El documento describe cómo Jesús era visto con escepticismo por la gente de su pueblo, quienes no podían ver más allá de su identidad como carpintero hijo de María. Aunque Jesús realizaba milagros, su gente se escandalizaba de él porque estaban condicionados por estereotipos y no podían reconocer la posible influencia divina. El Evangelio critica esta postura neutral que no reconoce la capacidad de Dios para actuar en el mundo.