1. Ponencia de la Dip. Laura Elena Estrada “Techo de cristal
acceso a puestos de poder y decisión” que presentó en el Foro
Nacional “Mujeres en la ciencia, la tecnología y la
innovación en México el 28 de marzo de 2011
Las mujeres han dejado de ser receptores pasivos de la ayuda
destinada a mejorar su bienestar y son vistas cada vez más, tanto
por hombres como por ellas mismas, como agentes activos de
cambio: como promotoras dinámicas de transformaciones sociales
que pueden alterar tanto la vida de las mujeres como la de los
hombres. (Amartya Sen)
El acceso igualitario a la educación de hombres y mujeres, en las
últimas décadas ha tenido avances que han permitido un progreso
sustancial en la brecha que existía al respecto. Sin embargo,
persiste el reto de garantizar una educación sustentada en valores
de igualdad entre géneros.
Ante ello, cobra una importancia mayor el acceso de la mujer, en
igualdad de condiciones, a los conocimientos y competencias de la
ciencia y la tecnología como una cuestión de derechos, por cuanto
la educación es un derecho humano básico.
Si bien la educación tiene muchos beneficios no relacionados con el
mercado, comúnmente se espera de ella que conduzca a mejorar la
productividad y lograr ingresos más elevados.
En ese sentido, cobra relevancia destacar que la perspectiva de
género ha puesto de relieve que ni el incremento vertiginoso en el
2. nivel formativo ni tampoco la participación generalizada de mujeres
en el mercado del trabajo ha generado un incremento proporcional
de ellas en posiciones de poder y puestos laborales con capacidad
de decisión.
Incluso en el caso de muchas mujeres bien preparadas que han
tenido el privilegio de acceder a una profesión con estatus y
reconocimiento social, resulta desconcertante observar cómo, en un
determinado momento, se estancan y encuentran barreras en la
promoción de su carrera.
En los años ochenta se acuña la expresión techo de cristal. Con
esta metáfora se pretende representar las sutiles modalidades de
actuación de algunos mecanismos discriminatorios que obstaculizan
el desarrollo profesional de las mujeres, las limitan y les marcan un
tope difícil de sobrepasar.
Y es que estas barreras no siempre se explicitan ni son evidentes.
Su carácter de invisibilidad viene dado por el hecho de que no
existen leyes, ni dispositivos sociales establecidos, ni códigos
visibles que impongan a las mujeres semejante limitación, sino que
está construido sobre la base de otros rasgos que son difíciles de
detectar.
Hoy sabemos que las mujeres somos un agente económico de
primer nivel en la sociedad, ya sea como consumidoras, creadoras
de empleo o empleadas.
3. Sin embargo, en nuestro país, aun no alcanzamos el 30 por ciento
de participación política–cuota recomendada por la Plataforma de
Acción Beijing en 1995–. Y continúa siendo un hecho irrefutable que
en México y a escala mundial, las mujeres sólo ocupan 19 por
ciento de los cargos políticos.
Y para muestra bastan solo unos datos. Respecto al índice de
potenciación de género, México ocupa el lugar 39 de 109 países y
en la región, el 14 de 36, en cuanto al porcentaje de mujeres en el
principal órgano legislativo. En los cargos de elección popular sólo
15.8 por ciento del total de las Secretarías de Estado tienen
titularidad femenina1, 6.3 por ciento en el caso de las Gubernaturas.
En el Poder Legislativo, las mujeres conforman el 21.4% en la
Cámara de Senadores y 27.2% en la de Diputados. En el ámbito
estatal, representan 22.1% de las diputaciones locales; 32.6% como
regidoras; 17.6% como síndicas y en las presidencias municipales,
no se rebasa el 6%.
Son muchos los obstáculos que se presentan en las carreras
profesionales de las mujeres. Por ejemplo, las estructuras
jerárquicas todavía se rigen por reglas masculinas y el prototipo de
empleado ideal sigue siendo un varón. No podemos ser ciegos ante
el hecho de que en las más de las ocasiones, la designación para
ocupar puestos de alta dirección no se hace por méritos sino por
elección y tienen mucha influencia las redes sociales que los
hombres tienen dentro de las organizaciones.
1
Actualmente son Secretaria de Relaciones Exteriores, Secretaría de Energía y Secretaría de
Turismo y en 2008 eran Secretaria de Relaciones Exteriores, Secretaría de Energía y
Secretaría de Educación Pública.
4. Asimismo, sigue siendo predominante el estereotipo que relaciona
al hombre como directivo, considerando que la mujer no puede
serlo porque no tiene capacidad de mando y autoridad. Es preciso
decir que estos estereotipos proceden no sólo del ámbito laboral
sino del entorno familiar y educativo.
Por otra parte, existen también otra serie de barreras que dificultan
ese acceso de la mujer a puestos directivos: la falta de estrategias
profesionales, de apoyos y oportunidades, y las barreras internas y
externas.
Por ejemplo, con frecuencia sucede que mientras que los hombres
se plantean desde el inicio de su formación qué estrategia quieren
seguir; muchas mujeres lo hacen por defecto, excluyendo lo que no
quieren hacer.
Asimismo, la aparente obligación de renunciar y tener que optar
entre trabajo y familia es una circunstancia que por ahora, afecta
más a la mujer porque culturalmente se ha considerado que las
responsabilidades del hogar le correspondían a ella.
Los apoyos y oportunidades son mayores en el hombre ya que a la
hora de ascender cuenta con herramientas que la mujer no tiene.
Las redes de contactos o "networking" son decisivas a la hora de
seleccionar a una persona para un puesto directivo. Las mujeres
tienen todavía cierta falta de costumbre de establecer estas redes.
Estas barreras, casi invisibles, son muy difíciles de romper para las
mujeres.
5. Las barreras exteriores como la falta de flexibilidad en las
organizaciones tienen también mucha importancia. El miedo a
cambia o innovar dando entrada a otras personas muy valiosas
pero poco conocidas para la gente, suponen un mayor riesgo. Así
cuando en alguna organización se decide nombrar a una mujer, se
tiende a buscar alguien que haya ocupado puestos similares en otra
empresa.
Finalmente existen también barreras internas como la falta de
autoestima.
En suma, debemos estar conscientes, para actuar con eficacia en
lograr el ejercicio pleno de las mujeres de su participación en los
puestos de poder y decisión, que entre las barreras que
imposibilitan una representación equitativa en el ámbito público,
destacan, además de la ausencia de sistemas de capacitación y
educación que permitan fomentar el liderazgo de las mujeres, las
menores oportunidades de las mujeres para organizarse y
asociarse debido a las múltiples funciones que cumplen en el
ámbito reproductivo, productivo y comunitario.
Los ‘empleos y cargos’ deben ser realmente accesibles a partir de
la igualdad de oportunidades, es decir, no solamente se trata de
afirmar que es posible su acceso en tanto que no hay impedimentos
formales para acceder a esos bienes sociales, sino que hay que
generar las condiciones necesarias y suficientes para que en efecto
exista la posibilidad real de acceder a ellos.
6. Las mujeres hemos demostrado nuestra voluntad y capacidades
para aportar al desarrollo de México a través de nuestra
participación cada vez mayor en el mercado laboral, la cultura, el
deporte, la academia, la política, las organizaciones sociales, los
negocios y otros espacios en donde hace sólo algunos años nuestra
presencia era impensable.
Esto nos ha traído una serie de satisfacciones personales y
profesionales, pero también hemos tenido que enfrentar numerosos
retos: las injusticias e inequidades de estos ámbitos que no estaban
creados ni preparados para las mujeres; acusaciones públicas y
privadas por un aparente egoísmo y el descuido de nuestra familia;
jornadas dobles y hasta triples de trabajo; el menosprecio de
nuestro talento y de la importancia de nuestra participación en la
vida pública; y mayores exigencias a nuestro desempeño a causa
de nuestro género, entre muchos otros.
Es innegable que las mujeres tenemos derecho a contar con las
condiciones que nos permitan el ejercicio de nuestros derechos con
igualdad, lo que en sí mismo es una causa de justicia social
impostergable.
El poder de las mujeres, su independencia económica, así como su
emancipación social, pueden tener consecuencias trascendentales
para las fuerzas y los principios organizativos que rigen las
divisiones en el seno de la familia y en la sociedad en su conjunto y
pueden influir, en particular, en los derechos económicos de las
mujeres aceptados implícitamente.
7. No olvidemos que la igualdad entre mujeres y hombres se logra
cuando ambos tienen el mismo poder para ir construyendo la
sociedad y sus propias vidas; y para ello se deben contar con
posibilidades, derechos y responsabilidades iguales en todas las
áreas de la vida.
Para lograr su autonomía las mujeres necesitan alcanzar la
igualdad no sólo en lo que respecta a las habilidades y las
oportunidades, sino también en términos de la capacidad de
agencia para hacer uso de ellas y ejercer sus derechos.
La educación, el empleo y la formación son la mejor política social y
económica, sin ella las sociedades no responderán a sus desafíos.
Ellas son el mejor elemento de igualdad y equidad social, de ahí la
importancia de ponerlas en el centro de la economía.
En épocas de crisis se debe apostar por la educación, la formación
y el trabajo. Es cierto que se trata de una inversión cara, pero no
hacerlo resulta mucho más costoso. Educarse no es adaptarse a un
mundo injusto, sino crear opciones para transformarlo en uno de
mayor justicia y equidad.
Finalmente, para erradicar la discriminación de género, se requiere
de reformas estructurales que coadyuven al empoderamiento de las
mujeres, que les permitan ampliar y hacer uso de sus capacidades
y potenciarlas eligiendo opciones que juzguen valiosas.
Fuentes:
8. Carbonell, José y Carbonell, Miguel. La construcción de igualdad de
género: Estado de bienestar y políticas públicas. Universidad
Nacional Autónoma de México INSTITUTO DE INVESTIGACIONES
JURÍDICAS, 2010
Laís Abramo (editora). Trabajo decente y equidad de género en
América Latina. Santiago, Oficina Internacional del Trabajo, 2006
López, María de la Paz. Desarrollo Humano y género en el marco
de los derechos de las mujeres. PNUD México.
Plataforma de Acción Informe de la Cuarta Conferencia Mundial
sobre la Mujer
PNUD. Informe Regional sobre Desarrollo Humano para América
Latina y el Caribe 2010 Actuar sobre el futuro: romper la
transmisión intergeneracional de la desigualdad.
Sen, Amartya Desarrollo y libertad. Ed. Planeta. Primera edición
mayo 2010.