Los movimientos revolucionarios surgieron en Latinoamérica en respuesta a la crisis de 1929 y el deterioro de la oligarquía. Buscaron cambios en la estructura del poder, la sociedad y la economía. Sus objetivos incluyeron la reforma agraria para acabar con los latifundios, la nacionalización de minerales, banca y ferrocarriles, y garantías laborales. Sus consecuencias fueron el establecimiento del partido revolucionario institucional y una sociedad más justa.