El manierismo surgió en Italia en el siglo XVI como una reacción al clasicismo renacentista, caracterizado por proporciones inestables, subjetividad y alejamiento de la verosimilitud. En arquitectura, rechazó el equilibrio clásico en favor de espacios longitudinales estrechos y decoración compleja, como se ve en los palacios de Giulio Romano en Mantua y los trabajos de Ammannati y Ligorio en Florencia.