La Ley y la Gracia de Dios revelan su amor por la humanidad y deseo de salvarnos. La Ley muestra el camino para vivir en bendición, mientras que la Gracia a través de Cristo nos libera de la condenación de la Ley y nos capacita para cumplirla. Dios eligió a Israel para que compartiera las Buenas Nuevas con las naciones y las llevara a la salvación.