La asertividad consiste en conocer los propios derechos y defenderlos respetando los derechos de los demás. Se sitúa entre la pasividad, en la que otros deciden por uno, y la agresividad, en la que no se respetan las ideas de los demás. La asertividad implica expresar las propias convicciones y defender los derechos sin agredir ni someterse a la voluntad de otros de forma congruente, directa y equilibrada.