La Doctrina Social de la Iglesia y la economía social de mercado comparten varios principios fundamentales. Ambas promueven una visión antropológica que ve al ser humano como el centro y fin de la vida económica, reconociendo su dignidad inherente. También valoran la libertad individual y el papel del estado en garantizar la justicia social. La economía social de mercado busca establecer un equilibrio entre la competencia del mercado y la necesidad de limitarla para proteger a los más vulnerables de acuerdo con los principios de la Doctrina