Chile se regía por una república parlamentaria tras la Guerra Civil de 1891, donde las decisiones del Congreso tenían más peso que las del Presidente. La oligarquía y la plutocracia dominaban el país gracias a las alianzas de los partidos políticos. A pesar de la potente economía basada en los impuestos al salitre, el sector trabajador no disfrutó de estos beneficios. La sociedad chilena se dividía entre una pequeña pero poderosa oligarquía y la casi totalidad de la población proletaria, surgiendo