Egipto depende completamente del río Nilo, el cual ha definido su civilización, agricultura y transporte durante miles de años. El Nilo inunda anualmente las tierras circundantes durante tres meses, depositando sedimentos ricos en minerales que fertilizan la tierra y la hacen muy fértil. Esta crecida anual del Nilo ha permitido que Egipto desarrolle una agricultura próspera a lo largo de sus orillas, a pesar de que solo el 4% del país es cultivable.