1. UNIVERSIDAD DE MONTEMORELOS
FACULTAD DE PSICOLOGÍA
PSICOLOGÍA CLÍNICA
FUNDAMENTOS DE LA PSICOLOGÍA
ANALISIS DE TEXTO
UNIDAD II
KAREN RUBÍ RODRÍGUEZ RAMÍREZ
1120511
1er AÑO
MIGUEL ANGEL ALEMANY
9 de Octubre de 2015
Montemorelos N.L. México
2. Diversas enfermedades mentales están relacionadas con factores externos e incontrolables por
nosotros, como la dependencia de éstas a situaciones biológicas, sin embargo, existen elementos
importantes que influyen para la continuidad o el comienzo de éstos trastornos psicológicos que
pueden ser desarrollados por causa disposicional, es decir, por la determinación de la persona,
como sus rasgos internos o características de personalidad. Como psicólogos enfocados en una
filosofía cristiana, también sabemos que un aspecto fundamental para tener un equilibrio mental
es nuestra relación con Dios.
La Biblia, voz directa de Dios, nos da pautas para que podamos tener buena salud mental, al
igual que a lo largo de los años, ha dotado a diferentes personas para que nos den sus
instrucciones divinas, como la profetiza Ellen G. White.
Para comprender esto, es importante primero saber que la palabra corazón aparece en el
antiguo testamento como sinónimo de mente, al igual que en muchos versículos a través de
toda la biblia. La palabra mente en hebreo es “Leb”; corazón, mente (en medio de). La primera
vez que aparece “corazón” en relación con los seres humanos, es en Génesis 6:5, “Y vio
Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra , y que todo designio era de ellos
de continuo solamente hacia el mal ”
En romanos 1: 28 dice: “Como ellos no quisieron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a
una mente depravada, para hacer cosas que no deben.”
En este texto, encontramos como Pablo escribe a los romanos y para nuestros días, la
culpabilidad que el ser humano ha tenido desde el mismo principio. Podemos ver que a pesar de
que Dios creó al ser humano a imagen y semejanza de él, la naturaleza perfecta del hombre se
fue borrando debido a que el hombre se apartó de Dios, tal como lo relata el texto bíblico en
génesis 3. El hombre perdió esa conexión con su creador, el pecado le apartó de su creador, y
por lo consiguiente, escogieron su propia iluminación, esto llevó a adquirir una naturaleza
pecaminosa, con pensamientos de continuo al mal.
Dios le permitió al ser humano, después de pecar, el poder elegir su propio camino, el tomar sus
propias decisiones, el libre albedrío. Somos seres con capacidad de raciocinio, todos los días
elegimos entre el bien y el mal, por lo tanto somos responsables por nuestras decisiones.
En la repetida frase “Dios los entrego”, podemos entender que es el reconocimiento de esa
libertad que Dios nos otorga y no que Dios nos haya rechazado, ese no era el plan, Dios no
quería un mundo lleno de pecado y de tanta maldad.
Aplicando este texto en el ámbito psicológico, entendemos que las personas sí tienen el control
de sus vidas para no entrar o entrar a cierto padecimiento, ¿Por qué? La siguiente cita de la
hermana White nos expone la respuesta a la interrogante:
“El cerebro es la ciudadela del ser. Los malos hábitos físicos afectan el cerebro, e impiden que
se alcance aquello que se desea: una buena disciplina mental. A menos que los jóvenes estén
versados en la ciencia de cuidar del cuerpo tanto como de la mente, no tendrán éxito… El estudio
no es la causa principal del quebrantamiento de las facultades mentales. La causa principal es la
3. alimentación impropia, las comidas irregulares, la falta de ejercicio físico y otras violaciones
negligentes de las leyes de la salud.” (Consejos para los maestros p. 284-285)
Para ejemplificar lo anterior podemos tomar en cuenta la depresión. Se divide en 2, exógena y
endógena, la depresión endógena está relacionada con factores genéticos, pero la depresión
exógena con factores emocionales, como la muerte de un familiar o estrés. En la última
mencionada, depende de nosotros permanecer en dicha depresión.
Uniendo los conceptos, tanto de los versículos mencionados, como los consejos que la hermana
Ellen G. White ofrece para una buena salud mental podemos sintetizar lo siguiente:
La falta de ejercicio impide que nuestro cuerpo tenga los niveles adecuados de
endorfinas, la hormona de la felicidad, lo que nos lleva a ser propensos a padecer
depresión, ansiedad o estrés. Desafortunadamente, los humanos, siendo propensos al
pecado, no buscan la solución en Dios, si no que se refugian en el alcohol, tabaco y todo
tipo de drogas. El cuerpo entonces, empieza a intoxicarse y a ser dependiente de la
sustancia que se está consumiendo, repercutiendo directamente en nuestro estado físico,
pero sobre todo, daña nuestros pensamientos.
Dios conociendo todo esto, años atrás había anunciado los peligros de éstas sustancias.
Efesios 5:18 menciona: “No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución
(libertinaje); antes bien sed llenos del espíritu”. Tan sólo el consumo de alcohol reprime
nuestros pensamientos y nos hace actuar entorpecidamente, arruinando nuestra relación
con Dios.
El cuerpo y la mente están en continua armonía, por lo tanto, un cuerpo sano dará como
resultado una mente sana, esto incluye una alimentación saludable.
Ya lo menciona Levíticos, en el capítulo 11, dónde enlista las restricciones dietéticas
que Dios le dio a la nación de Israel. Las leyes dietéticas incluían prohibiciones de comer
cerdo, mariscos, casi todos los insectos y otros varios animales.
Hoy en día, sabemos que éstos animales causan diversas enfermedades, de las cuales
muchas de ellas afectan la salud mental, como la cisticercosis, una infección ocasionada
por un parásito llamado Taenia solium, la solitaria del cerdo, que en el cerebro, produce
convulsiones o síntomas similares a los de un tumor cerebral.
Es vital tener una comunión estrecha con Dios, es la única forma de poder resistir a todos
los pensamientos incorrectos y equilibrar nuestra mente.
En la Biblia encontramos diversos consejos que Dios nos da para poder tener una buena
salud mental, social, espiritual y física. Proverbios 4:23 dice: “sobre toda cosa guardada,
guarda tu corazón (mente) por qué de él mana la vida”
En los libros escritos por el apóstol Pablo se resalta la relación que se debe tener con el
creador, la importancia de una renovación entera, un nacimiento espiritual, una
transformación total en Cristo Jesús, que su obra en nuestros corazones produzcan un
verdadero arrepentimiento y conversión en el cual, nuevos motivos y sentimientos sean
implantados en nuestras mentes por medio de Espíritu Santo, lo cual nos ayudará a
mantener nuestra naturaleza espiritual en conexión con Dios.