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Prevención en Familias del Consumo de
Drogas, Alcohol y Tabaco
Guía para Formadores DECE
Prevención de Riesgos Sociales
ADVERTENCIA.
Un objetivo manifiesto del Ministerio de Educación es combatir el sexismo y la discriminación de género en la sociedad ecuatoriana y promover, a
través del sistema educativo, la equidad entre mujeres y hombres. Para alcanzar este objetivo, promovemos el uso de un lenguaje que no reproduzca
esquemas sexistas, y de conformidad con esta práctica preferimos emplear en nuestros documentos oficiales palabras neutras, tales como las
personas (en lugar de los hombres) o el profesorado (en lugar de los profesores), etc. Sólo en los casos en que tales expresiones no existan, se usará
la forma masculina como genérica para hacer referencia tanto a las personas del sexo femenino como masculino. Esta práctica
comunicativa, que es recomendada por la Real Academia Española en su Diccionario Panhispánico de Dudas, obedece a dos razones: (a) en
español es posible <referirse a colectivos mixtos a través del género gramatical masculino>, y (b) es preferible aplicar <la ley lingüística de la
economía expresiva> para así evitar el abultamiento gráfico y la consiguiente ilegibilidad que ocurriría en el caso de utilizar expresiones como las y
los, os/as y otras fórmulas que buscan visibilizar la presencia de ambos sexos.
Presidente de la República
Rafael Correa Delgado
Ministro de Educación
Augusto X. Espinosa A.
Viceministro de Educación
Freddy Peñafiel Larrea
Viceministro de Gestión Educativa
Wilson Ortega Mafla
Subsecretaría para la Innovación Educativa
y el Buen Vivir
Celine Andrés
Director Nacional de Educación para
la Democracia y el Buen Vivir
Pablo Ormaza
Gerente Programa Educando
en Familia
Gonzalo Barreno Hernández
Equipo Técnico
Elvira Martínez
Gloria Vinueza
Diana Palacios
Autores
Nelsy Lizarazo
Walker Vizcarra
Colaboración
Gonzalo Barreno H.
Elvira Martínez C.
Diana Palacios
Gloria Vinueza
Cooperación
Plan Internacional Ecuador y Proyecto DIPECHO “Más educación,
menos riesgo: fortaleciendo la reducción de riesgos de desastre y la
resiliencia a través de la educación”
Diseño y diagramación
Adolfo Vasco Cruz
© Ministerio de Educación del Ecuador, 2013
Av. Amazonas N34-451 y Atahualpa
Quito, Ecuador
www.educacion.gob.ec
La reproducción parcial o total de esta publicación, en cualquier
forma y por cualquier medio mecánico o electrónico, está permitida
siempre y cuando sea autorizada por los editores y se cite
correctamente la fuente.
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Presentación
Primera parte: 	
Prevención y protección de riesgos sociales
1. El concepto de riesgo
2. El riesgo social	
3. Frente al riesgo social, la protección
4. Instituciones educativas seguras: el enfoque de seguridad
escolar integral
5. Responder frente al riesgo social para proteger los derechos
de los niños, niñas y adolescentes
Segunda parte: 	
Enfoque para la prevención del consumo de drogas
1. Prevención… un asunto de todos y todas
2. Algunos datos de interés
3. La prevención requiere de padres y madres abiertos
4. Cómo las familias hacen la prevención
Tercera parte: 	
Promoción y participación en la campaña de
prevención del consumo de drogas
Cuarta parte: 	
La formación de los docentes tutores como
facilitadores de talleres destinados
a padres y madres
Quinta parte: 	
Realización del encuentro comunitario
Sexta parte: 	
Informes y sistematización de resultados
Bibliografía
Anexos
4
6
6
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36
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43
45
Contenido
4 5
Prevención en Familias del consumo de drogas, alcohol y tabacoPrevención en Familias del consumo de drogas, alcohol y tabaco
En la primera parte, se encuentra la conceptualización
que permite fundar la prevención de drogas en una
intervención de política pública más amplia, como
corresponde a la protección integral, cuya doctrina
dio paso al Código de la Niñez y Adolescencia, y más
tarde, a las disposiciones constitucionales sobre la
preeminencia del enfoque de derechos, en la acción
pública a favor de la protección de los niños, niñas y
adolescentes.
En la segunda parte, se describe el enfoque con el cual
nos aproximamos a la problemática del consumo de
drogas, alcohol y tabaco, para promover en las familias
el fortalecimiento de los vínculos y las miradas atentas
a favor del cuidado respetuoso de hijos e hijas.
Desde la tercera hasta la quinta parte, la Guía describe
y orienta sobre las actividades de los formadores para
acompañar a los docentes tutores en la realización
de las campañas, de los talleres y de los encuentros
comunitarios, siguiendo para esto la estrategia
fundamental de Educando en Familia, que es provocar
y desarrollar procesos sociales de aprendizaje.
Finalmente, en la sexta parte se presenta las fichas
para la información a aplicar el DECE y los formadores,
cuando se cierra el módulo de Prevención del Consumo
de Drogas.
Dicen algunos: “… llegaron las drogas a
escuelas y colegios”, queriendo decir con
eso que una problemática que no estuvo
antes, ahora hay que afrontarla. Otros dicen
“¡No! las drogas siempre han estado ahí, en
el mismo entorno social, lo que pasa es que
no llegaba al nivel de conflictividad actual”.
Y puede haber más criterios y observaciones
y, de hecho las hay.
Las investigaciones revelan que el alcohol
y el tabaco han estado permanentemente
en las prácticas sociales y su uso ha sido
aceptado, pese a las demostraciones de ser
factores de daño a la salud. Por eso, se han
denominado “drogas lícitas”. En cambio, las
investigaciones señalan que la marihuana,
cocaína, pastillas y otras drogas consideradas
“ilícitas” tienen cada vez mayor cantidad de
consumidores, y algunas de ellas tienden a
obtener reconocimiento social de uso.
En cualquier caso, debemos señalar –a
diferencia de otros criterios- que el centro
de preocupación no debiera ocupar las
sustancias en sí mismas (alcohol, tabaco,
drogas ilícitas,…) sino las personas que las
consumen. En otras palabras, decimos que
no se desconoce el interés por conocer las
sustancias y su papel social, y toda la acción
que se ha puesto o se pone en reducir su
oferta hacia la población, pero es mucho más
eficaz –como lo reconocen los organismos
mundiales y los expertos de todo orden- llegar
a las personas con anticipación, esto es, con
prevención.
Prevenir el consumo de drogas, alcohol y
tabaco es por ahora un imperativo de las
familias y de las instituciones educativas.
¿Qué significa prevenir el consumo de
drogas para padres y madres de familia y/o
representantes legales de los estudiantes?
Esta es la pregunta que orienta esta Guía
y que pretende dar respuesta a través
de los contenidos y actividades que les
convocamos. La Guía está orientada para
apoyar las actividades que los formadores
DECE realizan con los docentes tutores, con el
afán de fortalecer las capacidades de padres y
madres y/o representantes, en el contexto del
Programa Educando en Familia.
Hay que recordar que tanto para las familias
cuanto para las instituciones sociales públicas
y privadas existe una corresponsabilidad en
cuanto a la protección que les debemos a
niños, niñas y adolescentes frente a los
riesgos sociales. Este mandato comienza a
concretarse en los mismos espacios en donde
se encuentran las familias, los docentes y los
estudiantes, que es la institución educativa.
Presentación
“Al menos una docena de padres
consultados por este medio
coincidieron en que es de su total
responsabilidad el cuidado de sus
hijos y el vínculo que ellos puedan
tener con las drogas. Así uno trabaje,
tiene que estar pendiente de sus hijos,
porque la principal formación viene
desde la casa, el colegio es solo un
complemento, dice Mariana”.
El Telégrafo, 14 septiembre 2015
6 7
Prevención en Familias del consumo de drogas, alcohol y tabacoPrevención en Familias del consumo de drogas, alcohol y tabaco
1. EL CONCEPTO DE RIESGO
La Oficina de las Naciones Unidas para la
Reducción del Riesgo de Desastres (UNISDR)
define riesgo como:
“…la combinación de la probabilidad
de que se produzca un evento y
sus consecuencias negativas. En
el riesgo se combinan la amenaza,
la vulnerabilidad y las capacidades
de un sujeto o persona…El riesgo
se mide en términos de impacto y
probabilidad” 1
.
Entonces, el riesgo es la combinación de la
probabilidad de que se produzca un evento y
sus consecuencias negativas. En el riesgo se
combinan la amenaza, la vulnerabilidad y las
capacidades de un sujeto o persona.
Para ejemplificar esta idea ponemos un
ejemplo sencillo. Si el local de una institución
educativa está construido sobre una ladera
y con materiales inadecuados, la vida de
quienes hacen parte de esa institución
correrá alto riesgo cuando es época de lluvias
y hay deslaves. Por tanto se combinan la
probabilidad y el impacto.
¿Cómo podemos determinar la existencia de
un riesgo y de sus niveles de probabilidad
y de impacto? Identificando los factores de
riesgo, es decir, las manifestaciones medibles
u observables que indican su presencia o
tienden a aumentar la exposición ha dicho
riesgo.
Para seguir con nuestro ejemplo, que la
institución esté en una ladera es un factor de
riesgo, pero si además no fue construida con
estudios previos y con medidas de seguridad
suficientes en dicha construcción y tampoco
con materiales adecuados, se suman factores
Primera Parte
PREVENCIÓN Y
PROTECCIÓN DE
RIESGOS SOCIALES
de riesgo que elevan la probabilidad de
accidentes y pérdida de vidas, en el evento
de un deslave.
La Secretaría de Gestión de Riesgos de
Ecuador define riesgo como la magnitud
estimada de pérdidas posibles calculadas
para un determinado escenario, incluyendo
los efectos sobre las personas, las actividades
institucionales, económicas, sociales, y el
ambiente. Los factores de riesgo pueden
ser de origen natural o antrópico2
, es decir,
puede ser causado por la naturaleza o por la
acción humana.
Además del riesgo de desastres, la comunidad
educativa se puede ver afectada por otros
riesgos, considerados de índole social,
salud o accidentes. También las diversas
manifestaciones de violencia, que se dan en
la institución educativa y en sus alrededores
afectan a la seguridad de los niños, niñas y
adolescentes. Entre estas manifestaciones de
violencia se encuentra el consumo de drogas,
que en los últimos años se ha incrementado
en los espacios escolares, afectando a niños,
niñas y adolescentes.
Se puede incluir aquí el riesgo de accidente
como ejemplo.
2. EL RIESGO SOCIAL
El concepto de riesgo social hace referencia
a todo tipo de déficit en la cobertura de
las necesidades básicas de las personas
y, en este caso, especialmente de los niños,
niñas y adolescentes. También se utiliza para
determinar la dificultad, carencia o amenaza
en las condiciones del entorno que les
rodea, y que impide el pleno ejercicio de sus
derechos como personas y ciudadanos3
. El
desempleo, las limitaciones económicas, el
clima familiar, la violencia en el entorno, la
inseguridad, son ejemplos de factores que
generan riesgo social.
El riesgo social puede entenderse como
el resultado de la suma de factores como
características de la familia, condición
económica, características de la convivencia,
condiciones de alimentación, salud, vivienda,
es decir, la suma de características de
la situación, que implican a la familia de
pertenencia, al entorno sociocultural familiar,
educativo y comunitario al que pertenecen
esos niños, niñas y adolescentes; así como el
modo en que desembocan aquellos factores
relacionados con su propia salud física,
psíquica y emocional-afectiva.
Una situación como el consumo de drogas
pone en evidencia la existencia de condiciones
de riesgo social, es decir, de características
presentes en los diferentes entornos de
la vida de los niños, niña y adolescentes
(institución educativa, grupos de pares,
familias, barrio, medios de comunicación,
etc.), que están actuando y que son el origen
de estas problemáticas.
El concepto de RIESGO SOCIAL nos permite
acercarnos a la realidad de los niños, niñas
y adolescentes en situaciones de consumo
de drogas, superando la idea común de
que se trata de “problemas de conducta”.
Además nos permite ampliar nuestra mirada,
nuestro análisis y, por tanto, la búsqueda de
alternativas.
3. FRENTE AL RIESGO SOCIAL,
LA PROTECCIÓN
La búsqueda de alternativas, respuestas y
soluciones a las condiciones de riesgo social
en las que viven niños, niñas y adolescentes,
será más integral, más eficaz y definitiva,
si la emprendemos desde el concepto de
PROTECCIÓN.
Cuando hablamos de protección no nos
referimos a aquel afán de controlar, de medir
hasta el último de los movimientos de nuestros
hijos e hijas, de impedirles ser ellos mismos por
nuestro temor “a que algo les suceda”. Cuando
1
UNIDSR, Terminología,
Ginebra, Suiza, 2009, p.33.
2
Manual del comité de gestión de riesgos, Junio 2014.
Anexo 4 (Glosario de términos).
3
Definición de riesgo social - Qué es, Significado y Concepto
http://definicion.de/riesgo-social/#ixzz3yoz8eqSu
8 9
Prevención en Familias del consumo de drogas, alcohol y tabacoPrevención en Familias del consumo de drogas, alcohol y tabaco
hablamos de protección nos estamos refiriendo a
la necesidad imperiosa que tienen los niños, niñas
y adolescentes de sentirse amados y contenidos,
protegidos frente a todo tipo de violencia y vulneración
de sus derechos. De sentir que hay preocupación por
ellos y ellas y que esa preocupación, está movilizada
por el amor. Y por supuesto, nos estamos refiriendo a
la enorme responsabilidad que tienen todas las familias
y docentes, de aportar corresponsablemente en la
construcción de entorno seguro para ellos y ellas, un
espacio en el que puedan ser ellos y ellas sin temor a
que sus derechos sean violentados.
“Definiremos protección como la
construccióndecondicionessuficientesque
garanticen que los niños, niñas y adolescentes
ejerzan plenamente todos sus derechos. En
este contexto es necesario entender que lo
que se protege es el ejercicio de los derechos
por parte de los niños, niñas y adolescentes.
Proteger es erradicar las diferentes formas de
violencia contra la niñez y adolescencia en
todos sus espacios de vida…”4
.
Pues bien. Existen seis principios claves para
la protección de la infancia , establecidos en el
documento “Normas mínimas para la protección de
la infancia en la acción humanitaria para la protección
de la infancia (CPWG), 2012, los cuales establecen
seis formas prácticas de actuar desde el enfoque de
PROTECCIÓN. Veamos:
• Principio 1: Evite exponer al niño, niña o
adolescentes a daños adicionales como resultado de
sus acciones. No haga nada que pudiera aumentar el
daño ya causado.
• Principio 2: Vele porque el niño, niñas o adolescentes
tenga acceso a una asistencia imparcial. Busque apoyo
oportuno y adecuado.
• Principio 3: Protéjale de los daños físicos y psíquicos
causados por la situación vivida. Actúe rápidamente
para evitar más daños de cualquier tipo.
• Principio 4: Ayúdele a reivindicar sus derechos,
obtener reparación y recuperarse de los efectos
del daño sufrido. No es suficiente parar la situación,
es indispensable que todo daño sea reparado por
completo.
• Principio 5: Fortalezca, desde su acción específica,
los sistemas de protección de la infancia. Acuda a las
instancias responsables, apóyese en ellas, exija su
acción y compromiso responsable.
• Principio 6: Fortalezca la resiliencia de los niños,
niñas y adolescentes. Trabaje su autoestima,
construya vínculos respetuosos y afectivos, hágales
sentir su apoyo.
4. INSTITUCIONES EDUCATIVAS
SEGURAS: EL ENFOQUE DE
SEGURIDAD ESCOLAR INTEGRAL
El concepto de “escuela segura” ha sido desarrollado en
los últimos años por la Oficina de las Naciones Unidas
para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNISDR)
y la Alianza Global para la Reducción del Riesgo de
Desastres y la Resiliencia en el sector educativo.
Desde esta perspectiva se define una institución
educativa segura como aquella que ofrece un entorno
propicio para el aprendizaje, es decir, un entorno en
el que se garantiza en todo momento la educación, la
salud y la seguridad de los niños; es estructuralmente
sólida y no se derrumbará durante un desastre; es una
comunidad de estudiantes que están comprometidos
con una cultura de seguridad, conscientes de los
riesgos y preparados para responder en caso de
emergencias y desastres.
Si ampliamos la visión de institución educativa segura
también frente al riesgo social, podemos caracterizarla
como espacio que acompaña, acoge y educa; como un
espacio que escucha las preocupaciones e inquietudes
de los niños, niñas, adolescentes y sus familias, porque
al hacerlo así también previene cualquier tipo violencia;
como un espacio que actúa de manera oportuna y
pertinente. En fin, un espacio que previene de manera
integral y al prevenir transforma el espacio mismo,
las relaciones personales, fomenta alianzas y de ese
modo, también posibilita reducir riesgos.
La institución educativa como espacio seguro:
•	Es un lugar que apoya a sus niños, niñas y
adolescentes, les ofrece protección frente a las
amenazas, les permite ampliar sus capacidades,
al tiempo que les ayuda a desarrollar autonomía
y confianza para confrontar nuevas situaciones
y tomar las mejores decisiones.
•	Es aquella en la que la comunidad educativa,
es decir, autoridades, docentes, estudiantes y
familias saben cómo actuar ante situaciones
de riesgo, tales como el consumo de drogas,
y promueve aprendizajes de prevención y auto
cuidado, permitiendo que los niños, niñas y
adolescentes aprendan más y mejor en un
ambiente acogedor, seguro y protector.
•	Comprende que las situaciones no se dan
aisladamente, están relacionadas y por ello
fomenta alianzas con la comunidad y las familias
para posibilitar su accionar, previniendo factores
de riesgo y fortaleciendo factores de protección.
Sintetizando, podemos mencionar tres dimensiones
sobre las que toda institución educativa tiene que
trabajar para convertirse en un espacio seguro para
todos y todas:
•	Dimensión física: incluye aspectos
relacionados a infraestructura e higiene,
ventilación apropiada y superficie adecuada
para el número de estudiantes que atiende.
•	Dimensión emocional (o psíquica): incluye
aspectos relacionados al clima en el aula; a
la importancia de un ambiente sensible a las
señales de los estudiantes, en el que se utilizan
metodologías que potencian la autoestima
y la capacidad para la toma de decisiones.
Un ambiente en el que se evitan situaciones
amenazantes, y no se hace uso del castigo
como instrumento de aprendizaje.
•	Dimensión social: incluye aspectos
relacionados al desarrollo de actividades que
favorecen las relaciones personales de calidez,
respeto, comunicación y confianza entre
profesores y estudiantes.
5. RESPONDER FRENTE AL RIESGO
SOCIAL PARA PROTEGER LOS
DERECHOS DE LOS NIÑOS, NIÑAS
Y ADOLESCENTES
Riesgo social y protección serán entonces los
conceptos en los que se enmarca esta propuesta.
Antes de pasar al tema específico de este módulo,
trazaremos algunas líneas orientadoras del rol que cada
uno de los actores comprometidos en la protección
integral de niños, niñas y adolescentes debe fortalecer
y, por tanto, en la gestión del riesgo social. Todos y
todas somos corresponsables en esta tarea.
Desde los docentes
Es clave que como personas sepamos que afrontar
riesgos es parte de la vida y, en esa perspectiva, en
algún momento seremos necesariamente referencia
para otros.
Desde el rol de docentes, y como miembros de la
institución educativa, tenemos responsabilidades y
tareas para la prevención de toda situación que pueda
producirse en el entorno educativo produciendo
impactos negativos en los estudiantes. En este caso
trataremos el riesgo del uso y consumo de drogas.
El liderazgo y la toma de decisiones son capacidades
indispensables que tenemos que ir adquiriendo en el
4
Plan International-Ecuador, “Proteger derechos: Caja de herramientas para defensoras y defensores comunitarios”, Módulo 2: Prevención y
Legislación, dos herramientas para la protección”, Quito, Ecuador, 2015, p.29.
5
Idea tomada de Normas mínimas para la protección de la infancia en la acción humanitaria. Grupo de Trabajo para la protección de la infancia
(CPWG). 2012.
10 11
Prevención en Familias del consumo de drogas, alcohol y tabacoPrevención en Familias del consumo de drogas, alcohol y tabaco
ejercicio de nuestro rol. La forma en la que enfrentamos
las dificultades diarias en nuestras tareas educativas,
indica a nuestros/as estudiantes y sus familias lo
que esperamos de ellos/as y las estrategias que
consideramos más adecuadas.
En la gestión de riesgos, no hay que perder de vista
que se trabaja en equipo y ésta es una ventaja clave
para poder asumir y complementar tareas entre varios
que compartimos un mismo objetivo.
Así, liderazgo y trabajo en equipo son dos claves del rol
de los docentes en la gestión del riesgo social.
Desde la institución educativa
Proteger a los niños, niñas y adolescentes, tiene que
ver con acompañarlos en sus procesos. Cuando nos
referimos a la protección a los niños, nos referimos a
asegurar las condiciones necesarias para que todos y
todas ejerzan plenamente sus derechos. Hablamos de
brindar lo mejor que tenemos como personas adultas
para proteger la presencia de condiciones sociales
que producen calidez y confianza en la convivencia
cotidiana. Y cuando decimos lo mejor nos referimos a
los aspectos materiales, pero especialmente lo mejor
en cuanto a los afectos, al trato, al respeto, etc.
La institución educativa es un espacio en el cual los
estudiantes deben sentirse protegidos a nivel físico,
cognitivo y emocional. Es por ello que debe definir
estrategias que garanticen a niños, niñas, adolescentes
y jóvenes el ejercicio de sus derechos fundamentales,
especialmente el derecho a la educación, desde
una propuesta pedagógica que tome en cuenta
sus condiciones particulares, construya un entorno
educativo que proteja la integridad física y mental de
los estudiantes, garantice la convivencia pacífica y
evite que sean sujetos de violencia y agresiones de
todo tipo.
Como señala el Relator Especial de Naciones Unidas:
“La educación ofrece espacios seguros para aprender,
así como la capacidad para identificar y proveer apoyo
a las personas afectadas, particularmente a niños,
niñas y adolescentes. La educación atenúa el impacto
psicosocial del conflicto y de los desastres, dando
un sentido de normalidad, estabilidad, estructura y
esperanza durante una época de crisis, y proporciona
herramientas esenciales para la reconstrucción social y
la estabilidad económica futura”6
.
Así, garantía de convivencia no violenta y estrategias
de protección, son dos claves del rol de la institución
educativa, en la gestión del riesgo social.
Desde la familia
Sin embargo, ninguna institución educativa puede
comprenderse y trabajar a cabalidad, sin contar
con las familias de los niños, niñas y adolescentes.
Los entornos familiares, sea cual fuere su particular
configuración, juegan el papel central en la vida de los
niños, niñas y adolescentes.
El fortalecimiento de los ámbitos familiares como
espacios de contención, afecto, diálogo y respeto, es
quizás la clave mayor de cualquier tarea preventiva, de
protección y de gestión de riesgo, muy particularmente,
de riesgo social. El rol de la familia es clave para no
generar ambientes violentos.
Que las familias estén atentas a la vida de sus hijos
e hijas, respetando su autonomía, pero siempre
pendientes de lo que necesitan, de lo que quieren
hacer o aspiran, de su desarrollo saludable y armónico,
es una responsabilidad de las familias por supuesto,
pero también una corresponsabilidad de la institución
educativa. Acompañar a las familias en el fortalecimiento
de sus capacidades para brindar lo mejor que como
personas adultas pueden brindar a sus hijos e hijas, es
una tarea que nos involucra a todos y todas.
Así pues, afecto y atención, son dos claves del rol de
las familias en la gestión del riesgo social.
Desde el Estado
Por mandato constitucional, el Estado, como
garante de derechos, está obligado a proteger a las
personas, comunidades y a la naturaleza misma de
los efectos negativos de cualquier desastre de origen
natural o antrópico, “mediante la prevención ante el
6
Muñoz, Vernor, Informe del Relator Especial sobre el
derecho a la educación, Adición, Misión a Guatemala, 20 a
28 de julio de 2008.
riesgo, la mitigación de desastres, la recuperación y
mejoramiento de las condiciones sociales, económicas
y ambientales, con el objetivo de minimizar la condición
de vulnerabilidad”7
.
Siguiendo este mandato, el Estado ecuatoriano ha
establecido la institucionalidad, la normativa y las
políticas públicas necesarias para que las diferentes
instancias asuman las responsabilidades y funciones
que les competen, de cara a la gestión del riesgo.
En este marco, tanto a nivel de ministerios, como
a nivel provincial, cantonal y parroquial, existen la
institucionalidad, los lineamientos y las rutas de
protección que están obligadas a actuar, tanto en el
nivel preventivo como en el de respuesta, atención y
recuperación, frente a los riesgos sociales.
Así, ejecutar las estrategias establecidas, seguir
las rutas de protección y cumplir las funciones que
competen a cada nivel, son claves del rol de Estado en
la gestión del riesgo social.
Concluimos aquí esta proposición y le invitamos a
que, con los conceptos de riesgo social y protección,
así como con los principios de protección y las líneas
generales del rol que compete a cada uno de los actores
en la gestión del riesgo social, nos aproximemos a la
gestión de la prevención de drogas y la de prevención
del acoso escolar.
7
Constitución de la República de Ecuador, 2008, Art. 389.
12 13
Prevención en Familias del consumo de drogas, alcohol y tabacoPrevención en Familias del consumo de drogas, alcohol y tabaco
1. PREVENIR…
UN ASUNTO DE
TODOS Y TODAS
La problemática del consumo de drogas,
alcohol y tabaco reporta una complejidad
de dimensiones y elementos y factores que
desencadenan su uso y abuso, según los
casos, según los individuos, pero también,
según los grupos y colectivos. Por eso, la
prevención de drogas no es una cuestión
sencilla, sino que requiere de la actividad de
muchos actores sociales e institucionales, así
como de la normativa, de los encargados de
la educación, de la protección social y aun de
la justicia.
¿Qué es lo que hay que prevenir?
No obstante de la complejidad de la
problemática, para las familias debiera estar
suficientemente claro qué es lo que hay que
prevenir, por lo menos, aquello que hay que
prevenir en su ámbito de acción y en los
contextos próximos de sus interrelaciones. De
esta manera, podrán plantearse el qué hacer.
Consideramos que lo que las familias deben
prevenir es:
•	El que algunos niños, niñas
y adolescentes (hijos e hijas)
tengan contacto con drogas,
lleguen a necesitar de drogas
para sentirse bien, y aún más,
dependan de ellas para vivir.
•	Que se hayan creado formas
de relación y convivencia entre
grupos de adolescentes y
jóvenes en donde las drogas
ocupen un lugar necesario.
•	Que se incremente la
vulnerabilidad de niños, niñas
y adolescentes frente a la
instalación de redes de micro
tráfico, costumbres sociales
que disparan consumos y
mercados de expendio que
presionan el uso.
Segunda Parte
ENFOQUE PARA
LA PREVENCIÓN
EN FAMILIAS DEL
CONSUMO DE
DROGAS, ALCOHOL
Y TABACO
Las relaciones conflictivas con las sustancias, sean
personales o grupales, ocasionan riesgos porque los
resultados vulneran las relaciones sociales y limitan
el desarrollo de las personas. Si adicionalmente,
se activan los comercios ilegales de drogas llegando
hasta los propios recintos de las instituciones
educativas, los riesgos aumentan y otras formas de
vulnerabilidad atentan contra los estudiantes, como la
extorsión, el acoso y las diversas formas de violencia.
Entonces, lo que hay que prevenir es este conjunto
de problemáticas y los riesgos que se asocian a
ellas, algunos de los cuales se estructuran como
riesgos sociales.
Nos toca a padres y madres de familia…
Sumar esfuerzos para trabajar en la prevención del
consumo de drogas requiere comprender que esta
no es una tarea que la harán “otros”; al contrario,
es un tema en el que todos y todas tenemos parte y
algo que hacer, con mayor razón es una tarea para
padres y madres de familia, porque como se ha
dicho los riesgos afectan a los diversos colectivos
sociales, empezando por los nuestros.
Por eso, el propósito de esta Guía es apoyar a que
padres y madres de familia:
a) Dimensionen el problema en relación
con los suyos y los demás;
b) Que padres y madres revisen en sus
hogares las prácticas de convivencia,
porque puede ocurrir que algunas de
esas prácticas y costumbres pongan en
condición de vulnerabilidad a los niños,
niñas y adolescentes; y
c) Que padres y madres propongan
acciones concretas de prevención en
relación con sus hogares, con sus hijos
e hijas y con la Institución Educativa.
2. ALGUNOS
DATOS DE
INTERÉS
Consumo de alcohol y de drogas8
En el documento de la Cuarta Encuesta Nacional
sobre Uso de Drogas en estudiantes de 12 a 17 años,
realizada por el CONSEP/ Observatorio Nacional
de Drogas (2013) se indica que el uso frecuente de
alcohol se observa a cualquier edad aunque en mayor
porcentaje a partir de los 16 años.
El uso intenso de alcohol no está presente en
estudiantes menores a 13 años y es mucho mayor
en estudiantes mayores, 8 de cada 10 estudiantes
que presentan uso intenso de alcohol son mayores
a 16 años.
En el resumen ejecutivo de la misma encuesta se
afirma que de manera general la marihuana es la
sustancia más usada a nivel nacional por las y los
estudiantes. De alguna manera, esto se podría
explicar por la percepción de facilidad de acceso a
la sustancia.
Según la misma fuente, el 15% de estudiantes
que consume marihuana asegura que le sería
fácil conseguirla. Asimismo, un 7% de las y los
estudiantes afirmó que en los últimos 30 días le
ofrecieron marihuana para comprarla o probarla y
un 11% que le sucedió lo mismo durante el último
año. Algunos temas de alta preocupación son los
casos de adolescentes fallecidos por el consumo de
drogas y la internación en hospitales debido al uso de
estupefacientes en los propios colegios.
8
CNII, La Niñez y la Adolescencia en el Ecuador
Contemporáneo: avances y brechas en el ejercicio de
derechos”, Nov. 2014.
14 15
Prevención en Familias del consumo de drogas, alcohol y tabacoPrevención en Familias del consumo de drogas, alcohol y tabaco
Tabla 1
Categorización del uso de alcohol por edad a nivel nacional (%)
Fuente: Cuarta encuesta nacional sobre uso de drogas en estudiantes de 12 a 17 años
Elaboración: Observatorio Nacional de Drogas
menos de
13 años
Uso ocacional
Uso regular
Uso frecuente
Uso intenso
37.99
31.09
33.10
18.96
20.70
0.63
12.61
0,00
41.31
68.28
54.29
81.04
100.00
100.00
100.00
100.00
entre 14 y
15 años
más de
16 años
TOTAL
Tabla 2
Frecuencia de consumo de tabaco/cigarrillo en el último año
(1.000 consultados)
Fuente: FAD, Percepciones sociales sobre drogas en Quito, 2011
Entre una y tres veces en este año 151 38,8
Entre cuatro y diez veces 64 16,5
Entre 11 y 20 veces 55 14,1
Sí, todos o casi todos los fines de semana 75 19,3
Sí, a diario o casi diario 44 11,3
TOTAL 389 100
Frecuencia Porcentaje
Consumo de cigarrillos
En general son mayores los porcentajes de
quienes admiten nunca haberlo consumido
de los que declaran un consumo. Aunque
esta mayoría es bastante leve y en algunas
variables los que sí consumen repuntan
los porcentajes. Si se tiene en cuenta la
frecuencia de consumo en el último año,
que precisa mejor los datos para un perfil de
consumo, los resultados son los siguientes:
El 55.3% de los consumidores de tabaco revelan
un consumo no habitual, frente al 30.6% de
consumo habitual. Por rangos de edad: mientras
los menores de 18 años son los consumidores no
habituales (esto es el 60%), los comprendidos entre
36 a 45 años son los consumidores habituales
(38.6%). Este dato corrobora aquel señalado para
el consumo general de tabaco en Ecuador y pone
en evidencia que el consumo habitual afecta a 1 de
cada 3 personas, más o menos.
El tráfico de drogas en colegios
Es un problema regional que se inició en
las poblaciones escolares de más alto nivel
económico, y se irradió a todos los estratos
(ONUDD, 2006). Experiencias concretas alertan
sobre las diferencias de consumo por estrato
social. Siguiendo el testimonio de Daniel Adler,
experto israelí en seguridad, sobre lo que observó
en 9 países de América Latina:
“Nosotros sabemos esto por las charlas
y conversaciones que mantenemos con
jóvenes de Buenos Aires, Medellín, Cali,
Guayaquil, Quito y Cuenca. En Ecuador,
sinceramente, me sorprendió que recién
se evidenció un caso de compra y venta
y consumo de drogas en un colegio de
Guayaquil cuando hace ocho o diez
años atrás que viene ocurriendo esto
y, me atrevería a decir, en la mayoría
de instituciones de enseñanza media.
Este no es un problema de clases, solo
cambia lo que se consume, drogas más
baratas, hachís, o lo que está de moda,
lamentablemente, que es el paco, el
residuo de la basura de la cocaína,
tremendamente adictivo y mucho más
dañino. El consumo de drogas está en
todos los estratos sociales, atacando a
los más jóvenes primero, es un efecto
multiplicador” (Puertas, 2012).
Percepciones desde los adolescentes
y jóvenes
Los resultados de la antedicha encuesta del
CONSEP pone a consideración numerosos datos,
pero son significativos especialmente los siguientes9
por tratarse de percepciones señaladas por los
mismos adolescentes y jóvenes.
• Uso de drogas en el entorno familiar
(lo dice 1 de cada 5 estudiantes).
• La televisión, el internet y los amigos
son los mayores proveedores de
información sobre drogas (lo dice el
42%).
• A la mayoría les gustaría recibir
información y apoyo en cuanto al uso
de drogas en talleres (61%) e internet
(44%).
• ALCOHOL: para más del 90%
consultado, el alcohol hace daño,
tiene los atributos de una droga (50%),
y no es indispensable para pasar un
buen rato (68%), no es necesario para
formar parte de un grupo (83%) y no
facilita el hacer amigos (80%). Se tiene
la percepción que sí es un problema
en la juventud.
• CIGARRILLOS: para el 95% de los
consultados hace daño, y se debería
iniciar su uso después de los 18 años
(68%); no nos ayuda a formar parte de
algún grupo (85%); se percibe como
una droga (60%); se considera que
su uso es un problema de juventud
(77%); no es costumbre de familia
(83%) y su uso no nos hace ver
maduros e importantes (82%).
• DROGAS: afirman que las drogas
hacen daño (95%); no están de
acuerdo sobre la afirmación que “su
uso me permite formar parte de mi
grupo de amigos” (82%); sí se percibe
que las drogas son un problema de la
juventud (78%); no están de acuerdo
que las drogas “me hacen sentir más
grande e importante” (78%).
Se puede destacar que los consumidores y
abusadores son minoría, pero su porcentaje crece
y eso alarma, y entre las y los adolescentes, las
percepciones sobre las drogas permiten configurar
más factores de prevención, que de riesgo. Además
existe una relación entre consumos y ambiente
conflictivo en las familias, aunque no es absoluta, ni
es la única. Con todo, permite actuar en el ámbito
de la prevención. Y se hace necesario también
revisar las pautas de crianza.
9
Tomado de documento “Anotaciones para prevención de
drogas en la familia”, MinEduc., 2013.
16 17
Prevención en Familias del consumo de drogas, alcohol y tabacoPrevención en Familias del consumo de drogas, alcohol y tabaco
3. LA PREVENCIÓN
REQUIERE DE PADRES
Y MADRES ABIERTOS
En efecto, la prevención de drogas requiere
de padres y madres abiertos a comprender las
dimensiones de la problemática, sobre las relaciones
que particularmente los adolescentes establecen
con alcohol, tabaco y drogas, sobre los resultados
que se produce si no se actúa y lo más importante,
estar abierto a construir una mirada anticipatoria y
de alerta.
Parte fundamental de comprender la problemática
es disponer de elementos que ayuden a explicarnos
el por qué o los por qué los chicos y chicas,
especialmente, los adolescentes encuentran o
viven condiciones que pueden impulsarles hacia el
contacto y consumo con las drogas.
Aquí las preguntas que nos formulamos parten de los
contextos de las familias, en el sentido de qué puede
estar ocurriendo en la convivencia de las familias y
en la vida de chicos y chicas, que conjuntamente
en su condición de escolares, les proyecta o puede
proyectarles hacia experiencias de uso y consumo
de drogas. Y nos preguntamos, no solamente
para intentar la comprensión del lado social de las
drogas, sino confrontar el mismo ámbito de nuestras
familias, en un ejercicio de profunda honestidad.
El siguiente cuadro, que entrelaza hallazgos de
diversas investigaciones nos puede ayudar a
comprender esta dimensión de la problemática, más
cercana a nosotros, para poder actuar. El cuadro nos
presenta tres columnas, la primera lleva los colores
que convencionalmente se asignan a las alertas.
Han oído ustedes hablar de la “alerta amarilla”, o
la de color “naranja” o la alerta “roja” para señalar
el riesgo extremo o inminente. Pues bien, en
esa secuencia se describen los contenidos de
las restantes columnas. La segunda columna
señala precisamente indicadores relacionados con
percepciones, hechos, sentimientos y emociones en
relación a cómo viven en sus familias y hogares.
En la tercera columna, se anota algunas de las
respuestas que chicos y chicas buscan frente a la
cotidianidad que viven, a veces no una búsqueda
intencionada, pero que si se produce el contacto
con drogas, éstas pueden hallar un justificativo o un
sentido.
10
FAD, Percepciones sociales sobre drogas en Quito, p. 89.
Chicos y chicas van creciendo con
dificultades en la conducción de
sus comportamientos, en la toma
de decisiones, en la adopción de
sus límites, en la construcción
de sus proyectos de vida, lo
cual podría entenderse que
ocurre de conformidad a valores,
convivencia asertiva, hogares de
contención12
.
Frente a esto los chicos y las chicas
están invadidos de información,
el uso de las TIC amplifica las
posibilidades de desorientación,
se registra vacíos y zonas “sin
color” que puedan iluminar los
pasos.
Chicos y chicas viven en
medios familiares violentados,
desarticulados y con escasos
vínculos (generalmente no están
los padres y/o madres) y sufren
desarraigo y no cuentan con un
soporte para asirse ni un apoyo
para ver otras dimensiones de sus
vidas (sus proyectos de vida son
inciertos).
Frente a esto los chicos y las chicas
se sienten impulsados a explorar,
para lo cual no registran marcos,
límites o reglas. Algunas familias
aunque no animan en forma
explícita, a los comportamientos
“infraccionales”, los permiten
(en el extremo están las familias
dedicadas al microtráfico)13
.
11
“Ahora bien, diversos estudios han determinado que los adolescentes y jóvenes actúan por simple curiosidad, imitación, sentimiento de invulnerabilidad,
rebeldía o afán de independencia. Muchos de ellos y ellas enfrentan el peligro de iniciarse en el consumo y posteriormente escalar a la adicción. El y la
adolescente colocan la droga en el lugar que desea, por lo tanto la acción de esta no depende solo de sus características como droga, sino de lo que
de ella se espera, de lo que buscan quienes la consumen y la suministran, y de lo que dicta el entorno” (Abuso de drogas en adolescentes y jóvenes y
vulnerabilidad familiar, CEDRO-UNODC, Lima, 2013).
12
“Y es precisamente en este punto en el que encuentra acomodo este acercamiento a los consumos de riesgo desde la perspectiva mencionada, la que
fija el foco de interés sobre los valores, sobre las prioridades vitales y sobre las perspectivas personales en relación al riesgo, antes de centrar la atención
en los propios consumos. Porque conociendo mejor cómo piensan y en base a qué elementos, principios y valores actúan los y las jóvenes, estaremos
en mejor disposición de analizar el porqué de sus actos” (Mismas drogas, distintos riesgos, Madrid, 2013).
13
“Los vínculos débiles y las relaciones de insatisfacción respecto al medio socializador familiar han sido señalados por Protinsky y Shilts (1990) y
Elzo (1996) como fuertes factores de riesgo a tener en cuenta en el consumo de drogas en adolescentes. Al respecto, Vielva, Pantoja y Abeijón (2001)
encontraron que existe una menor satisfacción con el funcionamiento familiar, tanto desde la percepción de los hijos como de los padres, en las familias
donde los hijos consumen drogas, lo cual sugiere que la falta de satisfacción podría estar en la base del consumo” (Abuso de drogas en adolescentes y
jóvenes y vulnerabilidad familiar, CEDRO-UNODC, Lima, 2013).
“Entonces todo depende de los valores
de cómo y dónde vienen, porque si
el papá le dice mira que no debes
de fumar y le da duro, pero él, sin
embargo, se baja una cajetilla diaria
de cigarrillos, entonces qué tipo de
ejemplo está dando”.
Informante grupo local Quito10
Los chicos y chicas se sienten
desatendidos en casa, algo está
pasando en los hogares que ellos
y ellas relativizan los vínculos
afectivos y los sociales en general.
Muchos llegan a sentirse poco
felices y aun infelices.
Frente a esto buscan espacios en
otros contextos, entre los amigos,
en el sentido de la fiesta, en la
necesidad de otras experiencias
incluyendo las que ponen a
prueba los límites. Los contactos,
la curiosidad de probar algo de lo
cual muchos hablan11
.
18 19
Prevención en Familias del consumo de drogas, alcohol y tabacoPrevención en Familias del consumo de drogas, alcohol y tabaco
Esta es una forma de ayudar a la comprensión.
Sabemos que la problemática es aún más compleja
que un cuadro de doble entrada. Sin embargo,
muchos padres y madres se preguntan por qué chicos
y chicas se involucran con drogas y es preciso, por eso
mismo, apoyar las búsquedas de respuestas con las
referencias que ofrece la investigación.
El cuadro nos refiere que no hay una sola explicación
causal. Más bien, encontramos que se produce una
combinatoria de diversas circunstancias. Y en cuanto a
los ambientes de familia, los factores que los impulsan
van desde vínculos familiares debilitados temporal
o permanentemente hasta ambientes fuertemente
deteriorados.
A veces, en el análisis teórico se ha puesto mucho
acento en que existiría una correlación entre las
situaciones dramáticas por las que pasan algunas o
varias familias con la ocurrencia o acceso a drogas, de
parte de sus hijos e hijas. Así, se ha dicho que familias
“desorganizadas”, “marginales”, “empobrecidas”,
“de migrantes”, “abandonadas” tendrían una mayor
conexión con las drogas, o al menos, existirían algunas
condiciones objetivas para tocar ese ámbito.
Lo que muestra la realidad investigada es la
relevancia de los vínculos. Cómo se sienten y se
viven los vínculos de familia por parte de chicos y
chicas. Cómo se sienten y viven incluidos y contenidos
en sus familias. Cómo se traducen esos vínculos, a
qué costumbres y prácticas de familia los llevan.
Parece que este es un punto básico para ser analizado
y abordado por padres y madres de familia.
El cuadro es una suerte de “termómetro” que puede
ayudar a que las familias “se ubiquen” (nos ubiquemos)
en la situación que ellos perciben de sí mismos. La
situación en rojo es la más compleja.
Al “tratar de ubicarse” algunas familias pueden
reconocerse fuera de estas situaciones, otras podrían
sentirse en alguna de ellas… Y si es así, entonces
pueden decidirse a actuar.
Analizar estas situaciones nos pone frente a una
consideración importante respecto de lo que es el riesgo
social. El riesgo social no se refiere necesariamente a
algo “externo” o “lejano”, porque puede tratarse de algo
más bien “cercano”. Es necesario preguntarnos por
lo que está pasando con el modo de comunicarnos,
de construir relaciones de afecto y confianza en las
familias y en los hogares; preguntarnos por lo que está
pasando en el contexto social (Institución Educativa,
comunidad, medios, sociedad) que hace que los
consumos de drogas se disparen…
Posiblemente algunas de esas situaciones son
más cercanas de lo que pensamos y pueden ser
condiciones de riesgo, un “caldo de cultivo” que
permite la aparición de los riesgos sociales. En ese
sentido es clave estar atentos y atentas para percibir
esas señales, por ello, la interlocución entre las familias
y los docentes es fundamental.
Familias con actitud e intención
de prevenir
Este material busca aportar con pistas e insumos
que faciliten el reconocimiento de la prevención como
una forma respetuosa y atinada de aproximarnos a
un fenómeno social que, actualmente, convoca la
atención de docentes, familias y sociedad en general.
En este punto abordaremos elementos para perfilar
de mejor manera el enfoque más adecuado para
trabajar la prevención.
Como docentes, como padres y madres de familia,
seguramente tenemos la experiencia de darnos
cuenta cuando “algo extraño o distinto” pasa con
los niños, niñas y adolescentes (eso es detectar); si
nos damos cuenta es probable que nos metamos
en el asunto, que nos impliquemos (eso es afrontar);
y al implicarnos identificaremos que hay algunas
cuestiones que están en nuestras manos, por
ejemplo, modificar ciertas formas de relación en casa
(a eso le llamamos anticipar). Y detectar, afrontar y
anticiparnos llamamos también prevenir.
Si queremos prevenir el consumo de drogas,
necesariamente tenemos que decidirnos por anticipar,
y esto implica actuar estratégicamente, tomar en
cuenta a las instituciones educativas y a los actores
que rodean el contexto familiar.
No obstante, los sujetos fundamentales de la
prevención son los mismos chicos y chicas. Padres
y madres de familia no pueden hacer prevención
por su cuenta, sin incluir la participación decisiva
de sus hijos e hijas, y la participación de los
centros educativos.
¿Y por qué involucrar a las familias en la gestión de la
prevención? Las familias son parte de esa triangulación
–no pueden estar ausentes- y son el ámbito de
contención por excelencia, el ámbito primario de
referencia de los niños, niñas y adolescentes.
Si las familias están atentas a sus hijos e hijas y tienen
elementos para darse cuenta y percibir “señales”,
se implican y se involucran, entonces habrá
modificaciones de hábitos, de comportamientos, de
actitudes… Son una suerte de “antenas” emergentes
que pueden actuar de gran forma en la prevención del
consumo de las drogas.
• La investigación registra que usos y consumos de
drogas puede implicar a niños y niñas y no solo a
adolescentes como podría sostenerse ;
• Los canales de adquisición de drogas empiezan
porque un amigo o amiga o familiar le vende o le
regala ;
• Los comercios informales, en particular, los
cercanos a los centros educativos pueden convertirse
en lugares de expendio camuflado de drogas ;
• En algunas ocasiones los niños, niñas y
adolescentes acceden a “probar” o consumir drogas
o estupefacientes por una invitación al consumo
lúdico, un motivo de diversión, “cosas de amigos”…
Afrontar
Detectar
Anticipar
Prevenir
14
En julio de 2014, en cuatro centros de salud pública de Guayaquil, de nueve especializados para tratar casos con síndrome de abstinencia, se
registraron 471 adolescentes con problemas de consumo de drogas. Entre estos hay niños de 8 años. El Universo, 12 de septiembre de 2014.
15
Fuente: Estudio Nacional sobre uso de drogas en población general. Citado en El Universo: http://www.eluniverso.com/noticias/2014/12/14/
nota/4338366/menores-blanco-microtrafico-drogas. Para el grupo de población de 12 a 18 años, los canales de adquisición de drogas se
presentan así: 1,7% en eventos públicos, 10,7% vende o regala un amigo o familiar, 15% compra a través de un amigo a familiar, 25,5% en
bares y discotecas, 25% en la calle, 32% vende o regala un amigo del trabajo.
16
Fuente: http://www.elcomercio.com/actualidad/detenidos-drogas-colegios-microtrafico.html
20 21
Prevención en Familias del consumo de drogas, alcohol y tabacoPrevención en Familias del consumo de drogas, alcohol y tabaco
Y en esta lista podemos añadir más señales, algunas
de ellas con evidencias y certidumbres sobre cómo
chico y chica se involucran con las drogas, con alcohol
y tabaco. Queda planteada que la prevención
a iniciativa de las familias les concierne a sus
propios ambientes, pero también les lleva a revisar
los entornos de amigos de sus hijos e hijas, los
entornos de la institución educativa, y acordar con
directivos, docentes y demás padres y madres de
familia las acciones de protección.
Sin duda, la idea está mucho más clara: es
impostergable la necesidad de estar atentos a
los espacios cercanos en los que estudian, viven y
comparten nuestros niños, niñas y adolescentes.
Prevenir integralmente
La prevención del consumo de drogas está llamada
también a convertirse en una acción pública. Es decir,
una acción de las familias, pero también de la sociedad
y de la institucionalidad pública.
El fenómeno del consumo de drogas implica redes de
tráfico, delincuencia organizada, atraviesa geografías
y contextos vulnerables. Es un asunto multicausal y
complejo; no hay causas únicas, no hay respuestas
simples. Por todo ello es clave que a más de la
institución educativa, las familias estén presentes y
sean parte fundamental de la gestión frente al riesgo
del consumo.
Gestionar la prevención integral17
es articular el conjunto
de acciones y estrategias orientadas a todos los
actores (familias incluidas) de la comunidad educativa,
y encaminadas a estimular el desarrollo integral de las
personas, para reducir la aparición de problemáticas
sociales.
Estas acciones articuladas tienen como propósito
fortalecer habilidades para la vida de los
estudiantes.
- Visto así, la gestión de la prevención
integral en la institución educativa se
dirige a facilitar el empoderamiento de
las y los estudiantes y el desarrollo de
sus capacidades para tomar decisiones
con respecto a sus proyectos de vida
“de manera informada, consciente,
libre y autónoma; adquieran valores
y principios mediante la práctica y se
involucren en la realidad social que les
rodea, bajo los principios del buen vivir y
la cultura de paz”18
.
Esos proyectos de vida también implican el fortalecer
las relaciones familiares afectuosas y respetuosas, y
el mejorar la capacidad de comunicación, reflexión y
análisis sobre las presiones sociales y así “propiciar la
expresión de sentimientos, pensamientos, inquietudes,
propuestas y, a la vez, iniciar la escucha activa que
permita el crecimiento personal y colectivo”19
.
Entonces, animar la construcción de Proyectos de
Vida, es clave para hacer prevención integral. Fortalecer
vínculos con la familia y fortalecerse ante presiones de
grupos y ambientes son elementos esenciales de esos
Proyectos de Vida.
El pleno ejercicio de derechos de niños, niñas y
adolescentes puede preservarse si logramos un
abordaje temprano de situaciones relacionadas con
las drogas. Garantizar un entorno positivo para el
desarrollo de los estudiantes y la armonía de los
actores de la comunidad educativa nos implica a todos
y todas, directivos, docentes y familias trabajando por
un mismo fin.
Si vamos a aplicarnos “preventivamente”, es
necesario tener en cuenta aquello que caracteriza el
enfoque de prevención integral que mencionábamos
anteriormente20
.
• No es suficiente hacer distinción entre
drogas legales e ilegales. Las drogas en
general afectan al desarrollo integral. El
alcohol y el tabaco son las más consumidas
y son las que causan los mayores índices de
daños a la salud, familia y sociedad.
• El uso de las drogas no es considerado como
una enfermedad, mientras que el consumo
problemático es un problema de salud pública
que debe ser abordado.
• La persona que consume no debe ser
excluida, ni apartada; se la integra, acompaña
y apoya. Hay que reconocer sus necesidades
para que pueda enfrentar de manera autónoma
sus dificultades personales.
• El uso y consumo de drogas no es un problema
exclusivo de la adolescencia; ni la adolescencia
implica el uso o consumo de drogas.
•Laproblemáticadelasdrogasesunfenómeno
que es parte de la sociedad, es necesario
analizarla desde diferentes dimensiones y
considerando el vínculo drogas, consumidor
y contexto.
• Para reducir la demanda, es necesaria la
promoción del desarrollo humano integral y de
habilidades sociales.
17
Concepto tomado de Modelo de Atención Integral de los Departamento de Consejería Estudiantil. Ruta y protocolo de actuación frente a
situaciones de violencia y/o violencia sexual cometidas o detectadas en el Sistema Nacional de Educación (2015).
18
Op.cit.
19
Programa de Participación Estudiantil: Guía metodológica para padres, madres y representantes. Ministerio de Educación. 2014.
20
Fuente CONSEP “Usos, consumos de drogas y prevenciones” Quito-Ecuador 2013.
22 23
Prevención en Familias del consumo de drogas, alcohol y tabacoPrevención en Familias del consumo de drogas, alcohol y tabaco
Prevenir en nuestros hijas e hijas,
pero también en el conjunto social
Prevenir en el conjunto social e institucional para
reducir y resolver el consumo problemático de drogas,
para anticiparse a los riesgos personales y sociales,
representa un mandato y disposición legal que consta
en la Constitución Política y en el conjunto de normas
de la sociedad.
Desde la Constitución de la República:
•	 Art. 46.- “El Estado adoptará, entre otras, las
siguientes medidas que aseguren a las niñas,
niños y adolescentes: (…) Lit. 4. Protección y
atención contra todo tipo de violencia, maltrato,
explotación sexual o de cualquier índole,
o contra la negligencia que provoque tales
situaciones. Lit. 5. Prevención contra el uso de
estupefacientes o psicotrópicos y el consumo de
bebidas alcohólicas y otras substancias nocivas
para su salud y desarrollo (…)”.
•	 Art. 364.- “Las adicciones son un problema
de salud pública. Al Estado le corresponderá
desarrollar programas coordinados de
información, prevención y control del consumo
de alcohol, tabaco y/o sustancias estupefacientes
y psicotrópicas; así como ofrecer tratamiento y
rehabilitación a los consumidores ocasionales,
habituales y problemáticos. En ningún caso se
permitirá su criminalización ni se vulnerarán sus
derechos constitucionales. El Estado controlará y
regulará la publicidad de alcohol y tabaco”.
Desde la Ley Orgánica de Prevención:
•	 Art. 9.- Prevención en el ámbito educativo.- “Las
autoridades del sistema Nacional de Educación,
con el acompañamiento de la comunidad educativa
y la participación interinstitucional e intersectorial,
desarrollará políticas y ejecutará programas, en
todos sus niveles y modalidades, cuyos enfoques
y metodologías pedagógicas participativas se
encaminen a la formación de conciencia social
y personalidad individual para prevenir el uso y
consumo de drogas”.
“Del mismo modo, propiciará el relacionamiento
entre pares y espacios de enseñanza - aprendizaje,
para generar conocimiento, fortalecer las habilidades
sociales para la vida y afianzar los vínculos familiares”.
“Será prioritaria la orientación y capacitación
continua de los docentes en prevención integral del
fenómeno socio económico de las drogas, para lo
cual la autoridad educativa nacional incluirá en sus
procesos de formación esta materia”.
Desde la Ley Orgánica de Educación Intercultural
(LOEI):
•	 Art. 3.- literal n.- “La garantía de acceso plural y
libre a la información y educación para la salud
y la prevención de enfermedades, la prevención
del uso de estupefacientes y psicotrópicos, del
consumo de bebidas alcohólicas y otras sustancias
nocivas para la salud y desarrollo”.
Desde el Código de la Niñez y la Adolescencia:
•	 Art. 27.- Derecho a la salud (…) “Se prohíbe la venta
de estupefacientes, substancias psicotrópicas
y otras que puedan producir adicción, bebidas
alcohólicas, pegamentos industriales, tabaco,
armas de fuego y explosivos de cualquier clase,
niños, niñas y adolescentes”.
•	 Art. 78.- “Derecho a protección contra otra fo mas
de abuso; se establece que “los niños, niñas y
adolescentes tienen derecho a que se les brinde
protección contra el consumo y uso indebido de
bebidas alcohólicas, tabaco, estupefacientes y
substancias psicotrópicas” y la participación en la
producción, comercialización y publicidad de las
substancias y objetos que pongan en riesgo su
vida o su integridad personal”.
Como puede observar se dispone del marco jurídico
para proteger a la niñez y adolescencia y, a partir de
esos marcos, de la política pública e instituciones
sociales para acometer la tarea preventiva. Las familias,
también en estos marcos, tienen la corresponsabilidad
de promover la protección y dentro de este ámbito, de
realizar todas las actividades de prevención en forma
coordinada con las funciones institucionales, entre
ellas, las que corresponden a escuelas y colegios.
Los Departamentos de Consejería Estudiantil (DECE)
han establecido Rutas y Protocolos a seguir para
apoyar a chicos y chicas que presentan consumos
problemáticos de drogas, que les conexiona con las
instituciones de salud y las de protección, y cuando
sea necesario, también con los servicios de justicia.
De otra parte, el mismo DECE despliega junto con los
docentes tutores las actividades de fortalecimiento de
las capacidades educadoras de las familias, para que
ellas asuman junto a las instituciones educativas las
actividades de prevención.
4. CÓMO LAS FAMILIAS
HACEN LA PREVENCIÓN:
detectan, afrontan
y se anticipan
Algo que seguramente sea lo más común entre
los adultos, es la experiencia de ser padres y
madres. Esta puede ser un factor que nos
liga a todos y todas, más allá de si somos
docentes, directivos, docentes tutores…
Todo esto es válido porque nos ayudará a ser
mejores padres y madres, más cercanos, más
cálidos, más comunicativos, pero sobre todo
más atentos a los niños y niñas y al contexto
en que se desarrollan.
Desde este punto común podemos avanzar
a complementarnos en una estrategia de
prevención, obviamente cada contexto es
distinto, pero en cada uno podremos observar
aquello que nos sea más útil de aplicar y
construir.
Es necesario que institución educativa y familia
actúen de forma colaborativa y coordinada,
como aliados.
El riesgo del consumo de drogas no se resuelve
en ámbitos aislados: se resuelve si los dos
ámbitos entran en diálogo y actúan de modo
conjunto. Con esta premisa, veamos cómo
se puede detectar, afrontar y anticiparse, al
consumo de drogas.
Detectar es prevenir
Muchas veces el consumo de drogas
permanece invisible a los ojos de los padres
y madres, incluso para los más atentos y
sensibles. De hecho una duda frecuente de
padres y madres tiene que ver con identificar
si sus hijos e hijas usan drogas. En ocasiones
asumimos una actitud inquisitiva y podemos
llegar a violar su intimidad cuando tenemos
sospechas. Es importante entender que
durante la adolescencia las personas tienen
comportamientos diferentes a cuando son
niños y las relaciones construidas con la familia
cambian.
Es clave también tomar en cuenta que
el intentar saber si nuestros hijos o hijas
consumen drogas nunca puede convertirse
en una obsesión, llegar a ese punto bloquearía
la comunicación con los chicos y chicas.
Tampoco sería bueno pasarnos al extremo de
sospechar de todo.
24 25
Prevención en Familias del consumo de drogas, alcohol y tabacoPrevención en Familias del consumo de drogas, alcohol y tabaco
A continuación describiremos algunos signos o comportamientos21
que pueden o no estar relacionados con los usos
de drogas, cuando varios de estos indicadores están presentes, es necesario que estemos atentos y busquemos
orientación profesional.
22
Fuente:
http://www.elcomercio.com/actualidad/padres-cuidado-
planteles-drogas-guayaquil.html
Señales Descripción
- Si baja del
rendimiento
escolar.
- Si falta a clases
a menudo.
- Si cambia el
grupo de amigos
radicalmente.
- Si ha notado
que su carácter
ha cambiado.
- Si sabe que
tiene amistades
que usan drogas.
- Si nota síntomas
físicos poco
habituales.
- Si lo nota
confundido,
desorientada.
Si las calificaciones y rendimiento académico de nuestros hijos disminuyen en relación con los periodos anteriores.
Este indicador puede o no estar asociado al uso; sin embargo, estos cambios son una señal y hay que verificar
qué está pasando; visite la institución educativa, converse con el personal docente y sus otros compañeros.
La institución educativa le informa que su hijo o hija falta con frecuencia y usted no se ha enterado. Intente
acercamientos con su él o ella para comunicarse y darle a conocer sus inquietudes sobre el porqué de las
ausencias a la institución.
En la adolescencia es común cambiar de grupo de amistades; sin embargo, es necesario que pregunte a sus
hijos e hijas por sus nuevas amistades y esté pendiente de las actividades que realizan.
Las variaciones en los estados de ánimo (agresividad, aislamiento) suelen ser comunes en los y las adolescentes,
pero debemos considerar muchas veces los cambios de humor asociados al consumo de drogas pueden ser más
visibles y excesivos.
Si conoce que las amistades de su hijo o hija presuntamente usan drogas es necesario que no haga juicios de
valor, no impida la relación de sus hijos e hijas con estas personas de manera violenta ni tajante. Más bien,
dialogue y reflexione con su hijo e hija sobre los riesgos a los que está expuesto, así podrán ejercer su capacidad
de tomar sus propias decisiones y responsabilizarse de ellas.
Si observa: pupilas dilatadas o contraídas, ojos enrojecidos y pequeños; congestión nasal, reacción lenta de
movimientos, habla muy despacio o por el contrario está muy acelerado.
Si es así, debe acudir a un centro médico para descartar una enfermedad física, pues este indicador no se
relaciona necesariamente con el uso de drogas.
Escuche a su hijo o hija, converse con él o ella. Con toda seguridad necesita ser ayudado y escuchado y, con su
comportamiento, está expresando una necesidad, un conflicto, un problema a ser resuelto con apoyo.
Pase más tiempo con él o ella, comparta actividades diversas y profundice su relación y el diálogo con él o ella.
Promueva sus talentos, aliéntelo en sus aspiraciones y búsquedas y anímelo también a participar en actividades
sociales y nuevos grupos de amigos y amigas.
21
Basado en “Programa de Participación Estudiantil. Guía metodológica para padres, madres y representantes”. Ministerio de Educación,
Ministerio Coordinador de Desarrollo Social, AECID. 2014
El paisaje social en el que viven hoy los chicos y
chicas tiene mucha distancia con aquel en el que
nos formamos quienes somos ahora adultos. Valores
sociales, aspiraciones, búsquedas personales,
reconocimiento de diversidades, acceso a internet,
telefonía móvil; incluso el escenario social, cultural
y político son elementos que evidencian paisajes
de formación distintos. Y es en esta diversidad que
tendremos que aplicarnos en forma colectiva para
actuar y prevenir.
Es importante conocer cuáles son los hábitos e
intereses de nuestros hijos e hijas. En esta etapa
de la vida se generan algunos cambios y cuando éstos
son demasiado rápidos o bruscos constituyen una
señal de alerta. Muchas veces los grupos de amigos,
amigas y el contexto mismo ejercen presión para
actuar de un modo u otro; es clave entonces observar
a los chicos y chicas en contexto.
“Usan uniformes y van a los colegios con sus
hijos. Algunos padres de familia dejaron sus
empleos para recorrer pasillos, patios, baños,
canchas, en horarios matutino y vespertino.
Todos tienen un objetivo en común: cuidar
de las drogas a sus hijos -y a los que no son
suyos, también-. Hace un año, Jorge decidió
unir a 60 padres y madres para colaborar en
la vigilancia interna del plantel fiscal donde
estudian sus hijos, uno de los más grandes de
Guayaquil. “Queremos librarlos de la hache”,
dice. Él sale cada tarde de su casa, equipado
con jeans y camisa azul bordada con la palabra
‘brigadista’. Una credencial de cartón guinda
de su cuello”.
Nota de prensa22
El Comercio, 29 de Diciembre de
2015.
Como ve, hay ejemplos de situaciones en que los
padres y madres de familia han tomado la opción de
involucrarse más a fondo en el cuidado de sus hijos e
hijas.
Sin duda alguna, detectar quiere decir también explorar
los síntomas e indicadores de su hogar y, quien sabe,
en un momento determinado puede ser lo más valioso
que se haga:
• Cómo están los vínculos de afecto, de solidaridad y
de buen trato en la casa;
• Cómo va la práctica o costumbre de hablar, de
conversar, de tener confianza;
• Cómo va la organización del tiempo libre en casa,
cómo nos hemos repartido las responsabilidades,
cuándo los chicos y chicas juegan, cómo lo hacen;
• Cómo transcurre el uso de la televisión, de la internet,
de los celulares, hay reglas de uso y cómo se aplican;
• Se conoce de modo suficiente al entorno de amigos
de los hijos e hijas;
• Se concurre a la institución educativa para conocer
el estado del rendimiento académico y de los procesos
naturales del desarrollo evolutivo;
26 27
Prevención en Familias del consumo de drogas, alcohol y tabacoPrevención en Familias del consumo de drogas, alcohol y tabaco
• Se conoce cómo gasta el dinero que recibe
de casa, en qué lo emplea y con qué frecuencia;
• Se conoce en qué andan los hijos e hijas
y se puede dar cuenta sobre sus gustos,
sus preferencias, sus preocupaciones y sus
proyectos.
Preocúpese si algunos de estos puntos no
pueden ser contestados. Fortalecer los vínculos
de la familia es una misión permanente, de
todos los días, con todos los hijos e hijas y en
toda época de su desarrollo. Si se detecta
que alguno de esos valores comienza a
desdibujarse o a quebrarse actúe en favor de
restablecer las condiciones que devuelven la
serenidad y afectividad a su casa. Este es uno
de los sentidos de la prevención como detectar.
Afrontar es prevenir
Si bien los usos y consumos de drogas pueden
ser asumidos como una decisión personal, en
el caso de menores de edad (hijos e hijas) ellos
pueden sentir presión social para consumir,
mediante intimidación, chantaje o manipulación
de parte de amigos y/o conocidos, incluyendo
los propios fa miliares.
Tomaremos en cuenta algunas consideraciones
y pistas23
para afrontar junto con nuestros hijos e
hijas sobre los usos y consumos problemáticos
de drogas, así como para realizar prevención
integral en nuestros hogares.
Si detecta que su hija o hijo está siendo
presionado para usar alguna droga:
•	 Reconozca oportunidades para hablar
sobre el tema con sus hijos o hijas, por
ejemplo: una noticia sobre drogas o alcohol
en algún medio de comunicación. Si su hija
o hijo muestra curiosidad por el alcohol,
hable del tema. Coméntele sus propias
experiencias y opiniones sobre los riesgos
en relación con esta droga.
•	 Indague sobre la información que sus hijos
e hijas manejan sobre las drogas; mantenga
una conversación relajada, entendiendo lo
que él o ella le comunican. Muchas veces
lo que quiere es despejar dudas y no
que está en problemas de consumo. La
actitud clave es construir puentes de
comunicación.
•	 Es importante recordarle que cada persona
tiene capacidad de tomar decisiones.
•	 Importante ayudarle a encontrar
internamente los recursos personales y
sociales para enfrentar una situación y
prepararlo para reaccionar positivamente
ante una nueva insistencia. Si previamente
hemos construido relaciones de afecto,
comunicación y confianza esto será más
fácil; no es algo que se logra de la noche
a la mañana.
•	 Es bueno que nuestros hijos e hijas
sepan que deseamos su bienestar, que
deseamos dialogar de todo lo que le
sucede y que para nosotros es importante
apoyarles siempre.
•	 Muéstrele que para usted lo más importante
es su bienestar, escuche con atención sus
puntos de vista y atienda sus sentimientos.
Exprese sus sentimientos para ayudarles a
que comprendan mejor su punto de vista.
•	 Pregúntele por las normas existentes en
la institución educativa sobre los usos y
consumos problemáticos de drogas, así
como la forma de resolver los problemas
relacionados a sus usos.
•	 Respalde el respeto a los derechos
humanos y que se proteja la integración e
integridad de las personas.
•	 Es importante que comunique a sus hijos
e hijas que usted estará a su lado siempre
que lo necesiten. No dé por supuesto que
ya lo sabe, es importante que lo escuche
de usted.
•	 Recuérdeles que está a su disposición
para ayudarles a afrontar sus problemas
y pregúnteles si les puede comentar
un consejo o sugerencia acerca de las
soluciones que, a su criterio, pueden
resultar más útiles.
•	 Cuando dé un consejo, no espere que sea
tomado. No decida por sus hijos e hijas y
ayúdeles a irse responsabilizando de sus
decisiones.
•	 Ante la duda sobre si su hijo o hija usa
drogas, la primera reacción puede ser de
miedo. Aunque no siempre resulte fácil
controlarse, será de gran ayuda hablar con
calma tratando de escuchar claramente lo
que le trata de decir.
•	 Muchas familias piensan que una buena
estrategia para evitar que sus hijos e hijas
usen o consuman drogas es contarles
historias exageradas y que inspiran miedo.
Estas tácticas tienen pocos resultados a
corto plazo; la táctica del temor no es la
más efectiva.
•	 Comparta el tiempo libre de nuestros hijos
a través de actividades lúdicas, artísticas
y/o físicas.
Acercarse a los niños, niñas, adolescentes y
jóvenes para afrontar el tema de las drogas
implica justamente no empezar a hablar de
eso. Hay que empezar por escuchar y luego
hablar. Llegar a hablar de cuestiones de
consumo de drogas es un punto de llegada,
no un punto de partida.
Recuerde que más importante que saber todo
sobre las drogas, es entender y valorar a sus
hijos e hijas, saber al máximo de ellos, saber si
están bien, saber si crece en ellos la felicidad
y la libertad…
Si el caso es que él o ella, está incitando o
presionando a otros/as para consumir:
•	 Escuche a su hijo o hija, converse con
él o ella. Con toda seguridad necesita
ser ayudado y escuchado y, con su
comportamiento, está expresando una
necesidad, un conflicto, un problema a ser
resuelto con apoyo.
•	 Sea claro y preciso, firme pero amable,
exprese en que no tolerará ningún tipo de
actos de esa naturaleza.
•	 Pase más tiempo con él o ella, comparta
actividades diversas y profundice su
relación y el diálogo con él o ella.
•	 Comparta su preocupación con los
docentes, tutores y orientadores del
establecimiento educativo. Permita que le
apoyen, busque ayuda.
Aunque casi todo lo que hemos compartido
en las líneas anteriores es completamente
factible hacerlo en la escuela y en la familia,
es necesario que reflexionemos un poco más
acerca de la importancia de la acción común
pero también, de la necesidad de abrir las
puertas y establecer lazos de confianza y
seguridad con las familias e incentivarlas,
entonces, a informar y recurrir a la escuela,
para actuar en conjunto.
El contexto no siempre es favorable para estas
acciones; sin embargo es allí donde debemos
actuar. Es fundamental retomar esta idea de
trabajar en equipo: docentes, directivos y
padres y madres de familia, la triangulación de
la que hablábamos antes. Cada actor puede
afrontar situaciones de consumo de drogas
desde sus diversos frentes.
Anticiparse es prevenir
Hemos hablado primero de la detección
porque eso nos pone en situación de estar
atentos a lo que sucede con los niños, niñas y
adolescentes y sus contextos; luego hablamos
de afrontar situaciones de consumo de drogas
en la escuela porque eso implica tomar la
decisión de actuar frente al problema. Pero
lo uno y otro nos lleva a la prevención, en el
sentido que si actuamos preventivamente,
nuestras miradas se concentran mejor en
detectar avisos y en afrontar los riesgos.
La prevención es la prioridad sobre la que
debemos trabajar con las familias y con los
propios niños, niñas y adolescentes. Nuestra
aspiración, como institución educativa, y
como familias es prevenir y evitar la existencia
de situaciones de consumo.
Para ello, es fundamental aprender a identificar
y fortalecer factores de protección, es decir,
procesos y prácticas que pueden evitar que
este tipo de situaciones aparezcan. Y también,
por supuesto, aprender a advertir la presencia
de factores y condiciones de riesgo.23
Basado en Programa de Participación Estudiantil. Guía
metodológica para padres, madres y representantes. Ministerio
de Educación, Ministerio Coordinador de Desarrollo Social,
AECID. 2014.
28 29
Prevención en Familias del consumo de drogas, alcohol y tabacoPrevención en Familias del consumo de drogas, alcohol y tabaco
•	 El conflicto es una oportunidad. Si bien hay
que reconocer que ningún conflicto nos pone
felices, también hay que procurar ver las cosas
de forma distinta. Al final, la vida es una cuestión
de actitud24
.
•	 Anime a los niños, niñas y adolescentes a
construir sus proyectos de vida: esa “mirada
de futuro” les ayuda a configurar un centro
de gravedad emplazado en sus búsquedas e
intereses personales. Mientras más claro el
proyecto de vida, más clara la dirección.
•	 Como familias, identificar y reconocer el tipo de
relación que se tiene con los hijos. Desde esa
constatación ya se puede saber lo que trabajar
desde uno mismo y eso contribuye a que las
personas sean menos vulnerables.
Factores de Riesgo
Nos interesa identificar los factores de riesgo en los
diversos contextos. Adentro y afuera de la familia.
Adentro y afuera de la institución educativa. Adentro
y afuera de la comunidad local, en donde vivimos.
Especialmente, interesa que revisemos los factores
de riesgos “invisibles” o poco visibles, aquellos que
están en nuestra misma cotidianidad, en nuestros
ambientes más íntimos y que a veces no nos damos
cuenta y los pasamos inadvertidos.
Al inicio del punto 3, se describen factores de riesgo
relativos al contexto de familia y las capacidades de
vinculación afectiva y emocional.
Como señala el documento Estándares
InternacionalesenlaPrevencióndeDrogas(UNODC),
hoy se tiene una comprensión más completa de lo
que hace a las personas vulnerables para iniciar el
uso de drogas (“factores de riesgo”), tanto a nivel
individual como a nivel del medio ambiente.
Más que una falta de conocimiento sobre las drogas
y sus consecuencias, la evidencia apunta a los
siguientes factores de riesgo26
:
•	 Rasgos de personalidad con baja autoestima y
baja asertividad.
•	 El abuso y rechazo familiar.
•	 La falta de apego a la escuela y a la
comunidad.
•	 Crecer en comunidades violentadas,
•	 Tensión y acelerada búsqueda de
•	 sensaciones nuevas.
•	 Dificultad para alcanzar relaciones disciplinadas
consigo mismo y con los demás.
•	 Escasa tolerancia a la frustración y baja
capacidad para afrontar adversidades.
•	 Elevada e incesante necesidad de
•	 aprobación social.
•	 Dificultad para el manejo del tiempo libre.
•	 Bajo aprovechamiento escolar.
•	 Falta de habilidades sociales, como
•	 para decir no.
•	 Falta de conocimientos sobre drogas.
•	 Falta de habilidades para tomar decisiones y
resolver problemas.
Y en relación con la familia, también han sido
considerados factores de riesgo aquellos que
describen ambientes cerrados, autoritarios e
impositivos; también aquellos que maltratan,
violentan o lastiman el vínculo con hijos e hijas.
Tienen efectos parecidos, factores de permisividad
y evasión de responsabilidades. También el
desconocimiento de los hijos, la ausencia de diálogo
y la provocación de crisis familiares.
Factores de protección
Se reconoce que algunos factores de protección
frente al contacto y consumo de drogas, tanto en la
institución educativa como en la familia son:
•	 Aprovechar el tiempo y la relación con sus
estudiantes y a sus hijos e hijas. Esto supone,
necesariamente, un tiempo de dedicación,
gusto por compartir ese tiempo, creatividad para
desarrollar diferentes actividades. No siempre se
trata de sentarse a conversar. Se trata de proponer
actividades diversas, agradables, lúdicas, que nos
permiten conocernos mutuamente, saber quiénes
somos, compartir nuestras dudas, reflexiones,
preguntas, respuestas.
•	 Fortalecer la capacidad de observación.
Atender a los detalles y las señales. No se trata,
por supuesto, de alarmarse ante un primer
cambio de actitud pero si usted conoce bien a
sus estudiantes, a su hijo o a su hija, podrá notar
rápidamente si hay cambios reiterados en su
comportamiento y si algunos de esos cambios
son indicadores de situaciones problemáticas.
No los deje pasar, no piense que se resolverán
con el tiempo, porque lo que puede suceder es
que, por el contrario, se agraven. Si nota cambios
relacionados con los que hemos mencionado en
este documento, alerte sus sentidos, busque la
comunicación con sus estudiantes o con su hijo o
hija, y actúe rápidamente.
•	 Alimentar la confianza. Si sus estudiantes o
su hijo o hija no tienen con usted una relación
en la que se sienten seguros y libres, será
prácticamente imposible que se acerquen
a comentarle una situación de consumo de
drogas. La confianza genera vínculos profundos
de confianza con los niños, niñas y adolescentes.
Esos vínculos pasan por el respeto, la escucha,
la confidencialidad y la acción oportuna. Estas
son las cuatro virtudes que usted, como adulto,
debe cuidar en la relación con ellos y ellas. Si
estas cuatro condiciones se dan, la confianza
será la característica de su relación y toda
situación será más fácil de enfrentar.
•	 No solo hablar, ¡hacer! Si realiza actividades
de esfuerzo corporal y físico, promueva ese
tiempo compartido, camine por algunas horas el
fin de semana, escale alguna montaña, monte o
loma, practique algún deporte. Igual si le gustan
actividades de disfrute artístico como compartir
una buena lectura, ir al cine o ver una buena
película en casa; aprovechar cualquier exposición
de fotografía, pintura, escultura, en fin, las ofertas,
pocas o muchas que haya en la ciudad.
•	 Compartir actividades de entretenimiento y
lúdicas: quedarse en casa, con amigos, amigas
incluidos y dedicarse a los juegos de mesa:
cartas, parchís, ajedrez, damas chinas y tantas
otras posibilidades divertidas que conocemos.
Estar escuchando música, picando algo y nada
más, conversar. Porque en la conversación, los
seres humanos construimos vínculos, cercanías,
valores, cultura.
•	 Promueva el bienestar emocional y psicológico:
valore y alimente el desarrollo de las competencias
personales y sociales de los niños, niñas y
adolescentes; si ellos y ellas se descubren en sus
habilidades y capacidades, su actitud frente a sí
mismos es más empoderada.
24
Material Formativo para Familias. CECAFEC.2009.21
Op. Cit.
25
FAD, Percepciones sociales sobre drogas en Quito, p. 59.
26
Ministerio de Educación, módulo: Prevención de consumos de alcohol, tabaco y drogas (Piloto Educando en Familia), 2013, Quito.
“Yo creo que también habrá chicos
que como dicen que los padres están
todo el tiempo trabajando y lo que
les compensa solamente el dinero;
a lo mejor falta de atención, falta de
ánimo, lo harán por llamar la atención
de los padres no, y a lo mejor caen por
probar curiosidad y después ya no”.
Informante grupo local Quito25
30 31
Prevención en Familias del consumo de drogas, alcohol y tabacoPrevención en Familias del consumo de drogas, alcohol y tabaco
Acción combinada: escuela y familia27
Reiteremos: el entorno del hogar o de “la
casa” es clave para abordar la problemática
de consumo de drogas, alcohol y tabaco.
Muchas veces nos preguntamos qué hacer
para generar espacios de autonomía,
autoconocimiento, liderazgo, comunicación
y relaciones saludables en nuestro hogar. A
veces, quisiéramos un manual, una receta
para formar hijos e hijas felices. Sin embargo,
la complejidad que implica ser padre, madre o
representante rebasa cualquier manual o guía.
Aún más si recordamos que en el espacio
familiar se genera la oportunidad de desarrollar
todo aquello que deseamos, que no se crea al
decirlo, sino al hacerlo y vivirlo.
Los adultos en general, podemos sentirnos
incómodos al hablar con nuestros hijos e
hijas de las drogas. Algunas personas creen
que eso es tema solo de especialistas, otras
personas piensan que si dan un espacio para
conversar del tema, estimularán la curiosidad
hacia las drogas y aumentará el interés por
consumirlas. Este temor es por completo
irreal. Seguramente los adolescentes ya han
escuchado mucho sobre este tema y por
ello es importante iniciar la conversación con
lo que ellos y ellas ya conocen o con lo que
les inquieta.
Escuela y familia son aliadas necesarias y
tienen que ser inseparables en la tarea de
construir escuelas seguras, en la tarea mayor
de proteger a niños, niñas y adolescentes de
todos los riesgos y en la tarea, por supuesto,
de formarlos para que se auto-protejan; ya que
luego serán ellos, solos y solas, quienes frente
a los riesgos deberán tomar la mejor decisión.
Si usted como docente detecta que un niño,
niña o adolescente está teniendo experiencias
de contacto o consumo de drogas, recurra al
DECE y por favor siga el protocolo fijado.
Si es la familia la que identifica la situación,
deberá proceder del mismo modo:
comunicarse de inmediato con la institución
educativa, informar claramente la situación y
acordar el modo de proceder conjuntamente.
En ningún caso, deberían quedarse conformes
con reportar la situación. Ni de la escuela
a la familia, ni de la familia a la escuela. Es
necesario comprometerse mutuamente con
su seguimiento, acción y solución.
No hablar al respecto es dejar en manos
del azar que adquieran o no la información
adecuada. Son, precisamente, los niños,
las niñas y adolescentes los que no tienen
espacios de diálogo y desarrollo quienes no
saben qué decisiones tomar sobre los usos de
drogas y quienes tienen mayores riesgos.
Algunas de las habilidades que se sugiere
a los docentes es que cuando se aborda
en clases los contenidos relacionados con
alcohol, tabaco y drogas, que se encuentran
formulados en el currículo, se procure
vinculaciones de esas problemáticas con las
actitudes de los estudiantes frente a esas
sustancias; por ejemplo resulta valioso analizar
las conductas exploratorias de las drogas o
las de relación entre pares por intermedio de
sustancias, como no necesarias o ineficaces
para su desarrollo integral, aunque en el
imaginario pudieran haber insistencias,
como las que devienen del mercado y de las
influencias sociales como el “atrévete!” o el
“Disfruta de los extremos y de los riesgos!”.
Otras habilidades desarrolla el docente tutor al
acompañar o facilitar las actividades previstas
en esta Guía.
Cerramos aquí la triple acción Preventiva.
Recuerde, detectar, afrontar, anticiparse. Por
supuesto, PREVENIR constituirá la tarea mayor
de las familias y la institución educativa porque,
como lo hemos dicho al inicio, el objetivo es
reducir o anular los riesgos y factores por los
cuales los niños, niñas y adolescentes llegan
hasta las drogas. Sin embargo, que las
familias aprendan a detectar y a afrontar este
riesgo, en alianza con la o el docente y toda
la institución educativa, es una tarea urgente
porque la problemática ya está entre nosotros.
27
Op. Cit.
Así pues, la convocatoria está abierta: a
trabajar hombro a hombro y mano a mano por
una institución educativa segura, protectora
y protegida, y por familias protectoras,
contenedoras, en las que convivir tenga cada
día y todos los días, el signo del buen trato.
Una reflexión final
Destacamos aquí cuatro valores claves
que pueden apoyarnos en la gestión de
la prevención de drogas; estos valores
trabajados, experimentados y fortalecidos en
distintas proporciones nos pueden ayudar en
la tarea que nos hemos trazado.
La comunicación para poder conocernos y
re-conocernos como personas, como familia,
como profesores-alumnos es fundamental.
Sin comunicación no hay conocimiento del
otro, no hay cercanía, y sin cercanía no hay
posibilidad de construir lazos de confianza.
Cuando hay confianza, la comunicación ya no
es solo hablar y escuchar, la comunicación se
convierte en un punto de encuentro de otro
nivel.
La familia no se elige, como tampoco el lugar
o la época donde nacemos… La satisfacción
con la propia familia no es algo mecánico,
es algo intencional y querido, es algo que
se construye. Fortalecer esos lazos ayuda
a lograr ese registro interno de satisfacción
con la familia que se tiene, y claro, no todo
es blanco ni tampoco todo es negro; en esa
diversidad de colores se tejen sentimientos,
experiencias, quehaceres. Eso sí, lograr esa
satisfacción es tarea de ambas partes.
Los recursos emocionales y afectivos son esa
suerte de soporte que se nutre de los afectos
cotidianos, de las conversaciones de cada día,
del sentirse acompañados y acompañadas.
Ese saber que se cuenta con el otro o la otra
(en la familia) da un registro de certeza total y
hace que la familia sea menos sensible al riesgo
y más capaz de afrontar satisfactoriamente los
factores estresantes, facilitando la adaptación
individual y familiar.
La familia como toda relación pasa por
un sinfín de ciclos y ritmos, no solo de las
rutinas individuales que se entremezclan en
la cotidianidad compartida. En ese sentido,
la convivencia en familia nos aporta y nos
enseña a vivir con otros que también tiene
sus intereses, que también toman sus
decisiones… Y en esa dinámica hay picos de
tensión, pero también valles de relajamiento.
Una buena comunicación ayuda en gran forma
a llevar ese estrés familiar, que provoca el día
a día.
Aspiramos haber aportado con pistas e
insumos que faciliten el reconocimiento
de la prevención integral como una forma
respetuosa y atinada de aproximarnos a un
fenómeno social que, requiere la participación
activa y decidida de maestros, familias y
sociedad en general.
32 33
Prevención en Familias del consumo de drogas, alcohol y tabacoPrevención en Familias del consumo de drogas, alcohol y tabaco
El Programa Educando en Familia inicia el
abordaje de la temática de prevención del
consumo de drogas partiendo de la comprensión
que este esfuerzo de prevención no es una tarea
exclusiva de las instituciones educativas o solo
de las familias, es un asunto en el que todas y
todos tenemos parte y algo que hacer.
Claro que madres y padres tienen una tarea
importante e indelegable, estar atentos a sus hijos
e hijas, para esto debe contar con elementos que
le permitían percibir “señales de alerta”, que se
involucren. Recordemos que el fenómeno del
consumo de drogas implica redes de tráfico,
delincuencia organizada, atraviesa geografías y
contextos vulnerables.
Es esencial que las familias y la institución
educativa estén presentes y sean parte
fundamental de la gestión frente a un asunto
multicausal y complejo, pues no hay causas
únicas, ni respuestas simples.
Para tener presente, según la Guía de
Competencias, al DECE le corresponde:
Tercera Parte
PROMOCIÓN Y
PARTICIPACIÓN EN
LA CAMPAÑA DE
PREVENCIÓN DEL
CONSUMO DE
DROGAS
“Infinidad de campañas de carácter
preventivo utilizan el miedo como
eje central de sus mensajes e
imágenes: hombres y mujeres
degradados por el consumo de
drogas, vidas echadas a perder
y familias rotas… La prevención
va más allá de despertar temor e
implica adquirir conciencia ante el
problema de la droga, identificar
los vacíos de desarrollo individual y
colectivo y ampliar la capacidad de
generación de alternativas frente a
esta problemática”28
.
28
Valencia, Lisseth. Manual de Viaje. Guía para diseñar y realizar
campañas de prevención frente al consumo de drogas. Ministerio del
Interior y de Justicia, la Dirección Nacional de Estupefacientes y la
Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito. Disponible
en: http://www.odc.gov.co/Portals/1/publicaciones/pdf/consumo/
recursos/CO031052010-manual-viaje-guia-disenar-realizar-
campanas-prevencion-consumo-drogas.pdf
Preparar y ejecutar junto con el Comité de
Gestión, la realización de las campañas:
Consiste en ejecutar lo convenido en el Plan
de Acción, en relación con las campañas
como proceso sensibilizador de la comunidad
educativa. Corresponde destacar a los
profesionales DECE para acompañar al Comité
de Gestión en la planeación operativa, la
toma de contactos para conseguir apoyos,
la producción de recursos comunicacionales,
la preparación del acto de presentación, la
articulación con las actividades de la rutina
escolar, la difusión de mensajes, la adecuación
de los recursos de logística.
Objetivo de la Campaña:
Sensibilizar en las familias y en la institución
educativa sobre los riesgos sociales y factores
de protección para evitar el consumo de drogas
de niñas, niños y adolescentes.La propuesta de
esta iniciativa involucra una triple acción preventiva:
detectar, afrontar, anticiparse.
Prevenir constituirá la tarea mayor de las familias y la
institución educativa para reducir o anular los riesgos
y factores por los cuales hijas e hijos llegan a consumir
drogas. Las familias deben aprendan a detectar y a
afrontar este riesgo, en alianza con la o el docente y
toda la institución educativa.
El riesgo social no se refiere necesariamente a algo
“externo” o “lejano”, porque puede tratarse de algo
más bien “cercano”. Es necesario preguntarnos por
lo que está pasando con el modelo de comunicarnos,
de construir relaciones de afecto y confianza en
las familias y en los hogares; preguntarnos por lo
que está pasando en el contexto social, institución,
comunidad, medios, sociedad, que hace que los
consumos de drogas se disparen.
Padres y madres de familia no pueden hacer
prevención por su cuenta, sin incluir la participación
decisiva de sus hijos e hijas y la participación de los
centros educativos. Los sujetos fundamentales de la
prevención son los mismos estudiantes.
Para promocionar la campaña proponemos el
siguiente eslogan:
Descripción:
La campaña busca motivar a la acción, identificar
señales de alerta ante un posible consumo, el
involucrarse y asumir medidas preventivas en familia y
en la institución educativa.
Además, se debe señalar –a diferencia de otros
criterios- que el centro de preocupación no debiera
ocupar las sustancias en sí mismas (alcohol,
tabaco, drogas ilícitas,…) sino las personas que las
consumen. No se desconoce el interés por conocer
las sustancias y su papel social, pero es mucho más
eficaz llegar a las personas con anticipación, esto es,
con prevención.
Madres, padres y docentes pueden sentirnos
incómodos al hablar de las drogas. Algunas personas
creen que eso es tema solo de especialistas, otras
piensan que si dan un espacio para conversar del tema,
estimularán la curiosidad hacia las drogas y aumentará
el interés por consumirlas. Este temor es por completo
irreal. Seguramente niños, niñas y adolescentes ya han
escuchado mucho sobre el tema.
34 35
Prevención en Familias del consumo de drogas, alcohol y tabacoPrevención en Familias del consumo de drogas, alcohol y tabaco
Par el desarrollo de la campaña se
entregará una serie de insumos en
formato digital para que puedan ser
reproducidos por las autoridades
institucionales, el comité de madres
y padres de familia o buscar otras
alternativas que convoquen a la
participación de la campaña. Estas
acciones deben ser planificas y
coordinadas entre las autoridades,
docentes, estudiantes, madres, padres
y representantes.
La campaña también puede vincularse
con otra iniciativa de la institución
educativa, como exposiciones de
cartelas, concursos de eslogan, eventos
deportivos, cívicos, artísticos, entre
otras. La intencionalidad es que sean
acciones conjuntas, planificadas y con
responsabilidad compartida, lideradas
por el DECE y en cada curso por la
actividad del docente tutor.
Al tratase de eventos masivos es
importante recordar que debe tener
una actividad de presentación, así
como una acto de clausura de la
campaña. Recuerde que dentro de la
implementación del Programa Educando
en Familia se dispone de una semana
escolar antes de iniciar los talleres con
madres y padres de familia.
Materiales promocionales:
Los diseños de las diferentes materiales
promocionales como afiches, hojas
volantes, etc. se entregan en archivo
digital y pueden ser modificados en
caso de incluir otros elementos como
el logo de la institución educativa. Los
interesados pueden duplicar la cantidad
que requieran según las decisiones de
padres y madres de familia.
A continuación se presenta los diseños
propuestos para esta campaña:
Afiches:
Proceso:
El Nivel Central se encargará de la elaboración
y diseño de productos comunicacionales
como: afiches, hojas volantes, ayuda
memoria para la campaña. En cada
institución educativa, sus organizadores
(Comité de gestión de madres y padres,
DECE, docentes tutores, autoridades)
coordinarán la impresión de los materiales
de acuerdo a su planificación y los recursos
disponibles.
La presentación de la campaña se realizará en
la comunicad educativa y estará a cargo de
la autoridad institucional, una delegación de
madres y padres de familia y del responsable
DECE. Puede planificarse esta iniciativa
durante el evento cívico de los lunes, en una
mañana deportiva, artística, cultural o en otro
momento significativo para la institución.
Se entrega una guía de contenidos para
socializar la campaña recogida en la Ficha
Informativa (Anexo 1) con el fin de unificar
discursos orientados a un mismo objetivo
de prevención en familias del consumo de
drogas.
Para generar réplica de las acciones
emprendidas por la institución educativa se
puede buscar apoyo de los medios locales,
a través de la radio, televisión o prensa. Esta
es una buena oportunidad de potenciar las
capacidades comunicativas de madres,
padres o representes, quienes se pueden
convertir en los voceros de la campaña.
Por su parte los formadores estarán a cargo
de acompañar la preparación y ejecución
de la campaña por eje temático, lo cual
supone tener presente que cada tutor:
•	 Presentar la campaña en su grupo de
estudiantes.
•	 Promover la difusión de la campaña y el
respectivo seguimiento e impacto.
•	 Entregar los recursos comunicacionales
cuando corresponda.
•	 Orientar el uso adecuado de los recursos
producidos para esta campaña.
•	 Fortalecer contactos directos con
padres y madres para dimensionar los
resultados de la campaña y el nivel de
difusión.
•	 Registrar la participación de madres,
padres y representantes en las diferentes
actividades del programa.
•	 Registrar sus observaciones en las fichas
previstas en cada etapa del programa
(campaña-taller-encuentro).
Hoja volante:
36 37
Prevención en Familias del consumo de drogas, alcohol y tabacoPrevención en Familias del consumo de drogas, alcohol y tabaco
La formación de los tutores para este rol se
realizará mediante talleres demostrativos.
Los profesionales del DECE se repartirán
sus responsabilidades (los dos) o lo llevarán
de forma conjunta. Un número asequible de
participantes por taller es 30. De manera que
si una institución tuviera más tutores, esta
cantidad dará lugar a 2 o más talleres. Estos
eventos se encuentran planificados en el Plan
de Acción y se planifican y organizan por
intermedio del DECE.
Resultará importante que los talleres de
formación se planifiquen en días y horarios
que no signifiquen el cierre de los servicios
educativos, en jornadas que no superen las
8 horas.
En un sentido estratégico, los talleres
adoptarán un modelo demostrativo de cómo
hacer los procesos de aprendizaje social con
padres y madres; es decir, se esforzarán por
usar los métodos, recursos y actividades
tales y como se usarán con las familias, de
manera que los docentes tutores obtengan
una experiencia concreta y, adicionalmente,
se invocará que también los docentes tutores
constituyen familias y frente a esa dimensión,
los talleres de formación alcanzarían un
enfoque de pertinencia.
Para la realización de los talleres de formación
se debe tener presente:
• La disponibilidad de un local
que cuente con espacio para el
trabajodegruposyequipamiento
para presentaciones de audio,
video y diapositivas;
• La disponibilidad de los
recursos técnicos y materiales
contemplados en la agenda del
taller; y
• Los listados de los
participantes.
El micro currículo del taller:
Constituye el instrumento de planificación,
según el cual el formador ejecuta el proceso
con los tutores. En este instrumento consta:
Cuarta Parte:
LA FORMACIÓN DE
LOS DOCENTES
TUTORES COMO
FACILITADORES
DE TALLERES
DESTINADOS A
PADRES Y MADRES
Indicadores
de proceso
1.1. Integra las nuevas
comprensiones y pautas de
abordaje de la Prevención
del consumo de drogas,
alcohol y tabaco, para
facilitarlo en grupos de
familias.
1.2. Como elemento
fundamental de su rol,
valora la necesidad de
seguir motivando y
organizando la
participación de las familias
de su curso o paralelo en la
campaña, taller y encuentro
comunitario.
Criterios de verificación
por participante
1.1.1. Experimenta la
herramienta de Pedagogía
Social y demás ejercicios para
motivarlos en los talleres con
padres y madres o
representantes.
1.1.1. Se familiariza con la Guía
del Docente Tutor. Lee algunas
partes fundamentales de la
misma.
1.2.1. Describe los sentidos de
las acciones con las familias, en
la prevención de las drogas,
alcohol y tabaco, identificando
el valor de la participación de
padres y madres, diseñando
estrategias de motivación y
convocatoria.
1.2.2. Asume y expresa la
viabilidad de motivar nuevas
prácticas docentes en relación
con los estudiantes y sus
familias.
Temas para actividades
del Taller
- Ejercicio de integración de lo
experimentado en la Matriz: Lo que Padres y
Madres GANAN.
- Ejercicio de lectura de partes
fundamentales de la Guía del Docente Tutor.
- Presentación del tema de la campaña,
taller y Encuentro Comunitario, en especial:
La jornada de Intercambio, con la
respectiva herramienta.
- Mesa para proponer:
• Nuevas estrategias de motivación y
convocatoria, desde un balance de
sus acciones.
• Nuevas acciones en relación con
sus estudiantes y con sus familias.
Metas a conseguir en los docentes tutores
1. Comprende la Guía de prevención en familias del consumo de drogas, alcohol y tabaco desde el enfoque
de fortalecimiento del vínculo familiar, con sus Ejercicios y Herramientas de Pedagogía Social validándolos
para su implementación.
2. Asume el rol de facilitar y garantizar la participación de grupos de familias o representantes de su curso o
paralelo en la campaña, taller y encuentro comunitario.
Como se verá, el taller persigue como metas objetivas
el que los docentes tutores “Comprendan la Guía de
prevención de drogas, alcohol y tabaco desde el
enfoque de fortalecimiento del vínculo familiar, con
sus Ejercicios y Herramientas de Pedagogía Social
validándolos para su implementación y sepan cómo
se implementa en la institución educativa.
Y a partir de esta comprensión, se espera igualmente
que los docentes tutores “asuman el rol de facilitar
y garantizar la participación de grupos de familias o
representantes de su curso o paralelo en la campaña,
taller y encuentro comunitario”.
Con base en las metas, se establece los “Indicadores
de proceso” que sirven para organizar y secuenciar el
evento del taller con los docentes tutores; y así mismo,
permiten determinar los “Criterios de verificación
por participante”. Estos últimos son fundamentales
para la evaluación de los participantes, en cuanto a
resultados alcanzados en sus procesos.
En correlación con el tema y los indicadores se plantea
los temas operativos para dotar de contenidos al
taller. En este caso, se plantea de modo sustancial
el conocimiento y ejercicio de las herramientas de
Pedagogía Social No. 1 y la No. 2.
La agenda que consta a continuación da cuenta,
precisamente, del desarrollo de este micro currículo.
Las características que el facilitador imprime al taller
corresponden a las condiciones necesarias para la
expresión vivencial, la participación y el aprendizaje
colectivo, según las diversas actividades:
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  • 1. Prevención en Familias del Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco Guía para Formadores DECE Prevención de Riesgos Sociales
  • 2. ADVERTENCIA. Un objetivo manifiesto del Ministerio de Educación es combatir el sexismo y la discriminación de género en la sociedad ecuatoriana y promover, a través del sistema educativo, la equidad entre mujeres y hombres. Para alcanzar este objetivo, promovemos el uso de un lenguaje que no reproduzca esquemas sexistas, y de conformidad con esta práctica preferimos emplear en nuestros documentos oficiales palabras neutras, tales como las personas (en lugar de los hombres) o el profesorado (en lugar de los profesores), etc. Sólo en los casos en que tales expresiones no existan, se usará la forma masculina como genérica para hacer referencia tanto a las personas del sexo femenino como masculino. Esta práctica comunicativa, que es recomendada por la Real Academia Española en su Diccionario Panhispánico de Dudas, obedece a dos razones: (a) en español es posible <referirse a colectivos mixtos a través del género gramatical masculino>, y (b) es preferible aplicar <la ley lingüística de la economía expresiva> para así evitar el abultamiento gráfico y la consiguiente ilegibilidad que ocurriría en el caso de utilizar expresiones como las y los, os/as y otras fórmulas que buscan visibilizar la presencia de ambos sexos. Presidente de la República Rafael Correa Delgado Ministro de Educación Augusto X. Espinosa A. Viceministro de Educación Freddy Peñafiel Larrea Viceministro de Gestión Educativa Wilson Ortega Mafla Subsecretaría para la Innovación Educativa y el Buen Vivir Celine Andrés Director Nacional de Educación para la Democracia y el Buen Vivir Pablo Ormaza Gerente Programa Educando en Familia Gonzalo Barreno Hernández Equipo Técnico Elvira Martínez Gloria Vinueza Diana Palacios Autores Nelsy Lizarazo Walker Vizcarra Colaboración Gonzalo Barreno H. Elvira Martínez C. Diana Palacios Gloria Vinueza Cooperación Plan Internacional Ecuador y Proyecto DIPECHO “Más educación, menos riesgo: fortaleciendo la reducción de riesgos de desastre y la resiliencia a través de la educación” Diseño y diagramación Adolfo Vasco Cruz © Ministerio de Educación del Ecuador, 2013 Av. Amazonas N34-451 y Atahualpa Quito, Ecuador www.educacion.gob.ec La reproducción parcial o total de esta publicación, en cualquier forma y por cualquier medio mecánico o electrónico, está permitida siempre y cuando sea autorizada por los editores y se cite correctamente la fuente. DISTRIBUCIÓN GRATUITA - PROHIBIDA SU VENTA Presentación Primera parte: Prevención y protección de riesgos sociales 1. El concepto de riesgo 2. El riesgo social 3. Frente al riesgo social, la protección 4. Instituciones educativas seguras: el enfoque de seguridad escolar integral 5. Responder frente al riesgo social para proteger los derechos de los niños, niñas y adolescentes Segunda parte: Enfoque para la prevención del consumo de drogas 1. Prevención… un asunto de todos y todas 2. Algunos datos de interés 3. La prevención requiere de padres y madres abiertos 4. Cómo las familias hacen la prevención Tercera parte: Promoción y participación en la campaña de prevención del consumo de drogas Cuarta parte: La formación de los docentes tutores como facilitadores de talleres destinados a padres y madres Quinta parte: Realización del encuentro comunitario Sexta parte: Informes y sistematización de resultados Bibliografía Anexos 4 6 6 7 7 8 9 12 12 13 16 23 32 36 39 42 43 45 Contenido
  • 3. 4 5 Prevención en Familias del consumo de drogas, alcohol y tabacoPrevención en Familias del consumo de drogas, alcohol y tabaco En la primera parte, se encuentra la conceptualización que permite fundar la prevención de drogas en una intervención de política pública más amplia, como corresponde a la protección integral, cuya doctrina dio paso al Código de la Niñez y Adolescencia, y más tarde, a las disposiciones constitucionales sobre la preeminencia del enfoque de derechos, en la acción pública a favor de la protección de los niños, niñas y adolescentes. En la segunda parte, se describe el enfoque con el cual nos aproximamos a la problemática del consumo de drogas, alcohol y tabaco, para promover en las familias el fortalecimiento de los vínculos y las miradas atentas a favor del cuidado respetuoso de hijos e hijas. Desde la tercera hasta la quinta parte, la Guía describe y orienta sobre las actividades de los formadores para acompañar a los docentes tutores en la realización de las campañas, de los talleres y de los encuentros comunitarios, siguiendo para esto la estrategia fundamental de Educando en Familia, que es provocar y desarrollar procesos sociales de aprendizaje. Finalmente, en la sexta parte se presenta las fichas para la información a aplicar el DECE y los formadores, cuando se cierra el módulo de Prevención del Consumo de Drogas. Dicen algunos: “… llegaron las drogas a escuelas y colegios”, queriendo decir con eso que una problemática que no estuvo antes, ahora hay que afrontarla. Otros dicen “¡No! las drogas siempre han estado ahí, en el mismo entorno social, lo que pasa es que no llegaba al nivel de conflictividad actual”. Y puede haber más criterios y observaciones y, de hecho las hay. Las investigaciones revelan que el alcohol y el tabaco han estado permanentemente en las prácticas sociales y su uso ha sido aceptado, pese a las demostraciones de ser factores de daño a la salud. Por eso, se han denominado “drogas lícitas”. En cambio, las investigaciones señalan que la marihuana, cocaína, pastillas y otras drogas consideradas “ilícitas” tienen cada vez mayor cantidad de consumidores, y algunas de ellas tienden a obtener reconocimiento social de uso. En cualquier caso, debemos señalar –a diferencia de otros criterios- que el centro de preocupación no debiera ocupar las sustancias en sí mismas (alcohol, tabaco, drogas ilícitas,…) sino las personas que las consumen. En otras palabras, decimos que no se desconoce el interés por conocer las sustancias y su papel social, y toda la acción que se ha puesto o se pone en reducir su oferta hacia la población, pero es mucho más eficaz –como lo reconocen los organismos mundiales y los expertos de todo orden- llegar a las personas con anticipación, esto es, con prevención. Prevenir el consumo de drogas, alcohol y tabaco es por ahora un imperativo de las familias y de las instituciones educativas. ¿Qué significa prevenir el consumo de drogas para padres y madres de familia y/o representantes legales de los estudiantes? Esta es la pregunta que orienta esta Guía y que pretende dar respuesta a través de los contenidos y actividades que les convocamos. La Guía está orientada para apoyar las actividades que los formadores DECE realizan con los docentes tutores, con el afán de fortalecer las capacidades de padres y madres y/o representantes, en el contexto del Programa Educando en Familia. Hay que recordar que tanto para las familias cuanto para las instituciones sociales públicas y privadas existe una corresponsabilidad en cuanto a la protección que les debemos a niños, niñas y adolescentes frente a los riesgos sociales. Este mandato comienza a concretarse en los mismos espacios en donde se encuentran las familias, los docentes y los estudiantes, que es la institución educativa. Presentación “Al menos una docena de padres consultados por este medio coincidieron en que es de su total responsabilidad el cuidado de sus hijos y el vínculo que ellos puedan tener con las drogas. Así uno trabaje, tiene que estar pendiente de sus hijos, porque la principal formación viene desde la casa, el colegio es solo un complemento, dice Mariana”. El Telégrafo, 14 septiembre 2015
  • 4. 6 7 Prevención en Familias del consumo de drogas, alcohol y tabacoPrevención en Familias del consumo de drogas, alcohol y tabaco 1. EL CONCEPTO DE RIESGO La Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNISDR) define riesgo como: “…la combinación de la probabilidad de que se produzca un evento y sus consecuencias negativas. En el riesgo se combinan la amenaza, la vulnerabilidad y las capacidades de un sujeto o persona…El riesgo se mide en términos de impacto y probabilidad” 1 . Entonces, el riesgo es la combinación de la probabilidad de que se produzca un evento y sus consecuencias negativas. En el riesgo se combinan la amenaza, la vulnerabilidad y las capacidades de un sujeto o persona. Para ejemplificar esta idea ponemos un ejemplo sencillo. Si el local de una institución educativa está construido sobre una ladera y con materiales inadecuados, la vida de quienes hacen parte de esa institución correrá alto riesgo cuando es época de lluvias y hay deslaves. Por tanto se combinan la probabilidad y el impacto. ¿Cómo podemos determinar la existencia de un riesgo y de sus niveles de probabilidad y de impacto? Identificando los factores de riesgo, es decir, las manifestaciones medibles u observables que indican su presencia o tienden a aumentar la exposición ha dicho riesgo. Para seguir con nuestro ejemplo, que la institución esté en una ladera es un factor de riesgo, pero si además no fue construida con estudios previos y con medidas de seguridad suficientes en dicha construcción y tampoco con materiales adecuados, se suman factores Primera Parte PREVENCIÓN Y PROTECCIÓN DE RIESGOS SOCIALES de riesgo que elevan la probabilidad de accidentes y pérdida de vidas, en el evento de un deslave. La Secretaría de Gestión de Riesgos de Ecuador define riesgo como la magnitud estimada de pérdidas posibles calculadas para un determinado escenario, incluyendo los efectos sobre las personas, las actividades institucionales, económicas, sociales, y el ambiente. Los factores de riesgo pueden ser de origen natural o antrópico2 , es decir, puede ser causado por la naturaleza o por la acción humana. Además del riesgo de desastres, la comunidad educativa se puede ver afectada por otros riesgos, considerados de índole social, salud o accidentes. También las diversas manifestaciones de violencia, que se dan en la institución educativa y en sus alrededores afectan a la seguridad de los niños, niñas y adolescentes. Entre estas manifestaciones de violencia se encuentra el consumo de drogas, que en los últimos años se ha incrementado en los espacios escolares, afectando a niños, niñas y adolescentes. Se puede incluir aquí el riesgo de accidente como ejemplo. 2. EL RIESGO SOCIAL El concepto de riesgo social hace referencia a todo tipo de déficit en la cobertura de las necesidades básicas de las personas y, en este caso, especialmente de los niños, niñas y adolescentes. También se utiliza para determinar la dificultad, carencia o amenaza en las condiciones del entorno que les rodea, y que impide el pleno ejercicio de sus derechos como personas y ciudadanos3 . El desempleo, las limitaciones económicas, el clima familiar, la violencia en el entorno, la inseguridad, son ejemplos de factores que generan riesgo social. El riesgo social puede entenderse como el resultado de la suma de factores como características de la familia, condición económica, características de la convivencia, condiciones de alimentación, salud, vivienda, es decir, la suma de características de la situación, que implican a la familia de pertenencia, al entorno sociocultural familiar, educativo y comunitario al que pertenecen esos niños, niñas y adolescentes; así como el modo en que desembocan aquellos factores relacionados con su propia salud física, psíquica y emocional-afectiva. Una situación como el consumo de drogas pone en evidencia la existencia de condiciones de riesgo social, es decir, de características presentes en los diferentes entornos de la vida de los niños, niña y adolescentes (institución educativa, grupos de pares, familias, barrio, medios de comunicación, etc.), que están actuando y que son el origen de estas problemáticas. El concepto de RIESGO SOCIAL nos permite acercarnos a la realidad de los niños, niñas y adolescentes en situaciones de consumo de drogas, superando la idea común de que se trata de “problemas de conducta”. Además nos permite ampliar nuestra mirada, nuestro análisis y, por tanto, la búsqueda de alternativas. 3. FRENTE AL RIESGO SOCIAL, LA PROTECCIÓN La búsqueda de alternativas, respuestas y soluciones a las condiciones de riesgo social en las que viven niños, niñas y adolescentes, será más integral, más eficaz y definitiva, si la emprendemos desde el concepto de PROTECCIÓN. Cuando hablamos de protección no nos referimos a aquel afán de controlar, de medir hasta el último de los movimientos de nuestros hijos e hijas, de impedirles ser ellos mismos por nuestro temor “a que algo les suceda”. Cuando 1 UNIDSR, Terminología, Ginebra, Suiza, 2009, p.33. 2 Manual del comité de gestión de riesgos, Junio 2014. Anexo 4 (Glosario de términos). 3 Definición de riesgo social - Qué es, Significado y Concepto http://definicion.de/riesgo-social/#ixzz3yoz8eqSu
  • 5. 8 9 Prevención en Familias del consumo de drogas, alcohol y tabacoPrevención en Familias del consumo de drogas, alcohol y tabaco hablamos de protección nos estamos refiriendo a la necesidad imperiosa que tienen los niños, niñas y adolescentes de sentirse amados y contenidos, protegidos frente a todo tipo de violencia y vulneración de sus derechos. De sentir que hay preocupación por ellos y ellas y que esa preocupación, está movilizada por el amor. Y por supuesto, nos estamos refiriendo a la enorme responsabilidad que tienen todas las familias y docentes, de aportar corresponsablemente en la construcción de entorno seguro para ellos y ellas, un espacio en el que puedan ser ellos y ellas sin temor a que sus derechos sean violentados. “Definiremos protección como la construccióndecondicionessuficientesque garanticen que los niños, niñas y adolescentes ejerzan plenamente todos sus derechos. En este contexto es necesario entender que lo que se protege es el ejercicio de los derechos por parte de los niños, niñas y adolescentes. Proteger es erradicar las diferentes formas de violencia contra la niñez y adolescencia en todos sus espacios de vida…”4 . Pues bien. Existen seis principios claves para la protección de la infancia , establecidos en el documento “Normas mínimas para la protección de la infancia en la acción humanitaria para la protección de la infancia (CPWG), 2012, los cuales establecen seis formas prácticas de actuar desde el enfoque de PROTECCIÓN. Veamos: • Principio 1: Evite exponer al niño, niña o adolescentes a daños adicionales como resultado de sus acciones. No haga nada que pudiera aumentar el daño ya causado. • Principio 2: Vele porque el niño, niñas o adolescentes tenga acceso a una asistencia imparcial. Busque apoyo oportuno y adecuado. • Principio 3: Protéjale de los daños físicos y psíquicos causados por la situación vivida. Actúe rápidamente para evitar más daños de cualquier tipo. • Principio 4: Ayúdele a reivindicar sus derechos, obtener reparación y recuperarse de los efectos del daño sufrido. No es suficiente parar la situación, es indispensable que todo daño sea reparado por completo. • Principio 5: Fortalezca, desde su acción específica, los sistemas de protección de la infancia. Acuda a las instancias responsables, apóyese en ellas, exija su acción y compromiso responsable. • Principio 6: Fortalezca la resiliencia de los niños, niñas y adolescentes. Trabaje su autoestima, construya vínculos respetuosos y afectivos, hágales sentir su apoyo. 4. INSTITUCIONES EDUCATIVAS SEGURAS: EL ENFOQUE DE SEGURIDAD ESCOLAR INTEGRAL El concepto de “escuela segura” ha sido desarrollado en los últimos años por la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNISDR) y la Alianza Global para la Reducción del Riesgo de Desastres y la Resiliencia en el sector educativo. Desde esta perspectiva se define una institución educativa segura como aquella que ofrece un entorno propicio para el aprendizaje, es decir, un entorno en el que se garantiza en todo momento la educación, la salud y la seguridad de los niños; es estructuralmente sólida y no se derrumbará durante un desastre; es una comunidad de estudiantes que están comprometidos con una cultura de seguridad, conscientes de los riesgos y preparados para responder en caso de emergencias y desastres. Si ampliamos la visión de institución educativa segura también frente al riesgo social, podemos caracterizarla como espacio que acompaña, acoge y educa; como un espacio que escucha las preocupaciones e inquietudes de los niños, niñas, adolescentes y sus familias, porque al hacerlo así también previene cualquier tipo violencia; como un espacio que actúa de manera oportuna y pertinente. En fin, un espacio que previene de manera integral y al prevenir transforma el espacio mismo, las relaciones personales, fomenta alianzas y de ese modo, también posibilita reducir riesgos. La institución educativa como espacio seguro: • Es un lugar que apoya a sus niños, niñas y adolescentes, les ofrece protección frente a las amenazas, les permite ampliar sus capacidades, al tiempo que les ayuda a desarrollar autonomía y confianza para confrontar nuevas situaciones y tomar las mejores decisiones. • Es aquella en la que la comunidad educativa, es decir, autoridades, docentes, estudiantes y familias saben cómo actuar ante situaciones de riesgo, tales como el consumo de drogas, y promueve aprendizajes de prevención y auto cuidado, permitiendo que los niños, niñas y adolescentes aprendan más y mejor en un ambiente acogedor, seguro y protector. • Comprende que las situaciones no se dan aisladamente, están relacionadas y por ello fomenta alianzas con la comunidad y las familias para posibilitar su accionar, previniendo factores de riesgo y fortaleciendo factores de protección. Sintetizando, podemos mencionar tres dimensiones sobre las que toda institución educativa tiene que trabajar para convertirse en un espacio seguro para todos y todas: • Dimensión física: incluye aspectos relacionados a infraestructura e higiene, ventilación apropiada y superficie adecuada para el número de estudiantes que atiende. • Dimensión emocional (o psíquica): incluye aspectos relacionados al clima en el aula; a la importancia de un ambiente sensible a las señales de los estudiantes, en el que se utilizan metodologías que potencian la autoestima y la capacidad para la toma de decisiones. Un ambiente en el que se evitan situaciones amenazantes, y no se hace uso del castigo como instrumento de aprendizaje. • Dimensión social: incluye aspectos relacionados al desarrollo de actividades que favorecen las relaciones personales de calidez, respeto, comunicación y confianza entre profesores y estudiantes. 5. RESPONDER FRENTE AL RIESGO SOCIAL PARA PROTEGER LOS DERECHOS DE LOS NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES Riesgo social y protección serán entonces los conceptos en los que se enmarca esta propuesta. Antes de pasar al tema específico de este módulo, trazaremos algunas líneas orientadoras del rol que cada uno de los actores comprometidos en la protección integral de niños, niñas y adolescentes debe fortalecer y, por tanto, en la gestión del riesgo social. Todos y todas somos corresponsables en esta tarea. Desde los docentes Es clave que como personas sepamos que afrontar riesgos es parte de la vida y, en esa perspectiva, en algún momento seremos necesariamente referencia para otros. Desde el rol de docentes, y como miembros de la institución educativa, tenemos responsabilidades y tareas para la prevención de toda situación que pueda producirse en el entorno educativo produciendo impactos negativos en los estudiantes. En este caso trataremos el riesgo del uso y consumo de drogas. El liderazgo y la toma de decisiones son capacidades indispensables que tenemos que ir adquiriendo en el 4 Plan International-Ecuador, “Proteger derechos: Caja de herramientas para defensoras y defensores comunitarios”, Módulo 2: Prevención y Legislación, dos herramientas para la protección”, Quito, Ecuador, 2015, p.29. 5 Idea tomada de Normas mínimas para la protección de la infancia en la acción humanitaria. Grupo de Trabajo para la protección de la infancia (CPWG). 2012.
  • 6. 10 11 Prevención en Familias del consumo de drogas, alcohol y tabacoPrevención en Familias del consumo de drogas, alcohol y tabaco ejercicio de nuestro rol. La forma en la que enfrentamos las dificultades diarias en nuestras tareas educativas, indica a nuestros/as estudiantes y sus familias lo que esperamos de ellos/as y las estrategias que consideramos más adecuadas. En la gestión de riesgos, no hay que perder de vista que se trabaja en equipo y ésta es una ventaja clave para poder asumir y complementar tareas entre varios que compartimos un mismo objetivo. Así, liderazgo y trabajo en equipo son dos claves del rol de los docentes en la gestión del riesgo social. Desde la institución educativa Proteger a los niños, niñas y adolescentes, tiene que ver con acompañarlos en sus procesos. Cuando nos referimos a la protección a los niños, nos referimos a asegurar las condiciones necesarias para que todos y todas ejerzan plenamente sus derechos. Hablamos de brindar lo mejor que tenemos como personas adultas para proteger la presencia de condiciones sociales que producen calidez y confianza en la convivencia cotidiana. Y cuando decimos lo mejor nos referimos a los aspectos materiales, pero especialmente lo mejor en cuanto a los afectos, al trato, al respeto, etc. La institución educativa es un espacio en el cual los estudiantes deben sentirse protegidos a nivel físico, cognitivo y emocional. Es por ello que debe definir estrategias que garanticen a niños, niñas, adolescentes y jóvenes el ejercicio de sus derechos fundamentales, especialmente el derecho a la educación, desde una propuesta pedagógica que tome en cuenta sus condiciones particulares, construya un entorno educativo que proteja la integridad física y mental de los estudiantes, garantice la convivencia pacífica y evite que sean sujetos de violencia y agresiones de todo tipo. Como señala el Relator Especial de Naciones Unidas: “La educación ofrece espacios seguros para aprender, así como la capacidad para identificar y proveer apoyo a las personas afectadas, particularmente a niños, niñas y adolescentes. La educación atenúa el impacto psicosocial del conflicto y de los desastres, dando un sentido de normalidad, estabilidad, estructura y esperanza durante una época de crisis, y proporciona herramientas esenciales para la reconstrucción social y la estabilidad económica futura”6 . Así, garantía de convivencia no violenta y estrategias de protección, son dos claves del rol de la institución educativa, en la gestión del riesgo social. Desde la familia Sin embargo, ninguna institución educativa puede comprenderse y trabajar a cabalidad, sin contar con las familias de los niños, niñas y adolescentes. Los entornos familiares, sea cual fuere su particular configuración, juegan el papel central en la vida de los niños, niñas y adolescentes. El fortalecimiento de los ámbitos familiares como espacios de contención, afecto, diálogo y respeto, es quizás la clave mayor de cualquier tarea preventiva, de protección y de gestión de riesgo, muy particularmente, de riesgo social. El rol de la familia es clave para no generar ambientes violentos. Que las familias estén atentas a la vida de sus hijos e hijas, respetando su autonomía, pero siempre pendientes de lo que necesitan, de lo que quieren hacer o aspiran, de su desarrollo saludable y armónico, es una responsabilidad de las familias por supuesto, pero también una corresponsabilidad de la institución educativa. Acompañar a las familias en el fortalecimiento de sus capacidades para brindar lo mejor que como personas adultas pueden brindar a sus hijos e hijas, es una tarea que nos involucra a todos y todas. Así pues, afecto y atención, son dos claves del rol de las familias en la gestión del riesgo social. Desde el Estado Por mandato constitucional, el Estado, como garante de derechos, está obligado a proteger a las personas, comunidades y a la naturaleza misma de los efectos negativos de cualquier desastre de origen natural o antrópico, “mediante la prevención ante el 6 Muñoz, Vernor, Informe del Relator Especial sobre el derecho a la educación, Adición, Misión a Guatemala, 20 a 28 de julio de 2008. riesgo, la mitigación de desastres, la recuperación y mejoramiento de las condiciones sociales, económicas y ambientales, con el objetivo de minimizar la condición de vulnerabilidad”7 . Siguiendo este mandato, el Estado ecuatoriano ha establecido la institucionalidad, la normativa y las políticas públicas necesarias para que las diferentes instancias asuman las responsabilidades y funciones que les competen, de cara a la gestión del riesgo. En este marco, tanto a nivel de ministerios, como a nivel provincial, cantonal y parroquial, existen la institucionalidad, los lineamientos y las rutas de protección que están obligadas a actuar, tanto en el nivel preventivo como en el de respuesta, atención y recuperación, frente a los riesgos sociales. Así, ejecutar las estrategias establecidas, seguir las rutas de protección y cumplir las funciones que competen a cada nivel, son claves del rol de Estado en la gestión del riesgo social. Concluimos aquí esta proposición y le invitamos a que, con los conceptos de riesgo social y protección, así como con los principios de protección y las líneas generales del rol que compete a cada uno de los actores en la gestión del riesgo social, nos aproximemos a la gestión de la prevención de drogas y la de prevención del acoso escolar. 7 Constitución de la República de Ecuador, 2008, Art. 389.
  • 7. 12 13 Prevención en Familias del consumo de drogas, alcohol y tabacoPrevención en Familias del consumo de drogas, alcohol y tabaco 1. PREVENIR… UN ASUNTO DE TODOS Y TODAS La problemática del consumo de drogas, alcohol y tabaco reporta una complejidad de dimensiones y elementos y factores que desencadenan su uso y abuso, según los casos, según los individuos, pero también, según los grupos y colectivos. Por eso, la prevención de drogas no es una cuestión sencilla, sino que requiere de la actividad de muchos actores sociales e institucionales, así como de la normativa, de los encargados de la educación, de la protección social y aun de la justicia. ¿Qué es lo que hay que prevenir? No obstante de la complejidad de la problemática, para las familias debiera estar suficientemente claro qué es lo que hay que prevenir, por lo menos, aquello que hay que prevenir en su ámbito de acción y en los contextos próximos de sus interrelaciones. De esta manera, podrán plantearse el qué hacer. Consideramos que lo que las familias deben prevenir es: • El que algunos niños, niñas y adolescentes (hijos e hijas) tengan contacto con drogas, lleguen a necesitar de drogas para sentirse bien, y aún más, dependan de ellas para vivir. • Que se hayan creado formas de relación y convivencia entre grupos de adolescentes y jóvenes en donde las drogas ocupen un lugar necesario. • Que se incremente la vulnerabilidad de niños, niñas y adolescentes frente a la instalación de redes de micro tráfico, costumbres sociales que disparan consumos y mercados de expendio que presionan el uso. Segunda Parte ENFOQUE PARA LA PREVENCIÓN EN FAMILIAS DEL CONSUMO DE DROGAS, ALCOHOL Y TABACO Las relaciones conflictivas con las sustancias, sean personales o grupales, ocasionan riesgos porque los resultados vulneran las relaciones sociales y limitan el desarrollo de las personas. Si adicionalmente, se activan los comercios ilegales de drogas llegando hasta los propios recintos de las instituciones educativas, los riesgos aumentan y otras formas de vulnerabilidad atentan contra los estudiantes, como la extorsión, el acoso y las diversas formas de violencia. Entonces, lo que hay que prevenir es este conjunto de problemáticas y los riesgos que se asocian a ellas, algunos de los cuales se estructuran como riesgos sociales. Nos toca a padres y madres de familia… Sumar esfuerzos para trabajar en la prevención del consumo de drogas requiere comprender que esta no es una tarea que la harán “otros”; al contrario, es un tema en el que todos y todas tenemos parte y algo que hacer, con mayor razón es una tarea para padres y madres de familia, porque como se ha dicho los riesgos afectan a los diversos colectivos sociales, empezando por los nuestros. Por eso, el propósito de esta Guía es apoyar a que padres y madres de familia: a) Dimensionen el problema en relación con los suyos y los demás; b) Que padres y madres revisen en sus hogares las prácticas de convivencia, porque puede ocurrir que algunas de esas prácticas y costumbres pongan en condición de vulnerabilidad a los niños, niñas y adolescentes; y c) Que padres y madres propongan acciones concretas de prevención en relación con sus hogares, con sus hijos e hijas y con la Institución Educativa. 2. ALGUNOS DATOS DE INTERÉS Consumo de alcohol y de drogas8 En el documento de la Cuarta Encuesta Nacional sobre Uso de Drogas en estudiantes de 12 a 17 años, realizada por el CONSEP/ Observatorio Nacional de Drogas (2013) se indica que el uso frecuente de alcohol se observa a cualquier edad aunque en mayor porcentaje a partir de los 16 años. El uso intenso de alcohol no está presente en estudiantes menores a 13 años y es mucho mayor en estudiantes mayores, 8 de cada 10 estudiantes que presentan uso intenso de alcohol son mayores a 16 años. En el resumen ejecutivo de la misma encuesta se afirma que de manera general la marihuana es la sustancia más usada a nivel nacional por las y los estudiantes. De alguna manera, esto se podría explicar por la percepción de facilidad de acceso a la sustancia. Según la misma fuente, el 15% de estudiantes que consume marihuana asegura que le sería fácil conseguirla. Asimismo, un 7% de las y los estudiantes afirmó que en los últimos 30 días le ofrecieron marihuana para comprarla o probarla y un 11% que le sucedió lo mismo durante el último año. Algunos temas de alta preocupación son los casos de adolescentes fallecidos por el consumo de drogas y la internación en hospitales debido al uso de estupefacientes en los propios colegios. 8 CNII, La Niñez y la Adolescencia en el Ecuador Contemporáneo: avances y brechas en el ejercicio de derechos”, Nov. 2014.
  • 8. 14 15 Prevención en Familias del consumo de drogas, alcohol y tabacoPrevención en Familias del consumo de drogas, alcohol y tabaco Tabla 1 Categorización del uso de alcohol por edad a nivel nacional (%) Fuente: Cuarta encuesta nacional sobre uso de drogas en estudiantes de 12 a 17 años Elaboración: Observatorio Nacional de Drogas menos de 13 años Uso ocacional Uso regular Uso frecuente Uso intenso 37.99 31.09 33.10 18.96 20.70 0.63 12.61 0,00 41.31 68.28 54.29 81.04 100.00 100.00 100.00 100.00 entre 14 y 15 años más de 16 años TOTAL Tabla 2 Frecuencia de consumo de tabaco/cigarrillo en el último año (1.000 consultados) Fuente: FAD, Percepciones sociales sobre drogas en Quito, 2011 Entre una y tres veces en este año 151 38,8 Entre cuatro y diez veces 64 16,5 Entre 11 y 20 veces 55 14,1 Sí, todos o casi todos los fines de semana 75 19,3 Sí, a diario o casi diario 44 11,3 TOTAL 389 100 Frecuencia Porcentaje Consumo de cigarrillos En general son mayores los porcentajes de quienes admiten nunca haberlo consumido de los que declaran un consumo. Aunque esta mayoría es bastante leve y en algunas variables los que sí consumen repuntan los porcentajes. Si se tiene en cuenta la frecuencia de consumo en el último año, que precisa mejor los datos para un perfil de consumo, los resultados son los siguientes: El 55.3% de los consumidores de tabaco revelan un consumo no habitual, frente al 30.6% de consumo habitual. Por rangos de edad: mientras los menores de 18 años son los consumidores no habituales (esto es el 60%), los comprendidos entre 36 a 45 años son los consumidores habituales (38.6%). Este dato corrobora aquel señalado para el consumo general de tabaco en Ecuador y pone en evidencia que el consumo habitual afecta a 1 de cada 3 personas, más o menos. El tráfico de drogas en colegios Es un problema regional que se inició en las poblaciones escolares de más alto nivel económico, y se irradió a todos los estratos (ONUDD, 2006). Experiencias concretas alertan sobre las diferencias de consumo por estrato social. Siguiendo el testimonio de Daniel Adler, experto israelí en seguridad, sobre lo que observó en 9 países de América Latina: “Nosotros sabemos esto por las charlas y conversaciones que mantenemos con jóvenes de Buenos Aires, Medellín, Cali, Guayaquil, Quito y Cuenca. En Ecuador, sinceramente, me sorprendió que recién se evidenció un caso de compra y venta y consumo de drogas en un colegio de Guayaquil cuando hace ocho o diez años atrás que viene ocurriendo esto y, me atrevería a decir, en la mayoría de instituciones de enseñanza media. Este no es un problema de clases, solo cambia lo que se consume, drogas más baratas, hachís, o lo que está de moda, lamentablemente, que es el paco, el residuo de la basura de la cocaína, tremendamente adictivo y mucho más dañino. El consumo de drogas está en todos los estratos sociales, atacando a los más jóvenes primero, es un efecto multiplicador” (Puertas, 2012). Percepciones desde los adolescentes y jóvenes Los resultados de la antedicha encuesta del CONSEP pone a consideración numerosos datos, pero son significativos especialmente los siguientes9 por tratarse de percepciones señaladas por los mismos adolescentes y jóvenes. • Uso de drogas en el entorno familiar (lo dice 1 de cada 5 estudiantes). • La televisión, el internet y los amigos son los mayores proveedores de información sobre drogas (lo dice el 42%). • A la mayoría les gustaría recibir información y apoyo en cuanto al uso de drogas en talleres (61%) e internet (44%). • ALCOHOL: para más del 90% consultado, el alcohol hace daño, tiene los atributos de una droga (50%), y no es indispensable para pasar un buen rato (68%), no es necesario para formar parte de un grupo (83%) y no facilita el hacer amigos (80%). Se tiene la percepción que sí es un problema en la juventud. • CIGARRILLOS: para el 95% de los consultados hace daño, y se debería iniciar su uso después de los 18 años (68%); no nos ayuda a formar parte de algún grupo (85%); se percibe como una droga (60%); se considera que su uso es un problema de juventud (77%); no es costumbre de familia (83%) y su uso no nos hace ver maduros e importantes (82%). • DROGAS: afirman que las drogas hacen daño (95%); no están de acuerdo sobre la afirmación que “su uso me permite formar parte de mi grupo de amigos” (82%); sí se percibe que las drogas son un problema de la juventud (78%); no están de acuerdo que las drogas “me hacen sentir más grande e importante” (78%). Se puede destacar que los consumidores y abusadores son minoría, pero su porcentaje crece y eso alarma, y entre las y los adolescentes, las percepciones sobre las drogas permiten configurar más factores de prevención, que de riesgo. Además existe una relación entre consumos y ambiente conflictivo en las familias, aunque no es absoluta, ni es la única. Con todo, permite actuar en el ámbito de la prevención. Y se hace necesario también revisar las pautas de crianza. 9 Tomado de documento “Anotaciones para prevención de drogas en la familia”, MinEduc., 2013.
  • 9. 16 17 Prevención en Familias del consumo de drogas, alcohol y tabacoPrevención en Familias del consumo de drogas, alcohol y tabaco 3. LA PREVENCIÓN REQUIERE DE PADRES Y MADRES ABIERTOS En efecto, la prevención de drogas requiere de padres y madres abiertos a comprender las dimensiones de la problemática, sobre las relaciones que particularmente los adolescentes establecen con alcohol, tabaco y drogas, sobre los resultados que se produce si no se actúa y lo más importante, estar abierto a construir una mirada anticipatoria y de alerta. Parte fundamental de comprender la problemática es disponer de elementos que ayuden a explicarnos el por qué o los por qué los chicos y chicas, especialmente, los adolescentes encuentran o viven condiciones que pueden impulsarles hacia el contacto y consumo con las drogas. Aquí las preguntas que nos formulamos parten de los contextos de las familias, en el sentido de qué puede estar ocurriendo en la convivencia de las familias y en la vida de chicos y chicas, que conjuntamente en su condición de escolares, les proyecta o puede proyectarles hacia experiencias de uso y consumo de drogas. Y nos preguntamos, no solamente para intentar la comprensión del lado social de las drogas, sino confrontar el mismo ámbito de nuestras familias, en un ejercicio de profunda honestidad. El siguiente cuadro, que entrelaza hallazgos de diversas investigaciones nos puede ayudar a comprender esta dimensión de la problemática, más cercana a nosotros, para poder actuar. El cuadro nos presenta tres columnas, la primera lleva los colores que convencionalmente se asignan a las alertas. Han oído ustedes hablar de la “alerta amarilla”, o la de color “naranja” o la alerta “roja” para señalar el riesgo extremo o inminente. Pues bien, en esa secuencia se describen los contenidos de las restantes columnas. La segunda columna señala precisamente indicadores relacionados con percepciones, hechos, sentimientos y emociones en relación a cómo viven en sus familias y hogares. En la tercera columna, se anota algunas de las respuestas que chicos y chicas buscan frente a la cotidianidad que viven, a veces no una búsqueda intencionada, pero que si se produce el contacto con drogas, éstas pueden hallar un justificativo o un sentido. 10 FAD, Percepciones sociales sobre drogas en Quito, p. 89. Chicos y chicas van creciendo con dificultades en la conducción de sus comportamientos, en la toma de decisiones, en la adopción de sus límites, en la construcción de sus proyectos de vida, lo cual podría entenderse que ocurre de conformidad a valores, convivencia asertiva, hogares de contención12 . Frente a esto los chicos y las chicas están invadidos de información, el uso de las TIC amplifica las posibilidades de desorientación, se registra vacíos y zonas “sin color” que puedan iluminar los pasos. Chicos y chicas viven en medios familiares violentados, desarticulados y con escasos vínculos (generalmente no están los padres y/o madres) y sufren desarraigo y no cuentan con un soporte para asirse ni un apoyo para ver otras dimensiones de sus vidas (sus proyectos de vida son inciertos). Frente a esto los chicos y las chicas se sienten impulsados a explorar, para lo cual no registran marcos, límites o reglas. Algunas familias aunque no animan en forma explícita, a los comportamientos “infraccionales”, los permiten (en el extremo están las familias dedicadas al microtráfico)13 . 11 “Ahora bien, diversos estudios han determinado que los adolescentes y jóvenes actúan por simple curiosidad, imitación, sentimiento de invulnerabilidad, rebeldía o afán de independencia. Muchos de ellos y ellas enfrentan el peligro de iniciarse en el consumo y posteriormente escalar a la adicción. El y la adolescente colocan la droga en el lugar que desea, por lo tanto la acción de esta no depende solo de sus características como droga, sino de lo que de ella se espera, de lo que buscan quienes la consumen y la suministran, y de lo que dicta el entorno” (Abuso de drogas en adolescentes y jóvenes y vulnerabilidad familiar, CEDRO-UNODC, Lima, 2013). 12 “Y es precisamente en este punto en el que encuentra acomodo este acercamiento a los consumos de riesgo desde la perspectiva mencionada, la que fija el foco de interés sobre los valores, sobre las prioridades vitales y sobre las perspectivas personales en relación al riesgo, antes de centrar la atención en los propios consumos. Porque conociendo mejor cómo piensan y en base a qué elementos, principios y valores actúan los y las jóvenes, estaremos en mejor disposición de analizar el porqué de sus actos” (Mismas drogas, distintos riesgos, Madrid, 2013). 13 “Los vínculos débiles y las relaciones de insatisfacción respecto al medio socializador familiar han sido señalados por Protinsky y Shilts (1990) y Elzo (1996) como fuertes factores de riesgo a tener en cuenta en el consumo de drogas en adolescentes. Al respecto, Vielva, Pantoja y Abeijón (2001) encontraron que existe una menor satisfacción con el funcionamiento familiar, tanto desde la percepción de los hijos como de los padres, en las familias donde los hijos consumen drogas, lo cual sugiere que la falta de satisfacción podría estar en la base del consumo” (Abuso de drogas en adolescentes y jóvenes y vulnerabilidad familiar, CEDRO-UNODC, Lima, 2013). “Entonces todo depende de los valores de cómo y dónde vienen, porque si el papá le dice mira que no debes de fumar y le da duro, pero él, sin embargo, se baja una cajetilla diaria de cigarrillos, entonces qué tipo de ejemplo está dando”. Informante grupo local Quito10 Los chicos y chicas se sienten desatendidos en casa, algo está pasando en los hogares que ellos y ellas relativizan los vínculos afectivos y los sociales en general. Muchos llegan a sentirse poco felices y aun infelices. Frente a esto buscan espacios en otros contextos, entre los amigos, en el sentido de la fiesta, en la necesidad de otras experiencias incluyendo las que ponen a prueba los límites. Los contactos, la curiosidad de probar algo de lo cual muchos hablan11 .
  • 10. 18 19 Prevención en Familias del consumo de drogas, alcohol y tabacoPrevención en Familias del consumo de drogas, alcohol y tabaco Esta es una forma de ayudar a la comprensión. Sabemos que la problemática es aún más compleja que un cuadro de doble entrada. Sin embargo, muchos padres y madres se preguntan por qué chicos y chicas se involucran con drogas y es preciso, por eso mismo, apoyar las búsquedas de respuestas con las referencias que ofrece la investigación. El cuadro nos refiere que no hay una sola explicación causal. Más bien, encontramos que se produce una combinatoria de diversas circunstancias. Y en cuanto a los ambientes de familia, los factores que los impulsan van desde vínculos familiares debilitados temporal o permanentemente hasta ambientes fuertemente deteriorados. A veces, en el análisis teórico se ha puesto mucho acento en que existiría una correlación entre las situaciones dramáticas por las que pasan algunas o varias familias con la ocurrencia o acceso a drogas, de parte de sus hijos e hijas. Así, se ha dicho que familias “desorganizadas”, “marginales”, “empobrecidas”, “de migrantes”, “abandonadas” tendrían una mayor conexión con las drogas, o al menos, existirían algunas condiciones objetivas para tocar ese ámbito. Lo que muestra la realidad investigada es la relevancia de los vínculos. Cómo se sienten y se viven los vínculos de familia por parte de chicos y chicas. Cómo se sienten y viven incluidos y contenidos en sus familias. Cómo se traducen esos vínculos, a qué costumbres y prácticas de familia los llevan. Parece que este es un punto básico para ser analizado y abordado por padres y madres de familia. El cuadro es una suerte de “termómetro” que puede ayudar a que las familias “se ubiquen” (nos ubiquemos) en la situación que ellos perciben de sí mismos. La situación en rojo es la más compleja. Al “tratar de ubicarse” algunas familias pueden reconocerse fuera de estas situaciones, otras podrían sentirse en alguna de ellas… Y si es así, entonces pueden decidirse a actuar. Analizar estas situaciones nos pone frente a una consideración importante respecto de lo que es el riesgo social. El riesgo social no se refiere necesariamente a algo “externo” o “lejano”, porque puede tratarse de algo más bien “cercano”. Es necesario preguntarnos por lo que está pasando con el modo de comunicarnos, de construir relaciones de afecto y confianza en las familias y en los hogares; preguntarnos por lo que está pasando en el contexto social (Institución Educativa, comunidad, medios, sociedad) que hace que los consumos de drogas se disparen… Posiblemente algunas de esas situaciones son más cercanas de lo que pensamos y pueden ser condiciones de riesgo, un “caldo de cultivo” que permite la aparición de los riesgos sociales. En ese sentido es clave estar atentos y atentas para percibir esas señales, por ello, la interlocución entre las familias y los docentes es fundamental. Familias con actitud e intención de prevenir Este material busca aportar con pistas e insumos que faciliten el reconocimiento de la prevención como una forma respetuosa y atinada de aproximarnos a un fenómeno social que, actualmente, convoca la atención de docentes, familias y sociedad en general. En este punto abordaremos elementos para perfilar de mejor manera el enfoque más adecuado para trabajar la prevención. Como docentes, como padres y madres de familia, seguramente tenemos la experiencia de darnos cuenta cuando “algo extraño o distinto” pasa con los niños, niñas y adolescentes (eso es detectar); si nos damos cuenta es probable que nos metamos en el asunto, que nos impliquemos (eso es afrontar); y al implicarnos identificaremos que hay algunas cuestiones que están en nuestras manos, por ejemplo, modificar ciertas formas de relación en casa (a eso le llamamos anticipar). Y detectar, afrontar y anticiparnos llamamos también prevenir. Si queremos prevenir el consumo de drogas, necesariamente tenemos que decidirnos por anticipar, y esto implica actuar estratégicamente, tomar en cuenta a las instituciones educativas y a los actores que rodean el contexto familiar. No obstante, los sujetos fundamentales de la prevención son los mismos chicos y chicas. Padres y madres de familia no pueden hacer prevención por su cuenta, sin incluir la participación decisiva de sus hijos e hijas, y la participación de los centros educativos. ¿Y por qué involucrar a las familias en la gestión de la prevención? Las familias son parte de esa triangulación –no pueden estar ausentes- y son el ámbito de contención por excelencia, el ámbito primario de referencia de los niños, niñas y adolescentes. Si las familias están atentas a sus hijos e hijas y tienen elementos para darse cuenta y percibir “señales”, se implican y se involucran, entonces habrá modificaciones de hábitos, de comportamientos, de actitudes… Son una suerte de “antenas” emergentes que pueden actuar de gran forma en la prevención del consumo de las drogas. • La investigación registra que usos y consumos de drogas puede implicar a niños y niñas y no solo a adolescentes como podría sostenerse ; • Los canales de adquisición de drogas empiezan porque un amigo o amiga o familiar le vende o le regala ; • Los comercios informales, en particular, los cercanos a los centros educativos pueden convertirse en lugares de expendio camuflado de drogas ; • En algunas ocasiones los niños, niñas y adolescentes acceden a “probar” o consumir drogas o estupefacientes por una invitación al consumo lúdico, un motivo de diversión, “cosas de amigos”… Afrontar Detectar Anticipar Prevenir 14 En julio de 2014, en cuatro centros de salud pública de Guayaquil, de nueve especializados para tratar casos con síndrome de abstinencia, se registraron 471 adolescentes con problemas de consumo de drogas. Entre estos hay niños de 8 años. El Universo, 12 de septiembre de 2014. 15 Fuente: Estudio Nacional sobre uso de drogas en población general. Citado en El Universo: http://www.eluniverso.com/noticias/2014/12/14/ nota/4338366/menores-blanco-microtrafico-drogas. Para el grupo de población de 12 a 18 años, los canales de adquisición de drogas se presentan así: 1,7% en eventos públicos, 10,7% vende o regala un amigo o familiar, 15% compra a través de un amigo a familiar, 25,5% en bares y discotecas, 25% en la calle, 32% vende o regala un amigo del trabajo. 16 Fuente: http://www.elcomercio.com/actualidad/detenidos-drogas-colegios-microtrafico.html
  • 11. 20 21 Prevención en Familias del consumo de drogas, alcohol y tabacoPrevención en Familias del consumo de drogas, alcohol y tabaco Y en esta lista podemos añadir más señales, algunas de ellas con evidencias y certidumbres sobre cómo chico y chica se involucran con las drogas, con alcohol y tabaco. Queda planteada que la prevención a iniciativa de las familias les concierne a sus propios ambientes, pero también les lleva a revisar los entornos de amigos de sus hijos e hijas, los entornos de la institución educativa, y acordar con directivos, docentes y demás padres y madres de familia las acciones de protección. Sin duda, la idea está mucho más clara: es impostergable la necesidad de estar atentos a los espacios cercanos en los que estudian, viven y comparten nuestros niños, niñas y adolescentes. Prevenir integralmente La prevención del consumo de drogas está llamada también a convertirse en una acción pública. Es decir, una acción de las familias, pero también de la sociedad y de la institucionalidad pública. El fenómeno del consumo de drogas implica redes de tráfico, delincuencia organizada, atraviesa geografías y contextos vulnerables. Es un asunto multicausal y complejo; no hay causas únicas, no hay respuestas simples. Por todo ello es clave que a más de la institución educativa, las familias estén presentes y sean parte fundamental de la gestión frente al riesgo del consumo. Gestionar la prevención integral17 es articular el conjunto de acciones y estrategias orientadas a todos los actores (familias incluidas) de la comunidad educativa, y encaminadas a estimular el desarrollo integral de las personas, para reducir la aparición de problemáticas sociales. Estas acciones articuladas tienen como propósito fortalecer habilidades para la vida de los estudiantes. - Visto así, la gestión de la prevención integral en la institución educativa se dirige a facilitar el empoderamiento de las y los estudiantes y el desarrollo de sus capacidades para tomar decisiones con respecto a sus proyectos de vida “de manera informada, consciente, libre y autónoma; adquieran valores y principios mediante la práctica y se involucren en la realidad social que les rodea, bajo los principios del buen vivir y la cultura de paz”18 . Esos proyectos de vida también implican el fortalecer las relaciones familiares afectuosas y respetuosas, y el mejorar la capacidad de comunicación, reflexión y análisis sobre las presiones sociales y así “propiciar la expresión de sentimientos, pensamientos, inquietudes, propuestas y, a la vez, iniciar la escucha activa que permita el crecimiento personal y colectivo”19 . Entonces, animar la construcción de Proyectos de Vida, es clave para hacer prevención integral. Fortalecer vínculos con la familia y fortalecerse ante presiones de grupos y ambientes son elementos esenciales de esos Proyectos de Vida. El pleno ejercicio de derechos de niños, niñas y adolescentes puede preservarse si logramos un abordaje temprano de situaciones relacionadas con las drogas. Garantizar un entorno positivo para el desarrollo de los estudiantes y la armonía de los actores de la comunidad educativa nos implica a todos y todas, directivos, docentes y familias trabajando por un mismo fin. Si vamos a aplicarnos “preventivamente”, es necesario tener en cuenta aquello que caracteriza el enfoque de prevención integral que mencionábamos anteriormente20 . • No es suficiente hacer distinción entre drogas legales e ilegales. Las drogas en general afectan al desarrollo integral. El alcohol y el tabaco son las más consumidas y son las que causan los mayores índices de daños a la salud, familia y sociedad. • El uso de las drogas no es considerado como una enfermedad, mientras que el consumo problemático es un problema de salud pública que debe ser abordado. • La persona que consume no debe ser excluida, ni apartada; se la integra, acompaña y apoya. Hay que reconocer sus necesidades para que pueda enfrentar de manera autónoma sus dificultades personales. • El uso y consumo de drogas no es un problema exclusivo de la adolescencia; ni la adolescencia implica el uso o consumo de drogas. •Laproblemáticadelasdrogasesunfenómeno que es parte de la sociedad, es necesario analizarla desde diferentes dimensiones y considerando el vínculo drogas, consumidor y contexto. • Para reducir la demanda, es necesaria la promoción del desarrollo humano integral y de habilidades sociales. 17 Concepto tomado de Modelo de Atención Integral de los Departamento de Consejería Estudiantil. Ruta y protocolo de actuación frente a situaciones de violencia y/o violencia sexual cometidas o detectadas en el Sistema Nacional de Educación (2015). 18 Op.cit. 19 Programa de Participación Estudiantil: Guía metodológica para padres, madres y representantes. Ministerio de Educación. 2014. 20 Fuente CONSEP “Usos, consumos de drogas y prevenciones” Quito-Ecuador 2013.
  • 12. 22 23 Prevención en Familias del consumo de drogas, alcohol y tabacoPrevención en Familias del consumo de drogas, alcohol y tabaco Prevenir en nuestros hijas e hijas, pero también en el conjunto social Prevenir en el conjunto social e institucional para reducir y resolver el consumo problemático de drogas, para anticiparse a los riesgos personales y sociales, representa un mandato y disposición legal que consta en la Constitución Política y en el conjunto de normas de la sociedad. Desde la Constitución de la República: • Art. 46.- “El Estado adoptará, entre otras, las siguientes medidas que aseguren a las niñas, niños y adolescentes: (…) Lit. 4. Protección y atención contra todo tipo de violencia, maltrato, explotación sexual o de cualquier índole, o contra la negligencia que provoque tales situaciones. Lit. 5. Prevención contra el uso de estupefacientes o psicotrópicos y el consumo de bebidas alcohólicas y otras substancias nocivas para su salud y desarrollo (…)”. • Art. 364.- “Las adicciones son un problema de salud pública. Al Estado le corresponderá desarrollar programas coordinados de información, prevención y control del consumo de alcohol, tabaco y/o sustancias estupefacientes y psicotrópicas; así como ofrecer tratamiento y rehabilitación a los consumidores ocasionales, habituales y problemáticos. En ningún caso se permitirá su criminalización ni se vulnerarán sus derechos constitucionales. El Estado controlará y regulará la publicidad de alcohol y tabaco”. Desde la Ley Orgánica de Prevención: • Art. 9.- Prevención en el ámbito educativo.- “Las autoridades del sistema Nacional de Educación, con el acompañamiento de la comunidad educativa y la participación interinstitucional e intersectorial, desarrollará políticas y ejecutará programas, en todos sus niveles y modalidades, cuyos enfoques y metodologías pedagógicas participativas se encaminen a la formación de conciencia social y personalidad individual para prevenir el uso y consumo de drogas”. “Del mismo modo, propiciará el relacionamiento entre pares y espacios de enseñanza - aprendizaje, para generar conocimiento, fortalecer las habilidades sociales para la vida y afianzar los vínculos familiares”. “Será prioritaria la orientación y capacitación continua de los docentes en prevención integral del fenómeno socio económico de las drogas, para lo cual la autoridad educativa nacional incluirá en sus procesos de formación esta materia”. Desde la Ley Orgánica de Educación Intercultural (LOEI): • Art. 3.- literal n.- “La garantía de acceso plural y libre a la información y educación para la salud y la prevención de enfermedades, la prevención del uso de estupefacientes y psicotrópicos, del consumo de bebidas alcohólicas y otras sustancias nocivas para la salud y desarrollo”. Desde el Código de la Niñez y la Adolescencia: • Art. 27.- Derecho a la salud (…) “Se prohíbe la venta de estupefacientes, substancias psicotrópicas y otras que puedan producir adicción, bebidas alcohólicas, pegamentos industriales, tabaco, armas de fuego y explosivos de cualquier clase, niños, niñas y adolescentes”. • Art. 78.- “Derecho a protección contra otra fo mas de abuso; se establece que “los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a que se les brinde protección contra el consumo y uso indebido de bebidas alcohólicas, tabaco, estupefacientes y substancias psicotrópicas” y la participación en la producción, comercialización y publicidad de las substancias y objetos que pongan en riesgo su vida o su integridad personal”. Como puede observar se dispone del marco jurídico para proteger a la niñez y adolescencia y, a partir de esos marcos, de la política pública e instituciones sociales para acometer la tarea preventiva. Las familias, también en estos marcos, tienen la corresponsabilidad de promover la protección y dentro de este ámbito, de realizar todas las actividades de prevención en forma coordinada con las funciones institucionales, entre ellas, las que corresponden a escuelas y colegios. Los Departamentos de Consejería Estudiantil (DECE) han establecido Rutas y Protocolos a seguir para apoyar a chicos y chicas que presentan consumos problemáticos de drogas, que les conexiona con las instituciones de salud y las de protección, y cuando sea necesario, también con los servicios de justicia. De otra parte, el mismo DECE despliega junto con los docentes tutores las actividades de fortalecimiento de las capacidades educadoras de las familias, para que ellas asuman junto a las instituciones educativas las actividades de prevención. 4. CÓMO LAS FAMILIAS HACEN LA PREVENCIÓN: detectan, afrontan y se anticipan Algo que seguramente sea lo más común entre los adultos, es la experiencia de ser padres y madres. Esta puede ser un factor que nos liga a todos y todas, más allá de si somos docentes, directivos, docentes tutores… Todo esto es válido porque nos ayudará a ser mejores padres y madres, más cercanos, más cálidos, más comunicativos, pero sobre todo más atentos a los niños y niñas y al contexto en que se desarrollan. Desde este punto común podemos avanzar a complementarnos en una estrategia de prevención, obviamente cada contexto es distinto, pero en cada uno podremos observar aquello que nos sea más útil de aplicar y construir. Es necesario que institución educativa y familia actúen de forma colaborativa y coordinada, como aliados. El riesgo del consumo de drogas no se resuelve en ámbitos aislados: se resuelve si los dos ámbitos entran en diálogo y actúan de modo conjunto. Con esta premisa, veamos cómo se puede detectar, afrontar y anticiparse, al consumo de drogas. Detectar es prevenir Muchas veces el consumo de drogas permanece invisible a los ojos de los padres y madres, incluso para los más atentos y sensibles. De hecho una duda frecuente de padres y madres tiene que ver con identificar si sus hijos e hijas usan drogas. En ocasiones asumimos una actitud inquisitiva y podemos llegar a violar su intimidad cuando tenemos sospechas. Es importante entender que durante la adolescencia las personas tienen comportamientos diferentes a cuando son niños y las relaciones construidas con la familia cambian. Es clave también tomar en cuenta que el intentar saber si nuestros hijos o hijas consumen drogas nunca puede convertirse en una obsesión, llegar a ese punto bloquearía la comunicación con los chicos y chicas. Tampoco sería bueno pasarnos al extremo de sospechar de todo.
  • 13. 24 25 Prevención en Familias del consumo de drogas, alcohol y tabacoPrevención en Familias del consumo de drogas, alcohol y tabaco A continuación describiremos algunos signos o comportamientos21 que pueden o no estar relacionados con los usos de drogas, cuando varios de estos indicadores están presentes, es necesario que estemos atentos y busquemos orientación profesional. 22 Fuente: http://www.elcomercio.com/actualidad/padres-cuidado- planteles-drogas-guayaquil.html Señales Descripción - Si baja del rendimiento escolar. - Si falta a clases a menudo. - Si cambia el grupo de amigos radicalmente. - Si ha notado que su carácter ha cambiado. - Si sabe que tiene amistades que usan drogas. - Si nota síntomas físicos poco habituales. - Si lo nota confundido, desorientada. Si las calificaciones y rendimiento académico de nuestros hijos disminuyen en relación con los periodos anteriores. Este indicador puede o no estar asociado al uso; sin embargo, estos cambios son una señal y hay que verificar qué está pasando; visite la institución educativa, converse con el personal docente y sus otros compañeros. La institución educativa le informa que su hijo o hija falta con frecuencia y usted no se ha enterado. Intente acercamientos con su él o ella para comunicarse y darle a conocer sus inquietudes sobre el porqué de las ausencias a la institución. En la adolescencia es común cambiar de grupo de amistades; sin embargo, es necesario que pregunte a sus hijos e hijas por sus nuevas amistades y esté pendiente de las actividades que realizan. Las variaciones en los estados de ánimo (agresividad, aislamiento) suelen ser comunes en los y las adolescentes, pero debemos considerar muchas veces los cambios de humor asociados al consumo de drogas pueden ser más visibles y excesivos. Si conoce que las amistades de su hijo o hija presuntamente usan drogas es necesario que no haga juicios de valor, no impida la relación de sus hijos e hijas con estas personas de manera violenta ni tajante. Más bien, dialogue y reflexione con su hijo e hija sobre los riesgos a los que está expuesto, así podrán ejercer su capacidad de tomar sus propias decisiones y responsabilizarse de ellas. Si observa: pupilas dilatadas o contraídas, ojos enrojecidos y pequeños; congestión nasal, reacción lenta de movimientos, habla muy despacio o por el contrario está muy acelerado. Si es así, debe acudir a un centro médico para descartar una enfermedad física, pues este indicador no se relaciona necesariamente con el uso de drogas. Escuche a su hijo o hija, converse con él o ella. Con toda seguridad necesita ser ayudado y escuchado y, con su comportamiento, está expresando una necesidad, un conflicto, un problema a ser resuelto con apoyo. Pase más tiempo con él o ella, comparta actividades diversas y profundice su relación y el diálogo con él o ella. Promueva sus talentos, aliéntelo en sus aspiraciones y búsquedas y anímelo también a participar en actividades sociales y nuevos grupos de amigos y amigas. 21 Basado en “Programa de Participación Estudiantil. Guía metodológica para padres, madres y representantes”. Ministerio de Educación, Ministerio Coordinador de Desarrollo Social, AECID. 2014 El paisaje social en el que viven hoy los chicos y chicas tiene mucha distancia con aquel en el que nos formamos quienes somos ahora adultos. Valores sociales, aspiraciones, búsquedas personales, reconocimiento de diversidades, acceso a internet, telefonía móvil; incluso el escenario social, cultural y político son elementos que evidencian paisajes de formación distintos. Y es en esta diversidad que tendremos que aplicarnos en forma colectiva para actuar y prevenir. Es importante conocer cuáles son los hábitos e intereses de nuestros hijos e hijas. En esta etapa de la vida se generan algunos cambios y cuando éstos son demasiado rápidos o bruscos constituyen una señal de alerta. Muchas veces los grupos de amigos, amigas y el contexto mismo ejercen presión para actuar de un modo u otro; es clave entonces observar a los chicos y chicas en contexto. “Usan uniformes y van a los colegios con sus hijos. Algunos padres de familia dejaron sus empleos para recorrer pasillos, patios, baños, canchas, en horarios matutino y vespertino. Todos tienen un objetivo en común: cuidar de las drogas a sus hijos -y a los que no son suyos, también-. Hace un año, Jorge decidió unir a 60 padres y madres para colaborar en la vigilancia interna del plantel fiscal donde estudian sus hijos, uno de los más grandes de Guayaquil. “Queremos librarlos de la hache”, dice. Él sale cada tarde de su casa, equipado con jeans y camisa azul bordada con la palabra ‘brigadista’. Una credencial de cartón guinda de su cuello”. Nota de prensa22 El Comercio, 29 de Diciembre de 2015. Como ve, hay ejemplos de situaciones en que los padres y madres de familia han tomado la opción de involucrarse más a fondo en el cuidado de sus hijos e hijas. Sin duda alguna, detectar quiere decir también explorar los síntomas e indicadores de su hogar y, quien sabe, en un momento determinado puede ser lo más valioso que se haga: • Cómo están los vínculos de afecto, de solidaridad y de buen trato en la casa; • Cómo va la práctica o costumbre de hablar, de conversar, de tener confianza; • Cómo va la organización del tiempo libre en casa, cómo nos hemos repartido las responsabilidades, cuándo los chicos y chicas juegan, cómo lo hacen; • Cómo transcurre el uso de la televisión, de la internet, de los celulares, hay reglas de uso y cómo se aplican; • Se conoce de modo suficiente al entorno de amigos de los hijos e hijas; • Se concurre a la institución educativa para conocer el estado del rendimiento académico y de los procesos naturales del desarrollo evolutivo;
  • 14. 26 27 Prevención en Familias del consumo de drogas, alcohol y tabacoPrevención en Familias del consumo de drogas, alcohol y tabaco • Se conoce cómo gasta el dinero que recibe de casa, en qué lo emplea y con qué frecuencia; • Se conoce en qué andan los hijos e hijas y se puede dar cuenta sobre sus gustos, sus preferencias, sus preocupaciones y sus proyectos. Preocúpese si algunos de estos puntos no pueden ser contestados. Fortalecer los vínculos de la familia es una misión permanente, de todos los días, con todos los hijos e hijas y en toda época de su desarrollo. Si se detecta que alguno de esos valores comienza a desdibujarse o a quebrarse actúe en favor de restablecer las condiciones que devuelven la serenidad y afectividad a su casa. Este es uno de los sentidos de la prevención como detectar. Afrontar es prevenir Si bien los usos y consumos de drogas pueden ser asumidos como una decisión personal, en el caso de menores de edad (hijos e hijas) ellos pueden sentir presión social para consumir, mediante intimidación, chantaje o manipulación de parte de amigos y/o conocidos, incluyendo los propios fa miliares. Tomaremos en cuenta algunas consideraciones y pistas23 para afrontar junto con nuestros hijos e hijas sobre los usos y consumos problemáticos de drogas, así como para realizar prevención integral en nuestros hogares. Si detecta que su hija o hijo está siendo presionado para usar alguna droga: • Reconozca oportunidades para hablar sobre el tema con sus hijos o hijas, por ejemplo: una noticia sobre drogas o alcohol en algún medio de comunicación. Si su hija o hijo muestra curiosidad por el alcohol, hable del tema. Coméntele sus propias experiencias y opiniones sobre los riesgos en relación con esta droga. • Indague sobre la información que sus hijos e hijas manejan sobre las drogas; mantenga una conversación relajada, entendiendo lo que él o ella le comunican. Muchas veces lo que quiere es despejar dudas y no que está en problemas de consumo. La actitud clave es construir puentes de comunicación. • Es importante recordarle que cada persona tiene capacidad de tomar decisiones. • Importante ayudarle a encontrar internamente los recursos personales y sociales para enfrentar una situación y prepararlo para reaccionar positivamente ante una nueva insistencia. Si previamente hemos construido relaciones de afecto, comunicación y confianza esto será más fácil; no es algo que se logra de la noche a la mañana. • Es bueno que nuestros hijos e hijas sepan que deseamos su bienestar, que deseamos dialogar de todo lo que le sucede y que para nosotros es importante apoyarles siempre. • Muéstrele que para usted lo más importante es su bienestar, escuche con atención sus puntos de vista y atienda sus sentimientos. Exprese sus sentimientos para ayudarles a que comprendan mejor su punto de vista. • Pregúntele por las normas existentes en la institución educativa sobre los usos y consumos problemáticos de drogas, así como la forma de resolver los problemas relacionados a sus usos. • Respalde el respeto a los derechos humanos y que se proteja la integración e integridad de las personas. • Es importante que comunique a sus hijos e hijas que usted estará a su lado siempre que lo necesiten. No dé por supuesto que ya lo sabe, es importante que lo escuche de usted. • Recuérdeles que está a su disposición para ayudarles a afrontar sus problemas y pregúnteles si les puede comentar un consejo o sugerencia acerca de las soluciones que, a su criterio, pueden resultar más útiles. • Cuando dé un consejo, no espere que sea tomado. No decida por sus hijos e hijas y ayúdeles a irse responsabilizando de sus decisiones. • Ante la duda sobre si su hijo o hija usa drogas, la primera reacción puede ser de miedo. Aunque no siempre resulte fácil controlarse, será de gran ayuda hablar con calma tratando de escuchar claramente lo que le trata de decir. • Muchas familias piensan que una buena estrategia para evitar que sus hijos e hijas usen o consuman drogas es contarles historias exageradas y que inspiran miedo. Estas tácticas tienen pocos resultados a corto plazo; la táctica del temor no es la más efectiva. • Comparta el tiempo libre de nuestros hijos a través de actividades lúdicas, artísticas y/o físicas. Acercarse a los niños, niñas, adolescentes y jóvenes para afrontar el tema de las drogas implica justamente no empezar a hablar de eso. Hay que empezar por escuchar y luego hablar. Llegar a hablar de cuestiones de consumo de drogas es un punto de llegada, no un punto de partida. Recuerde que más importante que saber todo sobre las drogas, es entender y valorar a sus hijos e hijas, saber al máximo de ellos, saber si están bien, saber si crece en ellos la felicidad y la libertad… Si el caso es que él o ella, está incitando o presionando a otros/as para consumir: • Escuche a su hijo o hija, converse con él o ella. Con toda seguridad necesita ser ayudado y escuchado y, con su comportamiento, está expresando una necesidad, un conflicto, un problema a ser resuelto con apoyo. • Sea claro y preciso, firme pero amable, exprese en que no tolerará ningún tipo de actos de esa naturaleza. • Pase más tiempo con él o ella, comparta actividades diversas y profundice su relación y el diálogo con él o ella. • Comparta su preocupación con los docentes, tutores y orientadores del establecimiento educativo. Permita que le apoyen, busque ayuda. Aunque casi todo lo que hemos compartido en las líneas anteriores es completamente factible hacerlo en la escuela y en la familia, es necesario que reflexionemos un poco más acerca de la importancia de la acción común pero también, de la necesidad de abrir las puertas y establecer lazos de confianza y seguridad con las familias e incentivarlas, entonces, a informar y recurrir a la escuela, para actuar en conjunto. El contexto no siempre es favorable para estas acciones; sin embargo es allí donde debemos actuar. Es fundamental retomar esta idea de trabajar en equipo: docentes, directivos y padres y madres de familia, la triangulación de la que hablábamos antes. Cada actor puede afrontar situaciones de consumo de drogas desde sus diversos frentes. Anticiparse es prevenir Hemos hablado primero de la detección porque eso nos pone en situación de estar atentos a lo que sucede con los niños, niñas y adolescentes y sus contextos; luego hablamos de afrontar situaciones de consumo de drogas en la escuela porque eso implica tomar la decisión de actuar frente al problema. Pero lo uno y otro nos lleva a la prevención, en el sentido que si actuamos preventivamente, nuestras miradas se concentran mejor en detectar avisos y en afrontar los riesgos. La prevención es la prioridad sobre la que debemos trabajar con las familias y con los propios niños, niñas y adolescentes. Nuestra aspiración, como institución educativa, y como familias es prevenir y evitar la existencia de situaciones de consumo. Para ello, es fundamental aprender a identificar y fortalecer factores de protección, es decir, procesos y prácticas que pueden evitar que este tipo de situaciones aparezcan. Y también, por supuesto, aprender a advertir la presencia de factores y condiciones de riesgo.23 Basado en Programa de Participación Estudiantil. Guía metodológica para padres, madres y representantes. Ministerio de Educación, Ministerio Coordinador de Desarrollo Social, AECID. 2014.
  • 15. 28 29 Prevención en Familias del consumo de drogas, alcohol y tabacoPrevención en Familias del consumo de drogas, alcohol y tabaco • El conflicto es una oportunidad. Si bien hay que reconocer que ningún conflicto nos pone felices, también hay que procurar ver las cosas de forma distinta. Al final, la vida es una cuestión de actitud24 . • Anime a los niños, niñas y adolescentes a construir sus proyectos de vida: esa “mirada de futuro” les ayuda a configurar un centro de gravedad emplazado en sus búsquedas e intereses personales. Mientras más claro el proyecto de vida, más clara la dirección. • Como familias, identificar y reconocer el tipo de relación que se tiene con los hijos. Desde esa constatación ya se puede saber lo que trabajar desde uno mismo y eso contribuye a que las personas sean menos vulnerables. Factores de Riesgo Nos interesa identificar los factores de riesgo en los diversos contextos. Adentro y afuera de la familia. Adentro y afuera de la institución educativa. Adentro y afuera de la comunidad local, en donde vivimos. Especialmente, interesa que revisemos los factores de riesgos “invisibles” o poco visibles, aquellos que están en nuestra misma cotidianidad, en nuestros ambientes más íntimos y que a veces no nos damos cuenta y los pasamos inadvertidos. Al inicio del punto 3, se describen factores de riesgo relativos al contexto de familia y las capacidades de vinculación afectiva y emocional. Como señala el documento Estándares InternacionalesenlaPrevencióndeDrogas(UNODC), hoy se tiene una comprensión más completa de lo que hace a las personas vulnerables para iniciar el uso de drogas (“factores de riesgo”), tanto a nivel individual como a nivel del medio ambiente. Más que una falta de conocimiento sobre las drogas y sus consecuencias, la evidencia apunta a los siguientes factores de riesgo26 : • Rasgos de personalidad con baja autoestima y baja asertividad. • El abuso y rechazo familiar. • La falta de apego a la escuela y a la comunidad. • Crecer en comunidades violentadas, • Tensión y acelerada búsqueda de • sensaciones nuevas. • Dificultad para alcanzar relaciones disciplinadas consigo mismo y con los demás. • Escasa tolerancia a la frustración y baja capacidad para afrontar adversidades. • Elevada e incesante necesidad de • aprobación social. • Dificultad para el manejo del tiempo libre. • Bajo aprovechamiento escolar. • Falta de habilidades sociales, como • para decir no. • Falta de conocimientos sobre drogas. • Falta de habilidades para tomar decisiones y resolver problemas. Y en relación con la familia, también han sido considerados factores de riesgo aquellos que describen ambientes cerrados, autoritarios e impositivos; también aquellos que maltratan, violentan o lastiman el vínculo con hijos e hijas. Tienen efectos parecidos, factores de permisividad y evasión de responsabilidades. También el desconocimiento de los hijos, la ausencia de diálogo y la provocación de crisis familiares. Factores de protección Se reconoce que algunos factores de protección frente al contacto y consumo de drogas, tanto en la institución educativa como en la familia son: • Aprovechar el tiempo y la relación con sus estudiantes y a sus hijos e hijas. Esto supone, necesariamente, un tiempo de dedicación, gusto por compartir ese tiempo, creatividad para desarrollar diferentes actividades. No siempre se trata de sentarse a conversar. Se trata de proponer actividades diversas, agradables, lúdicas, que nos permiten conocernos mutuamente, saber quiénes somos, compartir nuestras dudas, reflexiones, preguntas, respuestas. • Fortalecer la capacidad de observación. Atender a los detalles y las señales. No se trata, por supuesto, de alarmarse ante un primer cambio de actitud pero si usted conoce bien a sus estudiantes, a su hijo o a su hija, podrá notar rápidamente si hay cambios reiterados en su comportamiento y si algunos de esos cambios son indicadores de situaciones problemáticas. No los deje pasar, no piense que se resolverán con el tiempo, porque lo que puede suceder es que, por el contrario, se agraven. Si nota cambios relacionados con los que hemos mencionado en este documento, alerte sus sentidos, busque la comunicación con sus estudiantes o con su hijo o hija, y actúe rápidamente. • Alimentar la confianza. Si sus estudiantes o su hijo o hija no tienen con usted una relación en la que se sienten seguros y libres, será prácticamente imposible que se acerquen a comentarle una situación de consumo de drogas. La confianza genera vínculos profundos de confianza con los niños, niñas y adolescentes. Esos vínculos pasan por el respeto, la escucha, la confidencialidad y la acción oportuna. Estas son las cuatro virtudes que usted, como adulto, debe cuidar en la relación con ellos y ellas. Si estas cuatro condiciones se dan, la confianza será la característica de su relación y toda situación será más fácil de enfrentar. • No solo hablar, ¡hacer! Si realiza actividades de esfuerzo corporal y físico, promueva ese tiempo compartido, camine por algunas horas el fin de semana, escale alguna montaña, monte o loma, practique algún deporte. Igual si le gustan actividades de disfrute artístico como compartir una buena lectura, ir al cine o ver una buena película en casa; aprovechar cualquier exposición de fotografía, pintura, escultura, en fin, las ofertas, pocas o muchas que haya en la ciudad. • Compartir actividades de entretenimiento y lúdicas: quedarse en casa, con amigos, amigas incluidos y dedicarse a los juegos de mesa: cartas, parchís, ajedrez, damas chinas y tantas otras posibilidades divertidas que conocemos. Estar escuchando música, picando algo y nada más, conversar. Porque en la conversación, los seres humanos construimos vínculos, cercanías, valores, cultura. • Promueva el bienestar emocional y psicológico: valore y alimente el desarrollo de las competencias personales y sociales de los niños, niñas y adolescentes; si ellos y ellas se descubren en sus habilidades y capacidades, su actitud frente a sí mismos es más empoderada. 24 Material Formativo para Familias. CECAFEC.2009.21 Op. Cit. 25 FAD, Percepciones sociales sobre drogas en Quito, p. 59. 26 Ministerio de Educación, módulo: Prevención de consumos de alcohol, tabaco y drogas (Piloto Educando en Familia), 2013, Quito. “Yo creo que también habrá chicos que como dicen que los padres están todo el tiempo trabajando y lo que les compensa solamente el dinero; a lo mejor falta de atención, falta de ánimo, lo harán por llamar la atención de los padres no, y a lo mejor caen por probar curiosidad y después ya no”. Informante grupo local Quito25
  • 16. 30 31 Prevención en Familias del consumo de drogas, alcohol y tabacoPrevención en Familias del consumo de drogas, alcohol y tabaco Acción combinada: escuela y familia27 Reiteremos: el entorno del hogar o de “la casa” es clave para abordar la problemática de consumo de drogas, alcohol y tabaco. Muchas veces nos preguntamos qué hacer para generar espacios de autonomía, autoconocimiento, liderazgo, comunicación y relaciones saludables en nuestro hogar. A veces, quisiéramos un manual, una receta para formar hijos e hijas felices. Sin embargo, la complejidad que implica ser padre, madre o representante rebasa cualquier manual o guía. Aún más si recordamos que en el espacio familiar se genera la oportunidad de desarrollar todo aquello que deseamos, que no se crea al decirlo, sino al hacerlo y vivirlo. Los adultos en general, podemos sentirnos incómodos al hablar con nuestros hijos e hijas de las drogas. Algunas personas creen que eso es tema solo de especialistas, otras personas piensan que si dan un espacio para conversar del tema, estimularán la curiosidad hacia las drogas y aumentará el interés por consumirlas. Este temor es por completo irreal. Seguramente los adolescentes ya han escuchado mucho sobre este tema y por ello es importante iniciar la conversación con lo que ellos y ellas ya conocen o con lo que les inquieta. Escuela y familia son aliadas necesarias y tienen que ser inseparables en la tarea de construir escuelas seguras, en la tarea mayor de proteger a niños, niñas y adolescentes de todos los riesgos y en la tarea, por supuesto, de formarlos para que se auto-protejan; ya que luego serán ellos, solos y solas, quienes frente a los riesgos deberán tomar la mejor decisión. Si usted como docente detecta que un niño, niña o adolescente está teniendo experiencias de contacto o consumo de drogas, recurra al DECE y por favor siga el protocolo fijado. Si es la familia la que identifica la situación, deberá proceder del mismo modo: comunicarse de inmediato con la institución educativa, informar claramente la situación y acordar el modo de proceder conjuntamente. En ningún caso, deberían quedarse conformes con reportar la situación. Ni de la escuela a la familia, ni de la familia a la escuela. Es necesario comprometerse mutuamente con su seguimiento, acción y solución. No hablar al respecto es dejar en manos del azar que adquieran o no la información adecuada. Son, precisamente, los niños, las niñas y adolescentes los que no tienen espacios de diálogo y desarrollo quienes no saben qué decisiones tomar sobre los usos de drogas y quienes tienen mayores riesgos. Algunas de las habilidades que se sugiere a los docentes es que cuando se aborda en clases los contenidos relacionados con alcohol, tabaco y drogas, que se encuentran formulados en el currículo, se procure vinculaciones de esas problemáticas con las actitudes de los estudiantes frente a esas sustancias; por ejemplo resulta valioso analizar las conductas exploratorias de las drogas o las de relación entre pares por intermedio de sustancias, como no necesarias o ineficaces para su desarrollo integral, aunque en el imaginario pudieran haber insistencias, como las que devienen del mercado y de las influencias sociales como el “atrévete!” o el “Disfruta de los extremos y de los riesgos!”. Otras habilidades desarrolla el docente tutor al acompañar o facilitar las actividades previstas en esta Guía. Cerramos aquí la triple acción Preventiva. Recuerde, detectar, afrontar, anticiparse. Por supuesto, PREVENIR constituirá la tarea mayor de las familias y la institución educativa porque, como lo hemos dicho al inicio, el objetivo es reducir o anular los riesgos y factores por los cuales los niños, niñas y adolescentes llegan hasta las drogas. Sin embargo, que las familias aprendan a detectar y a afrontar este riesgo, en alianza con la o el docente y toda la institución educativa, es una tarea urgente porque la problemática ya está entre nosotros. 27 Op. Cit. Así pues, la convocatoria está abierta: a trabajar hombro a hombro y mano a mano por una institución educativa segura, protectora y protegida, y por familias protectoras, contenedoras, en las que convivir tenga cada día y todos los días, el signo del buen trato. Una reflexión final Destacamos aquí cuatro valores claves que pueden apoyarnos en la gestión de la prevención de drogas; estos valores trabajados, experimentados y fortalecidos en distintas proporciones nos pueden ayudar en la tarea que nos hemos trazado. La comunicación para poder conocernos y re-conocernos como personas, como familia, como profesores-alumnos es fundamental. Sin comunicación no hay conocimiento del otro, no hay cercanía, y sin cercanía no hay posibilidad de construir lazos de confianza. Cuando hay confianza, la comunicación ya no es solo hablar y escuchar, la comunicación se convierte en un punto de encuentro de otro nivel. La familia no se elige, como tampoco el lugar o la época donde nacemos… La satisfacción con la propia familia no es algo mecánico, es algo intencional y querido, es algo que se construye. Fortalecer esos lazos ayuda a lograr ese registro interno de satisfacción con la familia que se tiene, y claro, no todo es blanco ni tampoco todo es negro; en esa diversidad de colores se tejen sentimientos, experiencias, quehaceres. Eso sí, lograr esa satisfacción es tarea de ambas partes. Los recursos emocionales y afectivos son esa suerte de soporte que se nutre de los afectos cotidianos, de las conversaciones de cada día, del sentirse acompañados y acompañadas. Ese saber que se cuenta con el otro o la otra (en la familia) da un registro de certeza total y hace que la familia sea menos sensible al riesgo y más capaz de afrontar satisfactoriamente los factores estresantes, facilitando la adaptación individual y familiar. La familia como toda relación pasa por un sinfín de ciclos y ritmos, no solo de las rutinas individuales que se entremezclan en la cotidianidad compartida. En ese sentido, la convivencia en familia nos aporta y nos enseña a vivir con otros que también tiene sus intereses, que también toman sus decisiones… Y en esa dinámica hay picos de tensión, pero también valles de relajamiento. Una buena comunicación ayuda en gran forma a llevar ese estrés familiar, que provoca el día a día. Aspiramos haber aportado con pistas e insumos que faciliten el reconocimiento de la prevención integral como una forma respetuosa y atinada de aproximarnos a un fenómeno social que, requiere la participación activa y decidida de maestros, familias y sociedad en general.
  • 17. 32 33 Prevención en Familias del consumo de drogas, alcohol y tabacoPrevención en Familias del consumo de drogas, alcohol y tabaco El Programa Educando en Familia inicia el abordaje de la temática de prevención del consumo de drogas partiendo de la comprensión que este esfuerzo de prevención no es una tarea exclusiva de las instituciones educativas o solo de las familias, es un asunto en el que todas y todos tenemos parte y algo que hacer. Claro que madres y padres tienen una tarea importante e indelegable, estar atentos a sus hijos e hijas, para esto debe contar con elementos que le permitían percibir “señales de alerta”, que se involucren. Recordemos que el fenómeno del consumo de drogas implica redes de tráfico, delincuencia organizada, atraviesa geografías y contextos vulnerables. Es esencial que las familias y la institución educativa estén presentes y sean parte fundamental de la gestión frente a un asunto multicausal y complejo, pues no hay causas únicas, ni respuestas simples. Para tener presente, según la Guía de Competencias, al DECE le corresponde: Tercera Parte PROMOCIÓN Y PARTICIPACIÓN EN LA CAMPAÑA DE PREVENCIÓN DEL CONSUMO DE DROGAS “Infinidad de campañas de carácter preventivo utilizan el miedo como eje central de sus mensajes e imágenes: hombres y mujeres degradados por el consumo de drogas, vidas echadas a perder y familias rotas… La prevención va más allá de despertar temor e implica adquirir conciencia ante el problema de la droga, identificar los vacíos de desarrollo individual y colectivo y ampliar la capacidad de generación de alternativas frente a esta problemática”28 . 28 Valencia, Lisseth. Manual de Viaje. Guía para diseñar y realizar campañas de prevención frente al consumo de drogas. Ministerio del Interior y de Justicia, la Dirección Nacional de Estupefacientes y la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito. Disponible en: http://www.odc.gov.co/Portals/1/publicaciones/pdf/consumo/ recursos/CO031052010-manual-viaje-guia-disenar-realizar- campanas-prevencion-consumo-drogas.pdf Preparar y ejecutar junto con el Comité de Gestión, la realización de las campañas: Consiste en ejecutar lo convenido en el Plan de Acción, en relación con las campañas como proceso sensibilizador de la comunidad educativa. Corresponde destacar a los profesionales DECE para acompañar al Comité de Gestión en la planeación operativa, la toma de contactos para conseguir apoyos, la producción de recursos comunicacionales, la preparación del acto de presentación, la articulación con las actividades de la rutina escolar, la difusión de mensajes, la adecuación de los recursos de logística. Objetivo de la Campaña: Sensibilizar en las familias y en la institución educativa sobre los riesgos sociales y factores de protección para evitar el consumo de drogas de niñas, niños y adolescentes.La propuesta de esta iniciativa involucra una triple acción preventiva: detectar, afrontar, anticiparse. Prevenir constituirá la tarea mayor de las familias y la institución educativa para reducir o anular los riesgos y factores por los cuales hijas e hijos llegan a consumir drogas. Las familias deben aprendan a detectar y a afrontar este riesgo, en alianza con la o el docente y toda la institución educativa. El riesgo social no se refiere necesariamente a algo “externo” o “lejano”, porque puede tratarse de algo más bien “cercano”. Es necesario preguntarnos por lo que está pasando con el modelo de comunicarnos, de construir relaciones de afecto y confianza en las familias y en los hogares; preguntarnos por lo que está pasando en el contexto social, institución, comunidad, medios, sociedad, que hace que los consumos de drogas se disparen. Padres y madres de familia no pueden hacer prevención por su cuenta, sin incluir la participación decisiva de sus hijos e hijas y la participación de los centros educativos. Los sujetos fundamentales de la prevención son los mismos estudiantes. Para promocionar la campaña proponemos el siguiente eslogan: Descripción: La campaña busca motivar a la acción, identificar señales de alerta ante un posible consumo, el involucrarse y asumir medidas preventivas en familia y en la institución educativa. Además, se debe señalar –a diferencia de otros criterios- que el centro de preocupación no debiera ocupar las sustancias en sí mismas (alcohol, tabaco, drogas ilícitas,…) sino las personas que las consumen. No se desconoce el interés por conocer las sustancias y su papel social, pero es mucho más eficaz llegar a las personas con anticipación, esto es, con prevención. Madres, padres y docentes pueden sentirnos incómodos al hablar de las drogas. Algunas personas creen que eso es tema solo de especialistas, otras piensan que si dan un espacio para conversar del tema, estimularán la curiosidad hacia las drogas y aumentará el interés por consumirlas. Este temor es por completo irreal. Seguramente niños, niñas y adolescentes ya han escuchado mucho sobre el tema.
  • 18. 34 35 Prevención en Familias del consumo de drogas, alcohol y tabacoPrevención en Familias del consumo de drogas, alcohol y tabaco Par el desarrollo de la campaña se entregará una serie de insumos en formato digital para que puedan ser reproducidos por las autoridades institucionales, el comité de madres y padres de familia o buscar otras alternativas que convoquen a la participación de la campaña. Estas acciones deben ser planificas y coordinadas entre las autoridades, docentes, estudiantes, madres, padres y representantes. La campaña también puede vincularse con otra iniciativa de la institución educativa, como exposiciones de cartelas, concursos de eslogan, eventos deportivos, cívicos, artísticos, entre otras. La intencionalidad es que sean acciones conjuntas, planificadas y con responsabilidad compartida, lideradas por el DECE y en cada curso por la actividad del docente tutor. Al tratase de eventos masivos es importante recordar que debe tener una actividad de presentación, así como una acto de clausura de la campaña. Recuerde que dentro de la implementación del Programa Educando en Familia se dispone de una semana escolar antes de iniciar los talleres con madres y padres de familia. Materiales promocionales: Los diseños de las diferentes materiales promocionales como afiches, hojas volantes, etc. se entregan en archivo digital y pueden ser modificados en caso de incluir otros elementos como el logo de la institución educativa. Los interesados pueden duplicar la cantidad que requieran según las decisiones de padres y madres de familia. A continuación se presenta los diseños propuestos para esta campaña: Afiches: Proceso: El Nivel Central se encargará de la elaboración y diseño de productos comunicacionales como: afiches, hojas volantes, ayuda memoria para la campaña. En cada institución educativa, sus organizadores (Comité de gestión de madres y padres, DECE, docentes tutores, autoridades) coordinarán la impresión de los materiales de acuerdo a su planificación y los recursos disponibles. La presentación de la campaña se realizará en la comunicad educativa y estará a cargo de la autoridad institucional, una delegación de madres y padres de familia y del responsable DECE. Puede planificarse esta iniciativa durante el evento cívico de los lunes, en una mañana deportiva, artística, cultural o en otro momento significativo para la institución. Se entrega una guía de contenidos para socializar la campaña recogida en la Ficha Informativa (Anexo 1) con el fin de unificar discursos orientados a un mismo objetivo de prevención en familias del consumo de drogas. Para generar réplica de las acciones emprendidas por la institución educativa se puede buscar apoyo de los medios locales, a través de la radio, televisión o prensa. Esta es una buena oportunidad de potenciar las capacidades comunicativas de madres, padres o representes, quienes se pueden convertir en los voceros de la campaña. Por su parte los formadores estarán a cargo de acompañar la preparación y ejecución de la campaña por eje temático, lo cual supone tener presente que cada tutor: • Presentar la campaña en su grupo de estudiantes. • Promover la difusión de la campaña y el respectivo seguimiento e impacto. • Entregar los recursos comunicacionales cuando corresponda. • Orientar el uso adecuado de los recursos producidos para esta campaña. • Fortalecer contactos directos con padres y madres para dimensionar los resultados de la campaña y el nivel de difusión. • Registrar la participación de madres, padres y representantes en las diferentes actividades del programa. • Registrar sus observaciones en las fichas previstas en cada etapa del programa (campaña-taller-encuentro). Hoja volante:
  • 19. 36 37 Prevención en Familias del consumo de drogas, alcohol y tabacoPrevención en Familias del consumo de drogas, alcohol y tabaco La formación de los tutores para este rol se realizará mediante talleres demostrativos. Los profesionales del DECE se repartirán sus responsabilidades (los dos) o lo llevarán de forma conjunta. Un número asequible de participantes por taller es 30. De manera que si una institución tuviera más tutores, esta cantidad dará lugar a 2 o más talleres. Estos eventos se encuentran planificados en el Plan de Acción y se planifican y organizan por intermedio del DECE. Resultará importante que los talleres de formación se planifiquen en días y horarios que no signifiquen el cierre de los servicios educativos, en jornadas que no superen las 8 horas. En un sentido estratégico, los talleres adoptarán un modelo demostrativo de cómo hacer los procesos de aprendizaje social con padres y madres; es decir, se esforzarán por usar los métodos, recursos y actividades tales y como se usarán con las familias, de manera que los docentes tutores obtengan una experiencia concreta y, adicionalmente, se invocará que también los docentes tutores constituyen familias y frente a esa dimensión, los talleres de formación alcanzarían un enfoque de pertinencia. Para la realización de los talleres de formación se debe tener presente: • La disponibilidad de un local que cuente con espacio para el trabajodegruposyequipamiento para presentaciones de audio, video y diapositivas; • La disponibilidad de los recursos técnicos y materiales contemplados en la agenda del taller; y • Los listados de los participantes. El micro currículo del taller: Constituye el instrumento de planificación, según el cual el formador ejecuta el proceso con los tutores. En este instrumento consta: Cuarta Parte: LA FORMACIÓN DE LOS DOCENTES TUTORES COMO FACILITADORES DE TALLERES DESTINADOS A PADRES Y MADRES Indicadores de proceso 1.1. Integra las nuevas comprensiones y pautas de abordaje de la Prevención del consumo de drogas, alcohol y tabaco, para facilitarlo en grupos de familias. 1.2. Como elemento fundamental de su rol, valora la necesidad de seguir motivando y organizando la participación de las familias de su curso o paralelo en la campaña, taller y encuentro comunitario. Criterios de verificación por participante 1.1.1. Experimenta la herramienta de Pedagogía Social y demás ejercicios para motivarlos en los talleres con padres y madres o representantes. 1.1.1. Se familiariza con la Guía del Docente Tutor. Lee algunas partes fundamentales de la misma. 1.2.1. Describe los sentidos de las acciones con las familias, en la prevención de las drogas, alcohol y tabaco, identificando el valor de la participación de padres y madres, diseñando estrategias de motivación y convocatoria. 1.2.2. Asume y expresa la viabilidad de motivar nuevas prácticas docentes en relación con los estudiantes y sus familias. Temas para actividades del Taller - Ejercicio de integración de lo experimentado en la Matriz: Lo que Padres y Madres GANAN. - Ejercicio de lectura de partes fundamentales de la Guía del Docente Tutor. - Presentación del tema de la campaña, taller y Encuentro Comunitario, en especial: La jornada de Intercambio, con la respectiva herramienta. - Mesa para proponer: • Nuevas estrategias de motivación y convocatoria, desde un balance de sus acciones. • Nuevas acciones en relación con sus estudiantes y con sus familias. Metas a conseguir en los docentes tutores 1. Comprende la Guía de prevención en familias del consumo de drogas, alcohol y tabaco desde el enfoque de fortalecimiento del vínculo familiar, con sus Ejercicios y Herramientas de Pedagogía Social validándolos para su implementación. 2. Asume el rol de facilitar y garantizar la participación de grupos de familias o representantes de su curso o paralelo en la campaña, taller y encuentro comunitario. Como se verá, el taller persigue como metas objetivas el que los docentes tutores “Comprendan la Guía de prevención de drogas, alcohol y tabaco desde el enfoque de fortalecimiento del vínculo familiar, con sus Ejercicios y Herramientas de Pedagogía Social validándolos para su implementación y sepan cómo se implementa en la institución educativa. Y a partir de esta comprensión, se espera igualmente que los docentes tutores “asuman el rol de facilitar y garantizar la participación de grupos de familias o representantes de su curso o paralelo en la campaña, taller y encuentro comunitario”. Con base en las metas, se establece los “Indicadores de proceso” que sirven para organizar y secuenciar el evento del taller con los docentes tutores; y así mismo, permiten determinar los “Criterios de verificación por participante”. Estos últimos son fundamentales para la evaluación de los participantes, en cuanto a resultados alcanzados en sus procesos. En correlación con el tema y los indicadores se plantea los temas operativos para dotar de contenidos al taller. En este caso, se plantea de modo sustancial el conocimiento y ejercicio de las herramientas de Pedagogía Social No. 1 y la No. 2. La agenda que consta a continuación da cuenta, precisamente, del desarrollo de este micro currículo. Las características que el facilitador imprime al taller corresponden a las condiciones necesarias para la expresión vivencial, la participación y el aprendizaje colectivo, según las diversas actividades: