El documento recomienda que los niños no reciban un teléfono inteligente con acceso a Internet hasta los 14 años, ya que antes de esa edad suelen estar en casa o la escuela y son fácilmente localizables. Los niños menores de 14 años están expuestos a acoso cibernético y una excesiva dependencia del teléfono que podría conducir a trastornos. Los padres deben educar a sus hijos y comunicarse con ellos en lugar de monitorearlos tecnológicamente.