Este documento describe el fenómeno actual de tipos de interés negativos o cercanos a cero en varios países europeos. Explica que esto se debe principalmente a las decisiones del BCE de penalizar los depósitos bancarios con tipos negativos e iniciar un programa de compra masiva de bonos para estimular la economía europea. Esto ha reducido drásticamente el coste de la deuda pública y privada, estimulando el crédito, el consumo y la inversión. Sin embargo, también perjudica a los ahorradores privados al redu
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UN MUNDO DE TIPOS CERO O NEGATIVOS.
Manfred Nolte
Vivimos tiempos financieros atípicos. Los depositantes en Dinamarca,
Alemania, Holanda, Suecia o Suiza, por citar solamente países europeos, pagan
intereses a sus Bancos por los saldos de sus cuentas corrientes y en los
mercados internacionales un número creciente de prestatarios públicos y en
menor medida privados cobran una prima de interés positiva por la emisión de
letras, bonos u obligaciones a largo plazo. O sea, reembolsan al vencimiento una
cantidad menor de la que han tomado. A finales de febrero Alemania ha vendido
bonos a cinco años a un interés negativo del -0,08%, un récord europeo, lo que
significa que los inversores que adquieren estos bonos obtendrán menos del
valor de compra cuando venzan en Abril de 2020. Según la agencia Bloomberg
el total de los títulos de rendimiento negativo en Europa asciende ahora mismo
a 1,9 billones de dólares, un porcentaje mayoritario de los 2,35 billones de
dólares de activos con rendimiento negativo en el Índice Global de Bonos
soberanos monitorizado por la referida agencia. Ochenta y ocho de los 346
bonos de su Índice europeo de Bonos soberanos tienen rendimientos negativos.
Pero de Dinamarca procede una sorpresa aun mayor, tal y como recoge un
reciente relato. Eva Christiansen, una empresaria danesa de 36 años, viene de
recibir la llamada de su Banco notificándole que se ha dado luz verde al modesto
crédito que ha solicitado. La sorpresa mayúscula surge al desvelarle la entidad
financiera que, aunque deberá satisfacer algunas comisiones frontales, el Banco
le abonará por su uso un 0,0172% anual, como tipo de interés. Los principios
básicos de las finanzas patas arriba. O sea, un mundo financiero de locos sin el
socorro de antecedentes comparables.
No tanto. Si se mira bien, la entidad financiera danesa obtiene su margen
financiero a partir de los intereses deudores que cobra a sus cuentacorrentistas.
El marco general ha variado pero se mantienen los postulados de la economía
de mercado, donde los resultados adicionales obedecen, en último término, al
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comportamiento de la oferta y demanda de títulos y en general a la oferta y
demanda de liquidez, aunque en este caso los Bancos centrales públicos jueguen
un papel determinante.
En el caso europeo, el fenómeno se remite a las decisiones adoptadas por el
inefable Mario Draghi al penalizar con tipos de interés negativos los depósitos
de los Bancos del Eurosistema y desde el lunes pasado a la llamada relajación
cuantitativa, un colosal programa de compra de bonos públicos y privados en el
mercado secundario que tiene como resultado inmediato la subida de las
cotizaciones de los títulos y en consecuencia la caída de los tipos de interés a
largo plazo. Este ultimísimo programa de Draghi prevé compras de bonos con
vencimientos entre dos y treinta años por valor de 1,1 billones de euros hasta
2016, incluyendo aquellos que tienen rendimientos negativos. Todo ello –según
el banquero italiano – para ahuyentar el fantasma de la deflación que planea
sobre Europa.
Bonos Gubernamentalesa 5 años. Fuente: Bloomberg.
Como primer efecto positivo, los tipos nulos o negativos en Europa se separan
de los estadounidenses que se mueven en una trayectoria alcista, lo que ha
abaratado el euro hasta los aledaños de la paridad con el dólar, la cotización
mínima en doce años de historia de la moneda única. Dado que las
exportaciones constituyen, tras el consumo, el segundo motor de la demanda
global, un euro depreciado favorece decididamente el estímulo de la producción
y del empleo. Adicionalmente, sin llegar a los extremos anecdóticos del caso
danés, los tipos aplicados por la Banca a los préstamos hipotecarios y a las
empresas se reducirán ayudando a estimular el consumo de las familias,
recortando los desahucios, y lubricando el tráfico mercantil de Pymes y Grandes
corporaciones, reduciendo en términos generales la carga de todos los agentes
deudores de la economía. Y, en lugar destacado, el gran beneficiado de las
circunstancias descritas resulta ser el sector publico que ve drásticamente
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reducido el coste del servicio de la deuda, permitiendo esta circunstancia aplicar
los excedentes obtenidos por esta causa bien a inversiones productivas o en su
caso en la aplicación de esquemas de protección social en una sociedad como la
española tan gravemente fracturada por el fenómeno del desempleo.
Adicionalmente, las plusvalías que se registran en las carteras de deuda
soberana engordan las provisiones de las entidades que habitualmente las
adquieren. Bancos, aseguradoras y Fondos de pensiones contarán así con unas
reservas inesperadas que contribuirán a mejorar sus solvencia y acometer
proyectos de inversión generadores de riqueza en el futuro inmediato,
compensando el efecto negativo de la reducción en sus márgenes financieros.
Porque la otra cara de la moneda se sitúa, como es fácilmente comprensible, en
los acreedores y muy especialmente en los ahorradores privados que mantienen
como forma de ahorro posiciones de liquidez tradicionales en sus cuentas a la
vista y de ahorro. No así en los inversores en los mercados bursátiles, que en las
circunstancias descritas, suelen constituir una fuente de valor, siempre con el
permiso de otros factores macroeconómicos, shocks asimétricos como el
acaecido con el precio del petróleo o de mera estabilidad geopolítica.
El cuadro de efectos relatado se refiere al ámbito de la eurozona. Aplicado a los
países en desarrollo y a los emergentes la situación se vuelve adversa ya que se
produce una salida de capitales, imprescindibles para financiar sus inversiones,
que obligan a dichas economías a apreciar sus divisas con alzas significativas de
los tipos de interés, lo que a su vez actúa en perjuicio de sus exportaciones,
generalmente de materias primas y muy elásticas al precio, lo que tiene efectos
negativos en su crecimiento, producción y empleo.
En la Eurozona, si finalmente, Mario Draghi alcanza el objetivo propuesto de
una subida controlada de precios, se producirá un arbitraje entre grandes áreas
geográficas, afectando a medio plazo las subidas de precios a los consumidores
europeos hasta nuevos niveles de equilibrio.
Resta por ver, y pronto saldremos de dudas, si la rebaja en el costes financieros
y las oleadas de liquidez son capaces de estimular la demanda de crédito y en
definitiva la contratación de recursos, el crecimiento y la recuperación anhelada
de anteriores niveles de actividad económica.