La música y sus componentes producen patrones de actividad cerebral que mejoran el aprendizaje, controlan la ansiedad y mejoran el estado de ánimo. Si los niños participan activamente en estimulación musical, se promueve su desarrollo físico, emocional, intelectual, sensorial y afectivo. La música también ayuda con la atención, la concentración, la imaginación, la creatividad y la coordinación motriz.