La cuenta corriente es un contrato entre un banco y una persona o empresa donde el cliente deposita dinero que puede girar posteriormente a través de cheques, tarjetas o sitios web del banco. El contrato obliga al banco a procesar las transacciones del cliente y al cliente a mantener fondos suficientes o pagar una línea de crédito. Los beneficios incluyen acceso a banca electrónica, control de gastos y transferencias entre cuentas.