1) El documento analiza el pensamiento ético y político del filósofo francés Malebranche, en particular su teoría del ocasionalismo y su concepción de la moral. 2) Sostiene que Dios mantiene las leyes de la naturaleza y que las sensaciones son producidas por huellas cerebrales, aunque no acepta que Dios cause directamente los contenidos mentales. 3) Defiende la libertad y una ética racional fundamentada en la razón, no en la gracia o el determinismo, aunque reconoce el valor del orden y
1. MALEBRANCHE Y SU PENSAMIENTO ÉTICO Y POLÍTICO
Ciertamente, el desarrollo de unas consideraciones críticas acerca de la
filosofía racionalista de Malebranche es una tarea extensa. Me limitaré
en este artículo a unos comentarios sobre sus planteamientos en
relación con aspectos ético-políticos y sociales. Especialmente, porque
el ocasionalismo ha sido ya abundantemente tratado y analizado por
numerosos pensadores.
En lo relativo al ocasionalismo de Malebranche, si se entiende que
Dios es lo que sostiene las leyes de la naturaleza, y que como resultado
de las huellas en el cerebro son producidos los datos de conciencia,
puede pensarse que la disposición general de la naturaleza es
ocasionalista. Lo que, a mi juicio, no se sostiene argumentativamente es
pensar en la divinidad como entidad productora o causante en
nosotros de tales o cuales contenidos mentales.
De todas formas, conviene tener presente que la producción filosófica y
teológica de Malebranche es fundamental en la Historia de la Filosofía.
Por ejemplo, este filósofo francés elabora una teoría del proceso
sensorial que se anticipa desarrollos de otras epistemologías
posteriores, lo cual es altamente meritorio. Indica que existe primero
una acción de los objetos sobre el organismo y también huellas
cerebrales además de la sensación como objeto de la mente y, por
último, una actitud judicativa o lo que es lo mismo una serie de juicios.
Esto lo que prefigura es una teoría asociacionista por parte de
Malebranche para la explicación del funcionamiento cerebral humano.
Respecto a la ética malebranchiana conviene saber que la libertad es
un valor esencial para el pensador racionalista galo. Por tanto, el
ocasionalismo es la afirmación de la omnipotencia divina que produce
una especie de ajuste perfecto entre el alma y el cuerpo, como también
establece Geulincx
con su metáfora de los dos relojes bien
sincronizados.
Independientemente del concepto de gracia que afirma Malebranche,
se observa claramente en su pensamiento, una rotunda valoración
positiva de la moral racional. Porque se opone al determinismo
jansenista. Y es que la exclusividad eficiente de Dios según este teólogo
y filósofo no determina el comportamiento humano, ya que el
individuo puede “superar” la gracia divina, y obrar bien mediante la
razón. Por tanto, desde su perspectiva es posible y realizable una moral
racional fundamentada en la realidad. Esto se observa de forma más
profunda, si se considera que Malebranche no acepta la ética estoica
porque piensa, acertadamente, que limita las posibilidades humanas.
De hecho, reitera el valor del amor propio como el motivo esencial en
todo ser humano. Lo que se expresa en la búsqueda del placer por
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2. parte de las personas. Por tanto, el planteamiento de la ética
malebranchiana es parecido en ciertos aspectos al propio del
epicureísmo, aunque no al del hedonismo en un sentido absoluto. Para
Malebranche el placer viene de Dios y «no del cuerpo». En este sentido,
el placer no es algo negativo, y es una manifestación sensible de la
adecuación moral de los actos humanos. Además, este pensador
considera que tanto la experiencia intelectual como la sensible son
primordiales en toda conducta, y también en el ámbito ético.
Se puede decir que para Malebranche existe un amor al orden que es el
reflejo de la excelencia divina. Dios es el máximo bien y, por tanto,
desde la perspectiva de este filósofo los valores éticos y la bondad como
criterio esencial son algo que podemos aprehender en la divinidad si
prestamos la debida atención a su perfecta excelencia.
En lo relativo a la sociedad de su tiempo que es la del siglo XVII y
principios del siglo XVIII reconoce que percibe con frecuencia la
injusticia. No es conformista, pero tampoco es un pensador
políticamente conflictivo. Si bien se muestra bastante crítico con la
nobleza en determinados aspectos. Malebranche en su teoría política
está de acuerdo con la doctrina tomista de la ley natural, aunque
añade ideas modernas para su época. Por ejemplo, afirma el valor de
la libertad de conciencia, y también el de la equidad como esenciales
en cualquier estado. Anticipa lo que sería el iusnaturalismo
racionalista.También legitima, con ciertas condiciones, la
desobediencia civil ante los excesos del poder absolutista de su tiempo.
En definitiva, la racionalidad y la justicia deben los criterios que
fundamenten cualquier acción política y social.
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