El documento critica la deriva roussoniana de la LOGSE desde una perspectiva neoliberal y conservadora. Defiende el bono escolar como una forma de combinar la subvención pública con la libertad de elección, permitiendo que las familias elijan el centro educativo y fomentando la competencia entre centros. También argumenta que el viejo programa de educación universal y gratuito aplicado en otros países fracasó al no reconocer la libertad de enseñanza.