El documento describe cuatro situaciones relacionadas con el uso de habilidades sociales. La primera situación detalla cómo el autor inicia conversaciones con personas nuevas para hacerlas sentir cómodas. La segunda situación explica cómo el autor se frustró cuando un grupo no hacía su trabajo y gritó, aunque luego se arrepintió. La tercera norma que el autor menciona es decir "por favor" y "gracias". La cuarta situación trata sobre cómo el autor y sus compañeros eran castigados a pesar de que otros rompían las decoraciones de su salón.

1. 1- Una situación o momento en el que hayas usado tus habilidades sociales
Cuando conozco a una nueva persona, me gusta iniciar una conversación, porque
soy conciente que cuando conoces a alguien nuevo, algunas personas son tímidas,
por eso me gusta inspirar confianza, para que se sientan cómodos. También la
habilidad social básica, de escuchar, una vez una amiga me vino a contar lo que
estaba pasando en su hogar, problemas personales, yo la escuché y la comprendí,
poniendome en su lugar y supe lo que estaba pasando, le dí unos consejos, que no
se sintiera mal, porque ella no tenía nada que ver con los problemas en su casa y me
alegró poder ayudarla.
2- Una situación o momento en el que tú creas que debiste usar tus habilidades
sociales, pero no lo hiciste
Hubo una situación, el año pasado porque me había tocado un grupo demasiado
relajado, eran muy flojos y el tiempo pasaba y pasaba y nadie hacía nada, solo
se reían y jugaban, hasta que realmente me exalté, era muy frustrante para mí y
les grité, creo que debí controlar mejor mis emociones en ese momento, porque
fui muy impulsiva, aunque sí me hicieron caso al final.
3- Una norma que tengas en cualquier lugar
Sin duda, en cualquier lugar tengo que decir por favor y gracias, porque es
fundamental, también demuestra la capacidad de agradecer y la educación que
tiene cada persona.
Actividad de
Religión
Actividad de
Religión

2. 4- ¿Qué te sucedió cuando alguna norma de convivencia se rompió?
Por ejemplo, en mi anterior colegio, siempre decorabamos el salón para que se
vea presentable, pero siempre terminaban rotos los papelografos. Los profesores
nos culpaban a nosotros por no cuidar, pero nuestro salón nunca malogró nada,
sino que los del turno tarde los rompían, al final siempre nos castigaban a
nosotros, incluso nos llamaron a arreglar las paredes un fin de semana.