2. Todos los amores tóxicos se caracterizan por convertir una
relación en una desunión tormentosa y llena de sufrimiento,
con pocos o ningún rato de tranquilidad y placer. El amor deja
lugar a la inseguridad, el resentimiento y la venganza,
sentimientos que poco tienen que ver con las
bases necesarias para lograr una pareja duradera. Muchas
parejas pueden estar vinculadas de manera tóxica durante
años, transformando su vida en un calvario insoportable. Por
esa razón, es bueno lograr identificar el momento a partir del
cual una relación ya no es sana y así lograr evitar daños
mucho mayores.
3. Pesimista
Cuando la relación se ve minada por la queja y el reproche, se está ante un amor tóxico
pesimista. Ninguno de los dos miembros es feliz y, por lo tanto, un halo de depresión
rodea a la pareja. Están siempre rodeados por un clima triste, muchas veces generado
por ellos mismos, debido a que creen que se encuentran en una situación sin salida.
Debido a este desánimo, la dupla suele encontrarse en conflicto constante con otras
personas: es posible que, como consecuencia de dramáticas peleas, no asistan a eventos
y cancelen muchos planes, trayéndoles problemas con amigos y familiares
4. Posesivo
Las personas posesivas viven la relación transformando al otro en un objeto de
su dominio. Ellas conciben a la otra persona como su propiedad, lo cual les
otorga el derecho de controlar todos sus horarios, tipos de salidas, amistades, la
ropa que viste, entre muchos otros. En la vida de un posesivo, nada queda
librado al azar. Los controladores olvidan que cada uno es dueño de su vida y las
víctimas de este tipo de relación suelen pensar que las indicaciones de su pareja
son por su propio bien.
5. Manipulador
Quizás no se note al principio, pero con el tiempo los amores obsesivos se convierten
en sumamente controladores. Si notas que muchas situaciones de pareja te producen
culpa sin haber hecho nada malo, es posible que estés siendo objeto de manipulación.
El diálogo en estas parejas suele estar repleto de dos actos de desamor: la ironía y el
sarcasmo. Aunque muchas veces se los disfraza de chistes ingenuos o pequeñas
burlas, estas frases pueden tornarse cada vez más dolorosas, afectando el autoestima
de los implicados
6. .
Celoso
Aunque los celos parecen ser parte de todas las relaciones, esto no significa
que sea una actitud sana. Los celos obsesivos son producto de una profunda
inseguridad y una costumbre de una insana manera de amar. La persona
extremadamente celosa se vuelve paranoica y desconfía de todo debido a
que su propia inseguridad y baja autoestima no le permite ver la realidad tal
cual es. Tanto sentir celos extremos como permitir que otro cele de manera
asfixiante, habla de la falta de amor propio que solo se cubre con esa
atención desmesurada.
7. Desconfiado
Hay parejas que se caracterizan por vivir controlando lo que el otro hace, ya sea espiando
entre sus cosas, revisando su celular, elucubrando teorías absurdas, entre otros. Confiar
en otro es prácticamente imposible: viven con la obsesión de que su pareja los engañará.
Debido a la ejecución de ciertos mecanismos proyectivos, es muy probable que estas
personas hayan sido infieles en otras relaciones o se vieron tentados en la relación actual.
Por otra parte, padecen una inseguridad propia relacionada a su baja autoestima, que no
les permite creer que otra persona los quiere tal como son y no necesita a nadie más. Esta
desconfianza es además producto de graves problemas de comunicación: no hay
confianza posible fuera de un ambiente que carece de diálogo profundo.
8. Indiferente
Esta manera de amar se caracteriza por manejarse como un péndulo que oscila entre
mucho interés y una indiferencia total. Las personas que generan esta clase de amor
tóxico están presas de una ciclotimia: de estar pendiente de la otra persona, pasan a ni
siquiera notar su presencia. Este alejamiento aparente muchas veces es realizado de
manera consciente para obtener un poco de atención del otro. Esta actitud coloca a la
otra persona en una situación de extrema asfixia cuando se la persigue y le produce un
gran sentido de desolación e inferioridad cuando no se atienden sus necesidades, lo
cual va en desmedro de concretar una relación basada en un amor estable.
9. Competidor
La toxicidad de este amor radica en no poder disfrutar, a la par, de los triunfos y los
fracasos. Siempre uno de ellos siente que sus problemas son más importantes, o que los
éxitos del otro no son tan grandiosos. Cada uno de los miembros de este tipo de pareja
desea ser el centro de atención: ambos compiten mutuamente por lograr ser más que el
otro, ya sea en el círculo de amigos, la familia o el trabajo. Esta situación culmina en que
ninguno de los dos sea capaz de disfrutar de la felicidad de sus propios logros ni de los de
su pareja, además de no poderse ayudar a resolver los problemas que van surgiendo.
10. Rescatista
Un rasgo profundo de muchos amores tóxicos tiene que ver con la creencia
aparente de que uno de los miembros de la pareja debe rescatar al otro de su
estado. Estos "rescatistas de la emoción" se sienten atraídos hacia personas que
consideran incompetentes, lo cual disfraza un sentimiento de desprecio hacia el
otro. Además de subestimar, los rescatistas suelen confundir la compasión con el
amor: necesitan de un otro con sentimientos de carencia para poder
relacionarse.
11. Infiel
La base de la infidelidad es la desigualdad. Dejando la confianza de lado - una de
las bases más importantes del amor -, esta relación nunca será “pareja”, es decir,
entre pares. Podrán jugar por un tiempo, incluso muy prolongado, a ser una
pareja y hasta una familia, pero el amor verdadero exige reciprocidad: amar y ser
amado. Cuando ese desequilibrio genera culpa e insatisfacción, la desigualdad se
profundiza. A esto se suma la desconfianza, ya que el juego de ocultamiento mina
toda posibilidad de confianza mutua.
12. Demandante
Este amor exigente se la pasa demandando atención a su pareja, haciéndole imposible
crecer. El flujo de amor en este tipo de amores funciona como una responsabilidad más
en la vida: el demandante cree el otro debe cumplir con sus metas, como si fuera un
trabajo. Amor celoso y posesivo, vive pretendiendo convertirse en el centro de la vida del
otro. Debido a que exige demasiado, el otro miembro de la pareja vive atado, sin
concretar nunca su individualidad
13. También otros tipos de amores irracionales:
El amor HOSTIGANTE: Busca ser el centro de atención de la pareja.
El amor PARANOICO/VIGILANTE: La persona piensa que la van a lastimar y
está a la defensiva.
El amor SUBVERSIVO: Ve a la pareja como una fuente de autoridad, pero
existe la necesidad de rebelarse.
El amor NARCISISTA: El egoísmo y el excesivo amor propio protagonizan la
relación.
El amor PERFECCIONISTA: Es el estilo obsesivo compulsivo. La
espontaneidad es vista como falta de autocontrol.
El amor VIOLENTO: Cuando continuamente se desprecia y maltrata al otro.
El amor CAÓTICO: Se ama a alguien y al segundo se odia. Es un amor
temperamental.
El amor ESQUIZOIDE-ERMITAÑO: Es la máxima expresión de indiferencia.