BIBLIA CATOLICA, ANTIGUO TESTAMENTO, BARUC, PARTE 44 DE 47

1. Este librito fue puesto bajo el nombre de Baruc, el "secretario" del rey Joa-
quim, que se hizo discípulo y secrétario del profeta Jeremías (Jér 36;45,1). De
hecho es una obra tardía, compüesta probablemente un siglo antés de nuestra
era, en la que se han reunido algunas piezas dirigidas a los judíos dispersos fuera
de Palestina. Ver al respecto Ia introducción a Tobías, p. 1093.
El primer punto sobre el que había que insistir era su condición de extranje-
ros: no debían acostumbrarse ni dejarse asimilar. Por eso se les pone aquí ora-
ciones de los judíos deportados a Bábilonia seis siglos antes: elloitambién serán
espiritualmente exiliados.,
Una primera parte (1,1-3,8) es, una oración de penitencia. Sostiene que las
tragedias del pasado fueron consecuencia de las faltas a la Ley y pide a Dios que
mantenga las promesas hechas a su pueblo: al final, lo reunirá.
Una segunda.parte trae dos poemas. El primero (3,9-4,4) se inspira en los
textos de Job 38,;Pro 8,20-36 y Sir24,23. Es un llamado a escuchar la Ley, la
única revelación de la sabiduría divina. El segundo (4,5-5,9) traza el camino
que Dios ofrece a su pueblo exiliado en tierra éxtranjera. Después de haber sido
despreciado, verá el castigg de sus. enemigos, y Jerusalén será la luz de las
.' naciones. Aquí se copian textos de:Is 60-62.
El libro de daruc exidte sólo én griego. En la Biblia de lqq Setenta no com-
prende más que estas dos primeras:partes, pero va.seguido por una."Carta de
Jeremías" que estaba dirigida'á los mismos lectores y que. las Biblias católicas
han incluido comúnmente en el libro de Baruc del cüat forma el cápítulo 6.
Oración de los desterrados
1al ' Estas son las palabras del libro de
I r I Baruc, hijo de Nerías, descendiente
de Maasías, de Sedecías, de Sedeí, de Hel-
cías. 2 Lo escribió en Babiloniá el año
quinto, el día siete del mes, desde gue los
caldeos se apoderaron de Jerusaléh y la
incendiaron
I Baruc leyó las palabras de este libro en
presencia de Jeconías, hijo de Joaguim,
i.y de Judá, y delante de'todo el püebló
que acudía a oirlas. o
Estaban todos los
personajes de la familia real, los ancianos
y el pueblo, desde el más pequeño hasta
el más grande, cuantos habitab-an en Babi-
lonia juñto al río Sud
5Entonces lloraron, ayunaron y rezaron
u e hicieron una co'leéta de dínero, de
acuerdo a las posibilidades de cada uno.
7 Enviaron a Báruc a Jerusalén, hacia Jo-
aquim, hijo de Helcías, hijo de Salón, sd-
cerdote, a los sacerdotes y a todo el pue-
blo que se hallaba con él en Jerusálén.
I Antes de partir, el dia diez del mes de Si-
yáp,^había tomado los vasos-del Templo
del Señor que habían sido robados. Dara
devolverlos'a la tierra de Judá. Erari los
vasos de plata que había hecho Sedecías,
hijo de Jósías, ,"y de Judá, ecuando Na-
bucodonosor, rey de Babilonia, aprisionó
a Jeconías v a [os princioes. a tódos los
ffiB?,Jfj.puéblo
y lcis llev'ó dá Jerusalén a
909
ro Y les dijeron: "l_e: mandamos dinero
gata.que co.mPrpn .holocaustos y ofrendas
bor el-pqga$o e incienso, y pqra-que ofrez-
lan sacrificios en el altar del Señor nuestro
Ólos, " ¡Lregyet p,o.t la. vida de Nabucodo-
ñosor, rey?e Babilonia, y Por la vida de
iialtasa^r,.su, [jo_, Para que en todo tengan
áxito. ASt el >enor nos concedera a noso-
üor fortalez.a y.s3lud, .'2viviremos b.ajq la
orotección de
-Nabucodonosor,
rey de Ba-
bilonia, y de su hUo Baltasar, los servire-
rnos Por largo tiempo y nos tratarán bien.
'3 Ruegu€ñ :tdmbién por. nosotros al Se-
ñor, nueltro Diog, pqrque lo hemos ofendi-
do y hasta el día de hoy el enojo y la cóle-
ra ilel Señor no se han apartado de
nosotros. 'o Finalmente, lean e-ste libro que
ies mandamos para que sea Ieído en el
Templo del Señor en dia de fiesta y en los
''Dirán: Que todos'reconozcan la justicia
del Señor, nuestro Dios. En cambio, a no-
sotros nos corresponde la vergüenza y
también a los habitantes de Judá y de Je-
rusalén, 'uá nuestros reye-s y nuestros prín-
cipes, a nuestros sacerdotg§, nuestros Pro-
fetas y nuestros padres, '' porque hemos
pecadb delante del Señor. '8 Le hemos de-
iobedecido, ño hemos escuchado su voz ni
hemos caminado de acuerdo con las órde-
nes que el Sgño.r nos puso delante. 'e Des-
de el'día en gue el Señor sacó a nuestros
oadres de Eqlpto hasta hoy, hemos sido
áesobedienteE ton él y nos hemos rebela-
do en vez de escuchar su voz.
20Por eso, nos sobrevinieron calamidades
y la maldición que el Señor dijo a su siervo
fioisés el día en'que sacó a nu'estros padres
de Eqipto para damos una tierra que destila
leche-ü miel. Vivimos entre desqrácias has-
ta el día de hoy. 2'No escuchámos la voz
del Señor, segúir lo qve decían los p_rofetas
gue nos envió; 2'y todos nos fuimos, según
las inclinaciones de nuestro perverso cora-
zón, a servir'a otros dioses y'a hacer lo que
desagrada al Señor.
'Poreso, el Señor cumplió la pala-
br4 que había pronunciado en co.ntra
BARUC 2
porque habíamos ofendido al Señor, al no
escucnar su voz.
6
Que todos reconozcan la justicia del Se-
ñor, pero nosotros hoy y nuejtros padres no
merecemos stno verguenza. I odas estas ca-
lamidadgs que nos han sobrevenido, 7
el Se-
ñor las habia pronunciado en conira nues-
tra. E
No hemos.suplicado al Señor para que
nos hiciera volvei de nuestros pbrversos
pensamientos. e
Entonces el Señbr rnandó
éstas calamidades sobre nosotros, porque
e_s justo en todo lo que nos mand'a'haier,¡o
ú nosotros no escuchamos su voz. clue
no-s mandaba. caminar según sus órd'en'es.
ItY ahora, Señor, Dios de Israel. tú que
sacaste a tu p-ueblo,.de .F,gipto con firme
mano, con senales y mllaeros, con gran
poderío y brazo fuerté, hacÉndó así fa,mo-
so tu Nombre hasta el día de h.oy, '2 hemos
pecado, hemos sido irnpros e rn¡ustos, Se-
ñor, descuidando todos tus manáamientos.
'3 Que tu cólera se apa rte de nosotros,
puesto. que quedamos p.oquisimos entre
las naclones en que nos drspersaste.
'o Señor, €scucha nuestra oració-n v
nuestra súplica, líbranos por tu honor y
concédeno§ el favor de los'que nos destel
rra ron. '5 Q,ue Ia tierra enterá sepa que tú
eres el Señor, Dios nuestro, ya que Israel y
su raza lleva tu Nombre. t6
Séñor, mira desl
de tu santa Morada y piensa en nosotros,
inclina tu oído y escúcha. '' Señor, abre [oé
oios v considera: no son los rnuertos oue
yá.gi en el sepulcro, los,que celebrarán tu
iusticia v tu qloria despues que se les arre-
bató el álienó del pecho; '' drás bien te ce-
lebrará el alrna llena de'aflicción del oue
camina inclinado y sin füerzas, con los olos
desfallecidos y e[ alma hambrienta. E§os
reconocerán tu gloria y justicia, Señor.
"e
Nosotros no nos apoyamos en los mé-
ritos de nuestros padr'es
-y
de nuestros re-
yes par? de¡rosita¡ nuestra súplica en tu
presencia, Señor Dios. 'oPorqúe tú man-
ilaste sobre nosotros tu cólera y tu furor,
como lo habías declarado por el'ministerió
de tus servidores los profet'as, en estos tér-
minos: 2'
Así habla el-Señor: lsométanse y
sirvan al,rey de Babilonia; entonces per-
manecerán én el país que di a 3us padres.
22
Pero si ustedes ño eséuchan ta inüitación :
del Señor .de servir al rey de Babilonia,
¿ haré cesar en las ciudadés de Judá v en
Jerusalén el canto de qozo v de aleoríá: el
canto del esposo y dela esóosa. v íodd el
pais llegará á ser úna ilesoláción, iin habi-
tantes.'"oPero nosotros no escuéfiamos tu
invitación de servir al rey de Babilonia; en-
tonces tú cumpliste, las palabras oue ha-
bías pronunciádo por. ril¡nisteriojde tus
siervos los profetas: tlos
huesos de'nuestros
reyes y los- .de nues-tlgs- padres serian saca-
dós dá su.lugar. 25Y füe.rqn expuestoS al
nuestia, contra nuestros gobernantes que
gobernafon a-lsrael, contra. nuestros re.yes
V nuestros iefes, tanto en Israel como en
2Baio la inmensidad'del cielo ia'más se
orodulo nada semeiante a lo que él frizo en
Jerusálén, de acueido a lo qui: está escrito
en la Ley de Moisés: 3lleqamos a comer la
iár¡a # nuestros hijos é fri.¡as. 'Además;
nos sometió al poder'de todas las naciones
oue nos rodean. Dara que fuéramos rhalde-
iidos v humilladós entie los pueblos de los
alredeáores en que el Señor nos dispersó.
5 Fuimós somef¡dos 9n vez de dorilinar,

2. L3ARUC 2
caior del dÍa y al frío 9" lq noch.g, después
que rnurieron en medio de terribles mise-
rias: hambre, espada y peste. 26Y de esta
casa que lleva tú Nombr'e tú hiciste lo que
hoy vbmos, a causa de la maldad de' Ia
geñte de Idrael y de la gente de Judá.
" Sin embargo, Señor, has obrado con
nosotros según-toda tu indulqencia y tu in-
mensa ternüra, "como Io ha6Ías deélarado
Dor ministerio de tu servidor Moisés el día
bn que tú Ie mandaste que escribiera la
Ley'en presencia de los h¡ios de Israel, en
es[os téiminos: 2s "Si no e§cuchan 'mi voz,
con toda seguridad esta inmensa y ruidosa
muchedumb"re será reducida a un'pequeño
número entre las naciones donde los dis-
persaré, 30porque sé que no me escucha-
rán; es un pueblo de cábeza dura.
Pero en el oaís de su destierro entrarán
en sí mismos''' y conocerán que yo soy el
Señor su Dios. Les dare un corazon y unos
oídos que escuchen " y me alabarán en el
país dei slr destierro y'se acordarán de mi
hombre; 33
se arrepeni¡rán de su cabeza du-
ra y de sus malai acciones, recordando Ia
suérte de sus padres. qué pecaron delante
del Señor. y Eñtonces lbs devolveré al país
qye gon juramento prometí a sus padrgs,
Abraham-, Isaac y Jacob, y lo poseeran;
ahí los multiplicarérv va no serán disminui-
dos; "con éllos eítáUteceré una alianza
g!errl?, seré su.Dios y ellos serán mi pue
blo. Yó no arroiaré más a mi pueblo lirael
del país que les'di."
fd 'Señor todopoderoso, Dios de Israel,
baj un alma anoustiada. ún esoíritu turba-
do es quien te dlama. 'Señor,'escucha y
mos alejado de nuestro corazÓn toda la
malicia de nt¡estros padres que pecaron
delante de ti.- EAquí estamos, to.davÍa hoy,
en este destierro en que lgs dispersas[d
para ser despreciados, maldecidos y con-
denados, de'spués de todas las falias de
nuestros padrés que se alejaron del Señoi
Dios nue§tro.,
¿Quién encontró la sabiduría?
o e
Escucha, Israel, los mandatos de la
vida,
pon atención para que puedas discernir.
]olrrgel, ¿pof gué moras en tierra de ene-
migos /
y envejeces en un país extraño
í' dondá te manchad con hombres impuros,
y te cuentan entre los que va! al abismo?
¡'Es que dejaste la fuenie de ia sabiduría.
'3 Si hLb¡eras seguido el camino de Dios,
sería la paz tu- morada para siempre.
loAprende dónde está la Prudencia,
Ia fuerza y la inteligencia,
para saber dónde están vida y largos días,
tiempos alegres y paz.
'5 ¿Quién ubicará Ia sabiduría
y éntrará a la bodega de sus tesoros?
'u ¿Dónde están ahora los sobera nos
que dominaban hasta las bestias del
t"'iljlgaban
con las aves del cielo,
't los qr" acumulaban plata y oro,
NunCa se cansaban de acumular la plata,
y sabían el g+e de aprovecharla:
i quren podrá contar todas sus obras?
Ébesapárecieron, bajaron al lugar de los
muertos
y otros tomaron sus puestos.
lo Una nueva generación goza la luz
y ocupa la tierra ,
que tampoco sabe los caminos de la
sabiduría.
3'No han encontrado sus senderos
ni han dado con ella,
v sus hiios se han extraviado.
á'De ellá no se oyó en Canaán
ni fue vista en Temán.
2'No la encontraron los árabes inquietos,
los mercaderes de Madián y Ternán,
los autores de fábulas ni los filósofos;
no conocieron el camino de la sabiduria
ni descubrieron sus senderos.
910
apiádaté, porque hemos pecado contra ti.
3
Tú reinas pa.ra siempre,_ y nos.otros, pe-
recemos para siempre,
-Señor
todopodero-
so. oDios'de israel, bscucha, pues, fa súpli-
ca de los muertos de Israel. Somos los
hijos de los que pecaron en contra de t¡ y
no escucharon la voz del Señor, su Dios;
de ahí las calamidades oue se nos han
apegado. 5
No te acuerdes áe las injusticias
db nluestros padres, sino acuérdate en esta
hora de tu poder y de tu Nombre.
6
Sí, tú eies el §eñor, nuestro Dios, y no-
sotros queremos álabArte, Señor. 7
?oi eso,
pusiste én nuestros cor?.zongs tu lemor pá-
ra que invoquemos tu Nombre. Q,ueremos
alatiarte en huestro destierro, ya que he:
3.9- Fse poema recuerda. en algunas partes
el capítulo 28 ile Job.
Su autor se diriqe a creventes muu imoresiona-
dos por la cul.turq-y la riqúeza mate¡al de los pa-
qanos en medio dé los cüales üven- Les recueida
óuu la sabiduría autántica del hombre no es el
¡furo conocimiento técnico, ni el arte de ganar
dinero, ni la pura reflexión humana. L-a sablduría
es saber oué se DroDone Dios al crear este mun-
do, qué e§ lo qu¿ Dibs pide al hombre.
El iudío crevente.tenía en las palalras de Dios,
en sú .Lev". lá sabiduría verdadéra. EI cristiano á
su vez'sa6e' oue la sabidui'ía que riqe el universo
no es otra qüe la que se mañifestó en las pala-
bras y la periona dé Jesús.
9tl
ninqún otro se puede comDarar a é1.
'l Re-corrió todos Iés caminos db la ciencia,
v se la dio a su servidor Jacob.
á los hiios de Israel, sus píedilectos.
s Después apareció la sabiduria en la üerra
y vino a convivi¡: con los hombres.
ñt 'Ella misma es el libro de los man-
tiu damientoi,
.y la Ley de Dios que permanece para
stemDre.
Todos los que la conserván alcanzarán
la vida;
pero los que la abandonan, morirán.
2
Vuelve, Jácob, y abrázala,
camina hacia la gloria a la claridad de
su Iuz.
I No cambies por la de otro pueblo
lr sabiduría qüe sólo tú tienés.
t
¡Felices sorrios, Israel,
pues sabemos nosotros lo que gusta alr- t
Denor!
Consuelo para Jerusalén
'Valor, pueblo mío, tú que conservas el
nombre de Israel.
6
Fuiste vendido a las naciones, pero no
Dara tu destrucción. Por haber prdvocado
la cólera de Dios fuiste entreg'ado a tus
enemiqos. 'Dorque irritaste a Iu Creador
ofrecie"ndo sácrifícios a los demonios y no
a Dios. solvidaste al Dios eterno que te
crió, llenaste de tristeza tarnbién a Jérusa-
Ién, tu nodriza.
BARUC 4
' La ciudad santa vio ca er la cólera de
Dios sobre ustedes, y diio: Ciudades veci-
nas de Sión, escuchén, D¡os me ha man-
dado un qran dolor.
'o He vÉto el cautiverio de mis hiios v de
¡n ¡,s,hUa:, ? que los llevó el Eterno.',,yó los
habia criado con gozo; con llanto y tristeza
'":,'ál?nli;die soce en verme viuda v
abandonada poa tantos; sufrí Ia soledaá
por lor pecados de m_lq hijos, porque se
apartaron de la Ley de Dios.-
'
'3 Desconocieroá sus preceptos, DO ca-
minaron por los caminós de'sus manda-
mientos, ni han sequido los senderos de
disciplina de su verdad.
'o Vengan las ciudades vecinas de Sión v
recuerden el cautiverio,de mis hfos e hijai
a sue el Eterno los llevo.
'sPorque él hizo venír con.tra ellos una .
nación ,[ejana, prepotente,
'de
lengua des-
conocroa.
'6 No respetaron al anciano ni tuvieron
piedad de lbs niños; se llevaron al hiio úni-
co de la viuda, le quitaron sus hijas y Ia de-
iaron sola
' t7
Y ahora, hUqs míos, ¿cómo puedo ayu-
darlos?que
les mandó estas calamidao",
los arrancará de manos de sus enemigos.
_
¡eVamos, hijos míos, sigan su camTno.
Yo rne quedo ah,andonada y solitaria.2oMe saqué el manto de pai v me vestí
del saco dé penitencia;. quiéro ólamar ha-
cia el Eterno mientras vtva.
. :'Valor, h.Uo.s qíqs; clamé hacia Dios; él
los librará dé la violencia de sus enemigos.
"Sí; yo esperaba que el Eterno les ven-
dría a salvar y el Santo me ha consolado;
rne alegro por la misericordia que pronü
les mostrara
a Porque con láqrimas y duelo los vi par-
tir, pelo Qios me Tgs dev-olverá, tendré'go-
zoY así como sus vecinos loS han'visto
cautivos, así pronto verán la salvación que
llega de partel de Dios cuando se rnanifiás-
!_" la gloria inmensa y el esplendor del
tterno !.
25
Hijos mios, soporten con paciencia el
castigo que Dios les ha mandado. Tu ene-
migo te ha perseguido, pero pronto verás
su ruina y pondrá-s tu pie soble su cuello.
.
25Mis hijos predileclos carninaron por di-
ríciles seríderbs, arrebatados como un re-
baño robado por el enemigo. '
"Y.alor, hijos rníos, clamen a Dios; é1,
que los destérró, se acordará de ustedes.
28Así como ustedes sg alejafon de Dios,
vuelvan ahora a él y búsquénlo con. red'oj
I Pues él; gue les envió estas calamida-
des, Ies traerá la salvación y la dicha per-
petuas.
zo¡Oh Israel, qué grande es la casa de
Dios
v el luqar de su dominio!
/'Alto f ancho) no tiene límites ni medidas.
26Allí nacieron los antiguos y famosos gi-
d antes,-' fuertesy entendidos en el arte de la guerra,
" pero Dios no los eliqió
ni'les enseñó el cam'Íno de la sabiduría.
2EMurieron por c,arecer de prudencia,
perecieron por su locura.
2e;Quién fué al cielo v Ia traio?
¿dqién la bajó desde'las nubes?
h¿Qujén. atrávesó el mar y la. encontróJ
¿éuién Ia comprará a piecio de oro?
n No hay quiéñ conozca su camino,
nadie imaqina sus senderos.
t2La' conoóe el que tgdo.lo sabe,
Ia descubrió con su inteligencia
el que arregló Ia tierra-para siempre,
v la:llenó deánimales. '
J'El que envía ta luz; y la luz lleqa,
el qüe la llama y vuelve terñbiorosa:
'p.i, él se encierídan los astros, llenos
de qozo,
-
í cada uno en su puesto vela sobre la
nothe
3'Los llama él v resDonden: iAouí estamos!
Y brillan aleqrás a iu Creador.'
36
Este es nuéstro Dios,

3. BARU C 4
'o Jerusalén, ten valor.
nornbre te consolará.
3'iMalditos sean los oue
se alegraron de tu caídá!
EI que te dio tu
te maltrataron y
'.nPor los pecados que
do en la fresencia'de
llevados cautivo3 a Babilonia
donosor, rey de los babilonios.
912
han corne¡-
o'"iñ;;::1:
. 3tJerusalén, mira al oriente y contem-
pla Ia alegría que te viene de Dioi.
3TVuelven, están aquí los hijos gue viste
partir; vuelven reunidos de oriente y occi-
dente a la voz del Santo, gozoso§ de Ia
gloria de Dios.
" ¡Malditas sean las ciudades en gue tus
hijos fueron esclavos! Maldición a la ciu-
4ud que los cautivó " y s" alegró de tu caí-
da y e;tqyo feliz con tu ruiná, porque se
verá afligida a su Yez y destruida.
'Y.o le quitaré su alegría de ciudad rnuy
populosa, su orgullo se cambiará en duelo.
35
Por largos días caerá fueqo sobre ella
de parte del Eterno, será por inucho tiem-
po morada de demonios
'Jerusalén, quítate tu vestido de due-
lo y desdicha y vístete p.ara siernpre
con el esplendor de Ia gloria de Dibs.
2
Reviste cual un rnanto Ia iusticia de
Dios, ponte como corona la'qloria del
Eterno; 3
porque Dios mostrará tü qran deza
a todo lo que hay bajo el cielo
oDios te llarnará para siempre: *paz en
la justicia y gloria én el temór de Dios.,
5
Levántante, Jerusalén, -
ponte en Io alto,
mira al oriente y ve a tus hiios reunidos dei
oriente al poliente. por la voi del Santo, feli-
ces porque Dios se acordó de ellos.
tsalieron a pie escoltados por los ene-
migos, p€ro Dios te Ios devuélve, traídos
con gloria, como hijos de rey.
'Porque Dios ha ordenado que todo ce-
rro elevado y toda cuesta inteiminable se-
an rebajados, y rellenados los valles hasta
aplanar Ia tierra, para que Israel carnine
seguro bajo la gloria de Dios.
E
Hasta los bosques y todo árbol oloroso
les darán sombra por orden de Dios.
e
Porqug él guiará a Israel en la alegría y
a Ia luz de su gloria, escoltándolos con su
misericordia y justicia.
Carta de Jeremías
9op¡u. de una 9arla..gu€,dirtgió Jeremías
a ¿gs
.p.nsrcneros qu.e tban a ser deportados
a Babilonia, para darles a conocer el men-
saje que Díos le había encargado.
t LJ",g.udos, p_ues, a Babilonia, estarán ail;
il:!$i:i;'rXl??.l,Bil l' ?t lil'.f i: I §:caré de allí eh paz.
q,
"
*1:á: 3 ff b:',;?i,?: ; : Ti: ág ?l?, H::dera, llevados a hombros, que .áurán'Lli
temor respetuoso a las gentes.
o
Guárdénse, pues, ,ítedes de imitar t.,
que hacen los éxtranjeros, de modd-qJ:
vengan a temerlos.
5
Cuando. vean, pues, detrás y delante de
ellos la turba ¡,ue^lo_s adora, diggn áiü;;su cora zón: ¡Oh Señoi-, sólo e i¡ ,. a.ü.
adorar!
6
Porqu"
f i Angel ,está con ustedes y yo
mismo tendré cuidado de sus almas.TPuesto qye la lengua de.ros ídoros fue
pyl{l-p^?r-el artífice, lon un mero engano,
q incapaces, de poder hablar aunque ésten
oorados y ptateados.
t Y al modo que se hace un adorno para
una muchacha qy9, gusta
,engalanarse, así,
echando mano delbro, Ios-adornan con
esmero.
eA la verdad, lor dioses de ellos tienen
puestas en Ia cabeza coronas de oro; oro
guel después, juntamente cgn la plaiá, i;;arrebatan los sacerdotes a fin de gasiarió
para sí pislnos ,to
y uun Io hacen se'rrir pál
I? gngalanar a lgr prostitutas de su casa.
Vtsten a estos dioses como a hombres.
aunquq-son de oro, plata y madera, ,,per-o
estos dioses no saben libiarse del
'ori'n-n]
de la polilla.
'2 Y después que los han revestido de púr-
pura., .lgr limpian el rostro con motivo'del
muchísimo polvg qug -f,.uy en sus templós.
'3Tiene también-el ídoio un cetro én la
mano; cotTlo lo tiene el que gobierna et
fjtr¿fff
él no puede quitár ta"vida at que
roTiene iqualmente en Ia mano la espa-
dq y el hacJra; pero no se préáél¡üiuiáii
mismo de la guerra ni de lbs ladrones: Dor
todo lo cual pueden ver que no son aiéíes.15
Por eso, ño- tienen qi,¡e temellos; por_
que. los tales dioses son como una iás¡a
h".qL,g pedazos, que para nada sirve.
'o Una vez colocados en q.n. templo, sus
ojos se cubren.luego del po[v'ó quá levan-
ran tos ples de los que entran.
o 4 -36 _Dgs¡rué.s de las lamentaciones de los
versículos 5-35, ,igng esjg gqlrlo_de eépe.aniá
que resurne los'capítulos 60-62 de Isaías.
bro de Baru.c en un .com ienzo. Nos pone en
guardia lamQiQn a nosotros coñtra iui i"L"ái aZ-
sordenadas del culto a los santos v áj demña?o
y,?_yeces exagerado interés por laí imágenái ieli-
glosas.del l¡-o 6.1 El presente discurso era distinto
9t3
,'Y a[ modo que encierran detrás de mu-
chas puertas af que ofendió al teyr. como
"o oractica con un muerto que se lleva al
iáprtcro, así los sacerdotes'aseguran las
pu'e(as con cerraduras y. cerrojos pqta que
[or ladrones no despójen a sus diosés.
,8 Encienden también delante de ellos
lámpar?s, incluso más numerosas que Pa-
ra si mismos, pero no pueden ver ninguna
d-e ellas; '' estos dioses son como las üqas
de una casa que están roídas Por dentro] la
nolilla se los come a ellos y sus vestiduras
!¡n que ellos se den cuenla. 'oNesras se
íuelüen sus caras con el humo quelay en
SU CdSd.
2rSobre su cuerpo y sobre su cabeza
vuelan las lechuzas, Ias golondrinas y otras
aves, y también Ios gatos andan sobre
ellos -
22?or donde pueden conocer que no son
dioses; y, por lo mismo, no los teman.
23Además de esto, si el oro que tienen
como adorno no lo limpia algunó del orín,
va no relucirá. Ni aun cuando los estaban
fundiendo sintieron nada.
" y a pesjr de que no hgy en ellos espíri-
tu alguno, rueron comPraoos a gran Precto.
25
Son llevados a hombros. va que no tie-
nen pies, demostrando así
'á
los hombres
su vergonzosa impotencia. Avergonzados
sean también los que los adoran
'u?9, eso, si caen a tierra. no se levantan
por sí mismos; ni por si mismos se echa-
rán a andar si alquno los pone de pie: y les
tienen que pone-r delante las ofrehdaí co-
mo a los muertos
. 27
Estas ofrendas las venden y aprove-
chan sus sacerdotes, tarnbién suÉ rriuieres
las salan v no dan nada de eso al enférmo
ni al menáigo.
2E
Las mujeres emba razadas y las que es-
tán impuras Dor sus reqlas comen Ios sa-
crificiol ,ae ellos. Conocíendo, pues, por to-
das estas cosas que no son dioses, ño
tienen que temerlos.
n Mas ¿por qué lgr llaman dioses? Las
muieres presentan dones a esos dioses de
plata, de'oro y de madera; 30los sacerdotes
bstán sentados en los templos de ellos, lle-
vando rasqadas sus túnicas v rapado el ca-
bello y la 5arba, v con la calieza descubier-
ta, "t rugen dañdo gritos en la presencia
de sus dioses, como se practica en un ban-
quete funebre
32
Con los vestidos gue quitan a sus ído-
los visten a sus mujeres y a sus hijos.
Y aunque a los ídolos se les haga algún
BARUC 6
bien, ño pueden pre.miar o castigar en nin-
gúir c.asg,.. No pueden po.ner a un rey ni
quitarJo. ." Y tampoco pueden dar riquezas,
]uni siquiera una monedita. Si algüno led
hace un voto y no lo cumple, ni dé esto se
quejreran.
,rj.{o Ipueden librar a un hombre de la muer-
te
-f,! .amparar al débil contra el poderoso.
" No restituyel la. vista a,.ningúh ciego ni
sacarán de la miseria a nadie.
3'No se compadecerán de la viuda ni se-
rán bienhechores de los huérfanos.
s Son semejantes a las piedras del mon-
te esos dioses de made_r'a, de piedra, de
oro,- de. plata. Los que los adcjran serán
confundiilos.
3'¿Cómo,
.pues,^puede pensarse o decir-
se que son droses/
oolncluso los mismos caldeos los despre-
cian. Cuando ven-gue uno no puede'ha-
blar, p.o[que es mudo,.lo. preseritan a Bel,
rogándole que Io haga hab'lar; como si fue-
ra capaz de entender. o'.Ellos,
eue piensan,
no .son capaces de rech azar a dioses que
no tienen entendimiento.
o2
Las mujeres, ceñidas de cordones, se
sientan en [os caminos quemando afreih¡-
llo, como si fuera inciensó.
o'Y ri alguna de ellas, atraída po.r algún
pasajero, ha dormido con é1, reprócha a"su
compañera por no haber sido e'scogida co-
mo ella y porque no ha sido roto íu cinto.oo
Todo lo que se hace en honor de estos
dioses es engaño., ¿qómo, pugs, podrá
l,:§3?jrrnarse
o decirse que ésos seaR
-'%;; sido fabricados por carpinteros y
pol plateros, y no. son otrá cosa qr" lo qué
qursleron sus artrtrces.
o6
Los artífices mismos de los ídolos du-
ran poco tiempo; ¿podrán, pues, ser dioses
Ias cosas que ellos mismos se fabrican?o7
No deian a sus descendientes' sino
mentira y bprobio. oa
Porque, si sobreviene
alguna guerra o desastre, los sacerdotes
andan discurriendo dónde refugiarse con
sus dioses.
oe
¿Córno no entienden entonces que no
son üioses los que no pueden librarsá de Ia
guerra ni sustraerse de las calamidades?
s Porque siendo, como son, cosa de ma-
dera, dorados y plateados, conocerán fi-
nalmente todas las naciongs y reyes que
son un engaño; reconocerán que no son
dioses, sino obra de las manos de los hom-
bres,.J que nada hacen en prueba de que
SON CUOSCS.--tipáio,
Jv cómo se conoce que no son
dioses, sinó obra de las manos de los horn-
o 6.27 En medio de tantas consideraciones,
que tal vez Darecerán larqas. nótese el iuicio ex-
¡iresado en'los versículo{ 27 y 37: uná religión
que no. sg, prpgcupa por el huérfano y la üuda es
una rellgton la§a.