MAYO 1 PROYECTO día de la madre el amor más grande
100. iglesia en colombia nuestro futuro común (11 mayo 14)
1. VNC 100 – IGLESIA EN COLOMBIA (PÁG. 16)
Nuestro futuro común
Hacia una Iglesia que asume responsablemente el cuidado de la Creación
Alirio Cáceres Aguirre
Hace un poco más de 25 años, la ONU publicó un Informe sobre Medio Ambiente y Desarrollo
que afirma: "La Tierra es una pero el mundo no lo es. Todos dependemos de una sola biosfera
para el sustento de nuestras vidas. Sin embargo, cada comunidad, cada país, lucha por su
supervivencia y prosperidad con poco interés por el impacto que cause a los demás. Algunos
utilizan los recursos de la Tierra a un ritmo tal que dejarían poco para las futuras generaciones.
Otros, en proporción aún mayor, consumen demasiado poco, y viven con un panorama de
hambre, miseria, enfermedad y muerte prematura".
Para esbozar una prospectiva de lo que será la comunidad eclesial con conciencia ecológica no
se puede más que transitar hacia el Emaús de la Creación para conversar y discutir las
esperanzas fallidas respecto a la comunión universal. Si hay una enseñanza de la ecología en
los más recientes 50 años es que todos estamos conectados con todo y somos parte de un
mismo equilibro. Tal acento “católico” (entendido en su acepción original, como universalidad que
relaciona y afecta al mundo entero), se hace evidente al comprendernos como habitantes de
este “pálido punto azul”, que peregrina en la inmensidad del cosmos.
En ésta, nuestra casa común, la Iglesia quiere acompañar los gozos y esperanzas de todos los
pueblos para celebrar eucarísticamente el profetismo de justicia y plenitud que brota de compartir
los bienes de la tierra. Por ello: “el Obispo dará también su propia contribución en las cuestiones
ecológicas para la salvaguardia de la Creación, enseñando la justa relación del hombre con la
naturaleza, que a la luz de la doctrina sobre Dios, Creador del cielo y de la tierra, es una relación
ministerial, en cuanto que el hombre ha sido colocado al centro de la creación como ministro del
Creador. En este sentido, es necesaria una conversión ecológica con la conciencia de que junto
a la salvaguardia de la Creación se debe trabajar, con mayor intensidad, por una ecología
humana que proteja el bien radical de la vida en todas sus manifestaciones y prepare para las
futuras generaciones un desarrollo sostenible, que se acerque cada vez más al proyecto del
Creador” (Cfr. No. 204 del Directorio para el Ministerio Pastoral de los Obispos y números 70 a
72 de la Exhortación Apostólica postsinodal Pastores Gregis).
Toda pastoral ha de ser ecológica
La responsabilidad ambiental no es un capricho o una moda, sino una inherente expresión moral
de la identidad cristiana. Toda pastoral ha de ser ecológica. Seremos sal de la tierra y luz del
mundo en la medida que cada comunidad de fe conozca la estructura ecológica del suelo que
pisa; analice críticamente las causas profundas de la realidad ecoambiental; interprete el mundo
como don de Dios; descubra en las Escrituras el querer del Creador frente a los clamores de la
Madre Tierra y de quienes padecen injusticias; celebre sacramentalmente la transparencia del
Misterio en el agua, el pan, el vino, los óleos y el amor entre hermanos; ejercite la diaconía de la
caridad, apuntando a que las comunidades puedan discernir los proyectos desde la óptica del
Dios de la Vida, y se formen en gestión ambiental, participación ciudadana y negociación
eficiente con otros actores sociales. Ello conllevaría a promover un "desarrollo alternativo,
integral y solidario" (DA 474 c), cooperando con el Plan del Dios que nos salva re-creándonos,
renovando la faz de la tierra, haciendo todas las cosas nuevas.
Una Iglesia capaz de leer “los signos de los tiempos", de tomar decisiones valientes y creativas,
de diseñar propuestas coherentes con los valores del Reino y de impulsar acciones sinérgicas
Comentario [FCP1]:
Comentario [FCP2]: La evangelización
es profundamente ecológica.
2. que promuevan la dignidad de la Creación de la que somos arte y parte. Así, “llegará el día en
que después de aprovechar el espacio, los vientos, las mareas y la gravedad; aprovecharemos
para Dios las energías del amor. Y ese día por segunda vez en la historia del mundo, habremos
descubierto el fuego” (Teilhard de Chardin).