18 08 2011 Presentación de Programas para la Infraestructura y Entidades Federativas

Presentación de Programas para la Infraestructura y
Entidades Federativas.
Jueves 18 de Agosto de 2011
Para Veracruz, es una distinción, participar en
este evento organizado por Banobras, el banco
del federalismo mexicano.
Sobre todo, ahora que tanto se debate sobre los
alcances de los grandes acuerdos nacionales en
materia de federalismo hacendario.
Un tema en particular ha ocupado la atención
recientemente: la deuda subnacional, es decir,
aquella de estados y municipios;
Ello, exige reflexionar sobre temas fundamentales
con los que se relaciona:
Por un lado, esto tiene que ver con la evolución
que han tenido las responsabilidades de gasto de
cada orden de gobierno.
Y por el otro, concierne a los recursos con que
contamos Gobiernos Federal, Estatales y
Municipales, para hacerles frente.
1

El reparto de las responsabilidades entre la
Federación y las entidades federativas se ha
modificado de manera sustancial en el transcurso
de las dos últimas décadas.
Hoy, los estados tenemos, bajo nuestra
responsabilidad directa, la administración de
mayores servicios públicos, así como la atención
a demandas económicas y sociales que van
siempre en aumento.
A partir de reformas trascendentales, ocurridas a
partir de los 90, las entidades federativas hemos
asumido la responsabilidad de administrar
sectores sustantivos del quehacer público.
Ese es el caso de la educación y la salud,
servicios que han requerido más del 60 por ciento
de nuestros presupuestos.
El proceso de descentralización de tareas
públicas no ha estado exento de dificultades.
2

Veracruz, por ejemplo, cuenta con una de las
plantillas de personal más grandes del sistema
educativo nacional.
Año con año, tenemos que hacer frente, con
recursos propios, a una parte de los incrementos
salariales, autorizados por el Gobierno Federal.
En igual sentido, podríamos hablar de la
participación de los estados en la construcción de
infraestructura urbana, provisión de seguridad
pública o en la atención a la población en
desventaja social, sobre todo infantil.
Estas tareas tienen un peso cada vez mayor en
las finanzas estatales.
Los esquemas e instrumentos jurídicos utilizados
para la transferencia de responsabilidades hacia
los ámbitos estatal y municipal han sido claros en
esa transmisión de encomiendas.
3

Sin embargo, no han sido tan nítidos, ni lo
suficientemente dinámicos para asegurar el flujo
de recursos que aseguren su financiamiento en el
mediano y largo plazo.
En otras palabras, los Estados y Municipios
tenemos más tareas, al tiempo que debemos
responder a demandas variables y crecientes.
Pero esas nuevas responsabilidades no van
aparejadas con fórmulas de asignación de
recursos suficientes, ni montos predeterminados
que sean proporcionales.
Sucede que las realidades y necesidades a las
que nos enfrentamos cotidianamente, rebasan las
fórmulas usadas para asignar los recursos.
Esta problemática se da en un arreglo federalista
que concentra la gran mayoría de los ingresos en
el ámbito del Gobierno Federal, para su
subsecuente distribución.
4

Las entidades contamos con pocas fuentes
propias de ingresos, pues apenas representan
entre un 6 y un 8 por ciento del total.
Ello vuelve a las entidades y municipios del país
altamente dependientes de los recursos federales
participables.
En este contexto, nos vemos obligados a recurrir,
de forma cotidiana, a las oficinas federales para
expresar las necesidades que enfrentamos y los
insuficientes recursos asociados a las mismas.
La gestión, aunque casuística, se vuelve
permanente, ya que las demandas que
enfrentamos son más cercanas y urgentes que
ninguna otra, por lo que su atención no puede ser
pospuesta y mucho menos, negada.
Aquí vale la pena detenernos en un dato que
puede explicar por qué, recientemente, estados y
municipios han echado mano de la deuda;
5

Han encontrado en esta fuente, la única vía de
acceso a recursos para atender necesidades
crecientes de la población.
En los últimos cinco años, es decir, del 2006 al
2010, el gasto federalizado total ha crecido a una
tasa nominal del 35 por ciento.
Eso incluye las participaciones, aportaciones y
otros conceptos, como los ramos 28, 33 y 25 del
Presupuesto Federal.
Nada despreciable, podría pensarse, pero
insuficiente frente a las necesidades que deben
atenderse y las calamidades que se han
enfrentado, derivadas del cambio climático.
Pero, además, es menor al crecimiento que ha
registrado el gasto de la Administración Pública
Centralizada Federal, que ha sido de 61 por
ciento.
6

Así, los recursos transferidos a estados y
municipios han crecido 43 por ciento menos que
los de las oficinas federales.
Como vemos, los recursos para programas que
directamente ejecuta el Gobierno Federal se han
visto beneficiados del dinamismo de la
recaudación en todo el territorio nacional.
En tanto que, los recursos destinados hacia los
programas y responsabilidades de los gobiernos
locales han fluido en menor medida.
De ahí, que se haya tenido que voltear hacia la
deuda como un complemento necesario para
atender a nuestra población, aún más en
emergencias.
Bien utilizada, la deuda ayuda a detonar la
inversión productiva y, con ello, la actividad
económica y el empleo.
7

Asimismo, coincidimos con quienes han señalado
la importancia de no abusar de este instrumento.
Por ello, el Gobierno de Veracruz ha iniciado un
programa de reestructuración de su deuda.
Aprovechamos, para ello, el instrumento de
Garantía Parcial para Emisiones Bursátiles que
ofrece Banobras.
Antes de iniciar dicha reestructura, pusimos en
marcha, desde el inicio de mi administración,
diversas medidas para contener el gasto corriente
e incrementar los ingresos propios.
Los resultados al primer semestre del año
muestran una caída del gasto corriente en 7 por
ciento y un incremento de los ingresos de más de
20 puntos porcentuales.
8

Señor secretario Ernesto Cordero,
Señora directora Georgina Kessel,
Señoras y señores:
En las últimas dos décadas, los mexicanos
hemos visto un avance en la descentralización de
tareas y responsabilidades.
Sin embargo, se requiere acompañar a este
proceso de una nueva revisión de los grandes
acuerdos en materia de coordinación fiscal.
Debemos lograr que dicho avance se traduzca en
un verdadero fortalecimiento de nuestro
federalismo.
Hace falta una revisión serena y responsable,
alejada de agendas de corto plazo y que busque
en todo momento el bien superior del país.
9

Debemos alejarnos de discursos estridentes, que
sólo inquietan en momentos de gran
incertidumbre económica mundial.
Y debemos propiciar mayores esfuerzos, como el
que hoy reconocemos, de parte de Banobras.
Sólo así encontraremos soluciones serias y de
fondo en temas que a todos nos interesan, como
el de la deuda subnacional.
En el entendimiento entre las partes que integran
la federación está nuestra capacidad para superar
desafíos y el engrandecimiento de la nación.
Los veracruzanos estamos dispuestos a hacer
nuestra propia aportación, fundada en la
transparencia, el orden y la eficacia, para
apuntalar la prosperidad de todo México.
Muchas gracias.
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