“Aquí no hay lugar para imponerse obstáculos”, frase de Florence Ndagire, primera abogada con discapacidad visual en Uganda, que expresa una de las causas por las que muchas mujeres no llegan a ocupar los principales cargos de dirección de una empresa.
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AQUÍNOHAYLUGARPARA IMPONERSEOBSTÁCULOS
“Aquí no hay lugar para imponerse obstáculos”, frase de Florence
Ndagire, primera abogada con discapacidad visual en Uganda, que
expresa una de las causas por las que muchas mujeres no llegan a ocupar
los principales cargos de dirección de una empresa.
El Informe Mundial “La Mujer en la Gestión Empresarial. Cobrando
Impulso” (OIT, 2015) señala que la confianza insuficiente de la mujer en
si misma constituye uno de los principales obstáculos para su desarrollo
pleno y en particular para asumir grandes retos.
Una de las razones que esgrimen muchas mujeres para no asumir altos
cargos en las organizaciones son de índole familiar y de insuficiente
preparación para hacerlo. Un documento de la Universidad de Wharton
(“Do women shy away from promotions?” 23 de Julio de 2012. Del
documento OIT 2015, pág. 105) señala que “Las mujeres a las que se les
ofrece un ascenso en general consideran que deben dominar el 80 ó el
90% de sus actuales funciones antes de estimarse preparadas para
asumir un nuevo papel. Los hombres, por su parte, no experimentan esas
limitaciones. En cuanto ocupan un nuevo puesto ya piensan en su
próximo ascenso.” Sin embargo, la auto limitación de capacidades es un
mecanismo que disfraza razones aún más profundas. Un estudio
realizado en los Estados Unidos el año 2007, mostraba que un 49% de las
mujeres exitosas en los cargos de dirección no tenían hijos, frente a un
19% de los hombres. ¿No es acaso un precio muy alto sacrificar la vida
familiar por el logro profesional?
Nuestra sociedad no está aún del todo preparada para aceptar como algo
normal que una mujer comparta las responsabilidades familiares con la
pareja. De hecho, en el Perú las mujeres destinan el doble de su tiempo
en labores familiares no remuneradas respecto al hombre. Ahora, ello no
significa que esté traducido en más horas por labores remuneradas a
cargo de los hombres, cuya diferencia tiene un margen reducido respecto
a lo que, en adición a la casa, las mujeres tienen que afrontar fuera de
ella.
Cecilia M. Flores
Castañón
PRESIDENTE WomenCEO Perú
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Y es que la mujer empoderada, aquella que se ha trazado una línea de
carrera y tiene aspiraciones personales y profesionales, lo hace sabiendo
que este esfuerzo implicará un coctel triple de doble acción en términos
de competencias profesionales, manejo del hogar y desarrollo personal.
Y pese a ese esfuerzo inequitativo, también tendrá que enfrentar algunas
veces a una sociedad que de uno u otro lado le hará notar lo “egoísta”
que puede resultar su decisión personal de cara a la “excelencia del
manejo familiar” que por supuesto se le exigirá. Bajo este horizonte, es
más fácil imponerse obstáculos y no asumir riesgos en términos de
manejo de culpa, aceptación social y triple esfuerzo personal.
En esta línea, los hombres que creen en la igualdad, tampoco la tienen
fácil. Conversaba ayer con un distinguido Embajador de un país
latinoamericano, reconocido por su avance en los temas de género y
equidad y me comentaba que es práctica común que aún -pese a
considerarse como política de Estado la igualdad de oportunidades entre
hombres y mujeres- en su país, los maridos de esposas Embajadoras eran
mal vistos por el servicio diplomático y que dicha realidad, no era propia
solo de su país. De hecho, una experiencia que personalmente tuve
durante mi estadía en España por casi tres años vinculada al servicio
diplomático, fue respecto a la vida de una reconocida Embajadora de un
país también latinoamericano cuyo marido acompañante, era
prácticamente ignorado por la comunidad diplomática y la sociedad de
acogida.
Requerimos cambiar percepciones y paradigmas en torno al rol de la
mujer y de los hombres que participan activamente en la vida familiar.
Está claro que aquella percepción conservadora respecto a que “las
mujeres a su casa” y los “hombres al trabajo” evidencia una visión
sesgada, limitante y poco objetiva sobre lo que hoy significa el aporte de
la mujer en la economía y la necesidad de un mundo que trascienda -en
reglas de equidad- para una sana convivencia; tarea pendiente e
impostergable de quienes creen en un mundo basado en la igualdad. Por
ello, aunque para mí no sea representativo, tengo que reconocer los
avances logrados por las mujeres estos últimos 20 años y como miembro
activo de WomenCeo Perú sumarme al eco mundial: ¡Feliz Día
Internacional de la Mujer 2016! Aportando de mi propia cosecha: A
seguir superando nuestros propios obstáculos.