La administración estratégica consiste en tres procesos principales: formulación, implementación y evaluación. La formulación implica realizar análisis para definir la mejor estrategia, incluyendo la misión y visión. La implementación pone en práctica la estrategia considerando factores como el personal y tiempo. La evaluación controla el progreso y busca mejoras continuas. Juntos, estos procesos ayudan a una empresa a enfrentar diferentes situaciones a lo largo del tiempo.