Matías escribe un mensaje en alemán, inglés y ruso en una hoja de papel, con su nombre, dirección y edad. Planea enviar el mensaje en una botella al río Spree que atraviesa la ciudad dividida de Berlín. Más tarde, Angie y su amigo Boby encuentran una botella antigua en el río con una bolsa de plástico dentro que contiene el mensaje de Matías.
1. Capitulo 1:
La ciudad, el río, el chico.
En la desembocadura Pepo, el extraterrestre.
Una idea.
Había una vez una gran ciudad donde vivían dos chicos, un varón y una nena.
El chico se llamaba Matías y sus amigos lo llamaban Matu. La chica se
llamaba Angelika y para todos era Angie.
La ciudad constaba de dos partes. Una quedaba al este; la otra, al oeste. Matu
vivía en la parte este de la ciudad; Angie, en la parte oeste. Pero entre este y
oeste había una frontera muy recta y hostil. La ciudad se llamaba Berlín.
A través de la ciudad dividida corría un río. Hacia el sudeste, entraba en la
ciudad y hacia el noroeste volvía a salir. El río se llamaba Spree y en sus
orillas había mucho verde, pero también muchas fábricas y casas. Y el tramo
del río que atravesaba la ciudad también estaba dividido.
Matu vivía no muy lejos de Spree, entonces siempre se sentaba en la
barranca, apoyaba los codos sobre las rodillas, la cabeza sobre las manos y
miraba el agua y siempre soñaba con el río, sabía que el Spree desembocaba
en el Havel y este a través de varios ríos y canales desembocaba en el Elba. Y
el Elba desembocaba en el océano Atlántico Norte.
De repente algo lo despertó del sueño haciéndole cosquillas, era Pepo
Klemm, su compañero de banco en la escuela y su mejor amigo.
Obviamente, Pepo no se llamaba Pepo de verdad, sino Damián, aunque nadie
sabia bien el porque del sobrenombre. Pepo no era muy bueno que digamos
para la escuela, la profesora había organizado para él clases de apoyo, y Matu
siempre se quedaba a ayudarlo pero ese día no tenia ganas de pensar en la
escuela. Matu tomó una rama y la arrojó al agua, le pregunto a Pepo donde
podría llegar esa rama, él se quedo un momento pensando y luego re
respondió que la rama no podía llegar a ningún lado porque se pudriría, Matu
se quedó mirando a Pepo un largo rato y luego le propuso que tenia que ser
otra cosa más sólida y no una rama, en ese momento Pepo dijo de una botella,
a Matu le había gustado la idea, pero no se animaba a decírselo, pero
igualmente él percibía que había dicho algo genial, Matu se quedo mirando el
Spree y pensó que su mensaje tal vez podía llegar a América, Pepo entonces
recibió los elogios merecidos, y le preguntó si el quería enviar uno pero Matu
no negó, se dio media vuelta y se marcho.
2. Capítulo 2:
Angie de Leo
Una pequeña charla
El mundo de las damas
Una casita con jardín.
El mismo día en que Matu y Pepo miraban el Spree, también Angie estaba
mirando el río. Solo que unos kilómetros río abajo, en la desembocadura del
Hansa. Allí, entre las muchísimas casas había un pequeño puente sobre el
Spree: la pasarela de la calle Wullenweber. Justo al lado había un sauce en el
cual se encontraba Angie descansando magníficamente sola, ella estaba triste
ya que hacia una semana que vivía en ese barrio, antes vivían en el Leopold-
Platz, también en Berlín Occidental. Ella había crecido en aquel barrio, y
conocía chicos, negocios, a sus vecinos y cada esquina le era familiar, allí todo
le parecía extraño, los chicos le parecían idiotas, especialmente los de la
escuela que la llamaban “bagre” desde el primer día de clases, porque era un
poco mas chiquita, más flaca y más pálida que ellos.
Angie en el antiguo barrio jugaba al fútbol en el equipo femenino del Club de
Fútbol de Leo.
Un grito de la madre que la llamaba apurada, porque se tenia que ir a
trabajar, y mientras se dirigía a la casa pensaba que si sus padres no se
habrían mudado tan lejos no andarían tan apurados, en el camino se le
adelanto un chico en bicicleta, ella lo había visto un par de veces y sabía que
sus padres eran turcos y que tenían una pequeña sastrería en la esquina de la
calle Solinger.
Al pasarla el chico le tiro una risita sobradora, ella giró su rostro, pero se
había puesto colorada, le pasaba cada vez que un chico la miraba así.
El chico frenó, se bajó de la bici y la miró de frente, se apartó el pelo de la
cara. Tenía cabello azabache, anchas cejas negras y tez muy morena. El
había encontrado su brazalete rojo y se lo devolvió, Angie se pudo aún más
colorada que antes, lo tomó, le agradeció y continuo su camino, el chico se
subió a la bici y se echó a andar junto a ella.
El se presento y le dijo que se llamaba Cabbar, pero que le decían Boby.
Angie se detuvo ya que estaba frente a su casa, Boby se bajo de la bicicleta y
le sugirió seguir la charla, esta ves había sido él el que se puso colorado, y no
afloro ninguna risita, Angie le contesto que si y propuso que se vean al día
siguiente a las tres, ya que la tienda donde trabajaba su madre abría y no le
estaría encima.
3. Ella ingreso a la casa, si la madre salió apresuraba al trabajo ella trabajaba en
“ El mundo de las damas” una tienda de ropa de lo más elegante, no le
agradaba trabajar ahí, pero no había podido encontrar tan rápido otro empleo.
En cambio en padre era jefe de personal en Seguros y Beneficios y a veces
tenia que llevar al aeropuerto a amigos de la compañía.
Angie se puso a pensar en Boby, y se puso de muy buen humor, de repente
sonó el teléfono, era el padre avisando que a la noche no iba a llegar para
cenar, colgó y se quedo muy triste y amargada porque nadie la comprendía, la
madre siempre debía irse a “EL mundo de las damas” y el padre que llamaba
continuamente: no aguantaba más.
Capítulo 3:
Matías Loerke, RDA
El chico bajo las palmeras
Rejas en el agua
Una prueba.
Al día siguiente amaneció soleado, mientras Angie se levantó enseguida para
poder ver a su papá por la mañana, aunque fuera por un ratito, Matu se quedó
en la cama para poder seguir pensando un poco en su idea. Aunque la idea era
más bien de Pepo no lo había dejado dormir en toda la noche.
Primero se había quedado una hora leyendo “Los hijos del capitán Grant”, un
libro en el que también había un mensaje en una botella, y luego se había
quedado todavía un rato más largo pensando en el libro.
El mensaje en una botella del que hablaba el libro procedía del desaparecido
capitán Grant. El lord, que encontraba su botella con el mensaje, partiría en
busca del capitán y llevaba a los hijos de este con él. En su búsqueda recorrían
el mundo entero, vivían aventuras increíbles, pero al final encontraban al
capitán.
Matu no estaba muy satisfecho ya que la botella había sido encontrada en la
panza de un tiburón, y él quería saber hasta dónde habría llegado una botella
arrojada al mar.
Pero al fin era igual, si su botella no llegaba hasta América, llegaría tal vez al
África o a Australia. Eso también era lejos. Echaría al río una botella con un
mensaje, eso estaba decidido. No se lo diría a nadie, porque no quería que los
demás lo tomaran por loco.
Matu se levantó , se sentó en el escritorio y sacó una hoja de papel. En el libro
el capitán había redactado su mensaje en tres idiomas, pues no podía saber a
4. donde llegaría su carta, así que Matu también hizo lo mismo: alemán, inglés y
ruso. Francés y Español lamentablemente no sabía.
Primero en alemán. Mi nombre es Matías Loerker, vivó en la Nueva
AvenidaKrung 72, República Democrática Alemana, 1193 Berlín. Tengo casi
doce años y voy a sexto grado. Quien encuentre este mensaje, escríbame.
Responderé seguro.
Mis amigos me llaman Matu. Muchos saludos Matías Loerke, RDA.
Así luego en inglés: my name is ....., luego en ruso. Moja imja Matías Loerke,
ja schiwu...., escribió en alfabeto cirílico debajo del texto inglés, guardó el
papel con el mensaje para su botella en la cartera.
La botella también era un tema, ya que no sabía que clase de botella tenía que
utilizar, pensó en una botella vacía de su padre, pero luego se dio cuenta que
el corcho podía llegar a pudrirse.
El abuelo Haase aún tenía guardadas en el sótano un par de viejas botellas
con una traba a presión. La trababa un metal y el tapón de porcelana: no
podían abrirse en el agua. Si el abuelo le regalaba una, el problema estaría
resuelto, y eso lo podría lograr tranquilamente ya que Pepo y él le traían
continuamente cosas del sótano.
De repente el grito de su madre par que valla al colegio, siempre iba con
Pepo que todas las mañanas lo esperaba en la esquina, Matu caminaba muy
rápido ya que quería tener el texto listo antes de que comenzara la hora, cosa
de poder salir corriendo directamente hacia lo del abuelo Haase, y el pobre
Pepo lo venia corriendo con la lengua fuera y a los gritos, ya que no entendía
nada.
Antes de que comenzara la hora ya tenia su texto listo, ahora sólo tenia que
esperar que la case terminara.
Por fin sonó el timbre anunciando que la quinta hora había terminado, Matu
salió tan rápido del aula que Pepo ni siquiera alcanzó a verlo.
El abuelo Haase vivía en la Avenida del Dique, en el cuarto piso, pero hasta
el sótano había cinco escaleras, y con setenta y cuatro años y ciática en la
columna y reuma en las articulaciones bajar le resultaba una gran aventura.
Era gracias a la escuela que Matu y Pepo estaban a su cargo, ellos se
alegraban de que les hubieran asignado al abuelo Haase y no unos de esos
viejos cascarrabias.
Matu subió corriendo hasta el cuarto piso, saludo al abuelo y le pregunto si
no necesitaba nada del sótano, el abuelo le dijo que le podía subir algunas
papas ya que le quedaban pocas, Matu tomó las llaves del sótano y el canasto
de papas, volvió enseguida con en canasto lleno y en la mano una de las viejas
botellas, el abuelo le preguntó para que la quería y le dijo que no sabía que por
ahí la podía llegar a necesitar, el abuelo insistió con la pregunta y Matu dio
5. vueltas pero al final le contó cual era su plan, el abuelo le dijo que la idea no
era mala, pero que lamentablemente no iba a funcionar ya que su botella tenia
que atravesar Berlín Occidental y no iba a poder hacerlo ya que según el
abuelo había rejas debajo del agua, Matu un tanto decepcionado le pregunto si
igual podía conservar la botella, el abuelo sonriente le respondió que si, pero
con la condición de que cuando llegara a algún destino le avisara si es que
todavía estaba con vida. Luego se fue rápido a su casa y sacó la botella y la
comenzó a limpiar, luego tomó el secador de pelo y la seco por dentro para
que la carta no se humedeciera, después se sentó y leyó una vez más el texto,
luego simplemente enrolló las hojas juntas, y las introdujo en la botella, luego
pensó que sería conveniente meter las hojas en una bolsa de plástico, así que
abrió la botella, retiró las hojas y las colocó en la bolsa, luego cerro la botella,
solamente quedaba ir al Spree y arrojarla.
Capítulo 4:
Cabbar y Boby
El regreso de los muertos vivos
Una acción salvadora
Wimbledon-Pimbledon.
Pasaron los días y Matu había arrojado hace tiempo su botella al Spree. Y
Angie por su parte se sentaba en la orilla del río, la mayoría de las veces con
Boby .
Angie entre tanto se había convencido de que Boby solo querría charlar,
necesitaba alguien que lo escuchara. Angie lo sabía bien: que Boby conversara
con ella no era ningún honor, con ella el caradura se animaba a hacer cosas
que con otras chicas no. Pero ella no se lo tomaba mal ya que ella hubiese
hecho lo mismo en su lugar, mientras tanto Angie había empezado a gustarle a
Boby, ella se había dado cuenta ya que él no lo podía disimular.
Curiosamente Boby y Angie discutían sobre cuál era la ciudad mas linda:
Hamburgo o Berlín, Munich o Berlín, Sututtgart o Berlín, Colonia o Berlín.
Angie siempre era muy crítica todas la ciudades le parecían fantásticas, salvo
Berlín.
Era un día muy caluroso y Boby y Angie se encontraban a oírlas del río,
Boby le estaba contando acerca de una película de zombis que había visto en
el cine, cuando de repente Angie vio en el agua una antigua botella con algo
claro en su interior, entonces los dos se pusieron de pie, Angie le dijo que
había una hoja dentro de la botella, para que busque algo con que tomarla,
Boby busco una rama pero no llegaba, entonces se inclinó hacia delante y
6. cayó al río, quiso volver a la orilla pero Angie no lo dejó, ya que estaba en el
agua podía agarrar la botella, Boby dio unas brazadas y logró tomar la botella,
entonces Angie le festejo y lo felicito, solo deseaba mostrarle lo agradecida
que estaba con él, Boby estaba nuevamente parado a su lado y chorreaba barro
por el pelo, su jean y su camiseta estaban hechos sopa.
Angie destapó y espió por el cuello de la botella, efectivamente adentro había
una bolsa, la sacó y la leyó en voz alta: “ mi nombre es Matías Loerke. Vivo
en la Nueva Avenida Kurg 72, República Democrática Alemana, 1193 Berlín.
Tengo casi doce años y voy a sexto grado. Quien encuentre este mensaje,
escríbame. Responderé seguro. Mis amigos me llaman Matu. Muchos saludos.
Matías Loerke, RDA...”
Angie imagino que Matu solo quería buscar un amigo, entonces se fue a la
casa, desplegó un mapa de Berlín Occidental y busco la calle de la Matu.
Trataba de imaginarse como vivía ese tal Matu pero no podía, ya que sabía
muy poco de él, entonces buscó el álbum de fotos, ya que ella le iba a enviar
una foto.
Capítulo 5:
Visitantes
Cosas que sólo hacen enojar
Cacería
Una prueba.
Otra vez pasó una semana y Matu seguía mirando el río soñando con la
botella.
Estaba compungido y decidió volver a casa, no pudo dormir bien toda la
noche, soñaba con la botella y se despabilaba a cada rato.
Al día siguiente Pepo se sentó tranquilamente junto a Matu, le guiñó un ojo y
se puso a contemplar el río, Matu se quedó enojado porque Pepo había ido una
vez más a perturbar su soledad. De repente notó que estaba extrañamente
silencioso, casi triste y le preguntó si estaba enojado, Pepo volvió la cabeza,
miró el horizonte, pero sus ojos estaban llenos de lagrimas, Matu no se animó
a preguntarle otra vez. Pero si Pepo estaba así era porque nuevamente había un
“visitante” en su casa.
Su padre se había separado de su madre el año anterior, porque siempre
estaba borracho y la golpeaba.
Para consolarlo Matu le contó que había arrojado una botella al Spree, y lo
invitó a almorzar, Pepo sabía que Matu estaba muy simpático con él y eso lo
incomodaba, pero igual acepto. En el camino hicieron planes, luego de comer
7. se encerrarían en el cuarto de Matu y examinarían el atlas escolar para ver que
rumbo podría haber tomado su botella.
Pero cuando llegaron la madre depositó sobre la mesa de la cocina una carta
que había sido abierta, le preguntó a Matu quien era Angie, él no sabía nada y
la miro con cara de asombro, luego sacó del sobre una foto de la chica en la
cual estaba vestida toda de rojo, Matu tomó la foto y meneo la cabeza y le dijo
que no la conocía que no la había visto nunca en su vida, la madre le dijo que
la carta procedía de Berlín Occidental, Matu seguía sin entender, no entendía
como una chica de Berlín Occidental le escribiera, era imposible a menos que
su botella halla llegado a sus manos.
La madre miró a Matu, y rompió la carta. Matu sacudió la cabeza, su madre
no tenía derecho. La carta que había roto era suya y de la chica que se la había
enviado. Matu y Pepo corrieron hacia la puerta.
Luego fue el padre y les contó que su mamá había actuado así porque estaba
por conseguir un ascenso en el trabajo y era mejo que no tenga contacto con el
Oeste.
A Matu eso le parecía ridículo ya que el creía en la amistad entre los pueblos.
El padre le dio a Matu todos los pedacitos de la carta, pero con la condición
de que la madre no debería enterarse, muy contentos Matu y Pepo fueron a
armar la carta, les llevó tiempo, porque Matu no la había leído. Pero
finalmente la carta estuvo casi completa: Hola Matu, me llamo Angelika
Schmidt y vivo en.......(no estaba la dirección). Mi amigo Boby y yo pescamos
tu botella, ¿ el Spree entre ustedes es tan sucio?..... mando una foto para que
sepas como soy. ¿Me enviarías también una tuya? Estuve examinando dónde
vivís en el plano de la ciudad. Nunca estuve allí. Pero seguramente vos
tampoco estuviste nunca por mi casa. Además voy a sexto grado. Tengo
exactamente doce años recién cumplidos. Escribime pronto. Muchos saludos,
Angie ( así me llaman mis amigos. Peor Boby no es de la clase de amigo en
que estás pensando, es sólo un compañero estupendo. Aparte es turco y su
verdadero nombre es Cabbar).
Matu leyó la carta dos o tres veces y luego la guardó cuidadosamente. Pepo le
preguntó si le iba a responder y le dijo que no podía porque no tenía la
dirección, Pepo le dio el papelito que Matu había dejado insignificantemente
porque no pertenecía a la carta A.S, decía, Calle Wullenweber 43, 100 B....
Matu saltó y se fue corriendo para lo del abuelo Haase, y en camino Matu le
contó a Pepo que el abuelo quería que le muestre la carta.
8. Capítulo 6:
Supermatu
3 a 1 para Moni
Política
En el atolladero.
Ahora era Angie a quien le tocaba esperar. Y aunque no anduviese todo el día
soñando nostálgica con su carta como Matu con su botellas, lo cierto es que
sentía curiosidad por saber qué sucedería.
Angie intentaba imaginarse a Matu una y otra vez: su cara, su ropa, sus ojos.
Poco antes de que Angie se quedara dormida la programación de su cerebro se
fue poniendo cada vez más loca, Primero inventó un supermatu ( un Matu con
look de Superman), después le inventó unos pantalones a cuadrados rojos,
amarillos y negros y le pintó el compás rodeado de la corona de espigas (
escudo de la RDA, que conocía por la cantidad de premios que el país había
Obtenido en las últimas Olimpiadas) en la remera roja.
Al día siguiente Angie se encontró con Boby y él le preguntó si ya había
recibido alguna respuesta. Cuando ella meneaba la cabeza él se alegraba.
Una vez en su casa Angie recordó que su amiga Moni tenia a la abuela en
Berlín Oriental y que se escribían seguido, ella debía saber cuanto tardaba.
Súbitamente decidida, Angie volvió a incorporarse de su salto, corrió hacia el
teléfono y marcó el número de Moni, ella atendió enseguida y se alegro por el
llamado, estaba eufórica porque le habían ganado a las de Humboldt-hain 3 a
1. Angie no quería seguir escuchando sus festejos así que cambió rápidamente
de tema y le preguntó cuanto solía tardar la respuesta ella le dijo que alrededor
de tres semanas, Angie se despidió de Moni, muy contenta.
Alguien tocó el timbre, era el cartero que traía una carta expreso para ella,
muy contenta dio vuelta el sobre y muy desconcertada leyó: Fritz Haase, se
apuró a abrirla y comenzó a leerla: Querida Angie, me alegré mucho al recibir
tu carta. En realidad no pensé que alguien iba a encontrar mi mensaje tan
rápido, pero no importa. Cuando me escribas otra vez, será mejor que envíes
la cata a lo de Fritz Haase, calle Dammweg 18. Es el abuelo Haase, yo le
mostré tu carta. A mi mamá le da cierto resquemar el que seas del Oeste.
Pero yo creo en la amistad entre los pueblos. ¿ y vos? El abuelo Haase tiene
un plano viejo de la ciudad en el que aparece tu calle. Así que ya sé dónde
vivís. ¿ Es lindo vivir allá?, aquí si lo es. En el mapa del abuelo Haase vi por
primera vez que el Berlín de ustedes es casi tan grande como el nuestro. Y el
abuelo me dijo que entre los dos sumamos la mayor cantidad de puentes,
tenemos mucho más que Venecia, y eso que allá hay muchos.
9. Cuando el abuelo Haase era chico y también después, cuando ya era un
adulto y tenía sus propios hijos, no había ninguna frontera entre ustedes y
nosotros. En esa época, todo Berlín era una ciudad, y solía pasar por tu casa
cuando viajaba en tranvía. Quiero decir, por la calle en la que vivís. A
propósito, mi papá es inspector de trenes. Y mi mamá....No, será mejor que no
te cuente. Seguro que no le va a gustar. ¿Y tus padres de que trabajan?¿te
permiten contármelo? No tenés que hacerlo si no querés o no te lo permiten.
Me parece genial que tengas un amigo. Yo también tengo uno. Se llama
Damián, pero le decimos Pepo. Por qué no sé.
Dicen que del lado de ustedes hay muchos turcos. Pero yo no tengo nada en
contra de ellos. Creo que todos somos iguales. La señorita Merz, nuestra
maestra de grado, opina lo mismo.
Espero que me respondas muy pronto. Y hacelo a la dirección del abuelo
Haase. ¿si? Pepo también te manda saludos. Tuyo, Matías.
PS: el abuelo Haase dijo que las cartas que les enviamos nosotros a ustedes
suelen llegar con mucha demora. Por eso te envío una carta expreso. El
franqueo lo paga el abuelo Haase. LA próxima te envío una foto mía. Tengo
que sacarme una nueva. En las últimas que tengo todavía parezco muy chico.
Tu foto me gustó mucho. Es muy colorida.
Otro PS: los doce los cumplo dentro de dos meses.
Angie soltó la carta, la tomó nuevamente y la leyó una y otra vez. De pronto
llegó el padre y le dice que le de la carta, Angie no entendía nada, como podía
ser que el padre supiera, él rápidamente le dijo que la vecina le había dicho
que había ido el cartero, ella le dijo que la carta era para ella, y le contó toda
la historia de Matu, el padre le dijo que no era conveniente escribirle ya que le
podían traer un problema a la mamá de Matu.
Capítulo 7:
Viaje al pasado
En Pipo/ en Popo/ en Potsdamer Platz
Más lejano que el océano
Donde el “trasero” se parte en dos.
A Matu le pasaba lo mismo que a Angie. Nunca antes había prestado atención
a la correspondencia. Nunca le había interesado demasiado si las cartas
demoraban o no. Tampoco había enviado muchas cartas, a lo sumo alguna
que otra postal cuando estaba de vacaciones. Y ahora había enviado una carta
expreso. Y, como si fuera poco, a Berlín Occidental, ese Berlín que conocía
únicamente a través de la televisión.
10. Ahora Matu y Pepo estaban casi todos las tardes en lo del abuelo Haase, que
ya no sabía qué mandado encargarles. Pero a ellos no les importaba.
Simplemente pasaban por su casa y le preguntaban si no necesitaba leña (¡ en
pleno verano!), papas o alguna otra cosa del supermercado.
Un día estaban tan impacientes que decidieron ir a la Torre de Televisión, ya
que desde ahí podían ver Berlín Occidental. Cuando llegaron a la sima,
estaban muy excitados, y comenzaron a buscar la frontera y el barrio de
Angie, a este lo encontraron gracias al puente Wullenwebr.
Una vez abajo, fueron a lo el abuelo Haase, el abuela los atendió agitando su
mano con una mano en ella. Los dos estaba muy felices ya que ese día había
sido muy importante, habían visto donde vivía Angie y como si eso fuera poco
habían recibido una carta expreso de ella. Por supuesto que se pusieron a leer
la carta inmediatamente, era una carta muy linda, pero esta vez sonaba con
cierto temor, y además Angie le ponía a Matu que la próxima carta la envíe a
lo de su amigo, porque sus padres tenían miedo de que la carta les trajera
algún inconveniente a su madre.
Matu y Pepo decidieron que al día siguiente le escribirían. Pero seguían
estando encimados. La carta de Angie dejaba entrever que los separaba algo
más que una simple pared.
Capítulo 8:
Desinvitación
Una bombacha no es un bikini
¿Casamiento?
¿Por qué no venís?
Pasaron los días y llegaron las vacaciones de verano.
Angie y Boby habían acordado que todos los días se asomarían a la ventana
bien temprano para decidir que harían. Un día de mal tiempo Angie comenzó
a leer la carta que le había enviado a Matu.
Querido Matu, gracias por la extensa carta. Me gustó mucho. Pero también
me dio un poco de temor. Si tu mamá no quieres que nos escribamos, tal vez
sea mejor que dejemos todo como esta ¿no? A ver si todavía les pasa algo.
Me parece muy bien que no tengas nada en contra de los extranjeros. En
nuestro curso hay un par de locos que hasta andan por ahí gritando “que se
vallan los extranjeros” y cosas por el estilo. ¿En tu escuela también pasan
esas cosas?¿son buenos tus profesores? Nosotros tenemos un par buenos,
pero la mayoría de ellos no me caen demasiado bien.
Las materias que más me gustan son Física y Matemática. En Inglés no ando
muy bien. Pero la profesora que tenemos es particularmente anticuada. Se
11. viste como la Reina de Inglaterra. Por suerte ahora ya llegan las vacaciones,
no sabes cuánto me alegra.¿ A vos también?
Mi mamá trabaja de vendedora en una tienda de ropa. Pero preferiría mil
veces volver a trabajar en un negocio de jeans. Mi papá trabaja en una
compañía de seguros. Siempre tiene que hacer oras extras.
Mis padres no tienen nada en contra de que te escriba. Es sólo por tu madre
que no quieren que lo haga. Para no traerle inconvenientes.
Querido Matu , me alegraría mucho volver a tener noticias tuyas. Pero si
preferís no volver a escribirme, no lo voy a tomar a mal.
Había dejado de llover y Boby se dirigió hacia lo de Angie con un sobre, ella
lo aceptó y comenzó a abrirlo, Angie estaba nerviosa, el sobre era voluminoso.
Cuando estaba por extraer la carta, salió algo más, la foto de Matu, pero cayó
al río, Angie se arrojo al este, pero cuando la pudo tomar no se lograba ver
nada y la dejó caer. Cuando salió del agua Boby la estaba esperando con un
zapato de ella en cada mano, ella los tomó, saco la carta y la comenzó a leer:
Querida Angie, muchas gracias por tu carta. Pepo y yo la esperamos muy
ansiosos, y nos alegramos muchísimo cuando por fin llegó.
No tengas miedo, podes seguir escribiéndonos tranquila. Aquí no es tan
terrible. Ahora veo mucha más televisión de allá, así puedo conocer más
cosas de ustedes. Suelo ver el noticiero de la tarde, porque ahí dan mucha
información sobre Berlín. Algunas veces también hablan de nosotros. Pero no
me gusta nada lo que dicen, ya que por lo general son cosas que no son
ciertas.
Pepo y yo estuvimos hace poco en la Torre de Televisión para poder ver el
lado de ustedes. Y pudimos verlo, incluso divisamos la calle Wullenweber.
Cambiando de tema, el abuelo Haase tuvo una idea genial, pues las cartas
tardan tanto en ir y volver, y además a larga resultan muy caras. ¿Ustedes
tienen teléfono? Si es así, mejor llámame. Desde allá es mucho más barato,
muchísimo más que enviar una carta. La llamada le cobran como local, solo
cuesta veinte centavos, no importa cuanto tiempo hablemos. La hermana del
abuelo Haase vive del lado de ustedes y siempre hace así. En cambio, para
nosotros es mucho más caro porque aquí la llamada se computa como de
larga distancia. Si me llamas hacelo preferentemente en la semana del 20 al
16 de julio. Esa semana mi mamá tiene turno por la tarde y mi papá tampoco
llega nunca antes de las cuatro. Entre las dos y las tres y media no hay nadie
en casa salvo yo. El prefijo para llamar desde allá es el 0372, después tenes
que marcar nuestro número......
Como no sé cuándo podrás llamar, voy q quedarme en casa casi todos los
días. ¡Pero solo esa semana! Y si no podes llamarme, escribime.
12. Te mando una foto mía. Me la sacó Pepo. Lamentablemente tuvo que ser
blanco y negro. Aquí las fotos en color son bastantes caras.
En nuestra escuela también tenemos algunos profesores que son poco vivos,
pero también hay un par que son geniales.
No entiendo a esos locos de tu curso, Para mí, todos los seres humanos son
iguales, da lo mismo que sean turcos, rusos, americanos, chinos, árabes,
ingleses, franceses, berlineses del Este, berlineses del Oeste, sajones u otros
alemanes.
¿Allá también hay tanta caca de perro? Acá es tremendo, pero el abuelo
Haase dice que allá es peor. Como él es jubilado, a veces lo dejan cruzar
hacia el lado de ustedes. Bueno, tengo que despedirme. Un saludo grande de
parte de Pepo y del abuelo Haase ( para vos y para Boby). Tuyo Matu.
PS: nosotros también estamos de vacaciones, pero mis padres no van a
ninguna parte porque ya estuvimos para Pascuas en Polonia. ¿Estuviste aquí
alguna vez? Si no, ¿ por qué no venís? El lago Müggelsee es hermoso.
Cuando Angie termino de leer la carta le preguntó a Boby si el con la
autorización de sus padres quería ir con ella al Este.
Capítulo 9:
Número equivocado
La verdad triunfa en secreto
Té para todos
Una charla seria.
Era lunes y Matu y Pepo estaban en la casa de Matu esperando la llamada de
Angie, cuando de repente sonó el teléfono, los ojos de Pepo brillaron como
dos reflectores, mientras que Matu solo se acomodo el pelo y atendió, pero
era su compañera de escuela para invitarlo a su cumpleaños que lo haría el
domingo, luego volvió a sonar, Matu atendió muy nervioso, pero esta vez esta
su madre par avisarle que se había olvidado la vianda, que la comiera, porque
cuando ella llagara ya no se podría comer, al instante de colgar con la madre
volvió a sonar, pero con la diferencia que esta vez si era Angie. Los dos
estaban muy nerviosos, ella le dijo que la idea de que hablar por teléfono
había sido muy buena, y también le comento que trataría de convencer de ir al
lago Müggelsee, también le dijo que ella creía que alguien pudiera estar
escuchando la conversación ya que podrían leer las cartas que ellos se
enviaban, acordaron que ella lo llamaría a más tardar el viernes y luego
colgaron. Pero Matu se quedó pensando si seria cierto, y no sabía como
averiguarlo, porque primero le iba a preguntar al abuelo Haase, pero como se
13. había equivocado con lo de las rejas en el agua, también podía equivocarse en
esto. Entonces decidió tener una conversación muy seria con él, lo esperó con
una taza de té y le preguntó si él se acordaba de Berlín ates de la guerra, él le
dijo que todavía no había nacido, y lo que se acordaba era muy poco, Matu
decepcionado le preguntó si había que pedir permiso para cruzar, el padre
miro la ventana y le dijo que lamentablemente si había que pedir autorización,
y esta la daban cada vez más a menudo. El padre le pregunto a que se debía
tanto cuestionamiento y Matu con tristeza por no poder decirle la verdad al
padre le dijo que en un programa de televisión occidental habían pasado un
programa sobre el Muro y decían que controlaban la correspondencia y las
llamadas telefónicas, Matu se sintió avergonzado por haberle mentido al
padre, pero ya que había sacado el tema, siguió preguntando, le preguntó
quienes eran y porque lo hacían, si eran los del correo, pero el padre le dijo
que los políticos tenían sus propios especialistas.
Y luego le recordó que no debía decirle nada a su madre de lo que habían
hablado ya que ella se lo iba a tomar mal.
Capítulo 10:
Un lugar en el cementerio
La gran nada gris
Cultura alemana
Palabras dulces.
Esa misma noche Angie estaba dispuesta a tener una charla seria con sus
padres en la cena, pero no lo pudo hacer ya que sus padres empezaron a
discutir, porque el padre tomaba muchas pastillas, fumaba y vivía solamente
para el trabajo y eso le molestaba mucho a la madre, ya que no hacia deportes,
Angie aprovecho y le dijo que la profesora de Educación Física le había dicho
que la natación era el deporte más sano, él padre para dejar contenta a la
madre le dijo que el domingo iban a ir a nadar al Wannsee, Angie aprovecho y
le dijo que Moni le había contado que del otro lado del muro había un
hermoso lago llamado Müggelsee, y que ella lo quería conocer, al principio el
padre no estaba muy conforme pero luego acepto, la madre que había
escuchado toda la conversación también, dio el si, y como ambos estaban de
acuerdo aprovechó a preguntarles si podía llevar a Boby, los padres le dijeron
que no había problema, y ella emocionada salió corriendo hacia lo de Boby
para avisarle y buscar la autorización de la madre.
14. Capítulo 11:
Un día de película
Ocho son multitud
El gran terremoto
Caperucita Roja y el lobo.
Llegó el domingo, Matu se levantó muy temprano, al rato llego Pepo ya listo
para partir, cuando Matu estaba buscando la ropa recordó que con Angie no
habían puesto un lugar para encontrase, y la llamo, pero atendió la madre y
colgó rápidamente, pasado un corto tiempo Angie llamó a Matu ya que ella se
había imaginado que había sido Matu el que había llamado, y ella también se
había dado cuenta del problema, decidieron encontrarse en la playa “ colitas
frescas”. Angie iría con la gorra roja que le había traído su tío de
Norteamérica, y unas gafas rojas, y Matu con una remera amarilla con un tigre
en el centro. Al salir de la casa Matu y Pepo estaba muy nerviosos, y mientras
tanto del otro lado del muro Angie se estaba encontrando con Boby, que
también estaba muy nervioso, pero sus nervios de debían a los padres de
Angie. Una vez que Angie, Boby y los padres ella tomaron el tren que los
llevaría a cruzar la frontera Boby tomó confianza con los padres y les cayó
muy bien.
Capítulo 12:
Veteranos
Comienza la función
Dos bocinazos largos
Un malabarista.
Matu y Pepo llegan a la playa “ colitas frescas”, y miran a su alrededor pero
no vieron a Angie, el padre estaba muy emocionado y les hizo una carrera en
el agua, Matu preocupado dejo la remera colgada en una rama, y se tiró al
agua, mientras competían, Pepo los observaba, y también observaba si llegaba
Angie, cuando de repente apareció una chica vestida de rojo, era Angie que ya
había visto la remera colgada en el árbol, y sabía que uno de los dos chicos
que estaba en el agua era Matu, ella estaba furiosa ya que él no había nadando
hacia ella cuando la vio, Angie y Boby se metieron en el lago y Matu y Pepo
pasaron por al lado y se presentaron y le dijeron que iban a salir e iban a jugar
a le pelota, una vez a fuera Matu y Pepo estaban esperando que Angie y Boby
salgan del lago, y cuando lo hicieron fueron a jugar a la pelota.
15. Capítulo 13:
¡Buenos días!
No se va a derretir
Equipos mezclados
Unidos los más grandes.
Angie y Boby también se pusieron a jugar a la pelota e invitaron a lo chicos,
aprovecharon que lo padres de Angie se habían ido a bañar, y los de Matu
estaban muy concentrados tomando sol.
Se armó un peloteo fenomenal, Angie llevaba 7 goles, Boby 3 y Matu
ninguno, comenzaron a jugar cada vez más fuerte, a Matu Angie lo sacaba de
quicio, no se imaginaba que ella fuera así, no paso mucho tiempo y Angie
llevaba once goles, Boby con cinco y Matu con seis.
De pronto apareció el padres de Matu y les sugirió hacer do equipos y puso a
Matu y Angie juntos y a Pepo y Boby juntos, eso a Boby no le gustaba para
nada ya que él sabía como miraba Matu a Angie.
En el entretiempo le preguntó a Angie y a Boby e iban seguido y ellos le
respondieron que era la primera vez ya que siempre iban al cine, luego el
padre interrogo a Boby, y le preguntó a Boby si era turco, el le dijo que si y el
padre empezó a sospechar ya que en allí no casi habían turcos .
Cuando termino el partido Angie y Boby fueron con los pares de Angie a
tomar algo, y fueron al lago a jugar unas luchas en el agua, del cual Boby era
el mejor.
Capítulo 14:
La ensalada de la discordia
Una situación insólita
Angie y la mafia
Paz es mucho más que eso
Los chicos estaban en el agua y la madre de Matu se acercó para que comieran
y gritó a los cuatro vientos el nombre de Matu, en ese momento los padres se
dieron cuenta que Matu era el chico con que se escribía Angie, ella no se había
dado cuenta que los padres la habían escuchado a la mamá de Matu, hasta que
le cayó la ficha, cuando salieron del agua los padres le empezaron a dar un
sermón y los hicieron juntar las cosas, Matu corrió hacia donde estaban Angie
y Boby y les estrechó la mano a ambos diciéndole adiós.
16. Capítulo 15:
Sábado a la noche
Los unos y los otros
Después de dos semanas
El mismo aire, las mismas estrellas.
Era sábado a la noche y mientras Matu y sus padres cenaban en la radio
escucharon una muy buena noticia, los políticos habían decidido que ambas
partes firmaran un acuerdo para lograr un mayor entendimiento en la gente.
Al instante sonó el teléfono , era Pepo para invitarlo al Müggelsee.
Luego se fue a dormir y cuando estaba en la cama entro el padre y le dijo que
al día siguiente le tendrían que decir a la madre lo del encuentro con Angie y
se fue. Matu se quedó en oscuridad y prometió que a partir de ese momento
sería sincero, al menos lo intentaría.
Desde ahora en más cuando Angie piense en él, podría verlo tal cual era en
realidad. Y él también a ella. En realidad no había sido un día tan malo, había
conocido a Angie y a Boby, compartieron un partido de fútbol e hicieron
guerras en el agua.
Satisfecho, volvió a acostarse y pensó en todo lo que le diría a Angie cuando
ella lo llamara
17. Autor: Klaus Kondon:
Nació en Berlín en 1943. Fue transportista y empleado
de tiendas comerciales, estudió Economía política y viajó como exportador a
la India, Asia y África. Hoy vive en la ciudad de Berlín como escritor. Por su
obra fue galardonado con el premio Alex-Wedding de la Academia de Artes
de Berlín.
Entre sus obras traducidas al español se encuentran: Hermanos como Amigos
(Anaya, 1995), Como saliva en la arena ( Alfaguara, 1996)y Viaje a la Isla de
los milagros ( Alfaguara, 1998)