1. LA PEDAGOGÍA SOCIAL EN SECTORES VULNERABLES
Katherine Vásquez Gascón1
Trabajadora Social
Email: kathavas@yahoo.com
Definir con certeza cuál puede ser la estrategia para el empoderamiento social de las
comunidades más vulnerables del país, no es un asunto fácil, cuando se tiene la
responsabilidad de cambiar comportamientos socialmente aceptados, o modificar
imaginarios frente al ejercicio de los derechos y de las obligaciones humanas, derechos
comúnmente sesgados desde la familia, o desde el ámbito social, por prácticas
ancestrales generalmente de corte patriarcal. Una de las prácticas constantes de las
entidades del Estado, en el manejo de las diversas problemáticas sociales, es la
construcción y desarrollo de modelos pedagógicos orientados a “modificar” estas
realidades sociales centrando su quehacer en variadas actividades de “formación”,
con el propósito de transmitir una serie de conocimientos predeterminados,
considerados igualmente necesarios para la transformación de los educandos, con lo
que la acumulación del conocimiento se convierte en la herramienta fundamental para
la “emancipación ciudadana”.
Bajo esta óptica se da por entendido que los “modelos pedagógicos” cumplen su
función transformadora en la medida en que el pedagogo traslade su conocimiento al
alumno, quien por su “condición precaria” carece del saber. La condición de
“aprendiz” del educando reafirma en el pedagogo su creencia de que es a él a quien,
por derecho propio, le corresponde transmitir la luz del conocimiento. A éste por su
condición de a-lumnum (alumno), no se le alimenta creativamente del saber, por el
contrario se cree, erróneamente, que vive en la “oscuridad de la ignorancia” (lumen –
luminis: sin luz), por lo tanto le corresponde asimilar el saber, generosa y
mecánicamente entregado por el educador, el que posee el conocimiento cierto e
incontrovertible. Así las cosas, en la práctica, los modelos pedagógicos aplicados a
estos sectores de la ciudad terminan siendo una amalgama de conceptos repetidos en
talleres y charlas dirigidos a la comunidad, sin contexto, sin espacio crítico, sin
contenidos emancipadores o transformadores de los factores que originan la crisis del
entorno que se pretende transformar, pero además sin pedagogos conscientes de su
papel transformador. Los “modelos pedagógicos” construidos para la formación de
líderes comunitarios y barriales replican, además, el modelo de educación estanco
aplicado al claustro universitario bajo los fundamentos del estado neoliberal, modelo
basado en la subordinación y en la transmisión repetitiva y acrítica del conocimiento y
de la historia.
1
Katherine Vásquez Gascón, es Trabajadora Social de la Fundación Universitaria Monserrate;
actualmente está vinculada a la Subdirección Local de Integración Social de la Localidad de Ciudad
Bolívar, lugar donde desempeña una importante labor social. Su capacidad de observación sobre el
trabajo que se realiza en la comunidad le ha permitido redactar el presente documento como un
aporte crítico a futuras experiencias de carácter pedagógico, orientadas a la transformación de la
realidad social.
2. 2
Ante este panorama considero indispensable retomar algunos conceptos relacionados
con la pedagogía social, con el propósito de contribuir a definir un modelo de
pedagogía social que genere procesos emancipadores y renovadores de la realidad
social de los sectores vulnerables de la ciudad, propuesta que debe ante todo debe
contribuir a deconstruir los paradigmas de la historia, para erigir una nueva y auténtica
democracia, un verdadero Estado Social de Derecho.
DEFINICIÓN DE PEDAGOGÍA SOCIAL
“La pedagogía social es la ciencia práctica social y educativa (no formal), que
fundamenta, justifica y comprende la normatividad más adecuada para la prevención,
ayuda y reinserción de quienes pueden padecer o padecen, a lo largo de toda su vida,
deficiencias en la socialización o en la satisfacción de necesidades básicas amparadas
por los derechos humanos.”2
OBJETO DE LA PEDAGOGÍA SOCIAL
“El objeto material de la pedagogía social es el propio de la pedagogía general: el ser
educando del hombre, que es la realización práctica de una posibilidad previa, la
educabilidad.
El objeto formal es el estudio de la fundamentación, justificación y comprensión de la
intervención pedagógica en los servicios sociales, mediante los cuales se cumplen las
funciones básicas de la pedagogía social: prevención, ayuda y reinserción o
resocialización.”3
FUNCIONES DE LA PEDAGOGÍA SOCIAL
“La pedagogía social fundamenta, justifica y comprende la acción preventiva,
que es una anticipación, para evitar que los usuarios de un servicio o sistema se
disocialicen. En este sentido, la prevención refuerza o compensa.
La pedagogía social fundamenta, justifica y comprende la ayuda que se ofrece a
quienes están en alto riesgo social. Los modos de ayuda son múltiples.
La pedagogía social fundamenta, justifica y comprende la reinserción, terapia o
curación, como remedio a conductas desviadas, como restablecimiento de la
conformidad normativa y como corrección.”4
ÁMBITOS DE LA PEDAGOGÍA SOCIAL
“La pedagogía social tiene ámbitos propios: la socialización, la ayuda vital y la ayuda
social. Estos ámbitos se han concretado en múltiples áreas como son:
2
Hermoso, Paciano. Pedagogía Social. Fundamentación científica. Editorial Herder. Barcelona. 1994.
3
Ibidem.
4
Ibidem.
3. 3
Educación infantil, pues hay países en los que esta educación la hacen
educadoras sociales y no maestras, al considerarse más función social que
docente.
Ayuda y asistencia a la familia.
Atención a la juventud: cuidado y trabajo; atención a jóvenes en alto riesgo
social: atención a jóvenes delincuentes.
Centros y residencias para niños y jóvenes disocializados.
Educación no formal de adultos.
Atención a marginados prestada ordinariamente por los llamados educadores
especializados: minusválidos, enfermos mentales, presos, vagabundos,
mujeres, gitanos, pobres, extranjeros, ancianos.
Animación sociocultural.
Pedagogía laboral y ocupacional.”5
PEDAGOGIA SOCIAL: EDUCACION PARA VIVIR EN SOCIEDAD
“Se entiende que al hablar de educación también se esta refiriendo al termino de
Pedagogía Social como aquel proceso a través del cual se forma al hombre como
ciudadano rescatando sus valores morales que son parte de su género y se le
proporciona la posibilidad de integrarse cultural y socialmente a la vida de la
comunidad, esto señala con mayor énfasis el principio que acata la educación que no
es otra que el de la “socialización”. El hombre es un ser gregario por naturaleza y no
puede concebir una vida desligada de otros seres igual que para su supervivencia y su
integridad mental.”6
La intervención social realizada desde la pedagogía social, se interroga ya sea de
manera tácita o evidente sobre la naturaleza, identidad y contextos del proceso por el
cual los individuos aprenden o se educan teniendo en cuenta los sistemas de creencias
que se trasmiten de generación en generación, ya sea de forma consciente o
inconsciente; se interroga igualmente sobre la idea que los sujetos tengan del
conocimiento y de las formas de socializarlo y caracterizarlo con su contexto, el cual
condiciona y determina la manera en que se realiza la práctica educativa. Se debe
tener en cuenta que no sólo los fenómenos económicos o políticos constituyen el
contexto de la gestión educativa, también las percepciones, las miradas y discursos
sobre la realidad configuran dicho contexto.
Por lo tanto, es trascendental que tanto los hechos que son narrados y objetivados de
múltiples maneras tanto cualitativa como cuantitativamente, como las apreciaciones
que los sujetos tienen de ellos mismos, pasen por un proceso de análisis e
interpretación crítica, por un proceso de deconstrucción de los diferentes sistemas de
creencias ideológicas, culturales, estructurales, funcionales, evolutivas y de sus
experiencias; ya que desde aquí, se imprimen los sesgos y se asignan intereses que
deben ser revelados y ser manifiestos. Esto “exige considerar de forma abierta y
crítica cada aspecto de la realidad, así como su relación con los demás aspectos que la
5
Ibídem.
6
Ibídem.
4. 4
integran; esto es observarla y describirla sin pretender encuadrarla dentro de un
esquema teórico que supone relaciones a priori.” 7
Paulo Freire señalaba que la lectura del contexto precedía a la lectura y el
pronunciamiento del texto, en este caso del texto pedagógico, porque el quehacer
educativo social, está anclado en la historia y se genera en permanente relación con las
formas de entender y de actuar en la construcción de lo que llamamos sociedad; ya
que es aquí donde se conjugan los intereses, intenciones y acciones marcadas por
tensiones, conflictos, luchas y por las diferentes formas de ejercer el poder en las
relaciones entre los individuos y la interacción de estos con la naturaleza.
Por otro lado, hoy se reconoce que hacerse personas es también una cuestión que
tiene que ver con recursos, capacidades, derechos y responsabilidades, sin embargo,
éstos están distribuidos en forma desigual mostrando nuevas formas de justificar la
desigualdad y exclusión social, realizando una ruptura entre el sentido de pertenencia
y el sentimiento de solidaridad social.
Alberto Melucci señala: “…hoy nacen nuevas desigualdades que se basan
precisamente en el modo en que se distribuyen estas potencialidades. No se trata ya
sólo de disparidades materiales, sino de las desigualdades en las posibilidades que
tiene todo individuo de realizarse como ser humano con plenos derechos.”8
Se puede constatar cómo en países del Norte y del Sur se desarrollan prácticas
sistemáticas de silenciamiento de los excluidos, desplazados o población vulnerable,
por medio de la implementación de mecanismos comunicacionales que convierten a
los sujetos y a las condiciones de injusticia en algo grotesco o ridículo9
, donde los
victimarios se convierten en víctimas, y donde los que sufren aparecen ante la opinión
pública como causantes de sus propias adversidades.
El sistema que niega la vida, la sobrevivencia y que clausura la trascendencia de
sectores de la población colombiana, como ocurre frecuentemente con los habitantes
de Ciudad Bolívar, población que por su situación social necesita aferrarse a la vida
cotidiana para poder controlarla y así neutralizar cualquier desesperanza, toda falta de
creatividad, todo sentimiento de indignación y presunción de resistencia. Es
parasitando las dinámicas de socialización primaria y sus contenidos donde se
destruyen, desfiguran y reconstruyen individuos hombres, mujeres portadoras de
miedos a perder los bienes, a quedar sin trabajo, sin vivienda, sin su lugar de origen, a
que se vulneren sus derechos o se pongan en riesgo sus condiciones de vida.
Personas sometidas a exclusión social y convencidos de que nada puede ser y hacerse
distinto a lo que hasta ahora han recibido, persuadidos de que las cosas son y serán
así; seres que adoptan la actitud de no alterar el actual contexto en donde sobreviven,
7
MELUCCI ALBERTO : (2001) Vivencia y convivencia teoría social para una era de la información. Madrid;
Trota p.43
8
MELUCCI ALBERTO : (2001) Vivencia y convivencia teoría social para una era de la información.
Madrid; Trota p.43
9
Torres Jurjo Educación en tiempos de neoliberalismo. Madrid Morata. 2001. p.164
5. 5
el modo en que funciona la sociedad, tal vez porque creen que la ciudad que habitan
es la mejor, tal vez la más segura del país, o porque consideran que la indiferencia es
la única posibilidad de tener una vida tranquila, sin los afanes o miedos a los que
fueron enfrentados en sus lugares de origen.
Como diría Freire, en la sociedad actual se desproblematiza el futuro “en una
comprensión mecanisista de la historia, de derechas o de izquierdas, que lleva
necesariamente a la muerte o a la negación autoritaria del sueño, de la utopía, de la
esperanza. En una comprensión mecanicista y por tanto determinista de la historia, el
futuro ya se conoce. La lucha por el futuro ya conocido a priori prescinde de la
esperanza. La desproblematización del futuro, es una ruptura con la naturaleza
humana que se construye social e históricamente.”10
Es así como en la cotidianidad de territorios como el de Ciudad Bolívar, invadido y
conquistado muchas veces por distintos intereses y cacicazgos, se socializa un
pensamiento “único”, y un lenguaje que simula ser globalizado, incluyente,
descentralizado y estandardizado. Pensamiento y lenguaje que llevan a naturalizar las
exclusiones de los habitantes de la localidad, a perder la capacidad de indignarse ante
los atropellos a los que son sometidos por vivir en este espacio y a admitir la injusticia
social como el medio para generar riquezas a individuos con situación económica
estable y definida. Pensamiento y lenguaje sin ética que construye discursos en torno
a la competencia desleal, la ineficacia, la disminución de los estándares de calidad, la
ganancia individual, la privatización y el libre mercado.
Un pensamiento y un lenguaje que no busca incrementar el derecho a la democracia
en los individuos; pensamiento y lenguaje que no son recursos para afrontar el
desencanto, la paralización, la dominación, la opresión; los cuales sitúan a la población
de Ciudad Bolívar en una relación de dependencia, de marginalidad, de indignidad y
silencio, los que lleva a considerar al otro como amenaza, como competidor y no como
posibilidad u oportunidad, lo que propicia volver en mercancía la vida, la salud, la
sexualidad, la honra, la lealtad, la amistad, la dignidad y que cosifica la cultura, los
ideales y las personas.
Para lograr cambiar el contexto de manera propositiva en sectores vulnerables se
deben tener en cuenta las posibles áreas de respuesta de la pedagogía social, modelo
que por su carácter está obligado a asumir los desafíos del contexto social, económico,
político y cultural, con mayor énfasis en aquellos sectores donde su población es
víctima permanente de la vulneración de sus Derechos, sea por las acciones u
omisiones de la sociedad, o por la inoperancia de sus propios estamentos. A esta
vulneración de derechos fundamentales contribuyen la crisis de las instituciones
políticas, sociales y culturales, crisis que se evidencia en la corrupción, el tráfico de
influencias, la deslegitimación de las entidades educativas, de la iglesia y la familia; al
igual que la predisposición ciudadana a la sumisión, a la credulidad a priori, a la
insignificancia, al autoritarismo, al conformismo y a la desesperanza. Para estos
desafíos la pedagogía social debe ofrecer un permanente protagonismo de los
habitantes y líderes barriales, hombres y mujeres, protagonismo que solo es posible
10
Freire, Paulo “ Pedagogía de la indignación” Madrid, Morata 2001, p. 67
6. 6
reafirmar mediante una educación democrática, la promoción y conformación de
veedurías ciudadanas; el acceso a la educación en Derechos humanos basada en el
reconocimiento de la dignidad de la persona y el respeto a la identidad individual y
cultural; a la construcción de redes sociales, finalmente al fortalecimiento de la
participación comunitaria en los procesos sociales, a la formulación, construcción y
evaluación de proyectos sociales, entre otros aspectos de vital importancia.
En este sentido la construcción de un modelo pedagógico social deberá tener en
cuenta los siguientes aspectos:
El diseño de políticas sociales, educativas y culturales locales interconectadas y
transversalizadas por los intereses de la gente;
Potenciar la producción del conocimiento y el saber de los ciudadanos/as que
habitan cada sector, con sus particularidades específicas;
La ampliación de las concepciones de participación ciudadana orientadas a la
democratización de lo cotidiano y de los diferentes espacios de representación
y participación del gobierno local, ejercicio que enriquece la concepción que
tiene la comunidad sobre la gestión de las entidades públicas en sus territorios.
Construir una Localidad para todos en donde se logre incluir a cada ciudadano
que habita en la Localidad desde los distintos espacios de participación social;
Abrir la educación para la vida, por medio de la construcción de una visión
democrática del conocimiento y de la educación; transversando los currículos
de cada plantel educativo, tanto públicos como privados, a partir de los
desafíos de las situaciones cotidianas de los habitantes de la Localidad,
educando en valores, en conciencia ciudadana, en tolerancia a la diferencia y a
la diversidad.
Esta concepción educativa amplia, no nace espontáneamente, surge de la diversidad
de experiencias innegables del contexto cotidiano de las comunidades a intervenir, la
cual puede desarrollarse desde una experiencia referencial, desde una actividad
testimonial o desde una intervención social.
Paulo Freire, plantea un giro en el entendimiento tradicional de la educación; en el
cual” La lectura del sistema escolar de la región ofrece un tipo de educación
“bancario”, transmisivo, donde el estudiante es un receptor de verdades transferidas
por el profesor sin mediaciones sociales, culturales, económicas o políticas”; dicho
escenario se agrava en el caso de los habitantes de la Localidad (en especial en la
población en condición de desplazamiento), quiénes al ser desapropiados de sus
saberes comunes establecen una articulación con el conocimiento, reproduciéndose
las relaciones de dominación de los saberes de quienes tradicionalmente han ocupado
el territorio y de ciertos sectores de la sociedad sobre otros.
Ante esta situación, emerge la educación popular como una alternativa que parte del
respeto al educando, a su origen, a sus saberes culturales, políticos y religiosos
validados a través de la experiencia y de las diferentes circunstancias de aprendizaje
social; desde allí se cualifica un proceso de aprendizajes significativo en torno al
7. 7
empoderamiento de las personas como ciudadanos y actores de su propio desarrollo,
el cual se caracteriza por propiciar la formación de sujetos ciudadanos con capacidad
de transformar la realidad, establecer una relación indisoluble entre conocimiento y
práctica, concebir una relación horizontal entre educador y educando mediada por el
diálogo, relevar la didáctica grupal y participativa en el aprendizaje, articular las
situaciones educativas al desarrollo de cambios locales y globales.
En conclusión, por medio de la pedagogía social, se busca realizar una intervención
dirigida a permear y democratizar los sistemas escolares, sociales, políticos y de justicia
para lograr una innovación pedagógica mediante la construcción conjunta de políticas
públicas, el desarrollo de movimientos socioculturales, de participación ciudadana e
inclusión social, de tal manera que sea posible insertar, dentro de los discursos
pedagógicos, sociales, políticos, culturales y de justicia, un saber praxiológico
destinado a comprender y orientar las prácticas de la acción y de la intervención
socioeducativas, prácticas que deberán tener en cuenta la diversidad de la población
destinataria. En este sentido la construcción de un modelo pedagógico social exigirá
siempre, bajo los actuales criterios, la participación impostergable de las instituciones
locales tradicionales (entidades públicas, operadores de justicia y prestadores de
servicios sociales, etc.), de los saberes populares representados en las organizaciones
barriales (Juntas de Acción Comunal, comités de derechos humanos, asociación de
padres de familia, de mujeres, jueces de paz, conciliadores, etc.) y de las entidades y
organizaciones afines a los propósitos del modelo pedagógico que se ha de desarrollar.
El modelo requerirá de todas formas la aplicación de recursos pedagógicos creativos
que cautiven la atención del educando y fortalezca sus habilidades ciudadanas para
enfrentar situaciones concretas de la vida real.