El alfabeto latino procede del alfabeto griego calcídico. Los romanos lo recibieron de los etruscos, quienes les enseñaron la escritura. Originalmente sólo se usaban letras mayúsculas, y las minúsculas se desarrollaron después. El alfabeto latino contiene algunas letras con sonidos diferentes al griego y reglas para la separación de sílabas y acentuación.