1. EL HOMBRE
Y
EL
CALENDARIO
Santiago Martín Moreno
2. El Hombre y el Calendario y el
Calendario
A mis padres;
en agradecimiento
por haberme engendrado
bajo el signo Zodiacal
de Capricornio, y con la
regencia de Saturno para
los que el Tiempo es
primordial.
Santiago Martín Moreno 3
3. El Hombre y el Calendario y el
Calendario
INTRODUCCION
Un ánimo de neta ayuda Cultural, me ha
llevado a la elaboración de esta pequeña, a la vez que
sencilla, obrita que, sin pretender que sea de consulta, si
estoy seguro favorecerá la comprensión de la lucha que
siempre mantuvieron hombres, culturas y civilizaciones
para poder, observando el tiempo y estudiando la
Naturaleza, crear unas tablas mediante las cuales:
clasificar momentos, organizar estados y movimientos
naturales y que, gracias a un control y memoria de los
mismos poder hacer fructíferos sus trabajos, ocupaciones
y celebraciones a todos los niveles y en todos los órdenes
de la vida Humana.
Periodos de luz, seguidos de tinieblas; el
Sol realizando un vuelo en arco entre un monte y otro; la
Luna haciendo su aparición cada vez con una forma
diferente para luego desaparecer; tiempos de calor y
sequedad, de frío y lluvias; el brote y floración de plantas
en lugares donde tiempo atrás no había nada; el paso de
un grupo formado por aves en un tiempo y dirección
determinados, etc. etc., fueron indicadores más que
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4. El Hombre y el Calendario y el
Calendario
suficientes para poner en marcha la máquina Humana de
la investigación.
El tiempo era su aliado, y ellos le
correspondieron sin prisas.
El Autor
PROLOGO
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5. El Hombre y el Calendario y el
Calendario
Todo Aquello que nos rodea tiene un
significado, un por qué, no sólo lo que consideramos
creado por mano Divina, si no también lo que ha creado
el Hombre. La cuestión radica en que no nos
acostumbramos a pararnos y pensar cual es la razón que
da sentido a las cosas, por muy importantes y vitales que
nos parezcan, como de hecho es y, especialmente en
nuestros días el tiempo. Afortunadamente, hay personas
que hacen esta labor por nosotros, y su fruto, en esta
ocasión, se encuentra ahora entre sus manos.
El Calendario, tal como nosotros lo
conocemos, parece que siempre ha estado ahí, desde el
principio de los tiempos, con sus mismas divisiones, con
su misma nomenclatura. Parece que se trata de un
esquema prefijado y entregado al Hombre, el cual fue
adecuando la sucesión de estaciones, fenómeno que, antes
aparecía simplemente como el transcurrir regular y
periódico del nacer y morir de la Naturaleza. Pero este
libro nos viene a desvelar cual es la verdadera historia del
Calendario y lo costoso que ha sido llegar a su actual
configuración: Distintos sistemas de medición, los
intentos de dividir el año, la constatación de los errores
cometidos y las sucesivas rectificaciones, el origen de los
nombres utilizados para cada una de las medidas de
tiempo, sin olvidar el lado anecdótico de todo el proceso,
nos descubre que lo que sí existió desde un principio fue
el paso del tiempo y el interés por encontrar el medio
adecuado para conocer de modo preciso la llegada de los
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6. El Hombre y el Calendario y el
Calendario
acontecimientos, y que, aunque no hemos logrado llegar a
controlarlo, al menos si hemos conseguido dividirlo y
medirlo lo más exactamente posible.
Lcda. Isabel María Montaño.
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7. El Hombre y el Calendario y el
Calendario
PARTE PRIMERA
El Hombre tubo necesidad de ordenar su
tiempo, de dar sentido a cómo lo utilizaba; lo dividió en
partes, lo organizó por periodos y fue así como,
conjugando métodos y estudiando sistemas, llegó a crear
algo que le sirviera para medir el ayer, el hoy y el posible
mañana, y ello se concretó en lo que en nuestro tiempo
conocemos como Calendario.
El Hombre Primitivo poseía un sistema
para medir el tiempo, muy simple: estaba basado en la
salida y en la puesta del Sol, en los cambios de las fases
de la Luna, en la sucesión de las estaciones y en otros
estadios o periodos de la Naturaleza.
A medida que la civilización fue
avanzando en las diferentes partes del Universo conocido,
se iba creando la necesidad de un sistema en el que se
pudieran encuadrar también los acontecimientos.
Los primitivos romanos hacían uso de un
Calendario Lunisolar parecido al empleado por los
griegos. El año Romano –después de la primera reforma
del Rey Numa- lo componía Doce meses lunares, no
obstante, su sistema no era exacto.
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8. El Hombre y el Calendario y el
Calendario
El primer día de cada mes, se
acostumbraba en Roma a que un Pontífice o Sacerdote
durante la celebración de los ritos convocara
públicamente al pueblo para anunciarle los días que iban
a ser de fiesta. Ello hizo que esos días primeros de cada
mes recibieran el nombre de “calendas”, del Latín
Kalendaearum, primer día de mes; es muy de suponer
qué, de esta voz a su vez nosotros la hemos hecho quedar
como Calendario.
El Calendario está estrechamente relacionado con la
Astronomía, y ya civilizaciones muy primitivas hallaron
en la unión Espacio-Tiempo, las unidades precisas para
medir el tiempo transcurrido. A la sucesión de periodos
de luz, seguían otros periodos de tinieblas y ello
constituía una medida natural que no podía dejar de ser
aprovechada. Así, más adelante y buscando la forma de
Santiago Martín Moreno 9
Rey Numa
NumaNuma
9. El Hombre y el Calendario y el
Calendario
medir periodos más largos de tiempo, se pusieron a
estudiar las fases de la Luna –principalmente nuevas o
llenas- al tiempo que se valían de ella. Más tarde, con el
transcurrir del tiempo –siempre el tiempo-, y ante esa
necesidad de unidades mayores, estudiaron los periodos o
épocas conocidos como estaciones; tiempos en los que
aparecían los nuevos brotes, luego el florecimiento de las
plantas, más tarde la maduración de los frutos y al final
una última época en la que los árboles se desprendían de
todas sus hojas para pasado un tiempo de inactividad
volver a un nuevo proceso de floración.
En el principio, los sistemas de medición
tenían que ser por fuerza imperfectos, sin embargo, con el
paso del tiempo y la perseverancia de aquellos estudiosos
se mejoraron las medidas, y gracias a la observación
fueron aumentando conocimientos e introduciendo
continuamente modificaciones a lo largo de la historia, no
obstante aun en nuestros días no se ha conseguido
alcanzar el sistema perfecto para medir el tiempo, por lo
que una reflexión profunda me lleva a ver con seguridad
que ya no lo alcanzará.
El Hombre de nuestros días ya no tiene
tiempo para este tipo de observación; es cierto que posee
avances tecnológicos y maquinaria muy importante pero,
ello no es suficiente pues ha llegado un momento en el
que es “difícil saber” cual va a ser el comportamiento de
la Madre Naturaleza ante la cantidad de agresiones que
viene sufriendo.
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10. El Hombre y el Calendario y el
Calendario
DIA, del Latín “Dies”: Tiempo que la
Tierra emplea en dar una vuelta completa alrededor de su
eje; no obstante, los científicos dicen que esta no es de
Veinticuatro horas exactas, sino que la revolución se
efectúa en ese tiempo, pero aproximadamente, y que para
los efectos del Calendario, se calcula que un Día empieza
y termina a las Doce de la noche una vez transcurridas la
mencionada cantidad de horas.
El hecho de que la rotación de la Tierra
sobre si misma sea de una uniformidad asombrosa, y su
periodo casi invariable al cabo de los siglos, la convierte
en uno de los medios más seguros de que dispone el
Hombre de nuestra civilización para medir el tiempo
transcurrido; ciertamente, por las mareas reduciendo así
la velocidad de su rotación, sin embargo esa acción –
aunque permanente-, es tan débil que apenas merece el
que la tengamos en cuenta. La actuación de las mareas
sobre la rotación hay que entenderla como el ejercicio de
un mecanismo natural de la Tierra para su total y más
completo equilibrio. El problema estaría en que la Tierra
ante el daño que continuadamente le hacen los seres
humanos, un día decidiera no seguir girando, aunque sólo
fuera por la décima parte de un segundo; ¿Se imaginan
hasta donde seríamos bruscamente desplazados?
Otra clase de Día, es el denominado
SIDERAL. Este el intervalo de tiempo transcurrido entre
dos pasajes superiores consecutivos del punto Vernal
(Solsticio de Verano) por el Meridiano de un lugar
determinado de la Tierra. Como quiera que el punto
Vernal no sufre más que un desplazamiento minúsculo
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11. El Hombre y el Calendario y el
Calendario
cada Cien años debido a la precesión de los equinoccios,
la Hora Vernal varía de un modo casi rigurosamente
proporcional a su misma duración. Ello, no obstante, sólo
se emplea en cálculos astronómicos porque no se presta a
las necesidades de la vida corriente. Se divide en
Veinticuatro horas siderales que, equivalen a Veintitrés
horas. Cincuenta y Seis minutos, Cuatro segundos y una
milésima parte de un Segundo de ese tiempo que,
normalmente empleamos. El Día SIDERAL, es de vital
importancia para obtener cálculos astrológicos, búsqueda
del Ascendente Zodiacal, y, mediante un minucioso
estudio, la posibilidad de una Carta Natal, etc.
El Día VERDADERO, o también
conocido científicamente como Día SOLAR, comienza
en el momento del pasaje superior del Sol por el
Meridiano de un lugar (coordenadas), y termina cuando
vuelve a coincidir, en su vuelo, con las mismas
coordenadas.
Este intervalo varía según la Estación del
año debido a la irregularidad del movimiento del Sol en
ascensión completamente recta.
También existe el Día ASTRONOMICO,
que es en realidad el Día VERDADERO MEDIO, es
decir, el Día adaptado de forma que las variaciones del
mismo sean totalmente proporcionales a su duración. El
Día ASTRONOMICO, comienza a las Doce del día,
teniendo su culminación en el conocido Medio Día
siguiente.
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12. El Hombre y el Calendario y el
Calendario
Con respecto a la unidad de tiempo, Día,
no siempre se ha estado de acuerdo sobre cuando empieza
y termina, ni se está aún en nuestros días.
Empezaba al salir el Sol para los Caldeos,
los egipcios y los sirios. Sigue comenzando en ese
momento para los griegos. Empezaba al Mediodía para
los Árabes del primer periodo y también para el
Astrónomo, Matemático y Geógrafo Griego del Siglo II,
a.C., Ptolomeo. Este personaje, fue el más grande
sistematizador y divulgador científico de su tiempo, y
aunque llegó a descubrir y catalogar más de un millar de
estrellas, paradójicamente rechazó la concepción
atribuida a Aristarco,
según la cual la Tierra
es redonda y gira
alrededor del Sol. Sigue
empezando el día al
salir el Sol para los
astrónomos en general.
Comenzaba al ponerse
el Sol para los hebreos,
los chinos y los griegos
del primer periodo, los
romanos y los italianos
hasta el siglo pasado.
Ptolomeo
Continúa empezando en
este momento para los
judíos y los musulmanes. Comenzaba a Medianoche para
los astrónomos de Caldea, también para el Astrónomo y
Matemático Griego del Siglo II a.C., Hiparco;
considerado fundador de la Astronomía, fijó la duración
Santiago Martín Moreno 13
13. El Hombre y el Calendario y el
Calendario
del Año Solar en Trescientos sesenta y cinco días, cinco
horas y cuarenta y nueve segundos. Calculó que entre la
Tierra y la Luna había un espacio de Cuatrocientos mil
kilómetros de distancia (a principios del Siglo XXI, está
reconocida una distancia de 384.400 Km.), y creó el
sistema de medición Latitud/Longitud. La Unidad de
Tiempo-Día, comienza a las Cero horas de la Medianoche
para la mayor parte de la Humanidad, y desde luego para
todos los efectos menos los astronómicos del Calendario.
Hoy por hoy se puede decir con toda tranquilidad que,
incluso algunos astrónomos han llegado a aceptarlo.
Este Día VERDADERO-MEDIO, no tiene
connotación Astronómica Natural, a no ser con la
duración de una fase Lunar y esto sólo de manera
aproximada.
SEMANA, del Latín Septimana; Serie de Siete días
naturales o verdaderos. Universalmente es casi utilizado
por todos como división del Calendario, siendo su
Santiago Martín Moreno Hiparco 14
14. El Hombre y el Calendario y el
Calendario
inclusión en medidas de Tiempo atribuida a los caldeos,
de quienes a su vez la copiaron los hebreos. No se
introdujo en Occidente hasta el Siglo III de nuestra Era.
Corresponde a las fases de la Luna.
En la antigüedad era más corriente contar
los días por décadas, aunque divisiones posteriores
hicieron que los días quedaran agrupados en semanas.
Los nombres de los días los recibimos nosotros de igual
forma que las demás naciones latinas, de los romanos. En
correspondencia con los nombres de los días de la
Semana más antiguos que se conocen ya que estos fueron
atribuidos a los hebreos, y este era un pueblo íntimamente
relacionado con la Kábala y la Astrología, fueron
tomados de los planetas y otros, sujetándolos a un orden
que es el siguiente:
DOMINGO: Del Romano “Domínica”.
Del Hebreo, Día consagrado al Sol.
LUNES: Del Romano “Lunae”. Del
Hebreo, Día consagrado a la Luna.
MARTES: Del Romano “Martis”. Del
Hebreo, Día consagrado a Marte.
MIERCOLES: Del Romano “Mercurii”.
Del Hebreo, Día consagrado a MERCURIO.
JUEVES: Del Romano “Jovi”. Del
Hebreo, Día consagrado a Júpiter.
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15. El Hombre y el Calendario y el
Calendario
VIERNES: Del Romano “Veneris”. Del
Hebreo, Día consagrado a Venus.
SABADO: Del Romano “Sabbati”. Del
Hebreo, Día consagrado a Jehová.
MES, del Latín Mensis: Es la división del
tiempo natural en el Calendario. Astronómicamente, el
Mes está delimitado por las conjunciones de la Luna con
el Sol, también llamadas novilunios. La Luna, una vez
recorrido el Firmamento por el cinturón Zodiacal, alcanza
al Sol y entra en conjunción con él. Al intervalo entre dos
fases consecutivas o conjunciones sucesivas de la Luna
con el Sol, recibe el nombre de “Revolución Sinódica”,
“Lunación”, o “Mes Lunar”.
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16. El Hombre y el Calendario y el
Calendario
Aristarco
No obstante, el movimiento de la Luna es
muy desigual. El valor de dos novilunios o lunaciones
consecutivas no es el mismo, oscila entre los Veintinueve
días Veinte horas aproximadamente. Precisamente a esta
variación de Catorce horas, se debe la complicación de
algunos calendarios.
La observación de un número considerable
de lunaciones consecutivas, ha permitido establecer la
duración media de las mismas con relativa exactitud. De
asignar a meses alternos una duración de Veintinueve
días y Treinta días respectivamente, se lograría una
concordancia bastante aproximada. Ello, no obstante,
Cien meses consecutivos no dan más que Dos mil
novecientos cincuenta y tres días que debieron dar, lo que
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17. El Hombre y el Calendario y el
Calendario
obliga a agregar un día cada Treinta y tres meses para que
la concordancia sea más estrecha.
La Luna, por lo visible que son sus fases,
sirvió a civilizaciones antiguas y más tarde a otras más
modernas como medio exclusivo de medir intervalos
superiores al que median entre la salida y la puesta del
Sol.
PARTE SEGUNDA
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18. El Hombre y el Calendario y el
Calendario
Rómulo, Fundador de Roma, instituyó el
Año en Diez meses, dando al primer Mes el nombre de
“Mars”, Marte, de cuyo Dios aseguraba haber descendido
a la Tierra; también decimos que su nombre original
(exotéricamente
hablando), es
“MARCHA”, aunque
luego con el transcurrir
del tiempo derivó a
MARZO. Este es el
primero de los meses
porque con él (definición
reflexiva particular) nace
la Vida y con ella el
primer brote que nos
ofrece nuestra Madre la
Rómulo
Naturaleza.
El segundo mes lo llamó “Aprilis”,
Aperire, “ABRIR”, porque es el mes en que se
manifiestan las fuerzas bellas de la Naturaleza; en
nuestros días sólo se le varió la última consonante,
quedando definitivamente como ABRIL.
Al tercero de los meses lo denominó con el
nombre de “Maius”, Maia, Madre de Mercurio y que
presidía el crecimiento. También decimos que su nombre
original o primigenio es el de “MAYA”, la Tierra (como
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19. El Hombre y el Calendario y el
Calendario
elemento no como Planeta), porque en ella se produce la
Marcha-Abierta, y de ahí tomamos el nombre de MAYO.
Al cuarto mes del Año lo llamó “Junius”,
Juno; “JUNO” es el nombre que recibió la diosa de la
belleza y la fertilidad, y del que obtuvimos nosotros el
actual nombre de JUNIO.
Al quinto de los meses del Año lo llamó “Quíntilis”, sin
más…
Al siguiente mes, o sea sexto del Año, Rómulo procedió
de la misma manera que con el anterior y lo llamó
“Séxtilis”.
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Julio Cesar
20. El Hombre y el Calendario y el
Calendario
Pasado el tiempo, el Cónsul de Roma, Marco Antonio,
queriendo perpetuar el recuerdo de la reforma llevada a
cabo en el Calendario por Julio Cesar, hizo que el
conocido como mes “Quíntilis”, pasaría a denominarse
“Julius”, y de ahí tomó cuerpo nuestro actual mes de
JULIO.
Años Después, el Senado de Roma, y en
memoria de los servicios prestados al Imperio por Cesar
Augusto, al mes de “Séxtilis”, lo llamó “Augusto”, y de
ahí, como era de esperar, tomó nombre nuestro actual
mes de AGOSTO.
Apoyándose en un
término elemental,
acabó nombrando los
meses restantes sin
ningún género de
complicaciones, de tal
modo que al Séptimo
mes lo llamó con el
nombre de
“September”, llegando
hasta nuestros días
como SEPTIEMBRE.
Siguiendo el mismo
Cesar Augusto
ritual civil, al Octavo
mes lo llamó
“October”, llegando hasta nuestro tiempo en que quedó
con la denominación de OCTUBRE.
Santiago Martín Moreno 21
21. El Hombre y el Calendario y el
Calendario
Al Noveno mes lo llamó “November”, en
nuestra actualidad conocido con el nombre de
NOVIEMBRE.
Cerrando el grupo, al que hacía el mes
Décimo, lo llamó “December”, llegando este hasta hoy
con el nombre de DICIEMBRE.
Años después, el segundo Rey de Roma
con el nombre de Pompilio Numa, agregó Dos meses más
a los Diez de Rómulo, denominándolos respectivamente:
el Primero “Januarius”, Jano, nombre del Dios
Mitológico que, teniendo templo en Roma, solo se abría
al culto y al ritual religioso cuando estaban en guerra;
también se dice que su nombre fue el de “Enésimo”, en
relación con su lugar Onceavo, y que de ahí vino a tomar
nombre nuestro actual ENERO.
El Segundo de los que creara el Rey
Numa, fue el Duodécimo y a la vez último en el cómputo
de Doce meses, lo llamó “Februarius”, Februo, nombre
atribuido al Dios de los muertos, y correspondiendo este
último mes al de los sacrificios a la vez que era el más
corto, y al parecer el más desgraciado; de él tomaría, con
el transcurrir del tiempo, nombre nuestro actual
FEBRERO.
El Año, del Latín “Annus”:
Astronómicamente es el tiempo invertido por la Tierra en
dar una vuelta completa alrededor del Sol, siendo su
equivalencia a Trescientos sesenta y cinco días, seis
horas, nueve minutos y diez segundos.
Santiago Martín Moreno 22
22. El Hombre y el Calendario y el
Calendario
El Año “Sideral”, que corresponde al
tiempo empleado en el recorrido de la órbita, es el que
transcurre entre dos alineaciones consecutivas del Sol y
de la Tierra con relación a una misma Estrella.
El Año
comprende Doce lunaciones. Como consecuencia de ello,
los pueblos que adaptaron el año a Doce periodos, Seis
meses de Veintinueve días y Seis meses de Treinta días,
se encontraron al cabo de Tres años con que llevaban un
retraso de Treinta y tres días, es decir, que al cabo de
Treinta y seis años, un mes daba la vuelta al ciclo Anual
cayendo por turnos en: Invierno, Otoño, Verano y
Primavera. Para evitar este trastorno, hebreos y romanos
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23. El Hombre y el Calendario y el
Calendario
se vieron obligados a agregar un Treceavo mes al
Calendario cada Tres años aunque ni por esas lograban el
equilibrio deseado.
Julio Cesar, estableció un nuevo
Calendario que entró en vigor el Uno de Enero del año
Cuarenta y cinco a.C. Ello fue debido a que con el
Calendario que había en Roma en aquel tiempo, se estaba
cometiendo una gravísima imprudencia, la de conceder a
los pontífices el derecho de fijar la duración de las fiestas
así como de determinados periodos de actividades todas
ellas para sus propios intereses. Fácil es de comprender
hasta que punto se prestaba ello a la corrupción y el
fraude. Los pontífices romanos, sacando ellos el máximo
aprovechamiento de semejante concesión, favorecían a
sus amigos, prolongando sus magistraturas, al tiempo que
reducían o acortaban la de aquellos magistrados que les
eran contrarios. También tomaron por norma adelantar o
Santiago Martín Moreno 24
Sosígenes
24. El Hombre y el Calendario y el
Calendario
retrasar –según les convenía- los vencimientos,
proporcionándoles a algunos el enriquecimiento rápido,
mientras que a otros los arruinaron a fuerza de retrasos.
Tantos y tan grandes desmanes y abusos hicieron que el
Calendario se desorganizara por completo, dándose el
caso en el que la fiesta de Otoño se celebraba en
Primavera y la de la Cosecha terminaba celebrándose en
pleno Verano.
Harto ya de la situación a la que se había
llegado, Julio Cesar decidió poner fin de una vez y para
siempre a tales desatinos y abusos de poder por lo que
con ese objeto envió a Egipto a una Comisión para que
esta requiriera, en su nombre, los servicios del Científico
Sosigenes; de origen Griego pero domiciliado, por aquel
tiempo, en la hermosa Alejandría.
De la reforma Juliana nace el nuevo
Calendario que se apoyará en el Calendario Egipcio y que
llevará el nombre de Calendario “Juliano” en honor de
Julio Cesar, el cual
morirá un año después a
mano de los senadores
romanos y durante la
sesión que se estaba
celebrando en el Senado
con el fin de concederle
el título de “Rey de
Roma”. Cesar recibió en
el ataque más de Veinte
cuchilladas, sin embargo,
cuando estuvo caído
Bruto
Santiago Martín Moreno 25
25. El Hombre y el Calendario y el
Calendario
sobre el mármol frío, ya expirante, aun tuvo tiempo en
ese último hálito de vida, pronunciar su célebre frase
dirigiéndose al que él tenía por su hijo Marco Junio
Bruto: ¡Tú también, hijo mío!
Esta Sesión fue celebrada el día de los Idus
de Marzo del año Cuarenta y cuatro a.C., Estos días son
consagrados a Júpiter, como Dios supremo de la
Mitología Romana, también Griega, recayendo en el día
Quince de Marzo, Mayo, Julio y Octubre, así como en el
día Trece de los demás meses, en el antiguo cómputo
Civil y Eclesiástico.
Para la reforma Juliana, el primer acuerdo
adoptado fue prescindir por completo de las fases lunares
hasta entonces utilizadas, y tener en cuenta al Sol tan sólo
para confeccionar el nuevo sistema, calculando el Año en
Trescientos sesenta y cinco días y cuarto, es decir, Once
minutos más de lo que en realidad dura. Para hacerlo más
cómodo, no obstante, se dio una duración de Trescientos
sesenta y cinco días justos al Año Común, con lo que se
le acortaba un cuarto de día por año.
Con el fin de evitar que, como
consecuencia del error voluntario cometido, los meses
fueran desplazándose paulatinamente, se acordó agregar
un día cada Cuatro años, con lo que se conseguía que el
cuarto año tuviera Trescientos sesenta y seis días.
El día en cuestión se agregó al mes de
Febrero, que era desde hacía tiempo el último mes del
Calendario Romano, y aquí se tropezó con nuevas
Santiago Martín Moreno 26
26. El Hombre y el Calendario y el
Calendario
dificultades porque los números impares estaban
consagrados a los dioses superiores, y sólo un número Par
podía corresponder a Febrero, mes nefasto por lo que
entero era consagrado a los dioses infernales, motivo este,
por el que ni el propio Julio Cesar quería correr el riesgo
de un enfrentamiento con las creencias supersticiosas de
sus conciudadanos.
A Julio Cesar se le ocurrió una solución
para salir del compromiso, y esta fue la siguiente: se
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27. El Hombre y el Calendario y el
Calendario
conservaría, en apariencias, el número par de días, y lo
consiguió duplicando el día Veinticuatro de Febrero,
llamado por el pueblo “sexto” antes de las calendas
(anuncio de las fiestas de Marzo), de este modo habría un
“sexto” antes de las calendas y un “bi-sexto” antes de las
citadas calendas de Marzo. De esta Romana
denominación “bi-sextus”, tomaría con el transcurrir del
tiempo el nombre de Bisexto para, popularmente, y en
nuestros días ser conocido y nombrado como Bisiesto, y
llegando a darle este mismo nombre al año entero.
También se llegó al acuerdo de que de ahí
en adelante, el Equinoccio de Primavera coincidiría
siempre con el veinticinco de Marzo. Para poder aplicar
el nuevo Calendario, se tomaron medidas muy drásticas y
comprometidas. Así el año Setecientos ocho de la
fundación de Roma, y Cuarenta y siete de nuestra Era,
tuvo Cuatrocientos cincuenta y cinco días, circunstancia
que impulsó a los autores latinos a denominarlo: “Año de
la Confusión”. En lugar de empezar el año por el Primero
de Marzo como se había hecho hasta entonces, se escogió
la fecha en la que los cónsules entraban a desempeñar sus
cargos, o sea, el Primero de Enero.
Con anterioridad queda dicho que, el Año
Juliano, se había calculado apoyándose en el Año Egipcio
que, al parecer, también conocía Sosígenes, o sea,
tomando como base trescientos sesenta y cinco días y seis
horas, y se advierte al propio tiempo que el Año Trópico
duraba en realidad Once minutos menos y se pecó de
inexactos, pues la diferencia verdadera es de Once
minutos y catorce segundos; esta diferencia, poco
Santiago Martín Moreno 28
28. El Hombre y el Calendario y el
Calendario
importante de momento, tenía que notarse con el tiempo,
porque transcurrido un Siglo, las fracciones acumuladas
llegaron a alcanzar el total aproximada de las tres cuartas
partes de un día, o sea, Dieciocho horas, por lo que al
cabo de Cuatro siglos acabó dándoles una suma de
Setenta y dos horas, es decir Tres días enteros.
Fueron los padres de la Iglesia, los que
acabaron percatándose de la anomalía cuando en el año
Trescientos veinticinco de nuestra Era, el Concilio
celebrado en Nicea, capital de la Bitinia, en el Asia
Menor, a orillas del Lago Ascanio, y que lleva su nombre,
quiso asociar el Domingo de Pascuas con la Primera Luna
Llena de la Primavera; al intentarlo se efectuó una
comprobación tan inesperada como alarmante; el
Equinoccio o principio de la Primavera coincidía aquel
año con el Veintiuno de Marzo y no con el día
Veinticinco que fuera el acuerdo entre Sosígenes y Julio
Cesar. ¿Qué había ocurrido…? A aquellos padres de la
Iglesia, no se les había ocurrido pensar ni tan siquiera por
un momento que el año pudiera tener menos de los
Trescientos sesenta y cinco días y un cuarto; se limitaron
en principio a culpar sólo y exclusivamente a Sosígenes
del error descubierto.
La evidencia nos lleva a la realidad, y la
realidad fue que Sosígenes se había equivocado, aunque
no en tanto como los padres suponían, porque habiendo
transcurrido ya cerca de cuatro siglos desde la reforma, el
Calendario tenía que haberse desviado Tres días de la
fecha prevista y no los Cuatro días que aparecían en
aquellos momentos; es evidente que el Astrónomo se
Santiago Martín Moreno 29
29. El Hombre y el Calendario y el
Calendario
equivocó errando el cálculo en Veinticuatro horas al
menos, y que el Equinoccio de la Primavera de aquel año
Cuarenta y cinco antes de nuestra Era, coincidió con el
Veinticuatro de Marzo. Sea como fuere, el caso es que,
tomando como exacta la tan repetida duración de
Trescientos sesenta y cinco días y cuarto, los pontífices
romanos llegaron a la conclusión de que el Equinoccio de
Primavera coincidiría con el día Veintiuno de Marzo
todos los años, y sin detenerse a pensar más sobre el
asunto, fijaron el Domingo de Pascuas para ese mismo
día.
Ni que decir tiene en cuando a ello, que el
Calendario Juliano siguió desviándose de la fecha en los
siguientes años, y la Iglesia comprobó con la natural
alarma que, como no se pusiera remedio con la más
absoluta seriedad, habría un desequilibrio monumental en
la celebración de las fiestas.
Santiago Martín Moreno 30
30. El Hombre y el Calendario y el
Calendario
PARTE TERCERA
Ya se ha dicho que en honor de Julio Cesar
se dio el nombre de Julius al mes “Quíntilis”. Después del
asesinato de este, la falsa interpretación del sistema hizo
que el día intercalar de Febrero, se añadiera cada Tres
años en lugar de cada Cuatro. El sucesor de Cesar, el
Emperador Augusto, corrigió el error acumulado
eliminando el día intercalar durante Tres años bisiestos
consecutivos y restableciendo en el año Ocho de nuestra
Era, que marca el comienzo del sistema actual de años
Santiago Martín Moreno 31
31. El Hombre y el Calendario y el
Calendario
bisiestos. El Senado Romano como homenaje cambió el
nombre de “Séxtilis” por el de Augustus.
Durante el Siglo XIII, mucho se discutió, y muy en serio
sobre la cuestión, sin embargo se continuaba sin conocer
con exactitud suficiente la duración del Año para poder
hacer nada en concreto.
Dos siglos más tarde, en el XV, el
Cardenal d´Ailly, solicitó del Papa Juan XXIII
(perteneciente al Gran Cisma de Occidente: 1378-1417, y
que gracias al Concilio de Constanza que logró evitar el
rompimiento de la Iglesia Latina, fue depuesto quedando
reconocido por toda la Cristiandad el Papa Martín V) que
modificara las intercalaciones bisiestas. Durante el
Concilio de Trento se volvió a discutir el asunto sin que
se pudiera llegar
felizmente a una
conclusión satisfactoria
y acabó por someterlo a
la Santa sede. Años más
tarde la Iglesia se
enfrentó muy
seriamente al problema
y se propuso estudiarlo
en profundidad para
definitivamente costase
lo que costase, hallarle
equilibrio coherente al
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D´Ailly
Martín V
32. El Hombre y el Calendario y el
Calendario
cómputo Anual; ocupaba en esa época el sillón Pontificio
el Papa Gregorio XIII.
Gregorio XIII, se propuso dar un giro al
sistema y con su acertada reforma se consigue un nuevo
Calendario que a partir de ese mismo momento se llamará
“Calendario Gregoriano”, ya que acertó a rectificar todos
los errores consiguiendo que hubiera concordancia entre
el año Solar y el Calendario.
El Papa Gregorio XIII, nombró una Comisión para
revisar el Calendario Juliano, de forma que la Pascua
continuara coincidiendo con el Equinoccio, o principio de
la Primavera.
Fue asesorado por Luigi Lilio, Médico afamado de
Verona, en el Norte, que ideó el nuevo sistema; Cristóbal
Clavius, Astrónomo, Matemático y Jesuita, hizo los
Santiago Martín Moreno 33
Gregorio XIII
33. El Hombre y el Calendario y el
Calendario
cómputos que sirvieron de base quedando la obra
terminada a finales del Siglo XVI.
En Marzo de Mil quinientos ochenta y dos,
Gregorio XIII, abolió el Calendario Juliano,
estableciendo el día Uno de Enero como el primer día del
nuevo año, restándole Diez días de forma que el Viernes
Quince de Octubre (calendas de Octubre), siguiera al
Jueves Cuatro del mismo mes.
Como consecuencia de todo ello, quedaron
subsanados todos los errores que se venían arrastrando
desde el pasado Concilio de Nicea; así el Equinoccio de
la Primavera cayó en el día Veintiuno del mes de Marzo,
quedando ajustado ese año de Mil quinientos ochenta y
tres como el pasado Trescientos veinticinco, año en el
que fuera celebrado aquel famoso Concilio.
El corte de Diez días hizo que el año
quedara reducido a Trescientos cincuenta y cinco días, sin
embargo, no todos los países lo aceptaron. Con Roma,
España y Portugal no dudaron de inmediato en aceptar la
corrección; los demás países tardaron más en aceptarla y
no sin protestas populares. En el Reino Unido, por
ejemplo, hubieron motines y alborotos de cierta
importancia. La gente clamaba a voz en grito la
devolución de los Diez días perdidos como si de haberles
quitado días a la vida de hubiese tratado.
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34. El Hombre y el Calendario y el
Calendario
Te daremos,
amigo lector,
algunos datos tan
curiosos como de
interés, sobre las
diferentes iglesias;
por consiguiente
no estaría de más
llevarlos hasta
detallar quienes y
cuando aceptaron
la reforma en este principio:
Lílius
ALEMANIA: Católicos en 1584.
Protestantes en 1700.
FRANCIA: En 1582, al 9 de
Diciembre el día 19.
GRECIA: Católicos en 1923, del 14
de Diciembre pasaron al
día de Navidad.
Protestantes en 1700.
HUNGRIA: En 1587, al 9 de Diciembre
siguió el día 19.
PAISES BAJOS: Católicos en 1582, siguiendo
al 14 de Diciembre las fechas
de la Navidad.
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35. El Hombre y el Calendario y el
Calendario
Los protestantes en 1700.
POLONIA: Católicos en 1586, siguiendo
al 14 de Diciembre Navidad.
REINO UNIDO: En 1752, al 3 de Septiembre
el día 13.
SUECIA: Católicos en 1752, siguiendo
Al día 14 la Navidad.
Los protestantes en 1700.
SUIZA: Católicos en 1584, siguiendo
al 14 de Diciembre la
Navidad.
Los protestantes en el año
de 1700. Año en el que
coincidieron todos.
BULGARIA, RUSIA y YOGOESLAVIA,
conservaron el Calendario Juliano hasta nuestros días,
haciendo que entre su tiempo y el nuestro hubiera ya
Trece días de diferencia por lo que la Navidad la
celebraban estos países el día Siete del mes de Enero.
En estos último tiempos, tanto las
jerarquías civiles como las eclesiásticas, se han puesto a
introducir la Reforma; hoy ya se puede decir que el
Calendario Gregoriano está plenamente instaurado como
de uso Universal.
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36. El Hombre y el Calendario y el
Calendario
Pero no se reduce tan sólo a esto la
Reforma, ya que no bastaba con quitarle unos días al Año
para conseguir el que no volviera a producirse desviación
alguna, era preciso tomar medidas con el fin de impedir
las fracciones acumuladas. Por ello el Papa propuso un
sistema: Suprimir Tres días cada Cuatrocientos años y así
mantener el equilibrio concordante, y eso es justamente lo
que en la actualidad se hace.
Todo esto parece complicado pero no lo es
tanto… Los Tres días han de quitarse precisamente de
Tres años Bisiestos en el Calendario Juliano, y para saber
a que Tres años corresponde existe una regla sencilla:
Son Bisiestos todos aquellos años cuyos Dos últimos
números sean divisibles por Cuatro; también son
Bisiestos aquellos años acabados en Dos ceros y siempre
que sus dos primeros números sean divisibles por Cuatro,
es decir, que los Tres días se quitan a los años cuyas
cifras definen el final de un Siglo.
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37. El Hombre y el Calendario y el
Calendario
Así pues, desde que se hiciera la Reforma
Gregoriana no ha habido más que un Año Bisiesto que
terminara en Dos ceros y cuya primera cifra fuera
divisible por Cuatro, o sea el Mil seiscientos. El Mil
setecientos, el Mil ochocientos y el Mil novecientos,
fueron años comunes dado que la primera cifra de cada
uno de ellos no fueron divisibles por Cuatro.
En el Calendario Juliano hubiera sido
Bisiesto: el Año Dos mil, no obstante, será Bisiesto
porque sus Dos primeros números al convertirse en Cifra
ya sería Veinte y ella si es divisible por Cuatro.
Sin embargo, la realidad nos dice que el
Año Gregoriano tampoco se ajusta con exactitud al Año
Solar. El primero sigue siendo Diez milésimas de día más
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38. El Hombre y el Calendario y el
Calendario
largo que el segundo lo que, según los estudiosos, supone
un exceso de Setenta y Dos horas cada Diez mil años,
cantidad esta que creo que a nadie vaya a importar y
mucho menos a preocupar.
Con anterioridad, fueron vistas unas
unidades de medición sin embargo, Unidad de Tiempo
importante de conocer y con la que los espacios-tiempos
quedaron medidos y divididos fue la familiar Hora.
La HORA, es una de las Veinticuatro
partes de que consta un Día Solar o Natural. Se compone
de Sesenta partes iguales llamadas minutos,
comprendiendo cada uno de los cuales un total de Sesenta
segundos.
De origen Caldeo, esta definición fue
adoptada por los Griegos, y en el año Doscientos sesenta
y tres de nuestra Era, siguieron su ejemplo los romanos.
Esto no ha impedido, no obstante, que antes de adquirir
con carácter definitivo la valoración que hoy le
otorgamos, la duración de la Hora fuese durante
muchísimo tiempo completamente variable.
El pueblo Babilónico la llamó con el
nombre de “Kaspu”, y fue para ellos la Doceava parte del
Día, equivaliendo por consiguiente a Dos horas naturales
de las nuestras, tenía –lógicamente- en sus minutos y
segundos el doble de duración en tiempo que el que
nosotros le damos.
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39. El Hombre y el Calendario y el
Calendario
Los hebreos no hicieron uso de la Hora
como División hasta después del Cautiverio y del que
posteriormente fueron liberados por el Rey Ciro en el
Siglo VI a.C. Entonces dividieron el Día en Cuatro
tiempos de Tres horas de duración cada uno, y la noche
dividida en otras Cuatro partes de igual duración y
denominadas con el nombre de “Vigilias”.
En Roma, se dividió el Día también
dándoles a estas divisiones los nombres de: Prima,
Tercia, Sexta y Nona. De interés es señalar otra División
antigua aun a pesar de lo absurda, y ello es que, aun
estaba de actualidad en pleno Siglo XV; se refiere a las
horas temporales o equinocciales, las cuales sembraron la
confusión en todas partes e hicieron caminar de cabeza a
cuantos se empeñaron en utilizarlas.
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40. El Hombre y el Calendario y el
Calendario
El Día Natural, desde el Orto hasta el
Ocaso del Sol, se dividió en Doce partes iguales. La
Noche, o sea, desde el Ocaso hasta el Orto, recibió la
misma División, sin embargo, los días no tienen la misma
duración durante todo el Año, por lo que las horas del Día
y de la Noche tampoco la tuvieron y por idénticas
razones, las horas del Día y de la Noche tampoco fueron
iguales. El resultado de esta División, de un carácter
absolutamente arbitrario, os lo podéis imaginar…se hacía
preciso ajustar los relojes tanto durante el Día como
durante la Noche con el fin de que marcaran en ambos
tiempos doceavas partes de periodos de luz así cómo de
oscuridad; Únicamente durante dos días en el Año no
tenían necesidad de estos ajustes horarios. Se trataba pues
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41. El Hombre y el Calendario y el
Calendario
de los Dos equinoccios, el Equinoccio de Primavera, el
Veintiuno de Marzo, y el Equinoccio de otoño el cual se
correspondía con el Veintidós de Septiembre por ser
estos, días de idéntica duración en tiempo de Día como de
Noche. Estas horas, recibían el nombre de “Horas
Equinocciales”.
En esta relación Espacio-Tiempo, con las
diferentes unidades de medidas contempladas por los
estudiosos, habremos de tener en cuenta que, la llamada
Hora, para los Astrónomos, equivale a Quince grados,
como Unidad de Medida Angular, con respecto de los
Trescientos sesenta grados que es la Rotación de la Tierra
sobre su eje y cuya duración es de Veinticuatro horas. Así
mismo la Hora se relaciona también, aunque no en todas
partes, con la Unidad de Espacio conocida como Legua,
ya que se dice de esta que, es la distancia que recorre una
persona en el tiempo aproximado de ella.
En la actualidad, y dada la casi perfección
del Calendario Gregoriano, ha sido revisado por la Liga
de las Naciones, corrigiendo desviaciones sin
importancia, y las cuales consisten en que cualquier fecha
determinada no cae en el mismo Día de la Semana en
años diferentes, por ser de Cincuenta y dos semanas más
Uno o Dos días; esto se ha corregido denominándolos de
“Extrasemanales”, en el último Día del Año, y el que
debe añadirse a los Bisiestos, días que se considerarán
festivos internacionalmente.
El Calendario de uso común y Universal,
consta de Doce meses, divididos en Cuatro épocas sin
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42. El Hombre y el Calendario y el
Calendario
igual número de días llamadas Trimestre, y cada una
relacionada con una Estación (Sobre estaciones y
elementos, recomendamos la obra “Los Números” del
mismo autor). Cuando el Año es Común, los trimestres se
conforman de la siguiente manera:
AÑO DE 365 DIAS
PRIMER TRIMESTRE: 13 semanas - 1 día.
E. F. M. 90 días.
SEGUNDO TRIMEST.: 13 semanas
A. M. J. 91 días.
TERCER TRIMESTRE: 13 semanas + 1 día.
J. A. S. 92 días.
CUARTO TRIMESTR.: 13 semanas + 1 día.
O. N. D. 92 días.
Mientras que en el Año Bisiesto tal y como
ocurriera en Mil novecientos noventa y dos, los trimestres
quedaron conformados de la siguiente forma:
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43. El Hombre y el Calendario y el
Calendario
AÑO DE 366 DIAS
(Bisiesto)
PRIMER TRIMESTRE: 13 semanas.
E. F. M. 91 días.
SEGUNDO TRIMESTRE: 13 semanas.
A. M. J. 91 días.
TERCER TRIMESTRE: 13 semanas + 1 día.
J. A. S. 92 días.
CUARTO TRIMESTRE: 13 semanas + 1 día.
O. N. D. 92 días.
Tanto en el Año Común como en el
Bisiesto, y cada Cuatro años, Siete son los meses que
constan de Treinta y un días, mientras que Abríl, Junio,
Septiembre y Noviembre son meses de Treinta días,
quedando Febrero con Veintiocho días en el Año Común,
y Veintinueve días en el Año Bisiesto.
Para terminar, un dato o fórmula familiar
para saber de cuántos días se compone el Mes en el que
nos encontramos. Así, lo sabremos mediante los nudillos
Santiago Martín Moreno 44
44. El Hombre y el Calendario y el
Calendario
de nuestras dos manos: Comenzaremos por una; El
primer nudillo se corresponde con Enero o sea, Treinta y
un días. El segundo mes, Febrero, lo contaremos con el
hueco existente entre el primero y segundo nudillo. Ya el
segundo nudillo nos daría Marzo, también Treinta y un
días y así sucesivamente. Curiosamente, al llegar al final
de una mano y pasar a la siguiente en el mismo orden,
observaremos cómo pasamos del nudillo de una al
también nudillo de la siguiente con lo cual sorprende que,
ambos nudillos de Treinta y un días son iguales,
correspondiendo uno al mes de Julio y el otro al mes de
Agosto…
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45. El Hombre y el Calendario y el
Calendario
E P I L O G O
Incluido el cómputo de nuestra Era, el
Hombre lleva más de Seis mil años intentando cuadrar el
Círculo de 360 grados, y dividiéndolo a su vez, de forma
que cada uno de sus 15 grados +, fuera una Hora; esta de
60 minutos, y a su vez cada Minuto de 60 segundos. No
se puede negar que trabajó para conseguir la casi
perfección de nuestros actual sistema para medir el
tiempo.
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