2. Más que suponer unos comentarios sobre Charles Baudelaire y su
obra poética, es apreciarlo y enaltecer las distintas propuestas
estéticas que propuso en los años de su existencia, todas
monumentales, distintas y consagradas a la luz del equilibrio de la
cultura popular y la figura del poeta de su tiempo como un ser
terrenal y finito. De esta manera, aproximarse a la experiencia de la
lectura de Las flores del mal y su estrecha relación con el pensador
Walter Benjamin, en el sentido de exaltar lo que para la época no era
un ambiente prometedor, limpio y bello. Es decir, una suerte de
belleza encontrada en el elemento citadino, putrefacto, pesado de las
gentes que habitan las calles de la utopía moderna.
RESUMEN CRÍTICO
CRÍTICA DEL TEXTO POÉTICO
3. En el pensamiento de Walter Benjamín (1892-1940) como en el de
Charles Baudelaire (1821-1867), se instauran una actitud filosófica y
poética frente a lo que vivifican a diario, un estado de interpretación
del horizonte, eso significa que los dos critican el proyecto modernista
y piensan que las decisiones en el tiempo se han repetido cíclicamente
refiriéndose a las guerras y las producciones espirituales y del arte
olvidadas en su infinitud, esto es, una historia escrita por los
vencedores y una poesía escrita por los dioses. No obstante,
contrariadas por los dos, debido a su pensamiento crítico sobre la
existencia de los sujetos que refieren a un estado estático y poco
profundo: “ver morir sin ver la muerte, ver desfallecer un país y su
cultura sin apenas darnos cuenta” (Cohen, 2008, p. 27).
4. Tanto en la poesía de Baudelaire como en la crítica de Benjamín persisten las
necesidades de proponer mundos alternos donde se construyan propuestas
reflexivas en torno a que la modernidad no se trague al sujeto con promesas de
un mundo mejor. La forma cómo lo consiguen es solemne, unos poemas que
aprecian a las prostitutas, a la París sumida en la decadencia, a criaturas pútridas
y descompuestas, como el mundo en el que habita la estética del arte y que por
ser ese su nacimiento o su muerte, perduran en el tiempo: “De Satán o de Dios
¿qué importa? Ángel o Sirena, / ¿Qué importa si, tornas -hada con ojos de
terciopelo, / Ritmo, perfume, fulgor ¡oh, mi única reina! /El universo
menos horrible y los instantes menos pesados?” (Baudelaire, 1860, p. 42).
Unos textos que estrechan lazos y fraternidades del pensamiento de Benjamin
hacia las ensoñaciones de Baudelaire, en tanto que concibe a la filosofía, la
literatura y la crítica como facultades alegóricas del mundo y desde allí, entonces,
rescata la figura del flâneur no solo como el refugio de sus pensamientos, sino
como una actitud de vida revolucionaria del devenir capitalista.
5. Finalmente, el paseante es el elemento sobre el cual se
inscriben las interpretaciones de Benjamín y Baudelaire, pues
el caminar va a ser un ejercicio de resistencia hacia los mundos
posibles de la belleza, quien lleva puesto unos “ojos, mis
grandes ojos, ¡los de los fulgores eternos!” (Baudelaire, 1857,
p. 37), para perpetuarse incomprendidos, tal como la propia
belleza, quienes cargan espejos para apreciar el mundo de
maneras alternas, fascinando a quienes los miran y a quienes
contribuyen con actos creadores inagotables.
RESUMEN CRÍTICO
6. BIBLIOGRAFÍA
● Baudelaire, C. (1855). Spleen de París. Feedbooks.
● Baudelaire, C. (S.A). Las flores del mal. Biblioteca
Virtual Universal.
● Cohen, E. (2008). Baudelaire y Benjamin: la musa
enferma y la pérdida del aura. Acta Poética, 71-84.