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Nº 66 Julio 2012 www.fvmartin.net http://confidenciasdeungerente.blogspot.com
Efrén Martín, gerente de FV y profesor de Deusto Business School
Aunque pocos osen cuestionar la ley de
la causalidad, la dificultad reside en
encadenar adecuadamente causas y
efectos. Muchas veces huimos de la
inteligencia para refugiarnos en lo mágico,
en el pensamiento supersticioso.
Buscamos seguridades eliminando
incertidumbres, objeciones, porcentajes y
probabilidades. Como afirma James Randi,
azote de farsantes y embaucadores:
“Los creyentes buscan pautas con las que
encauzar su vida,pautas bien establecidas.
Su verdad es categórica al 100%”.
Enlazamos erróneamente niveles lógicos
y variables referidas a distintos planos de
la realidad material o mental; que seguro
están conectados, pero no de forma tan
simplista. Juicios comúnmente admitidos:
El dinero da la FELICIDAD. A los
pobres sí, a los ricos no. Aunque la miseria
causa infelicidad y apareciendo el dinero
aparece la dicha, esto sólo sucede por
debajo el umbral de ingresos que uno
mismo considere mínimos. Tranquiliza
tener dinero para no calcular cuánto se
puede gastar; pero a partir de ahí funciona
como la droga que sólo evita el “síndrome
de abstinencia” que ella misma provoca.
El conocimiento lleva a la SABIDURÍA.
A los sensatos sí, a los insensatos no. De
forma similar a como el incremento de
datos no aumenta la calidad de la
información, ni por sobrecarga informativa
se llega al conocimiento; tampoco más
conocimiento implica más sabiduría
cuando está falto de ética; como ocurre
con los científicos al servicio de la guerra o
con los expertos que nos arruinan la vida.
El poder garantiza la LIBERTAD. A los
líderes sí, a los seguidores no. Incluso en
dependencias carcelarias líderes como
Gandhi, Sadat o Mandela se sintieron
libres; mientras que los súbditos siempre
serán contribuyentes de la administración
y siervos del consumo. Es frecuente que
sociedades que apoyaron a un libertador,
se encuentren finalmente encadenadas a
un sistema peor que el anterior.
El desarrollo humano, asegurados unos
mínimos, está tan relacionado con dinero,
conocimiento y poder, como llover con
tender la ropa. ¿Encontraremos la forma
de desmontar falacias que se mantienen
contra toda evidencia? Según Einstein:
“Es más fácil romper un átomo que
una creencia”.
A causa de la sequía, preguntaron a Nasrudin si conocía alguna forma
para hacer llover. Nasrudin pidió que le trajeran un barreño de agua,
se quitó la ropa y, ante el asombro general, empezó a lavarla.
– Ahora -pidió- me hace falta otro barreño de agua.
Buscaron por todas partes, se prensó el barro de los pozos, hasta se
quitó el agua a los niños y se consiguió el segundo barreño.
Nasrudin sumergió allí su ropa y la aclaró con cuidado. Los otros
observaban, enfurecidos y atónitos. Tras escurrirla bien, se la llevó a
su patio y la colgó de un cordel para que se secase. Casi al instante se
formaron grandes nubes y la lluvia cayó con gran intensidad.
– Ahí está -dijo Nasrudin tranquilamente-. Siempre pasa lo mismo
cuando tiendo la ropa. (Jean-Claude Carrière: “El círculo de los mentirosos”).