1. En el desierto
Los tres Evangelios Sinópticos
afirman que Jesús, antes de
comenzar su vida pública, fue
conducido al desierto por el
Espíritu, para ser tentado por el
diablo durante cuarenta días (cfr.
Mt 4,1; Mc 1,12-13; Lc 4,1-2).
¿Por qué al desierto? ¿Qué sentido
tiene que el Hijo de Dios hecho
hombre se sometiese a la
tentación?
La vida y la actuación de nuestro
Señor Jesucristo sólo se entienden
en plenitud quot;según las Escriturasquot;,
al tener en cuenta los caminos de
los que Dios, en su Revelación
progresiva, se ha ido valiendo para
manifestarse a la humanidad. Por
eso, para acercarse a la
comprensión de lo sucedido con
Jesús, hace falta detenerse a leer y
meditar el Antiguo Testamento.
Nuestro Señor se dispuso a vivir
los momentos culminantes de la Moisés desciende del Sinaí. (G. Doré)
historia compartiendo durante
cuarenta días la experiencia de a segunda parte del libro del continuación, sigue una extensa
privaciones y tentación que
padeció el pueblo de Israel durante
L Éxodo, una vez atravesado
el Mar Rojo, presenta al pue-
blo de Israel en el Sinaí (Ex
normativa sobre la construcción
del Santuario y la organización
del culto. A pesar de que habían
19,1–40,38). Allí, los que han si- experimentado personalmente la
su marcha por el desierto camino do liberados de la esclavitud de providencia y cercanía de Dios,
de la Tierra prometida. Y, en cierto Egipto asisten a la manifestación con facilidad volvieron a caer en
Dios. En ese contexto establecen el pecado de la idolatría. Moisés
modo, compartiendo también así con Él una Alianza y tiene lugar tardó en bajar del monte Sinaí y
la experiencia de todo ser humano la entrega del Decálogo. el pueblo se fabricó un becerro
de oro al que adorar. Gracias a la
en el peregrinar de la vida camino intercesión de Moisés, el pueblo
hacia la patria definitiva. Por eso, la DESDE EL SINAÍ no sufrió castigo alguno por su
infidelidad, y una vez obtenido el
lectura meditada de esas perdón, se procedió a la ratifica-
En el Código de la Alianza, si-
experiencias siempre resulta tuado en esta segunda parte del ción de la Alianza, y se inició la
libro del Éxodo, se incluyen nor- construcción del santuario.
provechosa.
mas para reglar el culto y la vida A continuación, el libro del Le-
social a la luz de los compromi- vítico se ocupa enteramente de
Por Francisco Varo Pineda sos adquiridos con el Señor. A cuestiones relativas al culto en ese
coa
2. marco de la marcha de Isra- lógico. No es extraño,
el por el desierto. En él se dadas, por una parte, las
incluyen prescripciones so- condiciones del desierto;
bre los sacrificios (1,1-7,38), ¿Cuál fue la ruta que siguieron desde el Sinaí hasta Mo- y, por otra, el tipo de vida
y se narra la investidura de ab? Según el libro de los Números, desde el Sinaí, al Sur de la ambulante del pueblo en
Aarón para las tareas sacer- península del mismo nombre, fueron a Cadés, situado en la aquella situación.
dotales. Al tratar de ella, se parte nororiental; y, desde allí, bajando de nuevo hacia el Sur Sin embargo, muchas
describe el ritual de la cere- hasta cerca del golfo de Aqaba, rodearon Moab y subieron de de las intervenciones divi-
nuevo dirección noreste hasta Transjordania. En el libro se nas que se recuerdan en
monia de investidura de los
dan explicaciones claras de este gran rodeo, y no hay razones las tradiciones de Israel
sacerdotes y los sacrificios
de peso para pensar que, al menos algunos grupos conduci-
que se han de ofrecer en la encajan en el ambiente de
dos por Moisés, no hicieran efectivamente este recorrido.
inauguración de su ministe- aquel desierto: la falta de
Sin embargo, hay indicios, sobre todo en el libro de los
rio (8,1-10,20). Tras enume- agua, el maná como secre-
Jueces, para suponer que algunos grupos, como Judá, pudie-
rar las circunstancias o ción de una planta, las
ran entrar en Canaán por el Sur, es decir, desde la zona de
acontecimientos que pue- codornices que llegan ex-
Cadés, ya que las tradiciones en torno a este lugar parecen
den hacer perder la pureza haustas del mar, la serpien-
constituir un grupo diferenciado de las del Sinaí. También se
legal, y explicar las purifica- te de bronce en la zona
puede constatar que el camino del Sinaí a Cadés apenas tie-
ciones necesarias en cada minera de Esyon Guéber,
ne relieve en las narraciones del Pentateuco, y que un episo-
caso (11,1-16,34), se pre- la misma geografia subya-
dio como el de las codornices se explica mejor en la costa
senta la Ley de Santidad cente, y las noticias sobre
norte, junto al mar Mediterráneo. Así mismo en el libro de los
(17,1-26,46): las cosas y las los pueblos que habitaban
Números, que es donde se narran estos desplazamientos, no
personas han de ser santas, el área en aquel tiempo. El
encajan bien los datos sobre la ruta seguida entre Cadés y las
porque el Señor es santo. ll anuras de Moab. testimonio, por tanto, acer-
Al comienzo del libro de ca de que Israel provenía
Todo ello hace suponer que tal vez no fuera un sólo grupo,
los Números el pueblo el conducido por Moisés que hizo la ruta del desierto, sino que del desierto, al menos en
continúa aún en el Sinaí. En sus aspectos generales,
probablemente fueron al menos dos: uno que habría ido por el
ese lugar se hace un censo concuerda con los datos
norte de la península y habría entrado a Canaán desde Ca-
y se fija su estructuración geográficos correlativos.
dés, y otro que habría hecho el recorrido descrito en Núme-
interna, a la vez que se co- ros. Ahora bien, parece lo más lógico pensar que estos grupos En las tradiciones de Is-
mienzan los preparativos tuvieron contacto entre ellos en el desierto, quizá en Cadés; y rael quedaron recogidos
para iniciar la marcha (1,1- así se explicaría su unión más tarde en Canaán, adorando to- antiguos recuerdos, en-
10,10). Tras partir del Sinaí, dos al mismo Dios, a Yahweh. marcados en el tiempo de
se desplazan hasta Cadés, Otra cuestión que se suscita al lector de estos relatos es su peregrinar por el desier-
entre el desierto de Parán y cuánto tiempo emplearon en cruzar el desierto. La tradición to; pero con frecuencia
el de Sin (10,11-20,21). Allí común habla de cuarenta años. Pero, viendo de cerca los da- son recuerdos anecdóticos
el pueblo se rebela contra tos ofrecidos por el libro de los Números, no es posible preci- que, en cierto modo se
el Señor y experimenta la sar a qué tiempo se refieren esos cuarenta años. En efecto, si han desvinculado del gru-
amargura del castigo divi- partieron del Sinaí el año segundo (cfr. Num 10, 11), habrían po mediante el que habían
no, la eficacia de la interce- estado treinta y ocho años más por el desierto antes de llegar sido transmitidos, y se han
sión de Moisés y la miseri- a la Tierra prometida. Pero en Num 33, 38 dice que los cua- generalizado aplicándolos
cordia de Dios que perdona renta años se cumplieron cuando murió Aarón, al iniciar el ca- a todo el pueblo (ver re-
una y otra vez. Todo eso, mino de Cadés a Moab, y entonces aún no habían llegado. cuadro). No es de extra-
junto con diversas leyes so- Por otra parte, en Num 14, 33 se advierte a los hijos de la ge- ñar, por tanto, que en el li-
bre sacrificios, ofrendas, ex- neración que salió de Egipto que estarían cuarenta años toda- bro queden aspectos
piación, guarda del sábado vía de peregrinación nómada por el desierto. Todo parece lle- oscuros desde el punto de
y de la Ley. A continuación, var a la conclusión de que los cuarenta años son un número vista histórico.
el pueblo emprende el ca- genérico para expresar la duración de una generación, puesto
mino entre Cadés y Moab que la que había salido de Egipto no había de entrar en la Tie-
(20,22-21,35). En esas eta- rra prometida. DIOS EN MEDIO
pas del viaje, Israel sigue DE SU PUEBLO
experimentando el castigo En las estepas de Moab entrar en ella, muere Moisés
y la misericordia de Dios. se enmarca todo el libro del y se concluye el Pentateuco. Todo ese complejo, y a
Por último, en las llanuras Deuteronomio, que pre- veces confuso, relato de la
de Moab, se comienza a senta fundamentalmente peregrinación del pueblo
vislumbrar la conquista y el tres grandes discursos pues- LAS TRADICIONES DE de Israel por el desierto
reparto de la Tierra prome- tos en boca de Moisés, pre- ISRAEL EN EL DESIERTO camino de la Tierra pro-
tida, y ya se piensa en có- cedidos de una breve intro- metida no debe desviar
mo distribuir el territorio de ducción histórica y seguida De la estancia y el paso nuestra atención hacia
Canaán una vez que se ha- de un largo epílogo. Cuan- de los israelitas por el de- cuestiones secundarias (los
ya tomado posesión de él do ya tienen a la vista la tie- sierto no se ha encontrado detalles anecdóticos de
(22,1-36,13). rra prometida, pero antes de ningún testimonio arqueo- esas narraciones), pues
64 PAi ABR,k g
92, II-05 0W)
3. contiene enseñanzas sión a Dios hoy (cfr.
verdaderamente im- Sal 95, 7-11), en el
portantes para la momento concreto
comprensión del en que se recitan. La
misterio de Dios en > travesía del desierto
su relación con los se convertirá, lo
hombres. mismo que el Exo-
En su conjunto, do, en símbolo del
constituye un testi- gozoso retorno de
monio elocuente los desterrados en
acerca de cómo Dios Babilonia, a cuya
acompaña y guía a vuelta, el desierto se
su pueblo a través convertirá en vergel
del desierto, camino (cfr. Is 32, 15; 35, 1).
de la Tierra prometi- Sobre la base de
da. La misteriosa estos recuerdos en
presencia de Dios la memoria de Isra-
en medio de su pue- el, las tradiciones
blo, mientras éste va del desierto vienen
peregrinando, está a dar un sentido a la
simbolizada en la peregrinación del
Nube, que marca el pueblo de Dios a
camino a seguir. Los través de su histo-
conduce de una par- ria. En ella se dan
te a otra, por donde constantemente, en
quiere, aunque el efecto, los factores
pueblo no compren- que aparecen en es-
da a veces la razón tos relatos: la espe-
de tales caminos. La ranza de una situa-
Tienda reservada al ción mejor, o la
encuentro con Dios y instauración del Rei-
el Arca de la Alianza, no de Dios; las
donde se guardan las La serpiente de bronce. (G. Doré) pruebas e infideli-
tablas de la Ley, re- - dad del pueblo, así
cuerdan que Dios es- como el servicio
tá en medio de ellos, y cando a su pueblo me- sierto pervivió en la me- cultual a su Dios. Y, por
constituyen el centro en diante pruebas sucesivas. moria de Israel como una encima de todo, la miseri-
torno al que se monta el El pueblo en el desierto época dorada de rela- cordia divina que cons-
campamento y al que gira no es una muchedumbre ción con Dios, en contra- tantemente llama a conver-
la vida del pueblo. informe, como cuando sa- posición al aburguesa- sión y que, a pesar de las
A lo largo del camino, lió de Egipto, sino una co- miento y relajación que se claudicaciones humanas,
Dios exige del pueblo una munidad santa, formada produjeron en épocas pos- llevará a cabo sus desig-
docilidad a sus proyectos en virtud de la Alianza. teriores. Los profetas re- nios.
que el pueblo normalmen- Dios cuida al pueblo y lo cordarán aquellos cuarenta
te no presta. A pesar de to- guía, no sólo marcando el años como un tiempo de
do, Dios lo lleva adelante. camino a recorrer, sino culto sincero a Dios, aun- LA DONACIÓN
Es más, las mismas protes- orientándolo –mediante in- que tal culto fuera pobre y DE LA LEY
tas del pueblo son ocasión termediarios legitimados sin el esplendor que alcan-
para que Dios manifieste por Él– acerca de la forma zó posteriormente (cfr. Os Israel y Judá, como mu-
su santidad y su gloria, de vivir y servirle. Esos in- 5, 25; 2, 16; Jer 2, 2-3). chos de los pueblos del
mediante el castigo y, so- termediarios son Moisés, También los Salmos canta- antiguo Oriente Medio, tu-
bre todo, mediante la con- como jefe de la comuni- rán las maravillas que Dios vieron sus propias leyes
cesión de nuevos dones: el dad, y Aarón como sacer- hizo en el desierto: resalta- relativas a la vida social y
agua de la roca, las codor- dote. Y como éstos han de rán, sobre todo, el hecho al culto. Esta reglamenta-
nices, la participación del morir en el desierto, Dios de que el Señor, por su mi- ción jurídica deja traslucir
espíritu a los setenta ancia- mismo señala y consagra a sericordia, no destruyó a con frecuencia las distintas
nos, o la serpiente de los sucesores: Josué y Ele- su pueblo a pesar de sus situaciones históricas que
bronce cuya contempla- azar que, como sus antece- reiteradas rebeldías (cfr. se sucedieron, así como
ción sana a los que han si- sores, también representan Sal 78, 15-24; 106, 7-11). los valores éticos y religio-
do mordidos por las ser- al Señor ante el pueblo. Recordando lo sucedido sos específicos del pueblo
pientes venenosas. En el El tiempo de estancia y en el desierto, los Salmos al que Dios había elegido
desierto Dios va purifi- peregrinación por el de- también urgen a la conver- y al que se iba manifestan-
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4. do paulatinamente con sus gales de otras culturas. que se irá acentuando to- Dios, dador de la tierra y
obras y palabras. Otros son totalmente insó- davía más, con el tiempo, de todos sus bienes.
Por lo que respecta a la litos: dar culto al Señor, no en la historia del pueblo • En el desarrollo de la
legislación situada en el hacer imágenes talladas, y elegido. reglamentación jurídica del
marco del desierto, el do- santificar el sábado. • El Código Deutero- pueblo de Israel, la Ley de
cumento que tendrá más También en el marco nómico, así llamado por- la santidad (Lv 17,1-26,46)
i mportancia en el futuro de la peregrinación por el que se encuentra en el li- representa uno de los mo-
será el Decálogo. En el desierto, el Pentateuco in- bro del Deuteronomio (Dt mentos culminantes. Co-
Pentateuco lo encontramos cluye tres Códigos, análo- 12-25), ofrece la reelabora- menzada a componer en
formulado en dos ocasio- gos a otros de los pueblos ción de algunas normas los últimos años del reino
nes: una en Ex 34, 15-28 y vecinos, donde se reco- primitivas e incluye otras de Judá antes del Destie-
otra en Dt 5, 7-21. Las dos gen las normas consuetu- nuevas. Presenta un pro- rro, y continuada en el
redacciones son similares. dinarias con valor legal en grama adecuado para vivir mismo por los sacerdotes
Sin embargo, la historia del Israel. la fe de Israel en una so- del Templo, es la normati-
Decálogo es sumamente • En el Código de la ciedad ya sedentaria y va que se orienta directa-
compleja. En los profetas Alianza (Ex 20,22-23,19) establecida en tierra de mente hacia aspectos cul-
de Israel del siglo octavo se refleja todavía la situa- cultivo. Aunque sigue tuales. Presupone una
antes de Cristo ya hay indi- ción de una sociedad rural, prestando atención a mu- noción de Dios como tras-
cios de que podría haber que vive preferentemente chos aspectos humanita- cendente a las realidades
algún breve elenco de de la cría de ganado más rios de la vida corriente, y profanas, y el culto como
mandamientos puntuales que de la agricultura, y en en particular a la protec- un modo de acceder a la
acerca de los temas decisi- la que la familia tiene uña ción de los débiles, se ape- quot;santidadquot;, es decir, al ám-
vos para la vida de los importancia primordial. la con más insistencia a los bito de lo divino. Posible-
hombres y su relación con Probablemente se trata del derechos de Dios. El inte- mente en ella se encuentra
Dios, que se consideraban más antiguo código israeli- rés principal se centra en el núcleo inspirador de la
el núcleo mismo de la ta. En él llama la atención resaltar la unidad del pue- gran tradición sacerdotal,
Alianza. Algunos de estos la íntima compenetración blo y del culto al que ese que tanta influencia habría
mandamientos tienen sus que se da entre lo sagrado pueblo debe consagrarse de tener en la redacción
paralelos en códigos le- y lo profano, tendencia para honrar a su único definitiva del Pentateuco.■
En la interpretación de los relatos so- nes (cfr. Mt 14, 13-21 y par.), y proclamó pintu y la dotó de los medios apropiados
bre la marcha de Israel por el desierto, la .que en Él se encuentran plenamente los de unión visible y social. (...) Caminando,
Tradición de la Iglesia, siguiendo la dones divinos, de los que aquellos del pues, la Iglesia en medio de tentaciones y
orientación del Nuevo Testamento, ha desierto eran una prefiguración: Él es el tribulaciones, se ve confortada con el po-
descubierto numerosos simbolismos re- agua viva (cfr. Jn 4; 7), el verdadero pan der de la gracia de Dios que le ha sido
feridos, tanto a Jesucristo y a la misma bajado del cielo (cfr. Jn 6), el camino (cfr. prometida para que no desfallezca su fi-
Iglesia, como a la vida cristiana. Jn 14, 6), el medio de salvación como lo delidad perfecta por la debilidad de la car-
• Los santos Evangelios presentan a fue la serpiente de bronce (cfr. Jn 3, 14- nequot; (Lumen gentium, n.9).
Jesucristo con la actualización de las 16), y el lugar definitivo de encuentro con • Si las tradiciones de la marcha por
realidades del desierto. La concepción Dios (cfr. Jn 14, 8). Vivir unidos a Cristo el desierto, para los israelitas, significa-
virginal de Jesús en las purísimas entra- mientras aún peregrinamos en este mun- ban no sólo el recuerdo del pasado, sino,
ñas de María se realiza por una acción do es, por tanto, avanzar con seguridad por decirlo así, el modelo de toda su his-
de Dios comparable a la de su presencia hacia la meta de la Patria definitiva. toria, para los cristianos el modelo es
en la Nube del desierto (cfr. Lc 1, 35). La • La Iglesia va avanzando en el tiem- Jesucristo, en quien se han cumplido
vida de Cristo en medio de los hombres po de la historia sometida a múltiples esas palabras sagradas. Él se ha hecho
se comprende como la presencia de la pruebas, pero con la seguridad de tener camino y guía para conducirnos en nues-
Tienda del encuentro con Dios en medio la protección de Dios, como el antiguo tro avanzar por esta vida, donde subsis-
del campamento de los israelitas (cfr. Jn pueblo de Israel en el desierto (cfr. Ap 12, ten las pruebas y dificultades del desier-
1,14). 6.14). Por eso, en la Constitución Dog- to. Pero entre ellas no faltan la
Jesucristo, antes de comenzar su mi- mática Lumen gentium del Concilio Vati- experiencia de la misericordia de Dios ni
nisterio público, fue impulsado por el Es- cano II se señala: quot;Así como al pueblo de la esperanza.
píritu a ir al desierto, donde también Él Israel, según la carne, peregrinando por La tradición de la marcha por el de-
experimentó la prueba y la tentación. Pe- el desierto se le designa ya como Iglesia, sierto, por tanto, representa, en el conjun-
ro Jesús, a diferencia del pueblo de Isra- así el nuevo Israel, que caminando en el to de los libros de la Sagrada Escritura, la
el, salió victorioso (cfr. Mt4, 1-11 y par.). tiempo presente busca la ciudad futura y Palabra de Dios que anima a caminar con
Después, Jesús realizó prodigios simila- perenne, también es designado como esperanza al ritmo que Él va marcando, a
res a los que Dios había hecho en el de- Iglesia de Cristo, porque Él fue quien la luchar en medio de las dificultades, y a
sierto, como la multiplicación de los pa- adquirió con su sangre, la llenó de su Es- servirle con un culto sincero.
3 PALABRA 02. 11-)5 t1'1(1)