Desarrollo Social

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Las relaciones sociales y afectivas que se establecen desde la
infancia influyen en la identidad de la persona y en algunos de sus rasgos
característicos de la vida adulta. Así como en el desarrollo psicosexual y
en el cognitivo, los rasgos sociales de la personalidad se van configurando
a través de las diferentes etapas de la vida.
Erik Erikson, psicoanalista estadounidense de ascendencia alemana
(1902-1994) estudió el desarrollo de la personalidad en función de las
etapas psicosociales, acerca de la integración de las mismas, de los
agentes sociales clave con los que la persona se relaciona en cada etapa
y de los rasgos de personalidad por los que alguien puede ser identificado.
Erikson dividió la vida humana en ocho etapas, desde el nacimiento
hasta la muerte. La primera etapa va del nacimiento al año de vida, la
segunda del año a los tres años de edad, la tercera etapa de los tres años
a los seis, la cuarta de los seis a los doce, la quinta de los doce a los
veinte, la sexta de los veinte a los cuarenta, la séptima de los cuarenta a
los sesenta y cinco años y la octava de los sesenta y cinco hasta la muerte.
En la primera etapa, del nacimiento al año de vida, los bebés tienen
que aprender a confiar en quienes cuidan de sus necesidades básicas.
Si los cuidadores los rechazan o son inconsistentes en el cuidado que
les procuran, el niño puede ver el mundo como un lugar peligroso, poco
o nada fiable. La madre o el cuidador principal es el agente social clave.
Las etapas de desarrollo
social están definidas por
los agentes sociales clave
y por la personalidad
Erikson dividió la vida
humana en ocho etapas
de desarrollo social
En la primera etapa de
desarrollo, el primer
año de vida, los bebés
aprenden a confiar
Desarrollo social Identifica las etapas del
desarrollo social

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La confianza será el rasgo de personalidad a desarrollar en esta etapa. La
persona será confiada si la etapa fue bien integrada o por el contrario se
volverá desconfiada cuando no se haya logrado integrar adecuadamente.
En la segunda etapa, de uno a tres años de edad, los bebés deben
aprender a ser “autónomos” -a comer y vestirse solos y a cuidar de su
propia higiene. El no lograr esta independencia puede llevar al niño o a la
niña de dudar de sus propias capacidades y a sentirse avergonzados. El
padre y la madre son los agentes sociales clave.
En la tercera etapa, de los tres a los seis años de edad, los
infantes empiezan a comportarse como mayores y empiezan a aceptar
responsabilidades que están más allá de su capacidad. A veces se
proponen objetivos o actividades que entran en conflicto con los de
los padres y otros familiares y estos conflictos puede hacerles sentirse
culpables. La solución positiva de esta crisis requiere un equilibrio: El niño
debe conservar un sentido de iniciativa y aprender además que no afecte
los derechos, privilegios o metas de otros. La familia es el agente social
clave. La iniciativa será el rasgo de personalidad a integrar en esta etapa,
contra la culpa que puede sentir al no lograr algo.
En la cuarta etapa, de los seis a los doce años de edad, los niños
tienen que dominar importantes habilidades sociales y académicas. En este
periodo el niño o la niña se comparan con sus iguales. Si son diligentes,
los niños adquirirán las habilidades académicas que les hagan confiar en
ellos mismos, para ello deben combinar su inteligencia y aplicarse en las
tareas escolares. Si no se logran estos importantes atributos, aparecen
sentimientos de inferioridad al no integrar adecuadamente esta etapa. Los
agentes sociales significativos son los profesores y los compañeros.
La quinta etapa, de los doce a los veinte años de edad, es el cruce
donde se encuentran la niñez y la madurez, es una etapa crucial pues su
En la segunda etapa de
desarrollo, del año 1 al
3 de edad, los infantes
desarrollan autonomía
En la tercera etapa
de desarrollo, del año
3 al 6 de edad, los
niños aprenden a tomar
responsabilidades
En la cuarta etapa de
desarrollo, del año 6 al
12 de edad, los niños
aprenden a ser diligentes
En la quinta etapa, de los
12 a los 20 de edad. El
adolescente establece su
identidad social

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Desarrollo social
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integración adecuada dará por resultado la identidad de la persona, tanto
en su género como en su “lugar en el mundo”. El adolescente se encuentra
con las preguntas “¿Quién soy?” y “¿Qué hago aquí?” Los adolescentes
deben establecer su identidad social y ocupacional básica o permanecerán
confusos en cuanto a los papeles que desempeñarían como adultos. El
agente social clave es el grupo social.
En la sexta etapa, de los veinte a los cuarenta años de edad, para los
adultos jóvenes la tarea primordial será formar amistades fuertes y lograr un
sentido del amor y de pertenencia, una relación de un compromiso estable
con otra persona. Cuando esta etapa no es bien integrada es probable
que surjan sentimientos de soledad o aislamiento como resultado de una
incapacidad para formar amistades o una relación íntima. Los agentes
sociales clave son novios, cónyuges y amigos íntimos.
En la séptima etapa, de los 40 a los 65 años, los adultos se enfrentan
a las tareas de ser productivos en su trabajo y sacar adelante a sus familias
y a cuidar de las necesidades de los segmentos jóvenes de la población.
Ser productivo será el rasgo de personalidad característico de una sana
integración en esta etapa. Quienes son incapaces o no desean asumir
estas responsabilidades se quedarán estancados y/o quedan centrados
en sí mismos. Los agentes sociales son el cónyuge, los hijos y las normas
culturales.
En la octava etapa, de los sesentaycinco años de edad en adelante,
el adulto mayor mirará su vida pasada contemplándola bien como una
experiencia llena de sentido, productiva y dichosa, o como una gran
decepción llena de promesas incumplidas y metas no realizadas. Es la
etapa de la integridad y de la esperanza, los ancianos podrán experimentar
que su vida tuvo sentido. La sociedad y la descendencia serán los agentes
sociales claves en esta etapa.
En la sexta etapa, de
los 20 a los 40 de edad,
el sentido de amor y
de pertenencia será
primordial
En la séptima etapa, de
los 40 a los 65 de edad,
ser productivo será lo más
importante
En la octava etapa, de los
65 de edad en adelante,
la integridad y la
esperanza serán las claves
del desarrollo