La Segunda Revolución Industrial trajo nuevas fuentes de energía y sectores productivos, así como formas más eficientes de organización del trabajo. Esto llevó al surgimiento de nuevas potencias industriales como Alemania y Estados Unidos, creando tensiones con las potencias existentes como Gran Bretaña y Francia por la competencia económica y las aspiraciones coloniales. Las crisis de Marruecos entre 1904 y 1911 reflejaron estas tensiones, sentando las bases para la Primera Guerra Mundial.