1. Metas y objetivos.
La importancia de tener una visión para la vida
Es asombroso cuanto tiempo invertimos las personas en planificar unas
vacaciones si se compara con lo poco que planificamos un viaje de mucha mayor
importancia y duración, nuestras propias vidas. Tal vez es porque muchos no
creemos tener la posibilidad de modificar nuestro destino y por lo tanto no
tratamos de cambiarlo. Otros simplemente no tenemos, o no sabemos cómo
adquirir una visión para la vida más allá de unas vagas ideas del bienestar general
que como todo ser humano deseamos tener, y solo vamos reaccionando ante lo
que nos pasa día a día. Sin embargo, para conseguir algo, para tener éxito en
cualquier actividad, hay que ir más allá. Hay que hacer un esfuerzo consciente
para determinar un rumbo específico, definir qué es lo que queremos en la vida.
Sin visión no hay previsión. Si no tenemos claro el destino que deseamos en la
vida tampoco vamos a invertir tiempo o dinero en tratar de llegar a él.
Tener una visión para la vida y fijar metas y objetivos para alcanzarla se puede
comparar con la elección de un destino para las vacaciones y los planes
necesarios para llegar allí. El problema es que la mayoría de nosotros pasamos
más tiempo planificando cosas sin importancia que el que le dedicamos a planear
nuestras vidas. Y así vamos a la deriva, sin tener un rumbo fijo, esperando que
algún día las cosas cambien, ¿pero cómo van a cambiar si no sabemos a
dónde ir?
Al igual que en las vacaciones, donde la elección del destino es lo más importante
en la planificación del viaje; es importante adquirir una visión para la vida. Hay que
tener una imagen clara de lo que uno quiere lograr en el futuro.
Algo que muchos ignoramos en la carrera del día a día es que nuestro principal
activo no son los bienes que poseemos o el capital que tenemos invertido, sino
nuestro tiempo. Mientras nos esforzamos en cumplir con nuestras actividades
diarias, el tiempo pasa. ¿No sería de mucho más provecho si encauzamos estos
esfuerzos en un rumbo preestablecido?..., ¡Claro que sí!
Consideremos la opción de seguir en la vida sin tener claridad sobre dónde
queremos llegar y por lo tanto, sin la planificación necesaria para alcanzar nuestra
visión y hagamos la siguiente pregunta:
¿Cómo será nuestra vida en 5, 10 o 20 años más?
Cada uno de nosotros somos responsables por las elecciones que hacemos en la
vida. Uno de los remordimientos más grandes que podemos tener en el
futuro no es por lo que hicimos mal, sino por lo que no hicimos. Por eso hay
que elegir lo mejor posible y dedicarnos conscientemente a fijar metas y objetivos
para alcanzar la visión que tenemos en nuestro corazón y en nuestra mente.
¿Cómo podemos adquirir una visión para nuestra vida?
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2. Tomemos un tiempo para pensar y meditar acerca de nuestra visión y hagamos
las siguientes preguntas:
-¿Qué es importante para mí?
-¿Qué propósito tiene lo que estoy haciendo?
-¿Qué estoy dispuesto a sacrificar para que esto suceda?
Si logramos contestar honestamente estas 3 preguntas vamos a tener la claridad
suficiente para planear nuestro futuro y esto nos va a dar las energías necesarias
para levantarnos diariamente y seguir trabajando hasta alcanzar nuestras metas.
La vida tiene mucho que ofrecer, ¿porque no tomar lo que nos corresponde de
éxito y felicidad?, pensemos en grande y no nos dejemos limitar por las
circunstancias actuales, ni por opiniones de amigos, parejas o familia. No nos
quedemos solo con ideas de lo que consideramos posible; no permitamos que
personas mediocres nos arrebaten nuestros sueños.
Trabajemos en adquirir una visión que sea emocionante y que valga la pena
seguir, sin importar los obstáculos que encontremos. A medida que caminamos en
una vida con propósito y visión, nuestra mente se expande y ya no va a encontrar
las cosas tan difíciles de lograr.
Una vez que tengamos una visión para el futuro, cuantifiquémosla. Por ejemplo,
no basta con querer alcanzar la independencia financiera. Tenemos que ponerle
cifras. La libertad financiera para algunos es vivir sin deudas, para otros es ganar
$ 1, 500,000 de pesos al año y otros piensan que tener 30 millones de dólares
ahorrados e invertidos apenas es suficiente.
Una vez que establecimos nuestra visión y le pusimos una cifra que nos permitirá
evaluar nuestros progresos, fijemos metas de largo, mediano y corto plazo para
alcanzarla. Recordemos que una meta solo es un sueño con una fecha tope.
Vamos a obligarnos a salir de nuestra zona de confort. A la mayoría de los seres
humanos por naturaleza no nos gustan los cambios. Sin embargo, siempre
aprenderemos más sobre la vida y nuestra capacidad de superación cuando
estemos en una situación desconocida o que demande esfuerzo. Sin batalla no
hay victoria, sin lectura y meditación no hay aprendizaje, sin trabajo no hay
recompensa… ¿simple no?
Es probable que, mientras leemos esto, algo se despierte en nuestro interior. El
deseo de cambiar las cosas, de lograr más y de vivir con un propósito. No
ignoremos estos sentimientos. Tomemos acción hoy, el reloj está en marcha y
avanza sin contemplaciones; ¡la vida no es eterna, muévanse c…!
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