El documento habla sobre la fragilidad de los proyectos humanos y la incertidumbre del futuro. Jesús advirtió que la perseverancia salvará las almas ante la destrucción de Jerusalén por los romanos. La Biblia no contiene información científica sobre el fin del mundo, sino el diálogo entre Dios y el hombre. La Iglesia vivirá tiempos de persecución y la paciencia será la esperanza cotidiana.