2. Grupos de alimentos
Según expertos, en circunstancias normales, la energía
proporcionada por una dieta equilibrada debería
provenir de:
Azúcares (hidratos de carbono): 50-55 por ciento.
Proteínas: 15 por ciento.
Grasas (lípidos): 30-35 por ciento.
Siguiendo estas directrices, la
representación gráfica de la
composición del “alimento ideal”
sería:
3. Azúcares o hidratos de carbono: el
“combustible” del organismo…
Los alimentos que contienen azúcares van más allá
de los dulces y el azúcar propiamente dicho.
El azúcar que tomamos en exceso será convertido
en grasa. ¡Comer demasiadas frutas también
engorda!
Los productos integrales son convenientes por su
contenido en fibras.
Toda dieta equilibrada para adelgazar deberá llevar
un contenido en azúcares para cubrir las
necesidades del sistema nervioso y los músculos.
4. Proteínas: los “ladrillos del organismo”
Las proteínas de origen animal tienen un valor
biológico más alto, resultan más completas que las
de origen vegetal (con excepción de las proteínas de
soja).
El destino primordial de las proteínas es reponer y
aumentar la masa muscular. ¡Pero sin actividad
física esa masa muscular no tendrá buena calidad!
Toda dieta equilibrada deberá llevar un aporte
proteico suficiente, con el objeto de que la masa
perdida sea a expensas del tejido graso y no
muscular.
5. Grasas o lípidos: el “almacén” del organismo
Constituyen el sistema más eficaz de
almacenamiento de energía de que dispone el
organismo.
¡Por cada gramo de alimento asimilado, en el caso
de las grasas el organismo obtiene la cifra de 9
kilocalorías! Por eso la leche materna es suficiente
hasta cierta edad del niño.
También cumplen con la función de
“almohadillado” de distintos órganos vitales (los
protege frente a traumatismos) y la función
termorreguladora (ejercida por la grasa que se
encuentra debajo de la piel).
6. En cuanto se produce la
situación de ayuno, las
reservas de glucógeno
comienzan a agotarse, y son
las grasas y las proteínas
corporales del tejido muscular
las que se convierten en las
fuentes más importantes de
energía.
7. Como es lógico, la situación de ayuno provoca la
disminución de la glucemia y, en consecuencia, una
bajada del nivel de insulina en sangre.
Por ende, el organismo produce su propia glucosa en el
hígado a expensas de las proteínas musculares y el
glicerol procedente de los triglicéridos (grasas)
almacenados.
8. Cambios que tienen lugar durante el ejercicio
físico
Se llevan a cabo una serie de cambios destinados a
aumentar el aporte de oxígeno al músculo:
Los pulmones incrementan su función desde un
volumen respiratorio de 6 litros por minuto a 100
litros por minuto (aproximadamente).
El corazón aumenta el ritmo de sus latidos, así
como el volumen de sangre expulsado en cada uno
de ellos.
Los vasos sanguíneos que riegan el músculo se
dilatan para incrementar el aporte de sangre
oxigenada al mismo.
9. Pero, el músculo necesita un aporte de
combustible para que pueda ser quemado
y transformado en energía, y ese
combustible será aportado por las
reservas de nutrientes del organismo.
Los atletas deben consumir dietas ricas
en azúcares para aumentar sus reservas
de glucógeno muscular, así como para
tener disponibilidad de combustible
durante los entrenamientos
10. ¿Adelgaza la lechuga?
Es importante comprender que
no existe alimento que no
engorde, ya que todos presentan
algún valor energético (calorías),
pero es importante también
distinguir ente los alimentos que
engordan más y los que engordan
menos.
11. Las llamadas “comidas rápidas”
Las reinas indiscutibles de este grupo son las
hamburguesas y las pizzas…
En un principio, se puede apreciar que no están tan
mal, se tratan de alimentos completos que contienen
hidratos, proteínas y grasas, aportan fibra y no
presentan una cifra especialmente elevada de
colesterol.
¿Cuáles son sus déficits? Presentan un desequilibrio
consistente en un exceso de grasas y un déficit de
azúcares en comparación con el “alimento ideal”.
12. ¿Resultan ser alimentos tan
desequilibrados?
Partiendo de la base de que sus ingredientes sean de buena
calidad, tomadas de forma esporádica y con un consumo
moderado de sus complementos (patatas fritas, helados,
bebidas), no existen razones lógicas para que sean
despreciadas como alimento.