entender como un fenónrc- "" ¿irf¿.ti* en el que los sucesos que se prulucen en un polo <Ie una relación clistante pfovocatl a tltenudo situaciones divergcntcs á in"lu*o contrarias en el otro. la dialéctíca de Io (ocal y lo utti- ,a- urirol .r un encarecirniento de los argumentos utilizados en este libro."- ün¡urrsulización sigrrifica que nadie puede o<lesentenderse¡r de las transfor¡naciones gineraclai por la 'rodernidad en cuanto a las .onr..u"n"¡as cle, al ñ..nor, algünos de los mecanisnlos de desen- clavc: así octtrre. por eicrnplo. con los ricsgos rntlndinles de una guerra nuclcar o tlc una catástrofc ccr'rló8ica' Muchos otros as' iectos clc las inslituciolrcs r'¡roclcrtras. incluitlos los quc aclúan a b.qu.no cscala. afcclalr a pcrson¿ls t¡ue-vivctr cn ántbitos tttós trl' áL-i;;;i.r, fuera de las paitcs del nrundo más decidid¿¡¡1g¡ls cde- sairolla,laso. No obstante, en esos sectores desarrollados, la cone- *iO" ,nt* lo local y lo universal está vinculada a un conjunto de cambios profundos en la naturaleza de la vida cotidiana' -- po¿emos entender estos cambios directamente en función de los efectos de los mecanisnros de desenclave que automatizan mu- .i.,o, urp..,os de las activida<les de cada día. Esta autornatización. qu. pr"r.in,te de tas habilidades del individuo, t?o es sitnplenrente u,., prua"ao cn el que cl conocirnicnto cotitliatto qucdc cl'l tl'lflllos á, J*p.,:,o, y "rp.iiulirtas técnicos (pues en sus c¿¡tltpos pr'fcsio' 36 nales se producen con mucha frecuencia imponderables o se dalr ;s-páüt que son objeto de acaloradas discusiones); tantpoco se trala de un proceso unilateral, pues at ser p.arle cJc la rcflcxiviclacl de la ¡no<Jernitlad, los agelltes prof'anos en la lnateria se aproplalr ."ri""ti"t""nte, de unu",' oi'o i"on"'o' ¿e la iltfornlaciólt espccia- lizaúa. Esras <lbservacitn"s vaten para los escritos de los sociólo- sos tanto conlo para los de algunos otros especialistas: ya hentos ;;i;;;; rt ¿rüt de libros lom'¿ sccond chances son suscepti- Ui., ¿i fi¡rarsc n los nreclios cl<ln¿e las pcrsonas tolllall decisiones .n ,r*i.ti, de relación, mut'inlonio y divorcio' La confianza en los ;;;;;jt;.t cl" ,l"senclave no "t tólu cosa dc los profanos'.pues nadie puede ser experto más que en una míni¡tla parte de los diver' il;rñ;* J. lo u¡¿o s<.rciali'oclcrrra, condiciorrada por sistctrras il,rrili. -C;ofq"i.ru qu. uiu.n.c¡r c.ttdici.nes tlc rrt.clcrnicl¡ttl sc vcrá al.ccta¿o por u¡ra ,r*ltitu.J ctc sisicnlas ¿rbslr¿tctos y sólo ¡'rrxlrít t.¡btcncr.cttcllttciorclelosc¿tsos,ultconocitllicttttrsuperl.icialde sus tecnicistltos' La conciencia de la lragilitlad y los lírnitcs de los sistetrras abs- tractos no se liurita a ius eipecialistas tócnicos. Son pocas las per- sonas que nrantienen uiu "J"f¡unza sin desvíos en tos sisternas del .lio"¡l"i.nto técnico lue les afectan y to<los' consciente o incons- .i'u.iii.,.,,., elegirnás'entre las diveisas posibilidades. de acción ;;;ft*";'esos"sistemas (o el <lesentendimiento de ellos)' A me- iuáo fu confianza se mezcla con una aceptaci.ón práctica: se trata ;;;;;;p.cie cle <contrato a tarea' que él indiuiduo pacta con las iJl;ü"s de la moderniclad. con una confianza en los otros que se da poruupu*ü pueclen coexistir diversas actitucles de es- :;;¡""tr;r.,o u host¡l¡dacl'lracia algurros siste¡rras abstracros. una ;:i;;';ü;'lü;;;;v r"¡"'. ior ejemplo' en su propósito tle
  • 12. no consumir alimenios con aclitivo.s pcro, si no cuttiva lo quc co- nle, cleberá confiar necesariatttettte en los proveedores de <alitnen- tos naturaleso en lo referente al suministro de procluctos de cali- dad. Una persona puede recurrir a la rnedicina holística tras haber sufrido un clesencanto con la profesión méclica ortodoxa, pero lo que se da en tal caso es, pCIr supuesto, un carnbio de [e. Una per- $ona enferma puede sentirse tan escéptico frente a tas pretensiones de cualquier forma de pericia psicoterapéutica que evitará elttrar en contacto con cualquier profesional de Ia medicina, sitt que le 37 irnporte la evolución de su enfennedad. Pero, incluso a alguien que se desentiencla cle manera tan radical, podría resultarle virtual- mcrrtc irrrposible esc¿rpar clcl toclo de la influencia de los sistcttlas nredicinales y clc la investigación tnédica, pues repercuten en mu- clros as¡rcctos dcl <<cntot'¡ro clc ceno(:irrricntos>, así conlo e¡r aspcc- tos concretos de la vida cotidiana. Por ejernplo, influyen en las norrnas que regulan la producción de alimentos (tanto si son de caráctcr natural como artificial). La metlíación cle Ia ex¡terietrciu I)r'áctican'tcntc tod¿t expcricncia hu¡llana es utra cxpcricnci¿¡ tttc- cliacl¿r (por la .soci¿rlizaciórr y. cn c.spccial, por la adqui.sición dcl lurguiric). l,:l lcrrguljc y lir nrcnrori¿r cslírlr irttt'íttsccÍl¡llctt¡g gc)tlcct:t- dos ta¡rto en la renrcnrorasión individual conlo en la institucir:nali- zación de la experiencia colectiva.s Para la vida humana el lengua- jc es el rncdi,l prinrorclial y original de distanciatuicnto cspaciotcnt- porat, pucs elcva la activiclad hurnana por encima de la inmecliatez cle la experiencia anirnal.e El lenguaje, según dice Lévi-Strauss, es una máquina del tiempo que pennite Ia repetición de las prácticas sociales a lo largo de generaciones, al tiempo que hace también posible la cliferenciación entre pasado, presente y futuro.r0 La pala- bra hablada es un meclio, una huella, cuyo desvanecimiento en el tiernpo y el espacio es conrpatible con la prescrvación dcl sigrriflca- rJo a lo largo del espacio y el tiempo gracias al dominio humano de las características estructurales del lenguaje. Oralidad y traclición están írrtinlanlcnte rctacion¿lcJas erttre sí de fontta inevitable. Según señala Walter Ong en su estudio del lenguaje y la escritura, las cul- turas oralcs ((se ilrtu'cs¿nl considcrablctrtctrte pot' cl pasado. quc cleja sus lruellas en sus instituciones altanlente conservadoras y en sus realizaciones verbales y pt'ocesos poéticos.que son de carácter l8 folnrulal'io, relativarnerrte irrvariables c iclcados pat'a preservar cl ccnocirrrierrto penosarnente obtenidcl. r'cc(rgido dc la expcriencia pesada ),que, al no corrtar con un registt'o esct'ito, poclría per- Cgr.se"r.ll .{unque Lévi-Strauss y otros autores lran investigado compe- telltenrente la relación entre la escritura y la apariciÓrr dc sistetrlas socialcs ucáiiclos,r, clinánriccls, sólo lnnis y McLuh¿rn, siguicnclo los pnsos ¡el prirner'o. han teorizado cle fonna cornpleja el irnpacto de ios nr.dios de conrunicación en el desarrollo social y en especial en relaciórr con el adveninriento cle la moclernicJad.'? Atnbos atttores hacerr hi¡capié en los nexos entre tipos clominantes de medios y
  • 13. transfornracignes espacioternporfiles. El grado ell que un rnedio sirve para modificar las relaciones espaciotemporales no depencle pri,nrlrclialrnente clcl con{.cnido dc lus ({nlensajcstt quc traltsnritc, sino de su fonna y sus moclos de reproducción. Innis señala, por ejenrplo, que la introducción del papiro como soporte de Ia escri- türa anrptiO en gran medida el árnbito de los sistentas adtninistrati- vos, pues era mucho rnás fácil de transportar, altnacenar y repro- ducii que los materiales anteriormente utilizados. La r¡oderrridad es irrseparable de sus upropiosn lttedios, el tex- to impreso y, más tarde, la señal electrónica. El desarrollo y la ex- pa¡sibn de ias irrstituciones rnocletltas van directametltc ligados al énor,r,. irrcrenrento de la rnecliatización de la expericncia que irn- plican estas fornras de comunicación. Cuando los libros se elabora- -ba,l a nrarlo, la lectura era secuencial: el libro debía pasar de Yna persona a otra. Los libros y tcxtos clc la.s civilizacioncs prctngcJcr- no, estaban socialme¡rte ligados a la transmisión cle las tracliciottes, y eran casi sienrpre dc caiácter cscncinlnlcnte,.clásicor>. E,l rrralcl ,iot ir¡pre.so atraviesa el espacio con la tltistlla facilitlacl que cl ticrrrp.r: pucs puctlc scr distribuido ¿r tttucttos lcctorcs cle lllítllcra más o nrenos..sirnultánea.rr Sólo medio siglo después de la apari- ción de la Biblia cle Cutenberg brotaron en todas las ciudades. cle jt) Duropa cientos clc inrprentas. t k:y cn 9ío lÍ, palabra-imprcsa,:l?::svr -rr4 ocupanclo el ccntro,ir la nlockrniclacl y de sus recles nlundiales. . I f l^---vvvrs..t-v I)r.ácticamcntc toclas las lcnguas conociclas dc la humanirjacl han siclo pucstas por.cscrito y cl rnatcri¿rl itttpt'eso y la gapaciclad parn producir.lo e interpretarlo es ur1 nlcclio indisperrs,obl. de coordirra- ción aclnrinistrativa y social, incluso cn las sociedades con un bajo irivcl d- ¡;,,-,, , t.,., lctr'.¡Ja. Scgu¡r cilculus, la cnrltitlnrl clc lllIlt':ri'tl impreso produciclo en toclo J rnunclo se ha itlo dupticando cada quina" ,ñot desde la época de Gutenberg'tn . .- !-.^^-a^a,a¡ que contri ffiionesPre@ oficlact:pe@t- a¿ recienlg,-b imPortancia re- !', "ff impre.sos Y coln na idea ha- circulación nlasiva de ma- teriales impresos pertenece a una época anterior a la de los mensa- ies electrónicos. b,sta opinión ha ri¿o sostenida en especial por McLu¡a', que contrapoire de manera radical unos y otros. Desde e[ pu'to de vista cle la pura sucesión cronológica, es cierto quc cl .j;plo por excelencia cle material impreso masivo -la prensa p€- riódica- inició su existencia alreclcclor de un siglo antes del adve- ni'rierrto de la tclevisión. Sin embargo, es cornpletamente equivo- cado co¡siclerar la prinrera corrlo unisintple fase anterior a la apa- rición de la segun,la; la c<tntunicación eleótrónica ha sido ya desde nluy pronto uñ clcrr',.ni,, vital para cl clc.sarrolltl dc los tncdio's clc cor'unicación inrpresos. Aurxluc la invcnciór'r tlcl tclógrafo tuvo lu- ;;;,rtgo clespués {*l prirncr ilorecirrliento cle los diarios y las re- uirtnr, ru* escncial para la fonnaciórr dc lo que conoccrnos collto publicacigncs pcrióclicas c inclu.so para la itJca misma clc e+not'i' cia,r. I-a comunicación telófonica y por radio amplió aún más estos víncutos' ..r.-.^..A^ "u,,,.r^o ,lo n^r inins f v r rr rgclacl clg rgvis' Los p¡irtreros clia¡ios cle nolicias (.v ttna gran varl tas y p;blicaciones periódicas) fueron tlc inrportancia principal ;;; licua, a térrnino la separación entre el espacio y el tiempo,
  • 14. 40 pero este proceso sólo se convirtió en fettórtteno universal por la i¡tegració¡ de nreclios irnpresos y electrónicos. Este hecho queda fácilmente clemr¡strarlo pór el cllsarrollo de la prensa modcrrlÍl' Así, Susan llrooker-Crors ha exar¡rinaclo los cambios en el alcance espaciotemporul cle dicha prensa y clescubielto quejas-nttreslTt li; ;ffi;;";;;i" ;;' ;.;dr¿l$ norream"icuno de mecliqüls 9.1 de la Drensa actual.rs Rrooker-Cross ha'clcnrostraclo quc ¿ultcs dc l¡r np¿lriciórr clcl tc- lógrafo las noticias cJcscribían sucesos rccientes y al alca¡tce de los lectores; cuarrto nrás alejado estuviera un acontecirrliento particu- lar, tanto rnás se clemoraría su fecha de aparición. Las noticias prove'ientes de lugares lejarros llegaban gn fornra de lo que esta autora denornina upaquetes geográficosrr. Los tnateriales europeos, ou, ejemplo. se transportabin literalrnenlc en paqtrctes plt barco y se pr-ese¡taban en la forrna ell que la prensa los encolrtraba: <Es- tas son las noticias traíclas por un barco llegado de Londres.>) E'n otru, palabras, los canales db comunicación y la presión provocada por las cliferencias espaciotemporales contiguraban_directatnente lapresentaciónclelaspáginasi*preSasdenoticias.@la introducción det tel¿gr&X, {4s lur4g-dcl telófone y olles medios ffiFf¿croffi-detErrñlñaría la inclusión cle un suceso ; cle nluáor privilegiadou respecto a su propia ubicaciórr ---<lancto así pr.eferincia a las noticias locales-, pero sólo por contraste con la pr..*inencia atribuida al suceso'r6 Las irnágenes visuales presentadas pot' la televisión, el .ttti; los vícjeos crcan, sin cluda, retlcs cle expcriencia mediatla inalcgn' zables para la palabra impresa. Sin embargo, estos T*dios, al igual quc ln prcnsa. las rcvistas. las publicaciones periódicas y otros ti' pot clc material inrpreso, son tanto ntedios de expres-ión de las ten' i.,.,.ias al clesencláve y la nrundialización de la modernidad como irrstr.ur¡cntos clc cliclras tendcncias. Las serttejanzas entre nrcdios irnpresos y electrónicos son lnás importantes que sus diferencias puiu la fornlaciórr de las irrstituciones modernas. Así ocuffe col'¡ bor rasgos básicos cle la experiencia mediada en coJdiciones de -;u¿.*Trra. mae- el suce-{ ffieguiclc¡impclncrScnrfficonrpletamcntcalalo-t cali zación, i; presenlación que de él hacen los medios adopta la fur rrr¿r cJc un¿t v.uxtnptrsición clc rclatos v lrrateriaLeq quc c,orllP:1l'tctl tan sólo su carácter (cronológico" y secuencial. La página dc un son ejemPlos igualnren,. rigrrificativos del .f."to collage. ¿Podría este efecto ser i un indicio cle la clesaparición del relato i, quirá, de la disociación I entre sigrros y referentes, como han tug..í.lo algunos?rt Segura- l ¡rcrlte no. U¡i cctllug,c no cs, por cJcllnición, ur relato; pero ta coe- xistepcia cle clif-erentes nrateiialcs en los ¡neclios de comunicación po constituye ur'r revohijo caótico de signos. l,as ahistoriaso sepa-
  • 15. t radas yuxtapuestas una al lado cle otra expresan, más bien, ciertos ordenanrientos y una secuerrcialidacl' típica de un entorno espacio' tenrporal modificado en el que se ha desvanecido en gran rnedida el predominio de lo local. No se suman, por supuesto. para consti- tuir un único relato, siuo que clepertdert de urridaclcs dc pcrls¿t- nliento y conciencia y las expresar, en cierto sentido. '' La experiencia nrediada de los tiernpos modernos se caracteriza por un segundo lasgo importante: la introntísiott de sucesos dis- tanrcl - se tengd de ellos. Así, Por ejemplo, ciertas personas puecJen sentir como algo ajeno y remoto rnuclros de los sucesos referidos en las noticias; pero muchos otros penetran igualmente de manera habitual en la actividad de cada día. La [anriliaridad gertcrada por la experiencia mediada puede 42 nov,rcar., q,ri-á. bastante a lrrenudo .scrrtirnierrtos cle- oiYel'I-ón ,4c 2 fu;altropezal.noScollellos'elobjetoyelsuceSorealesi parecen tener una existencia nrenos concreta que sus representa- i .ion., err los nredi<ls de conlunicación. Más aún, ntuchas experiett- cias que podrían ser raras en la vida coticliana (corno el contacto clirecto con la r¡uerte) se nos rnucstratt not'nlaltttcnte en las reprc- sentaciones de los nledios; sin embargo, el encuentt'o con esos [e- nór¡e¡os en su realiclacl nrisnra es psicológicatttetltc problctttátict¡. Nlás adelante nre extenderé en la col'tsideraciórl de este hecho. En resumen, ,n l", ,oncliciones cle modernidacl, los mecliot no ttfléíun glie"s ñ;J;r rJffii.,.'irür-J--fiñi@i '-.-*J La a[irrnación de que la moctcrniclacl fragrncnta y clisocia se ha co¡verticlo ya en un tépico. Algunos autores hatt supucstct irlcluso que esta frag*entación señala ia aparición cle una tlueva fase elt el desarrollo social, nrás allá cle la rnoclerrriclacl (una el'a posttloder- rua). Si¡ ernbargo, los rasgos unilicadores de las instituciones mo- clenras sor-r tan eserrciales para la moclet'nidacl --cll especial cn la fase de la ruodenliclad t...l.ute- conlo los disgregadores. E[ (va- ciamiento> cle tiernpo y espacio ha puesto cn marcha procesos que han instaurado url ((mundoo único allí donde anteriormente no existía. En la mayoría de las culturas prernodernas, incluida la Eu- ropa medieval, tiempo y espacio se fundían con el nlundo de los clioses y los espíritus ; con la (prcrrogativ¿t clacla a la lucaliz'¿t- cióno.rB E,n g*n*ral, los nlúltiples moclos cle cultura y cotlcicttcia característicos de los usisternas del munclo> pretnodernos forllla- ba. u¡ conjurrto auténticarnente fragmentado cte cotnunidades so- ciales hurnarl¿ls. En canlbio, la rnodet'rridad tardía procluce una situación e¡r la que el género hurnano se convicrte el1 ciertos aspcc- tos en un <<nosotros> que se enfrenta con problernas y posibilicla- des donde no existen los <<otrosD
  • 16. 43 La nrcdertúdacl recienle y $¿rs parantetros e,uístenciales La modet'niclad reciente se caracteriza por un escepticismo ge- neralizado respecto a las rnzones providenciales ligado al reconoci- rnicnto de que la ciencia y la tecnotogía tiene un doble filo y crean nuevos parátnctros de riesgo y pcligro, al tiempo que ofrccen posi- bilidades beneficiosas para la hunlaniclacl. Este escepticismo no sc lirnita sólo a lc¡s escritos y valoraciones de filósofos e intetectuales: ya ltetnos visto que la conciencia de los parámetros existcnciales cJe la reflexividad fonna ¡l?rrte en buena medida de'la reflexividad lnisnlÍt. Vivir cn cl ((nrutt<lo' gc¡lcr'Írrkr por la rrrork'rrriclad rccicnlc es corllo c¿rbalgar a ltonrbt't¡s clc urta tlivinidatl dcstructur¿l.lu.Nu st: trata sólo de que se produzcan procósos de cambio más o menos continuos y prolundos sitto. tttás bien, de que el carnbio no se ajus- te ni a las expectativas hurnanas ni al control del homhre. La pre- visión de que el nredio social y natural se vería crecientemente so- nretido a un ordenatniento racional no ha resultado válida. La rc- flexiviclad de la nrodernidad está vinculada a este fenómeno de manera inmediata . La inclusión constante clel conocimiento en las circunstancias cle la acción que analiza o dc.scribc crea una seric clc inseguridacles que se suman al carácter circular y falible de las pre- tensiones de conocinriento postradicionales. La razón providencial -la idea de que una comprensión de Ia natu raleza de las cosas crecientemente secularizacla conduciría de rnancra intrínseca a unA cxistencia nlás segura y gratificante pflra los scrcs hunlíulos- conscrva l'estos clc concepciorrcs fatalistas dc- rivadas de épocas pretnodentas. Las nociones de destino puedcn tener, por supuesto, un aspecto sombrío, pero siempre implican cierto preordenamiento dc los sucesos, E¡ condiciones de moder- rn- .I do._per.oenSutnayoríanocollcucrda-nconu@en ,"G; - nos ha sido irnpuesta por los sistelltas abstractos de la llroclerniclad"€ggi- vale a reconocer que nirrgún aspecto de nuestras actividades se -ü16 de verse.afectadcls por suc'qsos contingcntes. lln este scnticlo ffi ajustado omo hace Ulrich 'Beck, de <sociedad cle riesgo,r,2O expresión que se refiere a algo lllás que al hecho de que la vida social moderna introduce nuevas fornlas de peligro que debe aft'orttar la humanidad. Vivir en la oso- cieclad de riesgoo significa vivir con una actitud de cálculo hacia nuestras posibilidades de acción. tarrto favorables como desfavora- bles, con las que nos enfrentamos de continuo en nuestra existen- cia social contemporánea irrdiviclual y colectivamente. Debido a su clinanrisnlo reflejarnente activado -aunque intrín- secamente erráticr-r-, la activirjad s<lcial lnulerna tiene un carác- ter esencialmente contrafáctico. En un universo social postradicio- nal, individuos y colectiviclades disponen en cualquier nromento de una serie indefinida de actuaciones potenciales (con sus corres- pondientes riesgos). La elección entre esas alternativas es siernpre
  • 17. utr asuntb de ncorno si>>, ult problema de selecciÓrr etttre (munclos porifrlo$r. l-a ureior nlalleru t,l* ettteucler la vida en circunstancias de modernidad es consiclerarla materia cle apreciación rutinaria de condicionales contrafácticos y no un tnero cambio de rumbo que po,ti*ra de una norientación ñacia el pasadou, característica de las culturas traclicionales, y se clirigiese a una <orientación hacia el [u- tu l'o>>. Dada la extrema reflexiviclad cle la nlodernidad tarclía, el ftrturo no co¡rsiste-sinrplenrente en la expectativa de sucesos por venir' Los ufuturos> están refrejamente organizados en el presente en iunción clel fiujo cor.rtinuó de conocimiento hacia las circurrstatt- .io, quc lg lrnri gcrrer.ado (el nrisrno pr'oceso que, de nlanera apa- rente¡le¡te puruiOjica, suele contrariar las expectativas a las que da fonlla,ese conocittriento). La popularidad de la futurología.en el sisterna de la rnoderniclad reciente no es una preocupaciórl qt ex- céntricos. ur-r equivalerrte contemporáneo de los alrtiguos echaclo- r.es de suer.tes: irrdica el recono.ítt'tiento de que la atención a las 4i posibiliclacles contrafácticas es intrínseca a la reflexividacl en el tc' rreno cle la estirnaciórr y evaluación de riesgos. No hay duda de que, €n cierto senticlo, .rtu opinión se ha introducido en las insti- tucioncs nlodc.nas. Los seguros. por ejernplo. se harr virrculado ya clesde muy pronto, no sólo a los riesgos que irnplican los mercados capitalistas, sino a los [utu'os potcniir,l.t de trn amplio abanico dc características inclividuil.r y colectivas. El cálculo de futuros por par.te de las compañías de seguros es en sí mismo una empresa arriesgacla, pero es posibte ¿ári¡nitai algunos aspectos clave clcl riesgJcie unu forma que no se'ia posible en la ntayoría de las si- tuaciones prácticas de la acción. Ei cálculo del riesgo por parte de las cornpaniu, cle seguros es actuarial y su actitud típica es la de in- te*tar elirninar.aspJctos o fornras de riesgo que no se aju-stan al cálculo de probabiti¿o,l.s cle nluestras anrplias: es decir, los <actos
  • 18. 46 .. lante clc ln ficr.r'a. pet'o srlbrc loclt) pat'Ít qtricttcs vivctl ell las'7.ollils geogr'á{icas del corazórr cle la tltoderlriclad. Ál .ornparar los sistemas premodernos y rnodernos, la clifererr- cia de relaciones entre conocirniento trácnico y profano se refiere a la posibiliclad tlc acccsu clc los agcntcs prulbnos a la dcstrc7.it c irr- fonnación cle los expertos. El conocitniento profesiona{ de las cul- turas prernodcrnas ticnde a dcpordcr tlc proccdirnicntos y ft¡rtttits SinffiopollenauttacocIificaciónexplícita.[rrloscasoS en que este conocimierrto esté codificado, ño estará a disposición dc inclivicluos rro cxpcrtos, pucs la insl.rucciórr cs utl tllollopolio dc una rrrinoría celosainente guarclaclo. La salvagtrarcla .t*l-g3.tgt esgtérico det congcinrientó espccializ.ado, sobrc todo allí tlonrlc este aspec dcstrc r.a y cl arte>, es proba- blemente la base principal cle cualquier rango distintivo alcanzado por tos expertos. Én los sistenlas modernos, los aspec:tos esotéricos ¿* la pr.ofesionaliclad tiencrr poco o nnda que ver con su incfabili- dad y'd.p*rrclen de una conlbinación de entrenattliento y especiali- zacié¡ prolongada (aunque no hay ducla cle qrte algunos expcrtos -colllo los sociólogos- suelerr nluy a tttettudo levatrtal' ull llluro , de jerga y ritual paia proteger sus pretensiones de diferenciación técnica). La mp*.ializáción es en realidad la clave del carácter cle lossisternds.mocle¡nosabstrac,tos.r|Wconterlidoen las fortttat ¿. O."gtionalización nrocleñT está en Wt ffialquiera oles A toclo cuanto - L tirse en exPerto en uno o clos -h-__ Una pefs()na pUgLla IUE,IAf bUal LLrllvsl I'll )s t'/r-¡ ,/alrur tv v". -'r¡r ¡' . pcqucñ<.rs írrlrbitos clc i,rs sislon¿ls dc conocirlricttto ttttxlct'll(!s. sil¡- nifiro que los sistemas abstractc.ls son opacos para la tttayoría. Su cualidacl cle opaciclad +l elemento que fundamenta la expansión cle la confianz.a en el contcxto de los ntecanisrnos cle deserlclave- pr.ovicrrc cle la irrtensiclad nrisnta cle especialización que lo! siste- rnas abstt'acto o tiemP os con tribu- ye clir.ectarnente al carácter errático y desbocado de la moderniclad. La activación cle esa pericia nrodet'n0, a diferencia cle la mayoría cle sus forr¡as prernodernas, es de car'ácter altarnettte rcflejo y se oricnta, por lo general, lracia un pcrfcccionanrictrto intct'no tl clica- cia co¡ t irruos. Los esfucrzos clc los expet'tos ell la resoluciórt clc 47 ¡lrublcn'rils tiultlcn a nlctirsc lnuy a n.rcnudtt por su capacidad para definir las cuestiorres con gran clariclad o precisión (cualidades que a su vez tienen el efecto de producir una progresiva especializa- ción). Sin embargo. cuanto nlayor es la precisión con que se en[o- ca un problcrrra, t¿rrrto nl¿is cor'r[usas rcsultarr para los irrtlividuos afectados las zonas de conocirniento que lo rodean y menos proba- bilirl¿rcl hay clc c¡uc óstos scnn cnpaccs clc prcvcr l¿rs co¡lsccttcttci¿ts de su aportación más allá de la eslera concreta de su aplicación. Aunque la pericia se organiza erl el seno de sistemas de mai'or abs- tracciórr, ,ú pro¡rio *,,ü¡uc rcsult¿r cad¿r vez rttás lillritado y puctlc llegar a provocar resultados no pretendidos, imprevistos e incon- trol¡rhlcs ( n n() .sct' quc los cx¡rct'los tlcs¡trrollt'tt ttll¡t, pt'riciit ntitt mayor, FCpiticrtdo así cl tltisltto l'enórrlctlo).¡r Esta cornhirraci(rn dc_ pey!_qln .esptciolito{q -}i .9.9,ggggge.ldnS- irr}= preu-ii ias -co¡gii$y_{ y'g. _qg- lap J usr.¡res--sliñ¡ipales de por qué cl
  • 19. lrens¿illltcnto c0ntrafácticO, unitlo al caráctcr ccntral dcl conc-e3lq üed es sff ' es ttr tr n l p g l i¿qlq E[üf iblü's i slt-es]g-gd é liii d a d' E n las-cr¡lturarprcritxlérnas, (pens¿ir de uniintoño;tigti fí.ca h¡.bí: tuahnente utilizar inductivamente Ia experiencia acumulada o bien consultar a un vidente. Las cosechas se han cle sembrar, po{ eiem- plo, previendo las futuras necesicrades y pensando en el cambio es- tacior.ral. pa'a virrcular ras necesidaelei presentes a los resultados futuros se utilizarían métodos de explotación agrícola tradiciona' les, acompañaclos qu izá de conseios p{gfesionales de carácter má- gico. En la vicla roóiol moclcrrra los irxlividuos puctlen ser capaccs de salir aclcl¿rrrtc clurarrtc cicrtos pcríotlos dc tiemptl ctlnthinn¡ttltr lrírltitos cstillllccirlus c(lt.t c()nsult¡r.* il cx¡rct'tos clr iit'crts csptlcílic¿rs para (repar.acioncs generales> y en caso de accidentes inesperados. Los expertos mismos --que, insisto una vez, más, ilo forman un es' tr.ato claranlenre clistingüible en el seno de la población- pueclen actuar en su trabajo téJnico centránclose resueltamente en un área de especialización reducida y prestando poca atención a tas col]se- cuencias o irnplicacioncs d; mayor alcance. En tales ci¡cunstan- cias, la evaluaóion del riesgo qu*áa bastante bien (sepultadao d.en- tro de fornras de hacer lasiosás nrás o menos sólidarnente estable- 48 cidas. Pero, en cualquier nrornento. estas prácticas pueclen queclar cle pronto caducas o verse sorneticlas a transformaciones bastatrte profundas. El conocinliento de los expertos no crea áreas tle carácter irr- ductivo y estable; el resultado inevitable cle la difusión de los siste- mas abstractos es la apariciórt de ciertas situaciones y sucesos nue- vos e intrínsecamente inconstantes" Flay aclernás peligros genera- cJos fuera de los ámbitos de acción penetrados por la reflexividad (como los procedentes, por ejemplo, de terremotos o catástrofes naturales),pero la mayoría Ce ellos pasan pur: el íiltro cle esas esl'c- ras de as:ión o hasta cicrto punto cstán producidos activ¿ttttctrtc por ellas. Con frecuencia pensarnos en los riesgos en función cle parámetros de probabiliclad que pueden ser evaluadtls con preci- iiOn (de forrna rnuy parecida a los cálculos de las cotnpañías cle se- guros). Pero, €fl las condiciones de la tnodernidacl tardía, lnuchas ior*us de riesgo no adrniten una evaluación clara dcbiclo al meclio ¡ru{ablc cle .ot,ocinrierrtos (lue k;s ennral'ca: e incluso las valot'a- ciones del riesgo en situaciones relativamente delirnitaclas sólo son a nlenudo válidas <hasta nuevo avisot>. EI ¡torqué de Ia nrcdernidad y de Ia identidad personal En mi opinión, las translornraciones en la iclerlticlacl clel yo y la muñdialización son los dos polos de la dialéctica de lo local y lo universal en las condiciones de moderniclacl recicnte. En otras pala- bras, los cambiqs e..=--raspectos írrtinros de la vida personal e.stán di- rectam.nt t''- .termedios(porejemplo,entreentidadeslocalesy ]-, , oiganizaciones estatales). Pero el grado de distanciarniento espacio- i turitooral intruducido por la nrocle n- x la-sr-oc¡ed@errela varios los factorcs que inüuycn clc n]ancra dirccta en la rclación entt'c la identidact clel yo y las irrstituciones nroclet'nas. Segútr hemos subra- vado en las págirlas anteriores. la rn<¡clerniclad introcluce un elirra-
  • 20. nlisrno elen'lental en lt¡s ssuntos humanos ligaclo a cambios cn los mecsnismos de confianza y en los entornos de r{esgo. No creo que sea cierto, óomo han sugericlo algunos, que la Edad Moclerna $ea específicarnente una época de angustia, por contraste con épocas anteriores. La angustia y la inseguridad, han torturado a otros pe- ríodos además del nuestro y probablemente hay pocos motivos para suponer, co¡no sc ha hccho algunas veces, que la vids cn cul- turas más reducidas y tradicionales fue más equilibrada que la de hoy. No hay duda, sin e¡nbargo, de que el contenido y la fonna cle las angustias do¡ninantes ltan cambiado. t,¡r rclicxivitl¿rtl clc l¡r tntrlcrrrirl¡rd ¡rlcnnzir nl cot'¿tr.útt ctcl yo. Di- cho cle otra nlanera, etr el contexto de un orden postradicit¡rral. cl leWrcnvi Las tmnsiciones en las vidas inclivicluales han exigido siemprc una rcorganización psíquica, algo que en las culturas tradicionales solía quedar ritualizado en forma ,i. rilos de paso. Pero en tales culturas, donde las cosas se nrante- nían más o menos inlnutables generación tras generación en lo co- lectivo, los cambios en la identidacl queclaban claramente marcados (como en el paso del individuo de la adolescencia a la edad adulta). En cambio, én las circunstancias de la modernidad, el yo alterado deberá ser explorado y construido corno parte de un proceso reflejo para vincular el cambio personal y el social. En el estudio de Wal- iersteirr y lllakeslee se insiste claranrente en ello y su obra no es sólo urr clocunrcnto sobre ese pr'oceso sino que cotrstituyc tanrbión utla contribución al rnismo. El (nuevo sentido del yo)> que, como dicen lasautoras,clebellcultivarparacióntttar.ital. se construye como parte de un proceso de introducción de fonnas sociales inrrovadoras, conro las que irnplica la moderna paternali- dad no consanguínea (el nrisrno térnrino de (parentalidad> fparen' tingl es una invención relativamente reciente que ha ayudado a la constitución de Io que ahora describe), El proceso de (remontarse a las expcriencias tcmpranas de uno mismo>, analizado por Wallers' tein y Blakeslee, forma parte precisamente de una activación refle' xiva de Ia identidad del yo; no está limitado a los momentos críticos de la vicla. sino que es un rasgo general de la actividad social mo- clcnra cn rclación cotl la organizaciórr psíquica. En semejantes circunstarrcias, los sistenlas abstractos intervie- nen de manera crucial no sólo en el orden institucional de la mo- i0 clcnridad sirro tanrbién en la forruación y continuidad del yo. La tcrnprana socializaciórr de lcls niños, por e.icrn¡rlo, tiencle a clcpcrr- rlcr cacla vez lllás del consejo y la irrstt'ucción clc expet'tos (peclia- tras )'educadores), lnás que dc la illiciaciírn directa de un¿t gcnc- ración por la otra (y csc conscio e instrucciórr resportdcrt a su vcz r cf.lcjillllcntc a la invcstigaciirlr continua). l.a sociokrgía y la psic:o- logíar cst¿in ¿rsí ligerclas dc n'tÍrnct'¿r dit'ccl¿t. cn cu¿rttto disci¡rlin¿rs acadénlicas, a la reflexividad cJel yo. I)ero la vittculación tnás dis- tintiva entr"e los sistemas abstractc¡s y el yo se lta de hallar en la aparici(rn cle tcrdo tipo de [ot'tnas de psicotet'apia y asesot'anliettto. Unn rlraner'ír cJe itttet:pt'etar el desarrollo de la psicotct'ílpia es clc r¡r- dell pu ralnente negativo, en cuanto rcspuesta a los efectos clebilita- dores Ce las instituciones tnodenras en la expericncia clel yo y en las ert''ociolrcs. f)odr'ía clccirsc (lue l¿r nrodcrniclad quicbra cl tt¡ilrco
  • 21. rlrotcctor cle la pequcña conlurrirl¿rcl y dc la tracliciÓrl, stlstittl)'óltclo- ln, ,ro,. orgn¡izaciones rrrás arrrplias e itnpersott*les. El irrdividuo sc h¡.tite dcspojado y solo err un nrurxlo dorrde cat'ece cle los apoyos [ . r. . ' psrcorogrcos y ¿er sentirniento de segul'idad que le procurabart otr.os anrbie,',i*, ntás traclicionnles. F,l psicoterapeuta oft'ece la po- sibilitlatl tlc tcllet.n alguicrr a quicrr rlirigirsc. tltla vct'sió¡l scculat' del cott fesolla rio. No pretendo decir que este punto cle vista se deba abarrdonar prJr. .orirpleto, pues irrcluclablcnlcnte contiene clctrtentos válidos' itr,.u hay bucnHs rflzoncs par'¿l suponcr (luc ctl csctlcifl no es aclccua- clo. [.a it.l*t'tti,lq,l ,l*l.l'. * .,.. o l l ,,n+n¡anr,.irilue C,liiLl ,,st;r ciirr l;rs rcltrciolrcs clllt'c yo y sjlclc(lil(l cll cir-currsta¡cias ¡rás traclicionalcs; srilc go, tlo tlos lral-lamos sólo a tatnpoco que los tlit,elcsclcatlgtrstialrayanclccreCel.neces¿tr.iattlcnte.I.W ¡() c.s si¡r¡rlcrrrgrtc un rrrctlio rlc lurccl' f rurtc ¿l ttttcvÍts ¡tttgtlstl¿ts. ,'U tlto ctt s trlás anrPlias cle la llto- der.¡idacl, eq¡ilibra las oportuniclades y las posibles catástrofcs). [:n los capítulo.s siguicntes arrrpliarcntos esta afjrlrlaciórl pcl'o, antes cle erteildct'nos er"' talcs cuestiones. ltabt'etttos cle aborcl¿tr al- g¡¡os pr.oblernas generalcs relativos al yo y su identidacl. [,stas coll- siclel.aciones. jurrtó con las icleas ex¡ruestas hasta aquí. cotlstituir"áll up tr.asfrlpdo corlceptual general par'¿l el estudio en cotrjunto.
  • 22. Nstas l. Iudith W¡t-t-ERsrEtN y S¿rrrdra lluxasucu, S¿rontl Churr¿'s', Lontlrc.s. llitlt' tam, 1989. 2. Ilrí¿., cira.s de las pp. 293,294, 296. 297 y l0g. 1. En Antlrony Gltrt¡nN s, T'lte Corrset¡u(nce s of Modt:rnity, C¿rr¡rbri.lg., I'ulit' 199(). ptrctlc cncottlt'ilt'se ttnil clxrsicitirr rrris ctrlrr¡rlr'¡a rlc los prirrci¡rlrlcs purrtos tl lrs sr'ccir'tttcs sigtticrrtcs. 4. Arrtlrolry Cllrt)t:N.s, 'l'1rc Nutitttt-Slalc utul llililctrce. Calnhriclge, Itulit.i I 985. 5. 'éase Antholr.v Gn)n[Ns. frur.sc,r¡rrc,rces (,/,1 lodentilt,. 6. Ccorg S¡t'tun¡., 'l'rc I'ltilosophy of illotter,, Lorrclrcs. Roulleclgc. lqTg p. 179. 7. Alan Fox, Ber'ond Cotttrocl, l,onclres, Faber, 1974. Uno de los frccos análi si.s de caráctcr gcnc'ritl sobrc l¿r corrf i¡rnz.¿r cn krs sislcrn;rs puctlc vcrse clt St¡s:nl f) Scltnrlnt),..'l'lrc soci¿ll control o[ inrpcrso¡ral trustr>, American lournul ofSoc'icr/r.,p' 9J, I 978. 8. Cf. Paul CoN¡lsnroN, IIow Societíes Remember, Cambridge, Cambridge Univcrsity Prcss. 1989. 9. Anthony GIDDENS, Central I'roblen¡s in Socfal Theory, Londres, placnri- llan, 1979. I 0. Claudc l.i,vl-Sl n¡uljs,tSf r¿¿cl ttrul Arrtlrntpology, Lt¡ndrcs. Allcrr L¡nc. I 968. I l. Wallcr t. Or'¡c, Itrlerfoccs of tlrc l4/ord, lthaca, Cornell Urriversity Prcss 1977. 12. l{arold lruNls, Em¡tire und Contntttnícoliotts. Oxfrrr<l Urrivcr.sity Prcs.s t 950; Marshall Mcl.ultan, Utttlarslurtding illcdiu, l,ondrcs, S¡rhe rc , 191o7 , t 3. Christclplrer Sltlt.t., 7'1rc l'rittted Word, Aberdeen, Abcrdeen Universit¡ Press, I982. 14. f . ltvl. S ln¡rvsoN. rcl:uturc rne tlrods and tcclrniques", en Phili¡l l lills (c'tl. ), T'he Future o{ tlrc Printed l/ord, Londres, Pintcr, t 980, p. li. 15. Susatt R. Bnooren-GRoss, "The changirrg concept of place in thc flcws>,, en facquclin Burgess y lohn R. Cold, Geogruphy, tlrc lulcdiu and I'opular Culture, fondrcs, Croom Helnl, 1985, p. 6J. Cf E. RElptl, Place and Placessn e.s.s, l,onclres, Pion. 197 6. Ioshua lr'lcyro- wilz, No Sense of Place, Oxlord, Oxfr.rrd Univcrsity ltrcss, 1985. 17. ['.n cs¡rcciirl lean lJaudrillard. Vóase Mark POsrER, Iean Btt,t!rillorc!. C¡nr- brirlgc, l'ulity. 198q. t 8. 'i-Fu J'uAN, 1'o¡toplrília, Errglcwoo<r (.lills, Prcnticc-l lall, 1974: Rt''hcrt David SrrcK. Conceptíotts of Space itt Sociolo gic'al 7'hougltf , l,ondres. lvf acnrillarr, I q80. : lq. Arrtlrorry Gltrnr.N.s. (irrsr'r¡rÍrrrcc.s of fllodcnti'. Un int¡lorltnte arlálisis qtre trtiliz.a trrra nretnfora bast¿rnte difcrcrrte. cn fanres R. Roscnau,'furbttlencv itt lVorltl Ittilitícs, l,onclres, I larvcstcr, 1990. 20, Ulrich ll.cr. Rísiko gesellschoft: Auf dent lVeg ín eine andere Moderne, Frankiurt, Suhrkantp, '^ '6. 2l . Sobre csta cttesliún, véase Zygrntrnt llnuttnN. rt,foclenútv u¡td Ambiyol¿ttte. Can¡bridge , Pt-rlity, t990.